Había pasado más de un año desde la última vez que vi en directo a La Broma Negra, ya que en la última ocasión que “DMR” cubrimos uno de sus conciertos, fueron nuestros colaboradores radiofónicos Alfredo Morales y Mariano González los que acudieron al concierto en Alcalá de Henares y los que elaboraron la crónica que aquí publicamos. En esta ocasión, sí que pude asistir y Alfredo Morales fue quien también vino conmigo a ver cómo presentaba en Madrid el grupo su último disco “Déjanos La Luz Encendida”. Por ello, en este artículo van a poder leer las impresiones tanto de Alfredo como mías. La crónica de un servidor, algo más formal, y la de Alfredo, algo más emocional e irreverente. Como suele decir el refrán, el burro delante para que no se espante (y viene al pelo lo del “espante” por lo que escribe el sr. Morales) y comienzo yo con mi visión particular. No se podrá decir que nosotros vamos a los conciertos acreditados a solamente pasarlo bien (que también), sino que cumplimos con nuestro cometido.
La cita era en la sala Maravillas y aunque la actuación estaba prevista para las 21.30h, llegamos a dicha hora y al entrar en la sala nos invitaron a salir amablemente, ya que aún no habían abierto. En cuestión de un par de minutos, protocolariamente, volvimos a acceder y nos situamos frente al mástil del micro que dominaría en minutos Carlos Caballero, en esta sala de curiosa disposición, ya que es una sala estrecha y el escenario está dispuesto en horizontal y no en vertical. El show comenzó a las 22h en punto y ya intuí que en esta ocasión Álex Gómez y Carlos Caballero no estarían solos. Para esta actuación, y creo que para la presente gira, dispusieron de David, un teclista que ayuda a que los puristas no vean con malos ojos la propuesta anterior del grupo de llevar todas las bases sintéticas programadas. Abajo vemos precisamente a la nueva incorporación de La Broma Negra.
El grupo comenzó tal como empieza “Déjanos La Luz Encendida”, como reza la presentación de un disco con “Heridos”. Creo que uno de los aciertos principales del concierto residió en el perfecto diseño del set list ofrecido. La Broma Negra fueron alternando temas nuevos con temas antiguos. La elección de los temas de los trabajos anteriores fue a base de tomar por banda las canciones más potentes. Apenas hubo fisuras. Sí destacó que no hubiera sitio para piezas de tono excesivamente melancólico y de ritmo pausado, más allá de “El guardabosques” y “Nuestro amor destruirá el mundo”.
En los primeros compases estuvo presente también “Protege tus secretos”, ese potente inicio de la cara “b” de “Desilusiones De Grandeza”. Unos primeros minutos de concierto donde los fallos en el audio de retorno del grupo hizo que Carlos sufriera mucho para entonar unas cuantas canciones, si bien es cierto que si no hubiéramos notado los gestos hacia la cabina de mezclas por parte del cantante de La Broma Negra, no nos hubiéramos dado cuenta de esos asuntos, ya que la interpretación de las canciones era totalmente perfecta.
En uno de esos fallos, las bases de “Cenicienta” sorprendieron al grupo. De forma muy profesional, el trío acometió esta joya de “Joyas De Princesas Muertas” en un momento mucho más temprano del en que realmente tuviera que haber sonado. Durante las 2 horas casi exactas que duró el proceder de La Broma Negra en las tablas de la sala Maravillas, solamente eché en falta “Noche en el tejado”. Por lo demás, poco a poco, de forma muy cuidadosa, el grupo fue lanzando composiciones de sus repertorio tan notables como “Sonetos”, “Balas para matar el tiempo”, “Señor, danos la victoria” o ese himno que es “Los reyes no morirán en su cama”.
