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lunes, 4 de junio de 2018

Concierto After The Rain. Madrid (02-06-2018)

After The Rain es un grupo afín a “DMR”, que ya ha pasado por el blog en forma de revisión de disco y de crónica de concierto. No es de extrañar; su querencia por el techno pop con ribetes de EBM, o industriales es una divisa estilística que nos satisface mucho escuchar. Mi contacto con ellos en el directo proviene del concierto de Midge Ure el año pasado en la Sala Heineken, donde After The Rain cumplieron muy solventemente con el papel de teloneros. También tienen el honor, por cierto, de haber compartido escenario con bandas (creo que bastante compatibles) como De/Vision o Mesh.
Le tengo simpatía a la Sala Maravillas (antiguo Nasti). Tiene una forma infrecuente, de tal modo que todo, incluido el escenario, se dispone de forma longitudinal. Así con todo, fue el primer lugar al que acudí tras una larga sequía de concierto debido a mis incombustibles problemas de movilidad. Fue en el World Goth Day de 2015 y lo pasé muy bien. Hablando de esto, es de justicia que agradezca enormemente a After The Rain y al personal de la Sala Maravillas que me dispensaran un asiento desde donde ver cómodamente el concierto. A todos ellos muchísimas gracias.
Tarde lluviosa en Madrid a eso de las 21:50 cuando, más o menos, se produjo la apertura de puertas y los asistentes al concierto nos dispusimos a introducirnos para guarecernos y entrar un poco en ambiente. Escucho, nada más entrar, que están pinchando una remezcla de “I didn’t know I was looking for love” de Everything But The Girl. La cosa marchaba bien ya de primeras.
Mientras saludo amablemente a Luis Yun por el detalle de la silla, la gente va afluyendo hasta registrar un aforo aunque no completo sí estimable. Contemos, por otra parte, con la tarde de lluvia. Además, los que estuvieron tuvieron una actitud entusiasta y participativa; mirando hacia mi alrededor la sensación siempre fue de contento general.
Vayamos presentando a la banda. A las voces estuvo José Ícaro, maestro de ceremonias divertido, comunicativo y enérgico; en las poderosas guitaras, y ocasionalmente en los teclados, Óscar Andrés; y, por supuesto, el entregado Luis Yun Díaz en los teclados. ¿Cómo empezar el concierto? Por el principio; es decir, por el principio de la trayectoria de After The Rain. Quiere decir esto que “Lost without you” sonó en primer lugar, siendo un comienzo efectivo y con nervio. Creo que esta canción es una buena carta de presentación para los que nunca han escuchado antes al grupo; ahí se encuentran buena parte de sus influencias.
En segundo lugar todo un llamamiento al baile y a la acción de la mano de “The target is you”, un buen momento de su disco “Kings Without A Crown” (2015) y que, como bien se pudo ver, añade un fenomenal sentido pop de la melodía a las poderosas bases y guitarras. El testigo fue recogido por la elegancia sintética de “A pleasure like you” que se mostró seductora y divertida; la línea de sintes de Yun le da un buen acabado. Tocó después moverse hacia una de sus últimas creaciones, de la mano de su último single “Tired hands” que además fue bien acogido. Me gusta está canción, ese soniquete metálico me evoca a los Depeche Mode de “Construction Time Again” (1983) o de “Some Great Reward” (1984); acaso un poquito a Fad Gadget también. Recomiendo que vean el vídeo musical, las partes en blanco y negro me recuerdan a algunos trabajos de Anton Corbijn.

Un momento bonito fue “Future will be fine”, un paréntesis de relax entre la furia y el afán de baile (relativamente, tampoco es que sea una balada). Un pequeño cambio de formación se produjo, al permutar Óscar la guitarra por los teclados para esta canción. Por cierto, aunque la comparación no sea muy atinada quizá, la línea de sintes me recuerda un poco a la de “Enola Gay” de O.M.D..
José Ícaro se encargó de anunciarnos que la próxima canción había sido elegida mejor tema de 2017 por la emisora israelí Orem Amram. Se trataba de “Mirrored eyes”. En ella demostraron que en After The Rain también hay lugar para la épica, de la mano de una canción doliente y emocional que también se puede bailar. Ya saben, “Dancing with tears in my eyes”.
Una de las perlas de “Kings Without A Crown”, que sonó a continuación, considero que es “Sieged”, una excelente versión de Cultur Kultür (grupo español de culto en esto de la electrónica) que respeta algunas formas originales pero transfunde espíritu y actitud propia. Los acordes de teclado se quedan grabados a fuego, potenciados incluso por los chispazos de guitarra eléctrica.

