ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Me parece lógico y justo que ya que hemos dado cuenta del pasado concierto de OMD en Madrid, le demos un repaso a su último álbum publicado el año pasado.
“The Punishment of Luxury” es el tercer álbum del grupo desde su regreso a finales de la pasada década cuando Andy McCluskey y Paul Humphreys deciden reunirse rescatando la llamada formación clásica que incluía al batería Malcom Holmes y el teclista Martin Cooper.
Con esta formación publicaron su álbum de regreso “History Of Modern” el año 2010 después de un larguísimo proceso de composición y grabación. El reto del grupo era hacer un disco digno y no un simple vehículo para seguir viviendo de las rentas. Tener aún cosas que decir, algo difícil cuando se lleva tantos años de carrera. Sin embargo, OMD resolvieron la papeleta con solvencia realizando un álbum que combinaba de manera equilibrada todas las constantes del grupo, dando tanta importancia a su parte pop romántica como a la más experimental.
Animados por los resultados lanzan un nuevo álbum “English Electric” en 2013 que en gran parte parece una versión moderna de su álbum más experimental, el recordado “Dazzle Ships” lanzado justamente 30 años antes. “English Electric” es un disco con partes muy aprovechables, pero en todo caso a años luz del álbum del que parece tomar la inspiración.
Cuatro años ha tardado el grupo en volver a publicar un nuevo álbum, en ese tiempo tuvieron que hacer frente al abandono de Malcolm Holmes por problemas de salud y reorganizar la banda con un nuevo batería Stuart Kershaw, que será conocido por los más expertos en el mundo OMD por formar parte de la etapa de Andy en solitario en los 90. Stuart es co-autor de muchas canciones de esa etapa de OMD e incluso colaboró con Andy en otros proyectos como fue escribir canciones para los dos primeros álbumes del trío de jovencitas Atomic Kitten, logrando que la canción “Whole again” compuesta por ellos fuera número uno en las listas inglesas, algo que jamás consiguió OMD con ningún single.
De esta nueva formación de OMD encabezada por Andy y Paul y respaldada por Martin y Stuart nos llega este nuevo trabajo “The Punishment Of Luxury” cuyo título marca la temática de lo que nos vamos a encontrar.
ANALISIS DEL DISCO.
1. “The punishment of luxury”: Es el tema que da título al álbum y OMD empieza fuerte con sonidos que descolocan, ya que parecieran más de grupos como Chemical Brothers que de los propios OMD, pero pronto llega una soberbia melodía que los hace reconocibles, esas melodías tan propias del sonido OMD. El título del tema y consecuentemente del álbum está inspirado en el cuadro “La Punizione Della Lussuria” del pintor italiano Giovanni Segantini. OMD han jugado con el sentido de estas palabras en la letra de esta canción para criticar las necesidades que nos imponemos en el mundo occidental para ser felices, cuando realmente no son verdaderas necesidades, sino que nos las han inculcado a través de la publicidad y otras vías. Un tema realmente remarcable, muy actual y que realmente te hace pensar. Yo lo pondría perfectamente entre lo mejor que ha hecho el dúo, aunque algunos dirán que si se puede saber lo que fumo.
2. “Isotype”: En un principio parecía que no pasaría de una canción instrumental, pero Andy, tras ver la excelente melodía propiciada por Paul, no pudo evitar intentar ponerle una letra. El resultado final no pudo ser más notable. Tiene un cierto aroma a “Dazzle Ships” con esas voces que repiten eso de “International system” que McCluskey ha traducido a los emoticonos. Toda una serie de emociones y sensaciones reducidas a una carita alegre o triste, así es nuestro mundo virtual y esta canción lo resume muy bien; el homenaje a Kraftwerk está presente, más de seis minutos de canción con una letra mínima, algo muy del grupo alemán. Nuevamente estamos ante uno de los puntos fuertes de este álbum, en mi opinión la mejor canción del mismo.
3. “Robot man”: Si en la anterior canción hay un homenaje a Kraftwerk, en esta es más que evidente pues pareciera que esta canción está escrita teniendo como referencia a Ralf Hütter. Si a eso sumamos esos sonidos al principio del tema casi plagiados de “The robots”, tenemos al grupo alemán pasado por el sarcasmo de OMD. Este tema tiene bastante de bufonada y aunque es una gamberrada graciosa baja claramente el nivel con respecto al comienzo del álbum.
4. “What have we done?”: Llegamos al tema que se suele asignar Paul Humphreys en cada álbum de OMD, y en esta ocasión hay que decir que ha acertado totalmente. Hay ciertos sonidos corales que recuerdan a “Architecture & Morality” y una contundencia en la orquestación electrónica que consigue que no dejemos ni un momento de prestar atención, además de uno de los puentes más atractivos que han hecho demostrando una vez más su talento para las melodías. Lo dicho, Paul esta vez ha acertado.
5. “Precision and decay”: Este tema se puede considerar un preámbulo semi instrumental hacia el tema siguiente. No tiene gran cosa, el bajo de McCluskey muy presente y voces lanzando premisas sobre la decadencia de occidente.
6. “As we open, so we close”: Se trata de un tema bastante atmosférico que recuerda a “Our system” de su anterior álbum, pero que tiene aún más intensidad en la interpretación que este último. El sonido, aunque muy electrónico es grandioso y podría ser interpretado perfectamente por una orquesta al completo. La voz de McCluskey toma como referencias temas muy afectados como “International”; es decir, tenemos al Andy más exagerado posible, muchos lo disfrutaran.
