ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
1994 fue un buen año para el punk, hardcore melódico, o como quieran llamarlo. El
disco que nos ocupa hoy fue un éxito de ventas millonarias. Green Day hacen lo propio con su “Dookie”. Bad Religion lanzan su primer disco, “Stranger Than Fiction”, con una multinacional. NOFX editan una de sus obras más celebradas, “Punk In Drublic”. Es la época del punk californiano, que da a este tipo de música uno de sus momentos de mayor aceptación mainstream. En muchos casos partiendo de un sello independiente como Epitah perteneciente, por cierto, a Brett Gurewitz, guitarrista de Bad Religion.
Ése es el caso de The Offspring, que con un presupuesto exiguo y acudiendo al estudio de grabación cuando estaba vacío, para gastar menos, obtuvieron un éxito totalmente inesperado. Vendieron unos seis millones de discos en EE.UU y unos once millones a lo largo de todo el mundo, lo que se convirtió en el mayor éxito de ventas de un disco lanzado desde un sello independiente.
En concordancia el con éxito comercial, el disco deja una buena lista de sabrosos
singles de gran difusión, y aún hoy himnos de la banda, y del lugar y del momento en
que California fue sede mundial del punk. Nos referimos a temas como “Come out and play”, “Self steem” o “Gotta get away”, buenos definidores del contenido y estilo de “Smash”.
De tal modo que podemos encontrar guitarras frenéticas, trallazos rápidos, baterías
fulgurantes con tremendos redobles y en general una contundencia y rapidez
instrumental fácilmente identificables. Ello no elimina las melodías, que en ocasiones se acercan al pop, al hard rock o al ska. En general no es un disco inaccesible y puede
gustar, al menos a ratos, a gente no muy hecha al punk. Digamos que la dupla The
Offspring/Green Day eran más accesibles que la formada por Bad Religion/NOFX (que por otra parte eran más veteranos, casi los padrinos del movimiento).
Señalar, que éste es el tercer disco de la banda, que debutaron con un disco homónimo
en 1989 y sacaron su segunda obra bajo el título de “Ignition” allá por 1992. Tampoco
eran exactamente unos jovencitos postadolescentes; el líder Dexter Holland contaba con 29 años cuando se editó “Smash”, y por otro lado todavía no son los Offspring, de aire más gamberrete y “lumimoso” de discos posteriores como “Americana” (1998). En este momento particular sonaban más densos, oscuros, pesimistas. No estamos hablando de grunge, pero en ocasiones comparte cierta sensación de desazón generacional, de disgusto del mundo que les era contemporáneo. Lo cual no quita para que haya momentos más lúdicos que preludian posteriores obras más distendidas.
La formación del disco es bien conocida: vocalista y guitarra rítmica Dexter Holland,
Noodles guitarra principal, Greg K. en el bajo, y Ron Welty en la batería. El disco en sí está compuesto por 14 canciones, pero esa cifra no tiene que echarnos hacia atrás. En la mayor parte de los casos los cortes varían entre los dos minutos y algo, y algo más de tres minutos. Solo pasa de los cuatro minutos “Self steem” y el hueco antes del track oculto tras la última canción, que tampoco cuenta demasiado.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Time to relax”: Pues 25 segundos de canción en los que una voz nos invita a
relajarnos, ponernos cómodos y disfrutar del disco. Se agradece la invitación, allá
vamos.
2. “Nitro (youth energy)”: Pero de relajarnos nada. The Offspring se ponen a ello, y de
qué manera. Con una canción trotona, rápida, de riffs sencillos pero directos y ágiles.
También suena cabreada. La voz de Dexter Holland, sin ser un prodigio técnico, añade un timbre de voz muy adecuado para infundir nervio. Es una canción muy generacional en su letra: “Our generation sees the world not the same as before”. El mensaje también anima a vivir deprisa, porque parafraseando una frase muy punk: “There’s no tomorrow”.
3. “Bad habit”: Al menos empieza distinto. El primer minuto es calmado, priorizándose el sonido del bajo, y con Tom Holland cantando una melodía hecha como a medias. Al cabo de unos instantes se produce un cambio de ritmo brutal, y la banda entra a saco a una velocidad endiablada, en pleno ejemplo de hardcore melódico. Tiene algo de pegadizo y hasta se permite un sencillo punteo. También tiene algún elemento curioso, como esos coros en los estribillos que gritan “yehe!”, “yeha! La canción habla de los conductores iracundos y sus comportamientos poco edificantes al volante.
4. “Gotta get away”: Uno de los clásicos del disco y también de la banda. La melodía en esta ocasión es más relajada y rebaja las revoluciones. El juego entre bajo y batería es interesante y da un toque más de medio tiempo, aunque con guitarras potentes (pero
también más lentas). Buena melodía, con un estribillo bastante bueno. Tiene además un tono apesadumbrado. Casi parece un pariente del grunge. La letra nos hablaría de la presión que sufrió Dexter Holland durante el proceso de creación del disco.
5. “Genocide”: Y volvemos al trote. Puede ser otro ejemplo más de una de las virtudes
más comunes de The Offspring. La que es capaz de unir la velocidad y la potencia al
gusto por las melodías pegadizas, de golpeo inmediato. Una canción perfecta para hacer pogo en un concierto, con un furioso ritmo a troche y moche. También es un tema cabreado, donde la condición humana no sale muy bien parada. Al final del todo, la voz del primer corte nos sigue animando a escuchar el disco.
6. “Something to believe in”: No hay un giro estilístico demasiado grande, todo es
ritmo, velocidad y energía. El estribillo es algo más simple (el título de la canción
alargado), y no tan bueno. Salvo una ligera parada a mitad de canción, es un estilo muy persistente, más machacón que las canciones anteriores. No es de los temas más
inspirados.
