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domingo, 7 de julio de 2019

Concierto Hall & Oates. Madrid (02-07-2019)

A mi regreso de mi viaje a Japón, tenía marcado en rojo en la agenda o calendario el pasado martes 2 de julio. El motivo no era otro que dentro de la programación de las Noches Del Botánico (siempre con un excelente y llamativo cartel), estaba fijado el primer concierto de Daryl Hall, John Oates y su banda en Madrid, sino el primero de su trayectoria en la capital (que según dijeron los protagonistas durante el concierto, me pareció entender que así era) o al menos el primero en muchísimo tiempo. Era uno de esos grupos que descartaba ver en directo, a no ser que me fuera de viaje al extranjero.
La pena de todo esto es que a veces la casualidad o las fastidiosas circunstancias hacen que la experiencia no sea la mejor posible. Ahora me explicaré. En el sentido de la compañía, el plan no podía ser mejor, ya que acudiría al show con nuestro tertuliano y buen amigo mío Óscar Cañas, el cual tuvo la suerte de que le cambiaran el turno habitual de tarde en su trabajo y disponer de la tarde libre para poder enfocar la vivencia como merecía. Tras estar un rato en mi casa hablando de todo un poco y con algunos vídeos de la banda en la Smart Tv en Youtube de fondo, calentamos motores lo suficiente. Nos presentamos en el recinto del Jardín Botánico de la Complutense sobre las 20h, y aunque se podía acceder al recinto, aún no se podía acceder a la platea frente al escenario. Nos tomamos unas cañas, con cierto nerviosismo lógico por la cercanía de un momento que para los 2 sería muy especial, comentando nuestra quiniela de setlist (ya que ambos nos gusta ir a los conciertos sin saber nada de nada de lo que caerá).
A las 21h estaba prevista la actuación de Komraus, cosa de la que me enteré pocos días antes. Nos situamos en primera fila en el lateral derecho mirando al escenario (donde estuve hacía casi un año viendo a Simple Minds en labores profesionales –esta crónica es aficionada totalmente, ya que no íbamos acreditados, sino como mero público habiendo pagado religiosamente nuestros casi 50 euros-) y el trío compuesto por batería, teclista y cantante arrancaron pronto. No conocía nada del grupo y la verdad es que no nos desagradaron. Liderados por la cantante Sara Rioja, madrileña y exestudiante de la Universidad Complutense precisamente según ella dijo entre canción y canción, presentaron varias de las canciones de su disco “Untie The Ropes”, e incluso se permitieron una cover bastante respetuosa del “Girls just wanna have fun” de Cyndi Lauper (cosa que me recordó, y también le comenté a Óscar, que en el mes de julio han solido darse ocasiones de ver a artistas que no pensaba que vería en directo como pasó con la propia Cyndi en 2011 o con el genial Billy Idol en 2012; madre, ¡cómo pasa el tiempo!).
El grupo se escuda principalmente en la empatía con el público de Sara, gran cantante, elegante en su registro vocal y en su forma de vestir para salir a escena. Se dirigió bastante al respetable para informarnos del sentido de sus composiciones y otras curiosidades, estando lejos de resultar pesada en ese particular. Komraus terminaron además muy bien, muy arriba, con una toma dance de la canción que titula su disco, con lo que lograron, al menos en mí, que me quedará con ganas de al menos una canción más. Lo que he comentando muchas otras veces: aunque siempre de inicio no me gusta que haya artista invitado, luego se da la casualidad de que descubres cosas muy interesantes. Esta fue una de esas ocasiones.
En las Noches Del Botánico, al menos se respeta la puntualidad escrupulosamente y el cambio de set de Komraus a Hall & Oates se hizo con celeridad y nuestros anhelados músicos estaban preparados a la hora fijada. Entraron al escenario por el lado opuesto al nuestro, pero ya pudimos ver a Mr. Casual, el gran Charlie De Chant, ese saxofonista y teclista icónico del grupo, que con su larga melena canosa sigue con ellos (cosa que no sabía al 100%, pero que una opción de visualización previa de un vídeo amateur de la actual gira en Youtube la misma tarde me hizo cierto spoiler de alguna manera al verle en la foto icono y ya lo esperaba).
Sobre el telón de fondo se puso un vídeo-collage retrospectivo del grupo, con imágenes de los vinilos de sus singles girando y sonando cada una de las canciones en sí, cosa que me gustó mucho y consideré acertada para el momento. El show empezó con fuerza, ya que se atisbaba que el arranque era ni más ni menos que con “Maneater”. El problema vino cuando empezó la parte vocal. Cierto es que hacía tiempo que no veía actuaciones de Hall & Oates en Youtube en directo, pero se apreciaba que a Daryl pareciera que el espíritu de Joaquín Sabina se le hubiera metido dentro. Al rubio cantante, que con un registro tan personal y particular, llegando en su historia muy bien a los agudos, se le oía con una voz rasgadísima y completamente rota. Se le notaba que no encontraba además comodidad, buscando cambiar las entonaciones vocales de este clásico de ellos y del pop en general, pero no había manera de que eso, vocalmente hablando, sonase bien. La calidad de mis vídeos con el móvil no va a ayudar a Daryl, pero aquí comienzo insertándoles mi toma de “Maneater”.

