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viernes, 29 de noviembre de 2019

Of Monsters And Men - Fever Dream (2019)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Si bien tengo pendiente de adquirir este disco en formato físico (cosa decidida para el mes de diciembre), tras haberlo escuchado varias veces en Youtube antes de asistir al concierto de hace unos días en Copenhague, creo que ya estoy en condiciones de poder hablarles de “Fever Dream”. Y así de paso comento un disco del año en curso, que creo que en este 2019 aún no lo había hecho (llego justito para ello). De entrada les afirmaré que es un disco que está perfectamente al nivel de los 2 discos anteriores. Me gusta mucho.

El 3er. trabajo de estudio de los islandeses, tiene unas ligeras variaciones en los matices sonoros estilísticos, que en parte justifican que muchas de las nuevas piezas me gusten mucho; no me había percatado de ello, pero al leer críticas en otros sites, he visto que lo que hay es menos folk y más toques derivados de los años 80. Normal en mi caso entonces.

Al quinteto formado por Nanna, Ragnar o Raggi, Arnar, Kristján y Brynjar, “Beneath The Skin” les supuso una confirmación de las buenas pautas mostradas en su debut. No pudimos verles en aquella gira en directo por Madrid, pero el disco nos gustó bastante y ya le hicimos su correspondiente crónica y programa de radio.

Cuando ya suponía que al grupo le iría tocando editar nuevo material, ¡bingo! Me llega, no recuerdo a través de qué medio, una notificación del nuevo single “Alligator”. Canción rotunda, contundente y potente, que por otro lado no sirve para hacerse una idea del contenido del disco en general.

Puede llevar a engaños, pensando en que el grupo ha radicalizado algo más su sonido, pero dentro de “Fever Dream” no deja de ser una rara avis, ya que el carácter general del disco a ratos es bastante cercano al medio tiempo y a veces a la melancolía e introspección. No en vano, “Alligator” en directo, cuando la experimentamos en directo, no la tocan de forma tan arrolladora como su toma de estudio. En cualquier caso es una gran canción que nos aventuraba que los OMAM no iban a dar un paso en falso en el disco de “la prueba del algodón” en los últimos tiempos, es decir, el 3º.

Después escuché otros adelantos como “Wars” con Raggi tomando buena parte del protagonismo vocal o “Wild roses”, con Nanna comandando una canción que podría ser el mejor ejemplo del carácter que transmite en general “Fever Dream”. Como ven, ya estoy hablando mucho de las canciones, con lo que mejor entonces pasemos al análisis de ellas una a una.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Alligator”: Ya lo he mencionado en la intro, “Alligator” es un trueno. Estamos ante una de las canciones más enérgicas y fuertes de la discografía del grupo. Las bases son duras, Nanna y los efectos sobre su voz suenan exagerados; todo ayuda a una sensación de potencia subida al máximo (dentro de lo que OMAM nos han ofrecido en su trayectoria vital hasta la fecha). El estribillo acierta, incluyendo además parte del título de la obra, siendo quizás el más pegadizo de “Fever Dream”. El videoclip es un poco raruno, con pesadillas sufridas por Nanna que recrean por un lado bien las sensaciones que transmiten la letra y melodía. Gran single, claramente quedará como un clásico del grupo como un “Crystals” o un “Mountain sound” por ejemplo.

2. “Ahay”: Ya en la 2ª canción del disco se aprecia el cambio sonoro y nos enfrentamos a “Ahay”, una composición más representativa del conjunto de “Fever Dream”. Raggi se suma con decisión a las voces, y Nanna da las réplicas adecuadas y puntuales, cantando a dúo el estribillo. Paradas melódicas y reinicios marcan el devenir de este medio tiempo delicioso de muy buen gusto. Decidieron excluirla curiosamente a partir de nuestro concierto danés, pero la cambiaron por la siguiente canción del disco, que nos gusta algo más si cabe.

3. “Róróró”: No les voy a negar que me sacó una leve risa leer el título de esta canción. “Róróró” es un ejercicio de exquisitez dentro de “Fever Dream”. El estribillo no es nada evidente, pero es un ejemplo de maestría vocal por parte de Nanna que es la que se encarga de la voz. La melodía de piano es cristalina y notable. Canción de sensaciones dolidas y emotivas, pero sin caer en la lágrima fácil. Fue un tremendo gustazo vivirla en directo. Es una de las joyas ocultas de “Fever Dream” a la presente fecha, ya que no ha sido single ni tampoco creo que lo sea lamentablemente, ya que en sentires parecidos se le ha adelantado la también correcta “Wild roses”, de la que hablaremos un poquito más adelante.

4. “Waiting for the snow”: Llegamos a otra delicia musical, en este caso con el capítulo más recogido e íntimo del disco. Con poquísimos elementos instrumentales, apenas una melodía de piano de sonidos engravecidos, leves aportes sintéticos y algunos retoques de autotune que modifican la voz, Nanna se vale de sobra para ponernos el vello de punta con “Waiting for the snow”. Canción realmente emotiva, sentida, bonita, preciosa y también dolida. Es de las que primero pueden entrar, y es curioso, ya que sus texturas no son de un pop animado ni mucho menos, pero destaca sobremanera dentro del conjunto. Como ven, otra pieza a altísimo nivel que sigue subiendo la nota a “Fever Dream”. Maravillosa.

5. “Vulture, vulture”: El grupo es consciente que quizás nos hemos movido en terrenos demasiado quietos, y por ello ahora es momento de retomar el mayor brío. Lo hacen con “Vulture, vulture”, con un dueto perfecto de Raggi y Nanna, con estribillo directo y acertado. Es una canción perfecta para el directo, pero curiosamente ni en Copenhague ni en los últimos shows la han metido. Buena pieza que nos permite retomar el pulso tras los momentos íntimos encadenados previamente.

6. “Wild roses”: Llega el turno del 2º single del disco, con un videoclip protagonizada por una Nanna llamativa (sin maquillaje alguno), bailando sobre agua. Esta canción es quizás el mejor compendio de lo que es “Fever Dream”, ya que aúna emotividad con intensidad y cierta épica/potencia (sobre todo en su tramo final). El in crescendo que ofrece “Wild roses” es tremendo. Hay lugar para arreglos manieristas y para otros de corte más monumental en el sector final que le confieren grandeza. Buena canción sin lugar a dudas y acierto en formato single.
7. “Stuck in gravity”: He aquí uno de los capítulos más recogidos y sentidos que se anota Ragnar a las voces. Si bien “Stuck in gravity” es una canción más que válida, es personalmente de las que menos me llenan, por lo que la considero como una transición a otras pistas. Transición que no me molesta ni mucho menos, pero que tampoco me llega, aunque los empeños (sobre todo en el tramo final muy arriba) y el buen hacer de Raggi en las voces logran resultados.

