Retornamos a los años 90 para centrarnos en los días gloriosos de ascenso a la cima de una de las bandas con más nombre de las últimas décadas. “The Bends” puede que personalmente sea mi obra favorita del grupo liderado por el peculiar cantante Thom Yorke. Dentro del mismo se incluyen auténticos himnos y el aspecto experimental del grupo se deja entrever por 1ª vez, pero sin llegar a niveles de difícil acceso.
Es el disco que precede a su gran obra magna, aquel “Ok Computer” de 1997 y que confirmó que el correcto y enérgico debut “Pablo Honey” no era una casualidad y estábamos ante una banda con empaque.
Nuevamente, como por desgracia está siendo habitual esta temporada, solamente estaremos frente al micrófono Mariano González, que (en esto por fortuna) estará presencialmente en los estudios de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH) y servidor de ustedes, Víctor Prats.
Anímense a escucharnos en nuestro diálogo musical de este sábado 29 de abril de 2017 a las 16.00h. Les esperamos y siempre son bienvenidos. Además, si lo consideran y les apetece, podrán contactar con nosotros para entrar en directo y poder mostrar sus opiniones.
Austra es un grupo especial para mí por varios motivos. El primero, sin duda por ser un gran descubrimiento allá por el 2011; no recuerdo que hubiera por esa época descubrimientos musicales que me impactasen, pero de repente aparecieron ellos y de ahí salió Trust, salió Tasseomancy y más y más. Empecé a darme cuenta del hervidero cultural de esa época en Canadá.
Son especiales por la potente personalidad de Katie Stelmanis, líder absoluta del proyecto tanto musical como visualmente, sin despreciar en absoluto el talento de Maya Postepski, Dorian Wolf, ese espectáculo humano que es el teclista de apoyo en directo Ryan Wonsiak o los importantes aportes que en su día hicieron las gemelas Romy y Sari Lightman al grupo.
Nada menos que cuatro años han pasado desde el excelente “Olympia”, un álbum que afianzó la propuesta del grupo y les ganaría nuevos seguidores, un periodo de tiempo excesivo sin duda, aunque sigo siendo de la opinión de que si no tienes nada bueno que ofrecer, mejor no publicar discos.
En la concepción de “Olympia” optaron por un trabajo más grupal y orgánico, pero el tiempo pasa y las circunstancias cambian: si en ese momento podíamos pensar en que tirarían por ese camino menos sintético, la salida de las hermanas Lightman para dedicarse completamente a su propio proyecto Tasseomancy, parece que forzó una vuelta al planteamiento inicial del grupo con Stelmanis como compositora principal más las aportaciones de Maya y Dorian. De alguna forma el EP “Habitat” (2014) avisaba de esta vuelta a las programaciones y sintetizadores virtuales. “Habitat” bien podría haber formado parte de “Feel It Break” o de este “Future Politics”, aunque difícilmente de “Olympia”.
Por fin, después de mucho esperarlo, tenemos en nuestras manos “Future Politics”, sin duda otro nuevo giro para este grupo con el que desde luego no te aburres. Vayamos a analizarlo.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “We were alive”: El álbum comienza con un tema elegante y tranquilo que se va desarrollando poco a poco. Los sintetizadores reproducen un sonido de película de ciencia ficción y podemos apreciar la influencia de Bjork; de hecho, el tema tiene un ligero aire a “Hunter” aunque menos frio. Stelmanis siempre ha reconocido a Bjork como una de sus grandes influencias, así que no es extraño. Música y letra van de la mano fusionándose en un in-crescendo donde la pesadumbre da paso a la esperanza, haciendo constar el hecho de que por muy insignificantes que nos creamos, siempre debe existir ese profundo deseo de aprovechar al precio que sea las oportunidades que se presentan en la vida.
2. “Future politics”: En mi opinión el tema más directo del álbum, todo un hit potencial con madera de convertirse en uno de los temas más emblemáticos del grupo por varias razones: la primera es que posee la fuerza de por ejemplo un “Beat and the pulse”, además tiene un ritmo hipnótico y a la vez muy bailable, lo cual no es muy habitual; es una canción de la que se podrían hacer muy interesantes remixes aprovechando esas bases electrónicas enérgicas y ese ritmo en bucle. A esto hay que unirle un texto realmente optimista con su carga de crítica con el sistema económico y todos esos adictos al dinero. Quizás “Future politics” es el “Everything counts” del siglo XXI (mucho más que “Where is the revolution” sin duda). Katie parece anunciarnos el fin de una era y el comienzo de otra, ese nuevo sistema al que vamos encaminados, en el cual habrá que acostumbrarse a no tener mucho dinero y a sacarle todo el provecho posible al mismo. El video vuelve a poner en valor lo bien que se mueven en este medio y nos muestra como escenario una ciudad con su ritmo frenético concentrándose en una serie de personajes que por sus caras parecen estar batallando con el estrés y la ansiedad de la vida diaria, sufriendo incluso una serie de espasmos, hasta que por fin nos trasladamos a otra escena más relajada con estos personajes y algún otro más (Katie incluida), en un estado de relax total; han llegado claramente a ese nuevo mundo llamado “Future politics”, a esa “Utopia”.
3. “Utopia”: Fue el primer adelanto del álbum y sorprendió bastante, pues no es tan directo como el tema que le precede en el disco. Con todo, el toque hipnótico sigue ahí pero esta vez menos condicionado por la música dance y con una melodía absolutamente adictiva y llena de detalles exquisitos, lo que no quita que tenga una importante carga experimental en esa forma de utilizar la electrónica tan minimal; a veces menos es más. El mensaje optimista continúa y es que el título de la canción ya lo dice todo. “Utopia” pertenece a ese tipo de canciones escapistas que intentan mirar al futuro con una carga de idealismo, pero sin dejar de lado el presente de una sociedad alienada y poco motivada como en la que vivimos. El tema contó con un video en el que Katie parece encerrada en un apartamento con cierto toque futurista, pero que está hecho un sin dios, debido probablemente a los desequilibrios mentales del personaje interpretado por Stelmanis, capaz de comer insectos e incluso ver a su doble de otra dimensión, la chica del vestido rojo. Una vez más Austra no deja indiferentes con sus clips.
4. “I’m a monster”: Nos encontramos ante un tema que combina dramatismo y experimentación. Empieza de forma intermitente con envolventes sintetizadores y sutiles percusiones electrónicas que van evolucionando hacia ritmos más marcados. Con una melodía mínima, Katie (en un falsete al límite) nos describe perfectamente el estado de una persona en un estado absoluto de depresión en el que ha llegado a esa sensación de no sentir absolutamente nada; sin duda la canción más triste y desesperada del álbum y uno de sus puntos más fuertes. Los cambios de registros en la voz utilizándola como si fuera un instrumento más, hacen la pieza aún más creativa e interesante y el hecho de que un tema tan sumamente oscuro y depresivo acabe con un final perfectamente bailable es otro gran logro. No será el tema más popular del álbum, eso seguro, pero en mi opinión es de las mejores canciones que ha hecho Austra en su faceta más experimental y menos pop.
5. “I love you more than you love yourself”: No se puede más que decir que la primera mitad del álbum es sencillamente apabullante. Aquí tenemos otro de los grandes temas del disco y de los que intuyo se va a convertir en uno de esos himnos que el grupo se saca de la manga con cada álbum y que no pueden faltar en las presentaciones en vivo. Esta canción es ciertamente inusual con esa frase lapidaria que se repite a lo largo de todo el tema “there’s nothing in your soul tonight, I only see darkness”. De nuevo tenemos el tema de la depresión y la sensación de vacío, de no sentir nada, pero aquí al contrario de en “I’m a monster” no hay lugar para lamentos y sí para poner en valor la valía de cada uno y sentirse apoyado. Es sin duda de esas canciones en apariencia tristes pero que terminan siendo una inyección de adrenalina positiva. Musicalmente la canción tiene una estructura algo inusual, la base electrónica ciertamente sólida es completada con unos originales sonidos de percusión, cortesía de Maya, mientras se van añadiendo más capas de sintetizador. No es un tema especialmente melódico, tiene eso sí, partes de melodía muy marcadas, pero en momentos puntuales. Posee también un interesante puente que en realidad es en parte la introducción al video “Habitat”, lo que deja entrever que o bien ya estaban trabajando en este tema por esa época o bien simplemente reciclaron esa introducción para esta canción; en cualquier caso todo un acierto el hacerlo. El videoclip para este tema es de los más logrados del grupo. En él vemos a una perturbada mental encarnada por Stelmanis que se pone un traje de la NASA, coge el coche y se da a una oda de consumismo sin descanso, donde adquiere artículos de nuestro día a día como cuchillos, martillos, pistolas, pelucas, en definitiva todo lo que necesita una mujer en estos tiempos modernos. Todo esto mientras es observada y perseguida por un extraño individuo. Al final parece que es en una discoteca de tercera donde acaba la acción, el lugar donde Stelmanis se siente más agusto.
