Es curioso, desde mi punto de vista personal, que haya roto mi vacío de asistencia a conciertos de bandas de cabecera del brit pop de los años 90 con la banda que menos me gusta de las 4 grandes del movimiento, véanse Pulp, Blur, Oasis y Suede. Mi orden de preferencia sería precisamente ese. Sin embargo, remarco el “me gusta” de la frase anterior y cuando me enteré que Suede visitaban Madrid para presentar su nuevo disco “Bloodsports”, dudé más bien poco a la hora de sacar mi entrada con mucha antelación. El día del concierto pensaba de hecho que las entradas no se habían agotado, pero parece ser que finalmente Brett Anderson y compañía se anotaron el logro de colgar el cartel de completo en su visita a la capital de España.
Para este pasado sábado incluso coordinamos nuestro programa de radio, emitiendo en directo a las 16.00h en la sintonía de RUAH un programa sobre el grupo, centrándonos principalmente en analizar su disco “Coming Up”. Como en la entrada ponía que la apertura de puertas era a las 19.30h y suponía que Suede no aparecerían en escena como poco hasta las 21h, no tuvimos prisa en asistir a la sala La Riviera. Llegamos pocos minutos después de las 20.15h y a medida que íbamos adentrándonos por las escaleras de la entrada de la sala, me daba la impresión de que el sonido de la música de ambiente era demasiado elevado. Ya una vez dentro, veo que hay un grupo telonero. Desde aquí denuncio a Ticketmaster y a Miles Away, empresas que constan en la entrada, por su mala labor a la hora de no indicar que había “artista invitado” en el ticket impreso. Es una falta de respeto para la formación de turno y una putada para los que hemos pagado el alto coste de la entrada y la distribución. Siempre me gusta ver a los teloneros y me fastidió sobremanera.
Lo mejor fue que, según pregunté a algunos que estaban por ahí con litros de cerveza en mano (suponemos que pagados a buen precio), que por lo visto entramos en mitad de la 1ª canción. Nos situamos en la parte contraria de donde casi siempre he estado en esta sala cuando he ido a un concierto. Vimos opción en la columna de la parte derecha de la sala según miras al escenario, más o menos donde estuve la última vez que fui por allí hacía un año para ver a Love Of Lesbian. Por esa zona también se situaron Eva Amaral y Juan Aguirre, que no se quisieron perder la actuación de Suede. Volviendo al telonero, no sonaron mal, pero tampoco destacables. El cantante se esforzó en conectar con el público con varias interacciones en español y más o menos a la 4ª canción dijeron su nombre, Teleman.
De primeras escuchas, es difícil ser justo a la hora de juzgar a un grupo. Se trataban de un cuarteto (arriba una foto de ellos), a base de bajista y guitarra, que también se encargaban de sintetizadores, una chica a la batería (que desde mi zona me dio la impresión de que tenía rasgos orientales) y el cantante que también portaba la guitarra eléctrica. A falta de escuchar más de este grupo, me dio la impresión de influencias de los Travis más serios, mezclados quizás con unos Belle & Sebastian, pero tampoco me hagan mucho caso. No desagradaron, pero tampoco llamaron especialmente la atención. Aún así, reitero que por parte de los organizadores del evento está muy mal que no se avise en las entradas del hecho de que vaya a haber actuación previa al artista principal. Una falta de respeto para todos y una falta de profesionalidad execrable.
Tras los 40 minutos de Teleman, pasó una media hora hasta que Suede irrumpieron en escena con una intro pregrabada. Eran las 21.32h y las luces se apagaron para iluminar principalmente a un Brett Anderson que me sorprendió mucho, ahora les ampliaré. Más sorpresa fue que Suede decidieran comenzar con “Daddy’s speeding” de “Dog Man Star”. Una de las canciones más decadentes, oscuras y subterráneas de ese enorme lp de 1994. Por un lado se puede considerar un acierto empezar así, ya que la gente está con los nervios a flor de piel y causa mucha sensación en esos momentos un tema de esta factura, el cual en otro momento de la actuación puede romper el ritmo.
No obstante, no había que perder la perspectiva y el hecho de que este concierto está enmarcado de la gira de presentación de “Bloodsports”, un gran retorno discográfico y quizás el mejor álbum que el grupo haya editado desde “Coming Up”. Por ello, en 2º lugar se dispuso seguido el terceto de canciones que abren el disco. “Barriers”, probablemente una de las mejores del disco, puso patas arriba a la sala, con el encanto irresistible de ese estribillo que incluye esos versos geniales en ritmo como “Away, away I love you”. Por lógica luego llegó la más discreta “Snowblind”, para terminar con este sector del set list dedicado al nuevo disco con el rutilante primer single, muy de mi agrado y del de muchos fans de Suede, “It starts and ends with you”. “Barriers” me gusta mucho y por eso grabé un fragmento de su interpretación, el cual les dejamos insertado aquí abajo.