8. “Sleepwalker”: Ahora nos encontramos con otra de mis favoritas de “Fever Dream”. Fue reconfortante escuchar “Sleepwalker” en directo en Copenhague, ya que además no me la esperaba. Lo que más me gusta de esta pieza es el estribillo, protagonizado por la voz de Nanna y unos coros que funcionan bastante bien. Según otras webs, debo ir contracorriente, ya que en algunos de esos sitios consideraban a esta pieza de lo más prescindible de “Fever Dream”, cosa con la que no estoy de acuerdo; la considero una joyita oculta.

9. “Wars”: Otro momento destacable es “Wars” (de las pocas que ha tenido el lujo de disponer de un lyric video de OMAM, cosa común para todas las canciones de los 2 discos anteriores). Es una canción pop llevadera, bien construida, con un acertado sentido del ritmo y fácil de recordar. El estribillo a dúo entre Raggi y Nanna es directo y efectista. Ragnar lo definió en Copenhague como un momento bailable, y razón no le falta.

10. “Under a dome”: Dentro de los capítulos introspectivos que tiene Ragnar en las voces, me quedo más con “Under a dome” que con “Stuck in gravity”. En esta pieza, estamos ante una pieza más oscura y decadente. Además es que también es un acierto la aparición de Nanna cuando toca. Como pasó en “Waiting for the snow”, en la producción se hace uso de efectos vocales para crear una sensación de cierto desasosiego que funciona de forma correcta.

11. “Soothsayer”: Cosa común a los discos de Of Monsters And Men, bajo mi punto de vista, es que acaban con auténticos temazos. Si previamente “We sink” y “Yellow light”, cada una de su padre y de su madre, me parecieron 2 tremendos triunfos para rubricar “Beneath The Skin” y “My Head Is An Animal” respectivamente, aquí “Soothsayer” continúa la tradición. Nanna es la encargada de las voces. En general es una canción de músculo eléctrico en las guitarras, siendo uno de los momentos más destacables para Brynjar en el disco, y con un estribillo atinado con Nanna haciendo alguna variación aguda que le va muy bien. Quizás sea algo repetitiva, pero como me gusta mucho su estribillo, podría estar escuchándola fácilmente en un extended mix incluso. Eché de menos que no la tocaran en directo. Final de obra magistral.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Creo que Of Monsters And Men han pasado con nota la prueba del 3er. disco. El tercer lp para muchos grupos en los últimos tiempos ha supuesto el comienzo del declive. Yo considero que los OMAM con este trabajo no deberían iniciar ningún camino descendente. Han variado de forma sutil sus formas más folk para afrontar cambios en su sonido que les dan un mayor espectro musical.

Las críticas en general son positivas. De aprobado solvente. Aquí, como han podido leer, somos más entusiastas e incluso me atrevería a decir que este disco de portada rosada en lienzo con ese ojo tan inquietante en el centro, pudiera convertirse fácilmente en mi favorito del grupo hasta la fecha (cosa nada fácil viendo los 2 precedentes).

Ojo, advertencia: no es un disco inmediato. Fue a partir de la 4ª escucha cuando empecé a caer en los matices y detalles que hacen de “Fever Dream” una gran obra. Recuerdo hacer su primera escucha un domingo por la mañana y darme la impresión de que no sonaba mal, pero no emocionarme especialmente. Por eso, concédanle tiempo y escúchenlo espaciado. Si no les llega en la 1ª o 2ª escucha, dejen unos días o semanas y retómenlo un par de escuchas más pasado ese tiempo. Quizás, como a mí me sucedió, noten el cambio. No se hace nada pesado.

Son 11 canciones, no llega ni a 3 cuartos de hora, con lo que en duración es más que adecuado para dejarte con esa sensación de quedarte con ganas de más.

La aceptación y repercusión del grupo a nivel internacional sigue patente. Han agotado entradas en muchos sitios europeos (en Copenhague no agotaron, pero la sensación fue de lleno absoluto), lo cual es indicativo de que el grupo sigue teniendo tirón.

Debido al cierto giro estilístico, no radical, que ofrecen Of Monsters And Men en este disco, quedo con una ardiente curiosidad con lo que la banda nos ofrecerá allá por 2022 (supongo que por ahí es cuando vería la luz lo que sería su 4º lp). De momento estoy con muchas ganas de hacerme con este disco en formato físico (no tardaré muchas semanas en darme el paseo que tengo programado para hacer una ligera remesa de adquisición de cds originales). Siempre además le tendré un cariño especial a “Fever Dream”, ya que por primera vez (y espero que no por última) fue en su gira cuando vi a OMAM en directo. Y además en Copenhague. Eso siempre sumará.

Supongo que en la presente temporada 11 de radio le intentaremos hacer hueco, con lo que desde aquí conmino a mi amigo y colaborador Mariano González que comience a hacer los deberes por si llega la ocasión. Estén atentos, les mantendremos informados. De momento, OMAM es de las pocas bandas que llevamos al día, al haber revisado en este blog todos sus discos editados hasta la fecha. Por algo serán uno de mis grupos favoritos actuales y ya puedo decir de la historia de la música moderna en general.
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domingo, 24 de noviembre de 2019

Programa Everything But The Girl “Temperamental” (Temporada 11/ Programa 3)

No se pueden imaginar lo bien que lo pasamos llevando a cabo este programa el pasado sábado 9 de noviembre de 2019 a las 16.00h en el dial de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH). Confiamos que al escuchar el audio puedan sentirlo. Tanto fue así, que en el siguiente programa decidimos continuar inmersos en el buen gusto musical que siempre han desprendido las composiciones de este dúo formado por Ben Watt y Tracey Thorn.

Escogimos su disco “Temperamental”, el que a la postre fue el último disco de estudio del dúo. Nos permitió sumergirnos en las 2 vertientes de EBTG, la electrónica y el elegante medio tiempo.

En los estudios de RUAH estuvimos Mariano González y Víctor Prats debatiendo sobre esta obra del año 1999 en particular y en general sobre el legado y el buen hacer a lo largo de su trayectoria de Tracey y Ben. Por si se lo perdieron, aquí insertamos el reproductor para su escucha y les dejamos enlace a su alojamiento en Ivoox: https://www.ivoox.com/dmr-11-3-audios-mp3_rf_44661522_1.html
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viernes, 22 de noviembre de 2019

Temporada 11/ Programa 4: Everything But The Girl y “Amplified Heart” (1994)

Pues por primera vez en nuestra trayectoria radiofónica concedemos la atención a un mismo grupo en 2 programas consecutivos. Si hace unos días dedicamos la hora a “Temperamental”, ahora es turno de regresar en el tiempo un lustro para abordar el momento del punto de inflexión de Everything But The Girl. En 1994, gracias a cosas que rodearon a “Amplified Heart” el grupo fue virando a la electrónica más elegante de aquellos días.

No obstante, este disco de 1994 aún muestra el carácter más íntimo, acústico y sentido del dúo compuesto por Tracey Thorn y Ben Watt. Es un lp muy adecuado para esta época del año y creemos que nos permitirá pasar una buena tarde de música en las ondas.