6. “Angel in your eye”: Es un tema con una base electrónica ciertamente inquietante y que se mantiene firme durante toda la canción, con algunas pequeñas variaciones añadiéndose de vez en cuando algunas pinceladas sintetizadas, que acentúan aún más esa atmosfera un tanto estresante del tema que se relaja un poco gracias al cambio de registro de la voz de Katie con ese “I need it”, repetido insistentemente, pero la aparente tranquilidad se desvanece y una especie de sirena sintetizada nos vuelve a llevar a esa tensión contenida tan bien lograda en este magnífico tema, que transcribe tan bien musicalmente las distintas sensaciones vividas cuando eres abandonado por la persona amada.
7. “Freepower”: Ahora tenemos un par de canciones perfectas para cualquier pista de baile elegante. La primera es esta “Freepower”. La canción comienza con unos delicados acordes para después añadir una potente base rítmica acompañada de adornos electrónicos, distorsiones de voz y brillante interpretación de Katie. El tema de la utopía es recurrente e impregna esta canción, aunque con un regusto amargo en el que el protagonista da por hecho que sus deseos son prácticamente imposibles de cumplir. De nuevo Austra ponen de manifiesto ese gusto por la música dance, pero sin caer en lo obvio, además de dar una importancia remarcable a las melodías.
8. “Gaia”: Este tema es un claro homenaje al Planeta Tierra en el sentido de considerarla nuestro único dios. “The physical world is the only world…” canta Stelmanis en un ejercicio de ateísmo y nuevamente explorando ese sentimiento que tenemos los que no creemos en vidas en el más allá, que lo que vivas es lo importante, por tanto hay que aprovechar al máximo, pero ciertamente, en esta canción lo que prima es el ecologismo y ese futuro que tan negro se divisa en ese sentido. Quizás haya sutilmente un mensaje de advertencia que concierne a como dejaremos este mundo a generaciones futuras.
Katie demuestra su gran capacidad vocal sobre todo en el estribillo donde deja más que patentes sus influencias operísticas, aunque ciertamente toda su carrera está llena de estas referencias, empezando por la propia “Lose it”. Un tema en donde, si bien como el anterior es bailable, lo es en menor medida. Hay algunos detalles más duros de sintetizador que desembocan en un estribillo en el que la voz lleva toda la melodía. Una auténtica joya de poco más de tres minutos con un toque etéreo o místico que se desarrollará de forma más profunda en el siguiente tema.
9. “Beyond a mortal”: Es sin duda la pieza más experimental del álbum, casi seis minutos donde se va desarrollando un tema muy ambient, sin apenas letra, que es introducido por unos leves sonidos de sintetizador que le dan un toque misterioso para comenzar. Katie cambia varias veces su registro de voz dotando a la canción de más matices, que en cualquier caso no son pocos, como por ejemplo esa melodía simple de sintetizador que aparece de vez en cuando sin que la esperemos o el bajo de Dorian Wolf, que poco a poco produce un parón en el tema para enseguida volver a reanudarse volviendo a estimular nuestros sentidos. Sin duda, de mis favoritas y la más diferente del conjunto.
10. “Deep thought”: Es un tema de apenas un minuto que sirve simplemente de introducción al tema final del álbum “43”. Son sonidos de arpa ejecutados a través del ordenador con los que Katie quería demostrar que una maquina puede sonar tan orgánica como el propio instrumento convencional. Su título original era “Computers have feelings too”, una pena que lo cambiaran.
11. “43”: El álbum cierra con un tema bastante marcial y frio a nivel musical en el que Katie hace un homenaje a los 43 estudiantes desaparecidos en México en medio de guerras de droga y enfrentamientos entre el pueblo y el gobierno; “our sons we don’t forget” canta Katie en tono de absoluto reproche. El grupo logra crear un ambiente tan duro, frío, diría gélido, y sobre todo desagradable que sin duda es todo un logro. No se da un respiro en toda la canción y sin duda choca con el tono general crítico, pero optimista del álbum. En mi opinión, un tema realmente bueno, pero que no termino de verlo para cerrar el álbum, aunque tampoco sabría muy bien donde encuadrarlo dado su dureza.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
“Future Politics” es el disco más directo y político, valga la redundancia, de Austra en cuanto a letras y los mensajes que éstas transmiten. La política siempre ha estado presente en la música del grupo, pero antes ésta era más centrada en los derechos de la comunidad LGBT, mientras que en este nuevo álbum, Austra critica de forma más amplia el sistema, aunque en la mayoría de los casos es una crítica positiva que tiene como objetivo la búsqueda de soluciones.
Musicalmente Austra ha vuelto en parte a sus orígenes en la forma de concebir canciones, por lo tanto nos encontramos ante un álbum mucho más electrónico que “Olympia” y más cercano a “Feel It Break”, pero mucho menos oscuro y gótico; mucho más rico en detalles que su debut, más elegante y sutil. De esos pocos álbumes en los que podemos decir que todas las canciones son buenas sin que nos acusen de “talifanes”. Poco se le puede objetar a “Future Politics”; bueno sí, no haber incluido “Habitat” pero esa es otra historia.
Estamos ante un álbum de notable alto rayando el sobresaliente, algo así no es fácil de ver en la música pop actual. Ójala duren mucho, ya llevan tres grandes álbumes. Les animo a que los disfruten y, cómo no, si tienen o han tenido la suerte de verlos en directo, ya saben perfectamente que no defraudan.
El futuro en los próximos meses va a ser sin duda positivo: el grupo tiene multitud de conciertos por delante y está claro que girada y girada este año y el que viene con el núcleo central de estas canciones. Cada vez tienen más seguidores y sus ventas van en aumento, aunque no terminan de dar ese paso hacia un éxito más masivo. Veremos qué resultado les da este álbum en ese sentido. Desde luego no ha podido publicarse en mejor momento dada la situación política mundial y eso que cuando se terminó de grabar Trump aún no había ganado las elecciones…
Gracias a la inestimable visita de un ministro español, que mejor no mencionar, no pude desplazarme a Madrid para ver a Austra en el antiguo Pacha con mis amigos Víctor y Mariano de “DMR”, así que la única fecha que me cuadraba para ver esta gira de presentación de “Future Politics” era el pasado 1 de abril en la ciudad francesa de Toulouse.
La ocasión era ideal: ver a uno de mis grupos favoritos del momento y por otro lado conocer una ciudad que aún no conocía y de la que me habían hablado muy bien; y como pude comprobar, con razón. Me sorprendió muy gratamente lo limpia que estaba la ciudad, lo civilizada que es la gente (será que me estoy acostumbrado demasiado a Túnez y cualquier cosa ya me parece de una educación exquisita), además de ser un lugar con una riqueza cultural remarcable. Es curioso lo del tema de las calles rotuladas en francés y occitano, una de las varias lenguas que se hablan en Francia pero que no son oficiales (no son tan rematadamente tontos como nosotros los españoles, con cinco lenguas oficiales). Habría mucho que contar, pero aquí estamos para lo que estamos, que es hablar de Austra, la publicidad de Toulouse ya la hace muy bien su oficina de turismo. Austra han realizado una extensísima gira por el territorio francés que les ha llevado a numerosas ciudades además de la capital Paris, así los franceses les han podido ver en Metz, Lille, La Rochelle, etc.
