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viernes, 31 de enero de 2025

Green Day - Dookie (1994)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
El año 1994 fue uno de los más variados e interesantes de su época. Cuando decimos que un disco es “hijo de su tiempo” a veces es insuficiente y hay que especificar un poco más. Hace justo un poco más de treinta años hubo reseñables discos del britpop (Oasis, Blur, Suede, Pulp…), grunge (Soundgarden, Pearl Jam…), trip hop (Massive Attack, Portishead), música industrial (Nine Inch Nails). Y, en mayor o menor medida, todos tuvieron su parcela de éxito. Suena un poco boomer decirlo, pero en 1994 había un dinamismo y variedad musical, bastante mayor que en la actualidad, donde incluso una música salida del underground podía coronar las listas de éxitos.

Green Day pasaron por ese proceso con “Dookie”. De ser un grupo de relativo éxito independiente a convertirse en un fenómeno mundial. Si “Kerpunk!” (1992) había vendido alrededor de 1 millón de discos mundialmente, “Dookie” ha llegado a los 20 millones. Esto fue controvertido, y dentro de la escena punk californiana de la época les cayó es sambenito de vendidos y comerciales. También por el paso de una compañía pequeña a otra grande como Reprise Record, o sea a Warner. Incluso en algunos garitos como el 924 Gilman Street se les expulsó y se les vetó tocar. A pesar de esta estupidez de puristas recalcitrantes, Green Day se convirtieron en una de las bandas del momento, y junto con The Offspring, Bad Religion, o NOFX en los estandartes de ese punk californiano.

Los parámetros de “Dookie” son los clásicos de punk pop. Es decir, canciones cortas, pegadizas y energéticas. Sin complicaciones instrumentales, ni florituras. Mucha rapidez y urgencia, y un componente algo satírico o sarcástico en las letras. Mucha temática juvenil en las canciones (lo que no quiere decir que sean melifluas o superficiales). Más allá de la parte subversiva Green Day no pierden nunca el sentido del pop ni los ganchos melódicos. Antes al contrario, incluso muestran respeto y reciben influencias de grupos clásicos como The Kinks o The Who.

Este disco es la quintaesencia de los Green Day de los 90, antes de que a partir de “American Idiot” (2004) les diera por las óperas rock, o similares, y los discos conceptuales. No hay un relleno significativo, se pasa realmente rápido ( a lo sumo son poco más de 39 minutos) y es un disco realmente grato de escuchar, Es vigorizante y rejuvenecedor, y hace que los que vamos siendo talluditos, rebotemos de una pared a otra de la habitación, a ritmo de pepinos incontestables de menos de tres minutos.

La formación es la de casi toda la vida. Quizá se pueda decir que es el primer disco del batería Tré Cool como único batería de la banda, dado que en “Kerpunk!” aún sonaban canciones donde estaba el batería originario de la banda, Al Sobrante. El líder, cómo no, es el carismático Billy Joe Armstrong, principal compositor y guitarra, su cabeza más visible y algo así como el jefe de obra de la banda. En el bajo está Mike Dirnt.

“Dookie” es un disco disfrutón, melódico y cañero, un placer fulgurante cuyo sonido no se ha depreciado en estas tres décadas y que mantiene un aroma a juventud del que los propios oyentes cada vez tenemos menos.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Burnout”: Green Day predican con el ejemplo desde el inicio. Redoble de batería y al instante ya estamos dentro de una canción rápida, de potentes guitarras, pero de espíritu popero. Cantarina y con gancho, es una bienvenida breve pero gustosa, como premonitoria de la diversión que está por venir. La letra pretende ser reflejo del aburrimiento vital y del alejarse de unos problemas de la vida, que en realidad te dan igual.

2. “Having a blast”: De similares hechuras a la canción de inicio, pero con un estribillo más subrayado y con algo más de énfasis en la sección rítmica. Los sencillos acordes de guitarra son muy clásicos del estilo, y la voz de Billy es melódica, pero con algo del tono estrambótico del punk. El sonido del disco se va asentando mientras se disfruta. La letra tiene tela, hablando de un suicida con una bomba pegada a su cuerpo dispuesto a volar, incluido el mismo, todo lo que hay alrededor. El título es una expresión que suele significar “pasarlo bien”, pero en el contexto de la canción haría referencia a activar el explosivo. Billy Joe Armstrong dice que figuradamente, simboliza la angustia vital y la desazón ante un tormento vital. O sea, música luminosa, letra oscura.