No podía faltar la alegre, melódicamente hablando, “Una mujer enamorada es otra forma de terrorismo” de “Desilusiones De Grandeza”. Y digo lo de no podía faltar, debido a que el sector de fans acérrimos de La Broma Negra que acompañan devótamente al grupo en todas sus actuaciones en Madrid, estuvieron pidiéndola en modo de “sing along” durante casi todas las pausas entre canción y canción. Ayudó a dar mucho ambiente y a que el grupo se marcara alguna broma al respecto al escuchar a sus fans cantar tan sentidamente el estribillo y el puente al mismo de esta canción. Se hizo de rogar, no obstante, ya que sonó en el tramo final. Tras cumplir con sus anhelos, el sector duro de fans de La Broma Negra buscó otra preferida y comenzaron a cantar versos de “Nieto de maestro de escuela”, otro gran clásico del repertorio último del grupo que fue uno de los pasajes notables de los bises. Abajo Álex con su guitarra eléctrica tan característica y a los coros.
En esos bises, con cuya ceremonia y protocolo Carlos Caballero no se mostró muy de acuerdo al hacer un comentario al micrófono tras volver del camerino, también sonaron “El envenenador de manzanas” y la épica “Su decisión, mi capitán”, quizás una de mis favoritas del penúltimo disco que ha editó el grupo. Se terminó con el perfil bajo de “El descanso de los bañistas”, marca de la casa que el grupo suela despedirse con un tema de esta factura, como otras ocasiones pueden hacer las veces “Fantasma” o “Los muertos”, temas que en esta ocasión no tuvieron cabida en este concierto de La Broma Negra. Un primer plano de Carlos Caballero en la siguiente foto.
Un momento muy destacable y al que esperaba mucho escuchar es “Tos de medianoche”. Ha supuesto el último videoclip del grupo y su momento de la actuación, más o menos a mitad de la velada, no defraudó. De hecho, la introducción a cargo de Álex Gómez, entonando ese desgarrado canto albanés, de grito desgarrado, fue uno de los puntos álgidos de la noche. Su estribillo “primero me pudriste y me mataste después”, fue coreado por muchos en la sala, entre los cuales me incluyo.
En definitiva, fue un concierto notabilísimo. Tras el término de la actuación pudimos hablar tanto con Álex como con Carlos y a ambos les confesé que cada concierto que les veo me gusta más, sin que esta afirmación sea un mero peloteo vacío. Carlos, con su últimamente consolidado look con sombrero cowboy y gafas de sol de piloto, y Álex, con su look habitual de camisa blanca con corbata y pantalón negro, están en un buen momento y acompañados de un músico que le da mucho empaque a su sonido y presencia en escena. En esta ocasión, dispusieron un nuevo telón de fondo, con unas pinturas de temática celestial que quedó bastante apañado. Estimo que La Broma Negra se anotaron un triunfo en su concierto de Madrid, en un buen viernes, rodeados de una audiencia o aforo más que aceptable en la sala Maravillas. Para Carlos Caballero y Álex Gómez, madridistas confesos, fue un punto favorable añadido a su semana de gloria. Para otros (atléticos como yo o simplemente antimadridistas como Alfredo Morales), fue un recuerdo positivo en una semana del mismo color que incluye el nombre del grupo.
Ahora, a continuación, podrán leer la crónica escrita por la otra parte de “DMR” que acudió al concierto de La Broma Negra, el señor Alfredo Morales, eso sí, embutido en su alter-ego de Kenzo Y El Dragón, titulares del irreverente blog “Atrocidades Del Pop Español”. Su estilo es más ácido, socarrón y destroyer. Estimo que este artículo, con su visión y la mía ya expuesta, resulta muy interesante para ver 2 descripciones del mismo evento en un estilo prosaico bastante distinto, ya que en las conclusiones y opiniones creo que estamos más o menos de acuerdo en un 95%. Sin más que añadir, solamente agradecer al grupo que nuevamente contaran con “DMR” para informar de sus andanzas, les dejo con el texto (las fotos intercaladas en su parte también son suyas; las de hasta ahora son mías) de Alfredo Morales (el cual les ruego se tomen con humor en parte) y antes un selfie, de esos tan de moda, que nos hicimos con el grupo tocando de fondo:
“LA BROMA NEGRA EN MUNDO MILF”:
La Broma Negra es un grupo que descubrimos el Dragón y yo el año pasado con gran sorpresa. Su combinación de pop electrónico, guitarras y una voz particular e inconfundible nos llamo positívamente la atención. Fue a través de su álbum “Desilusiones De Grandeza” que nos adentramos en su mundo de oscuridad, capitanes a la deriva, princesas muertas y alguna que otra mujer enamorada con tendencia al terrorismo.
