ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Oracular Spectacular es, a título personal, uno de los debuts musicales más divertidos de lo que llevamos de siglo. También hay que tener en cuenta que me faltan miríadas de discos por escuchar, pero creo que se entiende lo que quiero decir. En efecto, MGMT hicieron un debut luminoso, entretenido, y sólido. La base de su estilo era algo así como retrofuturista. De un lado tiraban de un pop psicodélico de corte muy reconocible, y no muy lejos de cierto espíritu sesentero, y por otro lado lo mezclaban con una contundente dosis de dance y electrónica.
El resultado dio lugar a un disco, que todavía a día de hoy, contiene sus singles más
conocidos. De hecho, tanto “Time to pretend”, como “Electric feel” o “Kids” sonaron
razonablemente bien, sobre todo en los mentideros relacionados con el indie. Las
críticas fueron en general muy buenas y, a modo de ejemplo, en los NME Awards de
2009, Oracular Spectacular fue galardonado como mejor disco.
La fecha de lanzamiento del disco puede ser objeto de discusión. Suele asociarse a 2008 debido al lanzamiento de la discográfica Columbia en formato físico, pero en
Noviembre de 2007 RED Ink, ya lo había lanzado en digital. En cualquier caso, no solo es un disco divertido, en su vertiente psicodélica hay hueco para la experimentación y los recovecos no tan accesibles. Algo común en la discografía del grupo, que sabe combinar singles ganadores con un punto de locura extravagante que no llega ser disuasorio para el oyente ocasional.
El grupo, en su núcleo, básicamente son dos personas: Andrew VanWyngarden y Ben
Goldwasser . Ambos multi instrumentistas, y encargados de guitarras y sintetizadores.
El primero, por añadidura, es la voz principal de MGMT. Evidentemente en directo
cuentan con músicos de apoyo, pero ellos mismos y el productor David Fridmann (que
había trabajado entre otros con Mercury Rev) son los principales responsables de este
magnífico disco; refrescante y osado.
Con el transcurrir de los años el prestigio de MGMT ha ido manteniéndose, y este dúo, formado, en una universidad de Connecticut sigue siendo un activo a seguir dentro del indie.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Time to pretend”: Quizá su gran éxito hasta la fecha. La canción es distintiva desde sus primeros compases de sintetizador. El adecuado sentido del ritmo, la pegadiza melodía, y algunos arreglos electrónicos consiguen casi una canción irresistible. Aunque exultante, la melodía vocal tiene un deje entre irónico y melancólico que la hace más cortante. Y es que la letra habla desde la perspectiva de un músico que al pensar en ser estrella de rock, va enumerando todos los tópicos del mundillo: casarse con modelos, meterse drogas…, hasta acabar ahogado en su propio vómito. Toda una declaración de intenciones sobre la visión estándar del estrellato. Un pelotazo para empezar.
2. “Weekend wars”: Cambio de tercio hacia un estilo, digamos, más electroacústico.
Curioso como la voz de Andrew casi parece, durante las estrofas, una imitación de la
voz de Mick Jagger en algún medio tiempo de los Rolling de los años 70. Aunque es
menos inmediata que la anterior, y tiene una construcción más sinuosa y psicodélica, es una canción agradable no exenta de algún momento marciano. Va subiendo con las
escuchas. Primera muestra, además, del uso del falsete.
3. “The youth”: Medio tiempo más abiertamente psicodélico, a base de reverberaciones, efectos de sonido, y falsetes algo fumados. Es como si a cada canción MGMT se fueran metiendo cada vez más y más en canciones algo más extrañas. Casi oníricas. Pero no obstante nunca pierden el norte, y no es una cosa inaccesible o laberíntica. Incluso, a su manera, acaba pegándose.
4. “Electric feel”: Una de mis favoritas del disco, y un momento hedonista a más no
poder. La primera vez que la escuché pensé en una especie de Scissor Sisters
psicodélicos. En cualquier caso, la canción es encantadora, envolvente, con un más que estimable sentido del ritmo. Sedosa y bailable, fue justamente premiada con el rango de single. Ojo al aprovechamiento de la conjunción entre teclados y percusión. El vídeo musical es un fiel reflejo de la canción, representando una fiesta en medio de una selva donde ocurren varios avatares más bien alucinógenos.
5. “Kids”: Todo un envite a la música de baile, en lo que es el momento más puramente dance del disco. La línea de sintetizadores es repetitiva pero pegadiza a más no poder. En realidad es un trallazo pop sin trampa ni cartón, donde todo está en su sitio. La melodía vocal es más directa y las bases son bastante potentes, lo que es muy conveniente para ser single. De hecho, junto con “Time to pretend”, quizá sea la
canción más reconocible de MGMT. Con toda justicia, además. El videoclip tuvo cierta polémica, al parece porque el bebé que aparece en la canción parece genuinamente aterrorizado ante la visión de los monstruos que van surgiendo. El grupo decidió poner su página web: “ningún bebé fue dañado durante la grabación de este vídeo”. Por si fuera poco, MGMT emprendieron acciones legales contra Nicolas Sarkozy por la utilización de la canción en un mitin.