3. “Chump”: Me sigue pareciendo un disco con un espíritu muy pop, de una intención significativamente melódica. Aquí rompe un poco el esquema normal de otras canciones para algunas partes instrumentales con bajo y batería preeminentes, acompañados de una estruendosa guitarras. De hecho, ese pasaje sirve de puente para conectar, casi a modo de suite, con la siguiente canción. La letra está dedicada con afecto al nuevo novio de la ex del narrador, al que considera “su mayor enemigo, sin ni quiera conocer su cara”. Una canción de celos, vaya.

4. “Longview”: Conectada con la anterior canción llegamos a unos de los clásicos del disco y de Green Day. Sigue una estructura del rock alternativo de la época, de estrofas calmadas y estribillo tormentoso. La calma, también es cierto, resulta algo tensa, y la descarga eléctrica del estribillo es considerable. Más oscura y bastante más áspera que las canciones anteriores rebosa ira y mala leche. Buen y catártico estribillo. La canción habla del tedio, de una vida sin motivación, contando la historia de una persona que se pasa el día en casa fumando marihuana y masturbándose. De hecho, en la letra se menciona el mito de la masturbación y la ceguera. La verdad es que la canción es un trallazo inmisericorde y un merecido éxito.

5. “Welcome to paradise”: Otro de los clásicos del disco. Es puro punk pop, plenamente melódico, aunque quizá no tan centelleante como en otros momentos, aunque sí más robusto. Incluso se permite un pequeño segmento instrumental para luego retomar la melodía con más brío. Tiene algo como de los Ramones. La letra habla de las impresiones de los miembros de Green Day al dejar su casa e irse a vivir a una especie de comuna en un almacén abandonado. Fue el tercer single del disco.

6. “Pulling teeth”: Popera, de hecho casi sesentera, juguetona y de melodía accesible. Casi se puede rastrear el sonido de The Kinks o The Who. Dura poco, pero se queda uno con ganas de más, y disfrutar de su eficiente sencillez. La letra se inspira en una pelea que tuvo Mike Dirnt con su novia, y en la que el bajista salió mal parado. Tiene algo de humor negro.

7. “Basket case”: La canción probablemente más conocida de Green Day. Y tiene buenas bazas a su favor. Una melodía contagiosa, una batería fulgurante a base de redobles, unas guitarras de lo más eficaces… Una pequeña maravilla, gustosamente pegadiza El paso de la primera estrofa al estribillo con la batería de Tré Cool entrando a saco pega fuerte y es estupendo como gancho. La letra habla de los ataques de ansiedad de Billie Joe Armstrong, que trajeron de cabeza al cantante sobre todo en su adolescencia. De hecho, el videoclip está grabado en una institución mental abandonada.

8. “She”: Los primeros compases son casi minimalistas, solo con bajo y batería. Al entrar el estribillo se añaden las guitarras cogiendo una fuerza ágil, ligera, breve. Puro punk pop marca de la casa. Es tan leve que no aporta demasiado al conjunto, aunque tampoco molesta. Aun así, fuel el quinto y último single de “Dookie”. De hecho, es una de las favoritas de Billie Joe y asegura que nunca dejará de tocarla (no creo que sea para tanto…). La letra se inspira en un poema feminista de la entonces novia del cantante.
9. “Sassafras roots”: Una canción con todas características definitorias de “Dookie”. Melodía pop y guitarras afiladas. Quizá se pueda decir que abusan demasiado de algunos tics, pero lo hacen bien y de recompensa te llevas al zurrón una serie de, melodías pegadizas y muy disfrutables. La canción habla de perder el tiempo sin hacer nada, sin estar ni activo, ni ser productivo. Me da que estos Green Day son unos maulas.

10. “When I come around”: Otra de las canciones bandera de Green Day; a pesar de ser un single tardío tuvo un buen comportamiento comercial. La canción es algo más pausada y, por así decirlo, algo más seria y reflexiva. Al menos para los estándares de “Dookie. Se entiende su éxito, partiendo de un sencillo riff de guitarra y una melodía vocal francamente buena. Hablando del riff de guitarra, lanzo una pedrada mía. Cojan el riff de guitarra acústica de “Married with children” del “Definitely Maybe” de Oasis. ¿No se parecen los acordes de ambas? Es decir, dentro de una estilística distinta. Ambos discos son del 1994. Si bien Green Day venían tocando en directo la canción un tiempo antes. Seguramente es una casualidad, pero me parece curioso.

11. “Coming clean” Miren que lo clavan ese estilo a lo Ramones. Esta vez con un tono un poco más roquero. La canción es una oda a la brevedad (dura un minuto y medio) y tampoco amerita decir mucho más de ella. La letra habla del reconocimiento de Billie Joe Armstrong como bisexual.

