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jueves, 19 de marzo de 2015

Concierto Los Ganglios. Madrid (13-03-2015)

Con nocturnidad y alevosía los hermanos Rafa Filete y Xoxé Tétano, esta vez sin la 3ª componente de la banda Leli Loro (a la par pareja de Xoxé), de baja laboral por estado de gestación, se presentaron el pasado viernes 13 en la sala Moby Dick. Y es que, por lo que me comentó Alfredo Morales, avisaron pocos días antes de este concierto sorpresa, en el que suplirían la notable baja de Leli con Mariana Scaravilli, una chica de aspecto parecido a Leli, pero de pelo moreno (muy moreno. Negro). Alfredo Morales, quien junto a mí elabora este artículo compartido, me informó el jueves del evento y por lo visto las entradas habían volado por internet; no en vano, la Moby Dick es muy chiquitita y solamente lo sorpresivo del concierto hacía lógica la decisión de tocar ahí tras reventar una sala más grande en octubre como fue la sala But (club Ocho Y Medio). Por fortuna, el mismo viernes se ve (todo esto según me narraba Alfredo por e-mail) que Los Ganglios anunciaron que en taquillas, a partir de las 21h, sacarían más entradas a la venta.
Alfredo estuvo allí puntual, ya que nosotros llegábamos un pelín justitos y consiguió las 3 entradas que precisábamos. Había artista invitado, en esta ocasión el señor Raúl Peligro. Salió a escena con un look muy Antonio Lobato (ahora que ha empezado la F1 otra vez), con una irreverente camiseta de “Mi Pequeño Pony”. Raúl Peligro se reveló como un controvertido rapero que fue de menos a más en su actuación con canciones que hablaban de chocolate en tono algo reggaetonero o muchos pares de zapatillas en el haber de una persona. En su media hora de actuación, la cual observaron muy atentamente Xoxé y Rafa pegados a la barra del bar cercana a los camerinos (durante la cual Xoxé muy pacientemente atendió a fans de Los Ganglios que le saludaban y le solicitaban fotos; nosotros no estimamos darle más la coña, aunque le teníamos justo delante), Raúl fue poco a poco metiéndose al público en el bolsillo, cosa que se apreció con las ovaciones más y más fuertes que se iba ganando al final de sus canciones.
Dentro de su repertorio me gustó mucho una canción dedicada a Isaac Peral y su submarino, muy oscura y reminiscente (créanme) de El Aviador Dro Y Sus Obreros Especializados. Fue en el tramo final donde tocó techo con una canción dedicada a gatitos, con un hilarante video proyectado de una tía completamente histérica con el asunto de los gatos y muchos mininos (entre ellos ese que toca el piano al que también tributan los propios Ganglios en “LOL”, pero que en el video de Raúl adoptaba poses de mayor virtuosismo). Ahí ya intuí que se ganó a mi amigo Alfredo Morales, gatófilo declarado. Miren abajo a Raúl Peligro y detrás proyectada a la histérica de los gaticos.
A mí me ganó del todo con las 2 siguientes, primero con una canción donde pasó de la voz de pito modificada de la canción de los gatitos a una voz muy grave de ogro donde la frase principal del estribillo entendí que decía algo como “mi primo tiene edad para party” (o a saber qué, porque no se entendía muy bien; bueno, he buscado por internet y por lo visto no dice “edad para party”, sino “2 agapornis (unos pajaritos)”... Con la voz distorsionada no se pillaba) y a continuación con un tema inédito, que no sé si dijo que había compuesto en el mismo día y que dispuso de un videoclip dedicado al icono choni de los últimos tiempos que es la potente Ylenia de “Gandia Shore” y “GHVip”. Ahí termino de rendirse Alfredo también, ya que él y yo somos defensores de las féminas oriundas de los polígonos, esas que recuerdan a la Lady Gaga más gloriosa, la de su disco de debut “The Fame” y el video de “Just dance”. Y es que ademas Ylenia es mucha Ylenia, ¡qué coño! Rubricó Raúl Peligro su show con una canción en contra de la natalidad “Yo no quiero hijos”, cuyo mensaje directo sirvió para poner el punto y final arriba arriba.