No se olviden de sintonizar la emisión on-line de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH) este próximo sábado 23 de noviembre a las 16.00h. Salvo imprevisto de última hora, contaremos con la participación de Mariano González, Luis Felipe Novalvos y Víctor Prats. No se lo pierdan.

Links de interés:
Evento en Facebook: https://www.facebook.com/events/466529777328212/
Emisión on-line RUAH: http://www.ruah.es/emision-online/
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miércoles, 20 de noviembre de 2019

Concierto Of Monsters And Men. Copenhague (16-11-2019)

Esto es un matrimonio español que se va a Dinamarca a ver un concierto de un grupo islandés... ¿A que parece el comienzo de un chiste? Pues sí, y de hecho lo es: el chiste malo que supone que Madrid, en muchos casos, está en un 2º o 3er. plano dentro de Europa para que muchas bandas y artistas internacionales se decidan a venir a nuestra ciudad a ofrecer un recital. Aquí debajo el K.B. Hallen desde fuera cuando llegábamos a eso de las 18:30h.
Una tarde en la que me estaba desquitando de saber que en la gira presente del último disco de una de mis bandas favoritas, los islandeses Of Monsters And Men, viendo un concierto del presente tour en Youtube, según llega a casa mi mujer, se pone a curiosear las fechas europeas de su tour. Barcelona, la única ciudad de España en la que tocan, entradas agotadas. De repente empieza a barajar a Estocolmo y Copenhague como fechas. Descartamos Estocolmo al ser en viernes y llegar pillados de hora (no pudiendo yo cogerme el día libre en el trabajo) y empezamos a barajar en serio la opción de la capital danesa. El avión no se iba mucho de precio, si bien los hoteles se disparaban bastante.
Al final encontramos una opción más o menos aceptable y nos liamos la manta a la cabeza, casi sin proponérnoslo; de paso, suponía una experiencia parecida a las de Alfredo Morales y sus viajes por Centroeuropa a ver conciertos y la de Vicente, un amigo de Luis Felipe Novalvos (nuestro valioso contertulio de radio), que también se marcha por el extranjero a ver shows de sus grupos favoritos. Lo más parecido lo habíamos hecho por Kraftwerk hace 3 años, si bien aquella sagrada ocasión no supuso salir de nuestras fronteras, sino simplemente ir a conocer esa estupenda ciudad que es Bilbao.
Pues lo dicho, turismo y música. Conocer Copenhague (yo en particular, ya que mi mujer había estado 7 años atrás y de paso hizo de guía de la estancia) y ver a una de mis bandas favoritas actuales, que además están de gira gracias a un disco con mayúsculas; no tardaré en revisar “Fever Dream”, si bien aquí al comentar el concierto ya iré enjuiciando a sus canciones. A continuación un primer plano de la cantante de Vök, el grupo invitado que abrió la tarde-noche.
Llegamos el viernes por la noche y el sábado hicimos un tour por el centro histórico de la ciudad, bajo una lluvia que a ratos fue intensa; creo que logramos evitar el constipado o pulmonía. Después de comer nos volvimos al hotel a echarnos una siesta para coger fuerzas para lo que se venía. La apertura de puertas estaba fijada a las 18.30h y el comienzo del show a las 20.00h. Salimos del hotel a las 18.00h para llevar a la estación de tren de Peter Bangs Vej a la hora adecuada. No nos costó enfilar hacia el K.B. Hallen y cuando llegamos a su entrada ya estaba abierto el acceso (y menos mal, ya que la lluvia comenzaba a arreciar). Aquí debajo servidor ya situado en primera fila y en espera paciente para ver a mis adorados OMAM.
Ya dentro del recinto, un lugar muy adecuado para conciertos, con una capacidad para unas 4000 personas (a ojo mío), vimos el set del escenario que nos revelaba que habría teloneros. Y a las 20.00h comenzaron los mismos, demorándose el plato principal hasta las 21.00h. Los invitados fueron Vök, una banda en parte islandesa, en parte sueca, compuesta de una chica llamada Margrét en la voz, teclados y guitarras, y otros 2 chicos, uno en la batería y otro a la guitarra. No sonaron mal. Pegaban con el plan de la tarde-noche por el estilo de su música. Ofrecieron algo más de media hora de actuación, con canciones que a ratos sonaban bastante bien, siendo en ocasiones realmente bailables y disfrutables.
Pero a lo que habíamos ido hasta allí, tras tantos kilómetros hechos en líneas aéreas low cost, era lo que a las 21.00h, muy puntual, salió al escenario. Allí estaban los 5+1 que son a día de hoy los OMAM. Encabezados por Nanna y Raggi y escudados en Brinjar (al que tuvimos casi delante al habernos situado en primera fila según se mira a escena a la izquierda), Arnar y Kristján, con otro músico que se encarga de los teclados y acordeones que suplen las secciones de viento cuando hacen falta.
Al ver aquel concierto organizado por Iheart (gran parte, pero no entero, ya que cuando empezamos a mover el viaje paré de inmediato para evitar más spoilers), suponía con qué arrancarían. Luego el resto del setlist variaría mucho su posición. Pero sí, el lógico arranque fue con la potente “Alligator”, single de adelanto de “Fever Dream” y que puede llevar a engaños de vernos ante un trabajo realmente contundente. El grupo empezó a toda mecha, ya que luego metieron otro gran single como fue “Empire” de “Beneath The Skin”.
No me la esperaba tan pronto, pero llegaba en el tercer lugar del set list mi gran momento del concierto. Me refiero a “King and lionheart”. La canción sonó en su inicio más delicada que nunca y me emocionó mucho. Intenté grabarla completa, pero, pensando que los tiempos en que los tipos de seguridad ya no se preocupaban de que la gente grabe vídeos, uno de ellos me dio 2 avisos y el tramo final no lo pude completar y quedó desenfocado después del primer aviso. Por fortuna, el resto del concierto fui dosificando las fotos y vídeos (solamente grabé ya fragmentos con el móvil, que es lo que más o menos tenía pensado de antemano) y no tuve más problemas en este sentido.

En ese concierto del que vi la mitad en Youtube, detrás de “King and lionheart” venía “I of the storm”, cosa que esta vez no sucedió, y en parte me agradó que así fuera, ya que al menos el orden se vería bien alterado; hoy he visto el concierto ya entero, y sí, varió mucho el orden, alguna canción se cayó de la lista y otras se sumaron. En Copenhague el grupo decidió sellar un cuarteto de apertura de aúpa al meter como cierre de ese grupo de arranque la bullanguera y festiva “Mountain sound”, la cual mantuvo la cierta histeria del público danés, un colectivo menos histérico que el de nuestro país, pero en el que también hay cabida para gente que intenta colarse filas. Tampoco es que la gente estuviera muerta, pero noté menos entusiasmo en las masas; cosas del norte, supongo. Por cierto, “I of the storm” sí que sonaría, por fortuna, pero lo hizo más adelante. Aquí un fragmento que grabé con parte de su puente y estribillo.

