ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Damas y caballeros, ante ustedes un auténtico tótem de la cultura popular en general y de la música en particular. Es difícil hablar de un disco que ha dado lugar a un grandísimo número de comentarios, no obstante empezaremos situando el contexto. Llega un momento, a mediados de los 60, en que el pop y el rock dan una vuelta de tuerca y aspiran a hacer algo más “artístico”. Ni muchísimo menos quiero menospreciar todo lo que vino anteriormente, sino señalar que cada vez más se van buscando sonidos más ambiciosos: la psicodelia expande la paleta de sonidos y arroja ideas cada vez más vanguardistas, los discos cada vez son más sólidos más allá de los singles de turno, se incorporan arreglos más sofisticados (orquestales por ejemplo) e inclusos se van plantando semillas de ideas que germinarán más tarde (como por ejemplo los discos conceptuales; sirva este disco de botón de muestra).
A raíz de esta madurez estilística y progresiva empiezan a concretarse discos y bandas. Brian Wilson, líder de los Beach Boys, escucha el “Rubber Soul” de los Beatles (1965) y se queda maravillado al escuchar un disco redondo de principio a fin y trata de responder haciendo un disco que marque un hito. El resultado es el mítico “Pet Sounds” (1966) cuyos arreglos dejan prácticamente a todos los discos pop anteriores como si fueran álbumes de garaje (valga la exageración).
Los Beatles no podían quedarse de brazos cruzados y su particular respuesta incluye nuestro disco de hoy. Pero la cosa no se queda aquí, los Moody Blues a base de
mellotrones empiezan a pergeñar el rock progresivo, The Who comienzan a hacer canciones narrativas con “A Quick One, While He’s Away” (1966), Jimi Hendrix empieza a hacer filigranas estratosféricas con la guitarra, The Doors introducen una extraña teatralidad en sus canciones, el cajón de la psicodelia, y un larguísimo etc. Como puede verse los Beatles se benefician de un momento de extraordinaria efervescencia, uno de los más grandes de la música popular, y casi de competitividad entre grupos.
En cuanto al contexto concreto de la banda, creo que sería interesante señalar las circunstancias mediante las cuales los Beatles dejaron de hacer giras y decidieron centrarse en el estudio. El año 1966, en lo que a giras se refiere, fue bastante extraño. Estando en Filipinas fueron invitados por la Primera Dama, Imelda Marcos, a un desayuno en el Palacio de Malacañán. Sin embargo, los Beatles declinaron el ofrecimiento, siguiendo la norma autoimpuesta de no aceptar invitaciones presidenciales, lo que cabreó bastante a la buena de Imelda Marcos, terminando todo con los Beatles saliendo por piernas de Filipinas y rodeados de disturbios. Por si fuera poco en Marzo de ese año Lennon soltó la mítica frase de “The Beatles son más populares que Jesucristo” lo que valió que varios movimientos cristianos declarasen la guerra a los de Liverpool, de tal modo que en las inmediaciones de los estadios donde se celebraban los conciertos se llevaron a cabo importantes quemas de discos.
Sumemos amenazas del Ku Klux Klan, la explosión de algún que otro petardo y tendremos como resultado una hartura monumental del grupo en cuanto a giras se refiere. Todo esto sumado a la intención de centrarse en exprimir a fondo todas las posibilidades del estudio para hacer una música lo más personal posible dio como resultado la decisión de renunciar a partir de entonces a giras y conciertos. Los Beatles acabaron convirtiéndose en animales de estudio, arreglos y producción. Detalle que no es baladí, porque es precisamente bajo estos parámetros en donde el “Sargent Pepper’s” (llamémosle así para acortar) alcanza unas cotas inusitadas.
