ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Hace algunas fechas en una entrevista conjunta a Santi Balmes y Gonçal Planas salió el tema de la evolución del indie español en cuanto a aceptación popular de una década a esta parte (más o menos). En efecto tienen razón, podemos encontrar en nuestra escena musical una serie de grupos que podríamos calificar como… ¿indie mainstream? Repasemos: Vetusta Morla, Lori Meyers, Sidonie, Supersubmarina, Izal, Deluxe (y después Xoel López)… Artistas todos ellos bien conocidos y con razonable capacidad de llegar a la gente, pero que en algún momento son o han sido catalogados dentro de la música independiente. Que conste que a mí me parece de perlas, no obstante tampoco es infrecuente encontrar cejas enarcadas o gestos de desconfianza ante esta progresiva “popularización”. Como esta discusión entre “purismo” y “apertura” lleva visos de convertirse en ancestral me da mucha pereza continuarla, de modo que haré mía la frase del mítico líder de los Kinks, Ray Davies, al decir aquello de: “Música buena es la que me gusta”. El hecho de que alguien pueda vender 1.000, 100.000 o 1.000.000 me resulta irrelevante.
Lori Meyers es uno de estos grupos que han prosperado y han incorporado seguidores de fuera del indie y “Cronolánea” juega un papel importante en esta circunstancia. Es un disco bisagra, con resabios de sus primeros lp’s (“Viaje De Estudios” -2004- y “Hostal Pimodán” -2005-) y donde se aprecian, por otra parte, atisbos de búsqueda de un sonido que pueda ser más amplio. Y efectivamente hay nuevos enfoques y una paleta sonora más variada, todo ello sacrificando algo de vehemencia y fuerza guitarrera en favor de un mayor sentido melódico. También se confirman ciertas tendencias latentes anteriormente; tienes muchas posibilidades de que Lori Meyers te guste si eres aficionado al pop rock clásico de toda la vida de los años 60 y 70, incluyendo al español (a veces me da la impresión de que la influencia de Los Brincos se acrecienta por momentos). Todo ello nos lleva a melodías sencillas, buenas armonías vocales, luminosidad, melancolía no demasiado trágica y en general un aire… encantador. Lori Meyers hicieron un disco bonito, ni más ni menos. Ello no significa que “Cronolánea” sea un disco almibarado, cursi o blandito; también se conservan efluvios de power-pop brioso y enérgico que dan un toque de urgencia e inmediatez que evita que la música se azucare mucho.
Otro elemento importante para esa expansión a otros públicos es la necesaria existencia de hits, o por lo menos canciones con gancho. “Alta Fidelidad” es un single en toda regla, directo, potente, melodioso, tarareable y posiblemente una de las canciones más reseñables del grupo; a su modo un pequeño clásico del indie español de los últimos tiempos. Pero es que el resto de singles tienen también una considerable pegada, tal como veremos luego en el análisis del disco, siendo éstos las excelentes “Luces de neón” y “Luciérnagas y Mariposas”. Son canciones que pueden ser éxitos y probablemente reflejo de una ambición bienintencionada. Es decir, llegar a gente sin sacrificar señas de identidad o integridad artística.
Afortunadamente tenemos entre manos algo más que singles, pues el tracklist el relativamente largo (13 canciones) y apenas tenemos relleno, y el que hay es “aceptable”. Canciones como “La búsqueda del rol”, “Intromisión”, o “Copa para dos”, a modo de ejemplo, mantienen un nivel bastante elevado y eliminan cualquier temor de encontrarnos solamente ante un disco de singles. Hay otros factores que también ayudan a que el disco no se haga pesado ni mucho menos, y es el hecho de que la variedad ahora es mayor. Eventualmente encontramos arreglos de cuerda, guitarras acústicas, pianos, más tonalidades estilísticas, etc. Todo ello supongo que es fruto de una evolución personal, y quizá el nombre del disco lleve consigo esa significación. “Cronolánea” es una mezcla de “cronología” y “miscelánea”, o lo que resultaría de mezclar la madurez propia del paso del tiempo con una visión más variada en múltiples aspectos. Además nos encontramos ante el tercer disco, lo que supone una especie de barrera psicológica que, o bien conduce a la magnificación total o (las más de las veces) a la picota y a la lapidación. En esta ocasión no se siguió ninguno de los derroteros radicales y Lori Meyers salieron relativamente airosos, si bien por los motivos citados en el primer párrafo algunos desertaron. También es cierto que otros muchos se subieron. En cualquier caso la formación del grupo para este disco es: el carismático Antonio López (Noni) como voz principal y guitarra, Alejandro Méndez como voz secundaria y guitarra, Alfredo Núñez en la batería y Sergio Martín en el bajo.