Bueno, no pretendo ir lineal contando de inicio a fin el concierto. Ahora quiero reparar en lo que tuvo de protagonismo el disco en sí que provoca esta gira. Me gustó mucho la selección de temas no singles que ofrecieron los OMAM, porque, por supuesto, “Wild roses” y “Wars” no faltaron. Del resto estuvo muy bien que “Ròròrò” apareciera en los primeros compases, con una Nanna muy sentida al micrófono. Estuvieron en el setlist también “Sleepwalker” con buena conjunción entre Ragnar y Nanna a las voces (algo podrán comprobar en el vídeo que insertamos debajo de este párrafo, aunque no esperen gran calidad ni de imagen ni de sonido), y “Stuck in gravity”, esta última más hacia el final, y que sirvió a Ragnar para afianzar claramente su papel en los directos.

Resultó muy sorpresivo que el bis lo abrieran en formato íntimo con “Waiting for the snow” con Nanna sentada al borde del escenario, con luz muy cálida. Esa pregunta “¿qué me ofreces?” que se repite tanto en la canción, sonó muy sentida, con Nanna esforzándose mucho en transmitir los sentimientos correctos que merece esta joya de “Fever Dream”. Evidentemente los chanchullos vocales de producción de estudio aquí no aparecieron, ni falta que hicieron para tocarnos la fibra cuando la cosa iba acabándose. A continuación un cachito de “Waiting for the snow”.

Ya que estoy con el bis, comentar que el grupo remató de forma muy peculiar el bolo danés, ya que si bien optaron por sumar otro clásico de claro gusto para todo fan de Of Monsters And Men, que es esa gran apertura de su disco de debut, es decir, “Dirty paws” (lo cual permitió a la banda y público soltar esos “hey!” como de aviso que incluye la canción por última vez en la noche), se salieron de lo evidente con la pista de cierre. Y es que el grupo acabó precisamente como acaba “My Head Is An Animal”, con “Yellow light”. No me la esperaba ni en broma (ya saben que yo no miro los setlist de la gira antes de ir a mi concierto, pero, ya comprobado a posteriori, sí es cierto que ha sido el cierre de conciertos en casi todos los ofrecidos hasta la fecha). Esta canción me encanta. Supuso un momento de liberación de Nanna, que se movió sin parar de lado a lado del escenario mientras el público coreaba el tramo final de la canción. Broche de oro sin duda, y dejando de lado opciones más sencillas. Fueron valientes. La parte troncal del concierto se cerró con “Six weeks”, apuntalando el papel del disco de debut en el repertorio de este concierto y de la gira en general.
El setlist no registró ausencias notables. Quizás faltaron “Wolves without teeth”, como single notable y elegante, o la más rara, pero que sí metieron en shows de la gira de “Beneath The Sking”, “Silhouettes”, temazo que el grupo se anotó para poner su grano de arena a la banda sonora de “En Llamas (Los Juegos Del Hambre)”. Por tanto, la locura y esparcimiento de “Little talks” estuvo presente a eso de algo superada la mitad del show. Ya he mencionado que en esta ocasión no vino la chica rubia que tocaba las trompetas en giras anteriores, sino que el teclista mantuvo las melodías de forma muy solvente con acordeón. Claramente es un momento esperado para cualquiera que se estrene en un concierto de la banda, como era nuestro caso; por ello, aunque fuese un pequeño fragmento debía de inmortalizar.

“Crystals” también jugó su papel en su momento, permitiendo otro momento de lucimiento para ese batería de tremenda potencia que es Arnar; en este sentido he de apuntar que hacía tiempo que un batería a la hora de tocar en directo no me impresionaba tanto. Hay que ver la contundencia que imprime este tipo. No en vano, es un músico muy profesional, ya que de hecho cuando los roaddies estaban afinando los instrumentos, fue él mismo quien en un momento subió a su batería a dar los últimos retoques (nadie se dio cuenta de este detalle –no noté ningún grito o aplauso-, pero yo sí reparé en ello).
Ya que hemos hablado de Arnar, voy a seguir hablando del proceder de los miembros oficiales del grupo (sin que sea impedimento para que si acaso comente algo más de otras canciones que tocasen). Nanna Bryndís Hilmarsdottir me pareció una mujer realmente profesional. Cantó excelentemente bien, sin desafinar (cosa difícil con un timbre tan peculiar como el suyo).
Nanna tocó la guitarra bien a modo de acompañante (ya que en ese papel destaca el aplicado Brinjar), se animó de cuando en cuando a completar a Arnar a la percusión (como si le hiciera falta a Arnar ayuda), y en momentos como “Lakehouse” se soltó las riendas y se movió por todo el escenario. Nanna no se mostró demasiado comunicativa con el público; solamente algún “tak” –gracias en danés- y, eso sí, soltó un par de frases en danés la única vez que se dirigió al respetable.
Algo más cercano resultó Raggi, por ejemplo cuando antes de que sonase “Wars” invitó al público a bailar. Su tono, más cálido y grave, cuajó bien en directo en los binomios con Nanna y brilló también cuando le tocaba llevar la voz principal.
Más lejos tuvimos al bajista Kritsján, al cual no apreciamos mucho, pero que no desentonaba con el resto de componentes. Brinjar sí que le tuvimos cerca y ofreció capítulos buenos de guitarra eléctrica, con algún lucimiento puntual, pero sin entrar en divismos. Respecto al set del escenario, el grupo solamente dispuso detrás un telón con el ojo que protagoniza la portada del último disco y las luces contaron con unas columnas laterales de focos que le daban de cuando en cuando algo de gracia.
El concierto duró algo más de hora y media. No me faltó casi nada. Me hubiera gustado escuchar quizás ese cierre genial de “Fever Dream” que es “Soothsayer”, pero no era su noche; me conformé con ver que “Ròròrò”, que no era de la partida últimamente, sí que apareció. A mi mujer le apenó algo que se olvidaran de “Wolves without teeth”, pero no pudo ser.
En general salimos muy contentos del concierto. Vimos a una banda que apreciamos muchísimo y en un concierto muy acertado. Tocaron bien, una buena selección de canciones y en un recinto muy apropiado para conciertos de este calado (de los que no tenemos en Madrid; si por algo será que por aquí estas cosas no...). Debido al nivel de vida danés, cierto es que la entrada nos costó en torno a 20 euros más que en Estocolmo o Barcelona, pero no deja de ser un mal menor.
Al acabar nos volvimos a nuestra zona de operaciones de la ciudad (cerca de la estación central de tren), para cenarnos un kebab y comentar lo vivido. Tacho a otro de mis grupos favoritos que hasta la fecha no había visto. Y además me supone mi primera experiencia en el extranjero viendo conciertos. Supone un esfuerzo económico, pero merece la pena y queda un gran recuerdo. Veremos si para ver a otros artistas actuales que no suelen venir por aquí o que solo vienen a festivales, tendré que empezar a plantearme esta especie de “erasmus musicales”.
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martes, 19 de noviembre de 2019

DMR cubrirá el concierto en Madrid de Marina Jade (29-11-2019)

El próximo 29 de Noviembre en la sala El Sol de Madrid, Marina Jade se subirá al escenario para ir desgranando en formato acústico las canciones que formarán parte de su primer disco en solitario tras su paso por OT 2017.