Ese terceto de apertura del disco que situaron tal cual, funcionó muy bien. Son grandísimas canciones, pero, por lógica, aún no son clásicos del grupo (para eso ha de pasar tiempo). Para compensar, o más bien desnivelar hacia el otro lado la balanza, Brett y compañía situaron ni más ni menos que a continuación un combo formado por “Trash” y “Animal nitrate”; chúpate esa. Con “Trash” se vivió uno de los primeros grandes momentos del show. El público coreó el estribillo de forma potente y ahí fue donde Brett terminó de recordar la potencia de la audiencia de Madrid. En ese sentido, fueron varios los momentos en los que el cantante se refirió en positivo al público, reconociendo la entrega y pasión con la que vivimos los conciertos por estas tierras. Abajo casi completo el momentazo que supuso “Trash”.
Ese terceto de apertura del disco que situaron tal cual, funcionó muy bien. Son grandísimas canciones, pero, por lógica, aún no son clásicos del grupo (para eso ha de pasar tiempo). Para compensar, o más bien desnivelar hacia el otro lado la balanza, Brett y compañía situaron ni más ni menos que a continuación un combo formado por “Trash” y “Animal nitrate”; chúpate esa. Con “Trash” se vivió uno de los primeros grandes momentos del show. El público coreó el estribillo de forma potente y ahí fue donde Brett terminó de recordar la potencia de la audiencia de Madrid. En ese sentido, fueron varios los momentos en los que el cantante se refirió en positivo al público, reconociendo la entrega y pasión con la que vivimos los conciertos por estas tierras. Abajo casi completo el momentazo que supuso “Trash”.
No hubo tiempo para recuperarse del revolcón emocional de “Trash” cuando comenzaron a atronar las guitarras y acordes que evidenciaban la inminencia de “Animal nitrate”. Otro estribillo rompedor, hecho para triunfar en directo, y los coros que incluye hicieron temer por los cimientos de la sala. Me sorprendió que estas 2 balas no se las reservaran para partes más avanzadas del concierto. De alguna forma me recordó a la apertura del concierto de hace 3 años de Arcade Fire; ¿para qué guardarse munición si a la primera de cambios ya puedes meterte al público en el concierto?
“Head Music”, disco de 1999, no dispuso de mucho protagonismo, al igual que pasó con “A New Morning” de 2002. Del primero sonó “Can’t get enough”, que quizás sea la canción más del estilo de Suede de ese disco. Sería en los bises cuando de forma acústica y muy bella se presentó “She’s in fashion”, la cual gustó mucho a una antigua compañera de trabajo con la que me encontré en la sala y que acudió al concierto gracias a nuestra actividad en las redes sociales, al ver que el programa de radio de este sábado pasado lo dedicábamos a “Coming Up” por el motivo de la visita de la banda a Madrid. Faltaron los singles “Everything will flow” y “Electricity”; poca gente los echó en falta (quizás yo algo al 2º citado).
De “A New Morning” apareció por ahí “Oceans”. Su carácter acústico permitió un momento de claro relajo. Brett afirmó que era una de sus canciones preferidas antes de comenzar con ella y puso de manifiesto que al menos habían pasado 10 años desde la última vez que la tocaron. La calma prosiguió durante un rato con “Still life”, el cierre monumental de “Dog Man Star”, ya que comenzó con calma, pero terminó con la ampulosidad y bombo que la caracterizan. Brett invitó antes de que comenzaran con ella a cantar al público, cosa que hizo en varias ocasiones. Ejemplo de una de las mil poses de Brett Anderson en la siguiente imagen.
Hubo bastantes sorpresas agradables en el listado de canciones que sonaron. En ese saco meto a los 2 últimos temas de “Dog Man Star”. Además, tanto “The asphalt world” como “Still life”, ya comentada, sonaron en el tramo final del concierto. Brett demostró una cercanía con el público notable. Me imaginaba quizás una actitud más distante y de pose, algo al estilo de lo que me ofreció Ian McCulloch de Echo & The Bunnymen en otoño de hace ya (madre mía) 8 años. Brett se descamisó a los pocos minutos del concierto y nos deleitó con sus poses e idas y venidas del escenario. Se metió varias veces entre la audiencia de las primeras filas subiéndose a las vallas e incluso se fue hasta las barras de bar de los laterales de la sala. Hay que apuntar que Brett se conserva en un estado físico envidiable. Quizás uno de sus momentos más teatrales lo tuvo en “Filmstar”, introducida por el propio Brett deletreando su título, de “Coming Up”, situada casi como ecuador de la actuación, antes de “Can’t get enough”, dando lugar a una parte de rock glam muy pronunciado del concierto.
