ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Nunca he sido muy partidario de los rankings, clasificaciones o listas cuando hablamos de materia musical; particularmente de las que jerarquizan grupos. Me parece que incurrimos en el error de aplicar los criterios de la formulación matemática, o de la cuantificación pura y dura, cuando en realidad estamos tratando de ordenar elementos de una altísima subjetividad. De todos modos, si decidiera entrar al trapo y me preguntaran por un ranking de grupos más influyentes dentro de la historia del rock clásico, sin duda metería a The Who, al menos, entre los diez primeros. El año pasado se cumplió medio siglo desde que echaron a andar y es de justicia que les honremos en este blog. Precisamente con su debut, “My Generation”.
¿Qué es lo primero que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de The Who? La palabra “mod”. En efecto, el grupo es considerado como uno de los referentes de este movimiento (junto con otros en diversas épocas como The Small Faces o
The Jam…) Sería largo de explicar las implicaciones de este estilo/filosofía de vida, pero ya saben: vespas con decenas de retrovisores, trajes, soul, beat, rythm and blues, hostias como panes en reyertas con los rockers… De todos modos sería un inmerecido reduccionismo catalogar a The Who como mods y quedarnos tan tranquilos. Si acaso, sería procedente en los primeros compases de la banda (creo que una de las cosas más mod que sacaron fue “Zoo Suit/I’m The Face” cuando todavía eran The High Numbers, antes de ser propiamente The Who) y en las referencias de su disco “Quadrophenia” (1973). Y claro, nuestro disco de hoy es un buen reflejo también.
A mí personalmente me parece que una de las principales aportaciones de The Who es la crudeza instrumental; de hecho los considero una piedra de toque importante para movimientos digamos, “fuertes” como el hard rock o incluso el punk. Cojamos el disco de hoy y concretamente el single “My generation”. Les aseguro que en el año 1965 no era nada fácil encontrar una canción donde se tocara tan duro ni con tanta rabia. Y en este mismo disco tenemos también “The ox”, “I’m a man” (p.ej), canciones toda ellas rabiosas y plenas de poderío. Y si profundizamos más todavía en el contenido del disco nos damos cuenta de que no es una potencia sin control, que como decía el anuncio no sirve de nada, sino que a la par tenemos un alto sentido de la melodía digno de un gran pop. Como desde el punto de vista de la ejecución este grupo destaca mucho, creo que lo mejor será presentarles. La formación de este disco y, sin discusión la clásica de The Who es:
Pete Townshend: guitarrista, compositor y eventualmente cantante. Este sujeto tiene una de las frases más interesantes que jamás se han dicho sobre rock. Decía que era como una especie de mecano, con elementos muy sencillos se pueden hacer cosas bastante complejas. Supongo que en su momento lo aplicaría a discos ulteriores, en “My Generation” veremos que ya deja ver cosas interesantes. Antes de las filigranas de Hendrix o Clapton notamos como ya aquí Pete juega con distorsiones, feedbacks y con la rabia. Y ya empieza a mostrar sus dotes como compositor, como un creador dúctil de melodías, aunando fuerza y sutileza. De las voces se encarga Roger Daltrey, uno de los vocalistas icónicos del rock; a veces más que cantar parece que ruge. En “My Generation” suena muy juvenil, pero ya contundente; no llega a los niveles todavía del huracán que será en “Won’t get fooled again” (p.ej), pero denle tiempo. A la batería Keith Moon, un batería libre, contundente, complejo; fulgurante y explosivo. De personalidad extravagante y autodestructiva hasta límites peligrosos… Como se vio en 1978 con su muerte. Uno de los grandes baterías de la historia; son recordados los finales de concierto donde destruía su batería a la par que Pete hacía lo propio con su guitarra. Y al bajo, otro miembro tristemente fallecido (en 2002): John Entwistle. Un hombre mucho más tranquilo (aunque de hábitos no siempre saludables precisamente) pero con una fuerza y notoriedad en su técnica realmente apabullante; como si utilizara el bajo para canalizar su energía interior. The Who tenían una de las mejores secciones rítmica que ha visto el rock, y extendiéndonos al ámbito general de la banda, todos destaca con prominencia.