En fin, pensé: pues será que los excesos le han pasado factura y ya no es el que era. Y la cosa seguía así, ya que aunque el arranque de concierto en lo que a setlist se refiere fue una tremenda pasada: encadenaron luego la versión de “Family man” de Mike Oldfield (de la que estuvimos de acuerdo en la previa tanto Óscar y yo, que es quizás el único caso en el que la versión nos gusta más que la original -les inserto un cachito aquí debajo-), la anhelada “Out of touch” y “Method of modern love”, que Óscar esperaba con tremendas ansias y no tenía pensado que fuera tan de la partida. Todas las piezas con un Daryl machacado y sonando impecables instrumentalmente y en los coros de John Oates y también de Charlie de Chant, pero marcadas por la imprecisión de la voz principal.

Sería cuando Daryl se puso al piano de cola para hacer en primer lugar “Sarah smile” cuando el mismo nos explicó lo que sucedía. Por lo visto los calores extremos de estos días en Madrid y el hecho de que él no tenga aire acondicionado en su casa de Londres, se juntaron de mala forma para que el propio Daryl en su estancia de estos días en Madrid se pusiera frente a un ventilador y la voz se le fuera al garete por una afonía lógica y derivada de ese descuido. Pidió disculpas y nos afirmó que lo estaba intentando y lo intentaría en lo que quedaba de concierto el cantar lo mejor posible. Se agradecen las explicaciones y cierto es que en el tramo final la cosa mejoró ligeramente (sería que Daryl se iría encontrando mínimamente), pero en definitiva esto fue una putada bien gorda, ya que son tantos años esperando ver al dúo en directo y que se diera esta triste circunstancia de tener muy mermado a Daryl, no deja de ser un fastidio y una lamentable casualidad. A continuación el video de una de mis favoritas de la banda, ya citada 2 párrafos arriba: “Out of touch”.