Y ahora, la música.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Intromisión”: Supongo que esta canción es un juego de palabras, al ejercer de “intro” del disco. Es una canción más o menos larga (5:32) donde los primeros minutos son instrumentales y bastante pomposos, con arreglos de cuerda incluidos. A mitad de canción irrumpe la pista vocal con fuerza y vocación saltarina. Buenas armonías vocales y pegadiza melodía se añaden al tema más preciosista del disco. También de los más luminosos.
2. “La búsqueda del rol”: Una canción bonita, incluso adorable. Pop conducido por un sutil y suavísimo punteo de guitarra, remitiendo a los años 60 en este aspecto y también en las voces. En el estribillo la cosa se anima y el ritmo es casi bailable. Al final todo resulta un juego de contrapesos entre lo delicado y rítmico, de tal modo que la canción no es caramelo puro, ni tampoco se pasa con la frivolidad. Letra tirando a melancólica sobre la búsqueda de sitio, identidades. etc. Muy buena.
3. “El secreto mejor guardado”: Pop animoso y alegre. Es una de las tres canciones que canta Alejandro, lo que significa que no es tan delicada pero tiene más jolgorio. Tono desenfadado y alegre que nos muestra que la esencia de Lori Meyers es coincidente con la esencia pop puro y duro bien clásico. Inicio muy disfrutable.
4. “Alta fidelidad”: Y Lori Meyers saca cierto airecillo macarra en este caso. Cabe decir que es uno de los singles por antonomasia de los granadinos y no por casualidad. Directa contundente, afilada, power pop en estado puro. Me parece que efectúa una buena compensación a la delicadeza de los anteriores cortes. Sencilla en estructura musical, también lo es en lo lírico. Parece que habla de un especie de “ni-ni” sin oficio ni beneficio, que encima echa la culpa a los demás de su situación. Imagínense a un especie de “Fumi De Morata” (obra y gracia de José Mota) encabronado con el mundo. La canción, eso sí, muy buena.
5. “Saudade”: Canción de corte acústico y relajado; melancólica y esperanzadora a un tiempo. Habla del tedio y la rutina compensado por el amor. En conjunto es una canción casi folk, reflexiva, y que no se complica la vida. Nuevamente canta Alejandro. No obstante tampoco es de lo más destacable, agradable sin más.
6. “Sin compasión”: Volvemos a coger arrestos y regresamos al pop rock con toques eléctricos. No es tan punzante como “Alta fidelidad” pero tampoco es tan delicado como algunos de los primeros temas, es por lo tanto un medio tiempo brioso y bien armado. La letra eso sí es más bien negativa: “Todo sigue igual o peor que ayer” dice el estribillo. Del mismo modo la voz de Noni no es tan luminosa como en otros cortes, sonando más apesadumbrada.
7. “Cúmulo de propósitos”: La canción es similar a la anterior pero con un toque más sutil. Es decir, estamos en los territorios del pop rock agridulce, a medio camino entre la melancolía y lo desenfadado. Recuperamos terrenos sesenteros de muy buenos fundamentos melódicos, sin complicaciones pero muy tarareables. Bonita canción.
8. “Luciérnagas y Mariposas”: En este caso distingamos lo estrictamente musical de lo vocal. Instrumentalmente, sobre todo si tenemos en cuenta el inicio, suena a rock clásico (más que a pop) y es una canción incluso con cierto músculo. La parte vocal es una de los elementos más hermosos que podemos encontrar en este disco, recuperando la delicadeza de otros cortes. Si juntamos las partes tenemos una muy bonita canción, sumamente emotiva, pero sin desplazarse para nada hacia el lado cursi. Excelente canción donde se palpa su influencia de Los Brincos.
9. “Funcionará”: Canción buenrollista musical y líricamente, que abunda en el pop rock amable y altamente melódico. La instrumentación empieza a hacerse patente en el estribillo, siendo el resto de la pista un vehículo para que el Noni cante. Es decir, no es que estemos inventando la rueda, pero tiene un punto populista y risueño que le hace tener cierto encanto.
10. “Transiberiano”: Una de las canciones más solemnes del disco y por lo tanto una huida del lado amable y naif de Lori Meyers. Se introduce un piano como novedad instrumental y tiene un ligero regusto (no me hagan mucho caso tampoco) a lo “Let it be”. Tiene cierta vocación de himno y aunque algo se nos empapa de tal propósito, tampoco creo que lo haga con la solidez suficiente. No obstante la canción no deja de ser bella; viniendo de este disco casi se le supone.