La sala “Le Metronum” donde se celebraba el concierto se encontraba a las afueras de la ciudad, aunque muy bien comunicada por metro. Una vez me orienté, llegué a una especie de complejo cultural con varios espacios, uno de ellos la propia sala de conciertos. Una sala extraña por tener un escenario bastante grande (le da mil vueltas al de la sala Arena de Madrid por poner un ejemplo,) pero con una capacidad para publico mínima: oficialmente para 600 personas, pero yo no me imagino tanta gente en un espacio tan pequeño, así que yo creo que el que hizo la medición ese día iba un poco fumado porque, hombre, 600 pueden entrar, pero unos encima de otros.
Cuando llegue a la puerta del complejo solo había tres personas. El ambiente bastante desolador, hasta tuve que preguntar realmente si esa era la entrada principal, porque se suponía que faltaban 15 minutos para la apertura de puertas y no había prácticamente nadie y eso que había una espectacular pantalla luminosa anunciando el concierto. Cuando abrieron las puertas ya seriamos 20, lo cual tranquilizaba un poco más pero no mucho; temía que un gran fracaso de público hiciera que se suspendiera el evento. La verdad es que este lugar dedicado a la música está perfectamente acondicionado con un jardín central de donde salen las diferentes salas, como por ejemplo el “Espace Resource” que posee un enorme fondo documental dedicado a la música y que organiza talleres y exposiciones entre otros eventos; solo es una muestra de que cuando se tiene interés por la música se pueden hacer miles de cosas. Ya dentro de la propia sala de conciertos empezó a llegar más y más gente, lo cual hizo que la cosa se animase hasta llenarse algo más de dos tercios de la misma, lo cual no estaba nada mal. Al fin y al cabo no estábamos en Paris.
En primer lugar salió al escenario Pixx, nombre bajo el que se presenta Hannah Rodgers (de tan solo 21 años de edad) y que fue una de esas agradables sorpresas que te encuentras de siglo a siglo en esto del mundo de los teloneros, ya que normalmente suelen ser grupos insoportables que no sabes por qué extraño motivo han colocado ahí y que te hacen subir las dosis de mala leche a la espera del grupo principal. No fue sin duda el caso de Pixx, que con mirada desafiante, una seguridad aplastante y un cuerpo de atleta que potenciaba ese toque andrógino a lo Annie Lennox que la chica posee, defendió un repertorio corto pero intenso donde destacaron sobre todo las melodías contundentes, de esas que se quedan al instante. Esos himnos instantáneos que son “Grip” o “I bow down”, por no hablar de la envolvente balada “Telescreen”.
A Pixx le acompañaba un solvente trio formado por una teclista/guitarrista, un guitarrista y un batería, aunque los teclados preponderaban sin duda dentro de un estilo en que mezclan influencias new wave, electro y unas gotas de rock, pero lo más relevante a mi parecer es que con tan corta existencia (ni siquiera tienen álbum publicado), ya hayan definido un estilo muy propio y reconocible. En ese sentido me recuerda a los comienzos de Austra, no musicalmente pero si esa personalidad musical tan marcada. Claramente ha habido una evolución en la música de Pixx, temas anteriores como “Badoo” no están tan definidos. Desde luego debemos estar muy atentos a su próximo debut en formato largo “The Age Of Anxiety” (previsto para junio).
Después de este gran descubrimiento vendría el plato fuerte que no era otro que Austra. Lo cierto es que tenía muchísimas ganas de escuchar las nuevas canciones de su magnífico nuevo álbum “Future Politics”, que va a ser sin duda uno de mis discos de este 2017 y que no podía haber llegado en un mejor momento dada la situación política que vivimos a nivel mundial. Además, estaba claro que también tendrían su espacio otros temas destacables de sus dos álbumes anteriores y es que Austra ya es un grupo que se puede vanagloriar de tener hits que en realidad nunca fueron hits: nunca llegaron alto en ninguna lista de éxitos, pero son recibidos por el público de una forma tan entusiasta que parecieran auténticos números uno.
Con todo listo comienzan a sonar las primeras notas de arpa sintetizada del tema instrumental “Deep thought” y el grupo hace su puesta en escena. Maya Postepski se posiciona en la batería y demás percusiones electrónicas con una elegante americana y sus características gafas. Dorian Wolf vestido discretamente con un uniforme negro se pone tras los teclados sin olvidar su clásico bajo. Ryan Wonsiak ataviado con pantalones cortos, camiseta blanca con agujeros, coletas y unos labios pintados de rojo pasión, sería el que pondría la nota más colorida al show con sus imposibles poses y bailes. Como no, al final llego la diva, la jefa, es decir, Katie Stelmanis con un muy favorecedor conjunto verde que le daba un aspecto muy atractivo y místico.
Empezaron tal como comienza su nuevo álbum con el tema “We were alive”, donde destacó sobre todo Maya con su habilidad a la hora de sacar los mejores sonidos de percusión mientras Katie nos llevaba desde la melancolía hasta ese punto de esperanza del final de la canción. Momento perfecto para lanzarse con uno de los incontestables singles de su nuevo álbum. No se trataba de otra que de la canción que da título al álbum, es decir la propia “Future politics”, que ya comenzó a calentar al público de manera más que notable. Esta canción en concreto tiene toda la pinta de que será una de las inamovibles en sus próximos shows; tiene una energía y unas bases techno ideales para poner el tono alto a una actuación, además de ser toda una declaración de intenciones que nos anuncia que la única manera de que algo cambie es justamente haciendo las cosas de distinta forma en el futuro.
Sin prácticamente descanso sonó “Utopia”, primer adelanto de su reciente tercer álbum y que fue muy apreciada por el público. Fue reconocida al instante, lo cual da una idea de que es de esas nuevas canciones que realmente han calado en el público del grupo. No es para menos con su marcada melodía, la soberbia interpretación de Katie y ese tono tan hipnótico que no abandona jamás el tema.
A partir de aquí bajan el acelerador y lo siguiente fue otro tema de su nuevo álbum y es que “Future Politics” iba a estar más que bien representado en el concierto, lógico ya que era la presentación de este disco y es un grupo joven que poco puede tirar de nostalgia. Esta vez tomaron el riesgo de romper el ritmo del concierto con “I’m a monster”, una magnifica canción que recrea perfectamente la sensación de depresión y que si bien es realmente emocionante y uno de los puntos más fuertes e intensos del álbum, no es la pieza más recomendable para tocar después de dos temas que han puesto al público prácticamente a comer de tu mano. Con todo, “I’m a monster” no supuso ningún bajón y convenció a una audiencia que quería algo más que pop convencional.
Como si quisieran seguir bajando el ritmo del concierto nos sorprenden con una versión de “Forgive me” de su anterior álbum “Olympia” en la que la única protagonista es Katie a los teclados mientras los demás miembros de la banda estaban o bien sentados (Ryan y Dorian) o bien mirando a las musarañas o jugando al “Candy crush” (Maya). No suelo ser muy aficionado a este tipo de versiones, pero he de reconocer por una vez que la jugada le salió perfecta a Katie y de paso pudo justificar así prescindir de los coros de las hermanas Lightman muy presentes en la versión de estudio de este tema.
Pero ya era hora de volver a subir la velocidad del concierto y entonces decidieron tomar su faceta más bailable y qué mejor forma de hacerlo que a través de “Freepower”, que nos traería otra vez a los Austra más enérgicos, que puso a todo el mundo en movimiento y que unida a la preciosa y detallista “Gaia” dejaban la vía libre para que empezasen a llegar los temas más potentes y celebrados del concierto, empezando por “Home” quizás el mejor tema de “Olympia” y que ya desató los aplausos del público con las primeras notas de piano. Al principio de la canción Katie se equivoca al meter la voz antes de tiempo, lo que provoca risas cómplices entre los demás miembros de la banda. Al final el grupo aporta una parte extra instrumental que termina siendo una especie de versión extended de este soberbio tema.