Mariano González irá en representación de DMR a cubrir el evento, pero no podemos dejar de recomendarles que acudan ustedes también y disfruten in situ de la música. Será a las 22:00. Damos las gracias a Carme Tasías, de Music Bus, por darnos la oportunidad de asistir y dar fe de este interesante concierto.
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viernes, 15 de noviembre de 2019

Ladytron - Ladytron (2019)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Uno de mis grupos favoritos de la pasada época fueron sin duda Ladytron, a mi modo de ver el proyecto más sólido que salió de esa corriente musical llamada electroclash y que significó un soplo de aire fresco y desenfadado en el terreno de la música electrónica. La imagen de Ladytron, absolutamente fría y estudiada al milímetro, su potente muro de sonido que irían desarrollando a lo largo de su carrera y el protagonismo vocal y estético de Helen Marnie y Mira Aroyo, les haría diferentes a tantos grupos que salieron en esa hornada electropop y que pocos tendrían continuidad.

Formados finalmente en Liverpool en 1999, la semilla del grupo surge del encuentro de Daniel Hunt con Reuben Wu, ambos Djs que fueron quienes eligieron el nombre de Ladytron para empezar a trabajar juntos. Como muchos de ustedes sabrán, “Ladytron” es una canción del magnífico grupo Roxy Music del cual tanto Hunt como Wu eran fans. La conexión con el grupo de Brian Ferry no queda ahí y el propio Brian Eno se ha prodigado siempre en elogios con la banda que nos ocupa.

En 1999 el dúo de músicos conocen a Helen Marnie y Mira Aroyo, las cuales se incorporan al grupo, Marnie como vocalista principal y teclista, Arroyo como vocalista ocasional y también con los sintetizadores. El contraste entre ambas vocalistas es sin duda uno de las marcas del sonido del grupo, mientras la voz de Marnie es delicada y a veces hasta susurrante, la forma de cantar de Mira es más contundente y robótica con un semblante a veces muy serio, realizando algunas de sus intervenciones vocales en búlgaro (Mira nació en Bulgaria).

Debutan en 1999 con el single “He took her to a movie” que se inspira claramente en “The model” de Kraftwerk y después de lanzar algunos eps llega por fin su álbum de debut “604” en 2001, abriendo una década tremendamente productiva para el grupo. Su single “Playgirl” incluido en ese álbum debut sonó bastante y el grupo comienza a hacerse un pequeño hueco en el panorama pop inglés y europeo donde empiezan a actuar sin cesar.

Su segundo álbum “Light And Magic” (2002) les confirma como la gran esperanza del electroclash con temas tan originales y diferentes como “Seventeen” que se harían muy populares entre los fans, mucho más cohesionado que su primer álbum, “Light And Magic” anunciaba la llegada de una época más madura.

Esta madurez en cuanto a sonido y concepto se realiza de forma evidente con el álbum “Witching Hour” (2005) con un sonido más denso y detallista; es para muchos su mejor álbum. Esta vez con medios de promoción, parecía que el grupo podía dar ese paso de ser un grupo de culto a uno más masivo. El single “Destroy everything you touch” era ideal para este cometido pero por desgracia se quedo a las puertas del top 40 inglés dando un resultado comercial decepcionante teniendo en cuenta las posibilidades.

Lo volverían a intentar con el excelente álbum “Velocifero” (2008) que profundiza en la línea del anterior con auténticas joyas como “Ghost”, “Runaway” o “Tomorrow” un trío de singles casi insuperable que daba fe del excelente momento creativo por el que estaban pasando demostrando haber superado por completo el electroclash para adentrarse en sonidos mucho más elaborados y detallistas. Desgraciadamente, aunque es un álbum muy valorado por los fans, el disco no conseguiría grandes logros.

Después de una década en el que el grupo no paró de trabajar incansablemente para dar toda la visibilidad posible a su proyecto musical, finalmente sale en 2011 su último lanzamiento antes de un largo descanso que nadie esperaba. Se trata del álbum “Gravity The Seducer” donde priorizan cada vez más los detalles creando canciones tan bellas como “White elephant” o “White gold” entre otras creando un álbum con un sonido menos duro y enérgico en comparación con entregas anteriores y que inesperadamente seria el álbum que mejor les funcionaria en las listas aun sin sacarles del vagón de los grupos de culto.

Así que después de más de 10 años de música ininterrumpida y pocas recompensas comerciales el grupo decide darse un descanso para evaluar la situación, y dedicarse a otras cosas. En ese periodo de tiempo quien tuvo más visibilidad fue Helen Marnie que público dos albums en solitario: “Crystal World” (2013) y “Strange Words And Weird Wars” (2017), el primero producido por Hunt.

La noticia de una nueva reunión de Ladytron que vendría aparejada de una gira y un nuevo disco ha sido sin duda una de las grandes noticias de este fin de década. En esta ocasión vuelven con un álbum homónimo, el cual vamos a repasar a continuación.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1 “Until the fire”: El álbum comienza con un tema muy machacón que desborda fuerza con una batería muy presente y un admirable utilización del bajo que unida a las diferentes combinaciones de sintetizadores analógicos marca de la casa consigue un sonido sucio, oscuro, urgente, vital y muy industrial donde se nos advierte sobre peligros que tarde o temprano tendremos que asumir.

2 “The island”: Sin ninguna duda el single del álbum, “The island” no tiene nada que envidiar a ninguno de los singles clásicos del grupo. Partiendo de una dura base electrónica, contiene los toques melódicos suficientes para que el gancho este asegurado, además de un estribillo donde Marnie canta con mucha determinación eso de “somos salvajes” estableciendo una de las pautas del álbum, el reconocimiento de esa parte animal que siempre nos perseguirá a los humanos. El tema contó con un original video donde vemos la huida de un extraño ser recluido en un laboratorio, la apasionante persecución y un final tan triste como inesperado. No exagero si digo que me ha parecido de los mejores videos que he visto en muchos años, complementa a la perfección la canción elevándola aún más. El grupo no aparece en el video y ni falta que hace, ¿para hacer qué?

3. “Tower of glass”: Algo más luminoso, aunque fiel al estilo del grupo, es este tema caracterizado por unos teclados juguetones y algo sinfónicos que le dan un toque bastante pop que nos retrotrae a los inicios de grupo aunque esta vez con un sonido más saturado. La habilidad vocal de Helen Marnie en el estudio es magistral creando esas combinaciones tan melódicas.

