Primero de todo, les informamos que ya tenemos fecha para el regreso tras las vacaciones: retomaremos la actividad habitual el próximo viernes 19 o sábado 20 de septiembre con un artículo de revisión de disco semanal. La temporada de radio la retomaremos el 2º fin de semana de octubre. Dicho esto, al lío correspondiente a otra de las excepciones a nuestro largo descanso veraniego. Nada mejor que iniciar el duro año (porque el año de verdad,
salvo para ociosos, desempleados, jubilados, prejubilados y otros colectivos,
comienza en septiembre) que arrancar de la mano de algún concierto de fin de
semana en esos primeros compases. Desde hace ya unos años tenemos esa suerte de
tener planes de este tipo y se los hemos ido contando año tras año. Tenía mis
dudas para este 2014, ya que solamente atisbaba en el horizonte la entrada que
ya tengo para saldar mi deuda en directo con Morrissey ya en octubre, pero
gracias a nuestro amigo y tertuliano radiofónico Luis Felipe Novalvos, el
pasado sábado disfrutamos de un evento muy apañado.
Además, la cosa venía al pelo, ya que si voy a ver a Morrissey
en breve, ¿qué mejor que abrir boca casi un mes antes con su alumno aventajado
en España, Mikel Erentxun, aunque solamente sea por los correctos tributos que
ha hecho al ex-líder de The Smiths en forma de versiones? Y es que Duncan Dhu
se reunieron hace unos meses para hacer un nuevo disco de estudio, “El Duelo”,
y de paso salir a la carretera para presentarlo y desempolvar muchas glorias
que en forma de canción han en su historia discográfica.
La cita era para el sábado a las 22h en pleno centro de Pozuelo
de Alarcón. Me enteré de la cosa el viernes por la tarde y decidimos apuntarnos
a mediodía del mismo día del concierto. Había que desplazarse en coche hasta la
otra punta de Madrid, teniendo en cuenta nuestra aún residencia en Torrejón de
Ardoz, pero el gasto de gasolina se veía compensado por la gratuidad del evento
y las ganas de ver a Duncan Dhu en directo, ya que hasta la fecha solamente
había visto en directo a Mikel en solitario en un concierto que ofreció en la
pradera de San Isidro, en un rincón perdido de la misma, allá, creo, por mayo
de 2009. Aquel día se centró en su repertorio en solitario, rescatando
afortunadamente “En algún lugar” de su discografía en Duncan Dhu.
Quedamos en la residencia de fin de semana del señor
Novalvos a las 21h y en 2 coches salimos para el centro, en pro de buscar 2
sitios de aparcamiento, lo cual resultó algo difícil y derivó en un duro paseo
por las siempre estrechas calles del centro de los pueblos. Con todo, tuvimos
suerte y aparcamos en una calle de chalets que estaba a unos 7 u 8 minutos
andando de la plaza donde tenía lugar el concierto. Se terminó llenando la
plaza del doctor Vallet, pero sin llegar a experimentar apreturas insufribles.
El ambiente era muy familiar. Situándonos en 3ª fila según miras al escenario a
la derecha del mismo, en las filas delanteras veíamos varias familias en
compañía de hijos menores, donde los cabeza de familia claramente iban a
escuchar muchas de las canciones que antaño formaran parte de su juventud.
A las 22h en punto se apagaron las luces y salió poco a poco
la banda con Mikel Erentxun en último lugar. No veíamos a Diego Vasallo.
Posteriormente Mikel dedicó la canción título del último disco del grupo al
mismo, especificando que estaba en San Sebastián. A Luis Felipe Novalvos le
fastidió mucho este asunto, ya que él es admirador de muchas cosas que ha hecho
Vasallo en solitario. A mí también me fastidió, ya que siempre gusta ver a una
banda con su formación al uso y más con presencia de componentes tan relevantes
como el caso de Diego Vasallo. En fin, pasamos el hecho por encima y nos
centramos en disfrutar de lo que Erentxun y su nutrida banda iban a disponer.
Comenzó la música con los ritmos más country que rockabilly
de varios temas que forman parte de “El Duelo”. Hasta cumplida casi media hora
de actuación se resistiría el primero de los clásicos auténticos de Duncan Dhu.
Fue cuando “Jardín de rosas” sonó en perfecta sintonía o conjunción con el
público que coreó la canción a más no poder. “A tu lado” le tomó el relevo,
poniéndose la atmósfera más emotiva que nunca hasta ese momento.
El concierto fue un ir y venir del country, al rockabilly y
del rock al pop sentimental. Todo ello con un Mikel Erentxun entonado, con su
guitarra al cuello con su apellido incrustado en el cinturón de la misma. Mikel
peleó con una púa traicionera que se le coló en el núcleo de su guitarra
española antes de interpretar otro de los pasajes míticos de Duncan Dhu “Una
calle de París” y mantuvo fuerzas hasta el final de la actuación; de hecho, en
los bises, se subió a los bafles para marcarse unos bailes muy a lo Elvis
Presley, terminando su sesión de movimientos de cadera y pelvis con un brinco
desde esas alturas hasta el suelo del escenario ante el que mantuvo el tipo con
solvencia.
