Como si de una sesión de cine de barrio antigua se tratase,
el ayuntamiento de Móstoles programó para la noche de domingo de sus fiestas un
programa doble de concierto en el parque Liana. Alternaban con las opciones el
pop melódico y consolidado de Efecto Mariposa con el rock indie y enérgico de
los emergentes Izal, formación que quizás ha sido la sensación de la pasada
temporada 2013/2014 y que lo siguen siendo en este año 2014.
Ya lo saben, si es que han leído crónicas anteriores de
conciertos en Móstoles que hemos publicado, que la ciudad nos pilla a
contrapié, pero nos armamos de valor, con el jodido horizonte de un lunes
laboral amenazando el panorama, y para mitigar los madrugones del día siguiente,
esta vez optamos por el coche privado para ir. Tras sortear las malas
indicaciones de la A-5
para meterte en Móstoles, aparcamos razonablemente cerca del recinto. Nos
fuimos a cenar algo antes de meternos en las primeras filas y esta vez nos
conseguimos poner en 2ª o 3ª fila, sin experimentar mayores apreturas. Parecía
que el “factor domingo” iba a echar por tierra la afluencia notable, pero para
las 22.30h, hora a la que salieron a escena Efecto Mariposa, la plazuela del
parque registraba un aforo notable.
No sabía en qué orden iba a ir la noche y por tanto fue una
sorpresa ver a Efecto Mariposa en 1er. lugar. Cuando vi aparecer a Frasco con
su bajo y a Freddy a la batería, no cabían mayores dudas. Susana Alva entró con
fuerza, con una canción del último disco de la banda, que funcionó muy bien
para abrir el repertorio. Hacía varios años que no veía al grupo en acción. En
2005 les seguí muy de cerca con el lanzamiento de su disco “Complejidad”, un
trabajo que me llamó la atención sobre todo por su primer single “Otra
historia”, canción que, por cierto, el grupo en esta ocasión se dejó en el
olvido. En aquellos días de 2005 recuerdo de estar una tarde de junio en el
parque del oeste y escuchar de lejos música que asociaba al grupo. Resultó que
estaban en San Antonio de la
Florida dando un concierto y llegamos a verles las últimas 5
canciones. Aquel mismo año les vi tocar en las fiestas del parque Berlín a
finales de septiembre. Un tiempo después, en una semana de la juventud de
Torrejón de Ardoz, vi al grupo por última vez en directo. Aquello fue en
noviembre de 2007. Abajo Frasco al bajo, dándolo todo.
Al grupo le ha ido bastante bien desde entonces. Han
conseguido insertar buenos éxitos en la memoria colectiva como el “No me crees”
con la inestimable colaboración de nuestro amigo Javier Ojeda de Danza Invisible que estaba
incluido en aquel citado “Complejidad” o más recientemente “Por quererte”, una
grandísima canción pop que se encargó de poner el punto y final al repertorio
del grupo tras hora y media de actuación en lo que fue el único bis que se pudieron
permitir.
“Sola” solamente sonó en formato acústico con el piano
afinado y no completa, formando parte de la intro de la versión tan famosa que
tiene el grupo de “El Mundo”. No faltó la ya comentada “No me crees”, que sin
duda fue uno de los grandísimos momentos del evento, con el público coreando a
la perfección y al unísono varias de las estrofas que Susana Alva dejó al
respetable extendiendo su brazo con el micro en mano.
Quizás hubo un sector mediada la actuación que estuvo
nutrido en exceso de temas nuevos, que supuso una bajada respecto al comienzo,
que fue muy bueno y atinado, con un quinteto inicial de temas muy apropiados y
con el final que incluyó por lógica los grandes éxitos comentados. Aparte de
esto, también considero un pero ciertas ausencias como la comentada “Otra
historia” o “Qué más da”, un tema cañero y algo canalla, que era de las pistas
más destacables dentro de la discografía primeriza de Efecto Mariposa. Al
menos, aunque ya hace tiempo de ello, yo ya viví este par de temas en directo
en aquellas otras actuaciones.
