ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
De momento, con los de Ohio, seguimos en DMR el orden estrictamente temporal. Tras
haber analizado en su día su debut de larga duración (si no tenemos en cuenta “I Want! I
Want!”), hoy continuamos avanzando con su 2º lp, el que debido a uno de sus singles
les supuso su mayor exposición a nivel internacional.
Ya comentamos que con su disco homónimo de arranque, Walk The Moon se
consiguieron hacer con un cierto nombre y repercusión dentro del mundo del indie pop,
gracias a ese álbum tan fresco y con un ramillete de buenos temas, quizás abanderado
por la imbatible “Anna Sun”.
Para este disco se consolidó el cuarteto de formación con Nicholas Petricca como
teclista y cantante, Kevin Ray en el bajo, Eli Maiman en la guitarra y Sean Waugaman
en la batería. “Talking Is Hard”, de hilarante portada con los miembros posando a modo
de cuadrado, con 2 arriba, 2 debajo y con Sean a modo su cabeza de los canadienses que
se recreaban en “South Park”, es un disco plagado de buenísimas canciones, y además
bastante variadas entre sí, aunque lo que predomine sea el pop. Vamos con su análisis
tema a tema.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Different colours”: Buen arranque de disco de la mano de la briosa “Different
colours” y sus coros de apertura, que también jalonan su estribillo. Es uno de los singles
del disco, con videoclip recopilatorio de filmaciones del grupo en directo, en sus
backstage, etc., que destaca por un estribillo muy certero. Realmente no se me ocurre
otra compañera de disco que te diera una mejor bienvenida que esta.
2. “Sidekick”: Con “Sidekick” no dejamos el pop, pero nos encontramos con una
canción de formas más insinuantes. Buenos giros melódicos, conformando una
estructura de estrofas, puentes y estribillo razonablemente construida. Es uno de esos
ejemplos de pista dentro de un cd, que de inicio pasa desapercibida, y que de hecho, tras
un tiempo sin escuchar el disco, pueden caer en el olvido, pero que cuando vuelven a
oírla la coges con buen gusto y agrado.
3. “Shut up and dance”: Llegamos a la llave de apertura no solo de este disco, sino de la
banda a nivel masivo. “Shut up and dance” es un trallazo pop, de los temas más
efectivos que se lanzaron al mercado en la década de los 10 del presente siglo XXI. El
estribillo es un cañón, pero es que el brío se ve también en cualquiera de sus estrofas. La
fanfarria de teclados creada por Petricca generan un collage psicodélico pop acelerado
por momentos, que no chirría. Su videoclip, ambientado en una especie de discoteca con
Nick protagonizando una historia de amor con la bailarina Lauren Taft, es también a
ratos desternillante (para reparar en sus detalles). Fue en su momento un soplo de aire
fresco, vitalidad y energía que vino muy bien al panorama internacional musical.
Simplemente por esta canción, habría que estar agradecidos a Walk The Moon; pero ya
saben que aquí defendemos que los de Cincinatti tienen mucho más en su haber.
4. “Up 2 U”: Giro brusco o volantazo del pop preponderante hasta ahora, al tema más
rockero y corrosivo del disco. Quizás “Up 2 U” sea la canción más potente y rotunda
del grupo en su historia. Las guitarras de Eli por momento son de una sacudida notable.
Nick también se desgañita al micrófono, llegando a sus registros más agudos e
inquietantes de sus posibilidades. Viene bien la variedad y produce un contraste en
ambos sentidos que tiene su efectividad.
5. “Avalanche”: Retornamos al pop con “Avalance”. Estamos ante la canción de
melodía más vertiginosa, pero a la par cuidada, que escucharemos en “Talking Is Hard”.
Sus acordes y sonidos, no sé por qué, me evocan lejanos regustos orientales, que creo
que le encajan de forma correcta. Nicholas remata los versos del efectivo estribillo
terminando en falsete, dándole así a la pista un cierto tono lisérgico-ensoñador. Es una
de las canciones más destacables del disco, de las más atinadas en su conjunto y, no en
vano, el grupo suele incluirla aún en sus repertorios de directo. A ratos de mis favoritas,
sin lugar a dudas.
6. “Portugal”: No está mal “Portugal”, canción dedicada a nuestro país vecino, al menos
en su título, pero no sé si la factura de sonido de los sintetizadores de Nicholas en esta
composición no me lo hacen del todo fácil. Realmente, salvo esa cierta estridencia
melódica, es un tema bien construido, sobre todo en la parte vocal, que creo que
Petricca interpreta a la perfección. No me disgusta, pero tampoco me seduce en exceso;
tengo otras compañeras de disco que me llegan bastante más.
7. “Down in the dumps”: Sin embargo, creo que “Portugal” se ennoblece con “Down in
the dumps”. El problema de esta canción es su estribillo, algo ramplón, porque sin
embargo en las estrofas funciona bastante bien a ratos e incluso tiene pasajes realmente
interesantes. No obstante, creo que en conjunto no remata bien y puede que sea uno de
los capítulos más prescindibles de “Talking Is Hard”.