Tampoco es desdeñable el hecho de que a raíz de los incidentes mencionados en el párrafo anterior y otras presiones asociadas a la popularidad, el grupo acabase hasta las narices de ellos mismos. En un momento dado a Paul McCartney se le ocurre la idea de crear unos “alter egos”, una banda ficticia paralela. De ese modo, aparte de “librarse” de ellos mismos, conseguirían experimentar musicalmente a un nivel mucho mayor. De ese modo surgió “La Banda De Los Corazones Solitarios Del Sargento Pimienta”. El concepto sería una actuación de la mencionada banda, de hecho el inicio del disco es la presentación de la misma; de todos modos finalmente las canciones referidas al concepto se reducen a cuatro (si contamos “A day in the Life”), situadas al comienzo y al final. No se puede hablar de disco conceptual, pero sí de un germen para los que estén por venir.
¿Qué contiene en su interior Sargent Peppers? La primera palabra que se me viene a la mente es variedad. Encontraremos: psicodelia, music hall, música oriental, rock, arreglos orquestales (tanto épicos como mesurados) pop británico tradicional… Variedad también en las letras, ya lo iremos viendo con más detalle en el análisis del disco, inspiradas en los motivos más diversos y a veces casuales (objetos comprados, dibujos, personajes varios) Interesante detalle éste, pues significa que líricamente no transitan por territorios tan trillados; ya no son canciones con letras como: “She loves you, yeah, yeah, yeah,” (con el respeto que me inspira esta canción, eso sí).
Retomando el asunto musical, seríamos muy injusto si no mencionásemos al genial productor George Martin; el único que puede reclamar el trono de “quinto Beatle”. Tengan en cuenta que a Mr. Martin le tocó solventar muchas papeletas en el estudio, tratando de concretizar las osadas ideas de cuatro músicos geniales. Siempre tuve la sensación de que el entendimiento “productor- grupo” fue pluscuamperfecto, como si de una forma casi intuitiva George Martin entendiese lo que los de Liverpool querían, sabiendo dotar a las canciones del carácter adecuado. Gran parte de los variados y memorables arreglos se deben, sin ningún género de dudas, al buen hacer de este gran productor.
Si la idea era hacer como una especie de “arte total” la portada y el diseño del disco tenía que estar a la altura. Estamos ante una de las portadas más carismáticas y populares de la historia de la música. La idea ya la saben, los Beatles ataviados con unos delirantes y coloridos trajes de la época eduardiana y rodeados de un enorme collage de personajes famosos. Si quieren pasar un rato entretenido cojan el disco y traten de reconocer todos los que puedan, les voy adelantando algunos: Edgar Allan Poe, Bod Dylan, Karl Marx, Marilyn Monroe, Oscar Wilde… Incluso se menciona a los Rolling Stones aunque su imagen no aparezca.
Tiene además varias interpretaciones ocultas, referidas a una de las leyendas urbanas más populares de los Beatles: la supuesta muerte de Paul McCartney meses antes de lanzar el disco. A raíz de este supuesto incidente, mánager y grupo reclutaron a un doble y decidieron ocultar el fallecimiento, pero por motivos desconocidos decidieron dar pista de ello en las portadas de los discos. Vean y alucinen: en la portada aparece la diosa Shiva, deidad hindú de la destrucción, apuntando a Paul, una mano aparece extendida sobre la cabeza del propio Paul “como la de un sacerdote dando una extremaunción”. Además se puede ver una reproducción de un Aston Martin, coche en que tuvo el accidente de tráfico el bajista de los Beatles. Precisamente unas flores parecen conformar lo que parece un bajo (el instrumento de Paul), con solamente tres cuerdas (como si “faltase” Paul), de tal modo que tendríamos una especie de ofrenda floral fúnebre y por lo tanto la portada… ¡sería el entierro de Paul! Por si faltase poco Paul en el libreto interior aparece sentado sobre de las palabras “Without you” (Sin ti) y George Harrison lo hace señalando las palabras “Wednesday morning at 5 o’clock”, que haría referencia a la fecha del accidente mortal de Paul. En fin, tampoco es cuestión de quedarse con estos detalles morbosos; la portada es plástica, innovadora e icónica. Además esta “conspiranoia mortuoria” continuará en subsiguientes discos. Otra pequeña pero importante innovación es que en este álbum las letras por primera vez aparecen impresas.
