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domingo, 22 de diciembre de 2019

Mejor Single Nacional 2019 DMR: “La isla” de Dorian

Un año más, nuevamente la elección de este humilde título honorífico que venimos otorgando en los días previos a la Navidad en los últimos años, ha estado muy reñida. Entre los 3 candidatos propuestos “Raros” de Miqui Puig & ACP, “Buen viaje” de Anni B Sweet y “La isla” de Dorian, ha habido un empate a 15 puntos entre los 2 últimos citados; en esta ocasión, Miqui Puig y su ACP, ganadores hace un par de años quedaron descolgados con 12 puntos.

El citado empate se ha tenido que definir por el hecho de que Dorian ha sido la opción favorita de 3 de nuestros 6 tertulianos del programa de radio; por el contrario, Anni fue la opción favorita de solamente uno de nuestros tertulianos, a lo que se sumó el hecho de ser la opción más “gustada-favorizada-retweeteada” en nuestros mensajes en las redes sociales.

Les damos nuestra enhorabuena simbólica a Dorian por este humilde reconocimiento (más para un grupo que ha obtenido distinciones tan importantes en su trayectoria) y les dejamos insertado el videoclip de la canción ganadora y aprovechamos una vez más para desearles unas felices fiestas y que el 2020 les traiga cosas muy buenas.
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viernes, 20 de diciembre de 2019

DMR cierra por vacaciones de Navidad 2019

Ya saben de nuestra sana tradición de desconexiones puntuales en 3 periodos al año. Y ahora llegan las navidades y por ello hasta el día 18 de enero no retornaremos con nuestra actividad habitual semanal.

En estos días de asueto 2.0, solamente romperemos nuestro letargo para anunciar nuestro mejor single nacional 2019, como viene siendo tradición en los últimos años. Hasta entonces, entreténganse con nuestro fondo de armario (artículos antiguos y programas de radio hasta la fecha -reproductor lateral-).

Les dejamos con esta imagen navideña de las luces de la calle José del Hierro del distrito de Ciudad Lineal. Feliz Navidad y que el 2020 les resulte un buen año; en lo personal, por muchos motivos, echaré mucho de menos este 2019, en el que, si bien no todo ha sido bueno, sí que ha ofrecido cosas inolvidables en el sector positivo.
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viernes, 13 de diciembre de 2019

La Broma Negra - Los Extraños Tienen Los Mejores Caramelos (2018)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
La Broma Negra son un huésped común de este blog. Bien sea a base de crónicas de conciertos o análisis de discos, cada cierto tiempo tienen una cita con nuestra escritura. En lo que a análisis de discos se refiere, hemos escrutado al milímetro, desde “Joyas De Princesas Muertas” (2010), toda su discografía. Solamente quedaba pendiente por formar parte de esta bitácora “Los Extraños Tienen Los Mejores Caramelos”. Para mí es honor llenar este hueco, en lo que de hecho es la primera ver que me encargo de desmenuzar el contenido de un disco suyo.

Sí que he tenido el gusto de redactar crónicas de varios de sus conciertos y de, por lo tanto, plasmar todo el gozo que supone un evento en directo de La Broma Negra. Por mi parte es un placer escribir sobre cualquier cosa que tenga que ver con esta banda. ¿Qué nos trae de nuevo “Los Extraños Tienen Los Mejores Caramelos”? Comencemos por la parte musical. Dentro de los sonidos del disco se suprimen casi todos los elementos electrónicos, quedando así exento del componente techno. De esto se sigue que el tono general es más orgánico. Se añaden elementos nuevos; por un lado en algunas canciones se nota incluso alguna vena folk, de otro las voces de Laura ganan bastante protagonismo.

Es un disco, además, que requiere de varias y atentas escuchas para que se produzca el efecto deseado y que la música cale. Esto no es defecto, simplemente una característica. Según vayamos aumentando nuestras escuchas, más desfrute iremos obteniendo. Esto no significa que no haya estribillos épicos o memorables. En cuanto a la música, ya hemos destacado su desconexión de la electrónica. Concretando un poco vemos que hay sombríos elementos de dark folk (“Odio al cantante pero amo la canción), pop sencillo y elegante (“Rey cuervo”), explosiones atronadoras (“Demonios en el jardín”), emotividad a raudales (“Banderas de nuestros padres”)… Sin embargo a pesar de esta razonable variedad, el disco tiene una sensación de unidad imbatible. Se hace difícil distinguir segmentos o agrupaciones de canciones; es un disco que se tiene que ver como un todo.