“My Generation” es un debut, pero ya tiene clásicos; de hecho quizá el mayor de todos: la canción título. Comparativamente, aunque
Beatles o
Rolling me gusten más, he de reconocer que el debut de The Who me parece mejor, es más completo; podríamos decir que es uno de los mejores debuts de su época. Era normal que como grupo hubiese una curva de aprendizaje, y aunque eso también suceda con The Who, nuestra banda de hoy parte a un nivel ya notablemente sólido. Y la cosa, como mencionaremos adelante, fue a más; bien es cierto que más de medio siglo da para mucho y no todo es caviar, pero los pináculos serán estupendos. De momento analicemos este pequeño primer paso para The Who, pero un gran paso la historia musical.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Out on the Street”: Comenzamos con un leve rasgueo de guitarra, que conduce a una exclamación de Roger Daltrey y a posteriori a la parte rítmica. La batería me parece excelente, ágil y contundente a un tiempo, llevando un ritmo bailable y trotón. La voz de Roger empieza a vislumbrar el talante salvaje y su interpretación es firme, vivaz. Hay que prestar atención a alguna filigrana que Pete empieza a fabricar a la guitarra. Empezamos con un tema potente, que aúna una vertiente un poco macarra que sin embargo no está exenta de elegancia. Para enganchar a la escucha no está nada mal.
2. “I don’t mind”: Versión de una canción de James Brown. Lo que más destaco de esta canción es la apasionada interpretación; la melodía en sí misma no me interesa tanto. La pasión incluye la potente voz de Roger y la implacable sección rítmica (ojo a los zurriagazos que Keith Moon sacude a la batería). Es un soul cuya ejecución no es meliflua, pero me parece un poco lineal y melódicamente no me cala mucho.
3. “The good’s gone”: Esta canción siempre me sonó “cabreada”, seria y un poco pétrea. Sin embargo de ello The Who hacen virtud y consiguen que a pesar de todo la cosa suena pegadiza, pero con un trazo firme. Un pop rock de manual pero que huye de la candidez propia de muchas canciones de la época. Interesante.
4. “La-la-la-lies”: Pop sencillo y digerible, más ligero que tracks anteriores y, en cierto modo, muy hijo de su época. Una canción muy “sixties” con un simpático acompañamiento de piano. Nada del otro jueves pero cumple. Fue cuarto single, sin permiso de la banda. La canción presenta a alguien dirigiendo reproches a otra persona, suponemos que por mentir o intentar socavar una relación (“tengo a mi chica y juntos somos fuertes, para reír y probarte que estabas equivocado”).
5. “Much too much”: Nueva muestras de pop de manual, pero esta vez menos luminoso; recuerda un poco a “The good’s gone”. La canción comienza con un simpático coro, pero la resolución de la canción es recia: notoria batería, voz desafiante, contradiciendo la canción anterior. Ya vamos viendo por dónde van los tiros, canciones pop pero interpretadas con contundencia. Caramelos envenenados, en cierto modo.
6. “My generation”: Una canción clave en la historia del rock, clásico de la banda y de la música popular. ¿Por dónde empezamos? La palabra clave es rabia. Lírica y musical. Tenemos los eléctricos chispazos de Pete, la demoledora batería de Keith cuyos redobles llegan a atronar, casi a devorar la canción, el impresionante bajo de John (con un pequeño solo) y la peculiarísima interpretación vocal de Roger (tartamudeos incluidos). El resultado es huracanado, dudo que alguien más hace 51 años pudiera tocar con esta fuerza y convicción. Por no mencionar ese estructura de voz-respuesta tan genuina. Líricamente es una canción de furia juvenil, según el propio Pete una canción sobre “encontrar un sitio en la sociedad”. Es famosa la frase “prefiero morir antes que envejecer”. ¿Qué piensas Pete, ahora que tienes casi 71 años? No obstante, en una entrevista en 1989 afirmó que quería decir “prefiero morir antes que hacerme rico”. Hombre, ya supongo que los royalties tampoco serán pequeños. En cualquier caso un clasicazo, y junto con “You really got me” de The Kinks una piedra de toque para el hard rock o incluso el punk. Fue single un par de meses antes de publicar el disco.