Comentado lo de Daryl, hablemos de John Oates. John sí que estuvo perfecto. Irreprochable. Excelente en las guitarras eléctricas, en sus poses típicas, en sus apoyos vocales y en su aspecto físico (parece que tiene 20 años menos). Además, no iba afeitado, que dirán ustedes que esto quizás sea una chorrada, pero a mí ver a los artistas con un look distinto al que les conozco, me hace sentir como si viera a un extraño, y aunque el negro de su bigotón ya no es tan azabache, sí que nos permitió ver a un John como debe ser. Le tuvimos prácticamente delante y lo gozamos con su presencia y su proceder. Aquí debajo un primer plano de quien fue uno de los principales atractivos del concierto.
Y no puedo dejar de hablarles de don Charles De Chant. Mr. Casual, al cual le llamé así en una ocasión, estuvo descomunal. Cada vez que salía de su zona fija del escenario (lamentablemente para nosotros detrás del piano de cola, con lo cual solamente veíamos su cabeza haciendo los coros y soplando su saxo), el público enfervorecía. Ya tuvo su primer lucimiento, lógico, en el solo de saxo que tiene en “Maneater” en los primeros segundos de concierto y en otras muchas partes también salió de su recinto marcado para deleitarnos con su inmaculada presencia con traje blanco y deportivos de lentejuelas azules; soy muy admirador del sr. De Chant y creo que será de lo que mejor sabor de boca me quedará del concierto, ya que ver a Hall & Oates sin este músico estoy seguro que no hubiera sido lo mismo. Recuerdo que en el citado concierto de 2012 de Billy Idol Álex Gómez, excomponente de La Broma Negra, me dijo que casi había ido más por ver tocar a Steve Stevens que al propio Billy Idol; yo no diré tanto de que fui más a ver a Charlie De Chant que a los propios Hall & Oates (básicamente porque tampoco sabía, porque no me gustan los spoilers, si iba a estar), pero lo que está claro es que tenía un fuerte anhelo por ver a este icónico músico sobre las tablas y sabiendo hacer lo que sabe con la maestría que demostró.
El resto de la banda nutrida que acompaña al grupo resulta muy solvente. Instrumentalmente el show fue brutal, y destacó mucho el otro guitarrista que estaba en el extremo opuesto al nuestro. Volviendo a comentar lo que sonó en sí, el show estuvo plagado de sus grandes éxitos. No tardó mucho en sonar “Say it isn’t so”, que me gustó mucho (en esta canción me fijé mucho, por encima de la tapa del piano de cola, en Charlie haciendo los coros). El concierto duró exactamente una hora y media en la que hubo espacio para nadar hasta los primeros 70 de la banda, pero sobre todo para deleitarnos con piezas que sobre todo apuntalaron el tramo final del show.

Y es que en los últimos compases y en los bises, aparecieron por ahí “Private eyes” (video arriba del párrafo), “I can’t go for that (no can do)” (vídeo debajo del parrafo) o “You make my dreams”. Para entonces Daryl estaba algo menos mal, pero todavía insuficiente y muy lejos del tremendo cantante que hemos conocido siempre. No hubo espacio para las grandes sorpresas y para mí, en lo que a listado de temas se refiere, la cosa hubiera sido perfecta si se hubiera incluido “Adult education”, que sin duda fue personalmente la gran ausente del repertorio.

En fin, sensaciones encontradas tras este esperado concierto. Bien porque vi al grupo sobre el escenario. Muy bien por ver a John Oates y a Charlie De Chant espectaculares y sobresalientes. Muy mejorable por el triste estado de la voz de Daryl Hall. Una tremenda pena el deslucimiento vocal. En las redes sociales incluso había gente que pedía la devolución del importe de las entradas. Miren, yo no pediría tanto, pero sí que llegaría a un acuerdo con el grupo para que tocasen en Madrid en menos de un año en una sala, a precio más módico (pongamos mitad de lo que costó la pasada noche, unos 25 euros) y con Daryl ya recuperado. Para mí sería suficiente.
Como no creo que se dé el caso, habrá que conformarse con lo que vivimos e intentar quedarse con lo bueno, que también tuvo sus cosas, aunque lo malo que aconteció sea de tal relevancia; solamente espero que Bernard Summer de New Order (a los que hasta la fecha tampoco he visto en concierto y se da un caso parecido al que me sucedía con Hall & Oates, de que o me iba al extranjero o no les vería por Madrid) en septiembre se ande con cuidado y no nos fastidie su concierto previsto para el Weekend Festival en el Ifema.

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