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miércoles, 24 de julio de 2019

Concierto Keane. Madrid (20-07-2019)

En su día, en octubre de 2012, última vez hasta la presente que Keane visitaron Madrid, les vi en grada en Vistalegre. Me pareció aquel un concierto magnífico y me quedé con las ganas de sentir la energía que este grupo desprende desde el escenario en una posición más cercana. Por eso, cuando me enteré que venían a las “Noches Del Botánico”, no me lo pensé 2 veces a sacar mi entrada en pie de pista para completar aquella experiencia de hace 7 años (tiempo transcurrido, del cual el propio Tom Chaplin durante el concierto se sorprendía de darse cuenta al preguntar al público).
El pasado sábado fue un día de calor tremebundo. Sufrimos sus rigores al mediodía y llegamos a casa extenuados tras comer fuera, con el tiempo justo para intentar recuperarnos y salir para el Jardín Botánico Alfonso XII de la Universidad Complutense. Antes de partir hacia Ciudad Universitaria vi en Telemadrid, a cachos, la película “The Program” o “El Ídolo” sobre el fraude deportivo que a la postre terminó siendo Lance Armstrong, película que aprovecho para recomendar.
Llegamos al recinto pronto, pero la “Keanemanía” había hecho que las primeras filas ya estuvieran copadas. Nos situamos en 6ª fila al lado de la valla de la zona de gente con movilidad reducida, según miras al escenario a la derecha. Antes, al salir del metro, nos encontramos con Óscar Cañas, uno de nuestros colaboradores/tertulianos radiofónicos (que no en vano estuvo en aquel programa que dedicamos a “Strangeland” hace unos años ya), aunque luego vimos el concierto por separado.
El calor era sofocante, pero la organización nos dio unos manguerazos de agua, que no todo el mundo tomó a bien, pero que ayudaron a refrescar un poco el ambiente y el césped artificial que cubre la zona del pie de pista. Por el lateral derecho del escenario, antes de que saliera el artista invitado, aparecieron Richard Hughes y Tim Rice-Oxley, que se hicieron fotos con algunos fans temerarios que se arriesgaron a perder sus puestos en primera fila por hacerse la instantánea con ellos.
Y en esas se subieron a escena Chelsea Boots. Grupo nacional del que desconocía trayectoria hasta la fecha. Disfrutaron de algo más de 40 minutos de actuación, donde alternaron temas propios en inglés y algunos en castellano. Sonaron bien en general, con buenas dosis de guitarra y se apoyaron en el carisma y descaro de su vocalista, de pose algo hedonista y chulesca, que no sé por qué me recordó al grupo Fiebre Amarilla y su líder Ricky Lacoste (será que como pusieron 8 días atrás la película “Sufre Mamón” en La2... No sé). Terminaron su actuación con una versión del “These boots are made for walking”. Entretuvieron y amenizaron la espera a medida que el sol se ponía y el calor iba siendo menos intenso.
Se dispuso todo muy rápido para que a las 22.15h empezaran puntualmente Keane. En esa media hora, la gente estaba tan de buen ánimo que incluso elevaron al estatus de estrella del rock a un roaddie que hacía su labor para colocar el set de Keane. El arranque del cuarteto fue con un tema potente y movido como es “Bend and break”, uno de los grandísimos singles de aquel debut “Hope And Fears” que agitó al 100% de los espectadores, por si alguno no estaba lo suficientemente enganchado a lo que estábamos.

No voy a ir siguiendo un orden cronológico en esta ocasión, sino que les voy a ir jalonando mis recuerdos de la noche vivida. Citaré primero los momentos más memorables, aunque hubo tantos que no sé si tampoco van a salir por orden de gusto personal. Lo que más me gustó del show vivido fue ese combo que podría parecer una extraña pareja compuesto por “Spiralling” (cuyo vídeo dejo arriba de este párrafo) y “Bedshaped”.
Ahí demostraron Keane la grandeza de saber confeccionar un set list y ejecutarlo de tal forma que 2 canciones que son tan distintas y opuestas en las sensaciones que transmiten, que parezca todo lógico y bien medido. En “Spiralling” vimos a un Tom desatado moviéndose de lado a lado del escenario en esa canción pop tan rimbombante, que a algunos en su día descuadró, pero que a mí siempre me captó. Y acto seguido con “Bedshaped” viajamos a uno de esos capítulos tan emotivos y sentidos que Keane tiene en su discografía. El público coreó el final del estribillo con potencia y entrega en los 2 momentos que Tom cedió su micrófono a las masas. Estas 2 canciones estuvieron situadas en el primer tercio del concierto.
Muy buen momento fue también sin duda la gran “Somewhere only we know”. Mariano González la escogió como su momento favorito del concierto en la charla que todos mantuvimos en el recinto al terminar el concierto y también fue para mí otro de los pasajes memorables del show. Perfectamente ejecutada y situada en este caso en el tramo final del show. Por cierto, de vídeos es el que mejor calidad tiene, ya que lo tomé con la cámara de fotos de mi madre, prestada para la ocasión, y no con mi móvil, así que aprovechen.