Entonces llego la que es mi favorita de su último álbum, me refiero a “I love you more than you love yourself” y que por la reacción del público estaba claro que yo no era el único al que este tema le parece una auténtica maravilla de pop electrónico inteligente y lleno de sensibilidad; una de esas canciones que tienen todas las papeletas en convertirse en un clásico del grupo. A estas alturas con la gente entregada y cada miembro del grupo en su papel (Katie la diva de otro planeta, Maya seria y profesional, aunque a veces se le escapaba alguna sonrisa, Dorian el discreto y Ryan en su papel de espectáculo viviente tras sus teclados) llegó la auténtica locura: los primeros acordes pregrabados de la gótica “Beat and the pulse” que pusieron patas arriba la sala, como no podía ser de otra manera. Los aportes de Katie a los teclados y los diferentes sonidos que disparaba Ryan desde los suyos hicieron este tema aún más oscuro e industrial de lo que ya lo es en su versión original.
Estaba claro que ahora tocaban los temas de su debut “Feel It Break” y no podía faltar “Lose it”, tema por el cual los conocí y que me sigue pareciendo una auténtica maravilla y toda una proeza de interpretar en directo con esos gorgoritos operísticos; Katie sin duda supo estar a la altura y no era para nada fácil. Tras estos dos temas estaba claro que el final del concierto se acercaba. Yo me esperaba algo como “Spellwork” para rematar pero no fue así: en su lugar nos sorprendieron con una versión casi trance e irreconocible de “The villain”, un tema de los más oscuros de su debut pero que en esta ocasión sonó tan diferente que pareciera que estaban tocando otra canción. El caso es que les funciono a la hora de dar fin con esa euforia dance a un show tan intenso.
Tras un escaso descanso llegaron los bises que se abrieron con la apabullante “Habitat”; confieso que cuando la publicaron en 2014 en formato EP quedé ligeramente decepcionado; la versión en directo de años anteriores me parecía mejor. Sin embargo, reconozco que sigue siendo un temazo. Para la versión del EP, que es la que tocan en directo ahora, remplazaron los coros de las Lightman por un sonido mucho mas frio y electro. El segundo bis fue “Painful like” otro de los singles de “Olympia”, también muy celebrado, y con grupo y público en perfecta armonía, podría haber puesto fin perfectamente al concierto, pero no fue así. Optaron para hacerlo con la dramática “Hurt me now”, que parece que se está convirtiendo en un clásico para cerrar los shows del grupo desde la gira pasada. Forma curiosa de terminar, volviendo a arriesgar y volviendo a acertar.
Un gran show al que pocas pegas se le podía poner, la duración sería apenas una hora y quince minutos que estimo es poco para un grupo con tres álbumes ya en su haber, pero ellos nunca han sido generosos con el minutaje de sus conciertos, todo hay que decirlo, y a no ser que de una vez dieran el salto a salas más grandes y a un público menos de culto, esto no cambiará. En cuanto al setlist poco se les puede reprochar: tocaron todo lo que tenían que tocar. Quizás se quedó por el camino la comentada “Spellwork”, pero hay que decir que fue un single que funcionó a un nivel muy menor en comparación con “Lose it” y “Beat and the pulse” del primer álbum. Puestos a pedir, ya me hubiese gustado haber oído “Darken her horse”, “Identity” o “Hate crime”, por poner algunos ejemplo; pero bueno, esas canciones ya las tocaron en su día y es normal que ahora no lo hagan. Tras el concierto pude felicitar personalmente a Maya por el excelente show que habían realizado. Tan bien me supo este show que ya estoy deseando volver a verlos en esta gira otra vez. Difícil estará, pero todo es posible si ningún ministro lo impide.
Los conciertos de los que pudimos disfrutar el pasado 6 de Abril, en el Teatro Barceló, están englobados en una nueva edición de “Voces Femeninas” y preliminarmente conviene decir que lo que pudimos escuchar es perfectamente congruente con el nombre del evento. Las voces que pudimos disfrutar no merecen otra nota que no sea un sobresaliente. Con Austra, la actuación que nos movió a acudir, intuíamos que la apuesta era casi sobre seguro; tal es la solvencia de sus discos.
Sin embargo nos topamos con la agradabilísima sorpresa de que Pixx en su papel de telonear a la banda principal colmó y sobrepasó nuestra más optimistas expectativas. Reconozco que no conocía nada de Pixx y que (quizá sea un defecto) a veces la inclusión de artistas invitados me parecen un tanto fatigosa si se dilata mucho la actuación del artista principal. No fue el caso de ayer. Pixx dio la impresión de ser un auspicioso proyecto (su primer disco se editará en junio) que amalgama rock y electrónica, donde sobresale sobremanera la actuación de la vocalista. Un auténtico chorro de voz, macizo, potente, de tono imperativo. Como una Nico adaptada a las coordinadas pop, más ágil. La actuación de Pixx fue breve (unos 25 minutos) pero vigorizante y enérgica. Todos queríamos escuchar más. A posteriori he investigado un poco y curiosamente el sonido es más etéreo y sutil en estudio. Lo cual sugiere ductilidad en el estilo, otro aliciente. Seguiremos sus pasos.
Tras un intervalo de espera, breve afortunadamente, dedicado a acondicionar el escenario específicamente para Austra, se apagan las luces y comenzó a sonar a modo de entradilla “Deep thought”, el breve instrumental de su último disco: “Future Politics” (2017). Una vez estuvo la formación completa en las tablas pudimos ver a Katie Stelmanis ataviada con una especie de “camisón” (o lo que fuera) de color rojo intenso, que era cualquier cosa menos favorecedor. No menos llamativo fue el atavío de Ryan Wonsiak, a base de pantalones cortos de chándal y camiseta igualmente corta; era un estilo polivalente, valedero para aparentar ser un atleta trasnochado o para ver cómodamente en su domicilio canadiense un partido de los Toronto Raptors. Maya Postepski eligió un ropaje plateado, resultando una especie de híbrido glam-marciano. Mucho más sobrio estuvo Dorian Wolf. Afortunadamente como no somos Vogue o Harper´s Bazaar todos estos detalles son secundarios. En cuanto a interpretación y desempeño, los que más llamaron la atención fueron Katie y, prácticamente a la par, Ryan. La primera por su espléndida voz y sus variados bailes (bien leves y flotantes o bien vehementes y casi tribales) y el segundo por sus estrafalarias poses. Precisamente, al ser mi primer concierto de Austra, un punto importante era comprobar in situ las estupendas virtudes líricas de Katie. Virtudes que fueron de sobra confirmadas, a base gorgoritos y magníficas ráfagas de voz.
Distintiva y técnicamente muy por encima de lo común. El trabajo de Dorian y Maya fue sobrio y concienzudo. Austra está en un momento interesante para escucharles en directo. Su último disco ocupó el mayor cupo de canciones y sus miradas a referencias anteriores no son un mero vasallaje a la nostalgia. Hablamos de un grupo joven, con una discografía equilibrada. La primera canción en sonar fue “We were alive” de “Future Politics”, y cumplió muy buena función como apertura. De este mismo disco sonó la vertiente más sugerente e hipnótica representada en “Gaia”, “Freepower” o “I’m a monster”; y la materializada en los singles “Future politics” (el inicio de los momentos bailables) y las muy bonitas “Utopía” y “I love more you more than you love yourself” (una de mis favoritas de la banda). Todas las que sonaron del “Feel It Break” (2011) fueron triunfos, tanto “The choke” en la primera mitad como “The beat and the pulse”, “Lose it” y “The villain” finalizando el track list titular. Es digno de mención que durante este trío se vivió una auténtica algarabía extática a base de contundentes bases y bailes casi atávicos. Pura energía. Muy importantes fueron también las canciones de “Olympia” (2013), la primera en sonar fue “Forgive me” y fue una de las curiosidades de la noche. En lugar de seguir los parámetros del estudio, Katie la tocó sola al piano. Un poco como hace Martin L. Gore en algunos conciertos de Depeche Mode, pero más interesante. “Home”, aparte de sus virtudes intrínsecas, creo que fue un punto de inflexión en el show. Sonó un poco después de la mitad del track list regular y se interpretó como si fuera una especie versión extendida fuertemente rítmica. A partir de ahí se subió una marcha y fue in crescendo la animosidad el público, que ya de por sí tuvo mucha conexión con el grupo desde el inicio.
