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sábado, 28 de agosto de 2010

The Police - Reggatta De Blanc (1979)

Retomamos hoy el pulso a la actividad normal del blog, con la publicación semanal el sábado por la mañana. Continuamos rescatando grupos que ya pasaron hace mucho tiempo por el blog, y en esta ocasión, creo recordar que fue en unas fechas muy parecidas a cuando lo hicieron por primera vez nuestros invitados de la pasada semana Queen. Igualmente, el grupo que hoy nos ocupa, como sucedía con la formación liderada por Freddie Mercury, están considerados como uno de los gigantes de la historia de la música moderna. Esta semana retornamos a la discografía de The Police para rescatar su 2º disco de estudio, editado en 1979, “Reggatta De Blanc”.

Tras su notable debut discográfico de la mano del álbum “Outlandos D’Amour” de 1978, el grupo se había perfilado como una rara ave dentro del fenómeno punk que por aquellos días arrasaba el Reino Unido y la actualidad musical mundial. Y es que The Police, aún partiendo de los ritmos básicos y acelerados del punk, se notaban que incluían ciertos elementos que les diferenciaban de los grupos más extremos de esta vertiente. Y ahí estuvo el triunfo de Sting, Andy Summers y Stewart Copeland: en incluir matices de géneros como el reggae en sus canciones. Véase por ejemplo “Roxanne”, que en su relanzamiento como single llegó al 2º puesto de las listas de sencillos más vendidos. Gracias a este clásico y la rítmica “So lonely”, el primer disco de The Police fue un importante éxito y situó a la banda como uno de los grupos a tener en cuenta a partir de entonces.

Además, el personaje de Sting se iría haciendo grande por su cuenta, como por ejemplo cuando participó en la película “Quadrophenia”, interpretando al líder de los mods. Con estos antecedentes y buenas maneras demostradas en la carta de presentación discográfica del grupo, es normal que las expectativas ante el siguiente trabajo de la formación fueran muy altas. Y para nada se verían decepcionadas, ya que “Reggatta De Blanc” es un disco maravilloso, que a la par de incluir temas míticos dentro de la historia de The Police, incluye una generosa cantidad de joyas ocultas a las que también hay que prestar atención. Sin más dilación pulsemos play y comencemos a escuchar la obra.

Los retazos del punk se puede ver en el vigor y energía de la línea de guitarra a cargo de Andy Summers que apertura “Message in a bottle”. Esta canción que habla nuevamente de la soledad (tema ya tratado en “So lonely”, de forma más evidente en su título), igualmente supuso un número 1 en los charts británicos. El carácter oscuro y rabioso a la par que tiene este tema, le convierte en los mejores ejemplos de rock puro que tiene The Police en su discografía. El videoclip, con Sting ataviado con una chirriante pajarita, con la banda tocando dispuesta en los camerinos y con Copeland haciendo a ratos el chorra, sin ser nada especial, no deja de ser un ejemplo claro de los primeros experimentos audiovisuales de The Police, en los que también se incluían fragmentos de sus actuaciones en directo. Después de este clásico de inicio llegamos a la canción título, que es una curiosa instrumental, muy rítmica y dinámica, que solamente incluye algunos coros por parte de los componentes del grupo. No sé por qué, pero cada vez me agrada más escuchar esta pequeña composición. Se aprecia un cierto giro sonoro o evolución respecto a “Outlandos D’Amour”, pero también hay ejemplos que hubieran cuadrado perfectamente en el disco de debut. “It’s alright for you”, tiene la sencillez lírica de estribillo tan característica de temas como “Truth hits everybody” de su predecesor, a la par que una melodía enérgica y acelerada. No obstante, acto seguido nos damos con la primera joya oculta del disco. “Bring on the night” tiene un ritmo latente de las notas de guitarra y del bajo de Sting que son una tremenda delicia. Es una mezcla de soul y reggae fabulosa, que durante ciertos atardeceres de la primavera de 2002 (época en la que me hice con el disco), me reportó varios momentos de plena satisfacción. La letra tampoco es que sea nada del otro jueves, ya que Sting simplemente nos dice “que venga la noche, no puedo soportar otra hora de luz solar”, pero la confección instrumental es un triunfo como una catedral. Hay partes completamente instrumentales de desarrollo sonoro que son fabulosas. Lo dicho: una joya oculta a la que hay que prestar especial atención; no en vano, Sting la rescataría posteriormente en su carrera en solitario años más tarde (como diría Florentino Fernández en una ocasión refiriéndose a Sting imitando al periodista del corazón Mariñas, Sting está hecho un buen perraco). “Deathwish” vuelve a ser otro corte más cercano a los inicios de la formación, que palidece enormemente frente a otro gran clásico de la banda que se abre paso después.Llega la colosal “Walking on the moon”. Un ejemplo clarísimo de conjunción pop y reggae, con Sting alcanzando un registro brutalmente agudo al micrófono, y con un lucimiento a la par en su melodía del bajo. No obstante, aquí los acordes perdidos que suelta Andy Summers a la guitarra en las partes instrumentales, son pequeñas maravillas para nuestros oídos. Otro nº 1 en los charts para el trío, y quizás uno de los momentos más clásicos visuales de la banda, con el clip grabado en Cabo Cañaveral en las instalaciones de la NASA, con los componentes tocando entre transbordadores espaciales y las pistas de aterrizaje. Resulta hilarante ver a Stewart Copeland tocando con sus baquetas en los reactores de las aeronaves. De las favoritas de los fans del grupo y de aquellos que van más allá de “Every breath you take”, “So lonely” y “Roxanne” y se meten más a fondo en el grupo. “On any other day” no deja de ser un tema de transición hacia otra joya oculta llamada “The bed’s too big without you”, y más aún tras estar situada a la sombra de “Walking on the moon”. La citada “The bed’s too big without you” es junto a “Bring on the night” la otra verdadera piedra preciosa que se encuentra dentro de la mina de “Reggatta De Blanc”, una vez que te adentras en ella con pico y pala. Es más sombría en su melodía que “Bring on the night”, y creo que nos encontramos otra vez ante una pieza en la que el bajo de Sting es claro protagonista. Esta clase de temas, además de ser realmente buenos, tienen su importancia en que marcan el punto de evolución del sonido de The Police respecto a su anterior disco, ya que por ejemplo 2 de las 3 últimas canciones que nos quedan como son “Contact” y “No time this time”, aparte de su ritmo no aportan nada nuevo a lo que estos muchachos nos habían mostrado en su álbum de debut. La penúltima “Does everyone stare?” sirve para aportar algo de variedad al sonido, al ser una pieza de cadencia más pausada, pero aquí no nos encontramos ante un triunfo como con “Bring on the night” o “The bed’s too big without you”. Y para terminar, pues quizás curiosamente “No time this time” es la que más gracia me hace de todas las canciones que tienen una factura parecida a la del sonido genérico de “Outlandos D’Amour”, con lo que lo considero un buen cierre al disco.

The Police cumplieron sobradamente con las expectativas generadas ante su 2ª entrega. “Reggatta De Blanc” fue número 1 en las listas de los discos más vendidos del Reino Unido y en otros países e individualmente 2 de las canciones extraídas como sencillo hicieron lo mismo en sus categorías. De esta forma el trío se confirmaba como uno de los grandes grupos emergentes, tomando la delantera a otro trío británico liderado por una joven promesa llamada Paul Weller que se llamaban The Jam.

La popularidad del grupo aumentó gracias al carisma de Sting, que como ya hemos mencionado al inicio, se hizo más notable ante la sociedad debido a su participación en el gran film promovido por The Who “Quadrophenia”. A comienzos de la década de los 80, The Police eran el grupo del momento y de hecho la banda no se amilanó a la hora de dejar velado el título de su siguiente disco un mensaje encriptado que venía a decir: tres hombres rubios dominan el mundo. Razón, aparte de cierta soberbia, no les faltaba.

“Reggatta De Blanc” tiene su importancia en que confirmó que el mundo se encontraba ante una banda fenomenal y ante 3 músicos excelentes, capaces de dar forma a canciones tremendas, a pesar de las brutales y violentas diferencias que existían entre ellos. Es un disco que demuestra una evolución en su sonido, y que ya desde lo que sería el significado de su título lo evidencia, algo así como “Reggae De Blancos” (y no “regate de Laurent Blanc”, actual seleccionador francés de fútbol y exjugador del Barça, que un amigo y yo siempre hemos utilizado como coña). La portada repite foto en tonos azul oscuro de la formación de The Police, pero lo más gracioso es quizás la contraportada en la que se ve una foto de las coronillas rubias de los 3 miembros de la banda.