7. “The kids are alright”: Melódicamente quizá sea la mejor de todo el disco. Nos encontramos ante un pop altísimamente consistente, casi de orfebrería, con momentos muy hermosos. Sin embargo, The Who encuentran resquicios para hacer gala de su pericia y reciedumbre instrumental. Nuevamente Keith Moon hace maravillas a la batería. Líricamente la letra está sujeta a interpretación, pudiera ser que hable de un hombre cansado de su matrimonio o de su vida familiar “mejor dejarla atrás, con los chicos; los chicos están bien”. Lo dicho, caramelos envenenados. Fue tercer single y es un pequeño gran clásico.
8. “Please, please, please: Nuevamente una versión de James Brown (la influencia del R&B es grande) y de nuevo no acaba de llenarme. De todos modos coloco a ésta por encima porque melódicamente creo que es superior y la conjunción entre los coros y la voz de Roger Daltrey no está del todo mal. Pasional, pero hay números mejores.
9. “It’s not true”: Canción muy loca y directa, de tempo rápido y ágil interpretación. Es un pop muy movido y un tanto excéntrico, simpático y disfrutable. Escuchando el estribillo parece que se trata de una respuesta a las afirmaciones (rumores) de las estrofas: “no tengo 11 hijos, no nací en Bagdag, no soy medio chino…”. Me gusta, aunque en un principio Pete Townshend la odiaba. Ojo a la distorsión que emplea en el último cuarto de canción, bastante potente para el momento del disco.
10. “I’m a man”: De nuevo una versión; en esta ocasión de Bo Diddley, uno de los pioneros del blues y del rock and roll. La interpretación es la propia de un rudo blues, con Roger cantando en plan machote y el resto de la banda secundando con una notable garra instrumental. Una canción perfecta para los seguidores de los blues añejos, con sus marcadas cadencias. Lo más interesante es, precisamente ver la potencia de la interpretación, incluyendo unas guitarras peudo hard rockeras de Pete Townshend casi prototípicas. Solamente se incluye en la edición original británica, de tal modo que en la edición USA este track no está disponible.
11. “A legal matter”: Pop de tempo rápido, más bien locuelo y saltarín. No está mal situada después de dos números más contundentes como han sido los anteriores. Muy interesante pop sesentero. En lo lírico la cosa no es tan liviana, el “asunto legal” del que habla la letra se refiere a un divorcio. De hecho en este caso la voz principal corresponde a Pete Townshend, ya que Roger Daltrey vivía el tema de la canción demasiado de cerca (se estaba divorciando en ese momento). Fue segundo single sin el permiso de la banda… Se ve que en este tema había sus más y sus menos.
12. “The ox”: Y terminamos con un instrumental, surgido como una improvisación de todos los instrumentistas de la banda más el teclista Nick Hopkins al piano. La canción, reconozcámoslo, es una ida de olla pura y dura. Pete Townshend saca unos acordes potentísimos de guitarra, con un prominente uso de la distorsión y el feedback, la batería de Keith Moon es como un mortero lanzando bombas, el bajo brutal y el piano es loquísimo y fulgurante. No tiene muchas trazas, vale, pero no deja de ser curioso y divertido ver a buenos instrumentistas soltarse la coleta.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
No fue un mal año el 1965, Bob Dylan se electrifica y lanza “Subterranean Homesick Blues” y “Highway 61 Revisited” para escarnio e indignación de los integristas del folk; los
Beatles aportan el divertido “Help!” y el influyente y completo “Rubber Soul”. Pues este debut debe mencionarse con lo mejor de aquel año, viniendo además con la bendición de un clásico debajo del brazo. Por cierto, hemos de aclarar que estamos analizando el lanzamiento más primigenio, pues este mismo disco fue lanzado meses después en Estados Unidos con un tracklist ligeramente diferente y con el nombre “The Who Sings My Generation”.