En el apartado vocal sí que comprobé que Brett Anderson no se atreve mucho con los agudos y falsetes en el directo. No arriesgó en ese apartado y más o menos se movió siempre en el mismo registro. Por ejemplo en “Beautiful ones”, que sonó justo al final de la parte trocal, antes de que el grupo se marchara para volver con los bises, nos privó de esos cambios de registro notables en los puentes entre estrofas del final del tema. Una pena, pero aún así, “Beautiful ones” cumplió su labor de buque insignia en la actuación de Suede y fue uno de los pasajes más celebrados de esta noche de sábado; como curiosidad, y a pesar de que venía pintiparada, “Saturday night” fue una de las ausencias notables. Un pequeño recuerdo de “Beautiful ones” en formato de cutre-video cortesía de mi cutre-cámara de fotos (manda huevos que algún día me hayan puesto pegas por la misma los empleados de seguridad; se pensarán que voy a editar un dvd en HQ); por cierto, creo que a Brett se le piró la letra en el inicio de la 2ª estrofa.
Siempre comento en las crónicas los reproches personales de temas que me jodieron que no sonaran. Solamente me faltó uno especialmente: “Heroine”. Por lo demás, a pesar de que varios clásicos como “Lazy” no sonaron, el set list estuvo confeccionado bastante bien. Eso sí, no faltó “So young” en el tramo final, poco antes de “Beautiful ones”. Entre medias estuvo la efectiva “Metal Mickey”, creando un trío de cierre claramente ganador antes del bis. Hubo curiosidades como “New generation”, que apareció ni más ni menos que en el bis junto a “She’s in fashion” (la cual, por cierto, tuvo un singalong memorable en su tramo final) como final de la actuación; considero que quizás en ese apartado podrían haber escogido un tema más propicio para poner un punto y final más redondo a un buen concierto.
Mucho dedo en la foto de arriba de este párrafo, ¿no? Tanto por parte de la audiencia como del propio señor Anderson. El set list por orden fue el siguiente: “Daddy’s speeding”, “Barriers”, “Snowblind”, “It starts and end with you”, “Trash”, “Animal nitrate”, “Killing of a flash boy”, “Sabotage”, “The drowners”, “Filmstar”, “Can’t get enough”, “The asphalt world”, “Oceans”, “Still life”, “For the strangers”, “So young”, “Metal Mickey”, “Beautiful ones”. BIS: “She’s in fashion”, “New generation”.
Suede es uno de los casos en los que el frontman tiene el nivel de carisma tan alto que eclipsa casi sin proponérselo al resto del grupo. Brett Anderson lleva una banda bien ensamblada, que interpretaron todos los temas de forma notable. Por si no fuera poco el eclipse que la figura de Brett genera sobre el resto, el propio Brett lo acrecienta no haciendo honor al título de la canción que abría el 2º disco de estudio de la formación. Las guitarras fueron increíbles y de lo mejor de la máquina sonora del grupo en el directo. Hubo algún fallo puntual en la producción o mesa de mezclas, pero que no fue demasiado apreciable; Brett sí que se encargó de acuciar las imperfecciones dando varias leches al micrófono contra el suelo en los múltiples juegos que hacía con el mismo y su cable. La foto de abajo muestra la silueta de Brett amenazante en sus citadas maniobras con el micro.
Eso sí, el grupo cumplió con lo pactado. Hora y 35 minutos aproximadamente de actuación, ni más ni menos. Quizás lo justo, ya que el concierto no se hizo pesado. Más vale calidad que cantidad y a veces si se bordean las 2 horas o te pasas de ellas, hay ratos en los que se tiende la dispersión. Por tanto, no creo que haya nada que reprochar a Suede. Fue un concierto de alta nota. Buen set list, sonido aceptable, Brett increíble en escena (con el punto a su favor de que además de tener pose no ser nada distante) y la duración justa para irte con la sensación favorable de haberte quedado con ganas de más, pero no con la sensación de que hayan estafado por la duración de la actuación (como cuando algún grupo le echa morrazo y no toca más de hora y 15 minutos).
Mereció mucho la pena quitarme el malditismo en directo con las bandas del brit pop noventero e inaugurar mi casillero de experiencias con Suede. Espero que tenga la misma ocasión con Blur y sobre todo con Pulp (mi banda favorita del movimiento); Oasis, además de que ahora están separados, según me han dicho en directo no son muy allá y quizás por eso ni me molesté en 2009 para ir al Palacio de los Deportes. De momento, muy satisfecho por todo, tacho en mi lista de grupos vistos en directo a Suede. Brett y los suyos triunfaron, agotando las entradas, ante una sala llena de un público en torno a los 40 años que se rindió a los pies de la banda y en especial de su líder y vocalista.
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