12. “Emenius sleepus”: Más cañera y con un fuerte sabor a punk a base de una mayor rapidez y de unas guitaras más afiladas. Existe además una mayor presencia del bajo y la batería haciendo jueguecillos bajo la voz y la guitarra de Billie Joe Armstromg. La canción en esta ocasión está compuesta por Mike Dirnt. Podría hablar del encuentro con un viejo amigo y sorprenderse, para mal, de cómo es ahora. Se supone que el título es en latín, pero yo diría que “latín inventao”.

13. “In the end”: Aquí sí que Green Day van a destajo con el punk. Es una especie de hardcore melódico. Muy rápida, y con un jueguecillo casi circense de bajo y batería entre medias. Para hacer pogo y pasarlo bien, sin muchas pretensiones. En la letra de la canción se nos habla del disgusto de Billie Joe Armstrong al ver los tíos con los que sale su madre, tras la muerte de su padre.

14. “F.O.D”: Esencialmente es una canción acústica, muy desnuda, pero con unos acordes muy rápidos. El resultado es curioso y rompe con, la tendencia general del disco sin ser una gran revolución. Todo vuelve a su cauce cuando entra un atronador riff de guitarra eléctrica, en el final de la canción, junto con la batería. ¿Alguna vez han tenido que tratar con alguien, a la fuerza, que no les cae bien? ¿Algún familiar o compañero de trabajo? De eso va la letra. De hecho, el título son las siglas de “fuck off and die”. Es decir, es una canción para mandar a la mierda.

15. “All by myself””. Tras un minute de silencio llega este track oculto, breve, acústico y totalmente de coña. Esta cantada, de manera más bien poco seria, por Tré Cool. Habla de una incómoda situación en la que el batería estaba masturbándose con una revista, y con cascos puestos, y solo al “acabar” se dio cuenta de que su madre le había dejado la cena al pie de la cama. Una pillada en toda regla. Salvo por el onanismo, vendría a ser como “Her majesty” de los Beatles, en el “Abbey Road” (1969).

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
“Dookie” tiene su razón de ser en la rapidez, la diversión y el buen sentido melódico. De forma aún más acusada que sus coetáneos de The Offspring, cuyo “Smash” tiene un tono más oscuro. Es la definición perfecta de punk pop. Quizá pueda acusar cierta homogeneidad estilística, sobre todo en la segunda mitad del disco donde hay una serie de latigazos de apenas dos minutos de trasfondo similar, Pero esto no deja de ser un disco punk, que apenas dura 39 minutos y se escucha con agrado. Por no mencionar el puñado de hits que cobija.

A finales de 1995 Green Day, como respuesta al éxito de “Dookie” lanzan “Insomniac”, un disco menos accesible, más hardcore y ruidoso. A ello hay que unir un material lírico más oscuro. El disco vendió menos que su predecesor, pero aún así la banda esperaba incluso un nivel de ventas todavía menor. A destacar “Geek stink breath” o “Stuck with me”.

Su siguiente disco de estudio fue “Nimrod” (1997). Un álbum diverso, sin tanta cohesión, pero con más experimentación en cuanto a géneros musicales. Incluso uno de los clásicos del disco es una balada acústica, la bonita “Good riddance (time of your life)”, bordeando el folk. En el subsiguiente “Warning” (2000), el elemento acústico o folk, las melodías de los Kinks o incluso de Bob Dylan, mostraban a un grupo cada vez más abierto. Quedan canciones como la divertida “Minority”.

Se podría decir que el recopilatorio de 2001, “International Superhits!” puso el fin a una etapa, para ceder el paso a otra distinta que comienza con gran éxito de “American Idiot” (2004). Y también comienza la querencia por los discos casi conceptuales, y cerca de la ópera rock (por influencia quizá de The Who). La jugada salió bien y singles como la canción título, “Boulevard of broken dreams”, o “Wake me up when september ends” fueron exitosos y, a la postre, clásicos de la banda. A partir de ahí, lanzamientos de directos aparte, la trayectoria del grupo quizá ha sido derivativa, aunque fructífera. Solo hay que ver la triada de discos que sacaron en 2012 (“Uno!”, “Dos!” y “Tré!”). Siguen moviendo a una gran cantidad de seguidores, pero las ventas no son ya las de “Dookie” o “American Idiot” Sea como sea ahí siguen; su última referencia es “Saviors”, lanzado el año pasado. Siempre es interesante seguirles y escucharlos de vez en cuando.