Susana Alva estuvo tremendamente dicharachera con el público
mostoleño. Habló por los codos entre canción y canción; de hecho, no recordaba
que fuera tan enrollada, aunque sería injusto decir aquí que tuviera en el
recuerdo una imagen suya seca o borde. Se vio que disfrutó mucho de la noche y
del aforo que lograron reunir para verles. Efecto Mariposa cumplió
sobradamente, aunque quizás no sea la actuación que más me ha convencido de las
4 veces que les he visto hasta la fecha. En ese particular ranking que quedaría
con aquel concierto tan de barrio que ofrecieron en el miniauditorio que tiene
el parque Berlín de Madrid en septiembre de 2005.
Los roadies se afanaron en limpiar el set de escenario de
Efecto Mariposa y adelantar y colocar todo lo que necesitaban Izal para su
concierto. Por cierto, en los bises de Efecto Mariposa, hubo una avalancha
gafapasta (sector de público de conciertos que no necesariamente son muy
educados por mucho que presuman de “hipsterismo” en sus trabajos o centros de
estudio pavoneándose de escuchar a gente como los propios Izal o Lori Meyers -a
los que nos perdimos la semana anterior en Alcorcón en un jodido jueves-) que
acabó con nuestra posición desahogada, moviéndose con vehemencia y mucha falta
de respeto en pro de la 1ª fila, apretujando un montón las primeras filas; la
normalidad se recuperaría cuando varios curiosos situados en las primeras filas
que llevaban desde el comienzo de Efecto Mariposa, fueron enfilando el camino a
casa.
Confesémonos: he aquí un inexperto en lo que a Izal se
refiere, más allá de algunos de sus videoclips o singles. Sin embargo, el
motivo principal para ir a Móstoles este domingo fueron ellos; ya si de paso
iba a volver a Efecto Mariposa en directo tras tanto tiempo, pues miel sobre
hojuelas, la verdad. Fue Adolfo García, compañero de radio en Radio
Universitaria de Alcalá de Henares y parte importante del mítico programa
“Cualkier Día” quien en la asamblea extraordinaria de inicio de temporada el
pasado jueves 11 de septiembre quien me avisó de la actuación de Izal, tras yo
comentarle que iba a ir a Móstoles al día siguiente a ver a la mítica Bonnie
Tyler. Primeramente le dije que un domingo me echaba para atrás, pero poco a
poco el gusanillo de ver a la gran sensación indie de la temporada me fue
ganando y convenciendo para, aún que somos relativamente jóvenes, afrontar este
envite.
Pues Mikel y los suyos comenzaron con su repertorio a eso de
las 00.30h. Y empezaron dándolo todo, con mucha intensidad, fuerza y guitarras.
Mikel es un tío de presencia notable; uno de esos que puede discutirme en
cuestiones de altura, y al que ya vimos hace unos meses junto a los Kuve en su concierto de fin de año en la sala Costello; por cierto, una pena la marcha de
Carlos Otero, ya que él y Maryan Frutos tenían todo para triunfar
definitivamente no a muy largo plazo. No obstante, Maryan, chica resuelta, ya
me comentó tras el concierto de Department en la sala El Sol que está manos a
la obra reinventando su carrera musical. Bueno, no perdamos la “perspectiva
Izal”.
Aparte del fenómeno en sí, ya que a las bandas hay que
verlas en su mejor momento (siempre he pensado eso), una canción y vivirla en
directo es el otro factor que me hizo moverme otra vez a Móstoles para ver a
Izal. Me refiero a la festiva “Qué bien”, un tema que, por otro lado, es una
rara avis dentro del repertorio del grupo, ya que es bastante pop y happy,
alejándose de la rabia e intensidad que en formato rock ofrecen los Izal por
general.