7. “Art eats art”: Una especie de broma robótica donde la voz está totalmente procesada por el vocoder. Musicalmente tiene un ramalazo dance que recuerda a la etapa de los 90 del grupo. Por lo demás, OMD se contentan con enumerar a una serie de artistas clásicos con voces a lo Kraftwerk, en lo que no deja de ser un tema gracioso que en otras circunstancias no pasaría de cara b.
8. “Kiss kiss kiss bang bang bang”: El nivel sigue bajando y nos encontramos un tema con intenciones experimentales y que tiene una buena melodía, pero que no terminan de resolver bien por la simplicidad y la poca ambición musical que lo convierte en un claro relleno del disco.
9. “One more time”: El grupo parece retomar el vuelo con este tema muy pop que se adecua totalmente al sonido clásico OMD. Una basa electrónica muy potente adornada por distintos arreglos ligeros y un Andy que canta con convicción y determinación. El tema apenas llega a los tres minutos, pero es toda una delicia romántica que nos recuerda que OMD hicieron y siguen haciendo buenas canciones de puro pop.
10. “La mitrailleuse”: Nombre en francés de “metralleta” o “machine gun” en inglés, es un tema muy corto y experimental que se basa precisamente en los sonidos de disparos de metralletas bajo efectos corales. La verdad es que es bastante efectivo hasta el punto de que cuando he puesto este tema a gran volumen mis vecinos se han mosqueado bastante, pensando que éramos víctimas de algún ataque del ISIS.
11. “Ghost star”: OMD quieren dejarnos un gran sabor de boca y se despiden con dos auténticos temazos. El primero comienza con algunos sonidos ambientales e inquietantes sonidos que dejan la vía libre para que Mc Cluskey se marque una de sus mejores interpretaciones. Un tema que aúna con mucha elegancia la experimentación del grupo en lo que concierne los diferentes sonidos sintéticos con un minimalismo en las letras, ideal para darle la amplitud que merecen ese sonido tan grandioso que invade la segunda parte del tema. Nuevamente OMD no escatiman en minutaje y nos regalan más de seis minutos de puro placer para los oídos.
12. “The view from here”: Llegamos al final del álbum con un tema delicado que transmite tranquilidad y belleza. Todo aquí esta medido al milímetro para acabar el disco con un halo de esperanza y optimismo en un medio tiempo sublime que nos demuestra a la perfección a lo que pueden llegar Andy y Paul aún con todos los años de carrera que tienen detrás.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
En su tercer disco que de esta última etapa del grupo tras su vuelta, nos encontramos a unos OMD mas minimalistas que nunca, algo que ya probaron en “English Electric”, pero que aquí han querido llevarlo un paso más allá, a veces de manera muy satisfactoria (“Isotype”, “Ghost star”), otras no tanto (“Art eats arts” o “Precisión and decay”). Es sobre todo en los temas con más carga experimental donde aburren, intentando atrapar el espíritu de tiempos pasados cuando este tipo de excentricidades se les daban mejor. Por otro lado los homenajes a Krafwerk están bien pero ya son tantos en esta última etapa que empiezan a cansar.
En conclusión “The Punishment Of Luxury” es un buen álbum no exento de relleno y alguna metedura de pata, pero incluye al menos siete canciones excelentes y eso no es poco en los tiempos que corren. Quizá impacta la enorme brecha de calidad entre los temas más destacables y los más descartables; en ese sentido no es para nada un álbum uniforme y como pudimos comprobar es un disco que se adapta perfectamente al directo del grupo y a las canciones antiguas ya que McCluskey y Humphreys no son tontos y saben elegir los mejores cortes para que no desentonen ante los clásicos de siempre.
Definitivamente OMD han conseguido llegar a un punto en este última etapa de su carrera en el que producen álbumes que están muy lejos de su época dorada, pero que son clarísimamente superiores a la mayoría de las producciones de sus contemporáneos y no digamos de todos esos grupos que vuelven después de décadas. Por eso sus seguidores están encantados y llenan sus conciertos. OMD da a su público en sus discos y en directo lo que quieren: electropop de calidad con guiños a los primeros cuatro álbumes del grupo y a Kraftwerk. Ciertamente Andy y Paul son conservadores ya que no pretenden sonar a otra cosa que ha OMD, pero sin duda les funciona. El álbum consiguió colocarse nada menos que en el número 4 de la lista inglesa, su mejor posición desde “Sugartax” (1991) y en Europa a “The Punishment Of Luxury” no le ha ido mal, lo que reafirma al grupo en su opción de reivindicar su sonido más reconocible. Al fin y al cabo nadie suena como ellos, por lo tanto sigamos disfrutando de estos dinosaurios electrónicos.
2 comentarios:
Muy buen artículo. Poco hay que añadir. Estoy de acuerdo en cuanto a la descripción y calificación de las canciones del disco. En resumen, yo diría, que se trata de un gran álbum que agradecemos los que somos fans de OMD y del tecnopop de los 80 desde hace varias décadas.
Por mí que sigan así hasta que quieran. Muy grandes Andy y Paul.
Cvb, personalmente tengo que escucharlo (escribió el post Alfredo y respondo yo a tu comentario). Lo compré hace cosa de un mes y aún lo tengo precintado. La falta de tiempo por asuntos personales...
En todo caso, desde su vuelta, creo que han estado a un buen nivel creativo.
Gracias por escribir.
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