ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Del grupo que nos ocupa hoy, históricamente hablando, estoy a años luz de ser un erudito. Phoenix son una banda francesa (creo que en todo este tiempo es el primer artista francés que pasa por aquí), que llevan desde finales del pasado siglo en activo y que son considerados un referente dentro del sector indie internacional. Por cierto, cantan en inglés, o al menos en lo que conozco de ellos hasta el momento.
Recuerdo que cuando estuve metiéndome en el estupendo disco “Delapso” de los Cyan, en una crítica en Mondosonoro de ese disco comparaban a los de Barcelona con estos Phoenix en algún tema de su tercer disco; creo que era con “Philippe Petit” y decía literalmente algo así: “… también juegan a ser Phoenix en canciones como “Sindrome de Paris” o “Philippe Petit”, con un resultado más que digno.”. Cuanto menos curioso. En aquel momento no conocía casi nada de Phoenix y a día de hoy, bueno, de alguna manera podría verse de la forma que se apuntaba por parte de Marcos Martín en Mondosonoro.
Me surgió mucho la curiosidad definitiva por Phoenix gracias a la difusión en Kiss Tv, ese reducto televisivo maravilloso que nos queda a los aficionados a la música, de los videoclips de sus temas “Entertainment” y “Trying to be cool”. Ahí veíamos a la banda en el 2º de los citados a la banda liderada por el vocalista Thomas Mars (que por aspecto bien podría ser un hijo no reconocido de Mark Hollis de Talk Talk) y al resto de sus componentes donde destaca mucho el aspecto del guitarrista Christian Mazzalai, con su boca tan característica y la mueca perenne que le conlleva en el rostro.
El caso es que la mano derecha radiofónica de “DMR”, Mariano González, tenía material de Phoenix para pasarme y ya poder meterme decididamente. Lo que pasa es que se dio el caso de que el disco que tenía en su poder era el anterior al que toman parte las citadas canciones que conocía, que es hasta la fecha el último de Phoenix de título “Bankrupt!”. El trabajo es de 2009, de gracioso, pretencioso, ambicioso y curioso nombre “Wolfgang Amadeus Phoenix” y según he leído por ahí supuso un regreso glorioso del grupo tras su trabajo de 2006 y de alguna forma su consagración definitiva a nivel de crítica y público. Poco más puedo decirles, por lo que prescindo de paja prosaica absurda y pasamos al análisis tema a tema.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Lisztomania”: “Wolfgang Amadeus Phoenix” empieza con uno de sus mejores momentos o incluso quizás el mejor. “Lisztomania” fue single del disco, con videoclip muy promocional del disco con el grupo llevando un minidirigible con el nombre del disco (motivo de la portada del trabajo) entre otras imágenes. Es una canción de ritmo inquieto y con un estribillo luminoso y con cierto tinte emocional. Está muy bien llevada en su carácter cíclico de estructura. En esta canción se aprecia ese cierto aire sibarita y cool que desprende la música de Phoenix en general y que les hace tan irresistibles. Todo está en perfecta sintonía, incluso los teclados de afilador que se meten en el tramo final.
2. “1901”: Con el 2º tema de mantiene fácilmente el interés. Se pierde algo de brillo o luminosidad, metiendo un cariz más oscuro, pero “1901” afianza una buena apertura de obra. Los teclados entran aquí más decididos con un mayor protagonismo concedido por la producción. Tiene un giro para nada fácil de estrofas a estribillo, con un puente inquietante. En su estribillo, con el papel protagonismo de los teclados para afianzar la repetición vocal de Thomas Mars es donde se alcanza el punto más álgido y luminoso de un tema que no palidece tras tomar el relevo de la gran “Lisztomania”. También fue single, de hecho antes que “Lisztomania”, y es que me dirán ustedes que no tiene carácter de ello.
3. “Fences”: Ahora sí que nos metemos en otro terreno, tras el cierto giro que ya habíamos apreciado en “1901”. Estamos ante una canción muy válida desde el medio tiempo o el perfil bajo. Es un tema latente, con cierta intimidad, donde Mars hace mucho uso de su registro más agudo de incluso falsete. Es otro tema donde se palpa de primera mano la inmejorable labor de arquitectura instrumental de Phoenix. “Fences” por tanto en su 3ª posición de set list juega un doble papel: el de ofrecer variedad sonora a la obra de forma clara y el de apuntalar un disco hasta este minuto de escucha sin la más leve mácula.
4. “Love like a sunset (part 1)”: Y ahora los Phoenix se atreven con una suite. “Love like a sunset” en su 1ª parte destaca por una intro misteriosa y algo oscura que termina concretándose en un largo sector instrumental que progresa de una forma llamativa. Termina poniéndose en su sector final mucho más rítmica e incluso diría que obsesiva, con unos sonidos rudos de adorno que impregnan al disco en estos minutos de una sensación de incógnita ante el comienzo fácil de asimilar que habíamos tenido, en cuyo terceto de apertura “Fences” suponía lo “menos accesible”.