En definitiva, la propuesta de esta semana es un grandísimo disco, que a partes iguales les regalará ritmo y contundencia, y por otro lado experimentalismo y momentos musicales más sensuales y relajantes. Además, desde el lanzamiento de este disco y hasta que la banda se separó al final de la gira de “Synchronicity”, por muchos fueron considerados el grupo musical más grande a nivel mundial de ese periodo.

Hoy les dejo como regalito una foto de The Police en su inestimable gira de reunión de hace un par de años, cuando les vi tocar en directo en Rock In Rio en Arganda del Rey. Los más antiguos seguidores recordarán el post del concierto que escribí en su día, pero en aquellos días en los que el blog daba sus primeros pasos, todavía no subía imágenes en los artículos, con lo que dicho post se quedó como un ingente texto sin una sola imagen del evento; solo en una pequeñísima parte, espero compensarles con este ejemplo que les dejo a continuación.Igualmente, termino recordando que “Discos, música y reflexiones” está inmerso en la V Edición de los Premios 20Blogs 2010, y que ahora mismo está abierto el plazo de votaciones. Vamos situados en 4ª posición en la Categoría de Mejor blog de Música y la cosa esta difícil; de hecho en las últimas horas, de forma sorprendente, se ha complicado no solo el alcanzar al 2º y 1er. clasificado, sino que hemos perdido la 3ª posición que ostentábamos de forma tranquila desde hace varias semanas. Por ello, a todos aquellos usuarios que participen en el concurso y que les guste el blog, decirles que serán bien recibidos sus votos y muy agradecidos por nuestra parte. No obstante, creemos que el 6º puesto de la pasada edición sí que lo superaremos, con lo que igualmente tenemos que estar contentos por el papel que estamos realizando. Finalizo dando las gracias de forma muy sincera a los participantes que hasta la fecha nos han otorgado su voto.
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martes, 24 de agosto de 2010

Queen - A Kind Of Magic (1985)

Hace ya mucho tiempo que Queen pasaron por el blog por 1ª vez, y estimo que ya es hora de recuperar al grupo liderado por el malogrado Freddie Mercury. Gracias al nuevo buscador instalado en el blog, podrán dar con el artículo que dedicamos en su día al trabajo “The Game”, con el que Mercury, May, Deacon y Taylor inauguraban la década de los 80. Digamos que los primeros ochenta no fueron benévolos con Queen. Tras el ya revisado “The Game”, llegaría el turno de “Hot Space”. A pesar del gran éxito de “Under pressure” a dúo con el maestro David Bowie, el disco no tuvo excesivas buenas críticas.

Queen eran uno de los grupos gigantes del rock de los años 70, y las nuevas tendencias musicales y estéticas que surgieron en los primeros 80 en muchos casos renegaban de lo ofrecido en la anterior época. Personalmente me encanta “Hot Space”, pero ese giro a la electrónica y al funk, ni fue bien visto por sus seguidores de toda su trayectoria, ni caló entre los más jóvenes que eran devotos de los grupos de la new wave.

Más o menos pasaría lo mismo con el posterior “The Works”. Existe en el mismo un himno generacional que fue la gloriosa creación del bajista John Deacon “I want to break free”, pero sin embargo otras piezas como “Man of the prowl” o “Machines (or back to humans)” no fueron muy bien entendidas, ni aceptadas. “Radio ga-ga” también fue un notable éxito por separado, adjudicado al batería Roger Taylor. No obstante, y a pesar de que sus entregas de larga duración no tenían el calado tan potente o la buena crítica o aceptación de antaño, Queen iba labrando su leyenda con conciertos cada vez más impresionantes, en los que Freddie Mercury se consagraría como uno de los mejores frontman en escena de la historia de la música moderna. Un completo espectáculo ver sus movimientos enérgicos en las tablas.

La elección de esta semana, el posterior disco de 1985 “A Kind Of Magic” supuso un resurgir discográfico de Queen y quizás un punto álgido tras mucho tiempo y hasta el final de la trayectoria de Queen. Fue un disco mayor en popularidad que los 2 anteriores álbumes, lo cual no quiere decir que “Hot Space” y “The Works” marcharan mal en ventas. Mucha responsabilidad del triunfo de esta obra, la tiene que este disco es en gran parte banda sonora de la mítica película de los años 80 “Los Inmortales” protagonizada por un amante del rock como es el actor Christopher Lambert y con un secundario de lujo como Sean Connery, dando vida a un caballero español. Queen ya se había adjudicado un gran respeto con la banda sonora de “Flash” en su día y su implicación en el séptimo arte les volvió a funcionar.

De primeras y para no perder la vista de que Queen era un grupo rock, por mucho flirteo electrónico que se hubieran gastado en lo que se llevaba de década de los 80, se nos dispone “One vision”. Una canción rotunda, con su momento de lucimiento guitarrero para el maestro Brian May y que también tiene los coros tan característicos de Queen a lo largo de su historia. El clip que se grabó, básicamente con los Queen en el estudio de grabación dándolo todo y con alguna que otra imagen de los multitudinarios shows del grupo, no es de lo más espectacular que el grupo firmó, pero nos valió para ver entre otras cosas como el bajista John Deacon se había separado de su tan característico peinado cardado de mediados de los 80; personalmente, siempre me llamaron la atención los cambios de look del hombre más tímido y más infravalorado de Queen para el gran público. En 2º término se dispone la canción que titula la obra. Un tema más pop, que resta carácter rock a ese inicio tan cañero, y que desprende a la par un aroma ligero embriagador. La canción es estupenda en matices cuando por ejemplo tras un sostenido vocal de Mercury al micrófono se repite un loop de saltarinas notas de bajo de Deacon. El clip es bastante divertido, con un Mercury cual mago, que entra en una mansión abandonada y a los mendigos May, Deacon y Taylor con su varita les convierte en músicos, y con algunos elementos de unas bailarinas de dibujos animados (al estilo de las caricaturas de las portadas del disco de los 4 componentes del grupo). Como casi siempre, gran parte de la melodía la acapara la singular guitarra red special de May. Lugar ahora para 2 joyas ocultas encadenadas. Por un lado la bonita balada “One year of love”, en la que sobre una melodía lenta y embriagadora que se vale de ciertos elementos de música clásica, Freddie nos pone el pelo de punta con versos tales como “los días siempre son lluviosos si no estás tú”. Tíldenme de sentimental, pero durante un tiempo fue mi favorita de “A Kind Of Magic”. Y a continuación la deliciosa y relajante “Pain is so close to pleasure”, en la que todos podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación, sabiendo de los gustos personales de Mercury, divagando sobre qué trata la misma. En esta pieza, Freddie se defiende ante el micrófono en un registro de medio falsete, que para nada chirría y se ajusta correctamente a esta pista de sentido ligero. De la mano de una estupenda melodía de guitarra eléctrica a cargo de May se da paso a un pequeño clásico dentro del disco. La amistosa “Friends will be friends”, que a su vez dispuso de esos videos con los Queen subidos a un escenario rodeados de fans (de los que tanto gustaban al grupo tradicionalmente), es un bonito tema de medio tiempo al estilo de “Play the game” o la posterior “The miracle”, que en este caso es algo más hinchada o pretenciosa. En todo caso un placer escuchar su llevadera melodía y la genial interpretación de Mercury al micrófono, sobre todo en el estribillo.Afrontamos la cara “b” del vinilo o la 2ª parte de la obra, en la que el tema circundará sobre lo aprovechado para la banda sonora de “Los Inmortales”. Esto se ve de forma evidente en la épica y emocionante “Who wants to live forever”, que igualmente se anotó un solemne videoclip con las famosas velas y el grupo tocando en plan orquestal. El tono épico y desgarrado de Mercury al micrófono en la parte del estribillo y los perfectos coros, simplemente ponen el pelo de punta. Es curioso que esta canción en particular, y en general la implicación de Queen en el film “Los Inmortales”, se diera en unos días en los que quizás Freddie descubriera su enfermedad a la postre mortal, sabiendo que él se marcharía antes de tiempo. Esta pregunta de este título, al estilo de lo que sería “¿quién quiere vivir para siempre?”, parece que Freddie quisiera quitar hierro al hecho de que con 41 años nos abandonara. Si le damos este enfoque, el tema se impregna de un halo muy especial. No lo sé a ciencia cierta, pero ya saben que las “reflexiones” es parte de este humilde blog, tal como se indica en el título. Lo que pasa es que la autoría del tema es del guitarrista Brian May, con lo que esa hipótesis pierde fuerza, a no ser que May supiera de lo que le sucediera a Freddie. La mayor intensidad rockera vivida hasta ahora en el disco estaba en la inicial “One vision”. No obstante, ahora “Gimme the prize” va a dejarla a la altura del betún, debido a sus afiladas guitarras y la rabia desaforada de Mercury al cantar. Mi favorita del disco, sobre todo por su latente melodía, perfectamente aderezada de elementos electrónicos, es “Don’t lose your head”. Quizás la mejor composición de Taylor, o al menos la más arriesgada e innovadora. Los Queen habían mezclado electrónica y rock de forma controvertida para sus fans, pero esta oscura pieza, con un halo de hipnosis en su melodía a ratos, es una joya oculta dentro de “A Kind Of Magic”. Se trata igualmente de otro tema que aparece en mitad del film “Los Inmortales”. Y para finalizar, Queen abunda en su linaje dedicando la última pieza del disco a “Los príncipes del Universo”. Un tema que tiene unos cambios de ritmo muy interesantes en su melodía, ya que a ratos es lenta y rotunda y en otros momentos es vertiginosa y acelerada. El videoclip, con Christopher Lambert apareciendo puntualmente en el mismo, es sensacional y de una épica brutal. No sé si el orden de canciones es el correcto. En mi opinión hubiera alterado la colocación de “Who wants to live forever” y el de esta pieza, para aportarle un final más grande a este buen disco de Queen.