Las dos últimas canciones del concierto fueron el estupendo pop de “Painful like”, muy bailado también, y como colofón
“Hurt me now” que quizá pudiera descolocar a alguien por ser una canción un poco de “bajona”. No llego a estar de acuerdo con eso, la melancolía es parte de la esencia de muchas canciones de Austra. Además la intensidad de una canción no sólo se mide en beats por minuto. Ocurre como con el Principio de Conservación de la Energía, que no se crea ni se destruye, sino que se transforma. Estas dos últimas canciones formaron parte del bis de tres canciones que puso fin al concierto y que comenzó con la brillante “Habitat”, de su EP homónimo de 2014, recibida con el entusiasmo que la canción merece.
Caras de satisfacción propia y ajena a la salida, para una concurrencia bastante abundante que casi abarrotó el Teatro Barceló, convirtiendo la noche en todo un éxito. Sin duda la sensación que nos quedó fue la de recibir incluso más de lo que esperábamos. Aprovecho para dedicar este post a nuestro compañero en “DMR” Luis Felipe Novalvos que recientemente perdió a su padre.
CRÓNICA (por Víctor Prats).
Considero adecuado esta previa a la crónica extensa que les voy a hacer en los siguientes párrafos tras la sinopsis que realiza Mariano. Una de las cosas más importantes que “DMR” me ha supuesto, ha sido la ocasión de tener la amistad del señor Alfredo Morales. Quien en su día comenzó como agudo comentarista en artículos de grupos que tenemos en común, ha terminado como redactor de este humilde blog y ha sido comentarista/tertuliano de nuestro programa de radio, es una persona con la que hemos compartido muy buenos ratos en distintas situaciones (conciertos, programas de radio, tertulias musicales, etc.) y la pena reside en que su proyecto vital le aleja de Madrid, por lo que la amistad ahora se vive a distancia.
Y una de las cosas anexas a la amistad con el señor Morales, fue el poder descubrir a Austra. Yo tengo la sana y por otro lado lógica costumbre (por eso de enfocar el blog de la forma que lo tengo concebido) de escuchar los discos completos a medida que reviso los textos de mis redactores antes de que se publiquen; mera revisión, por cierto, y quizás solamente editar algún elemento tipo “comas”, “puntos y comas” o separar párrafos. A día de hoy no he ejercido censura de ningún tipo a lo ya escrito, ya sea de Alfredo o de Mariano.
Comentado todo esto, que en parte es una loa u homenaje a mi estimado amigo el señor Alfredo Morales, he de decir que no me pensé ni un segundo en asistir al concierto cuando vía mensajes instantáneos, en una de esas conversaciones escritas a larga distancia, Alfredo me informaba del evento.
Alfredo tenía en mente venir, y con él un amigo suyo muy a destacar, al cual conozco más por lo que nos comenta Alfredo que por lo que he podido tratar en persona con él, ya que solamente coincidimos cara a cara en el grandioso concierto de hace ya casi 6 años (¡cómo pasa el tiempo!) de The Human League en Madrid; sin embargo, una visita al país donde actualmente reside y trabaja Alfredo del actual ministro de exteriores, tiró por tierra sus planes, teniendo que readaptarlos a ir a Toulouse a uno de nuestros países vecinos. Miren, aquí abajo un primer plano de Maya que nos salió movido; una pena, porque parece que nos estaba mirando.
El precio de la entrada era irrisorio, viendo las cantidades que se piden por las visitas de artistas internacionales a nuestra ciudad. Cierto es que Austra a día de hoy es un grupo de culto en España, por ello los 20,90 eur. más que ser simbólicos incluso pueden considerarse adecuados. La hora que marcaba la entrada era cuanto menos extraña: las 20.00h. Por ello no nos quisimos equivocar y fuimos a la sala a las 19.45h por si acaso. Llegamos a la puerta y solamente había 3 personas por delante. No había pasado nadie y la hora sería simplemente la de acceso a sala. No obstante, el evento se presentaba como un conjunto de Austra + Pixx (y tal cual titulamos el artículo), dentro del festival “Voces Femeninas” patrocinado por una marca de cervezas. Por ello, quizás pensábamos que la extensión de los conciertos quizás podría ser similar. Luego vimos que no, pero a Pixx a priori daba la impresión de que no se les concedía el estatus de teloneros o artista invitado, que luego más bien sí que jugaron por la duración de su show y su posición previa a Stelmanis, Postepski, Wolf y Wonsiak.
Que muchas veces hayamos ido a conciertos y nos hayan agradado los artistas invitados, no ha evitado que en casos como los del pasado jueves tuviéramos cierta pereza por ver a otra banda que no fuera Austra en la noche de autos. De hecho, algo antes de las 19h, en el salón de nuestra casa, comentaba este asunto de la pereza que nos daba ir tan pronto con mi novia. Y ambos estábamos de acuerdo.
Bien. Dicho esto… ¿Se creerán si les digo que con Pixx hemos asistido a la ocasión que con más agrado he salido de un evento tras conocer a un grupo? Recuerdo ocasiones agradables como la que supuso How I Became The Bomb cuando vimos a Editors en 2007 en Joy Eslava, pero en ningún caso hemos llegado a un ejemplo como el que nos supuso Pixx este pasado 6 de abril de 2007.
A eso de las 20.15h se presenta en escena el cuarteto, con estructura parecida a Austra (2 chicos y 2 chicas; chicas a las voces -por lógica del evento, ¿no?- y teclados -descalza, por cierto- y chicos a la batería y guitarra y chica). Y arrancaron con un tema contundente en la bases, buenos zurriagazos de batería donde se pudo comprobar el potencial de voz de Hannah Rodgers, la chica que es acreedora del nombre artístico de Pixx. Realmente sorprendente la contundencia de la voz, ya que Hannah es más bien menudita, tanto de estatura como de complexión. También a destacar en un segundo plano la pose y mirada desafiante de Hannah que también le sumaba contundencia al conjunto. Este primer tema, que no he podido contrastar bien por internet qué título tiene (ya lo identificaré cuando salga al mercado el disco de debut del grupo en junio de este año) nos abrió los oídos y ojos y de un plumazo nos quitó la desgana o pereza que podríamos traer, también en gran parte asociada a las ganas que teníamos de ver a Austra en directo. Abajo la actual teclista de Pixx.
El grupo me terminó de ganar a la 3ª canción, en la que había un estribillo de esos que te capturan de primeras escuchas, y que tenía unos arreglos de cierto corte oriental en sus teclados que le concedían mucho encanto. Era la 3ª canción y ya Pixx me habían terminado de conquistar con sus melodías y con la potente voz de su cantante.
Aquí arriba pueden ver en primer plano la intensidad que Hannah imprime a su proyecto Pixx en el micrófono. Lo siguiente fue una balada, que hay que apuntar que no hace mucho Pixx tenía un enfoque más íntimo y acústico, y quizás sea heredero de esos momentos creativos. Vino bien para ofrecernos diversidad y dar paso a un par de temas finales soberbios y quizás sus 2 apuestas más decididas.
Primero vino su gran hit para mí: “Grip”. Estamos ante una canción de esas al estilo de “Diamonds” de Rihanna, que capturan desde la primera escucha. Nuevamente ciertos sonidos de leve inspiración oriental y un estribillo precioso que nos hacía desear en una interpretación asociada a un 12”. Y con “I bow down”, uno de sus últimos vídeos y singles de adelanto al inminente primer disco “The Age Of Anxiety”, Pixx pusieron punto y final a apenas 25 minutos de actuación que nos dejó tristes por su corta duración… ¿Quién iba a decirnos esto un par de horas antes? Cuando vuelvan por Madrid en otoño para presentar su disco (esperemos), tengan por seguro que haré por ir y ver un concierto de larga duración de Pixx; esto no me ha sucedido hasta la fecha con ninguna otra banda, así que tomen nota.