Arriba vemos siempre desafiante Xoxé Tétano, esta vez con el micro principal a lo Madonna/teleoperador. En esta ocasión Los Ganglios no tardaron tanto como en la otra ocasión que les vimos meses atrás. En apenas 5 minutitos ya teníamos ahí a Xoxé y Rafa junto a la debutante Mariana suplente de Leli, dispuestos a darlo todo una vez más. Xoxé nos enseñó su sirena bacala, una nueva adquisición que complementa al bocinazo sonoro que de cuando en cuando mete en los shows. El grupo siguió con su proyección de diapositivas, pero esta vez metieron gifs animados, que a gente como a mí (aficionado como bien saben a los cutremontajes) nos encandilaron a base de bien (sobre todo uno de un ojo superpuesto en una pareja dándose el apellido del nombre artístico de Rafael). Comenzaron rompiendo con ese temazo que es “Mimetic motherfucker”. Una canción realmente acertada. En todo. Una melodía directa y muy cañera, con un mensaje que sigue siendo de rabiosa actualidad, por mucho que el grupo utilice nombres viejunos más propios de los años 90 (Los “Cortina”, los “Albertos”). No me pude resistir a grabarla y aquí se la inserto a continuación.

Más o menos el repertorio fue parecido al de la sala But, sobre todo en el sitio que ocuparon los hits más destacables del grupo. “LOL”, “Hay”, “Color de rosa” y “El subiduki” estuvieron troncalmente casi en los mismos lugares del minutaje de la actuación. Hubo alguna permuta de canciones de orden y alguna ligera variación en temas a incluir o no. Otra de las canciones de menor relumbrón que fue quizás la que más me llegó en el concierto y me ha venido a la mente recurrentemente estos últimos días ha sido “Hipi, punki o mod”. Abajo Rafa Filete a su guitarra con una cara de mala hostia que a ver quién se atrevería a decirle nada a este buen pacense.
En el tramo inicial se incluyó otra canción muy carismática que es “El Molino”, un tema muy punkarra (de los más punk que tienen Los Ganglios) dedicado a un barrio de Montijo y a sus particulares fiestas con los muchachitos hartos de vino, escenarios para liarla y mucho “tirititiriti”. “La cumbia de Félix y Jacques” no tuvo el honor de abrir en esta ocasión el show, pero no tardó mucho en aparecer. Se repartieron caretas impresas en folios de los protagonistas para que la experiencia fuera total. Yo me quedé con una de nuestro héroe patrio que guardaré como oro en paño, souvenir impagable.
No podía faltar, por Dios, “Amelie Poulain”, con su nueva versión “Al final” como intro (con un tono más agrio y trágico, más apropiado quizás, ya que estar tonteando tanto tiempo para al final no mojar el churro no deja de ser una cierta tragedia) o como tema previo para darle más intríngulis a la cosa. La foto de aquí arriba, si se fijan bien en la proyección, muestra un gif animado de un ojo insertado en modo cutremontaje, lo cual celebramos sobremanera Alfredo y yo, ya que los seguidores de “DMR” saben bien, por nuestros post de programas de radio, lo aficionados que somos a los cutremontajes y su consecuente humor particular. Abajo vemos a una amenazante Audrey Tautou cuchara en mano viendo a Los Ganglios en mitad de la canción que le dedican.
Se celebraron momentos tales como “El regalo” (donde poco faltó para que Xoxé se cargara un foco de la sala al tirar al público un “Adoquín del Pilar”) o “VHS”, con buen abucheo de rigor al DVD y “Babieca hiede”, ya en el tramo final, con una improvisada coreografía de unos “ganglilivers” que trajeron unas máscaras de caballo y se subieron al escenario recreando una escenografía muy animal, como adjetivó en su día el propio Alfredo Morales a un sector de danza del pasado concierto de Pet Shop Boys en Gijón. Aquí se comprobó, más fuerte que nunca, la potencia de los coros de Rafa Filete, el cual sufrió mucho de las mezclas en la sala But, donde su micro apenas tenía fuerza. Los coros de “Babieca hiede” a cargo de Rafa hicieron temer porque la Moby Dick se pudiera colapsar y venirse abajo. Abajo los caballos liándola en el escenario.