4. “Far from home”: Estamos ante uno de los más destacados temas del álbum, contundente y con un cierto toque retro. Nos encontramos ante una canción rica en detalles y atmósfera muy dreampop. Es una canción ciertamente hechizante donde demuestran su gran habilidad para crear estos ambientes donde quizás no tengan competidores (con permiso de Röyksopp). Como de su título se puede intuir se trata de una canción escapista que a pesar de su sonido oscuro transmite una sensación positiva, algo que no vamos a encontrar en demasía en este álbum.

5. “Paper highways”: Aquí tenemos la primera aportación vocal de Mira Aroyo y parece que esta vez el idioma búlgaro lo ha dejado aparcado para lanzarse con este tema bastante pop que a mí me recuerda mucho a Blondie pasado por una gran capa electrónica de sintes analógicos y una batería que va marcando un marcial ritmo. Mira realiza una muy convincente interpretación aportando un poco de luz al álbum y demostrando que si quisiera podría tener más protagonismo en el grupo.

6. “The animals”: Este fue el primer adelanto del nuevo álbum algunos meses antes de su publicación y resultó toda una positiva sorpresa después de tantos años sin saber del grupo. Es sin duda el tema con un sonido más orgánico de disco. “The animals” suena amenazante, perturbadora y con un halo de melancolía. El sonido es duro y esta vez con no demasiados adornos, en cuanto a su temática volvemos a esa constatación de nuestra parte animal menos amable y que a veces nos negamos a ver, otro grandísimo single a añadir a la lista de este grupo. El single contó con un excelente video rodado en Sao Paulo donde podemos seguir una jornada en la vida de unos jóvenes con sus momentos de alegría, tristeza, rabia o violencia; a través de ellos se nos muestra un punto de vista sobre esta gran ciudad y sobre Brasil con todas sus contradicciones. Nuevamente el grupo no aparece en el clip, excepto muy brevemente Helen Marnie.

7. “Run”: Con un sonido bastante germano y minimalista, se puede considerar el impasse del álbum. Una pequeña pieza de corta duración que alterna sonidos amables con otros más oscuros y duros, cumple bien su función de introducir la segunda parte del álbum y en concreto uno de sus puntos más fuertes, la siguiente canción.
8. “Deadzone”: Empieza la segunda parte con un tema bastante gélido, de sonido casi robótico, el cual es compensado por una convincente interpretación de Marnie que consigue ponernos en la piel de una persona que está en peligro, todo esto ayudado por el ambiente ciertamente inhóspito que propician los sintetizadores del grupo. El resultado es uno de los temas más logrados, toda una performance perfectamente ejecutada, muy cinematográfica.

9 “Figurine”: Uno de esos temas donde se nota lo bien trabajado que esta el bajo y la percusión, si bien transmite una cierta melancolía, la sensación final que deja es de cierta esperanza. Podemos decir que es bastante pop y eso a pesar de ese puente magnifico que tiene un sonido un tanto sucio cargado de potentes toques de percusión que vuelven a tomar protagonismo al final de la canción.

10. “You changed”: Industrial y repetitiva, nuevamente el bajo esta omnipresente durante toda la canción. Nos encontramos con una nueva sobre posición de voces que termina creando una nueva melodía. Ese efecto coral que tan bien se les da reproducir es uno de los puntos a destacar. Aquí nos encontramos ante uno de los temas de sonido más duro y áspero del álbum, también más directo y urgente, donde la sensación de reproche y decepción es absoluta, bajo un fondo que cada vez se hace más caótico y perturbador, finalizando con su característico bloque de sonido.

11. “Horrorscope”: Segunda aportación vocal de Mira Aroyo donde nos introduce el personaje de Ballerina, una pitonisa que se dedica a predecir eventos maravillosos a nuestro protagonista que está bastante perdido. Es un tema cargado de detalles y que a pesar de ser bastante electrónico tiende intencionadamente a esas chirriantes músicas de ferias y circos, a las que da un giro total con el fin de crear una atmósfera algo inquietante y turbia.

12. “The mountain”: Colocado casi cerrando el álbum nos encontramos con uno de los temas más destacados del mismo, donde realizan una de sus especialidades, crear atmósferas y paisajes realmente oníricos donde ponen a prueba su gran imaginación y nos vuelven a obsequiar con otro de esos perfectos juegos de voces que hacen el tema aun mas épico y etéreo. Un estribillo ejecutado con total determinación y perfectamente construido para trasladarnos a esa idealizada montaña, su paz y sus magníficas vistas. En efecto podemos afirmar que tenemos en “The mountain” todos los ingredientes precisos para un tema escapista que ofrece un escenario donde los protagonistas se sienten completamente fuera de lugar, no llegando a entender a los habitantes de ciudades y demás espacios, así que regresan a su segura montaña donde las cosas han cambiado. Como ven Ladytron son capaces de introducir escenas e historias realmente originales en sus canciones. Estamos sin duda ante el tema más cinematográfico del álbum que bien merecería un video a la altura, ya veremos si tenemos esa suerte. En definitiva mi tema favorito del álbum.

13. “Tomorrow is another day”: El grupo se despide con un melancólico medio tiempo aderezado por unos sintetizadores bastante fantasmagóricos, aunque la luminosidad nos llega a través de un estribillo simple pero muy bien introducido por las estrofas anteriores y que hace de esta canción una buena candidata para ser single (y van ya unas cuantas en este álbum). La letra habla de la nostalgia sobre tiempos pasados y ocasiones perdidas (“when you were young and beautiful, myth, fantasy and fantastic times”), pero también del optimismo en el momento presente y futuro. La sensación que deja este tema es muy reconfortante y termina de forma agridulce un álbum marcado por la ambivalencia entre la depresión y la esperanza.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Después de ocho años sin tener nada nuevo de Ladytron y temiendo que el grupo había llegado a su fin, éste álbum homónimo lo podemos considerar una muy agradable sorpresa, todo un regalo. Volver con un disco de semejante calidad no está al alcance de cualquiera y se nota que estamos ante un trabajo que ha llevado bastante tiempo realizar y muy meditado, donde todas las canciones tienen su razón de ser y están perfectamente ubicadas en el álbum.

Para esta vuelta, el grupo ha endurecido visiblemente su sonido con respecto a su última entrega “Gravity The Seducer” (2011) y por otro lado ha optado por crear un conjunto de canciones muy variado, produciendo que no haya una unidad de sonido tan acusada como en otras entregas del grupo. Podemos decir que estamos ante su álbum más ecléctico.

Si había alguna duda sobre si Ladytron tendrían su lugar en 2019, la respuesta está clara con este álbum que ofrece una nueva cara del grupo y al mismo tiempo reivindica su sonido más reconocible que ha influenciado a otras bandas en su ausencia (Chvrches, Little Boots o La Roux entre otros). A pesar de todas sus cualidades, el álbum no ha conseguido grandes logros. Al igual que sus anteriores discos, no ha conseguido romper la clásica fan base para llegar a un público más amplio.