8. “Work this body”: Otro de los singles fue “Work this body”. Creo que podrían haber
escogido antes otra compañera de trabajo para esa responsabilidad. No obstante, es un
tema muy marca de la casa. Una pista de cierto pop saltarín y algo alocada, que sin
precisar ni siquiera 3 minutos de duración cumple su papel jaranero y jubiloso para
sumar al enfoque principal del álbum. De alguna manera, me evoca mucho a
“Tightrope”, si bien me gusta más la propia “Tightrope” en estas facturas.
9. “Spend your $$$”: Con menor ceño fruncido que “Up 2 U”, “Spend your $$$” es el
otro pasaje contundente del disco. En esta ocasión son los teclados de Nick en lugar de
las guitarras de Eli las que ofrecen la mayor estridencia y contundencia instrumental en
ciertos momentos. Estos episodios, insisto, ofrecen una cierta variedad al conjunto del
disco que no le viene nada mal y que muestran una cara distinta a la más habitual de
Walk The Moon.
10. “We are the kids”: Es muy probable que muchos vean a “We are the kids” como un
tema falto de ambición y sin mayores pretensiones. Sin embargo, es a nivel personal la
canción que más ha ido ganándome (lo que se llama “grower”) con el paso del tiempo.
Inicialmente, quizás por su perfil de pop muy melódico, pero calmado y bajo, no me
llamó mucho la atención, pero en su discreción y buen gusto es donde está su lado
fuerte. Es melódicamente irrefutable, llevadera e incluso placentera (el tono suave de
Nick en las voces del estribillo, ayudan mucho en este sentido). Para mí es claramente
una joya oculta de “Talking Is Hard”.
11. “Come under the covers”: Aunque seguimos en terreno pop, el cual ya no
abandonaremos en este tramo final del disco, “Come under the covers” tiene un halo
mucho más trascendental y emotivo que la relajada e incluso levemente hedonista “We
are the kids”. No está mal este mayor contraste de emoción que se sitúa entre 2 piezas
de factura tranquila. Considero que el trabajo rítmico de base de Kevin y Sean en batería
y bajo es de lo más destacado en ese campo dentro del álbum.
12. “Aquaman”: “Talking Is Hard” se va de forma relajada y exótica de la mano de
“Aquaman”. Una bonita canción pop de amor (ese estribillo perfecto, aunque muy
largo, que remata con ese “todo lo que quiero es estar contigo de ahora en adelante”).
Los teclados y su sonido son los que le dan ese toque luminoso y exótico, a la par que
relajado. Es estupendo como la canción gana el músculo suficiente, nuevamente gracias
al trabajo sobre todo de Kevin al bajo, en su último estribillo y nos remata la obra
dejándonos un sabor de boca para mí insuperable. De mis favoritas del disco sin duda.
Siempre lo digo: ¡qué importante es terminar un disco bien! Aquí se consigue.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Hoy nos encontramos ante el caso de un disco que cuenta con un single muy potente y
que funcionó genial a nivel mundial. Debido a “Shut up and dance”, el resultado de
“Talking Is Hard” fue más que aceptable con buen posicionamiento en las listas. El
citado single de bandera copó listas de éxitos.
El grupo dispuso de una buena gira a nivel mundial en el entorno de salas, que de hecho
les trajo a Madrid en diciembre de 2015; nuevamente me veo en un caso de un grupo
que no conocí a tiempo para haberme sumado a esa noche en el Teatro Barceló (qué
pena).
No obstante, reducir a “Talking Is Hard” a “Shut up and dance” es facilón e injusto. Es
un disco que está lleno de canciones más que notables. Por lo general es luminoso,
divertido y desenfadado. Perfecto para el verano (me lo compré en julio de 2020, con lo
que fue perfecto escucharlo en viajes en coche en agosto de ese año). Estoy seguro que
al menos la mitad de las canciones que incluye pueden llegar a gustarles sin necesidad
de hacer demasiadas concesiones.
Tras este trabajo, 3 años más tarde vio la luz “What If Nothing”, un disco que supone
una cierta evolución del estilo del grupo a un sonido igualmente pop, pero con una
envoltura menos luminosa y un toque más reflexivo en varias de sus canciones.
Igualmente un disco muy notable, pero de regusto muy distinto al que hoy nos ocupa.
Diviértanse con este “Talking Is Hard”. Déjense llevar por su locura, hedonismo,
melodías placenteras e incluso por su potencia en ciertos momentos. Recuerdo que a
nuestro amigo y colaborador radiofónico Luis Felipe Novalvos le echó para atrás la foto
de la portada del disco que le pasé por el móvil cuando me llegó el disco a casa, pero
juzgarlo por su portada sería un craso error. Cierto es que, más allá de la chanza, no es
una portada buena, pero el contenido musical que ofrece es de muy alta satisfacción.
Altamente disfrutable.