Recuerdo que vi un capítulo del fabuloso programa que ha
estado haciendo el gran Santi Alcanda para Kiss Tv llamado “Masterclass”, donde
entrevistó a Mikel. Alcanda es un tío con buen gusto y con mucho sentido dedicó
un sector de la entrevista a hablar de “Qué bien” y de su importante papel en
la proyección y crecimiento mediático de Izal. Lo que me sorprendió es que
saliera en 4º o 5º lugar del set list, demasiado pronto. Me la imaginaba
incluso como fin de fiesta, con lo que me equivoqué de pleno. La disfruté
muchísimo y lo que se me pasó ver es si había algún sector del público que
imitaran la coreografía del video tan floripondio que tiene este temazo.
También hay que comentar que Izal compraron unos cacharros de esos que explotan
confetti y los tiraron al público para que los detonaran en el momento de la
canción que les diera el subidón.
Alguno podría decir: “pues
ya que la tocaron y fuiste por ello, teniendo que madrugar al día siguiente,
haberte vuelto ya a casa”. Eso, como seguramente diría Tino Casal, sería
una falta de respeto descomunal. Además, ¿qué mejor manera de ir conociendo la
discografía del grupo que escuchar sus tomas en directo? Por lo que comprobé,
Izal tiene en su repertorio temas de notable evolución, con cambios de ritmo
realmente notables, pasando de la calma a la histeria en cuestión de segundos,
pero con la habilidad pasmosa de que la cosa no chirríe para nada.
En cuestiones de fans, la gente coreaba sus canciones a
pulmón roto sin ninguna excepción. El grupo era consciente de qué día de la
semana era y Mikel hizo una encuesta a mano alzada de la gente que tenía que ir
a currar al día siguiente. Se sorprendió del resultado, para bien, y dio las
gracias por ello. Izal cumplieron hora y 3 cuartos de actuación. Ya avisaron
que disponían de un repertorio amplio para esa noche y lo terminaron con uno de
los temas más queridos por sus incondicionales, “La mujer de verde”. Abajo uno de los miembros de Izal, de gravísimo parecido con el futbolista Diego Costa o con el cantante de Foals.
Izal mostraron muy buena conjunción en su quinteto.
Claramente Mikel lidera la banda. Es un tío que derrocha carisma y magnetismo.
Se mueve en escena con soltura, dándole igual que esté con una guitarra
acústica, eléctrica o con el micro en mano sin más; en uno de esos momentos se
marcó una broma entrevistando a uno de sus compañeros en plan Isabel Gemio,
como dijo él. Abajo Mikel solamente con el micro en la mano precisamente.
Eran las 2.15h y habíamos podido comprobar lo que son Izal a
día de hoy. Son claramente la banda del año. Si 2008 fue el año de Vetusta
Morla, 2009 el de Love Of Lesbian, 2011 el de Second y 2012 el de
Supersubmarina, por citar algunos grupos dominadores del asunto en el
territorio indie, 2014 es de Izal. Claramente. ¿Una prueba más de ello?: el 11
de abril de 2015 actúan en solitario en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. A
ese sitio no va cualquiera. Tomen nota, al igual que gesticuló Mikel cuando
citó este futuro evento en el tramo final del concierto.
Era muy tarde ya. Nos fuimos a buscar una fuente con agua
corriente y potable que nos recuperara el aliento tras más de 3 horas de pié en
el mismo sitio y sorteamos buenamente el leve chispeo que venía del cielo, el cual
comenzó ya con la penúltima canción de Izal. Luego la cosa fue a peor y en la M-40 , perfectamente a oscuras
en el sector sur de la misma, no se veía un carajo con la lluvia intensa que
caía.
Mereció mucha la pena volver a Móstoles. Fue un tanto a favor de la
concejalía correspondiente este programa doble de su domingo de fiestas y les
reconocemos mucho que arriesguen y metan a un grupo relevante del sector
independiente en sus conciertos. Seguro que si en próximos años sigue así la
cosa, volveremos por las tierras mostoleñas.
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