En cuanto a las labores instrumentales, que se haya prescindido de la vertiente techno no significa que David Infantes no haya aportado nada. Se pueden escuchar ráfagas de piano y arreglos sintéticos de carácter más ambiental que otra cosa. La guitarra de Alex Gómez tiene momentos en que se afila, y ahí tenemos por ejemplo a “Demonios en el jardín” para confirmarlo; normalmente usa acordes sencillos pero contundentes y suficientes para dejar un sesgo concreto. También hay arreglos de bajo y violín a cargo de músicos de estudio. La percusión, a cargo de Laura Pérez, tiene una sonoridad peculiar. Suena sencilla, pero seca y contundente. En los momentos más aquietados se mueve a medidos golpes de bombo o timbal y en los más movidos tiene un nerviosismo casi industrial. No sé si es un ejemplo particularmente adecuado, pero en el caso de esta segunda tipología de canciones casi podemos acordarnos de la atronadora percusión del “The Dreaming” (1982) de Kate Bush, aunque sin llegar a su locura y si acaso en alguna canción del final del tracklist.

Las letras de Carlos Caballero siguen siendo un ingrediente que aporta un sabor personalísimo a La Broma Negra; son oscuras, simbólicas, laberínticas, pródigas en referencias artísticas e históricas. De las mejores que se puedan escuchar en español. Las letras son cantadas, como no podía ser de otra forma, por la voz grave y enigmática del propio Carlos Caballero, otro elemento inseparable del grupo y catalizador del atractivo de las canciones.

En fechas posteriores a la publicación del disco se sucedieron una serie de acontecimiento desazonadores para los seguidores de La Broma Negra. Álex Gómez y David Infantes han dejado la banda. Especialmente crucial es la baja del primero, pues llevaba casi tres décadas de militancia. Por respeto a nuestros amigos de La Broma Negra y teniendo en cuenta que insistir o profundizar en este tema bordearía el amarillismo no desvelaremos ningún pormenor. La formación que ha dado los últimos conciertos ha variado. En el último tampoco estaba Laura Pérez, pero según parece no es una salida definitiva. Sin embargo, el proyecto continúa; no sabemos con qué formación, pero será con Carlos Caballero como cabeza pensante e ideólogo. Sea como sea nosotros, en DMR, seguiremos muy de cerca la evolución del proyecto.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Odio al cantante pero amo la canción”: El disco comienza con unos leves acordes de guitarra acústica, una percusión minimalista y una atmósfera decadente. Comenzamos a oír la voz de Laura Pérez, que no se limita a unos simples coros sino que es parte importante de la melodía vocal. Más tarde se oirá la voz cavernosa de Carlos, y es el contraste entre ambas voces uno de los alicientes de este primer tema. Se trata de una especie de dark folk, recogido y acariciante. Es arriesgado empezar un disco así, pero en última instancia el resultado es bastante bueno. La letra tiene una identidad muy clara con la música, evocando ambas un romanticismo lúgubre y misterioso.

2. “Niñera de gigantes”: Más rítmico y nervioso es este tema, cuyas estrofas son propias de un pop reflexivo y algo tétrico. El estribillo gana en energía, viendo por primera vez atisbarse el rock. La estructura es peculiar, a mitad de canción irrumpe la voz de Laura Pérez introduciendo una melodía propia. La canción parece pararse y arrancar en varios momentos. Medio tiempo de composición sinuosa que va ganando con las escuchas. La letra es francamente curiosa, introduciendo elemento culturales: se cita a Maribárbola (uno de los personajes de “Las Meninas” de Velázquez), y a la shakespereana Ofelia.

3. “Rey cuervo”: Melódico y elegante piano pop que, a ritmo de medio tiempo, aporta un momento agradable y algo melancólico. Nuevamente los coros de Laura Pérez se intercalan dando un buen efecto. Los arreglos de fondo son leves pero dan un buen toque. Sabemos que Carlos Caballero es un fan de Kate Bush, ¿cuando la letra menciona “dicen que hizo un trato con Dios”, será una referencia a la cantante británica? Por la canción Running up that hill (A deal with god)”. Solo es, conste en acta, una especulación. Es uno de los singles del disco. Cuenta con un simétrico vídeo donde los componentes de la banda aparecen vestidos con la indumentaria de la portada mientras cantan y tocan en un paraje campestre.

