Comenzaré diciendo que Love Of Lesbian son mi banda española contemporánea favorita. Si me pongo a tratar de racionalizarlo, si me pongo a elucubrar, quizá pueda argüir muchos argumentos. Por ejemplo la voz de Santi Balmes, peculiar y emotiva; tengo la sensación de que podría declamar el listín telefónico y seguir provocando, en un sentido o en otro, emociones. También podría hablar de las letras, de una lírica sencilla, sólida y profunda hasta niveles espeleológicos. Cómo no, podría hablar del empaque como grupo y de su funcionamiento de máquina bien engrasada. No obstante, esto de las afinidades musicales consta más de vísceras que de neuronas, así que supongo que hay algo instintivo en mi aprecio por Love Of Lesbian.
Andan los lesbianos celebrando sus 20 años desde su fundación, sin duda una marca apreciable para una banda. Yo no sé cuántos años cumplo escuchándoles, pero son los suficientes como para que sus canciones me hayan sido útiles en días relucientes, grises y lúgubres. Inmersos algunos en una vida bastante extraña. Ya les había visto anteriormente, pero un aniversario tan redondo requería un acto de presencia; al menos como partícipe en este soplado de velas que simboliza esta gira. O dicho en corto, acudir al Circo Price era una forma de decir gracias.
Me van a permitir un inciso. Estas líneas son muy importantes. He de dar gracias a las personas que han hecho posible que pueda haber venido a pesar de mis sempiternos achaques y goteras. Como requiero a toda costa ver los conciertos desde un asiento, he de mandar un afectuoso agradecimiento a Carme Tasías de Music Bus por hacer las gestiones oportunas para encontrarme acomodo en la grada en una localidad privilegiada, al lado mismo del escenario. Estupendo detalle que agradezco enormemente. Un segundo agradecimiento ha de ir para Víctor Prats, que ha confiado en mí para cubrir este concierto para el blog “DMR” y ha movido diligentemente todos los hilos que podía para conseguir la acreditación.
Hacía ya mucho tiempo que no acudía al Circo Price. En concreto desde mayo de 2011 con motivo de un concierto de Human League, presentando su disco “Credo”. Es un sitio siempre agradable de visitar; coqueto y con esa configuración circular tan peculiar. Sin duda una peculiaridad del concierto era la hora. Hoy, sábado 30 de Junio, Love Of Lesbian han dado un doble programa musical cuyo primer pase ha sido a las 16:00 y el posterior a las 20:45. Ya de por sí ofertar un programa doble es, como poco, insólito; pero comenzar a las 16:00 (fuera de un festival) es, como dijo Santi Balmes, “un poco friki”. Da igual; ni el calor, ni la atávica llamada de la siesta, ni el Mundial, mermaron un ápice el entusiasmo de un público exultante y excelentemente predispuesto.
Tras recoger la acreditación, llegarme hasta el asiento y esperar levemente, todo parecía listo para comenzar. Tal como efectivamente fue. De buenas a primeras veo a Julián Saldarriaga sobre el escenario manejando un teclado y animando sobremanera la excelente disposición del público. Después se oye un estallido de vítores y gritos y al volverme hacia la pista veo que Love Of Lesbian van a acceder al escenario a través del público. Esto ya prometía incluso antes de empezar la música.
Ya están todos colocados en formación. Santi Balmes, bien flanqueado por Jordi Roig en la guitarra (y prácticamente a mi lado), Julián Saldarriaga en la otra guitarra, Ricky Falkner en el bajo (tras la salida de Joan Ramon Planell), Oriol Bonet en la batería más un percusionista adicional y Dani Ferrer a los teclados. En varias canciones hubo una sección de viento. Detalle novedoso e interesante que, y quizá sea impresión mía, quizá no alcanzó un sonido muy alto en la mezcla y no se oyó con la misma nitidez que el resto de los instrumentos. Bien; una vez enunciada la alineación vamos con el partido.
Si miramos primeramente con un gran angular, he de decir que el concierto fue divertido. Muy divertido. Una pasada. Cada canción ganó un porcentaje de viveza, de potencia, de entusiasmo. En particular Santi Balmes es un maestro de ceremonias casi perfecto; hiperactivo, jovial, carismático. Sabe cómo parecer enormemente natural, probablemente porque ciertamente lo es. Prácticamente todo el Price bailó a su son. Pero es que además contó con el concurso de una banda sólida, en plena forma.