Nos trasladamos después a su disco “The Other Side Of The Crown” (2017) y en concreto a la excelente “Insane”; fue un placer ver en las tablas todas las múltiples facetas de la canción: su melancólico inicio, su furioso arranque y su épico acabado. Uno de los puntos fuertes de la noche.
Había varias sorpresas preparadas para la noche y una de ellas fue la presentación de una canción inédita llamada “Running to the sun” (o eso entendí) y que promete dar momentos de bastante felicidad a los amantes de la electrónica potente y melódica. La continuación, “Every Second”, la presentó José Ícaro como una canción que siempre gustan de tocar. Al público también le gustó y se dejó llevar por la rítmica melancolía de una canción de lo más efectiva. Lo que vino a continuación, fue una de las sorpresas del evento. No se trataba de una canción de After The Rain propiamente dicha, sino de una remezcla que han hecho para el grupo ITCN de su canción “Fight!”. Como la voz de José Ícaro es netamente distinta a la del vocalista de ITCN, Víctor Lebron, invitaron a éste a subirse al escenario y llevar la voz cantante. Y la verdad es que Víctor Lebron tiene un registro mucho más grave que viene como un guante a la canción. Buen y potente tema.
Como buen maestro de ceremonias José Ícaro dedicó un momento a presentar a sus dos acompañantes, antes de acometer el agradable fin de disco de “Kings Without A Crown”; “Shining Star”. Ya decíamos antes que José Ícaro es un frontman divertido que habla e interactúa con el público creando un ambiente cómplice y amigable para el buen funcionamiento del concierto. Por ejemplo, en este punto, nos anunció que se aproximaban los bises y con un puntito de sorna habló sobre la tradicional ceremonia de “me-voy-pero-pedís-otra-y-vuelvo”. La salida del grupo tras la primera parte del track list vino precedida por una canción que no se encuentra en ningún disco y que, siendo honesto, no reconocí.
Tras un pequeño descanso en el camerino se cumplieron los protocolos establecidos y After The Rain volvieron a subirse al escenario para deleitarnos con una nueva sorpresa. Ya de por sí es un placer encontrarse con la magnífica “Everything is possible”, probablemente la canción más bonita de After The Rain, pero lo que pudimos escuchar fue una agradable variación. La banda invitó a cantar esta canción a su amiga Emilia Krull, artista que desconocía y que hizo una ejecución vocal modélica; aumentando incluso la belleza primigenia de la canción. José Ícaro sabrá perdonarme, pero creo que me gustó más incluso que la original con su voz; aunque a fin de cuenta él mismo dijo que cuando compusieron la canción pensaban que estaba hecha “para una tía”.
La melancolía dejó paso al poderío casi sísmico de la excelente “Invincible (you are the one) que aumentó el embate rítmico de la versión de estudio mediante una huracanada interpretación por parte de todos los componentes de After The Rain. Sin duda un fragmento imprescindible de la actuación.
Quedaba una canción más y yo, dentro de mis particulares cábalas, tenía el pálpito de que podía ser “Heroes”, la versión del colosal clásico de David Bowie. Es una de las piedras angulares de “The Other Side Of The Crown” y una de las interpretaciones más lúcidas del recital que dieron como teloneros de Midge Ure. No me equivoqué, y no me dejó mal sabor de boca; “Heroes” pasa por ser una de mis canciones favoritas de todos los tiempos y que sea reinterpretada con respeto y personalidad es algo que me produce una enorme satisfacción.
Tal es lo que ocurrió anoche, siendo un broche inmejorable para un muy buen concierto. Si tuviera que definir y conceptualizar el concierto en una sola palabra, quizá fuese la palabra energía. El concierto fue un ejemplo de vigor y reciedumbre donde menudearon por doquier las incitaciones al baile, al cabeceo y a las palmas. El ambiente fue inmejorable (hubo hasta niños) y gran parte de este mérito recae sobre la banda, abierta e inclusiva. No se podían esperar grandes alardes de “atrezzo” en la Sala Maravillas, pero aun así en las pantallas situadas detrás de la banda pudieron verse imágenes de los vídeos musicales, fragmentos de letras o imágenes que armonizaban con la canción interpretada en ese momento. Sencillo pero efectivo.
Volví a agradecer a Yun las gestiones para colocarme una silla y le felicité sinceramente por el concierto. Estuvimos de acuerdo en una idea sustancial; los grupos y los medios pequeños tenemos que apoyarnos y esperar de esa colaboración un beneficio mutuo. De momento, el beneficio que me llevé fue el de haber asistido a un divertido y destacado concierto. Y así, satisfecho, y mientras sonaba pinchado el “Personal Jesus” de Depeche Mode, salí a la calle de San Vicente Ferrer con una buena porción de buena música en el zurrón.

Texto, fotografías y vídeos: Mariano González.

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