“A Kind Of Magic” fue un gran éxito. Las críticas en general fueron mejores que las de “The Works” o sobre todo las de “Hot Space”. Además la implicación de Queen en “Los Inmortales” ayudó bastante. Pero, quizás lo más recordado de “A Kind Of Magic” fue la gira de presentación del disco, que a la par sería la última vez que veríamos a los Queen al completo en escena. De la misma se extrajeron el brutal “Live At Wembley” del 86 (menudo año de conciertos en ese estadio) y “Live Magic”. 2 excelentes discos en directo del grupo. Aquella gira volvería a traer a Queen a España tras mucho tiempo, pasando como curiosidad por el estadio del Rayo Vallecano en Madrid.

Pasarían unos cuantos años hasta que Queen retornaran al estudio y publicasen nuevo material. Sería en 1989 con el aceptable “The Miracle”, que nos aportó excelentes canciones como “I want it all” o “Breakthru” por ejemplo. En ese lapso temporal, los componentes se dedicaron a proyectos al margen de Queen, destacando entre ellos lo que haría Freddie por su cuenta, incluyendo una colaboración magistral con Monserrat Caballé en la canción “Barcelona”.

El disco que hemos propuesto rescata la última época gloriosa de Queen. Me explico: me refiero a que fue el último trabajo que Queen pudo defender en directo, ya que las también buenas canciones de “The Miracle” y, por supuesto, el notable “Innuendo” se quedaron sin giras debido al cada vez peor estado de salud de Freddie Mercury. La gira de esta obra es de las más grandes que se recuerdan de la historia del pop, y precisamente el resurgimiento de Queen vino asociado a la primera edición del Rock In Rio, celebrado precisamente en Rio De Janeiro en 1985, en la que Queen arrasó y se convirtieron en los triunfadores absolutos del mismo con una exageración de cantidad de gente que asistió a su show.

Este trabajo de simpática portada, con unas alegres caricaturas de los componentes del grupo bailando, es un disco ligero y de los más fáciles de escuchar de Queen. Es quizás el disco más accesible y amable de los que Queen dispone en su extensa discografía. No en vano, varias de sus canciones han sido rescatadas para algunos spots publicitarios e incluso José Mota hizo una curiosa versión de “Who want to live forever” para uno de sus últimos especiales de Nochevieja en TVE. Espero que gusten de rescatarlo, si es que hace tiempo que no lo escuchan, o que les agrade si es que aún no lo conocen al completo. Aparte de las canciones conocidas, hay otras dentro del mismo como “One year of love” (otro triunfo personal del gran John Deacon) o “Don’t lose your head”, en el plano más experimental, que merecen mucho la pena. Queen es siempre una apuesta segura y su música persiste como algo atemporal e inmortal.
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jueves, 19 de agosto de 2010

Franco Battiato - L’Arca Di Noè (1982)

¡Qué cabeza la mía! Con todo el jaleo de este año, se me olvidó mencionarles en el anterior post sobre Casal, que debido a un viaje vacacional al sur de Tenerife, no habría post al uso este pasado sábado 14 de agosto. Supongo que se me fue el santo al cielo porque estaba más preocupado de perfilar el post sobre el gran Tino Casal que de esas cosas. Como ven, no me ha pasado nada y aquí seguimos. Avisarles ya de paso, además de decirles que este post es el que se corresponde con el del pasado sábado 14, que este sábado 21 tampoco habrá post y dicha publicación se retrasará hasta el lunes 23 o martes 24. El sábado 28 de agosto ya recuperaremos la dinámica habitual. Tras estas aclaraciones sobre publicaciones, adentrémonos en lo que proponemos para los próximos días.

Ponemos punto final a estas 3 semanas en las que nos hemos dedicado a repasar discos concernientes a artistas individuales. Y hacerlo de la mano del gran músico italiano Franco Battiato es una buena forma de poner colofón. En lo personal, ha sido uno de los músicos junto a Tino Casal y Loquillo que han tenido un gran protagonismo en mi vida en lo que llevamos de año, al haber dispuesto, y disponer en estos momentos, de un tiempo importante en las escuchas de música que realizo.

Guarda dentro de mi foro interno un cierto parecido con lo que me sucedió con Casal, en lo que a la experiencia personal con dichos artistas y su obra se refiere. Coinciden en el hecho de que solamente conocía 2 canciones de Battiato, “Yo quiero verte danzar” y “Centro de gravedad”, y que pensaba que aparte de las mismas poco más tendría. Al igual que me pasaba con Tino Casal con “Embrujada” y “Eloise”, estaba equivocado. También se da el caso de que este personaje siempre me levantó cierta simpatía, de la misma forma que me sucedía con Tino.

El año pasado ya me hice con un recopilatorio suyo en una biblioteca del ayto. de Madrid, con sus grandes éxitos en español; algo así como una especie de “Nómadas”, pero no exactamente. No obstante, sería este pasado mes de mayo cuando al coger prestado en otra biblioteca, en este caso de la Comunidad de Madrid, otro recopilatorio con igualmente muchos éxitos en español y, lo más importante, con un dvd con casi todos sus videoclips, cuando terminé de adentrarme a fondo en la obra de este peculiar músico.

No deja de ser una anécdota interesante que el primer recuerdo o impresión de Battiato que tengo no vaya asociada directamente a él, sino a una mítica imitación del dúo humorístico Martes y 13 en el especial de nochevieja de TVE de 1989. No sé por qué, pero me gustó mucho la canción que de forma arrítmica versionaba Josema Yuste, que no era otra que “Yo quiero verte danzar”. Además, me llamaba la atención la vestimenta con esa gabardina, las gafas y la nariz postiza; me recordaba en parte a Egon Spengler (el actor Harold Ramis) de “Los Cazafantasmas”, tan en boga por aquellos días.

No sería hasta que me hice con el primero de los recopilatorios mencionados cuando me quedé prendado de “Centro de gravedad” y luego con el 2º cuando tomé la verdadera dimensión de Battiato, ya que siempre me resulta más amable introducirme a los artistas a través de sus videoclips (me entretiene mucho más, y si la música es buena ya ni les cuento). También ayudó mucho que en la citada biblioteca donde tomé el cd y dvd, me hice con la biografía de la editorial Cátedra de Eduardo Margaretto sobre el artista. Un libro muy completo, que abarca desde los comienzos de Battiato hasta los finales de los 80 (su época más exitosa).