La gente quería más y más y tras “El subiduki” hicieron que el grupo retornara para tocar otra más. El público coreó de forma notable “El Quijote, el Quijote”, para que el grupo tuviera a bien meterse con uno de sus últimos singles y de gran éxito entre la masa seguidora que es “El Quijote P”, con ese videoclip tan hilarante, con imágenes de la en verdad existente película alternativa de animación que ridiculiza la mítica serie de dibujos animados. Yo, de hecho, fui uno de los que con su vozarrón propiciaron la moción. Pero Xoxé Tétano resolvió rápidamente diciendo “No, El Quijote no, que es muy fea”. Tenían por lo visto que repetir, pero al menos me compensaron gratamente tocando de nuevo ese temazo (corto, pero intenso) que es “El Molino”. Supongo que “El Quijote P” la acabarán metiendo en futuros shows, ya que es algo más sencillo que el puntazo que por ejemplo supondría que Xoxé se metiera en la piel de Sarraceno XVI y Los Ganglios interpretaran “Soy el Papa negro”. Lo que les dejo a continuación es la primera interpretación que hicieron Los Ganglios de “El Molino” que fue la que grabé; los videos se ven de puta pena, pero es lo que hay (hay muy buenos videos del concierto en Youtube sin necesidad de buscar muy a fondo, pero nosotros tiramos de nuestra precaria producción propia).

Y con esto el grupo finalizó un show que pone de manifiesto que Los Ganglios tienen tirón y mucho. Tras el concierto nos fuimos a apretarnos unas hamburguesas a un local a la vuelta de la manzana de la sala y debatimos entre Alfredo Morales y servidor sobre la posibilidad de que quizás con la debida antelación y promoción Los Ganglios incluso podrían atreverse con una Riviera. Este concierto fue imprevisto y sorpresa. Por nuestro lado hubieran podido acudir unas cuantas personas más a las que mi novia y yo hemos convertido en “ganglilivers” cuando han visitado nuestra casa y les hemos puesto en la SmartTV a través de Youtube varias de las ingeniosas creaciones de este trío compuesto por 2 pacenses y una sueca, sustituida en esta ocasión por Mariana, con mucha solvencia, por cierto (muy bien en los coros de voz modificada y en ciertas intro).
Los Ganglios llevan un 2015 de actuaciones por toda España y la cosa no para. El grupo por el boca a boca cada vez llega a más gente y a muchos hechizan, como es nuestro caso. Además cobran un precio más que razonable por sus actuaciones. Pocos grupos por 12 euros pueden ofrecer tanta diversión y cachondeo, aparte de canciones con melodías que son lo siguiente a pegadizas. A ver dónde organizan su próximo jaleo en Madrid; tengo curiosidad. Y ahora le cedo la palabra o la tecla a Alfredo Morales, que les expondrá su visión del show.

“CADA CONCIERTO DE LOS GANGLIOS ES UNA FIESTA”:
El viernes pasado asistimos a una fiesta inesperada y digo bien “fiesta” porque cada concierto de Los Ganglios es una fiesta. Lo confieso, soy fan fatal de ellos. Son el grupo que necesitábamos, me gustaban muchos esos dibujos de estilo superhéroe de la Marvel que tenían en sus web para identificar a cada miembro del grupo; en ese sentido me recuerdan a los Pegamoides donde todos eran estrellas aunque Alaska destacase por ser la cantante. Aquí es Xoxé quien destaca. Es inevitable, ya que hace una labor concienzuda explicándote el porqué de esas canciones a ratos surrealistas (“Granadas de mano”, “Canción oriental”…) y a ratos muy realistas (“El Molino”, “El subiduki”..).
Con muy pocos días de antelación anuncian un concierto en la sala Moby Dick de Madrid y en tiempo record venden todas las entradas anticipadas, no era de extrañar ya que meses antes habían llenado la sala But en la fiesta de “Esta Pasando”. Desgraciadamente no pudimos hacernos con entradas anticipadas. Todo parecía perdido y la gente se lamentaba en las redes sociales. Entonces los propios Ganglios a través de su página Facebook nos comunican que habría unas ciento y pico entradas disponibles en taquilla. Aquí se nos abrió el cielo, era arriesgado pero desde luego un concierto de los Ganglios bien vale un viaje al horrible barrio de Nuevos Ministerios donde se encuentra ese templo del mal llamado Santiago Bernabéu. De todas formas en caso de fracaso siempre quedaba la opción de emborracharse por la zona cantando a grito pelado algunos de los hits del grupo.
