Después de 7 años desde su última visita a Madrid, OMD volvían de nuevo a la capital para presentar su último álbum “The Punishment Of Luxury” publicado el pasado año y, como no, hacer un repaso por su extensa discografía. En mi opinión la reunión de OMD en la segunda mitad de la década pasada fue un gran acierto y creo que la más digna que se ha producido en lo que respecta a un grupo cuya mayor producción se efectuaría en los años 80. Los conciertos de OMD en España desde que se volvieron a reunir se han traducido en enormes éxitos, aunque hasta ahora en salas pequeñas y festivales. Era lógico que en esta nueva gira los recintos fueran más grandes, de hecho en su concierto de 2011 en la difunta sala Arena se agotaron todas las entradas, al igual que se volvieron a agotar esta vez en la sala Riviera, la más grande de la capital, lo cual se puede considerar todo un éxito.
Había muchas ganas de verlos en Madrid, la gira de “English Electric” (2013) no pudo pasar por España tras la suspensión de la misma por la parada cardiaca del batería Malcom Holmes en un concierto, lo que finalmente le llevaría a dejar definitivamente el grupo y en 2015 ser sustituido por Stuart Kershaw que colaboraría con Andy McCluskey en la etapa en solitario de éste en los años 90. Poco tiempo antes del día del concierto me entero de que no estará la banda completa si no que actuaran Andy y Paul solos en plan dúo technopop; esto me decepcionó, esa austeridad no casaba con una sala llena a reventar de gente esperando la vuelta del grupo. Llegó el día y en la Riviera nos plantamos deseosos de reencontrarnos con Andy y Paul, escuchar algunas de las canciones de su más que aprovechable último álbum, además de recibir la inevitable dosis de nostalgia con sus grandes éxitos.
Conseguimos llegar a una buena posición para visionar el concierto, cuarta fila más o menos. Entonces entró en escena el artista invitado o telonero del cual no sabíamos absolutamente nada, pues nada se anunció previamente. Se trataba de la teclista Martha Hammond conocida por formar parte del grupo Sex Museum, y que presentaba su nuevo proyecto en solitario parapetada tras un montón de teclados y creando ambientes techno muy bailables que a veces sonaban muy alemanes con bases duras y otras nos llevaban a ambientes más hipnóticos y detallistas. Su pequeño concierto fue totalmente instrumental y sin descanso, como si fuera una sesión de dj. A mí me sorprendió y lo disfrute bastante.
Pero como era obvio todos estábamos esperando con impaciencia la llegada de OMD y no se hicieron esperar. Andy y Paul llegaron al escenario tras “La mitrailleuse” tema instrumental de su último álbum que ejerció de introducción para inmediatamente atacar “Ghost star” uno de los temas más destacados de “The Punishment Of Luxury” con sus densas atmosferas y un Andy McCluskey cantando de manera intensa y demostrando que no ha perdido de un ápice de su característico tono de voz. Tras este tema el grupo recibió una enorme ovación que les dejo completamente encantados, Andy nos dice que “hacía mucho tiempo que no estábamos aquí” y era verdad, unos 7 años, mucho tiempo para una ciudad como Madrid que siempre ha demostrado una especial devoción por este grupo.
A continuación Andy nos dijo que esa noche habría canciones nuevas, viejas y mucho baile. Entonces sonó la que es en mi opinión la mejor canción de su último álbum. Se trata de uno de los singles “Isotype” de potentes bases que contrastan con una de las mejores y más pegadizas melodías del dúo. Andy se encontraba en muy buena forma a sus cincuenta y tantos largos y no paró de moverse y animar al público en todo momento. “Isotype” sería muy bien recibida, casi como si fuera uno de sus éxitos sin para nada serlo. Entonces Andy cogió su bajo y nos dijo “el bajo significa canción antigua”, empezando a sonar los primeros acordes de “Messages” uno de los primeros clásicos del dúo incluido en su primer álbum homónimo de 1980. La reacción del público fue entusiasta coreando el estribillo del tema. Sin dejar el bajo Paul y Andy nos ofrecen la irresistible petardada de “Tesla girls” de su album “Junk Culture” (1984) que como era de esperar hizo bailar a todo el mundo.
Una de las mejores canciones de esta última etapa de OMD tras su reunión es “History of modern part 1” tema principal de su álbum “History Of Modern” (2010) y que sonaría pletórica esa noche, con un McCluskey entregado ya sin necesidad de su bajo. Le siguió una emotiva “One more time” de su último álbum, un tema simple pero efectivo y que tiene un muy logrado y melódico puente.
Llegó el primero de los momentos protagonistas de Paul Humphreys, en este caso con el éxito “Forever live and die” de su poco valorado álbum “The Pacific Age” (1986). Mientras Paul se ponía en medio del escenario, Andy se ponía tras el teclado de Paul bailando y dejando que las maquinas hicieran su trabajo, prácticamente no tocaría ni una tecla y es que en este formato de dúo la mayoría de la música la llevan pregrabada, tocando solamente algunas pocas melodías en el sintetizador.
