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viernes, 22 de junio de 2018

HIM - Greatest Lovesongs Vol. 666 (1997)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
HIM consiguió crear algo que no todos pueden: una fórmula propia. Acaso una fórmula cuyos elementos son evidentes, conocidos y ya asimilados, pero mezclados en una justeza y proporción tan definida como para poder hablar de un estilo personal. Tal estilo se dio en llamar “Love Metal”,e incluía potentes descargas guitarreras (entre Black Sabbath y el metal ochentero), rock gótico, y una peculiarísima amalgama de oscuridad y dulzura.

En la lírica, por su parte, y también en la estética, abundan las referencias al binomio amor-muerte, al esoterismo y a alguna simbología de carácter diabólico (HIM es el acróstico de “His Infernal Majesty). Esto último, acorde con sus declaraciones, son elementos más de forma que de fondo; detalles ornamentales de los que se sirven para elaborar un compendio estilístico. No es extraño en el mundo de la música; la simbología religiosa, independientemente del convencimiento metafísico de cada uno, resulta a veces poderosa. A modo de ejemplo recuerden a Depeche Mode en algunas épocas u otros tantos grupos provenientes del gótico.

El tal “Love Metal” tiene la ventaja (puede que algunos lo vean como lo contrario) de ser bastante melódico y asimilable a los gustos del oyente medio no acostumbrado a los sonidos fuertes. Es decir, no cabe esperar que HIM suenen tan extremos como Paradise Lost, Moonspell o Craddle of Filth . No obstante esta permeabilidad les hace poroso a públicos más amplios sin sacrificar ninguna declaración de principios o postulado de pureza artística.

De todos modos, este “Greatest Lovesongs Vol. 666” es su disco más afilado e impetuoso y está lleno de melodías frescas y entusiastas; tal y como corresponde a un buen álbum debut. Uno de los pilares básicos es la voz grave y cavernosa de su carismático cantante, Ville Valo; vampírica en los momentos más decadentes y melodiosa en los momentos más suaves. Algo así como un crooner salvaje.

Tampoco hay que obviar el más que solvente soporte instrumental de los finlandeses, donde hay dos componente que son auténticos clásicos: el buen guitarrista Mikko “Linde” Lindström y el bajista Mikko “Migge” Paananen. Los puestos de teclista y batería bailaron hasta su tercer disco, “Deep Shadows And Brilliant Highlights” (2001), siendo ocupados en este debut por Antto Melasniemi y Juhana Rantala.

Tal como decíamos, este debut es quizá su referencia más agreste, lleno riffs de guitarra desgarrados, teclados decadentes y un sombrío romanticismo directamente absorbido del gótico. Si bien me inicié en HIM con otro disco, hoy en día este “Greatest Lovesongs Vol. 666” quizá sea mi favorito de la banda, aunque solo sea por el empaque de sus composiciones (además de dos excelentes versiones) y el punzante ambiente tétrico, “ma non troppo”, de su tracklist.

Como tal, el disco ya tuvo un cierto eco en la Finlandia natal de HIM y en algunos países de Europa (Alemania por ejemplo) y algunas de sus canciones son auténtica marca de la casa con el justo rango de clásicos. Más adelante vendría su particular explosión, cuya onda expansiva llegaría mucho más lejos. Pero HIM empezaron aquí. Y de qué forma.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Your sweet 666”: El hard rock toma por asalto el inicio de “Greatest Lovesongs Vol. 666” con uno de los riffs más potentes de todo el disco; un riff que tiene algo de Black Sabbath, sin duda una referencia sustancial para el grupo. Canción áspera y desaforada pero no exenta de un apasionado gusto por la melodía. La voz de Ville es contundente pero muy lejos del estilo gutural de otros grupos más extremos. Buen subrayado de los teclados, que aumentan el sentimiento de decadencia. La numeración satánica no hay que tomarla al pie de la letra; líricamente habla de la espera, de la impaciencia ante una relación que no acaba de cuajar. Fue el segundo single del disco. En algunas ediciones de su segundo trabajo, “Razorblade Romance” (2000), existe una versión levemente distinta.