Ahí puedes comprobar que Battiato tiene una dilatadísima trayectoria musical, de lo más variopinta, al moverse desde el rock experimental progresivo a la música clásica, pasando por la música ligera y el pop/rock con sintetizadores. Me ha costado decidirme entre 2 discos, ambos de los años 80, de comienzos de dicha década exactamente. He querido escoger uno de los 2 lp’s que contienen o bien “Centro di gravità permanente” o “Voglio vederte danzare” para que no se les haga muy agreste meterse en el mundo de Franco Battiato. Finalmente me he decantando por “L’Arca Di Noè” que es donde se incluye “Voglio vederte danzare” (“Yo quiero verte danzar”) en lugar de “La Voce Del Padrone”, que es el trabajo donde tomaba parte “Centro di gravitá permanente”.

Comienza la obra con la emocionante “Radio Varsavia”. Un ejemplo de solemnidad en ciertos elementos sonoros de la melodía, que dispone de un suave y precioso estribillo. En la parte final la canción gana en base rítmica, acelerándose contra todo pronóstico. Una preciosa pieza que narra historias de huidas necesarias debido a situaciones sociales. Y posteriormente “Clamori” vuelve a tener una fuerte carga de crítica social mundial, destacando unos ingenuos teclados sobre todo en las partes del estribillo en el que Franco sostiene a pulmón ese “clamor”. La cadencia rítmica de base es prácticamente semejante a la de “Radio Varsavia”, pero sin embargo, a no ser que repares en ello, no te percatas, ya que en las sutilezas es donde se produce la percepción distinta de cada una de las 2 composiciones de apertura de este “Arca De Noé”. Tras el tranquilo devenir y la melancolía contenida y pausada de las 2 primeras canciones, se da paso a la apabullante “L’exodo”, en la que se empieza con ciertos elementos de música clásica y operísticos, para concederle una gran solemnidad. Dispone de un ritmo más vibrante y acelerado muy interesante. “Scalo a grado” dispone en lo instrumental de unas notas interesantes de guitarra de conexión entre el final del estribillo y las partes prosaicas bastante apañadas. Es la canción más cercana a la música ligera que nos hemos encontrado hasta el momento, en la que Battiato se vale de unos coros operísticos femeninos de corte clásico para aportarle más diversidad a este corte tan animado e inmediato.Seguimos subiendo la intensidad rítmica de la mano de “La torre”. Llama la atención el mayor componente electrónico en esta pista con una cadencia endiablada a ratos. También el registro vocal de Battiato, por momentos engravecido por la producción, nos deja fuera de juego. En todo caso es una pieza interesante que viene a demostrar que Franco Battiato, a pesar de no estar ya jugando en la liga de la experimentación musical, no la perdió de vista definitivamente. “New frontiers” se vale nuevamente de los elementos corales cercanos a los coros de ejércitos que Franco ya utilizó en el disco predecesor “La Voce Del Padrone”. Esta penúltima canción es un notable ejercicio que fusiona correctamente la música moderna y electrónica con aspectos clásicos. Llegado el final, alcanzamos el plato fuerte. Mejor cierre imposible de la mano de “Voglio vederte danzare”. Estamos ante una toma menos electrónica y más lenta que la posterior versión en español. ¿Qué podemos decir de esta canción? Es sin lugar a duda el tema con el que Franco Battiato es recordado más allá de las fronteras italianas. Le hizo popular a nivel internacional, gracias a plasmar un texto en el que Franco homenajea a distintas formas de bailes y danzas, todo ello dispuesto sobre una línea inquietante de sintetizador y con unas notas de teclado de claro regusto oriental (influencia decisiva en Battiato todo lo referente a la cultura árabe), que se adorna de ciertas notas de corte más clásico, como elementos de cuerda. El videoclip, con Franco departiendo con un grupo de nómadas del desierto en un oasis alrededor de una hoguera es un momento clásico dentro del universo Battiato. De hecho ese diálogo que tiene con el jefe del grupo al principio del videoclip, en el que Franco afirma que lo que ha ido a hacer allí es “a formar la latinización del la lengua árabe”, me hace temer por su integridad si se diera el caso de que el buen jefe sea de corte integrista islámico; contra todo pronóstico, y como cual gordo de la mancomunidad que recibe a un técnico reparador de depuradoras de piscinas para solucionar una avería (esta coña marinera solo la entiendo yo y algunos cercanos a mi entorno), le da las gracias de forma aliviada. En fin. También hay imágenes de Franco bailando en su peculiar estilo arrítmico, atropellado y robótico en un patio. Estupendo final de disco con un clásico de la música de todos los tiempos. No voy a mencionar las versiones estúpidas de broma que se han hecho por ahí del tema, ya que no viene a cuento.

“L’Arca Di Noè” fue un tremendo éxito para Battiato que continuó la estela ascendente que desde finales de los 70 había ya comenzado el artista. Tras alejarse de experimentos, que incluso tuvieron buena acogida comercial, como fue “Pollution” o el anterior “Fetus” o de introspecciones sacro-clásicas en “Mademoiselle Le Gladiator”, ya a partir de “L’Era Del Cinghiale Bianco” Franco se adentró en terrenos más populares, aún sin perder su esencia particular y única.

Si “Patriots” de 1980, gracias a temazos como la propia “Up patriots to arms” (con un muy peculiar videoclip) fue muy bienvenido y “La Voce Del Padrone”, de forma inestimable gracias a “Centro di gravità permanente”, fue un gran triunfo de ventas, “L’Arca Di Noè” terminó de confirmar la grandeza de Franco Battiato. La portada nos muestra siluetas en miniatura de los animales del interior del supuesto arca y abajo una foto de un monte nocturno, que hace de la misma un envoltorio apropiado para lo que el disco guarda en su interior.

De aquí en adelante Franco Battiato se confirmaría como una estrella internacional consolidada y seguiría firmando estupendos trabajos durante todos los años 80, en los que al menos hay un auténtica joya en forma de canción en cada uno de los discos de larga duración; véanse por ejemplo en “Orizzonti Perduti” la delicada y romántica “La stagione dell’amore” o en “Mondi Lontanissimi” la brutal “No time no space” o la suave “Via lattea”. Y tras esto se produciría el desembarco comercial definitivo en nuestro país con el disco “Nómadas”, con sus temas más conocidos en español y por otro lado el lanzamiento de posteriores trabajos de buena aceptación como “Giubbe Rosse” o “Fisiognomica”.

Battiato ha seguido no obstante publicando durante los 90 y los años 2000 más trabajos como los volúmenes “Fleurs” y haciendo alguna colaboración o versión para alguna banda sonora. Sus conciertos siguen siendo motivo de alegría cada vez que visita nuestro país y de hecho en 2007 y 2008 se pasó por Madrid a dar sendos recitales con unas estupendas críticas. Curiosamente estuve a punto de ir a ver a Franco actuar en Pozuelo de Alarcón allá en 2003, solamente conociendo en aquel tiempo “Yo quiero verte danzar”. A última hora me eché atrás. La próxima ocasión prometo no perdérmelo.

Franco Battiato es una propuesta menos animada que la de Casal de la pasada semana. Su voz, muy suave y con un punto agudo, con sus melodías que mezclan a partes iguales matices clásicos con elementos ligeros electrónicos, crean canciones no vacías en contenido lírico y que a la par nos permiten relajarnos mientras que las escuchamos. “L’Arca Di Noè” es un buen inicio para comenzar con Battiato, aunque saltándome las normas que desde aquí predico, les recomendaría como prólogo que se hicieran con una compilación de sus canciones en español a modo de aperitivo. Battiato es mucho más que “Yo quiero verte danzar” y “Centro de gravedad”. Si reparan un poco en ello e investigan, se darán cuenta de lo amplia y abundante que es la obra de este particular artista italiano (ya que al igual que sucedía con Casal, Franco no solo se dedica a la música, sino que también es poeta y director de cine). Pues poco más, nos vemos el próximo lunes o martes. Este sábado, como les dije al comienzo, no esperen novedad alguna.
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sábado, 7 de agosto de 2010

Casal - Hielo Rojo (1984)

Al igual que hice el año pasado con el post que dediqué a Derribos Arias y en cierta forma como un homenaje a su líder Poch, el mes de agosto, en el que me encuentro por fortuna de vacaciones, me da lugar a publicar siempre un post más elaborado y extenso de lo normal, en lo referido a querer homenajear a un personaje al que tenga aprecio y que de momento coincide con Poch y Derribos Arias en no ser muy recordados en nuestros días. No cuenta el 1er. año, en el que el blog daba sus primeros pasos y aún tenía por establecer sus rutinas o costumbres.

Este año, nuevamente de forma muy sentida y desde un profundo respeto y admiración, he querido homenajear al gran Tino Casal, analizando uno de sus gloriosos discos editados en los años 80. Me he decidido (no crean que no me ha costado esta decisión) por “Hielo Rojo” de 1984.