Es por eso que nuestra expectación era grande sobre su nuevo álbum publicado este año “Déjanos La Luz Encendida” y desde luego se han cumplido las expectativas con un buen disco, que si bien es en cierta forma continuista con el sonido de “Desilusiones De Grandeza”, yo lo encuentro bastante mas crudo y oscuro, sobre todo en las magnificas letras de Carlos Caballero. Musicalmente le han dado mas protagonismo a las guitarras de Álex Gómez, aunque he de decir que yo les hubiese dado todavía mas importancia; creo que es justamente en esa combinación de technopop y guitarras afiladas donde la Broma Negra juegan sus mejores cartas musicales.
No podíamos perdernos la puesta en largo en directo de su nuevo disco. Ésta se celebraría en la sala Maravillas de Madrid, que no es otra cosa que el tugurio al que fui a ver a Austra el año pasado y que yo pensaba que ya estaba chapado (cosa que no me extrañaba nada, dadas las condiciones lamentables del lugar: un sitio en el que como se junten cien personas, te sientes como si estuvieras en uno de esos trenes que iban dirección Auschwitz... Y no precisamente en clase preferente). Pues me había equivocado, lo que realmente cerró tras el concierto de Austra fue el club Nasty, pero la sala en sí sigue en pie y a pesar de todo debemos celebrarlo, pues pudimos ver un excelente concierto de La Broma Negra.
Poco a poco fue llegando mas gente que estaba claro que conocía al grupo, con lo que se aventuraba un buen ambiente, no como ese concierto a lo Cowboy-George que vimos en Alcalá de Henares, que aunque muy bueno fue también tremendamente surrealista. Alrededor del escenario se fue formando un núcleo duro que nos iba a dar muchísimo juego en el concierto.
Antes de empezar la performance, me quedé ensimismado con la preciosa tela de fondo angelada, que como es lógico no conseguí identificar de que pintura se trataba. No me culpén, los animales no sabemos de arte y mi amigo el Dragón mucho menos; él, como mucho, entiende de montar muebles a piezas y lamparas suecas de facil colocación. También nos percatamos de que esta vez llevaban unos teclados. Yo esto ya lo sabia; curioso que es uno, me estuve escuchando una entrevista que dieron Carlos y Álex donde hablaban del ultimo disco y de que ahora en directo eran tres. Lo cierto es que la incorporación del nuevo teclista fue todo un acierto.
El grupo sale a escena, Álex sobrio y elegante,, con camisa blanca y una corbata negra que juraría que yo tengo una igual y que aun no he estrenado, pues no tengo ni puñetera idea de cómo hacer el nudo de la corbata; dirán ustedes que vaya inútil, pero les reto a que se pongan a cuatro patas como si fueran un gato y se hagan el nudo de la corbata, a ver qué tal les sale (esta historia de la corbata es totalmente real, no es la típica coña mia; ahí la tengo muerta de la risa... ).
El teclista lucia modelazo, pantalón en plan látex y gorrilla tipo Andy Fletcher “A Broken Frame, circa 1982”. Afortunadamente el chico trabajó muchísimo más que Fletcher y cobró muchísimo menos. Qué injusto es el mundo. Lo cual nos lleva a dos conclusiones: la primera que a veces menos es mas y la segunda que el mundo fantástico de los putos amos no esta al alcance de cualquiera.