Embelesados por la actuación de Pixx, comentando sobre la misma entre nosotros, el transcurso temporal hasta que Austra tomaron las tablas de Teatro Barceló se hizo brevísimo. Por cierto, y antes de meternos de lleno con Austra, el Teatro Barceló es un lugar que nos parece buenísimo para conciertos: céntrico, con acústica excelente y distribución de los espacios formidable; también desde aquí nuestra admiración al personal de la sala, que tuvo un detalle muy bueno con Mariano González, viendo sus problemas de movilidad y sostenerse de pie, al facilitarle un asiento situado en la barandilla lateral izquierda sin necesidad de solicitar nada. Así da gusto. Desde aquí nuestros agradecimientos. Aquí debajo uno de los primeros planos menos malos que conseguimos de Katie Stelmanis (debido a la iluminación y humo, las fotos sin flash nos salían muy movidas).
El set del escenario se adecuó bien para que a eso de las 21.20h aproximadamente se apagaran las luces y con los sonidos del arpa de “Deep thought” fueran apareciendo por ahí Ryan Wonsiak, Maya Postepski, Dorian Wolf y finalmente la diva que es Katie Stelmanis. Con esta actuación es una de las veces (por no decir la única) que he ido a un concierto con una tremenda curiosidad de escuchar en sí la voz en directo de la cantante. Y es que el enfoque lírico de Katie Stelmanis es uno de los activos principales de Austra; sin ninguna duda. Aquí abajo pueden ver a Katie y a Dorian al fondo concentrado en sus teclados.
Arrancaron con “We were alive” y luego con el trallazo del tema título de su último disco “Future politics”. Otro de los singles del último disco vino en el 3er. lugar, “Utopia”, que mantuvo la exigencia concentrada en este arranque. Buenas pruebas de fuego para abrir y cerrar el primer bloque de temas centrados en el último lp con quizás mi favorita de la obra: “I’m a monster”. Ahí es donde pude comprobar por 1ª vez en la noche el virtuosismo vocal de Katie, con su consecución de octavas en la parte inicial de la canción para luego derivar a otros pasajes de menor exigencia lírica, pero muy efectivos como es su estribillo “ya no siento nada”, todo ello dispuesto sobre los sintetizadores maravillosos que conforman la melodía principal del segundo tramo de “I’m a monster”, cimentada por Ryan y Dorian a la par. La verdad es que, como comprenderán, pasé bastante de la cámara al grabar “I’m a monster”: la dejé a la altura del pecho y lo vi con mis propios ojos, que es como debe ser, así que no sé si el enfoque será muy adecuado del vídeo que aquí debajo les inserto.
Después del trance e hipnotismo en el que Austra imbuyeron al público que abarrotaba el Teatro Barceló (creo que quedaban entradas en puerta, pero pocas serían) con “I’m a monster”, era hora de cambiar de disco y recuperar “Forgive me” de “Olympia” en un formato más íntimo con Katie sola ante el peligro a los teclados (el resto del grupo inactivo y con la cabeza bajada mirando al suelo, e incluso con Dorian y Ryan sentados en la tarima del escenario). Quedó muy bien este formato a este hit de Austra, aguantando mejor esta vestimenta que otros temas de Depeche Mode cuando los de Basildon se atreven en directo.
“The choke”, no single, pero sí uno de los temas más valorados de “Feel It Break”, irrumpía con ganas, suponiendo una inyección de adrenalina que se concretaría más tarde en el tramo final del show. Y es que con “Home”, el gran single de “Olympia” se inició una fase del concierto de alta intensidad; a este respecto, Mariano González me comentaba tras el concierto, tomándonos algo de comida mexicana en un local cercano al teatro Barceló que solemos visitar cuando vamos por la zona, que Austra subieron una velocidad y ciertamente se pudo dar fe de ello. De los bises hablaremos un par de párrafos más adelante, pero de momento les inserto el correcto vídeo que grabó Mariano González de “Painful like”.
En ese bloque antes del bis hubo variedad, ya que se localizaron ejemplos dispares como la bonita y delicada “I love you more than you love yourself”, single de relumbrón del actual “Future Politics”, los gorgoritos líricos deliciosos de “Lose it” o la marcial “The villain”. Sin embargo, el tótem lo supuso la canción más gótica y oscura del repertorio de Austra, la que de alguna forma ofrece el título a su primer disco: “Beat and the pulse”. La sala completa se dejó llevar por el malditismo y la intensidad de este temazo y quizás supuso el momento más relevante del show. No obstante, en el otro sector y distinto sentido, la fiesta que supuso la ya comentada “Home” también fue muy destacable. Aquí insertamos el video que Mariano González grabó desde su posición de “I love you more than you love yourself”, bien de sonido y bien de nitidez (su cámara da bastante buen resultado).
Faltaban los bises para completar la hora y 15 minutos exactos de show. Y Austra dispusieron un set muy “olímpico” para las propinas; no obstante, lo primero de todo fue reabrir el show con el trallazo que es “Habitat”, ese tema obsesivo que tuvo el honor de dar lugar a un EP y que se creó en los días de “Feel It Break”. Luego vendrían los citados componentes del segundo disco de estudio “Olympia”. Primero fue “Painful like”, que cumplió sobradamente, pero que quedó por debajo de la intensidad oscurantista y épica de “Hurt me now”, que nos supuso los últimos compase de música bien ejecutada y voces de alta exigencia a cargo de Katie Stelmanis que nos tuvieron embobados durante cada minuto que le daba al micro. Aquí debajo les dejamos una foto que sacamos del setlist que se llevó una fan; solamente eché de menos “Spellwork” de las que cabrían esperar y “Darken her horse” o “Identity” de las más difíciles.
Alfredo Morales, el “culpable” de que Austra sea uno de los grupos actuales que más llamen mi atención, lleva tiempo afirmando que Katie Stelmanis es una diva. Podemos dar fe de ello. Su actitud en el escenario, con cierto halo de misticismo, con sus bailes y sus juegos de brazos y manos, hechizan (complementariamente a su voz) a la audiencia. El único punto negativo para mí fue el atuendo que escogió para la ocasión, el cual no le hacía justicia. Lejos de un traje largo verde de princesa que llevó en el concierto de Toulouse (Alfredo nos envió alguna foto los días anteriores), para Madrid escogió un vestido rojo tremendamente ancho en plan saco de patatas, el cual por otro lado no chirría dentro del carácter experimental de Katie.
Aquí arriba Ryan en 1er. plano y Maya al fondo. Maya Postepski estuvo sesuda en su batería, ayudando en coros y sorprendiéndonos al no llevar sus clásicas gafas. Dorian Wolf fue también elector del perfil bajo en el escenario, muy centrado en las notas que tenía que interpretar, sin querer eclipsar a Katie ni a Ryan Wonsiak, que fue el otro triunfador de la noche. Ryan desde su posición de teclados (le tuvimos justo delante) y con un look que podría recordarnos al Martin Lee Gore de 1984, deleitó a la sala con numerosos bailes y coreografías que hicieron enardecer a un gran sector del Teatro Barceló; en una ocasión vi desde su posición a Dorian intentando seguir el ritmo a Ryan en sus pasos, con una sonrisa en la cara y desistiendo al poco al ser imposible para él emular lo que Wonsiak hacía.
Esperemos que el siguiente salto de nivel de Austra les lleve a un “ring” del Palacio de los Deportes y no a La Riviera. El Teatro Barceló les vino a la medida y si no consiguen dar el santo a recintos mayores casi apostaría por este lugar para su próxima visita a la capital. Teníamos muchas ganas de ver a Austra en directo y la verdad es que no pudimos quedar más satisfechos. De paso nos llevamos la agradable sorpresa de Pixx. La noche del pasado jueves marchó muy bien. Austra van en positivo y con cada disco van creciendo. Katie Stelmanis en directo no desluce y demuestra que su virtud vocal en estudio no está impostada. Simplemente por eso merece la pena ir a un concierto de Austra, pero por si no fuera suficiente, es que hay mucho más. Salvo fuerza mayor, aquí hay unos que a la próxima también haremos por estar presentes.