Tino Casal en su etapa moderna, la que abarcó desde 1981 hasta su fallecimiento, firmó sus entregas simplemente con su apellido, para diferenciarse de sus primeros singles en solitario, bastante alejados del estilo que le haría pasar a la posteridad con letras doradas. De ahí que el título del artículo solamente ponga “Casal - Hielo Rojo” y no “Tino Casal - Hielo Rojo” (para más evidencias comprobar la imagen de la portada intercalada en el artículo).

Tras esta pequeña aclaración sobre el nombre artístico de Tino Casal, hablemos de en qué situación se encontraba Casal a la hora de acometer la grabación de su 3er. disco de estudio. “Etiqueta Negra” de 1983 había sido un gran éxito de crítica y ventas. Claramente asociado a “Embrujada”, rutilante single y clásico inmortal e imperecedero de Casal, el álbum llegó a ser disco de platino y también la mayoría de opiniones de la prensa musical fueron favorables.

Antes en 1981 Casal ya había irrumpido con fuerza en la incipiente, innovadora y transgresora escena musical y artística nacional, que vivía los primeros meses ya reconocidos de la llamada Movida Madrileña, de la que Tino sería un miembro clave, pero que curiosamente solo los que conocen a Tino asocian con la misma; es muy común que en un ejercicio de psicoanálisis si le consultas a la gente “si te digo “Movida” dime el primer grupo de música que se te pase por la cabeza” te respondan Alaska y Radio Futura.

El caso es que “Neocasal” del 81 es un disco sin desperdicio alguno en su set list, muy bueno. Ni una sola canción mala. Sin embargo, es un disco que a mis oídos le falta consistencia en conjunto, uniformidad digamos; es decir, que cada canción parece de su padre y de su madre, dando la impresión de que sea un recopilatorio más que un lp que siga un hilo o una idea. No hay más que ver que tras el frenesí pop de “Champú de huevo” se coloque la romántica y delicada “Love me tonight” (compuesta a medias con el productor de Tino, mi admirado Julián Ruiz) y luego se nos disponga el trueno musical que supone “Billy boy”, dedicado al por entonces líder de los Generation X Billy Idol. En un primer momento pensé en dedicar el artículo a “Neocasal”, pero finalmente me he decantando por “Hielo Rojo”, que a día de hoy me parece su mejor lp.

“Etiqueta Negra” sin embargo no pecaba de inconsistencia. A pesar de haber temas de carácter bastante distinto como por ejemplo la triste e íntima “Un minuto más” y la poperita “Póker para un perdedor”, aquí el sonido sigue una pauta de uniformidad que ensambla la obra de forma más correcta. También hay que tener en cuenta que “Neocasal” era un debut en toda regla de Tino, por alejarse millas y millas de lo que había hecho hasta entonces como cantante en solitario o como vocalista de la banda asturiana Archiduques.

Tal fue el éxito de “Etiqueta Negra” en conjunto (además del estremecimiento individual de “Embrujada”, la cual incluso se grabó en inglés en Londres), que hubo lugar para una reedición especial con el añadido excepcional de “Tigre bengalí” como propina gloriosa. Esta canción, además de ser de las favoritas de la gente que admira a Tino, yendo más allá de “Eloise” y “Embrujada”, formó parte de la película de Trueba “Sal Gorda” y en parte creo que se la dedica Tino a sí mismo por ciertas referencias al aspecto felino de él (algo Sandokán en aquella época) y apuntes como la citada “jungla gradulux”, que evocan elementos imprescindibles en la peculiar casa particular de Tino. Además, esa 1ª persona en la letra con el “sabes que volveré, sabes que volveré” y las alusiones a las fans como “danzas en la oscuridad, vestida para matar. La misión es capturar al viejo tigre bengalí”, en cuyos versos se intuye el acoso de las fans a Tino y el hecho de que era mayor en edad que los ídolos musicales de la época, son otras evidencias.

Con este panorama Tino grabó el siguiente disco haciendo uso de la más moderna tecnología musical del momento, al mismo tiempo que seguía con la promoción de “Etiqueta Negra”, como por ejemplo cuando actuó en playback (muy a su pesar) en el programa “Tocata” en febrero de 1984, con un arrollador José Antonio Abellán entrevistando a Tino (el joven Abellán intimida a propios, como su compañera Mercedes Resino, y extraños en el video de la entrevista que se puede encontrar por youtube). En dicha entrevista, se veía a Tino emocionado ante las preguntas sobre su siguiente entrega “Hielo Rojo”; razón no le faltaba como verán al leer el artículo, y sobre todo al escuchar el disco.

Antes de pasar al análisis del disco, creo que he de comentarles la parte personal. Aquí más que evidente además. Lo de siempre: esto es un blog y lo personal siempre está en mayor o menor medida presente. ¿Cómo conocí a Tino? Tendría 6 o 7 tiernos añitos cuando pude descubrir a Tino en televisión en los días en los que “Eloise” era un fenómeno a nivel nacional. Todo quedaría en el subconsciente y ahora haciendo balance y análisis de aquellas percepciones tan lejanas e infantiles se pueden sacar conclusiones. Evidentemente en aquellos días no era consciente de ello, simplemente lo miraba con atención sin más, pero he de reconocer que aquello impresionaba. No había nadie como Tino. Sus ropajes, haciéndole parecer una especie de mezcla entre aristócrata (¡qué apropiado fue que Tino estuviera antes en una banda llamada Archiduques!) y paje de los reyes magos de oriente, llamaban la atención. Su expresión, rotunda y contundente, con esa barba afilada y con sus facciones tan duras y su penetrante mirada, intimidaba en el aparato de televisión. Y claro, lo musical; “Eloise” es un tema fastuoso, monumental e increíblemente complejo, que sin embargo fue un rotundo éxito en aquel año 88, que me atrapó gracias a su arrollador gancho; recuerdo que aquella parte de “…caricias y cuentos chinos” se me quedó grabado a fuego desde entonces.

Es curioso que tenga recuerdos de Tino en tv y de escuchar “Eloise” en la radio a casi todas horas, pero que 2 años más tarde, cuando en teoría tendría que recordar mejor las cosas, no guarde ningún recuerdo de la promoción del disco “1990. Histeria”. Luego hablaré de ello de pasada, pero supongo que estriba en el menor éxito de este disco, considerado quizás su disco con menos chispa (que no malo, no confundamos términos o adjetivos).

Luego en 1996, gracias a un tarareo fuera de contexto de un amigo de la época que decía algo como “sube al coche, reina de la noche”, me llamó la atención la melodía y dichas palabras que soltaba rítmicamente aquel colega. Sería un par de años más tarde cuando en el programa Play Music de Canal 7, en el programa presentado entonces por Adriana Frade, se puso el clip de “Embrujada” y pude ver que aquella letra y melodía de canción tarareada pertenecía a Tino Casal. Me enganchó definitivamente. Más tarde gracias a una colección de la mejor música española que le regalaron a mi abuelo por comprar una enciclopedia, en el volumen cd de 1983 venía “Embrujada”. Sería el año 2000 y todavía recuerdo que la incluí en una recopilación de temas que grabé en una cinta de casette que aún conservo.

Ya en verano de 2003 y en casa de un amigo, con el por entonces novedoso programa Kazaa, me bajé la canción en mp3 para una especie de cd recopilatorio en forma ya digital. Y hasta hace unos meses pensaba que Casal, como advierte Gerardo Quintana en la acertada biografía sobre Tino, era solo “Eloise” y “Embrujada”. ¡Qué equivocado estaba!

Bueno, el caso es que en una biblioteca de la Comunidad de Madrid que frecuento, había (y hay) una caja con los 3 primeros discos de Casal “Neocasal”, “Etiqueta Negra” e “Hielo Rojo”. Tras varios intentos frustrados de tomarlo en préstamo (cuando no era porque cogía otro cd, resulta que no estaba disponible al tenerlo otro usuario), conseguí hacerme con él a finales del mes de marzo, justo antes de esta Semana Santa. Aluciné con el contenido. Es difícil conseguir los discos de Casal en solitario, se lo advierto, con lo que les costará hacerse con “Hielo Rojo”. Ahora bien, el esfuerzo merece la pena, y si no me creen, tras explicarles mi relación como aficionado a Casal y mi percepción de su figura a lo largo de mi vida, pasemos a ver qué contiene el 3er. disco de Casal.