Por cierto, en el pasaje de la púa dentro de la guitarra
antes de “Una calle de París”, el público empezó a corear “No pasa nada”, a lo
que Mikel respondió “tenemos a Arkonada”; detalle este del buen talante de esta
personalidad de nuestro pop, al que siempre he llamado para mis adentros “el
birras” (motivado por la letra de una canción suya en solitario llamada “Mañana”, que decía en la
letra “vamos a gastarnos unas cuantas noches más…”, que yo reinterpretaba en
“vamos a tomarnos unas birras por ahí…” porque siempre he visto a Mikel como un
serio candidato a figurar en las listas de esas encuestas que hacen por ahí
sobre con quién te tomarías una cerveza). Dicha esta chorrada, una más de las
mías que pocos entienden, continuemos con la tónica seria de la crónica en sí
del concierto.
Duncan Dhu mantuvieron la lógica estructural de un concierto
para una banda con una trayectoria semejante a la suya. Es decir, que en la
última media hora de actuación y bises fue donde cayeron casi seguidas todas
las grandes piezas en forma de canción de su historia. Al igual que aquel día
viendo a Erentxun en solitario (aunque en esta ocasión la cosa era más o menos
lo mismo, aunque llamándose Duncan Dhu y tocando el repertorio del grupo por
pura lógica) en la pradera de San Isidro años atrás, me quedé totalmente
embobado escuchando en directo una de las canciones que considero sin duda una
de las que debe formar parte del “Top 10” de la historia del pop español: “En algún
lugar”. Mikel varió la entonación en algunos versos, sobre todo en el
estribillo, el cual cantó en tono muy relajado, pero el resultado fue
igualmente bueno. Simplemente por este momento ya mereció la pena darse el
paseo hasta Pozuelo de Alarcón, lugar que alguna que otra vez visito (no muy
lejos del lugar del concierto) para jugar al fútbol 11 en el torneo Bunwer
contra gloriosos equipos de dicho torneo como son el AAPLA o el Cafetería Los
Arcos (antiguo Embutidos La
Nuncia). Con “En algún lugar” se puso final a la parte
principal del concierto, con la 1ª despedida del grupo para retornar luego con
los bises. La gente, nerviosa, se afanaba en pedir “otra, otra”, con la
seguridad de que la cosa no podía terminar ahí.
Y, por supuesto, en los bises apareció la otra ineludible:
“Cien gaviotas”. El público la acogió con muchas ganas, pero con más ganas
cogieron “Esos ojos negros”, la cual fue protagonista del 2º bis de la noche.
Tras un correcto escrutinio de clásicos y nuevos temas, bien distribuidos en
hora y 40 minutos de actuación, Mikel Erentxun y el resto de la banda de Duncan
Dhu en directo se marcharon a los camerinos. Dejó muy buen sabor de boca y
demostraron que merece la pena verles moverse en directo. Luis Felipe Novalvos
me comentó que por lo visto Vasallo y Erentxun han decidido dejarlo tras la
gira, hasta volverse a reunir… Dios sabe cuando. Creo que hay que valorar en
positivo este regreso puntual de Duncan Dhu, tanto por el correcto disco de
toque tan country, como por lo que nosotros hemos vivido en directo. Por
cierto, incluso los temas más clásicos han sido retocados en detalles sonando
algo más country de lo que suenan en su versión de estudio.
Terminado el concierto tuvo lugar una traca de fuegos
artificiales y una sesión de dj algo arriesgada, donde se mezclaban temas de
una forma algo confusa. Mientras, nosotros nos fuimos a uno de esos sitios de
verbena donde se provee comida potente para engullir unos buenos bocatas de
chorizo rojo frito (que me pirran; el día que me lo prohíba el médico me matan
en vida) y patatas asadas rellenas, con su bebida y botellas de agua buen
precio. Estuvimos un buen rato en compañía de Luis Felipe Novalvos y su
familia, disfrutando de una agradable conversación. Sobre las 2.30h, que ya
estaba bien, nos levantamos y tomamos el coche para retornar a Madrid lo antes
posible para dormir a pierna suelta, que el mismo sábado habíamos madrugado
para hacer deporte.
La verdad es que fue un placer. Por todo. Por la música de
Duncan Dhu y el buen concierto que ofrecieron y porque da gusto tener amistad
con gente tan maja y educada como es Luis Felipe Novalvos. Todo muy positivo.
Lo único que espero es que si vuelvo a tener la oportunidad de ver a Duncan Dhu
en directo esté Diego Vasallo en el escenario junto a Mikel Erentxun. Por lo
demás, nada que objetar. Todo muy bien.
2 comentarios:
he disfrutad mucho leyendo esto Abacab, Duncan Dhu ha sido uno de mis grupos pop referentes de este pais, mira la cancion de a tu lado no la conocia y me he puesto a escucharla y es preciosa. en fin una pena que faltase Vasallo pero parece que fue un concierto agradable
Jairo, primero de todo, disculpas por la tardanza en responder.
Fue un gran concierto de Erentxun bajo el nombre de Duncan Dhu. Gracias a L.F. Novalvos nos enteramos y pudimos asistir, al margen de compartir una agradable velada con él y su familia antes, durante y después del show.
Gracias por escribir.
Publicar un comentario