El antecedente más inmediato, no hay que olvidarlo, es “Revolver” del año 1966, sin duda otro extraordinario disco, con un notable sentido de la experimentación. En él ya encontrábamos una psicodelia incipiente en canciones como “She said, she said”, “I’m only sleeping” y totalmente desatada en canciones como “Tomorrow never knows”. Además nos dejó unos cuantos clásicos de la banda como “Yellow submarine” (sobrevalorada en mi opinión) o la impresionante “Eleonor Rigby”. Sin duda alguna fue una excelente piedra de toque para el “Sargent Pepper’s”.
En su momento la primera audición del disco que nos ocupa me dejó desconcertado, usaba recursos a los que no estaba muy acostumbrado: el uso del leitmotiv, el hecho de que no haya casi pausa entre canciones, la estructura divagante de algunos temas… Me daba la impresión de que no era un mero disco pop, tenía un intangible difícil de explicar; como si la ejecución y la concepción del disco fuera especial. Luego todo empieza a asimilarse y pasas a buscar un todo más que un single claro, va siendo más fácil captar los matices de los arreglos y por lo tanto meterse en harina. Tampoco hay que esperar un disco muy hermético o inhóspito, sencillamente tiene distintas capas que poco a poco se van mostrando. Sin más dilación, pasamos a ver las canciones.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Sargent Pepper’s lonely hearts club band”: Se oye rumor de gente, una orquesta afinando y posteriormente comienza la canción propiamente dicha. Es la presentación del disco y de la banda ficticia, todo ello mediante un tema enérgico y rockero. Aun así el uso de efectos de sonido, como los rumores de gente, y las orquestaciones añaden un toque barroco. La voz cantante es la de McCartney y los coros de John Lennon. Buen tema de apertura, que además conecta con el segundo de una forma curiosa: nos anuncian que el ficticio Billy Shears cantará la siguiente canción.
2. “With a little help from my friends”: Billy Shears no es otro que Ringo Starr cantando, eso sí, una canción de John y Paul. Sin duda alguna en el imaginario popular ha quedado la impactante versión que hizo Joe Cocker. Ésta no es ni mucho menos tan apabullante, pero también hay que apreciar sus virtudes, siendo la mayor de ellas la propia de las hermosas melodías. Es una canción pop sin muchas complicaciones, pero tiene un toque enormemente entrañable, a lo que ayuda la letra repleta de exaltaciones a la amistad. No obstante, hay gente malpensada que piensa que John y Paul le dieron esta canción a Ringo porque éste, al ser el menos dotado compositivamente, necesitaba “una pequeña ayuda de sus amigos”. Los propios John y Paul, por cierto, hacen de coro a modo de respuesta a las frases de Ringo.
3. “Lucy in the sky with diamonds”: Y nos metemos de lleno en la psicodelia, a base del sonido modificado de un órgano hammond tocado por el productor George Harrison y a base también del mellotrón de McCartney. La forma de cantar de Lennon tiene toques “fumados” y divagantes que se van acrecentando a base de efectos psicodélicos. Todo ello no evita que la canción sea enormemente adictiva y pegadiza, con un contundente estribillo. Líricamente siempre se la ha asociado al LSD, dado que las siglas de la canción son precisamente esas. Tomen además la alucinógena letra que mezcla “flores de celofán”, “taxis de papel de periódico” o “chicas con ojos caleidoscópicos” y parece que la asociación a las drogas parece plausible. No obstante, John Lennon siempre mantuvo que se inspiró en un dibujo de su hijo Julian en el que aparecía su compañera de colegio Lucy “en el cielo y con diamantes”. También señala como influencia a Lewis Carroll y sus poemas sin sentido. Aun así la banda sí que es cierto que experimentó con el LSD en aquellos tiempos, sobre todo a partir de una fiesta con Peter Fonda en 1965 y un “viaje” bastante intenso.
4. “Getting better”: Pop directo y alegre sostenido por unos sencillos y punzantes acordes de guitarra. La melodía de Paul McCartney es, acorde con el título, es vital y luminosa. De hecho Paul la concibió un día en que el clima era particularmente bueno y se sentía bastante optimista. Los coros que hace Lennon parecen tener un punto de ironía al decir: “No podría ser peor” en lugar de “Está mejorando”, que es lo que dice Paul. Cuando la canción está llegando al final surge de sopetón un efecto psicodélico que sorprende un poco al oyente. Buen toque el que consiguen las notitas de piano tocadas por el productor George Martin.