El comienzo es fastuoso y una gran demostración de la vanguardia sonora empleada en “Hielo Rojo”. Además “Teatro de la oscuridad” es en parte un guiño de Tino a su tropa de amigos, visto en versos como “dicen que somos bichos raros cuando nos ven entrar…” y para él mismo, que parece que cuando dice “gracias a todos por estar aquí”, nos está dando la bienvenida a uno de sus conciertos o actuaciones. El uso del sampler por parte de Julián Ruíz desde la mesa de mezclas es acertado sobre el entramado de elementos electrónicos, sobre los que el bajo y las guitarras quedan en un 2º plano. Sobra mencionar que Tino está estupendo al micrófono, demostrando desde el primer segundo que era un genial cantante. Un estupendo inicio, que da lugar a continuación a la misteriosa “Muñecas”. En esta composición Tino hace referencia al fenómeno fan que por aquellos días ya experimentaba. Destaca aquí sin embargo más bien la base rítmica, pasando curiosamente a un primer plano, cambiando en este sentido el orden de la producción de “Teatro de la oscuridad”. Particularmente me encantan ciertas entonaciones muy sensuales de Tino al micro como cuando se pregunta ante las más de 100 muñecas que le persiguen “¿he contado bien?”. Tras el misterio sonoro que tiene la parte más prosaica, el estribillo alcanza unos niveles mayores de intensidad muy interesantes. “Muñecas” es un buen tema, de hecho fue de los que sin ser single fue editado en versión maxi, pero si esta pista les ha gustado, la siguiente les volverá locos (y nunca mejor dicho). A mi al menos me encanta y creo que más allá de los singles reconocibles e inmortales del disco (dispuestos en la 2ª mitad del disco) y curiosamente junto a la 4ª pista que es la que da título a la obra, es de las que yo llamaría “joya oculta” de la obra. Me estoy refiriendo a la monumental “Loco suicida”. Los estridentes sonidos electrónicos que vienen y van, y la base latente, con un Casal nuevamente enorme en el micrófono, dan lugar a una pieza de interesante letra, con pasajes estupendos. El estribillo se te marca a fuego con solamente un par de escuchas: “Loco suicida, tus cicatrices y tus heridas. Loco suicida, tan solo queda un segundo de vida”. “La luna espía y conoce bien tu doble imagen mejor que yo; lobo en la noche, fantasma gris sobrevolando como un halcón” también es una parte de la letra soberbia. La canción termina en una marea de sonidos electrónicos de carácter hipnótico bastante curiosa. Y lo que ya les adelanté, ahora llegamos al tema título de la obra “Hielo rojo” que es una auténtica pasada. Tino era un hombre que más que a veces dar un sentido global a sus letras, lo que buscaba era crear frases que sonaran rotundas y sobre todo bien o agradables a los oídos (un claro sentido del ritmo y melodía innato que tenía). Creo que este es un ejemplo, ya que quizás los elementos de los versos que incluye se pueden referir a varias cosas. Creo que empieza con una auto referencia con ese “Los duendes del espejo tiemblan cuando te ven” (quizás referido a los ropajes y aspecto de Tino) y “la magia de su níquel reflejan tu timidez” (probablemente referido a que Tino en realidad y gracias a testimonios que he recogido en 1ª persona de gente que le trató, era un tío normal y que no se abría fácilmente de primeras) y sin duda en “cabezas de muñeca decoran tu salón” (en alusión al particular interiorismo del hogar de Casal). La melodía de “Hielo rojo”, gracias a la perfecta conjunción de todos sus instrumentos, es de matrícula de honor. Junto a “Loco suicida” la gran joya oculta del disco, y al estar anexada a la citada, crea un combo de 2 canciones brutal. Puede, como les he dicho ya en muchas otras ocasiones, que debido a que se encuentra seguida a estos 2 temazos, “Flash de cámara” la considere la canción menos fuerte del disco. En la misma Tino hablaba sobre la prensa rosa, con una elegante crítica en su letra, pero dispuesta bajo mi punto de vista sobre la melodía electrónica más machacona y menos acertada de “Hielo Rojo”.Llegados al ecuador del disco, ahora afrontaremos una 2ª mitad que quita el hipo. En su concepción de la época como disco de vinilo, con cara “a” y cara “b”, me asusta ver la calidad tan alta conseguida en este caso en la cara “b”. Tendría que analizar la época, pero que creo que dentro de la música española no hay un lp en los años 80 con una cara “b” con un nivel de exigencia tan alto (ni siquiera en discos de Mecano o Alaska Y Dinarama, pero bueno, para gustos los colores). Empezamos con quizás el 3er. tema en discordia de la historia de Casal, tras “Eloise” y “Embrujada”. Nos encontramos con “Pánico en el Edén”, que ya desde su inicio con esos acordes rasgados de guitarra eléctrica sobre la base inquietante de sintetizador, sobre los que los coros de Tino se elevan majestuosamente, muestra su potencial. La letra versa sobre distintas concepciones del amor dentro de una relación de pareja (¿Quizás tuviera algo que ver con la relación de Tino con su novia Pepa? Lo desconozco, pero pudiera ser). Digamos que Tino en 1ª persona aboga por la fidelidad “yo te quiero solo, solo para mí. Tú y yo, solos tú y yo, tómatelo como estímulo”. El ritmo endiablado de esta canción, que acertadamente en versión instrumental fue banda sonora de La Vuelta Ciclista A España de aquel 1984, y los coros de Tino del inicio, que se repiten en las partes instrumentales, dan lugar a un temazo, que quizás está injustamente olvidado a día de hoy dentro de la memoria colectiva de la sociedad española; en este apartado quizás no pasó el corte que sí superaron “Eloise” y “Embrujada”. Tras este frenesí de pop electrónico, llegamos a la preciosidad que nos va a suponer la canción “Mañana”. Un tema que según palabras de Julián Ruiz supuso un disparate de costes de grabación. Esta canción dispone de una electrónica de gran mesura, en la que destaca el aspecto ambiental de la misma, más que el marchoso. Los matices de sonidos orientales le confieren igualmente una elegancia y un toque exótico interesantes. En “Mañana”, más allá de la preciosa y relajante melodía que tiene, hay que prestar atención a la preciosa letra. Aquí Tino sí que da lugar a una preciosa historia, con versos realmente bellos… podría citar tantos. Esta canción sería uno de los ejemplos en los que les dejaría aquí la letra íntegra, pues no tiene desperdicio. Además, dentro de la letra se puede atisbar uno de los aspectos siempre destacados de Tino, que era aquello que se comentaba de que era un adelantado a su tiempo y un visionario; se demuestra en visiones particulares plasmados en fragmentos de la letra como “cuando la duda sea un error, cuando consultes a tu ordenador” (anticipando el fenómeno internet) o “cuando tu archivo de diskettes te hable de guerras que no puedes ver” (el terrorismo del siglo XXI). No me pregunten el por qué (casi parafraseando cierto pasaje de la canción), pero esta canción me evoca a un supuesto documental con imágenes de Tino y voz en off con un repaso global a su vida, en el que la vería insertada en la parte en la que se pusieran imágenes del coche accidentando y se hablara de la muerte de Tino. Al imaginármelo y estar escuchando justo en estos momentos el pasaje en el que Tino dice precisamente “no me preguntes el por qué, son tantos años, aún no sé, pero tú debes de seguir hasta mañana”, se me eriza el vello de los brazos mientras escribo. Parece el epitafio perfecto y el legado increíble, que finalmente se adjudicaría “Destino casual” de “1990. Histeria”, pero por desgracia casi lo llegó a ser por lo que sufriría Tino en cuestiones de salud unos meses después. Alternaremos ritmo y electrónica con sentimiento en esta 2ª mitad. Por tanto ahora toca moverse. “Bailar hasta morir” es de los temas preferidos por la gente que se adentra un poco más a fondo en el “universo Casal”, al acceder a algún recopilatorio. Ya desde el inicio, la canción llama la atención por su misteriosa y sinuosa melodía, tan grave y solemne, que incluye algunos punteos de guitarra sublimes. La electrónica, la base rítmica, los estupendos acordes de guitarra y esos coros agudos repetidos “oiaei”, se engarzan de una forma excepcional en toda la canción creando una pista que cumple perfectamente con la proclama que lleva en su título. La letra tiene alguna clara referencia de Tino a su vida y su lucha por llegar a triunfar: “tú, sin más, te crees que a mi me lo han montado. No es así; sudores me ha costado…”. Lo que no sabía Tino es que al poco tiempo tendría que sudar mucho más para volver a salir adelante. Se grabó un videoclip promocional estrenado en “La Bola De Cristal”, grabado a medias entre la casa de Tino en el Paseo del Rey y la entrada/hall/rellano de ascensores del hotel Plaza, en el que destaca ese bucle de entrada por la puerta giratoria del hotel de 4 repeticiones en su inicio. El estilismo de Casal alcanza el mayor barroquismo de toda su historia previa y posterior. Esa mezcla de modernidad, y rasgos orientales en su vestimenta (también a tono con esos matices sonoros de “Mañana” y la presente canción), sumado a las extensiones rastas capilares y sobre todo esos puntiagudos zapatos negros, no dejan indiferente a nadie. Es una excelente canción esta “Bailar hasta morir” y en parte una proclama que cumplió Tino en su vida, puesto que cuando falleció venía de pasar una noche de fiesta en compañía de sus amigos, en la que supongo que bailaría sin parar. La cara “b” de lo que sería el vinilo de “Hielo Rojo”, como ya les he dicho, es una pasada. Desde “Pánico en el Edén” hasta el cierre, las 4 canciones son ejemplos de alto valor sonoro. Y la mayor melancolía se presenta al final, algo en parte a como pasó con “Un minuto más” en “Etiqueta Negra”. “Miel en la nevera” es una canción que muchas veces puede causar una brutal angustia existencial escuchándola si te encuentras en horas bajas. La letra es de una belleza plástica sublime, aunque siendo a la par muy sencilla. Tino nos dibuja retazos de la soledad en su casa, cuando tras una noche de excesos “he bebido más de lo que aguanto, igual que ayer…”, llega a casa y se encuentra ante la soledad y el hecho de ver que su amor no está ya; desconozco si a estas alturas ya se había producido la ruptura sentimental con su novia Pepa, o es que simplemente empezaron las intermitencias de relación que a la larga desembocaron en la ruptura definitiva, puesto que en la posterior etapa de convalecencia, en algunos medios se afirmaba que Pepa Ojanguren estaba presente en el hospital acompañando a Tino. No en vano, en este aspecto, somos muchos los que pensamos que quizás Tino enfocaba la canción desde esa óptica personal y esa posible ruptura sentimental. En todo caso, esas frases como “siento frío y miedo en los pasillos, pues tú no estás” o “el desorden invade nuestra habitación, las montañas de discos son mi salvación”, sumadas a la proclama del estribillo “sin amor, prefiero estar sin un amor”, dispuestas sobre tan intensa y melancólica melodía, crean una canción acongojante y que de forma muy inteligente se dispone al final del disco. Cuando el silencio se apodera de tu entorno cuando ha terminado esta canción y en consecuencia la escucha del disco, te quedas petrificado y absorto.