6. “4th dimensional transition”: Quizá el corte más psicodélico y experimental del
disco. MGMT muestran su vertiente más lisérgica con una pieza obsesiva, de percusión repetitiva, melodía estrafalaria y divagante que produce un efecto hermético, pero misterioso. Casi suena un poco a los primeros Pink Floyd. No es una canción que entre de primeras, pero si gusta de canciones que se salgan un poco del molde y aporten algo de experimentación a un disco pop, le encantará. No es desdeñable.
7. “Pieces of what”: Volvemos al pop, de manera algo parecida a “Weekend wars”,
aunque se trata de una canción más sentida, incluso relativamente melancólica. La
melodía es bastante buena, de corte clásico sesentero, pero con la producción propia del s. XXI a base de algún retoque electrónico. Es la canción más corta del disco, apenas una viñeta de género, pero se escucha con gusto. Queda la sensación de que es una lástima que no dure algo más. Aun así, es una escucha muy agradecida.
8. “Of moons, birds, and monsters”: Una de las canciones más complejas del disco, no
tanto porque abuse de la psicodelia (aunque algo de eso ahí), sino por la propia
estructura, que incluye diversas partes y una curiosa evolución melódica. Lo más
estrafalario es la pista vocal, siempre subrayada por un juguetón falsete. También es la
canción más orgánica del disco, y donde más cuenta la mera instrumentación. Ello
puede verse en el último tramo, de carácter instrumental y cada vez más intenso, hasta
desembocar en el momento más cósmico y trascedente del disco. Peculiar, pero muy
interesante.
9. “The handshake”; La banda remota el tono fumado, con una melodía perezosa, algo
divagante y vaga. Realmente dan la impresión de ir algo colocados, con las voces
adquiriendo un tono extraño y tembloroso. No es una canción muy destacable, y es lo
más parecido al relleno que hay en “Oracular Spectadular”. Sea como sea, guarda
dentro de sí una sorpresa a modo de abrupto cambio de ritmo en su parte final, donde la canción se convierte en algo mucho más marcial y obsesivo.
10, “Future reflections”: La canción empieza de manera extraña, de manera nerviosa,
inquieta, para luego pasar a un tono mucho más tranquilo y, nuevamente, psicodélico.
La canción es como el resumen de los ingredientes que ha estado utilizando MGMT
durante el disco. Hay momento cósmicos, ambientales, inquietos, de pop clásico…
Como si los momentos más experimentales y los más accesibles sonaran al unísono.
Aun así, gana la faceta extravagante, aunque sin estomagar. No hay melodía que sirva
de guía, y al final este cierre de disco acaba siendo algo extraño. Te quedas pensando,
como dirían U2, “Is that all”? Aunque no está mal, la manera de finalizar el disco no es lo más acertado de este debut de MGMT.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
“Oracular Spectacular” puede verse de dos formas. Como un disco pop, que adornado
por un importante toque psicodélico, toma un rumbo a veces inesperado; o también
como una obra lisérgica que se sirve del pop para atraer al oyente a un tipo de sonido
que luego quizá no se esperaba. Los singles están escogidos estratégicamente, son las
canciones más pegadizas, y asimilables del todo el conjunto. Y a fe mía, que más allá de ser singles, son canciones realmente estupendas. El resto del disco tiene diferentes
niveles de psicodelia. A veces es solamente un ligero chapuzón, y otras una inmersión
en toda regla. El resultado es un disco estrambótico, divertido e interesantísimo.
Lo que siguió de la discografía de MGMT no ha tenido la resonancia de este debut. En
parte, porque quizá hayan optado por su vena más psicodélica y no por la del pop
rotundo. En cualquier caso, no son discos a ignorar. “Congratulations” (2010) tenía la
intención de ser un disco de principio fin, donde los singles no se diferenciaran tanto del resto. Su siguiente disco, que se titula “MGMT” (2013), como la banda, es su obra más inaccesible hasta el momento, la que menos concesiones hace. Su último LP hasta la fecha, “Little Dark Age” (2018), tiene canciones que sí pueden funcionar como singles bastante bien. De hecho, el primero, que lleva el nombre del disco, es una curiosa revisión del techno ochentero de raigambre oscura. Precisamente los años 80, es una influencia grande durante toda la obra.
En cualquier caso, siguen siendo un grupo muy interesante, que según parece está
preparando nueva música. Estaremos abiertos de orejas.
Texto: Mariano González.