El siempre ingenioso Andy nos introduce la siguiente canción cachondeándose un poco de Hollywood y de esos tiempos en los que eran famosos en América. Estaba claro que tenía que sonar su gran éxito americano “If you leave”, una canción que a mí sinceramente no me gusta por demasiado azucarada, pero que reconozco que forma parte de los buenos recuerdos de bastante gente de la que allí se dio cita y que en su día cayeron enamorados de Molly Ringwald y la película “Pretty In Pink”, en cuya banda sonora se incluyó este tema.
Tras esta concesión cinematográfica llega un bloque de canciones pertenecientes a su álbum clásico “Architecture And Morality” (1981). La primera en hacer aparición seria “Souvenir” teniendo Paul su segundo momento de gloria de la noche con Andy al bajo en un segundo plano. Un Andy que recupera su protagonismo en los dos siguientes temas “Joan of Arc” y “Maid of Orleans”, dos canciones imprescindibles en sus conciertos y que no necesitan presentación. Andy realizaría su clásico baile a lo Ian Curtis en ésta última y tras ella una enorme ovación del público deja al grupo paralizado; por la cara que tenían no se lo podían creer, estábamos a mitad de concierto pero cualquiera diría que era el bis final.
En este punto Andy y Paul podían haberse quedado durante muchos minutos recibiendo los aplausos del público pero había que continuar, lo hicieron con otro tema de “Junk Culture”, el medio tiempo “Talking loud and clear”, una canción perfecta para tomar impulso tras la descarga de energía anterior. Tras este tema llega el tercer momento estrella de Paul en la interpretación del que es hasta ahora el último single del grupo “What have we done”, otro de los momentos más notables de su último álbum. Esta vez Paul ha acertado al elegir su canción protagonista en el último álbum de OMD. “What have we done” sonó majestuosa con esos juegos corales que recuerdan a su mejor época.
Andy nos anuncia con sorna que a partir de ahora solo habrá canciones de pop comercial bailable y que si no interesa, los más intelectuales se pueden ir a casa. Así empezó la muy popera “So in love” de su álbum “Crush” (1985) que esta vez no contaría con el saxo de Martin Cooper, sino que éste lo llevarían completamente grabado (en “If you leave” también pasó). El pop comercial no pararía y sonaría el gran éxito “locomotion”, tercer tema de la noche del álbum “Junk Culture” que estaría muy bien representado en el concierto. Como era de esperar, llegó el tema que da título a su último álbum “The punishment of luxury”, un tema de electrónica bailable, fluido y con una de esas melodías características del grupo que se te quedan a la primera, fue la última canción nueva que tocaron demostrando que sus nuevas composiciones no desentonan para nada con sus clásicos. Íbamos llegando a la recta final donde sonó uno de los éxitos de la etapa en solitario de Andy al mando de OMD. Fue el muy destacado “Sailing on the seven seas” perteneciente al lp “Sugartax” (1991), un tema que destaca sobre todo por su excelente percusión y que pudo haber sonado mejor si Stuart Kershaw hubiese estado a la batería.
El broche final lo pondría el clásico “Enola gay”, incluido originalmente en su álbum “Organisation” (1980). Es quizás el tema más reconocible de toda la discografía del grupo ¿Quién no conoce “Enola gay”? Aquí la euforia del público fue algo que desbordó al propio grupo que no podía creer que minutos después de acabar la canción, los asistentes no paraban de corear el estribillo. Andy nos dice que volverán muy pronto y con la banda al completo; pude intuir un cierto sentimiento de culpa, ya que pienso que Andy y Paul eran conscientes de su gran triunfo con una propuesta escénica demasiado simple.
Como era obligado llegaron los bises que comenzarían con otro éxito de “Sugartax”, se trata de la entrañable “Pandora’s box” una de mis canciones preferidas de la etapa de los 90 de OMD que sonaría pletórica. El segundo bis fue para Paul que tendría su cuarto y último momento protagonista con “Secret”, otro tema del album “Crush”, mientras Andy se ocupaba del bajo. El punto final fue como no podía ser de otra manera fue el clásico “Electricity” su tema más antiguo y también el más rápido (así lo presentó Andy). El grupo se despide de nosotros tras ser repetidas veces ovacionado dándose todo un baño de éxito.
OMD nos ofrecieron un concierto en el que brillaron sus últimas canciones que supieron combinar a la perfección con sus éxitos más conocidos. Desgraciadamente fueron muy conservadores con el repertorio: un álbum tan importante como “Dazzle Ships” (1983) no estaría representado por ninguna canción y tampoco hubo ninguna canción que no fuera previsible. En definitiva asistimos a un gran triunfo del grupo cuyo espectáculo se vería afectado por una austeridad extrema; muchas canciones pierden bastante empaque en este limitado formato. Además esto no se vio ni siquiera parcialmente compensado por el aspecto visual. En este sentido OMD no ofrecieron nada, ni proyecciones, ni videos, ni siquiera un miserable decorado, tan solo una cortina negra tras el dúo. Es cierto que muchos harán hincapié en que con tan pocos medios consiguieron tener un éxito enorme, pero yo pienso más bien que una gran noche como la que vivimos pudo ser una velada extraordinaria si no hubiesen sido tan parcos en su propuesta.
Texto y fotografías: Alfredo Morales.
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