Tras el concierto de Vipership el miércoles en la sala El Sol, el jueves tocaba retornar al centro de Madrid para acudir a otro directo de presentación de disco de debut, en esta ocasión de la banda Reikiavik y su disco “Daño Universal”. Tras la mala experiencia de la noche anterior, en lo que a nuestro coche particular se refiere, decidí aventurarme en coger autobuses y metros para desplazarme, por mucho que los recortes salvajes por parte del consorcio regional de transportes hagan estas opciones cada vez menos atractivas, por frecuencia e importe de los billetes. No quería llevarme otro disgusto derivado de gentuza que te mete un meneo a tu coche que dejas aparcado en una calle sin dejarte nota de los datos de su seguro y que la experiencia a vivir con Reikiavik no tuviera ninguna posibilidad de mácula en ese sentido.
Llegamos a la sala La Boite , apenas a 100 metros respecto de la sala El Sol donde estuvimos la noche anterior, la cual no visitábamos desde hace un tiempo cuando acudimos al también concierto-presentación del disco de debut de Angelik Acid, poco antes de la hora fijada para la apertura de puertas. El frío era intenso, pero no tardamos en acceder al interior y situarnos frente al escenario. La disposición creo que cambió algo respecto a la última visita, o al menos así me dio la impresión, pero quizás mi memoria me engañe.
Hay que mencionar, muy favorablemente, el papel del dj que estaba poniendo música en la sala antes del concierto. Hizo una selección de canciones realmente excelentes y en la misma incluyó por ejemplo, poco antes de que ya salieran Reikiavik a escena, el “Common people” de Pulp, lo cual me permitió volver a escuchar este gran tema nuevamente en una sala después de mucho mucho mucho tiempo.
Vaya la honestidad por delante: aunque a “Daño Universal” le habré dado generosamente 6 escuchas completas a día de hoy, no he llegado aún a conocerme de memoria el título de cada una de las canciones. Por ello, sin fijarme en el mismo, ya que algunas sí que les pongo su nombre correctamente y no me gusta que me revienten el set list de un concierto, hice una foto a uno de los folios al pié de los instrumentos del escenario para luego poder guiarme. Tenía pensado habérsela introducido en el post, pero me ha parecido más adecuado reservar más espacio a imágenes del propio grupo.
Como habrán visto, los chicos de Reikiavik mantuvieron el orden del disco para comenzar. “Plan de despedida número uno” fue el tema elegido para abrir fuego. Una canción que crea un clímax intenso, apoyada en un muro sonoro sin apenas fisuras. Para muchos, yo incluido, era la primera vez que veíamos en escena al grupo y de ahí la importancia de las primeras sensaciones que se pueden transmitir. No obstante, a lo largo del concierto nos pudimos ir haciendo más fielmente la idea del papel de cada uno de los componentes del grupo, más allá de sus lógicas labores instrumentales.
Personalmente destaco mucho en el primer disco de Reikiavik la canción que da el título a la obra. No siempre es el caso de que la canción que da título a un disco sea la mejor de la obra, o incluso de las mejores, pero en “Daño Universal” sí que opino que se da esa circunstancia. Reikivik se nutre de 3 guitarristas, y en “Daño universal” los riffs se suceden con un ritmo melódico de tremendo gancho perfectamente entrelazados. Para que se hagan una idea aproximada, les dejamos insertado un fragmento de la misma que grabamos de la actuación.
En los sitios donde se ha hablado ya del grupo y de su disco, se mencionan influencias del sonido Madchester. Es cierto que en algún que otro tema de “Daño Universal” podemos dejarnos evocar por melodías de cierto parecido con los Happy Mondays o los Stone Roses, pero generalizar de esa forma me parece algo exagerado, ya que en Reikiavik se pueden apreciar otras influencias que podrían venir de otros movimientos o géneros como por ejemplo la nueva ola de comienzos de los 80. El grupo decidió situar los momentos reminiscentes del sonido Madchester hacia la mitad del concierto, sobre todo representados en la canción “Alrededor de la tierra”, que curiosamente se parece mucho en título al “All around the world” de Oasis; el brit pop de mediados de los 90 también podría ser otro de los ítems evocadores del estilo de Reikiavik.
Hubo unas cuantas canciones que el grupo incluyó en el set list que no forman parte de “Daño Universal”. Por ejemplo, el concierto se cerró con “Salto mortal”, con el cantante de Reikiavik con gorra naviera enfundada. El grupo selló una hora de actuación con muchos de los temas que forman parte de su debut y otros que no, de ediciones anteriores en formatos inferiores a un lp, lo cual se agradece en estas ocasiones, ya que un concierto de presentación de un disco de debut si solamente se limita a las canciones del disco y no se ofrece nada distinto añadido, puede ser un signo de riesgo de carencia de originalidad.
