ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Hay bandas que tienen una producción prolífica, sin que la cantidad merme la satisfacción del producto obtenido. La Broma Negra es una de esas formaciones que son de las que suelen dar frecuentemente alegrías a sus seguidores en forma de nuevo material. No hace tanto que vio la luz el notable “Déjanos La Luz Encendida”, en el que Carlos y Álex dieron lugar a una entrega muy bien cuidada ya desde la portada (las portadas de las obras de LBN son siempre algo a tener muy en cuenta). Este disco de 2013 reportó nuevos clásicos al repertorio del grupo como es por ejemplo “Heridos”, que no puede faltar en ningún concierto de la banda.
Además, el grupo en esos días ampliaba su nómina de empleados incorporando a David Infantes como teclista y componente oficial. En su día contaron con un batería resuelto como fue Javier Pellín, pero el querer alejarse de la evidencia en la formación hizo que el grupo decidiera dar una vuelta de tuerca a su imagen e incorporaran a Laura Pérez, que en su día ya había participado con La Broma Negra en otros terrenos visuales, como percusionista y tocando de pie, alejándose de la pose habitual de un batería clásico, cosa que vimos en Moby Dick hace unos meses y nos gustó mucho.
Aquel día el grupo presentó en directo “Amigos, Temo Que Ya No Estemos En La Tierra”, un trabajo que considero el más ambicioso en muchos sentidos de LBN, no sé si de toda su trayectoria, pero al menos en mucho tiempo. En este disco, donde la producción se nota más cuidada que nunca, las melodías son nuevamente acertadas y las composiciones nos trasladan por diversos estados de ánimo a través de luces oscuras melódicas, las cuales no son impedimento para a ratos resultar bailables.
La ambición se demuestra también en el excelentísimo trabajo visual del que han disfrutado muchas de las canciones en forma de videoclip. Creo que por ejemplo en este sentido ningún otro disco de La Broma Negra ha disfrutado de tantos videos. Y ya saben que yo, como gran defensor de los videoclips, este aspecto lo considero un punto muy a favor de “Amigos, Temo Que Ya No Estemos En La Tierra” y su universo.
Hay mucha tela que cortar en forma de análisis de canciones. Metámonos en el disco sin más dilación.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Los pies de los santos”: Con una melodía inquietante abre el disco de la mano de “Los pies de los santos”. Carlos Caballero entra con su registro vocal más profundo junto al resto de la instrumentación. La estructura melódica de teclados suena clarísima en producción y sus matices se hacen acreedores de los matices más interesantes del disco. Canción inquietante y latente, de perfil muy sombrío que nos supone un arranque de obra intrigante. Buen prólogo.
2. “La enfermedad del beso”: Mononucleosis, emm, digo “La enfermedad del beso” es la 2ª canción del disco. Canción que ha dispuesto de un videoclip con David, Álex y Carlos en plena naturaleza con túnicas azules y rojas y en el que a veces se juega con el negativo de los fotogramas para cambiar las tonalidades. En el plano musical “La enfermedad del beso” la canción gana ligereza y supone una notable subida de ritmo respecto a la inquietante canción de apertura. Las metáforas en la letra son de inspiración clásica por parte de Carlos con menciones a San José y al controvertido emperador Nerón.
3. “Mientras ella cerraba las cortinas”: El disco prosigue bajando algo en ritmo melódico con respecto a “La enfermedad del beso”. “Mientras ella cerraba las cortinas”, no obstante, creo que transmite sentires parecidos al de la canción previa, pero a menor velocidad. El videoclip me gusta mucho. Es muy sencillo. Se ve a la formación actual al completo en un parque tocando. La imagen es en blanco y negro. Quizás me guste porque me evoca vagamente a ciertas imágenes mi videoclip favorito de The Cure, el de “The hanging garden”.
4. “Despierta a la guardia”: En “Despierta a la guardia” hay fuertes contrastes melódicos. Cuando creemos que estamos ante una canción de tempo animado, resulta que en su estribillo se alcanzan unos momentos de los más intensos y abrasivos del disco. Ha contado también con videoclip, donde vemos a David en poses relajadas, a Álex en actitudes a ratos histriónicas, a Laura sonriente portando algún animalito y a Carlos haciendo el correspondiente playback en plena sierra ¿de Guadarrama? en parajes donde hay caballos como figurantes de excepción. Notable canción que merece mucho la pena escuchar en directo para apreciar la contundencia de sus cambios de ritmo.
5. “Las chicas del Corte Ingles”: Llegamos a un medio tiempo agradable con videoclip grabado en el entorno de la calle Preciados (no podía ser de otra manera por la mención a los grandes almacenes que dominan esa zona) y con Carlos luciendo un look zíngaro con pañuelo, sombrero y pendiente incluidos. “Las chicas del Corte Ingles” tiene un estribillo llevadero en el que Carlos narra las peripecias de un voyeaur de las dependientas de los grandes almacenes. No será la letra más controvertida del disco en tanto al comportamiento de uno de los protagonistas de las creaciones de Carlos. Ya verán luego.
6. “Los hijos de las brujas”: Llegamos al ecuador del disco con “Los hijos de las brujas”, una canción de sonido ensoñador e incluso vagamente bucólico. El videoclip nuevamente sencillo es acertado con LBN en formato de trío (David, Carlos y Álex) caminando por una senda forestal, portando paraguas y recogiendo de cuando en cuando piedras del camino. Final de cara “a” apropiado para darle la vuelta al vinilo.