4. “Sirenas”: Empieza de forma meditabunda juntando el piano y la percusión. En cuanto entra la voz de Carlos la canción adquiere un tono de inquietante ensueño, muy adornada por unos atmosféricos teclados de David Infantes. La música suena a leyenda, a cuento misterioso. En un momento dado Carlos Caballero da un emotivo quiebro vocal. En la letra se inserta un fragmento de “La canción del pirata” de José de Espronceda. Tiene un vídeo muy acorde con la letra, en el que la sirena no es otra que Laura Pérez.

5. “Banderas de nuestros padres”: Una de las canciones bandera (nunca mejor dicho) del disco. Tiene buenas virtudes para destacar; las estrofas son misteriosas y el estribillo es potente y épico. Uno de los momentos con sabor más emotivo del disco. La percusión de Laura Pérez ayuda dar consistencia al estribillo. La letra podría hablar de las penalidades que hubieron de pasar nuestros padres (o abuelos) en tiempos oscuros. De lo mejor del disco. Tiene un vídeo donde se ven algunas imágenes de los pormenores de algún viaje del grupo para dar un concierto.

6. “Séptimo hijo varón”: Una canción que empieza con el lema de la Santa Compaña tiene puntos para ser bastante curiosa. El caso es que la música es intensa y emocional, con una entregada actuación vocal de Carlos y una buena musculatura instrumental. Suena apasionada y algo torturada; sin duda su mayor virtud

7. “Rimas y leyendas”: Además de tener un título “becqueriano”, tiene una fortaleza musical a prueba de bombas. Quizá sea el número más pegadizo del disco; también de los más animosos. Por un momento, al menos líricamente, la música abandona la melancolía y la oscuridad. Que encima la letra incluya elementos históricos (el rey Juan, el Rey Borbón, Los Infantes de Aragón) me parece estupendo. Y si añadimos lugares de Madrid como San Ginés o La Casa de las Siete Chimeneas, miel sobre hojuelas. En directo es infalible.
8. “¿Quién te ha dado vela en este entierro?”: Fuerte contraste con la canción anterior. El lúgubre y atmosférico comienzo da paso a una turbulenta y áspera música con una no menos áspera letra. Los fuertes redobles de batería y algunos toques de guitarra añaden una buena cantidad de intensidad. Corta en duración, es uno de los puntos más turbados, nerviosos y menos accesibles del disco.

9. “Demonios en el jardín”: Primer single del disco y, además, todo un pelotazo. Hablando en plata, quizá sea canción más cañera del tracklist. Las voces y guitarras distorsionadas y la vehemente percusión hacen que bordee casi el rock industrial. Aunque es un poco agreste, va ganando con las escuchas. La letra abunda en imaginería religiosa sacada de “El Paraíso Perdido” de John Milton. La simbiosis entre la rudeza de la música y el oscuro misticismo conforman una canción realmente potente. El vídeo tampoco es manco; en él aparecen los miembros del grupo con atavíos religiosos moviéndose en el interior y alrededores de una iglesia.

10. “Teme al hombre de un solo libro”: Los primeros treinta segundos son de una liviandad casi lírica. A continuación llega un furibundo cambio de ritmo basado en una atronadora percusión y unas potentes guitarras. A partir de ahí, salvo algún pequeño interludio, todo es ya intensidad y pasión. Conjuga bien con “Demonios en el jardín”, aunque es menos oscura. Lo que sí es cierto es que forman un binomio arrebatado y eléctrico.

11. “Yo soy solo el mensajero”: Este segmento de intensidad sigue acrecentándose. Esta canción es apocalíptica no solo por sus referencias líricas sino por los abrumadores arranques de desesperación que expresa la voz de Carlos Caballero. Da la impresión de ser un grito de dolor, una queja existencial. Densa y oscura, su situación en el disco es todo un acierto. Peculiar y rotunda.

12. “Conquistadores”: La percusión se mueve casi a ritmo militar y las guitarras acústicas dan a la canción una sonoridad antigua. Tiene sentido; la letra habla de los conquistadores españoles del S. XVI. La sensación que nos transmite es de tensa calma, como la inquietud de un grupo de hombres adentrándose en tierra incógnita. Casi me la imagino como banda sonora de la película “Oro” de Agustín Díaz Yanes.