El disco en un principio titubeó nada más salir al mercado, pero gracias a que “Pánico en el Edén” fue sintonía de aquellos días gloriosos de la Vuelta Ciclista a España en la primavera de 1984, “Hielo Rojo” terminó repuntando. Tuvo una correcta promoción de lanzamiento, ya que fue editado en forma de paquete especial con un disco añadido de versiones maxi de varios temas. Es una obra elegante desde su misma portada, con ese dibujo de un rubí y con Tino con esa mirada felina y el pelo más largo de lo que lo llevaba en sus 2 anteriores discos. El trabajo se amontonó para Tino, que tenía por delante mucha promoción y una gira bastante extensa, que en mitad de la misma se vio sobresaltada por un incidente en forma de esguince, que Casal no quiso tratar según los consejos médicos, declinando suspender las actuaciones para recuperarse.

Esto derivó en unos problemas de salud gravísimos que pusieron a Tino contra las cuerdas de la vida casi un año después. Se fue generando en su interior un proceso infeccioso y de debilitación de partes importantes de los huesos, que terminarían por explotar en el verano de 1985 y que nos privó de Casal durante más de 2 años. Quedó truncado un disco que ya estaba medio preparado y que se rumorea que se podría editar de forma muy definitiva (por las cintas y material que hay por ahí grabado), titulado “La Última Cena”. Según palabras de Julián Ruiz, no se edita el material que quedó inédito debido a que es una forma de respetar a Tino y su memoria. Seguro que ello estriba en que lo que haya en cintas por ahí bien custodiadas, estaría pendiente de ser sometido a varias correcciones por parte de Tino Casal, tan perfeccionista e inconformista en el estudio. Personalmente pienso que ese trabajo debería ver la luz, aunque sea en forma demo o maqueta, puesto que por ejemplo la demo de “Embrujada” incluida en el 2º cd del recopilatorio “Único” de 2006 es simplemente sensacional. A parte de este citado disco, parece ser que había otro pendiente de rematar en Tokio en 1992, que se truncó debido a la muerte de Tino. Lo mismo digo de ello.

“Hielo Rojo” para mi tiene un regusto triste o melancólico, debido a que supondría el último trabajo de Tino en mucho tiempo y que sería el preludio de una época de mucho sufrimiento tanto físico como emocional del pobre Tino. Finalmente en 1988 Tino volvería recuperado a la escena musical, milagrosamente con más fuerza que nunca. Arrollador, como ya he citado al comienzo del artículo, y con unas ganas increíbles de comerse el mundo.

Esto se puede ver en que en su regreso con el disco “Lágrimas De Cocodrilo”, a Tino en sus actuaciones en televisión se le veía serio, con cara desafiante, con un look mucho más rotundo tanto en la ropa, como en su pelo bastante más recortado y con una perilla afilada que le mostraba notablemente más agresivo. En la etapa pre-convalecencia, a Casal se le notaba más relajado y más risueño en televisión. Es normal, tras todo lo que se habló, todas las decepciones personales y resto de experiencias negativas que Tino acumuló desde que ingresó al borde de la muerte en el hospital hasta que se recuperó, que se mostrara con cierto resentimiento y con más ganas que nunca de demostrar que estaba ahí nuevamente y brillando con más fuerza que antes si cabe.

Pienso que este esfuerzo y entrega, propiciaron que su siguiente disco “1990. Histeria” no fuera tan redondo. Lo he dicho antes, no es que sea un mal disco, sino que le falta gancho, chispa… no sé. También desde que terminó la promoción de “Lágrimas De Cocodrilo”, Casal se dedicó a atender otros campos del arte que había dejado de lado en los 80 en cierta parte, como la pintura y la escultura.

Tino estaba en una etapa de análisis, balance y estudio de proyectos futuros en 1991 tras terminar con la promoción de “1990. Histeria”. Desgraciadamente en las primeras horas del domingo 22 de septiembre de 1991 un desgraciado lance de circulación hizo que el coche en el que viajaba con sus amigos por la Carretera de Castilla, cerca de Pozuelo o Aravaca, se estrellara contra una farola al perder el control del mismo el conductor por el pavimento resbaladizo. Tan mala suerte tuvo Tino que fue el único fallecido, puesto que el golpe fue de lleno en su lado, viéndose en fotos del coche siniestrado que circulan por ahí que la farola había creado una especie de camino entrante directo al asiento del copiloto en el que iba Tino sentado.

Recuerdo que en su día me enteré del fallecimiento de Tino. El cómo me enteré no lo recuerdo en sí; supongo que sería viendo las noticias o algún programa en televisión. Eso sí, hasta que leí la biografía de Gerardo Quintana en 2007 tenía un concepto distinto de la muerte de Tino, supongo que producto de mi propia imaginación y mitología. Siempre había pensado que Tino había muerto efectivamente en accidente de tráfico, pero tenía casi claro (durante toda mi vida) que había sido de la siguiente forma. Pensaba que él era el conductor del coche (cosas de la imaginación de un servidor, pues Tino ni siquiera se sacó el carnet de conducir en vida), que iba hasta arriba de alcohol y súper puesto y que además su coche era un deportivo de última generación e iba solo en el mismo (quizás esto fue en parte mezclado con el accidente por los mismos tiempos del jugador de baloncesto Fernando Martín; me refiero a lo de ir solo en el coche y lo del deportivo de última generación). Como ven, mitología pura y dura, que no sé de dónde me la saqué (no recuerdo que nadie me lo contara así). Sin embargo, cuando en La Casa Del Libro de la calle Orense ojeé la biografía de Quintana, cosas del morbo, lo primero que hice fue ir a leer el capítulo del accidente. Al comprobar la verdad de lo sucedido, se me cayó un mito al suelo, y me dio rabia ver la forma tan estúpida (como literalmente la califica también Julián Ruiz) en que Tino se nos marchó aquella mañana fatídica.

