Desafiando a la interesante programación de San Isidro, esa noche con conciertos llamativos como el de Anni B. Sweet o el de Miqui Puig & ACP (dentro de nuestras filias), en la sala Maravillas se consiguió contraatacar llenando prácticamente el aforo a base de una potente sesión de rock a cargo de 2 bandas. Los elegidos para el desafío fueron VAM y The Seventy 4Four’s.
La apertura de puertas era a las 21.30h y la apertura del fuego era a las 22.00h. Nosotros llegamos a la Maravillas 5 minutos antes de las 22h y el local aún estaba con una entrada discretita. Con ello tuvieron que comenzar The Seventy 4Four’s a bregar. A base de un repertorio de covers rockeras, todas previas a 1974 en las que abundaron piezas del Elvis más movidito, se apoyaron en la potente voz de su cantante Gonzo Baduell, con un registro más que adecuado para el setlist escogido y una formación a base de guitarra (Javier Álvarez)/bajo (Víctor Rionegro)/teclista (Diego Viñal)/batería (Miko García) que sonaron muy bien engranados.
El sonido fue limpio dentro de la potencia y las versiones sonaron fieles y muy adecuadas. Poco a poco la sala iba cogiendo color, si bien en los primeros compases el cantante de The Seventy 4Four’s animó a la gente a llenar las primeras filas (el clásico efecto de timidez que se produce cuando una sala está a medio llenar); esto se curó por el simple hecho de la cada vez más afluencia de gente; de hecho, Carlos Caballero de La Broma Negra llegó al final del repertorio de The Seventy 4Four’s, a tiempo para disfrutar de una notable “Brown sugar” de los Rolling Stones.
3 cuartos de hora bien aprovechados por este quinteto de rock clásico que cedieron el testigo al otro quinteto protagonista de la noche. VAM arrancó con su formación instrumental sin su cantante, con Yunes Mohamedi a la guitarra, Francisco Salvador al bajo, Pamela Blacutt también a la guitarra y Charlie Montoya a la batería, con la intro de “Drácula” y ofrecieron algo más de 50 minutos de concierto en la que se alternaron versiones y temas propios.
Javier Arribas entró cuando finalizó la intro y lideró con su encanto, divismo oscuro y magnetismo personal a VAM desde el micrófono, si bien a ratos las mezclas de las voces no jugaban a su favor. Dentro del repertorio hubo versiones que ya conocíamos de la vez previa que vimos a VAM en La Cocina Rock, como la de “Wicked game” (al estilo HIM) o la de “Loui, Loui”. Las sorpresas agradables vinieron de la mano de las 2 nuevas covers que ofrecieron de “Just like heaven”, y la muy personal toma que hicieron del “All that she wants” de Ace Of Base; Carlos de La Broma Negra la fechaba en la década de los 80, en lugar de en los primeros 90.
Pero VAM van ofreciendo su repertorio propio, con canciones que funcionan como “Nevermore”, “Bittersweet” o “Moonlight” que van conformando su estilo y sonido de forma clara, cosa que pudimos ver lo que estuvimos tanto en este concierto como en el la pasada ocasión en la calle Alberto Alcocer (muchos repitieron, y ya de alguna forma podemos apreciar un cierto “núcleo duro” de fans de VAM en sus shows). El final del concierto con la cover de “Loui, Loui”, con Javier cantando entre el público, fue un buen ejemplo del desparrame rock y buen rollo que hubo; como estábamos al tanto de que podía caer, la grabamos y aquí se la insertamos.
Carlos de LBN y servidor saludamos a Javier al poco de acabar el concierto en la puerta de los camerinos y tiramos a un lugar cercano para cenar algo y mantener una interesante conversación, como siempre que coincidimos con Carlos. En definitiva, pasamos una noche de buen rock a cargo de 2 bandas que ofrecieron intensidad y energía, pero de forma distinta: The Seventy 4Four’s de forma más clásica y canónica del buen rock de los 60-70 y VAM con ese halo de cierta oscuridad que siempre acompaña a Javier Arribas en cualquier proyecto en el que se aventure.
El único punto negativo, del cual ya teníamos noticias por experiencias previas de Alfredo Morales, fue que al estar la sala prácticamente a reventar, pasamos bastante calor. Agradecemos a Javier que contase una vez con “DMR” para que podamos contar de su trayectoria.
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