13. “Martín pescador”: El disco se cierra de manera épica. La voz de Carlos suena trascendente y se apoya en una sólida base de percusión. Los arreglos de gaita, por su parte, dan una atmósfera enigmática acorde con la letra. Esta canción tiene hechuras de himno y se trata de la música con más producción del disco. Excelente cierre que además tiene el último vídeo que ha sacado La Broma Negra hasta el momento; sin muchos medios, aunque bien aprovechados, las imágenes tienen un sabor de leyenda medieval.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
No decepcionan La Broma Negra. Son capaces de parir discos diferentes entre sí y, sin embargo, mantener intacta su esencia. Este disco es lo más orgánico que tiene desde que se inmiscuyeron masivamente en la electrónica con “Joyas De Princesas Muertas” (2010). Se intuye también un sentido más hermético, donde hay algunos resquicios que cuestan un poco más aprehender pero que se irán haciendo nítidos con las escuchas.

La mayor parte de densidad instrumental está en su tramo final, pero incluso en los instantes reposados hay un sentimiento turbulento, algo torturado. Los fans de La Broma Negra se encontrarán encantados, y los oyentes casuales si tienen un poco de paciencia no tardarán en apreciar con agrado los atractivos de “Los Extraños Tienen Los Mejores Caramelos”.

Por nuestra parte queremos que La Broma Negra siga, bien como grupo, bien como proyecto personal de Carlos. Como a resultas del periodo de la presentación de este disco ha habido bajas importantes en la formación, lo escuchamos con un plus de melancolía. Lo que no oculta nuestro deseo de que algún día las aguas vuelven a su cauce y saboreemos un poco los viejos tiempos. En cualquier caso presiento que todavía nos esperan un buen puñado de canciones que disfrutar.

Texto: Mariano González.
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lunes, 9 de diciembre de 2019

Programa Everything But The Girl “Amplified Heart” (Temporada 11/ Programa 4)

Quedamos muy contentos de lo que hicimos en el programa anterior, el cual dedicamos a “Temperamental”. Y, como además teníamos previsto que en una de las próximas ocasiones en las que coincidiésemos con Luis Felipe Novalvos en antena, dedicar el espacio a “Amplified Heart”, no nos tembló demasiado el pulso al hacer por primera vez en nuestra historia radiofónica 2 programas consecutivos dedicados al mismo grupo.

Y es que Ben Watt y Tracey Thorn así lo merecen. Con este item dedicado a uno de sus discos de mayor aceptación, de momento nos daremos por satisfechos. Durante la hora de programa pudimos disfrutar de todas sus canciones, ya fuera en 1er. o en 2º plano y aportamos nuestras ideas y reflexiones sobre aquellos días del dúo.

Como verán en la foto, estuvimos presentes Mariano González, Luis Felipe Novalvos y Víctor Prats. Por si no nos acompañaron en el directo del pasado sábado 23 de noviembre de 2019 en el dial de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH), les dejamos insertado el reproductor y enlace a su alojamiento a Ivoox: https://www.ivoox.com/dmr-11-4-audios-mp3_rf_45232885_1.html
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viernes, 6 de diciembre de 2019

Temporada 11/ Programa 5: Travis y “The Man Who” (1999)

El fin de siglo, milenio, etc., fue una época en la que ante la caída del brit pop y su auge de unos años atrás, dejó un panorama sin una banda dominadora clara del éxito internacional. En esos días fue cuando Travis explotó su éxito gracias a su disco “The Man Who”. Sin embargo, serían los Coldplay con unas formas parecidas en sus 2 primeros discos los que tomarían el poder poco después.

Travis quedaría relegado a un 2º lugar en la repercusión internacional, editando discos y singles notables. Sin embargo, tras tantos años, creo que el disco que hoy nos ocupa es si no su mejor trabajo uno de los mejores y es definitorio y banda sonora ineludible del año en el que fue editado.

Este sábado 7 de diciembre de 2019 a las 16.00h en el dial de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH), debatiremos sobre este disco y su calado. 2 voces hablaremos sobre él: Mariano González y Víctor Prats. No nos falten.