5. “Fixing a hole”: Canción en realidad no muy distinta de la anterior, pero que tiene un tempo más lento y ligeramente vodevilesco en las estrofas. En el estribillo la canción se acelera y se vuelve más alborotada. Además algunos ecos y coros aportan matices psicodélicos. Bueno dupla de pop, casi de manual, junto con la anterior canción. En cuanto a la letra se han dado varias interpretaciones, uno de las más extendidas es la referencia a la heroína (“Fixing a hole” podría ser una especie de metáfora de “chutarse”). Sin embargo el propio Paul McCartney dijo en alguna ocasión que la canción era una “oda a la marihuana”. O quizá sea una extraña letra sobre bricolaje, vayan ustedes a saber.
6. “She is leaving home”: Arreglos orquestales en estado puro conforman la canción más exquisita del disco y una joya del pop “barroco”, sin duda influida por los Beach Boys y su “Pet Sounds”. La melodía cantada por Paul McCartney es brillante y refinadísima, lo que unido a los arreglos de cuerda, harpa, etc., dan un toque de musical o de opereta. Esta tonalidad se eleva todavía más en el estribillo desgranado a modo de coro y respuesta en Lennon y McCartney. La canción, además, tiene una instrumentación muy alejada de la música pop-rock ya que se sustenta en voces y orquesta exclusivamente. La letra habla de una chica que se escapa de casa con el consiguiente disgusto de sus padres, idea que sobrevino leyendo una noticia en la prensa. Como curiosidad decir que un español participa en la canción: José Luis García Asensio, que se encarga de tocar el violín.
7. “Being for the benefit of Mr. Kite”: Una de las canciones más particulares del disco, sobre todo por la anómala mezcla de psicodelia, música “circense” y un particular tono trasnochado, casi victoriano, de John Lennon en la voz. En efecto, la voz de Lennon es muy particular en este caso, aparte de lo dicho añadir la teatralidad de la entonación propia de una persona presentando un espectáculo de circo. No es para menos, la letra nació de la compra de un cartel del siglo XIX que anunciaba un espectáculo de estas características; en concreto se trata del circo de William Kite (al que se hace mención en el título). Los efectos psicodélicos dan la impresión de ser hechos a base de un collage de efectos y sonidos diversos contagiando la escucha de aura bastante alucinógena. No deja de ser una canción pop, pero procesada y trastocada dando lugar a una curiosa mezcla.
8. “Within you without you”: Ésta es la canción que George Harrison aporta al disco. No deja de ser un bajón respecto al disco anterior (“Revolver”, 1966) donde tres composiciones suyas pasaron al tracklist. Canción donde es palpable la influencia de la música de la India, no en vano George realizó allí un viaje allí poco tiempo antes de empezar la grabación del disco. El peso de la canción de la canción lo llevan los arreglos orquestales, casi propios de una banda sonora de película de toques orientales, el sitar tocado por George y la percusión en forma de tabla. El ritmo de la canción es lento y meditabundo, habiendo de hecho partes en las que parece que la canción va a acabar para luego volver a la vida. Levemente melancólica, incita al recogimiento sin resultar aburrida.
9. “When I’m sixty-four”: De la música oriental pasamos, siguiendo la variedad del disco, al music-hall de los años 20. De hecho, se contrataron a varios clarinetistas para dar un toque de “big band” a la canción. El tema tiene una toque muy naif, casi paródico y supone la reflexión de un joven sobre cómo será su vida a los 64 años. El toque leve y amable no disgusta pero, desde mi punto de vista, supone uno de los temas menores del disco. Cantada por McCartney, en las mezclas fue acelerada su voz para que pareciera más aguda y juvenil. No obstante, el embrión de la canción está en una melodía que Paul ideó a los dieciséis años.