Esto no es del todo cierto, ya que en las próximas semanas por aquí habrá sendas crónicas de conciertos de Austra en Toulouse y en Madrid vividos por Alfredo Morales y Mariano González/Víctor Prats respectivamente.
Lo que sí para es nuestra actividad semanal que alterna programa de radio con revisión de disco tema a tema cada viernes/sábado. Las 2 próximas semanas no habrá nada de eso y regresaremos a la actividad normal el viernes 21 de abril con una revisión de disco a cargo de Alfredo Morales.
Les dejamos esta bucólica postal de mi viaje de 2008 a Asturias por la Semana Santa de aquel año; fíjense: entonces “DMR” aún no existía. Qué cosas. ¡Cómo pasa el tiempo! Descansen y que la buena música les acompañe donde vayan.
Día 18 de marzo de 2017 a las 16.00h y nos presentamos Mariano González y servidor de ustedes Víctor Prats, alias Abacab, en los estudios de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH) para tributar a la banda galesa Manic Street Preachers.
Escogiendo uno de sus discos más masivos y celebrados, estuvimos una hora en antena debatiendo sobre numerosos aspectos de James Dean Bradfield, Nicky Wire y cia.. El sonido de las canciones fue horrible. La mesa de RUAH estaba mal calibrada e hice lo que pude; no obstante, no hemos querido editar ese asunto y lo hemos dejado tal y como sonó.
Hubo redifusiones en el dial de RUAH los 2 miércoles siguientes a las 23.00h y al sábado siguiente a las 16.00h. Por si se lo perdieron y desean escucharnos, aquí dejamos insertado el reproductor y el enlace a Ivoox para que puedan descargarse el audio si lo desean: http://www.ivoox.com/dmr-8-10-audios-mp3_rf_17957747_1.html
“Se fuerza la máquina”. Con esta enunciación coincidente con la canción su disco homónimo de 1996 podemos resumir el espíritu del concierto, para deleite de los asistentes; entre los que nos incluimos la gente de “DMR”. En este caso Víctor Prats (quien hará la crónica principal) y yo. No hace mucho que hemos podido deleitarnos con “Escuela De Capataces”, el nuevo disco de Miqui Puig & ACP, y ello nos ha incitado a ver su traslación al directo. Un tanto a favor del disco, que nos demuestra que no es una obra neutra o funcionarial. El escenario fue el de la coqueta sala Costello, cuyo aforo fue de sobra cubierto, dando lugar a todo un éxito de afluencia.
Víctor Prats y yo tuvimos la suerte de poder sentarnos al lado de del escenario, yo con una imprescindible banqueta (doy gracias por ello a G-News y a la Sala Costello). El hecho de estar tan próximo a la música presenta ciertas ventajas, la música se convierte en un placer casi cercano a la sinestesia; como si la música se pudiese palpar, tocar, casi oler. Se puede ver todo el utillaje de la banda: guitarras, pedales, track list… Es un como un making off de algo que está pasando casi simultáneamente. La situación no podía ser mejor. Aludía al principio al tema de “Se fuerza la máquina” por el recio vigor que mostró la banda, tocando sin apenas interrupciones entre canciones y de un tirón. Todo ello tocado con simpatía y potencia; el colegueo y las miradas cómplices fueron una constante durante toda la noche. Miqui estuvo, aunque parezca contradictorio, apacible y enérgico. Se podía adivinar una íntima satisfacción acompañada de entusiasmo que daba esa sensación; confiado como si jugara en casa. La banda sonó compacta y engrasada, incluyendo a su mano derecha Marc Botey.
En cuanto al track list, estuvo bien balanceado. Los distintos parajes de la trayectoria de Miqui tuvieron momentos de relumbrón. De la época de Los Sencillos fue una agradabilísima sorpresa la inclusión de “Estuve de vinos por ti” y la curiosa versión semi-instrumental de “Mala mujer”, estupendamente interpretada por la banda y con Miqui mirando desde primera fila, botellín en mano. Transfundir sangre nueva en directo a una canción antigua es una buena idea, cuando la idea es interesante. Como anoche. Por su parte “Alta y delgada” sonó atronadora, casi hard rockera. También es de notar que el show se cerró con “Drama”.
En cuanto a su época en solitario sonaron estupendas, como no podía ser de otra forma (a modo de ejemplo), “Te quiero ahora, te quiero luego” y “La puta canción de amor en la que el chico gana” y no sonó nada mal “El sirviente”, canción además valedera para reivindicar “Impar” (2008). Y en justicia hay que decir que las canciones del último disco nos sirvieron varios y variados platos fuertes: yéndonos a los extremos tuvimos el toque calavera y gamberro de “Cuidado con los perros” y por otro lado la genuina emoción de “La hora del brindis”, quizá la hora del concierto con más sentimientos adscritos. En cuanto a “Los Módena” y “El sastre de Genestacio” llevan camino, y apostaría a ello, de convertirse en clásicos de Miqui. Al tiempo. Y no, no sonó “Bonito es”. No obstante es preferible quedarse con lo que hubo y no con lo que no fue, porque de hecho hay canciones de sobra en el repertorio de Miqui para que no se eche de menos una en concreto. Por mucho rango que tenga.
El post concierto, acorde con la noche, fue divertido; además de cundirnos bastante. Tuvimos el placer de hablar un ratito con un encantador Marc Botey y saludar a un no menos encantador Miqui Puig. Todo ello reflejado en foto, y en nuestra memoria. Y para rematar tuvimos el honor de conocer a un grande del periodismo musical: nada más y nada menos que Santi Alcanda. Además de periodista, artífice de numerosas horas de disfrute radiofónico para un servidor. Como ven una noche redonda. Si tienen oportunidad de ver a Miqui en directo, ni lo duden. Será algo divertido, será algo bonito. No quisiera olvidarme de G-News, ni tampoco de la sala Costello que me facilitaron ver el concierto más cómodamente dadas mis carencias físicas.
CRÓNICA (por Víctor Prats).
Pasa el tiempo que ni te das cuenta. Casi han pasado 6 años desde la última vez que vi a Miqui Puig en concierto. Y ya llevaba mucho tiempo echando de menos la actividad musical propia del señor Puig. 2017 de momento nos ha traído como buena noticia su regreso discográfico y asociado a ello la vuelta al directo. Abajo Puig en primer plano y en segundo el bajista de la ACP José Robisco.
“Escuela De Capataces”, notabilísima obra de Miqui Puig junto a su Agrupación Cicloturista Puig (eso significan las siglas de ACP), arrancó su gira el pasado jueves en la sala Costello de Madrid. Sala repleta hasta los topes de admiradores de lo que Miqui Puig ha ofrecido musicalmente. Comentamos Mariano González y servidor que quizás el recinto venía un poco pequeño para el tirón de Puig y los suyos. Y así fue. Marc Botey, que lidera la ACP y que es mano derecha de Miqui en lo musical desde hace casi 20 años, nos explicaría el motivo de escoger a la Costello, un sitio que por otro lado a nosotros nos agrada mucho para conciertos, por su buen sonido y su céntrica localización.
A las 21.00h ya estábamos en la puerta de la sala y tras acceder a la misma y estar un ratito en la planta superior leyendo la siempre interesante revista Mondosonoro, bajamos al recinto conciertero propiamente dicho del local en la planta sótano; antes, al acreditarnos en lista hubo un instante en el que me confundieron por los nombres anotados con mi tocayo Víctor Abundancia. Estuve lento y poco gracioso, ya que solamente atiné a decir que no era yo, cuando debería haberle dicho al empleado de la sala algo así como que ya me hubiera gustado en su día haber liderado a Los Coyotes. Luego Miqui citó al señor Abundancia en mitad del show, como referente en una de sus composiciones; no constatamos si estuvo entre los presentes o no. En la zona del concierto estaba dispuesta la banqueta que habíamos solicitado a la organización para que Mariano González pudiera sobrellevar su limitación física transitoria; desde aquí mis sinceros y amplios agradecimientos a Pilar González de G-News y al personal de la sala por lo atentos que fueron a este respecto.