Links de interés:
Evento en Facebook: https://www.facebook.com/events/485948585681277/
Emisión on-line RUAH: http://www.ruah.es/emision-online/
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lunes, 2 de diciembre de 2019

Concierto Marina Jade. Madrid (29-11-2019)

La primera toma de contacto grande de tus canciones propias con el público es forzosamente una ocasión especial para un artista. No importa mucho el recinto, o cuántas personas acudan; en la memoria, es de suponer, quedará grabado el acontecimiento con el recuerdo siempre fresco de las primeras veces. Pues para esta ocasión Marina Jade tuvo incluso la oportunidad de que dicha toma de contacto fuera en una sala con solera, la Sala El Sol de Madrid, y de que la concurrencia fuese entusiasta y receptiva. Y con razón; no era la presentación de un disco, sino una primicia, un regalo para los fans consistente en una muestra de la futura música de Marina Jade. Haciendo un poco de biografía recordamos que Marina Jade, nombre artístico de Marina Rodríguez, nació en la localidad sevillana de Montequinto. Probablemente la recuerden por su paso por OT 2017 y quizá hayan escuchado su canción “Drinking like i’m sober”. No obstante, su vinculación con la música es muy anterior, recibiendo educación musical vinculada con la viola desde pequeña. Se puede intuir que entre su estilística cabe el pop, el soul, o el R&B, recibiendo influencia de artistas como Adele, Christina Aguilera, o Andrés Suárez.
Del concierto nos informó Carme Tasias de Music Bus, confiándonos la cobertura del evento. Personalmente fue una ocasión agradecida, ya que hacía unos cuantos eones que no visitaba un lugar como la Sala el Sol, uno de los tótems de la música en directo en Madrid. Toca agradecer también la ayuda prestada por el staff de El Sol para proveerme de una banqueta desde donde ver sentado el evento, toda vez que aún conservo algunos problemas físicos.

Fue puntual Marina Jade subiendo al escenario. A las 22:00, más o menos, ya estaba sobre las tablas haciendo música. La peculiaridad del concierto fue su carácter íntimo y acústico; bastó con la presencia de Marina Jade, y el pianista y guitarrista Alberto Torres para defender unas canciones bastante auspiciosas. Muchas de las canciones llevaron un marchamo introspectivo, algo melancólico, pero ello fue compensado por una actitud pizpireta, divertida y jolgoriosa. Ataviada de una manera casi gótica, desde el primer momento Marina Jade mostró una actitud divertida y dicharachera, que hizo brotar unas cuantas sonrisas entre el público.
Como no podía ser de otra forma, al tratarse principalmente de una primera toma de contacto con el público de canciones recién salidas del horno, el setlist estuvo compuesto en su mayor parte por temas que todos desconocíamos más el añadido de unas cuantas versiones. El fuego se abrió con su tema más conocido hasta ahora, “Drinking like i’m, sober”; el concierto nos sirvió para confirmar la solidez de la canción, que trasladada al formato acústico sigue manteniendo sus virtudes melódicas. Acto seguido llegó “El ruido de las calles”. Según la propia Marina se trata de una canción de amor entre dos mujeres, lo que significa el cumplimiento de una promesa; la promesa de que la primera canción de este tipo que compusiera tendría a dos mujeres como protagonistas. Conviene no perder de vista que Marina Jade es una entusiasta defensora del movimiento LGTBI. EL resultado es una canción chisposa y con encanto, que como curiosidad va desgranando diversos lugares de Londres donde trascurre la historia de la composición.
“Corales” fue la siguiente canción. Como Marina Jade estuvo muy locuaz entre canción y canción, al final nos acabamos enterando de la trastienda de casi todas las composiciones. En este caso habla de una amistad surgida por un grupo de Whatsapp que para Marina se ha convertido en algo especial. Es una bonita melodía, a tono con el sentimiento de la letra. Por si fuera poco la interpretó sentada en el suelo y en compañía de su pareja, quedando todo muy cuqui y muy bonito.