La primera canción ya empezó arrasando. “Carta a todas tus catástrofes” pasa por ser una canción que, por motivos musicales y extramusicales, es una de mis predilectas. Fue un contagio de entusiasmo poderoso y energético. El “vamos a localizarte” comenzó a meter a la gente en el concierto a niveles de inmersión profunda.
La segunda canción volvió a visitar su primer disco en castellano (“Maniobras De Escapismo” -2005-) de la mano de la canción título. Y con semejante demostración de buen pop de toda la vida, no resultó difícil mantener el nivel de entusiasmo. El caso es que Santi Balmes, con su habitual retranca, dijo que la siguiente canción debería llamarse, por aquello de la hora, “Tardes reversibles”… pero claro, la canción se llama “Noches Reversibles” sea el momento que sea. La primera incursión en el magnífico “Cuentos Chinos Para Niños Del Japón” (2007) fue un plato fuerte, coreado a pulmón libre sin disminuir ni un momento la intensidad. Todo lo contrario; la línea “creo que voy a empezar a romperme” estalló como un verso comunal y atronador.
A continuación aterrizamos con, posiblemente, la canción más “single” de “El Poeta Halley”; o lo que es lo mismo, “Cuando no me ves”. Esta canción, a juzgar por cómo suena y cómo es recibida en directo, puede convertirse en un clásico de repertorio. Retorno a “Maniobras De Escapismo”, disco dominador en este inicio. “Domingo astromántico” es una de las baladas por antonomasia, y por derecho propio, de la banda catalana. Emocionó como suele, pero casi rejuvenecida. Contó con la presencia del músico y productor David Soler tocando un… ¿artefacto? Un especie de teclado-theremin-lo que sea, de peculiar sonoridad.
No nos movemos de disco para escuchar “Música para ascensores”, otro buen momento de “Maniobras De Escapismo” traducido a pura orfebrería pop. Lo que vino después, a título personal, es una de mis canciones favoritas de Love Of Lesbian. El maravilloso inicio de “Cuentos Chinos Para Los Niños del Japón”, esto es “Universos Infinitos”, era una de las canciones que imploraba que sonasen. Y vaya sí sonó. La intro, adornada con las lucecitas de los móviles, fue la clásica, con todo lo que eso conlleva; una melancolía ingenua y fascinante. Inopinadamente el cambio de ritmo fue brutal y estrambótico, con la fulgurante y repentina aparición de Arkano que con su estilo propio empezó a rapear a toda tralla las siguientes estrofas. No negaré que la versión canónica es la que me llega, pero está bien que de vez en cuando se den vueltas y revueltas a las canciones. Si una banda no se aburre, tampoco lo hará el público. Gracioso el apunte de Santi Balmes, “yo creía que tenía labia hasta que conocí a Arkano”.
Santi Balmes presentó “Contraespionaje” como “una canción sobre el paso del tiempo” y una acertadísima interpretación ha hecho que me interese más por ella y que pueda ocupar dentro de mi aprecio un peldaño más alto cuando escuche su último disco la próxima vez. Buen momento la advertencia que coreamos todos los presentes: “era la vida, imbécil”. Una grata sorpresa.
Lo posterior fueron vientos huracanados. “La noche eterna”, semi-canción título de su álbum de 2012, fue el momento donde más se lució la banda como conjunto. Inapelable y rotunda en todos los aspectos, incluido el instrumental, su estructura compleja y su apasionamiento nos dejaron a todos en nuestro sitio. Un momento álgido; para enmarcar. Del huracán al intimismo. “Mi primera combustión”, tocada a solas entre Santi Balmes y Julián Saldarriaga, puso el contrapeso reposado aunque en modo alguno descartable. Fue una buena remembranza de “Maniobras De Escapismo”.
¿Qué es de una celebración de cumpleaños sin invitados? Pues en este punto llegó la tercera, tras David Soler y Arkano. Amaia, de sobra conocida por su fulgurante ascenso desde Operación Triunfo, fue invitada a interpretar uno de los puntales de Love Of Lesbian: “Allí dónde solíamos gritar”. Esta canción la han interpretado de varias formas a lo largo de los años. Más allá de la versión primigenia, la han tocado muchas veces con el efecto “de menos a más”, y en este concierto lo hicieron con una invitada. Amaia interpretó como solista la primera parte de la canción, con la sola ayuda del piano, para fundirse después en un hermoso dueto con Santi Balmes y rematar de forma torrencial una de las canciones más emocionales del grupo. Esta canción siempre es un activo y Amaia ciertamente demostró entenderla muy bien.