Llegan las 22.10h y comienza a sonar una retransmisión deportiva de una carrera ciclista de las de muy antaño. La ACP va posicionándose en el escenario y finalmente se incorpora Miqui (vestido elegante, pero informal, con pañuelo verdiblanco al cuello) para arrancar a todo meter. Abren como lo hace “Escuela De Capataces” con la eficaz “Ella me salvó (beber sin sed)”, buen inicio de disco y de concierto, que conectó sin solución de continuidad con el clásico “Todo va bien (de momento)”, que otrora era parte de los bises y ahora tiene el papel de azuzar a la sala al comienzo.
Hubo más caña en este bloque inicial de vértigo donde apareció otro clásico como es la popera “Revival” y engancharla con la luminosa “Sofía Schmidt-Pérez Del Oso” y el trallazo de “Viva acid house”. Miqui Puig y la ACP se movían al ritmo frenético de una contrarreloj por equipos, relevando una canción tras otra sin apenas mediar un segundo de silencio entre acordes. Este quinteto de apertura fue de infarto. Se notaba que Miqui llevaba tiempo queriendo regresar a las tablas y la energía era desbordante. Aquí debajo Marc Botey a los coros y a sus cuerdas.
Había que parar un poquito y aquí es donde se produjo el primer descansito. Y tras esos segundos de respirar apareció el que quizás me supuso la sorpresa mayúscula de la noche. Miqui ya me ha comentado en persona que le es difícil recuperar la interpretación de canciones antiguas de Los Sencillos, por ello lo que nos tenían preparado me dejó muy sorprendido. Comenzó a sonar “Estuve de vinos por ti”. Esa canción de desamor que es una joya oculta del repertorio de Los Sencillos, donde el mazazo se sobrelleva cantando canciones con hinchas de fútbol y demás. Pasaje de fuerte agrado del concierto, que no sería el único en este episodio de temas muy antiguos de la banda que en su día lideró Puig. Aquí abajo les insertamos el vídeo que grabó de “Estuve de vinos por ti” Mariano González.
Venga, les voy a contar el otro capítulo sorprendente de la noche. Miqui se baja del escenario atravesando el grueso del público hacia la barra del fondo del recinto y deja a la ACP en el escenario. Pero la música no cesa. Y, ¿qué suena? Pues comienzan las cálidas cuerdas eléctricas de “Mala mujer”, quizás uno de mis temas preferidos de siempre del grupo. Miqui, fan de Derribos Arias por cierto, emula a Poch. Y dirán ustedes que por qué: no sé si habrán visto la famosa entrevista de Paloma Chamorro en “La Edad De Oro” en noviembre de 1983 cuando Poch afirmaba que en un concierto de noches anteriores se había bajado del escenario para ver cómo tocaban en directo Derribos Arias, ya que nunca les había visto. Pues Puig, en su primer concierto con la ACP, quiso saber sin esperar más a ver cómo funciona la formación en directo. Supongo que sacaría en conclusión que bastante bien. Miqui llegó a tiempo de subirse con su tercio de cerveza en mano para poder cantar las últimas palabras de “Mala mujer” y dar carpetazo a uno de los capítulos más dirigidos a los fans de largo recorrido de la actividad de Miqui Puig.
“Escuela De Capataces” es un disco de alta nota. No tardarán en ver por aquí su correspondiente revisión tema a tema y en la actividad de “DMR” en otros campos más… No les damos más pistas de momento. Así se lo confesé al final del concierto al propio Miqui en persona: era la primera vez en mucho tiempo que asistía a un concierto de presentación de un disco de un artista con mucho recorrido discográfico en el que me importaba bien poco lo que rescatara del pasado (por mucho que me deleitara lo que sonó, como ya he narrado en los 3 anteriores párrafos).
Por fortuna, la ACP en su hora y 20 minutos de recorrido sin apenas parones (de hecho no hubo ni bises propiamente, imaginen el vértigo de descenso del Tourmalet del show), repasaron el contenido íntegro de “Escuela De Capataces”. Fueron intercalando sus dosis con temas pasados de forma acertada. Hubo un bloqueo muy sentido que fue el que
supuso que se encadenasen “La hora del brindis”, con toda la sala
con copa (imaginaria o no) en mano brindando con Miqui, y “El
sastre de Genestacio” (debajo del párrafo les dejamos el vídeo que grabó de ésta Mariano González). Curiosamente “Los Módena”, single de
adelanto, no fue utilizada como cartucho de primeros compases y
apareció más bien en el tramo final de la actuación, al igual que
la notabilísima “El chico que gritaba Acid”, que fue interpretada
justo después de “Los Módena”. Fue una lástima que “La teoría del hombre invisible” no fuera
interpretada. Y es que me gusta mucho oír a Miqui narrar esa
historia ambientada en un bar de pueblo. Sonó al acabar el show en
sí, a modo de hilo musical de despedida; luego el señor Puig nos
confesó que todo se andará y quizás en un futuro se incluya en los
conciertos. Estaremos atentos.
Estuvo muy bien que en el tramo final del show, en el que
recordamos que no hubo bises en sí, se metieran cosas siempre muy
agradecidas de volver a escuchar como “La puta canción de amor en
la que el chico gana” o “Te quiero ahora, te quiero luego”. Miren, si quieren saber mejor el set list en orden, aquí debajo les dejamos una foto del set list que tenía Marc Botey con sus acotaciones y que terminamos llevándonos ante la limpieza generalizada que varios fans vimos que estaban haciendo de los que había dispuestos por el escenario de la Costello.
En el plano de la mayor intensidad que ofrecieron Miqui y la ACP
hay que destacar “Alta y delgada”; si bien es un tema que siempre
ha disfrutado de una notable potencia, en esta ocasión sorprendió
la potencia y el nivel de desaforamiento que Miqui mostró,
cantando a pleno pulmón y con el efecto visual notable del foco de
luz sujetado al lado del micro en mano. Todo esto se concreta en una foto del momento que insertamos abajo.
No nos olvidemos de “Impar”, ese disco de 2008 que si bien no es tan perfecto como su antecesor y el nuevo compañero de discografía, sí que es muy aprovechable. Cayeron “El sirviente” o “Polvos de talco”, que lo reivindicaron y cumplieron bien en su cometido.
Con “Drama”, que sucedió a “Vos trobaba a faltar” (con notable
agradecimiento expreso a la audiencia cuando tradujo al castellano
su significado), se puso punto y final a una hora y veinte minutos
de quitar el hipo. Siempre se echan de menos temas del repertorio posible, pero por una vez en esta ocasión no me voy a poner muy tiquismiquis en ese sentido. Quizás solamente por “Tipo loft”, pero nada más.
Al terminar el show Miqui Puig y la ACP se quedaron en la sala
saludando a amigos y conocidos. Pudimos disfrutar de una buena
tertulia con Marc Botey y de conocer en ese pasaje a un referente
radiofónico musical para nosotros como es el gran Santiago Alcanda
que estuvo presente en el concierto. También pudimos saludar a
Miqui con un sentido abrazo y hablar un rato con él; arriba del párrafo insertamos una foto que nos hicimos con Marc y Miqui.
Muy satisfechos tiramos para casa constatando principalmente que
Miqui Puig está de vuelta y en buenísima forma. Además la ACP,
encabezada por Marc Botey y sus cuerdas eléctricas y completada
por Joan Verges a la batería (debajo de este párrafo), José Robisco en el bajo (arriba de estas líneas) y Tony Mena a las
guitarras, creemos que es un conjunto de músicos excelente y que
le viene a Miqui como anillo al dedo.
Echábamos de menos a Miqui Puig desde “DMR”. Tanto en concierto
como en estudio. A 2017 le tenemos que agradecer este reecuentro
musical y comprobar que a pesar del paso del tiempo el tino
compositivo sigue ahí, con un lp muy destacable y con una puesta
en escena del mismo que agrada.
Celebramos el éxito de Miqui Puig
& ACP y esperamos verles de nuevo no a mucho tardar. Para nosotros
siempre es un placer. Termino agradeciendo a Pilar González de
G-News que contarán con nosotros para poder narrarles este evento
y a Marc Botey y Miqui Puig lo amables y cariñosos que son siempre
con nosotros.