El futuro del grupo es difícil de prever, sin duda no debe ser fácil hacer frente a la realidad de gustarle solo a un público selecto siendo incapaz de agrandarlo cuando se ha puesto tal cantidad de energía en un proyecto. Muchas veces cuando a un álbum se le pone el mismo nombre que al grupo suele significar que bien es el álbum de debut o bien el álbum de despedida. Me gustaría pensar que en el caso de Ladytron es el álbum de un nuevo comienzo.

Texto: Alfredo Morales.
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domingo, 10 de noviembre de 2019

Programa HIM “Greatest Lovesongs Vol. 666” (Temporada 11/ Programa 2)

Tuvimos el gusto de viajar en el tiempo a nuestra primera juventud para rememorar los días en los que nos gustaba (y nos sigue gustando) el género del love metal. Gran culpa, si no toda ella, la tenían HIM, el grupo que vino de Finlandia para cautivarnos con sus melodías potentes y oscuras.

El debut de esta banda fue el disco que escogimos y Mariano González y Víctor Prats estuvimos hablando de las bondades de los chicos liderados por Ville Valo. El programa se estrenó oficialmente el sábado 26 de octubre de 2019 a las 16.00h en el dial de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH), pero lo llevamos a cabo el sábado 12 de octubre de 14.15 a 15.15h; se emitió en directo en ese momento de forma extraoficial, con lo que de alguna forma puede decirse que fue nuestro debut de temporada.

Por si no lo pudieron escuchar en las 2 emisiones citadas, aquí les insertamos el reproductor con el podcast para su escucha y les dejamos el enlace a su alojamiento en Ivoox por si desean descargárselo: https://www.ivoox.com/dmr-11-2-audios-mp3_rf_44129512_1.html
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viernes, 8 de noviembre de 2019

Temporada 11/ Programa 3: Everything But The Girl y “Temperamental” (1999)

Yo en su día no me imaginaba que “Temperamental” iba a ser a la postre el último lp de estudio del dúo formado por Tracey Thorn y Ben Watt. El grupo había mutado de piel con soltura unos años antes al dejarse seducir por formas más bailables, y acogieron con completa naturalidad el género del trip hop.

El disco que nos ocupará este sábado 9 de noviembre de 2019 a las 16.00h en el dial de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH), fue el que tomó el relevo al exitoso y más que notable “Walking Wounded” de 1996. Quizás no ofrezca singles tan excelentes como “Wrong”, pero es un lp que alcanza una buena nota media.

No nos falten. Creo que este sábado disfrutaremos de una hora de radio llena de buena música e intentaremos reflexionar sobre el espectro de este grupo que tantos buenos momentos de música nos ofrecieron durante su época en activo.

Links de interés:
Evento en Facebook: https://www.facebook.com/events/602593513612454/
Emisión on-line RUAH: http://www.ruah.es/emision-online/
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viernes, 1 de noviembre de 2019

AC/DC - Back in Black (1980)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Esta reseña va a ser algo peculiar en lo que a mí respecta. Va a ser el análisis de un “converso”. Me explico. AC/DC suele ser un grupo que gusta desde la adolescencia, que casa bien con el ímpetu de la juventud y que por lo tanto suele paladearse desde épocas más o menos tempranas. Desde ahí puede acompañarte toda la vida. Sin embargo, reconozco que mi interés por AC/DC está aumentando a los treinta y muchos.

¿El por qué? Ni yo mismo lo sabría explicar. Como dicen en la película “Alta Fidelidad”, a veces hay que esperar a que una música haga “click” en nuestra cabeza. No crean que no me gusta el rock, me encantan desde hace muchos años Led Zeppelin, Black Sabbath, The Doors, The Rolling Stones, The Beatles, etc, etc. Quizá percibiera que todas las canciones que escuchaba parecían casi iguales, pero también me gustan los Ramones, que son el epítome de la persistencia estilística. Sin embargo, llegados a este punto me interesa muy poco racionalizar y me interesa bastante disfrutar. Tampoco se crean, por otra parte, que me he convertido en el fan número 1.

A mis ojos AC/DC hacen una versión “hiperelectrificada” del rock clásico, tonificando y dando músculo a música que en principio podría ser propia de grupos como los Rolling Stones. Hay varias virtudes en AC/DC que son incuestionables. La guitarra rítmica de Malcolm Young es capaz de parir antológicos riff (en este disco hay unos cuantos ejemplos); por su parte la de Angus Young (el que va vestido de colegial) es virtuosa, incendiaria y desbocada. Este dúo de guitarras amerita haber conseguido uno de los sonidos más reconocibles, salvajes y celebrados de la historia del rock.

Otro mérito es, aunque por circunstancias indeseables, haber sobrevivido a la muerte de su primer y carismático cantante: Bon Scott. Aunque la etapa aurea de AC/DC suele considerarse que es esta primera, Brian Johnson ha sido un sustituto que forma parte de la historia de la banda. Y el caso es que aunque hayan tenido dos vocalistas de peso, la historia de AC/DC es la historia de un solo grupo. ¿Pudieron Queen decir eso, por ejemplo, cuando se unieron con Paul Rodgers? Es más, el disco que nos ocupa es el primero en el que cantó Brian Johnson y, a día de hoy, resulta ser no solo el más vendido de la banda, sino que es el segundo disco de la historia más vendido después del “Thriller” de Michael Jackson. El concepto de resurrección encarnado en disco de rock.

Hay muchos cosas de “Back in Black” en particular que pueden aplicarse a AC/DC en general. Puro hard rock. O como yo lo llamaría hard rock “de venirse arriba”. Pocos grupos invitan tanto a cabecear, saltar o tocar la guitarra invisible como AC/DC. Y quizá ahí esté parte de su secreto, en que todas sus marañas eléctricas vayan a desembocar en descargas de pura energía. No esperen letras filosóficas o grandes conceptos, AC/DC es un grupo para un disfrute primario y divertido, además de bien tocado, por cierto. Es posible que sea un grupo de “nicho”, es decir, que no haya mucha variedad en el conjunto de su carrera. Sin embargo lo que hacen lo hacen bien y han encontrado desde hace muuuuuuchos años una fórmula que puede considerarse propia. Se puede comprar o no. Yo antes elegí que no; ahora practico el infravalorado placer de cambiar de opinión.

“Back in Black” trajo bajo el brazo algunos trallazos que tardaron poco en convertirse en clásicos de la banda. A modo de botón están “Hells bells”, “Back in black” o “You shook me all night long”. La banda para este disco la completan dos músicos que también son historia de AC/DC: Phil Rudd (batería) y Cliff Williams (bajo). En las tareas de producción está el afamado Mutt Lounge.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Hells bells”: Empezamos con un pequeño clásico de la banda. Es, de lejos, la composición más oscura de “Back in Black”. El inicio con el lúgubre tañido de campanas y las guitarras introduciéndose poco a poco es estupendo; el trabajo en los riffs es perfecto; y Brian Johnson en las voces contribuye a la épica de la canción. Se nos presenta una banda que echa de menos a Bon Scott, pero que se las ha arreglado para tirar hacia adelante. La construcción de la canción es impecable. El tema es un tributo precisamente a su difunto cantante y no una canción satánica como se sacaron de la manga los analistas más alicortos. Brian Johnson cuenta que el estallido de una tormenta huracanada durante el proceso de grabación del disco ayudó a la creación de este segundo single.