10. “Lovely Rita”: Volvemos al pop-rock, de nuevo con toques psicodélicos. Melodía directa y saltarina, matizada con una serie de extraños efectos como un extraño silbido provocado por un “instrumento casero” creado por John y George a base de un ¡un peine y papel higiénico! Los ensoñadores coros de Lennon y el tono jovial, incluyendo un saltarín piano dan un toque muy soleado al tema, por lo menos hasta el lisérgico final a base balbuceos, susurros y reverberaciones. Interpretada por McCartney, parece ser que la tal Rita era encargada de tráfico que multó a Paul por aparcamiento indebido. El beatle se tomó deportivamente el incidente y además aprovechó para hacer una estimable canción.
11. “Good morning, good morning”: Una de las canción más contundentes del discos, con una potente voz de Lennon, una tajante e inquieta batería de Ringo, un breve pero potente punteo de guitarra y un sucio y enloquecido saxofón. Da un poco de filo y contundencia al disco, lo cual no viene mal para aportar más variedad de tonos y estilos. El final es bastante delirante al introducirse una batería de efectos sonoros consistentes en ruidos de animales, de una forma incluso estruendosa hasta acabar comiendo la canción. No obstante se trata de un fade out, que de paso sirve para conectar con la siguiente canción. Parece ser que la inspiración para este tema vino de un anuncio de cereales. Curiosa por lo menos.
12. “Sargent Pepper’s lonely hearts club band (reprise)”: Tal y como se indica en el título estamos ante un reprise de la primera canción. Sin embargo en este caso la canción es menos contundente, pero mucho más ágil y rítmica, invitando casi al baile de mano de un estupendo ritmo de la batería de Ringo. Además, mientras en la primera pista la “Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta” nos daban la bienvenida, en esta ocasión se despiden y nos dan las gracias por haber estado en el show. El grupo canta de forma coral, haciendo que ninguna voz destaque sobre la otra. Lo más lógico sería que el disco acabase así, con una estructura circular y casi envuelto para regalo, pero unos acordes de guitarra acústica nos van a llevar hasta algo realmente grande.
13. “A day in the life”: Y aquí llega ese algo realmente grande. Quizá incluso podría decirse que es mi canción favorita de los Beatles. En realidad esta canción puede dividirse en tres segmentos: el primero y el tercero formado por un tema escrito por Lennon y un segundo, a modo de intermezzo, escrito por Paul. Por lo tanto estaríamos ante un “mash-up” de dos canciones. Vayamos, por lo tanto, por partes. El primer tramo de la canción en bonita y triste melodía de Lennon, vocalmente muy evocadora y acompañada por sutiles toques de piano y guitarra acústica. Me gustaría destacar los peculiares toques de batería de Ringo que van entrando en la canción de una manera aparentemente sencilla, para darnos cuenta del enorme mérito de esos redobles, de hecho Phil Collins desafía a cualquier batería a tocar exactamente de esa forma. Este primer tramo de la canción, por definirlo de una forma más concreta, es de una belleza hipnótica y reflexiva. Después llega la transición hasta el segundo tramo. ¡Y menuda transición! El crescendo orquestal más brutal, apabullante y dramático que yo haya podido escuchar. Imaginen a 40 músicos subiendo de ritmo durante 24 compases con la directriz de no hacer caso al músico de al lado, dando como resultado un muro de violines tormentosos, casi cacofónicos y apocalípticos. De repente comienza el tramo perteneciente a McCartney, muy pop y animado en el ritmo; no obstante la voz de Paul aparece ligeramente apagada. Está bien engarzada, es agradable pero no es la parte más relevante de la canción que vuelve a sorprendernos nuevamente mediante la aparición de unos coros de Lennon, acompañados de un eco que les hace parecer casi provenientes del más allá. ¿Qué pasará después? Pues que volvemos, en este tercer tramo, a la melodía inicial de Lennon y finalizamos de nuevo con el mismo terremoto orquestal de 24 compases de antes. ¿Finalizamos? No del todo. Un triple acorde de piano se alarga durante un minuto, momento