No fue necesario y conseguimos 3 entradas, una para el señor Abacab, otra para el que escribe estas letras y finalmente la tercera para una nueva adepta a la ya legión de fans de Los Ganglios, la señorita Susana, la cual ya ha hecho su parte de labor en lo que concierne a difundir la música porc. Esta labor tendrá seguramente como resultado que nuevos fans se vayan sumando una y otra vez y es que Los Ganglios no te pueden dejar indiferente; no es que tengas que amarlos u odiarlos, pero sin duda están lejos de la vulgaridad pop a la que estamos acostumbrados en este país. Una vez dentro de la sala me sorprendió lo pequeña que era. Recuerdo haber estado allí hace siglos y en mi cabeza sin duda era más grande, pero no; yo calculo que como mucho podrían entrar unas 300 personas que desde luego entraron y bien, ya que en poco tiempo eso se puso hasta arriba.
Como telonero estaba un tal Raúl Peligro que no conocíamos de nada y que esa noche nos ganó totalmente, portando una camiseta de “Mi pequeño poni” y con un portátil que disparaba la música, Raúl realizaría un show que iría de menos a más, una mezcla de electro, rap y letras crudas y realistas salpicadas con mucho sentido del humor. Hubo desde luego momentos memorables en su actuación, ya desde el mismo comienzo con ese tema donde critica claramente los fundamentalismos en los gustos, ya sabéis “lo que me gusta a mi es lo bueno y lo tuyo una porquería”, pasando por esa invasión de “lolcats” que me ganó totalmente, o la reivindicación del poder choni con Ylenia y La Gavia; ahí ya caí rendido a sus pies y ya tenía un fan más. Para terminar de rematarme se despide con un tema llamado “Yo no quiero hijos”, frase que he repetido millones de veces a lo largo de mi vida y que tantas satisfacciones me ha dado (no hay más que ver la vida de mis coetáneos y felicitarse una y otra vez por mi sabia decisión).
Los propios Ganglios estuvieron viendo el concierto de Raúl Peligro y parecieron disfrutar; me han comentado que Xoxé está últimamente interesado en el rap, así que esa mezcla de rap, pop y electrónica debió ser de su agrado. Con Xoxé estaba como no su hermano Rafa y una chica con el pelo moreno y una camiseta con la palabra “LOL” en letras grande. En un primer momento pensé que Leli se había cambiado el color del pelo; luego me di cuenta que no era ella aunque sin duda parecía una versión morena de la teclista, misma estatura, misma vestimenta… El público aprovechaba para pedirle a Xoxé fotos a las cuales este accedía a pesar de estar disfrutando del concierto de Raúl Peligro.
Con poco tiempo entre actuación y actuación, Los Ganglios suben al escenario y mis sospechas se hicieron realidad, Loli había sido sustituida por la nueva incorporación Mariana (que así dijo Xoxé que se llamaba, aunque vete tú a saber, porque como es sabido a Los Ganglios les gusta jugar con los nombres). Empezaron con la enérgica “Mimetic motherfucker”, una canción que aunque relate hechos del pasado esta sin duda y por desgracia de actualidad con tanta corrupción a nuestro alrededor. Comienzo de fiesta que continuaría con esos muchachitos cometiendo todo tipo de excesos en las fiestas de “El Molino”, un acelerado tema punk que consigue que tengas ganas de irte a las fiestas de Montijo para verlo en primera persona. Como otras tantas, una canción aun no publicada que espera su momento. A este grupo pertenece también “Granadas de mano” que juraría comparte el mismo fondo musical aunque esta vez el argumento es totalmente distinto, pues este tema es la historia de un gracioso que le da por tirar una granada en el terrario y empiezan todos los bichos a escaparse, siendo eso un sindios.
Los hits no podían faltar, los Ganglios han conseguido llevar a esta categoría un número no pequeño de sus canciones, temas que son coreados de principio a fin por el público; eso tiene un mérito tremendo teniendo en cuenta que esas canciones jamás han sonado en emisoras comerciales. “Hay” como siempre nos trasladó a ese futuro inhóspito donde no hay nada de lo que nos prometieron, pero sigue habiendo cosas horribles como machetes, puñales, piojos, peperos, etc. Siguieron con el tema del futuro negro con “Badajoz 2222” donde nos describen una Extremadura postnuclear donde la gente lucha por su vida de forma desesperada. Tampoco podía faltar “la cumbia de Felix y Jacques”, un festivo homenaje a esos dos grandes hombres donde no faltaron las caretas de los dos protagonistas.