Cuando Santi nos dijo que había llegado el momento de retroceder a 1999 todos supimos captar adecuadamente este anuncio y nos preparamos para una de las canciones, a mi entender, más oscuras y desoladoras de Love Of Lesbian. La propia “1999”. La canción que reproduce a cámara lenta el momento en que una relación hace “crack”. No defraudó su potencial de emotividad y Santi Balmes, acaso por eso, se bajó al foso y cantó pegado al público. La “outtro” con el “Por qué te vas” de Jeanette sigue bien presente como un apéndice más de la canción.
Tiempo, a continuación, para irse bien lejos. A “Belice” más concretamente, una de las habituales de “La Noche Eterna. Los Días No Vividos” (2012) y con Santi momentáneamente a los teclados. A pesar de su toque fatalista esta canción nunca falla. Su frase: “A quien madruga, Dios no existe” ha pasado ya al acervo de la banda.
Y vinieron más invitados. Santi lo presentó con entusiasmo y cariño: “me envió un mensaje a las tres de la mañana y me dijo que no tenía nada que el sábado por la tarde y que si podía sumarse”. Claro que pudo. Estamos hablando de Leiva, acaso uno de los músicos más célebres de nuestro país y entusiasta atlético (credencial suficiente para que una persona me caiga bien). Leiva colaboró en el estupendo e hipervitaminado single de 2014 “Manifiesto delirista” y el resultado fue uno de los chutes de optimismo más directos de la noche. Diversión y colegueo sobre el escenario y tanta (o más) diversión entre el público. Acto seguido llegó el momento de uno de los relucientes y exitosos
singles que han ido cimentando la fama de los lesbianos. Hablamos del “Club de
fans de John Boy”, una buena dosis de pop de algarabía y jolgorio. Imposible no
venirse arriba.Y la apuesta subió. En la apoteosis de la energía positiva y la diversión llegó el jolgorio festivo y descacharrante de “Los toros en la Wii (Fantástico)”. Esto es lo bueno de los conciertos, la sincronía entre el artista y el público, y los pequeños momentos de felicidad reconcentrada. Esta canción parece compuesta y nacida para el directo. Moló hasta la salida de la canción, que incluyó un fragmento de “Lobo hombre en París” de La Unión.
Momento para los bises, y su pertinente sucesión de acontecimientos. La banda se va, el público implora, la banda vuelve. Todo en su sitio. Como en su sitio estuvo el regreso a las tablas. Fue el turno de “Incendios de nieve”, canción entrañable donde las haya y de la que se podría decir lo mismo que de la anterior. Parece que ha sido concebida para el directo; propicia, casi exige, la participación del público a base de silbidos o coros. En la parte de los silbidos, Santi nuevamente lanzó una de sus chanzas: “una vez, en esta parte, parece que nos abucheaban”. Pues quedó estupenda.
Quedaban dos canciones y ambas pertenecen a su último disco, “El Poeta Halley”. Aunque quizá no hayan alcanzado el reconocimiento de otros temas, son dos composiciones muy personales para la banda y en esta fecha conmemoratoria es muy pertinente que suenen. Pero es que además lo hicieron muy bien. “Bajo el volcán” fue el primer single de su última referencia y dentro de su compleja sencillez, la canción progresa estupendamente. Es normal que la canción fuera bien recibida y coreada. Como también lo fue la profunda (mucho más de lo que parece, diría yo) “Planeador” que nos trajo con su letra numerosas reflexiones sobre la creación, el paso del tiempo, la nostalgia… Referencias maleables, quizá, para cada uno. Como final de concierto sonó estupendamente, fue cantada con agrado y calor.
Una última reflexión sobre lo que significa Love Of Lesbian la dejó Santi Balmes antes de irnos, a modo de anécdota, cuando dijo que mientras paseaba un día por Barcelona se le acercó una persona que le había reconocido y le dijo sencillamente: “gracias”. A grandes rasgos eso es lo que sentíamos todos los asistentes al Circo Price. Agradecimiento. Así que, queridos Love Of Lesbian, muchas gracias. Nos vemos pronto, espero. Quisiera reiterar mi agradecimiento a Carme Tasías de Music Bus por sus gestiones y su trabajo en favor de “DMR” en general y mío en particular.
Texto, fotografías y vídeos: Mariano González.