2. “Wicked game”: Uno de los clásicos de HIM y, como habrán podido deducir, una versión del éxito de Chris Isaak. Los finlandeses consiguen estar a la altura, consiguiendo una cover repleta de brío y personalidad. La hipnótica línea de guitarra de la original es sustituida por unos afilados y trotones acordes que llenan de carácter y energía la canción. Mención aparte para el más que estimable punteo intermedio y la apasionada interpretación de Ville Valo. Buen comienzo de disco, con una dupla de rock gótico potente y accesible. Fue tercer single. Por cierto, hace poco “DMR” fuimos a un concierto del nuevo proyecto de nuestro amigo Javie Crow (VAM) y versionaron “Wicked Game”, siendo su ejecución mucho más cercana a HIM que a Chris Isaak.

3. “The heartless”: Las cosas se tornan más tranquilas con una canción pop-rock bastante elegante y melódica, donde la voz de Ville Valo se adorna con unos sugerentes coros en falsete. La canción, eso sí, no es particularmente alegre; tiene algo de pesadumbre, de lamento. En un momento de relativo reposo irrumpe reciamente un poderosísimo riff metalero que rompe brevemente el tono reflexivo. Como poco, curiosa.

4. “Our diabolikal rapture”: Uno de los momentos más oscuros del disco. La canción la conduce un distorsionado y decadente riff de guitarra y un tempo desolador y decadente. La ejecución vocal se afana por ser doliente y trasmitir tristeza y desasosiego interno. De fondo, un lecho de teclados añaden un toque aún más tétrico. Una canción más disfrutable, sobre todo, para los oídos góticos. Poniéndonos “nerudianos”, es una canción desesperada que usa el binomio amor-muerte en su letra.

5. “It´s all tears (drown in this love)”: Abandonamos el ritmo arrastrado de la canción precedente para saltar a una mucho más ágil. Es un hard rock directo que contrasta la voz de Ville Valo con una réplica en forma de coro de voz monstruosa, deformada, tratada en estudio para que parezca intencionadamente bestial. HIM combaten la desazón que sobrevuela este tema haciendo que todo fluya al galope, poniendo una marcha accesible y potente. Salvo por esos asaltos de voz de peli de monstruos, es fácil que el oyente la considere una joya oculta.
6. “When love and death embrace”: Podríamos asignarle el atributo de “balada” o de himno mortuorio; según se mire. Quizá exagere, pero ciertamente es una canción de amor, de tempo lento y, a su modo, sentimental, que además se canta con nocturnidad y decadencia. Ciertamente sí que es una balada, pero una balada que transita por el lado oscuro. Nick Cave podría estar orgulloso de ella. Tampoco se me asusten, es una oscuridad que también se esfuerza por seducir al oyente; no hay nada sórdido en esta melancolía neblinosa. Fue primer single.

7. “The beginning of the end”: En las estrofas vuelven las guitarras rasposas y distorsionadas de “Our diabolikal rapture” (un poco stoner, quizá) pero a diferencia de ésta desemboca en uno de los estribillos más memorables del disco. Ese contraste entre aspereza y melodía da una dualidad completamente disfrutable a “The beginning of the end”. Además contiene uno de esos fragmentos que se acaban recordando fácilmente ya tras las primeras escuchas. Y además es un ejemplo de la lírica de HIM: “Ahorra la felicidad para mañana y hoy nos ahogaremos en tus lágrimas/una gota de tu sangre sabe a vino hoy”.

8. “Don’t fear the reaper”: La segunda versión del disco. En este caso de la canción “Don’t fear the reaper” del grupo de hard rock setentero Blue Öyster Cult. Líricamente es una canción perfecta para HIM, dado que la temática aúna el amor y el miedo a la muerte (algunos la malinterpretan como una historia de suicidio por amor), con lo que la dupla amoroso-mortuoria continua siendo el tema principal del disco. Respecto a la original, se añade una voz femenina que interactúa, bien coordinada, con la de Valo y se sustituye el punteo de guitarra por unos fantasmales teclados tremendamente propicios para dar una atmósfera de romanticismo más bien umbrío. También podríamos hablar de balada, pero claro, envuelta en tinieblas. No obstante la versión es decente y, a su modo, bonita.