5. “Love like a sunset (part 2)”: En la 2ª parte de “Love like a sunset” entra Mark Hollis… ¡Ejem! Quería decir Thomas Mars, para traer algo de calma a este fin de suite tan cortito, en el que musicalmente parece amanecer tras la tormenta nocturna o sonido de pesadilla de la 1ª parte (que nadie tome estas palabras como algo negativo, cuidado).
6. “Lasso”: “Lasso” abre la cara “b” de lo que sería el vinilo. Y se ve claramente esa estructura, ya que es un tema de gran calado, donde “Phoenix” recuperan el brío y ritmo del inicio de “Wolfgang Amadeus Phoenix”. Fue single, nuevamente con acierto e intención. Tiene un estribillo muy directo (quizás el que más del disco), muy acelerado, en el que la maquinaria sonora brilla, sobre todo en los riffs de guitarras. “Lasso” alterna momentos más intensos con otros más rítmicos o ligeros con tremenda solvencia.
7. “Rome”: Ahora es turno de dejar tanto ritmo y baile para meternos en un tema de cierto medio tiempo. “Rome” también es hasta el momento el pasaje más melancólico en su melodía y sentir que transmite del álbum hasta el momento, quizás solamente discutido en este apartado por la 2ª parte de “Love like a sunset”. En su estructura tiene un sector más íntimo instrumental que divide en 2 mitades al tema.
8. “Countdown”: Volvemos al sentir melódico generalista del disco con “Countdown”, un tema muy del estilo de Phoenix, donde la intensidad esta vez se afianza o concentra en un ritmo no tan acelerado. Los teclados y sus notas tienen gran parte de la culpa de este peculiar resultado. Es un tema que está por estallar en cualquier momento, cosa que en hace por pocos segundos en algún momento, pero que se mantiene en esa retención sonora durante toda su duración. Un tema muy elaborado donde una vez que conoces bien el tema es muy interesante dedicarse a prestar atención a cada uno de los instrumentos y ver como conforman toda la melodía.
9. “Girlfriend”: En “Girlfriend” Phoenix alcanzan el punto medio entre los pasajes más comedidos y más rítmicos del disco. Conseguir esa síntesis general del disco es uno de los puntos a favor de “Girlfriend”, además de su correcto estribillo. Buen tema para ir poniendo punto y final al disco.
10. “Armistice”: Con “Armistice” se pone punto y final a este trabajo. Y Phoenix estiman terminar arriba, con ritmo. Ahora bien, en “Armistice” más que en ningún otro momento de la obra, se ven claramente los parones y arranques melódicos. Sin ser un tema que ofrezca la mejor melodía o estribillo de este “Wolfgang Amadeus Phoenix”, sí que es otro capítulo musical de Phoenix que con nada consiguen dejar muy buenas sensaciones. Y es que el gran sentido del ritmo y melodía de las guitarras y sección rítmica de los franceses deja pasmado a cualquiera. Opino que “Armistice” es más que un correcto final de disco.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Tengo la impresión de que “Wolfgang Amadeus Phoenix” concedió a Phoenix el estatus de tanto respeto que tienen a día de hoy. Y con mucha justicia. Este disco es un trabajo directo. Estamos ante un trabajo rápido y directo. 10 temas, que no hace falta más para conseguir un gran disco. Ofrece sus matices sonoros, con capítulos más o menos bailables, e incluso algún momento progresivo o conceptual con la suite de “Love like a sunset” y sus 2 partes.
Este trabajo dispuso de 3 singles como 3 trallazos, donde sobre todo destaca “Lisztomania”, o al menos para mi gusto personal. No obstante, no hay que quedarse ahí, ya que capítulos como “Fences” o “Rome” nos añaden la variedad de texturas necesarias para llevar la cosa con la calma suficiente y para que lo rítmico brille cuando sea necesario y llegue su momento.
Después vino “Bankrupt!”, donde se encuentran canciones tan cojonudas como “Entertainment” o la soberbia “Trying to be cool” (de videoclip más que imprescindible). Ese disco se ve claramente como un trabajo de consolidación. De banda grande y respetada. Yo personalmente seguiré indagando en la discografía de Phoenix y me meteré en primer lugar de forma decidida con “Bankrupt!”. De alguna manera, hoy he estado con ustedes en este post con poco manejo de la obra del artista. Espero que les haya ayudado a los que conozcan tan poco (o incluso menos) como yo de estos franceses a generárseles interés por descubrir más de estos chicos.
De nuestro programa de radio, esta semana estamos en semana de redifusión del programa sobre Morrissey y su último disco hasta el momento. Sábado a las 16.00h y miércoles a las 23.00h en Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH) podrán escucharlo. El próximo sábado, aunque es festivo, Día de la Constitución, habrá programa. Dentro de poco, a mitad de semana, les diremos de qué irá.
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