El bis contó con uno de los temas del futuro nuevo disco del grupo (ya era hora) y otros 2 clásicos del grupo. Primero apareció “Crystal ball”, suponiendo la histeria colectiva superando la hora y media de actuación en esos compases. Vimos nuevamente al Tom más acelerado y en movimiento del concierto, como debía ser. Para aquel momento solamente me quedaba “Disconnected” de mis predilectas del grupo que puedan ser lógicas de que toquen al ser un single de “Strangeland”.
Bien, pues no: el final del concierto fue “Sovereign light cafe”, que muchos pedían por mi zona (yo parecía un bicho raro pidiendo “Disconnected”. Quizás no fue el punto más álgido del concierto y el grupo pasó de cerrar en apoteosis absoluta, habiendo dispuesto quizás otro tema más efectivo de los que sonaron previamente durante la noche para este capítulo. Pero es que Keane no busca el efecto fácil, y con esta sutil y bonita composición pop, también single de “Strangeland” (ese fabuloso lp), se ponía el final al show (esta vez no hubo sorpresas tipo de versiones de “Under pressure” cuando nadie lo esperaba).

Se puede hablar de todos los singles gordos de Keane y su momento en el concierto. Todos muy emocionantes y bien recibidos: “Everybody’s changing”, celebradísima en el tramo final antes de los bises, su compañera de lp “This is the last time”, también en el sector final y que curiosamente a mí se me pasaba por alto por aquellos momentos, “Is it any wonder?”, otro momento notablemente animado, “Silenced by the night”, épica, romántica y deliciosa... En fin.

En el capítulo de menos esperadas, me sorprendió con mucho agrado que Keane no se olvidaran de “Nothing in my way” del fenomenal “Under The Iron Sea” y que también rescataran la íntima “Try again”, interpretada solamente por Tim al teclado y Tom al micro, mientras que Jesse y Richard se iban al camerino a reponer algunas fuerzas para el arreón final. De “Strangeland” tampoco pensaba que recuperaran la bonita canción de apertura “You are young” o “On the road”. Personalmente, insisto (y disculpen mi pesadez) hubiera preferido que no se olvidaran de “Disconnected” (además, una canción de fuerte regusto español, con ese videoclip impagable con Leticia Dolera y Félix Gómez, dirigido por Sergio Bayona) y que puestos a rizar el rizo hubiera cogido “Day will come”.

Si conecto, ya que lo he referido 2 veces ya, con el sector de la crónica en la que hablo de las olvidadas, hubo gente por mi zona que echó de menos algo más de peso de “Perfect Symmetry” (con su canción título en particular) y uno de mis amigos también citó “The lovers are losing”, que a mí se me había pasado por alto. Es importante indicar que la banda no se olvidó de disponer 4 de sus nuevos temas, también correctamente intercalados (dándoles incluso protagonismo notable al poner uno en el bis).
Para mí fue un concierto sobresaliente. Si hubiera caído “Disconnected”, de matrícula de honor. Y es que más allá de un set list muy bueno y por lo general muy bien llevado a cabo y estructurado, se agradeció la actitud del grupo. Desde la lejanía del tendido de Vistalegre ya lo aprecié en 2012, pero más de cerca la cosa queda muy evidente. Primero gracias a Tom Chaplin. Un cantante de nota muy alta, que estuvo como debe ser (nos quitamos la pena de la afonía de Daryl Hall de unos días atrás). Físicamente está mucho mejor que hace años (mucho más delgado) y con un look que le favorece mucho más, pero imagen al margen, su actitud sobre el escenario, bailando y moviéndose con brío cuando toca y recogiéndose cuando es menester, es perfecta. Además, nuevamente se le notó mucha conexión con el público, siendo simpático y bromista lo justo y agradeciendo en numerosas ocasiones el fervor y la acogida del público madrileño. También logró tener al público a sus órdenes, ensayando correctamente los coros de “You are young” antes de tocarla.
Tim Rice-Oxley no es un teclista al uso. Vive cada actuación al límite de entrega. No fue raro verle muchas veces desgañitado a sus teclas, tocando de pie con un brío que competía con el frenesí de Tom por todo el escenario. Richard Hughes desde la batería mantuvo bien el ritmo, con mucha concentración y profesionalidad. Por otro lado Jesse Quin va cogiendo cada vez más peso dentro del grupo desde su incorporación a la banda. Empuñó su bajo de forma intensa, marcando sus notas en algunas ocasiones al borde del escenario (cual solo a lo guitar hero) y se le ve perfectamente integrado ya en el grupo después de tantos años.
Pocos minutos antes de las 00h, acabó el concierto con los sonidos del “Heroes” de David Bowie en los altavoces a medida que los 4 Keane abandonaban las tablas tras recibir las merecidas y cumplidas ovaciones. Nosotros nos reunimos (vimos el concierto 3 sectores de amigos por separado) y nos tomamos algún refrigerio en los jardines y mesas de las “Noches Del Botánico”, comentando con efusividad y concierto que a todos nos gustó.
Y es que merece mucho la pena ver a Keane en directo. Son apuesta segura, ya que disponen de una discografía de muy buena calidad, de la que, a nada que se esfuercen, conforman un set list de gira que puede tener pocas quejas, si bien siempre suele haber alguna. Terminé muy satisfecho de completar mi experiencia de 2012, lejana en posición, y muy seguramente, siempre que la banda continúe en activo, no será la última vez que les vea. Y es que Keane quedaron tanto el sábado pasado como en 2012 muy contentos de la acogida de Madrid. También siempre nos ayudará que Tom Chaplin venga de viaje de aniversario con su mujer a ponerse fino de jamón ibérico, como nos confesó a mitad de actuación, y que salga de aquí encantado de su estancia.

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