Es un disco muy vital, que invita al movimiento, al dinamismo, a la diversión… Un disco juvenil en el mejor sentido de la palabra; hecho por veinteañero con ganas de comerse el mundo, con muchísima actitud y además con unas virtudes compositoras e instrumentales bastante desarrolladas. No es fácil además que un debut sea tan influyente, ya hemos mencionado arriba que nos encontramos en este disco ante muchos antecedentes de músicas por venir. The Who mismo gustaban a grupos punk (Ramones y Sex Pistols versionaron “Substitute”, single más o menos coetáneo a nuestro disco de hoy), a grupos mod revival como
The Jam o al Brit Pop (
Oasis solían hacer una versión de “My generation” en directo). El hard rock también es un estilo que debe mucho a The Who.
A pesar de ser un disco con connotaciones de tribu (léase, mod) rápidamente se convirtió en clásico rock de amplio espectro. La producción gustará mucho a los amantes de la música vintage, de aires sesenteros, y con el gracejo de los pioneros, de los que pusieron los cimientos a multitud de detalles posteriores.
Como glosar tantísimos años de andadura es una tarea hercúlea, nos conformaremos con destacar algunos álbumes importantes de la banda. Si en el primer párrafo decíamos que, por asociación de ideas, lo primero que se nos venía a la cabeza al hablar de The Who era la palabra “mod”, lo segundo será “ópera rock”. En efecto, The Who no la inventaron pero sí la llevaron probablemente a su cima comercial y artística. Todo ello mediante “Tommy” (1969), con una historia un tanto raruna acerca de un chico autista que se convierte en un mago del pinball y en líder de masas, y con “Quadrophenia” (1973) y las andanzas de un joven mod. Son discos con un aumento exponencial de la complejidad y de la estructura y excelentemente compuestos. Sin embargo, en cuestión de frescura no estoy seguro de que aventajen a su debut. En cualquier caso son discos para la historia, dando incluso lugar a dos películas. Por otro lado tenemos a “Who’s Next” (1971), con canciones ampulosas y magníficas como “Baba O’Riley” o uno de los mejores gritos de rabia de la historia del rock : “Won’t get fooled again” (es decir, “no seremos engañados otra vez” y su mítica línea “meet the new boss, same as the old boss”… Políticos de toda índole daos por aludidos). Y me dejo unos cuanto en la saca, pero mencionar todo lo interesante nos llevaría demasiado tiempo para un post. Si acaso mencionar que la canción que más se escucha hoy de The Who quizá sea “Who are you?”, del disco homónimo de 1978, por aquello de aparecer en “CSI”.
Fíjense hasta donde llega la alargada sombra de los británicos. Hecho que podrán comprobar en breve, pues The Who (su formación actual, en la que sobreviven Pete y Roger) visitarán dos festivales en España: el Mad Cool en Madrid y el Azkena Rock en Bilbao. Me será imposible dar cuenta de ello, pero ustedes no se priven y acudan prestos.
En fin, escuchar nuestro disco de hoy es como asistir a un parto, al nacimiento de muchas cosas que se irían filtrando con el devenir de los años para disfrute de nuestros oídos. 1965 es el umbral para un montón de novedades que se abalanzaron poderosísimamente poco después, y de The Who estaban en el furgón de cabeza. Por eso, más de medio siglo después, “My Generation” sigue sonando como un disco joven.
Texto: Mariano González.