7. “Los cuerpos celestes”: Una de nuestras favoritas de “Amigos, Temo Que Ya No Estemos En La Tierra” es “Los cuerpos celestes”. Tiene galones por doquier y merecidos todos ellos: primero de los singles, apertura de la cara “b” y videoclip solemne (al igual que la canción en sí) con primer plano de Carlos Caballero sobre llamas ardiendo y flanqueado por Álex, David y por el batería de LBN en aquel breve periodo de tiempo que precedió al lanzamiento del disco Javier Pellín. Gran canción, épica, con partes y sectores geniales en el perfil alto. Carlos brilla vocalmente con notas sostenidas. Puede que por el single con afán de viral que le tomó el relevo haya quedado algo eclipsada, pero a mí no me lo quiere parecer. “Los cuerpos celestes” es el ejemplo de LBN en sus momentos de máxima inspiración.
8. “Santos y señas”: Tras la solemnidad y potencia de “Los cuerpos celestes” LBN miden bien el conjunto del disco y restan hierro al asunto con una pausa llevadera de la mano de “Santos y señas”. Hermana menor de “Las chicas de el Corte Inglés”, por aquello de sus ciertas semejanzas melódicas (si bien las guitarras de Álex no son tan afiladas en esta ocasión), supone quizás el pasaje más suavecito de la obra. Eso sí, termina de forma inquietante.
9. “Canción de cuna”: Sonidos asfixiantes dan lugar a los primeros compases de “Canción de cuna”. Tempo lento, fantasmagórico y vampírico, al que ayuda Carlos adoptando su labor vocal más engravecida. Canción de pesadilla, muy oscura e intensa.
10. “Casas de fieras de El Retiro”: En formato musical sonoro de cierta nana, que por aquello de su título le correspondería más a la canción previa, llega “Casas de fieras de El Retiro”. Sobre esa base onírica se suma el resto de la orquestación donde los sintetizadores de sonido analógico (reminiscentes a ratos del “A Broken Frame” de Depeche Mode). La canción tiene un apéndice o track oculto que es preciso presten atención.
11. “Franco tenía un polvo”: Llegamos al tema viral que el grupo nos dejó entrever cuando les entrevistamos en el programa final de nuestra 6ª temporada. Por desgracia creo que “Franco tenía un polvo” no ha supuesto tanto revuelo como podría haberse supuesto por su controvertido título, el cual no es más que el lema de una camiseta que luce una peculiar chica (de ahí lo comentado antes al hablar de “Las chicas de el Corte Inglés”). Melódicamente es la canción con distancia más bailable del disco. Un hit en toda regla. A ratos suena obsesiva en sus notas, sobre todo cuando Carlos Caballero se desgañita más al micrófono en los estribillos. Su videoclip, con lo que Alfredo Morales cree que es el núcleo duro de seguidores de LBN bailando alrededor del grupo, es cuanto menos curioso.
12. “Agarrado a la cola de un cometa”: Con notas de piano clásico llegamos al punto y final del disco. “Agarrado a la cola de un cometa” se presenta con la voz de Carlos jalonada por efectos que le confieren un cierto halo de fantasma. No deja de tratarse de un epílogo con cierto encanto, pero que nos sirve simplemente para que no se cierre la obra con el trallazo que supondría “Franco tenía un polvo”. Puede que LBN hayan cerrado sus discos con temas más excelsos. No es que este “Agarrado a la cola de un cometa” sea un tema malo, sino que está lejos de ejemplos como “Los muertos” o “El descanso de los bañistas”; es que es difícil competir contra canciones como esas, simplemente eso.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Creemos que La Broma Negra goza de buena salud. Este último disco demuestra que están en forma compositiva y no precisan de dar bandazos para desarrollar sus inquietudes melódicas y líricas. El grupo a día de hoy es un cuarteto, creemos que bien avenido, en el que David Infantes aparece ya consolidado y en el que Laura se está ganando un puesto dentro del grupo.
El disco disfrutó de una puesta de largo en Madrid por todo lo alto. En la Moby Dick registraron un aforo más que notable y sellaron 2 horas de concierto descomunales. Este sábado tendremos una nueva ocasión de comprobar la salud de LBN, que intuimos será buena.
“Amigos, Temo Que Ya No Estemos En La Tierra” consideramos que es un paso adelante del grupo. Persiste en las ideas y estructuras del anterior “Déjanos La Luz Encendida”, pero lo sentimos como un disco más directo; ambicioso, como hemos dicho en nuestra introducción. No debe ser indicador de nada, ya que LBN puede sorprendernos con un disco más sombrío en su siguiente paso y no suceder absolutamente nada. Como siempre, es un disco al que deben conceder sus necesarias escuchas. Melódicamente, como hemos dicho, puede que muchos temas no les tarden tanto en entrar, pero es preciso varias escuchas detenidas a las letras de Carlos Caballero, que nunca da puntada sin hilo.
La portada nos gusta mucho también. Ese grito en segundo plano, de rabia, de telón de fondo sobre el puño cerrado frente a la boca agarrando una cruz en tonos grises es la imagen perfecta para sintetizar la música que contiene. Quizás el verano no sea el momento del año más propio para atreverse a interiorizar un disco de LBN, pero al menos no nos acusarán a “DMR” de hacerles propuestas innovadoras. Atrévanse.
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