En cuanto a Carlos Caballero salió con su ya característico look vaquero, que parece ser que es su favorito últimamente y quién sabe si finalmente se convertirá en parte de la imagen mas reconocida del grupo, como también lo es la botella de vino que sacan al escenario y de la que Carlos bebe de vez en cuando; espero que sea vino bueno, porque el vinate es muy malo para la salud y para la voz. Lo podemos asegurar, ya que tanto el Dragón como yo tenemos experiencia en vinos baratos para economías destruidas.
El concierto comenzó con el tema que abre su último álbum. Se trata de “Heridos”, quizás la que podríamos calificar como canción standard de La Broma Negra. Yo desde luego pienso que es una canción muy representativa de este grupo: letra oscura, voz afectada, estribillo de los que dejan huella, melodías sintéticas y guitarras contundentes. Tras una canción nueva, una antigua, aunque no tanto pues “Protege tus secretos” data del 2012 y se trata de una de esas canciones que tanto me agradó cuando conocí al grupo pues me pareció y me sigue pareciendo todo un hit en potencia con ese estribillo irresistible marca de la casa. Llegó el momento de una de mis favoritas del nuevo álbum. Se trata de “Fresas con nieve”, la historia de una pareja que se va a casar y que empiezan a replantearse un montón de cosas, que si realmente se las replantearan las parejas habría muchos menos divorcios, muchos menos matrimonios y en consecuencia dejarían de invitarnos al Dragón y a mí a bodas de mierda, donde con la escusa de querer compartir su felicidad con los demás te meten unos sablazos inhumanos. Sinceramente, por mí que se queden con su felicidad y que no la compartan con nadie. El egoísmo a veces es bueno.
El setlist estaba inteligentemente equilibrado alternando las nuevas composiciones con otras ya clásicas de la discografía del grupo como “El caballero de la mano en el pecho” o “Los reyes no moriran en su cama”. Esta última fue muy celebrada, aunque un clamor se fue extendiendo entre el núcleo duro del grupo. Este núcleo de fans exaltados pedían a gritos la canción “Una mujer enamorada es otra forma de terrorismo”, una de las mas originales canciones del duo publicada en “Desilusiones De Grandeza” (2012) y que tenía que sonar esa noche sí o sí.
El grupo siguió desgranando su ultimo álbum con cortes como la siniestra y un tanto paranormal “Guardabosques” o “Nuestro amor destruirá el mundo”, donde las guitarras de Álex brillaron. Sin embargo, el núcleo duro seguía reclamando su canción sin cesar y esa “mujer enamorada” no llegaba. Carlos incluso hizo varias bromas al respecto primero diciendo “pero si esa canción ya no la tocamos” o “¿pero de verdad os gusta la canción o es para dar por culo?”.Pues nada, esta gente del núcleo duro poco a poco, y como si de un conjuro mágico se tratara, fueron perdiendo su forma humana y transformándose en temibles trasgos, una raza de monstruos muy peligrosos, como pudimos comprobar en aquel surrealista y un tanto penoso concierto de “Miss Agencia Tributara” Ana Torroja en “Bronxtoles”, donde un trasgo nos acompaño y casi acabamos en comisaría. Ciertamente, nuestra experiencia en trasgos es amplia: el “movimiento trasgo” tambien nos acompañó en una excursión a Alcorcón para ver a Fangoria, donde había dos trasgos borrachos que asustaron al pobre Rafa Spunky e increparon a una mujer ciclista un tanto extraña, aparte de gritar a los cuatro vientos eso de “Puta Barça y puta Cataluña” sin venir a cuento; lástima que estos trasgos particulares no vinieran con nosotros al concierto de la Broma Negra, ya que sospecho que un “Puta Barça” entre canción y canción hubiese satisfecho a Alex y Carlos como buenos madridistas que son.
A pesar de la impaciencia de los trasgos por escuchar su canción, yo me lo estaba pasando en grande. Tocaron mi canción favorita del duo “Señor, danos la victoria”, cosa que no hicieron en Alcalá y que les recriminé personalmente en ese concierto. Además, un nutrido grupo de MILFS empezaron a invadir la sala por todas partes y esto era todo un festival de belleza madura. Bien por la Broma Negra, yo estaría muy orgulloso si mi público fueran MILFS.