El grupo estuvo más que eficiente en todo el concierto, Xoxé con doble micrófono (uno en plan Ralf Hutter y otro normal), Rafa muy activo en guitarra y coros mientras que Mariana hacia el papel de Leli sin ninguna dificultad incluso poniendo la voz femenina en “Al final” y haciendo varias partes de vocoder en algunas canciones. Precisamente estrenaron en directo esta “Al final” de su último álbum “Lubricante”, a la cual continuó “Amelie Poulain”, algo totalmente lógico pues “Al final” es claramente la primera parte de “Amelie”; curioso lo de hacer a posteriori no la segunda parte de una canción sino la primera. No podía faltar el “momento Rausan” con “El regalo”, donde el grupo regala al público varios ítems del famoso establecimiento, entre ellos una valiosísima funda para el pasaporte. Desgraciadamente nunca he conseguido hacerme con ella en los conciertos así que habrá que hacer un viaje a Barcelona con parada en tan ilustre lugar del universo porc. Tampoco podía faltar su particular homenaje a la cinta “VHS”, que aunque todos los que tenemos una edad sabemos que era una porquería de formato, lo cierto es que reconforta más y mejor que el DVD.
Hubo varios cambios con respecto al anterior concierto madrileño en la sala but, en la Mobydick tocarían “Canción oriental”, haciendo Mariana la voz femenina y estrenarían “Galletas y cereales” sobre el drama de la clase obrera que no puede acceder a productos de marca y se tienen que conformar con el pájaro de Auchan, o lo que es peor, la manita verde que te avisa que si te lo comes no morirás pero que, bueno, para tu salud tampoco va a ser. A mitad del setlist como de costumbre sonó quizás su tema más popular “LOL” que el público celebraría de forma muy entusiasta. Canciones sobre la decadente condición humana como “Viejo sátiro hipertenso” o “Calvario” fueron coreadas y aplaudidas a rabiar, la segunda incluso más que “Babieca hiede” (otro de los hits de “Lubricante”) que contaría además con coreografía espontanea de caballos. No faltó la bocina bacala de Xoxé ni canciones como “El bakalao”, la historia del primo bakala de Xoxé y Rafa que se dedica a componer canciones de puto bakalao que duran diez minutos.
El concierto acabó como tenía que acabar, con la obsesiva “Color de rosa”, mi canción favorita de los Ganglios, la cual en directo suena atronadora multiplicando sus bpms. El grupo se despide y un fondo con una imagen bastante friki de Franco en amarillo queda fijo en la pantalla. Como era de esperar el grupo volvió para hacer el número bakala de Kike el Makineto, es decir “El subiduki”, un clásico para la despedida, había gente a mi lado que se reía con lo del “nokia to puntero”, porque claro ahora los nokias se han quedado un tanto antiguos, pero la canción está ambientada años atrás cuando los chavales se reunían con los coches tuneados, unos litros y música mákina a todo trapo y en esa época los nokias si eran bien punteros.
El show estaba acabado pero el público quería más y más. De la mitad hacia el final del concierto el público demandaba sin parar “El Quijote P” una de las canciones más desternillantes y bailables de su último disco. Ya al final del concierto los gritos del respetable pidiendo la canción no dejaron indiferente a Xoxe que dijo “el Quijote no que es muy fea”; seguramente no la tenían preparada, los Ganglios hacen lo que les da la gana con sus setlist y son capaces de dejarse fuera hits como “La guapa y los ninjas”. También es verdad que “El Quijote P” no es una canción fácil de hacer en directo ya que tiene varias voces y mucho vocoder, pero supongo que el grupo tomaría nota y quizás la tengamos pronto en el setlist. Como el público estaba realmente eufórico, a pesar de tener costumbre de acabar con “El subiduki”, decidieron repetir “El Molino” con sus muchachos y sus excesos, así acabo un concierto donde los Ganglios volvieron a demostrar su poder de convocatoria en tiempo record y lo bien que son acogidos cada vez que vienen a Madrid. Salí medio afónico de tanto cantar. Si Los Ganglios actúan cerca de su domicilio no se los pierdan, no les dejaran indiferentes.

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