Texto: Mariano González.
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sábado, 25 de enero de 2025

Programa Especial DMR en directo (junio 2024-octubre 2024) (Temporada 16/ Programa 3)

El 30 de noviembre de 2024 a las 16.00h en el dial de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH) llevamos a cabo un programa especial dedicado a hacer balance de los múltiples conciertos vividos en el 2º tramo del año 2024. Pusimos audios exclusivos, aunque no de muy buena calidad –grabaciones caseras-, de dichas actuaciones.

Los conciertos comentados fueron el 3º de Bruce Springsteen junto a su E-Street Band en Madrid, el de Bonnie Tyler en las fiestas populares de Torrejón de Ardoz, el festival Locos X Los 80 de Torrejón de Ardoz (con Toreros Muertos, Seguridad Social, No Me Pises Que Llevo Chanclas y Rafa Sánchez) y el que ofreció Nick Cave con los Bad Seeds en Madrid.

Por si no lo pudieron escuchar en su momento o en sus múltiples redifusiones (ya que fue el último antes del parón navideño, el cual fue más amplio de lo que suele ser), aquí les dejamos enlace a Ivoox para su descarga y también les insertamos el reproductor para su escucha directa aquí mismo si lo prefieren: https://www.ivoox.com/dmr-16-3-audios-mp3_rf_138449566_1.html
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viernes, 24 de enero de 2025

Temporada 16/ Programa 4: Javiera Mena y “Otra Era” (2014)

Reiniciamos la, de momento exigua, temporada 16 de radio de “DMR” tras el parón navideño (más largo de lo habitual por motivos personales inherentes a alguno de nuestros componentes). Lo hacemos a lo grande, rindiendo tributo a uno de los mejores discos de la década anterior y con el que Javiera Mena dio un salto de alcance en su trayectoria.

“Otra Era” nos permitirá una hora de debate muy interesante sobre su propio contenido y el papel de su creadora, a la par que aderezaremos el programa con varias de sus canciones en primer plano.

La cita será este sábado 25 de enero de 2025 a las 16.00h en el dial de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH). No se lo pierdan, ya que nunca se sabe si esta puede que sea la última ocasión que “DMR” haga un programa de radio…

Links de interés:
Emisión on-line RUAH: https://www.ruah.es/emision-online/
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viernes, 17 de enero de 2025

Concierto La Broma Negra. Madrid (11-01-2025)