Muchas son las preguntas que se hace la gente, tanto en la biografía de Quintana como en el documental “Gran Casal. Me Como El Mundo” de J.A. Quirós, sobre qué hubiera sido de Tino si siguiera entre nosotros. Yo también he pensado en ello y tengo mis dudas de si los 90 hubieran sido amables con Tino en el plano de lo musical. Recordemos que menos Danza Invisible y La Unión, el resto de bandas exitosas de los años 80 no sobrevivieron a los años 90, cayendo torres tan altas como Hombres G (que tuvieron que parar varios años) o Alaska Y Dinarama (que se reconvirtieron en Fangoria; renovarse o morir). Es probable que ese disco pendiente de terminar de grabar en Japón no hubiera tenido demasiado éxito. Además Tino tenía en proyecto tener como single bandera otra readaptación/versión, en este caso “Vienna” de mis adorados Ultravox. Creo que tras “Eloise” de “Lágrimas De Cocodrilo”, ya en “1990. Histeria” no se acogió con mucho fervor el “Tal como soy”, versión de “Killing me softly” ni la revisión del “Don’t you want me” de The Human League en forma de “No fuimos héroes”.

Por otro lado, sí que me atrevo a apostar que Tino hubiera triunfado en el teatro con el musical de “El Fantasma De La Ópera” y que ante la más que probable bajada del éxito musical en solitario, se hubiera dedicado con más fuerza a la pintura, componiendo música despacito y con buena letra, para dejar el tiempo necesario para un regreso triunfal, que probablemente se hubiera dado en los primeros años del nuevo milenio, como sucedió por ejemplo con el regreso de Hombres G. Todo hubiera sido acompañado de una gira exitosa promocional, con la que Tino a sus cincuenta y pico años se hubiera retirado del panorama musical de primera línea en lo más alto para centrarse en otras cosas con las que estaría en estos días a sus 60 años, como probablemente dedicarse a producir o componer para otros.

Es una pena que Tino no esté entre nosotros. Este esbozo de lo que hubiera sido su futuro, según mis propias intuiciones, no es más que una suposición. También hay que tener en cuenta que Casal no era en sí un grupo o banda, sino que jugaba en la liga de los artistas en solitario, y esos siempre van por libre respecto a las bandas, con lo que a lo mejor la negación a la que fueron sometidas las formaciones de los 80 en la década de los 90, puede que no le hubiera afectado; ésta es otra posibilidad igual de válida, o así lo creo.

Tino nos dejó… o no. Me explico. Suele haber varias leyendas sobre gente como 2 Pac, Elvis Presley, Marilyn Monroe o Bruce Lee, en la que los seguidores se niegan a creer que sus ídolos hayan fallecido y aseguran que viven ocultos, alejados de la vida pública, habiendo fingido previamente su muerte. En tanto a estas descabelladas, pero bonitas e ilusorias ideas, ¿por qué no crearnos nosotros algo parecido? El pintor y gran amigo de Tino Antonio Villa-Toro declara que en el momento del accidente un helicóptero se llevó a Tino al hospital para intentar salvarle la vida, y que Tino falleció en el aire. Esto es la versión oficial, pero ¿por qué no pensar que Tino no falleció y fue trasladado a una clínica en la que se recuperó y posteriormente se trasladó a vivir a un chalet de la sierra de Guadarrama o mejor aún, de su Asturias natal, desde el que vive alejado, teniendo una enorme parcela que le concede privacidad, componiendo y cediendo su música a otros y pintando y exponiendo bajo el nombre de pintores desconocidos? Esta teoría se podría reforzar con el detalle de que el cuerpo de Tino no fue velado al descubierto, por el estado tan desmejorado de su rostro debido al golpe en el coche, lo cual nos podría ayudar a hacer volar más aún nuestra imaginación.

Evidentemente, esto no es más que un bonito cuento, pero que no deja de ser eso: un cuento. Casal vive, como reza el exitoso recopilatorio editado en 2000, pero vive en nuestras memorias, las de la gente que le admira. Yo ahora es cuando he entrado a fondo en su vida y obra, pero siempre le tuve presente (desde que le descubrí con “Eloise” en mi infancia) y siempre me cayó bien (sin haberle conocido en persona). Eso es un punto a favor de Tino, emanaba carisma y simpatía a raudales, más allá de su enorme talento que era lo principal. Una prueba de ello es que en youtube en ningún video de los que hay colgados de videoclips o actuaciones en televisión hay un solo comentario despectivo (y eso es difícil con la cantidad de imbéciles que se aburren y no tiene otra cosa que hacer por internet que poner comentarios despectivos de la gente).

Casal, el auténtico y genuino aristócrata o archiduque del pop español, en un futuro reaparecerá por el blog, de forma mas sintética, puesto que hoy es un día especial y el post es ya de por sí más largo de lo habitual, tratándose además de una revisión de disco de un homenaje a la figura que nos ocupa. Hoy hemos propuesto recuperar su 3er. disco de estudio. Considero a “Hielo Rojo” su mejor disco. Las canciones hablan por si mismas. No obstante, hay otras vertientes que aseguran que “Etiqueta Negra” es su mejor trabajo, y otras que defienden que lo es “Lágrimas De Cocodrilo”; incluso algunos abogan por “Neocasal”.

Quisiera terminar con la última experiencia personal con Casal que tuve, y quizás la más cercana a su persona. En plan ruta turística madrileña (al uso de las que hacen algunas empresas por el Madrid de Valle-Inclán, de los Austrias etc.) un amigo y un servidor una calurosa tarde de un sábado de mayo, nos dimos un paseo para conocer por un lado los terrenos del antiguo Stadium Metropolitano del At. Madrid (equipo del que como muchos saben soy aficionado) y luego ir a visitar el portal donde vivía Tino al lado de la estación de Príncipe Pío. Gracias al libro de Gerardo Quintana y al documental “Gran Casal. Me Como El Mundo” de J.A. Quirós, tenía la dirección exacta y la imagen visual del aspecto del portal. El piso exacto ya sí que lo desconozco (tampoco pretendíamos pedir a los inquilinos o actuales propietarios que nos dejaran pasar, por supuesto). Ahí anduvimos viendo el bloque de viviendas donde se alojó Tino durante gran parte de su vida y ante el calor intenso que se vivía esa tarde, nos adentramos en el restaurante asturiano colindante “El Regueirón”.

Allí nos tomamos un refrigerio y vimos que en las paredes había colgada alguna que otra foto de Tino. A ver aquello, le pregunté al propietario que estaba en la barra (intuyo que de una quinta cercana a la de Tino, quizás algo más joven) si le conoció en persona. Y efectivamente así fue. Nos comentó varias anécdotas curiosas de Tino, como que solía desayunar cuando venía de marcha con sus ropajes, quedándose la gente alucinada con su imagen, y que en esos desayunos jamás le faltaba su JB con zumo de naranja. Igualmente nos mencionó una anécdota en la sala Voltereta, en la que al encontrarse con Tino éste dijo al encargado de la sala “a mis amigos que no les falte de nada”. Ante todo, y lo que más se nos quedó grabado, lo que nos dijo es que Tino era un tío fenomenal. También nos habló de su accidente en aquella actuación de Valencia, que tantos problemas le ocasionaron a la postre a Tino. Por lo visto Tino se lo comentó en su día, y le entró en detalles como que se había caído de una altura de un metro.

Espero que hayan disfrutado de este artículo. Lo he hecho con todo el cariño y respeto que tengo a Tino Casal, que les aseguro que es mucho. “Hielo Rojo” fue una especie de despedida involuntaria y accidentada debido a los problemas de salud que surgieron en 1985. A día de hoy, sigue sonando actual, demostrando lo adelantado que estaba a su tiempo Tino. Estimo que en el apartado de la electrónica, el trío compuesto por el propio Tino, Julián Ruiz y la inestimable mano derecha de Tino Casal en el plano musical, el músico Javier Losada, hizo un trabajo espectacular. Termino por hoy haciendo un juego de palabras con los títulos de varios proyectos en torno a Tino: Gran Casal, Casal único, y, sobre todo, Casal vive. El tigre bengalí volverá a nuestro blog, no se preocupen.
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