Ademas todo este tema a mi ego le vino de perlas. Y esto, ¿por qué? Pues no por las MILFS en sí mismas, más bien por sus acompañantes masculinos, gente físicamente muy acabada y que dado que el Dragón y yo somos unos perfectos atletas, pues qué queréis que os diga... Me llego a quitar la camiseta y la lío parda; en un momento lo pensé en plan “dejad que las MILFS se acerquen a mí”, pero luego desistí pues estos novios son muy celosos y seguramente querrían defender su presa, con lo cual nuestro destino sería acabar hostiados (como dice la Broma Negra en “Nieto de maestro de escuela” “no somos muy buenos con los puños”) y nuevamente en comisaría donde ya nos conocen demasiado.
Por fin llegó el momento. Carlos mira el setlist y dice “no me lo puedo creer”. Había llegado por fin “la mujer enamorada”. El “mundo trasgo” estaba de enhorabuena y disfrutó la canción desde la primera a la ultima letra. Carlos a veces dejaba de cantar para que lo hiciera ese coro desinhibido y de otro mundo. La siguió “Domingo de pasión” con sus toques medievales y el predominio de los teclado; hay que decir que ha sido todo un acierto el incluir a un teclista en la formación en lugar de las bases programadas que llevaban antes. Ójala lo conserven mucho tiempo, pues le da mucho mas empaque al sonido del grupo, aparte de incluir algunos detalles diferentes a las versiones de estudio, porque además éste es un teclista de los que realmente tocan los teclados. Cosa difícil de ver últimamente. Sin embargo el núcleo duro no descansó y ahora pedían con pasión “Nieto de maestro de escuela”, con lo cual La Broma Negra estaban obligados a tocarla si no querían salir de allí a gorrazos.
El concierto, generoso en tiempo, iba llegando a su fin. A la melódica y un tanto amarga en la letra “Perdón por pegarte mis piojos”, le siguió “Cuidado con lo que matas”, con la que el concierto toco a su fin o más bien a un pequeño descanso, ese absurdo “me voy pero no me voy” de los bises; yo nunca entendí esta absurda costumbre y parece que Carlos tampoco, pues cuando volvió a salir dijo “esto de los bises me parece absurdo” y tenía toda la razón. Una convención de los conciertos que debería ser eliminada. En los bises nos cayó en primer lugar “Envenenador de manzanas”, lo cual mosqueó a los trasgos. Sin embargo, tras esta canción el núcleo duro tuvo un orgasmo brutal cuando sonó “Nieto de maestro de escuela”, canción que reclamaban y que La Broma Negra hizo muy bien en tocar, pues no hay que enfadar a estos pequeños monstruos. La siguió “Su decisión, mi capitán” una de mis favoritas del anterior disco que sonó grandiosa con los teclados y finalmente el concierto dio a su fin definitivo con la enérgica “El descanso de los bañistas”, título que me recuerda a la canción de Morrissey “The lazy sunbathers”, aunque ambas canciones musicalmente tienen poco que ver.
Nada menos que dos horas y 25 canciones de concierto que se hizo corto y donde todo el mundo salió satisfecho. Los trasgos recuperarían su forma humana y empezarían a enfilar su camino a casa como niños buenos. También hubo tiempo para las anécdotas y el humor, como cuando alguien le dijo a Carlos que llevaba la bragueta abierta y éste respondió subiéndosela “bueno no pasa nada, estamos en confianza”.
Estuvimos charlando un rato con Álex y Carlos, felicitándoles por el magnífico concierto ofrecido, donde esta vez sí, todos los factores estuvieron a favor del grupo, a pesar de ciertos problemas de sonido que el público no notó en absoluto. La Broma Negra demostró que tiene un publico fiel y devoto que celebra cada canción y lanzamiento del duo. Ahora es cuestión de darse a conocer a mas gente para que se vaya ampliando esa base de fans. ¡¡No todo van a ser MILFS!!
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