“Dicen que la felicidad consiste en no creerse especial, dicen que la felicidad consiste en ser como los demás”, reza la parte reflexiva de la canción “Su decisión, mi capitán” de La Broma Negra. ¿Es La Broma Negra un grupo infeliz entonces? Porque una cosa queda de manifiesto en cada concierto que vemos al grupo: que no son como los demás; la primera parte, ya podrán decir sus componentes, pero está claro que lo que ofrecen cada vez que suben al escenario destila algo que no es lo habitual en un concierto musical.
La Broma Negra tiene algo. Algo que en realidad es un conjunto de distintas cosas. La potente voz de su cantante Carlos Caballero, las elaboradas y profundas letras de sus canciones, la puesta en escena de cada uno de sus componentes, los arreglos e instrumentos que utilizan en sus canciones… Un todo.
Casi es tradición que el grupo ofrezca un concierto en Madrid durante el mes de enero. Suele suceder al menos con bastante frecuencia. Y esta ocasión era relevante en tanto a la presentación de su nuevo disco “Señor, Perdónanos Por Lo Que Vamos A Hacer”, lp de título muy del estilo de la banda. Otro recinto distinto, en el que no habíamos visto al grupo aún, cosa difícil en nuestro caso, ya que les hemos visto en muchas ocasiones. Para la noche del pasado sábado, la sala Nazca.
Llegamos muy justitos al lugar, por asuntos de conciliación familiar, pero con lo suficiente para situarnos bien y ver al grupo subir al escenario a las 20.58h para arrancar exactamente a las 21.00h y así intentar cumplir con el repertorio previsto. No hicimos los deberes de escuchar el nuevo disco previamente (hubo en noviembre una escucha prelanzamiento a la que no pudimos acudir), con lo que de primeras escuchas tampoco podemos hacer una crítica muy detallada de las nuevas canciones. En ese sentido puedo afirmar que no hay sobresaltos en cuanto al estilo del grupo, si bien sí que hubo un par de ocasiones donde el estilo y el ritmo me sorprendieron, a la par que resulta prometedor.
Dos horas exactas de actuación con un repertorio bien contrapesado, aunque con fuertes contrastes de momentos. Por ejemplo, resulta un potente cambio pasar de la mesura de “Rey Cuervo” al arrojo, potencia y oscurantismo de “Tengo un ataque de oscuridad”, canción que no engaña con su título.
Solamente un fallo técnico en las primeras canciones, que afectó al violín electrónico de Óscar Ximénez, provocó una alteración en la representación de secuencias. El grupo lo afrontó con naturalidad y calma, pero por lo visto supuso a la larga que un tema se quedase fuera (no tenemos constancia de cuál canción fue la sacrificada).
Como ya he dicho, de los temas nuevos, honestamente no puedo comentar mucho más; solamente hay una salvedad, la oscura fábula sobre el perrito “Manucho”, que ciertamente esperaba con ganas y que fue reservada para el tramo final de la actuación. Sí puedo reparar en los temas ya conocidos y que son clásicos del repertorio del grupo. Son asignaturas troncales y sin las que un concierto de La Broma Negra sería como un concierto de Depeche Mode sin “Enjoy the silence” y “Personal Jesus”, “Cenicienta” y “Nieto de maestro de escuela”. Temas muy celebrados en general por los seguidores de tradición de la banda y que ya tienen una cierta antigüedad de más de 3 lustros, lo cual les da más fuste, si es que fuera necesario.
Más recientes en el tiempo, se van afianzando piezas como “Los cuerpos celestes” y sobre todo “Me llamo España y soy alcohólica”, que creo que es la canción que más ha crecido en general del ya penúltimo disco de estudio del grupo.
En estos tiempos actuales, con una formación de 7 sobre el escenario, La Broma Negra dispone de lo necesario para que su música suene con fuerza y contundencia notable. Quedan ya lejos en el tiempo los días en los que, con mucha inteligencia y sabiendo aprovechar lo que se tenía, el grupo sacaba las actuaciones como dúo con Carlos Caballero y Álex Gómez. Ahora canciones como “Banderas de nuestros padres” suenan con un aplomo y arrojo que casi te empujan contra la pared de fondo de la sala.
El repertorio del grupo ya empieza a ser tan amplio que, por lógica, y aun siendo generosos sus conciertos, muchos temas se quedan fuera. No obstante, tampoco se echan en falta y no quedan cojos los repertorios. A LBN le pasa un poco como al Atlético de Madrid de la presente temporada 24/25, tienen banquillo de sobra para que las canciones que salen a la luz nos ofrezcan una actuación rutilante y altamente satisfactoria, como fue esta ocasión.
El concierto creo que fue el más multitudinario de los que he visto al grupo, ya que la sala estaba prácticamente llena y el público muy metido en el concierto, celebrando con júbilo varias de las canciones más reconocidas de la banda e incluso animándose a pedir alguna, a instancias de un momento que Carlos invitó a ello, como alguien que se atrevió a pedir “Franco tenía un polvo”, que realmente tampoco hubiera estado mal.
Con La Broma Negra, cuando les has visto en repetidas ocasiones, se da el caso de que van rotando las canciones que más disfrutas en sus conciertos, no repitiéndose, al menos en mi persona, casi en ningún caso. En esta noche del 11 de enero de 2025 se me quedarán en el recuerdo “Odio al cantante, pero amo la canción” y “Los pecados de mi padre”. ¿Por qué? Pues no sabría decirles. Es ese punto de misterio que nos transmiten los conciertos de este grupo.
La puesta de largo de “Señor, Perdónanos Por Lo Que Vamos A Hacer” fue exitosa y ya será el tiempo lo que nos permita que las canciones que lo componen se vayan afianzando en la historia del grupo y en nuestras propias personas; a buen seguro, así será. Agradecemos mucho al grupo, en especial a Carlos Caballero, que haya contado nuevamente con DMR para informar de su actividad.
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jueves, 9 de enero de 2025

DMR cubrirá el concierto en Madrid de La Broma Negra (11-01-2025)

Que nuestra vuelta a la actividad regular se haya pospuesto una semana es una realidad a medias, puesto que esta semana toca ponerse en nuestro modo cronistas de eventos y acudiremos al concierto de presentación del nuevo disco de La Broma Negra.

La cita es en la sala Nazca de la calle Orense nº 24 este sábado. Comienzos de enero suele ser momento de conciertos en Madrid del grupo; de hecho, ya hemos estado en ocasiones previas por estas fechas en años anteriores.

En la próxima semana publicaremos crónica de lo que vivamos, pero les recomendamos que acudan en persona, ya que asistir a un concierto de La Broma Negra siempre es una experiencia única. Agradecemos al grupo, especialmente a su líder y cantante Carlos Caballero, que nuevamente hayan contado con DMR para informar de su actividad.
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