En lo que se refiere al apartado musical, poco más les puedo comentar. Sintetizando, les puedo confirmar que Reikiavik suenan realmente enérgicos en directo, mucho más de lo que te puedes imaginar al escuchar su disco, el cual transmite una relativa calma velada que el grupo disipa en el escenario, poniéndole mucha entrega. Hay que apuntar que sonoramente hubo algún aspecto mejorable en el sonido, ya que alguna canción considero se vio afectada por ello, o al menos esa impresión auditiva tuve desde mi posición.
Comentemos ahora el papel de cada uno de los componentes de Reikiavik, comenzando por su vocalista. El escuchar el disco no me imaginaba para nada que la actitud de Javier Martín fuera como es en directo. Me imaginaba un tipo de perfil bajo, de relativa timidez entrañable. Pues resultó todo lo contrario. Javier Martín es de esos frontmans de carácter picante y bromista con la audiencia. A medida que fue avanzando el concierto, fue interaccionando más con el público, con un humor a ratos bastante irónico y provocador, y no se cortó a la hora de enmendar (dentro de un límite) la actitud del respetable como por ejemplo a la hora de que dijera que iba a terminar la actuación no respondiera el gentío con un “noooo”. Javier además de las voces le da con energía a la guitarra y también al teclado (unos párrafos más arriba hay una foto que lo ilustra). Vocalmente bien, sin alardes, pero sin fallos, que es lo importante. Abajo una foto de Javier con la mencionada gorra de marinero.
Quien que también me sorprendió, muy gratamente, fue Ernesto García, el batería de Reikiavik. Hacía tiempo que no veía un batería tan enérgico en un grupo. Ernesto estuvo todo el concierto tocando de forma realmente brutal la batería. En ese sentido, el sonido de Reikiavik en directo es muy contundente en sus bases. Además de ello, el batería del grupo se mostraba más feliz que ninguno tocando, siempre con una expresión sonriente mientras que se afanaba al 120% en su instrumento, lo cual influye mucho a la hora de transmitir un grupo en un concierto. Sobresaliente en sus labores y actitud y un punto muy a favor de Reikiavik dentro de su quinteto. Como muestra, a continuación una foto.
Raúl Arévalo, podría decirse que de alguna forma es el 2º de a bordo (me viene al pelo por la gorra naviera que llevó Javier Martín en la última canción). Su actitud fue comedida, muy centrada en sus cuerdas eléctricas y ayudando en coros. Sin embargo, incitado por el cantante, en el tramo final se soltó su pelo rubio para hacer alguna broma con el público, hablando de una cierta película de argumento salido de una intensa sesión de mandanga submarina. El bajista Ismael Uribes fue el menos favorecido del grupo en el sentido de su posición (al final del escenario asimétrico de La Boite ), quedando en un doloroso segundo plano. Siempre defiendo a los bajistas, porque su labor sonora no está todo lo reconocida que debiera, y es común que como a Ismael sufran ese ostracismo en las tablas del escenario.
En último lugar, no por ello menos importante, nos queda mencionar al otro guitarrista de Reikiavik, Miguel Pérez, que estuvo situado en el punto más alejado respecto a nuestra posición. Me dio la impresión del tipo de componente que me imaginaba antes de acudir al concierto de Reikiavik, tanto por aspecto como por actitud. Correcto al igual que el resto de sus compañeros, pero sin llegar al nivel de notoriedad que tuvo Ernesto en la batería.
Tras exponer todos estos ingredientes de la crónica, demos al botón de la batidora para que salga en líquido la conclusión de todo. Reikiavik es un grupo que tienen madera para hacerse un hueco en el panorama musical. Ofrecen fuerza y tienen una personalidad en su música que alterna una vaga melancolía con esos toques algo disolutos que vienen de su vena Madchester. En directo son potentes e intensos. Funcionan bien. Su concierto en la sala La Boite de este pasado jueves 21 de noviembre de 2013 de presentación de su debut discográfico “Daño Universal” fue un éxito de audiencia, ya que consiguieron repletar la sala de gente interesada en conocer de su trabajo. Nuestro trabajo con Reikiavik no queda en esta crónica y en siguientes semanas publicaremos un artículo de revisión a fondo de su disco “Daño Universal”; y probablemente, algo más, pero de los asuntos radiofónicos no me gusta decir mucho antes de llevar a cabo las cosas (en ese terreno me gusta cazar el oso antes y después vender la piel). Termino el artículo con el debido agradecimiento a Pablo Camuñas de Promociones Sin Fronteras, el cual siempre nos tiene en cuenta como medio de comunicación/difusión para estos eventos tan interesantes.
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