2. “Shoot to thrill”: Canción mucho más saltarina, ágil y ligera. No por eso significa que las guitarras sean livianas, ni mucho menos. Tema realmente pegadizo, que desde cierto punto de vista puede tener algún deje “pop”. Al menos hasta que Angus Young tira la casa abajo con un eléctrico punteo. La canción va sobre un camello que va dispensando antidepresivos entre las amas de casa de un barrio, anécdota que Brian Johnson leyó en la prensa. Ojo al poderosísimo fade out. No fue single pero es una favorita de los fans.

3. “What do you do for money honey”: El inicio es un riff de rock clásico llevado al poderoso campo de AC/DC. La armonía entre las dos guitarras y la voz de Brian es estupenda. El estribillo trae consigo el desfase mediante un catártico y algo alargado grito. Tiene todos los componentes de una canción marca de la casa; rock sencillo, potente y divertido.

4. “Given the dog a bone”: El sentido del ritmo de este tema es uno de sus atractivos. Es una canción que te pondrías para conducir, o algo así. El riffeo de Malcolm y los dibujos y punteos de la guitarra de Angus suenan tan característicos como siempre. El estribillo es algo más conciso y “malote”. De esas canciones que no dan tregua y te persiguen durante tres minutos y medio.

5. “Let me put my love into you”: Bajamos revoluciones hasta acercarnos a un medio tiempo melódico de puro rock clásico. La intensidad es distinta, buscando algo más de emoción y menos jolgorio. ¿Será éste el romanticismo de los AC/DC? No exageremos. Ni siquiera es una balada. Pero sí cambia de tercio, y tiene algunas virtudes melódicas interesantes. No está mal.
6. “Back in black”: Señoras y señores, esto sí que es un riff. Qué bueno era para estos menesteres Malcolm Young. Todo en esta canción es pegadizo, desde el mencionado riff, la melodía o vocal o el punteo Angus. Una de mis canciones favoritas de AC/DC y un enorme clásico de la banda; puede ser saboreada por no solo por los acérrimos del grupo, casi cualquiera que se acerque a la canción se quedará compulsivamente enganchado a sus acordes. Aunque el ritmo alegre parece querer desmentirlo, la canción es un tributo al recién fallecido Bon Scott. Cuando el grupo pensó en hacer esta canción no querían un tema triste o mortuorio, sino una melodía que sonase a celebración. Así se conseguiría atrapar mejor la esencia del malogrado vocalista. Como dato curioso personal, en un concierto de Travis los escoceses decidieron terminal su recital con una versión de esta canción. Los que asistimos, sabiendo que el estilo les pega como a un Cristo dos pistolas, nos quedamos con la boca abierta.

7. “You shook me all night long”: Menuda dupla forma junto con la canción anterior. Prepárense para cabecear y dar saltitos en cuanto comiencen a sonar los acordes de esta maravilla. De nuevo un riff genialmente sencillo, como si fuera increíble que a nadie se le hubiera ocurrido antes; un ritmo simple pero persistente y efectivo por parte de Phil Rudd; un buen punteo de remate. La melodía vocal es quizá la más pegadiza del disco, con una capacidad melódica digna del mejor pop. Fue el primer single sin Bon Cott y una de las razones de por qué AC/DC pueden traspasar fronteras estilísticas y resonar en gente en principio ajena al hard rock.

8. “Have a drink on me”: No es tan exuberante como las dos canciones anteriores pero es un ejemplo claro de conocimiento de los resortes del rock clásico. Es una especie de medio tiempo gustoso donde aunque no destaque nada, tampoco se puede decir que falte o sobre algo. Es como aquello de “its only rock and roll but i like it”; que no es poco. A destacar, no obstante, como se va endureciendo en el tramo final hasta acabar desembocando en un vehemente fade out. Algunos quieren ver en esta canción otro recuerdo para Bon Scott, como si el fallecido cantante animara a la banda a seguir con la fiesta y a tomarse otra copa en su memoria.

9. “Shake a leg”: Esto es más rapidito. Tiene un ritmo mucho más movido y macarra que las anteriores canciones, como si quisiera emular un boogie. A su modo también incita al baile y al movimiento. Una de las canciones más directas del disco, pero sin el agarre de otras. A mitad de canción tenemos la vertiente más bullanguera y rotunda de AC/DC, añadiendo decibelios a una canción poderosa y divertida que quizá pudo haberse pulido más.

10. “Rock and roll ain´t noise pollution”: Finalizamos “Back in Black con una incursión en el blues; particularmente en los primeros compases. El riff y el tempo están marcadísimos, siendo una de las canciones más contenidas en cuanto a velocidad. Brian Johnson agrava su voz para parecerse a un “bluesman” y consigue un registro algo distinto respecto de otras canciones. AC/DC redactan y firman ellos solitos un manifiesto a favor del rock and roll y lo rubrican como mejor saben hacer. El origen de la canción está en las declaraciones de un cargo político que se atrevió a definir el rock como “contaminación acústica”. ¿Acaso AC/DC iban a permanecer pasivos ante tal afrenta? Fue el último single del disco.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Es posible que parte del éxito del disco, y de la continuidad de AC/DC como banda tras la muerte de Bon Scott, sea que el estilo vocal de Brian Johnson no es particularmente distinto. Y sobre todo, claro, están las canciones. En general no es que sean los reyes de la sutileza, pero hay algo que hasta los más detractores tendrán que admitir: transmiten entusiasmo. Con AC/DC no se puede hablar ni de modernidad, ni de estilo retrógrado; sencillamente hacen un estilo de música que está al margen del tiempo y las modas; su principal referente son ellos mismos. Ello no quiere decir que todas las épocas hayan tenido la misma aceptación; la década de los ochenta en general suele ser la peor considerada de la banda. 1990 fue el resurgir con el pelotazo de “Thunderstruck”, incluido en el disco “The Razors Edge”.

Personalmente, y por razones de edad, la primera vez que oí hablar de ellos fue en 1995 a raíz del lanzamiento del disco “Ballbreaker” y su single “Hard as rock”. Mucho más nítido es el recuerdo de “Stiff Upper Lip” (2000) y de su arrolladora canción título. Por cierto que en el año 1996 salió un video en directo de la banda llamado “No Bull” y que fue grabado en la Plaza de Toros de las Ventas.

Ya les digo que AC/DC es un gusto adquirido y no una pasión innata, pero a veces la fe del converso posee recovecos tan interesantes como la del devoto de primera hora. Nunca digan de esta agua no beberé, porque nuestros denuestos de hoy podrían ser pequeñas joyas el día de mañana. Consideren, si quieren, este artículo un voto a favor del cambio de criterio meditado y de la libre fluctuación de la música.

Texto: Mariano González.
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