Tiempo para una versión. En concreto una versión de “Vuelve”, de Andrés Suárez, uno de los indisimulados héroes musicales de Marina Jade. Se trató de una cover coherente y respetuosa que comparte el espíritu acústico de la original. También hubo momentos para que pasaran invitados por el escenario. El primero de ellos fue Gonzalo Caps, que compartió con Marina la canción “Tanatofobia”. Ambos se conocieron en OT y, según contaron, la química entre ellos fue instantánea. Podemos dar fe de ello en base a la gran complicidad que hubo entre los dos en el escenario.
Volvemos a las canciones de Marina Jade de la mano de la gratificante “Arritmia”, y sobre todo de “Sin volver”, canción compuesta a medias con una amiga poeta que subió al escenario mientras sonó. Nuevamente un fragmento emotivo y compenetrado.
Es conocida la absoluta admiración que Marina Jade siente por Adele, así que no es nada extraño que alguna de las versiones anunciadas fuera de la estrella británica. Dicho y hecho. Pudimos escuchar la versión de “All I ask”, buen momento para refrendar la buena voz de Marina (si es que no lo había hecho ya) y mostrar un escrupuloso respeto por la original. Siguiendo con la retahíla de sorpresas, Marina nos explicó el fundamento de la siguiente canción, “Anna”. Se trata de una dedicatoria a una de sus mejores amigas, que vino exprofeso desde Oviedo para asistir al concierto y sacar, de paso, unas cuantas instantáneas. De hecho Anna era la fotógrafa que desde la parte trasera del escenario estuvo durante todo el evento sacando fotos. La proximidad entre ambas se hizo más acusada durante la interpretación, dando como resultado otro momento emotivo que añadir. También fue curioso ver a Marina tocando el ukelele.

Las relaciones tóxicas fueron el sujeto del siguiente tema, “No vas a volverme a ver”, cuya intro incluyó una furiosa (aunque con salero) diatriba de Marina contra cierta persona que cuadra con la temática de la canción. Este momento añadió un poco de vitriolo a noche, dejando un evidente mensaje. Lo que siguió a continuación era conocido de sobra por todos, pero no en boca de Marina Jade; la versión de “Back to black” de Amy Winehouse destacó por encima de todo por el magnífico desempeño vocal, redondeando un estupendo homenaje a la ya legendaria y malograda cantante británica.
Como la mayoría del setlist lo iban conformando canciones melancólicas, fue la propia Marina quien dijo que había llegado la hora de cambiar de tercio. Lo siguiente que iba a sonar, ya fuimos avisados, tenía que ver con el sexo. Y así sonó “Nasty things” que, en efecto, pareció sensual y cabaretera. Como anécdota, el olvido de la letra por parte de Marina, que hubo de recurrir momentáneamente a una chuleta. No obstante, lo hizo con tanto desparpajo que incluso quedó como una anécdota simpática y espontánea.
El momento más emocional de la noche fue el deparado por la canción que Marina ha compuesto para dedicársela a su hermana Dulce. La emotividad vino dada por varios aspectos; por un lado la letra habla, de forma sencilla y tierna, de la pena por la ausencia de su hermana (que vive en Madrid desde hace dos años); por otro lado Dulce subió al escenario y se sentó junto a Marina, que se puso a los mandos del piano, durante toda la interpretación de “Una vez más”. Un conato de lágrimas estuvo presente durante varios momentos en los ojos de las hermanas.
Y a continuación al fin pudimos escuchar la que fue presentada como futuro single. Se llama “Solas tú y yo” y sonó cercana a los ritmos urbanos, pero con un interesante toque personal que la alejaba de géneros en boga como el trap. Es una canción pegadiza y animosa que puede desempeñar perfectamente el papel de single, junto con las canciones que se fueron desvelando.
Hubo tiempo para una canción más, que fue una versión del “Good as hell” de Lizzo. Fue un fin de fiesta realmente adecuado, divertido e interactivo, donde el público tuvo el cometido de cantar a medias el estribillo. Más interactivo fue todavía cuando Marina bajó del escenario y estuvo un momento entre el público. Sin duda podemos decir que fue un final feliz.
La actitud en directo de Marina Jade destacó por la desenvoltura y la naturalidad. Los entreactos de las canciones estuvieron trufados de anécdotas y matices sobre las canciones. Pero lo más importante, claro está, fueron los destellos musicales. Marina Jade acredita una buena voz que se encarna en unas canciones interesantes y con gancho. El concierto fue un derroche de entusiasmo bipartito, en el que disfrutaron plenamente público y artista.
En “Discos, Música Y Reflexiones” esperamos que Marina Jade tenga un brillante porvenir en la música y que este concierto sea el primero de una larga serie. Mencionar también que la primera canción nueva se lanzará el próximo 20 de Diciembre. Por nuestra parte también queremos acordarnos de Carme Tasias de Music Bus, que hizo posible que acudiésemos a la Sala el Sol para la cobertura del concierto.

Texto, fotografías y vídeos: Mariano González.
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