11. “Un mundo por delante”: Volvemos a una canción desenfadada y divertida, también de las más potentes. En esta ocasión las voces corren a cargo de Alejandro y el resultado es ciertamente divertido, sobre todo cuando alarga las estrofas al decir “no juegues a ser Diooooooos”. Es una vuelta en toda regla al power pop, conteniendo además una letra bastante doméstica sobre los problemas de una pareja para soportarse mutuamente. Nos dice Álvaro: “yo tampoco aguanto tus historias y tus frecuentes neuras de niña tonta”. Tranquilos, el estribillo es más conciliador. Además es una canción saltarina, leve, para divertirse.
12. “Luces de neón”: Uno de los platos fuertes del disco nos llega ya casi al final. De los singles éste es probablemente el más épico de todos. La fórmula es sencilla: una interpretación vocal más intensa por parte de Noni y un implacable ritmo de batería. La producción se orienta más a conseguir un efecto de pegada… Que además consigue. Pegadiza y sentida, la elección como single resulta impecable.
13. “Copa para dos”: Acabamos con una canción jolgoriosa y luminosa, que no obstante es meditabunda en los que a letra concierne. “¿Por qué todo es tan difícil, con lo fácil que es?” se preguntan Lori Meyers. Fácil parece acabar con una canción así, pero el caso es que uno tras escuchar el disco continúa tarareando y moviendo la cabeza al compás. De nuevo el pop se muestra en su magnífica y clásica sencillez. Un final con gracejo y dulzura.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
No deja de ser un álbum de apertura y amplitud, en sus primeros discos, aunque solamente sea por proximidad geográfica, la sombra de Los Planetas era alargada y los vínculos eran inevitables y en muchos caso con razón. Aquí saltaban a un primer plano influencias que ya estaban anteriormente presentes pero de un modo más matizado. Una de ellas es sin duda el pop español de la época “ye-yé”, un estilo que en determinados momentos de nuestra historia musical hubiera significado fusilamiento al amanecer. De hecho, las semillas de este tipo de música ya habían germinado anteriormente en Lori Meyers (en 2005 lanzaron un ep donde versionaron “La caza” de Juan y Junior, canción de 1967), pero en este disco al despojarse de distorsión y de rudeza parece que ganan terreno. Soy consciente de que la moda revival surge periódicamente en infinitas variantes, pero no me deja de parecer meritorio conseguir material de éxito con un pilar musical que muchos pudieran considerar trasnochado (conste que no hablo por mí).
Queda claro que a partir de aquí comienza la época más masiva de Lori Meyers (en la cual siguen inmersos) dada la buena aceptación de sus singles y el tono más o menos accesible del conjunto de las canciones. La cosa continuó con un disco más mediático a todos los niveles, incluyendo un productor decididamente mainstream como Sebastián Krys (luego, no obstante, también produciría “Montaña Rusa” de Second) y un sonido mucho más sintetizado y ochentero. Hablamos de “Cuando El Destino Nos Alcance” (2010), un disco que efectivamente busca un público todavía mucho más amplio, sin que ello signifique una traición a unos principios insobornables o algo así. Cierto es que singles como “Mi realidad” o “¿A-Ha han vuelto?” pueden sonar en cualquier radiofórmula… Y dignificarla. Son singles pegadizos que cualquiera puede disfrutar pero muy gustosamente compuestos e interpretados. Aceptemos pues, que es probable que no vuelvan a lanzar una canción como “Tokyo ya no nos quiere”, pero creo que hay suficiente material como para que no se les caiga el monóculo a los puristas o a los exquisitos. Su última referencia es “Impronta” (2013) donde vuelven a un sonido más orgánico y se traen a un pope del indie español como Ricky Falkner al estudio. No obstante hubo cierto revuelo con el single “Emborracharme” y sus referencias más bien adolescentes al whatsapp (espero que en este caso la letra sea irónica, porque si no… Glups), pero al final ha sido “aceptado” porque por lo menos en lo musical cumple bien. Digamos que es un disco mucho más parecido melódicamente a “Cronolánea”.
En fin, que el disco que nos ocupa es sin duda básico para comprender la popularización de Lori Meyers y claramente una buena piedra de toque para iniciarse con los granadinos. En cualquier caso, si hubiera que resumir en una frase la esencia del disco diríamos que viene a ser un buen álbum de hermoso pop en español. Que no es poco.
Texto: Mariano González.
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