en el que escuchamos una cacofonía de efectos y voces grabadas al revés. Mientras tanto, el oyente trata de digerir qué es exactamente lo que ha escuchado. Líricamente la canción también tiene su miga, Lennon habla de la muerte en accidente de coche de su amigo Tara Browne, de la película que rodó en Almería (acuérdense de “Vivir Es Fácil Con Los Ojos Cerrados”) “Cómo Gané La Guerra” y una extraña noticia leída en la prensa que señalaba que en Blackburn había 1/26 agujeros por habitante. Por su parte McCartney habla de recuerdos de juventud y también parece haber una referencia a la marihuana. Por lo visto el verso “I'd love to turn you on” de Lennon, algo así como “me gustaría excitarte”, generó controversia. Podrían ser los años 60, llevarse lo del amo libre etc, pero por lo que se ve morales pacatas ha habido siempre. Sea como fuere, después de haber escuchado esta canción uno tiene la sensación de haber escuchado algo insólito, misterioso, bordeando la genialidad.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Sin duda este álbum nos ha dejado canciones carismáticas, pero creo que es más disfrutable como un todo. De hecho tiene un aire de “concepto” bastante innovador para su época, si bien el mencionado concepto fue reducido a 4 canciones (las 2 primeras y las dos últimas si contamos con “A day in the life”). Además el uso del leitmotiv y que muchas canciones estén engarzadas aumentan la sensación de unidad. Esto nos indica que la concepción del álbum estuvo más dirigida a hacer una entidad sonora, y no a hacer un single. Éste es por lo tanto uno de los pocos discos de los Beatles que no tienen números uno, junto con “Rubber Soul” o “The Beatles” (A.K.A “White Album”), dejando el lanzamiento de singles a canciones no incluidas en el disco: “Penny Lane” - “Strawberry Fields Forever” (doble cara A). Por lo tanto, creo que la mejor manera de disfrutar del Sargent Pepper’s es pacientemente y de cabo a rabo.
El “Sargent Pepper’s” fue un ejemplo del aprovechamiento de las virtudes del estudio, en cuanto a arreglos, recursos y utilización de “gadgets”. Sin duda la renuncia a seguir haciendo giras y centrarse en componer y revestir canciones fue determinante para que este aprovechamiento fuera posible. También puede ser un pequeño debe en la carrera del cuarteto de Liverpool, dado que el directo y la forma de ejecutarlo es sin duda un criterio para determinar la importancia de un grupo. No obstante, siendo positivos, a cambio obtenemos un avance importantísimo en producción y en ambición a la hora de grabar canciones. Sin duda desde este punto de vista, nuestro disco de hoy tiene merecida fama de ser todo un hito musical.
Otro aspecto importante para mí es que es un disco valiente, atrevido, vanguardista y sin embargo no pierde ni por un segundo el sentido de la accesibilidad; no estamos ante un disco obtuso, críptico o autoindulgente, sino altamente melódico pero matizado por detalles originales aquí o allá. Es decir, tampoco esperen feroces ataques lisérgicos como los de los Pink Floyd de Syd Barret (que tampoco me disgustan ni mucho menos) en canciones como “Interstellar Overdrive”, esperen más bien un compromiso entre audacia y accesibilidad.
La influencia llegó del disco llegó hasta diversos ámbitos, la más obvia es el germen de los que a posteriori serían los discos conceptuales, también se habla de la impronta que dejó en el rock progresivo mediante la ambición en los arreglos y el enganche entre canciones. Grupos como Electric Light Orchestra (E.L.O. para los amigos) y sus lujosas orquestaciones sin duda también se verían influidas por este álbum y ya en un ámbito más moderno los Flaming Lips han regrabado el “Sargent Pepper’s” enterito con la colaboración de varios artistas. Reconozco que me quedé de una pieza cuando supe que “Lucy in the sky with diamonds” está regrabada en colaboración con… Miley Cyrus. En fin, podríamos poner numerosísimos casos de influencias y demás, pero aparte de todas estas consideraciones lo importante es que nos encontramos ante casi 40 minutos de un pop inmaculadamente concebido y sobre todo muy muy disfrutable.
Texto: Mariano González.