9. “For you”: Him nos dan el gusto de rematar “Greatest Lovesongs Vol. 666” con un magnífico colofón, pleno de las mejores características de los finlandeses. Se trata de una canción reptante, oscilatoria, que va desarrollándose con paciencia sin olvidar adornarse con electricidad. La voz de Ville Valo es seductora y cavernosa a un tiempo y, junto con los leves coros femeninos, otorga a la canción esa particular oscuridad misteriosa de este debut. Como pasa en otras canciones, hay un momento de insurgencia sonora construida a base de un repentino ataque de furia. Buen medio tiempo y buen sabor de boca. La letra une ambos extremos metafísicos para hablar sobre el amor: “Te amo de 666 maneras y mi cielo está dondequiera que tú estés (en otra estrofa meten un 777; por simbología que no sea)”.

10. “Track oculto”: Es tan irrelevante que solo merece la pena señalarlo como curiosidad. Si tras acabar “For you” dejamos pasar el tiempo veremos que las pistas de la 10 a la 65 son completamente silentes. Nada se oye. No obstante, al llegar a la 66 (un poco pesaditos con la numeración sí que son) podemos escuchar un breve instrumental, suave y a volumen más bien bajito; incluso con algún aire oriental. Intrascendente, pero ahí está.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
HIM fueron a principios de siglo una de mis escuchas de referencia y todavía hoy en día paladeo con muchísimo gusto sus canciones. Me parecen una banda talentosa e idiosincrática; sin duda es una lástima su disolución del año pasado.

Precisamente los primeros año fueron los más exitosos y fructíferos para HIM. En el año 2000 llegaría “Razorblade Romance”, su gran ascenso a cotas más comerciales con la que es su canción más conocida: “Join Me” (incluida en la banda sonora de la interesante película de ciencia ficción “Nivel 13”). Otro paso a la comercialidad fue “Deep Shadows And Brilliant Highlights” (2001) que, en cuanto a factores externos, contó con una repercusión publicitaría y promocional ya relevante y que en lo referente a lo musical suavizaba sus formas y pulía sus aristas con un sonido más amable. Aun así, menudeaban buenas canciones como, por ejemplo, “Pretending”.

El grupo debió de sentirse muy seguro de sí mismo para poner el nombre de su “formula” (esto es, “Love Metal”) a su siguiente disco, lanzado en 2003. Está vez rompieron la tendencia suavizadora y sacaron a relucir, en varias canciones, las guitarras más poderosas desde su debut. Como muestra la vorágine de “Buried alive by love”. Fue en la gira de este disco donde tuve la ocasión de disfrutar de su directo; en concreto en La Riviera, en Febrero de 2004. Fue un recital enérgico, aunque recuerdo que Valo estuvo relativamente comedido; como si fuera un maestro de ceremonias elegante y parsimonioso. Eso sí, monologó bastante entre canción y canción. Creo, como curiosidad, que mi amigo Víctor Prats fue a verlos a una gira anterior donde los teloneros eran, nada más y nada menos, que Sôber.

Desde una perspectiva estrictamente personal la época aurea de HIM acabaría con “Dark Light” (2005), disco muy correcto melódicamente; a partir de entonces reconozco que mi contacto con HIM va siendo cada más ligero y negligente. Me pongo como tarea personal profundizar más en los últimos discos de los finlandeses, pues las catas y probaturas de “Venus Doom” (2007), “Screamworks: Love In Theory And Practice, Chapters 1-13” (2010) y “Tears On Tape” (2013) han resultado sumamente satisfactorias. Particularmente me agrada el rabioso “Venus Doom”. Dejo fuera de mención los recopilatorios y discos con versiones alternativas.

HIM tienen encanto, una iconografía peculiar y una voz familiar pero propia. Siento cierto atracción por la música que destila un “goticismo” suave (o no tan suave, según) y que tiene ciertas trazas decadentes sin dejar de avistar la melodía. Mucho de eso hay en HIM. Quizá los paladares más extremados puedan aducir que lo que hacen HIM es metal gótico para todos los públicos; pero afortunadamente este cruce de idiosincrasias es lo que a mí me atrae. Y “Greatest Lovesongs Vol. 666” tiene además el entusiasmo y la osadía de los principiantes. A escucharlo.

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