7. “Come out and play”: Uno de los grandes éxitos de The Offspring. La melodía está
bastante cuidada, el estribillo tiene pegada, y en general no se toma las prisas
fulgurantes de otras canciones. Se acaba contagiando el punteo de toques casi orientales que aparece puntualmente durante la canción. Canción bullanguera, pegadiza, divertida, aunque con algo de mala leche. Tiene incluso cierto espíritu pop. Fue el primer single del disco, y fue un pelotazo en el Billboard. El vídeo, donde podemos ver a Dexter Holland con su imagen de aquellos días, con unas notables rastas, tuvo buena difusión en la MTV. La canción habla de la violencia entre bandas, y particularmente en las escuelas, recogiendo el ambiente más turbulento de Los Angeles. Se suele subtitular como “Keep’Em separated”.
8. “Self steem”: Quizá una de las tres canciones más conocidas del grupo, y una de las
razones del éxito de “Smash”. Nuevamente más que punk parece más cercana al rock
alternativo. El compás que marcan el bajo y la batería lleva la canción a un terreno
rítmico que no es tan veloz, pero que en las estrofas es el principal apoyo. La canción es realmente pegadiza y tiene poderío. También es astuta, utilizando pequeños trucos para que se nos quede en la cabeza. Desde los casi hilarantes “lalalas” del principio, hasta un estribillo que se compone básicamente de un “yeaaah” alargado. Buena píldora de pop-punk y una baza ganadora. La letra habla de un pobre muchacho sin autoestima continuamente humillado por la chica que le gusta. En principio se creyó que era una canción que se refería al propio Dexter Holland, pero él explicó que en realidad se basa en la experiencia de un amigo. Es la única canción del disco que supera los cuatro minutos.
9. “It’ll be a long time”: Volvemos a la tralla pura y dura. The Offspring se lanza con el cuchillo en la boca a una carrera de hardcore melódico realmente veloz. No es mejor que algunos de los ejemplos del grupo, pero es curioso que a mitad de canción baje las revoluciones para luego volver a la rapidez. Por lo demás, una canción que cumple su papel sin más.
10. “Killboy powerhead”: Tiene las trazas de un punk muy clásico, de hecho tiene algo de The Ramones. Un riff pegadizo, sensación de urgencia, y dentro de estos parámetros un sentido de la melodía bien conservado. No tiene el furor de los temas más hardcore, pero resulta un tema apañado.
11. “What happened to you?”: Un bienvenido cambio de estilo. Un divertido número de ska, bailable, con coros bulliciosos y saltarines. Uno de los títulos más livianos y
melódicos del disco y una pequeña joyita para los amantes del género. Da variedad a la obra y es refrescante. La letra no es tan alegre y habla de una persona echada a perder por las drogas.
12. “So alone”: Un minuto y diecisiete segundos de canción fulgurante y rabiosa. Nada a destacar demasiado salvo algún taco y la sensación de mala leche.
13. “Not the one”: Más divertida es esta canción, que es un ejemplo perfecto de punk
pop. La faceta cañera de The Offspring más accesible, pero con una buena dosis de
guitarras. Dentro de la uniformidad de varias canciones del disco cumple con el
promedio.
14. “Smash”: Y aquí vamos de nuevo, con una nueva ración de punk a lo The Offspring. La banda decide acabar con una notable sensación de velocidad y un estribillo realmente pegadizo (en esto tienen un dominio nada desdeñable). Aunque no es del todo el final del disco. La voz que animaba a escuchar el disco en el track 1 se despide educadamente de nosotros y después suenan unos moderados acordes de guitarra. Todo esto es un preludio a un track oculto, cosa muy de los noventa, Cuando el marcador pase ligeramente de los nueve minutos, vuelven a sonar los acordes de tipo oriental que escuchábamos en “Come out and play”. Y tras unos segundos… nada. Un detalle un tanto autoindulgente.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
The Offspring es una banda que no es que tenga un rango de registros demasiado
versátil, pero los que dominan, los dominan a la perfección. De hecho, esa es una de las ventajas del grupo, en el sentido de que han salido de un nicho tradicionalmente
asociado al undreground y se han posicionado en un lugar mainstream que además no
les ha exigido demasiado vender su alma. Aunque algunos fans preferirán ese toque un poco más hardcore de estos primeros discos.
En 1997 lanzarían “Ixnai On The Hombre” ya con una multinacional como Columbia,
aunque la banda no estaba muy convencida de querer hacerlo. El disco no llegó a las
cotas de ventas y críticas del anterior, pero en general funcionó bien. Ya en 1998 llegó
el momento de “Americana”, un auténtico exitazo y su segundo disco más vendido tras “Smash”. Recuerdo ver con bastante frecuencia el video de “Pretty fly (for a white
guy)” en programas musicales, y también el de “The kids aren’t alright” y el de “Why
don’t you get a job”.
Algo parecido me pasa con su siguiente disco: “Conspirancy Of One” (2000), cuyo
single principal fue “Original prankster”. Aunque la banda fuese algo a menos en
ventas, siempre sacaban algún single de importante presencia. En ese sentido “Splinter” (2003) cursó algo peor que el subsiguiente “Rise and Fall, Rage and Grace” (2008), cuyo single “You’re gonna far, kid” es un pequeño clásico de la banda. Y así se han ido manteniendo a flote, sin llegar al nivel de “Smash” o “Americana” pero siendo fieles a sí mismos con cierta suficiencia.
The Offspring es un buena opción para aquellos que buscan sonidos contundente que no dimitan de la melodía. Canciones, a veces rabiosas, a veces divertidas, pero bien
construidas dentro de su sencillez. También vale para descargar rabia, dar botes y para
pegarse un chute de pura energía.
Texto: Mariano González.
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