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viernes, 5 de junio de 2020

Walk The Moon - Walk The Moon (2012)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Tenía pendiente meterme a analizar algún disco de una banda que dentro del pop-rock actual me parece cuanto menos interesante para ver algo de calidad y estilo en el sector más fresco y desenfadado de la música. El cuarteto estadounidense (de Ohio) Walk The Moon ya me entra por el simple motivo de que su nombre parte del homenaje a The Police y a su conocida canción “Walking on the moon”.

No voy a esconderles el hecho de que conocí a la banda gracias a su masivo hit “Shut up and dance”, perteneciente a su 2º lp (o 3º, según se mire; personalmente yo es que veo al protagonista de hoy y al previo “I Want! I Want!” como una misma unidad concebida en edición y reedición), y que tras unas escuchas aleatorias en Hit TV, quedé prendado por la misma. Sin embargo, cuando esto de que un grupo y una canción te llamen la atención le sucede a uno, es sano el rascar un poquito más en la banda de marras porque a veces te encuentras más material de calidad y puede que esa formación pase a tomar parte de tus gustos. Y así me sucedió.

El grupo comenzó en 2010 con Nicholas Petricca a la cabeza, como cantante y principal compositor. Considero al sr. Petricca a un tío con un gran sentido del ritmo y la melodía a la hora de componer, ya lo apunto de entrada.

La banda, tras varios cambios de componentes, se afianzó en 2011 con Eli Maiman a la guitarra, Kevin Ray al bajo y Sean Waugaman en la batería. Todos ellos acompañando a Nick Petricca. Ya con el cuarteto estabilizado, se dio lugar a la edición del disco que hoy nos ocupa, que no deja de ser una reedición revisada en parte en su track list (temas que lo componen y su orden) del primer disco del grupo que salió en 2010, el “I Want! I Want!”. Muchos temas son comunes, pero se añaden otros y se suprimen otros tantos y se permuta el orden.

El resultado es un disco tremendamente fresco, que levanta el ánimo y permite sacar unos 3 cuartos de hora de diversión y buena música, lleno de piezas pop muy válidas. Pues venga, vamos a ver qué tenemos entre manos. Les aseguro que escuchando el disco se lo pasarán bien.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Quesadilla”: El disco arranca bien, con una canción bullanguera de curioso título. “Quesadilla” se acelera en puente y estribillo, con una melodía de fantasía muy luminosa. Dispuso de un videoclip de bajo presupuesto (hay varios del disco dentro de lo que el grupo vino a llamar “Presents 7in7”), en el que en el patio de una vivienda hacen el chorra, dando protagonismo a una piñata de un torito multicolor. Un inicio animado, rítmico, que nos da buenas pistas de los territorios sonoros por los que se va a mover el disco.

2. “Lisa baby”: Sin embargo, no piensen que el lp va a ser todo pop acelerado y de luces. No. Un ejemplo lo muestran los de Ohio en el 2º corte del disco con “Lisa baby”. Esta canción tiene un sonido más oscuro y rugoso, casi más cercano al indie pop que al power pop en el que a priori podemos incluir a Walk The Moon. Canción de perfil bajo, que quizás en las primeras escuchas hace que nos quedemos confundidos, pero que fácilmente podemos apreciar con el paso del tiempo. No todo ha de ser diversión y frenesí.

3. “Next in line”: Por si alguno no se ha encontrado cómodo con “Lisa baby”, gracias a “Next in line” volvemos a la senda sonora principal del disco. Esta canción a ratos o por épocas ha sido de mis favoritas de la obra. Tiene un cierto toque épico en su animada melodía que brilla sobre todo en el estribillo. Es de las piezas que contó con otro de esos vídeos del “Presents 7in7” en el que el grupo aparecen tocando en un banco sentados los 4, activándose de cuando en cuando cada uno de ellos.

4. “Anna Sun”: Tras un buen arranque de lp, Walk The Moon culminan la apertura con uno de los tótems del álbum (por no decir el tótem absoluto). “Anna Sun” es una canción pop perfecta. El estribillo no puede ser más acertado, pero es que el ritmo vertiginoso va desde el primer verso hasta el final. Solamente es eclipsada en la historia de la banda hasta el momento por “Shut up and dance”. En el videoclip es donde vemos el racord entre el momento en que se reeditó este disco con respecto a “I Want! I Want!”, ya que vemos a un Petricca muy joven y con pelo más largo de lo habitual. Por cierto, el videoclip tiene un plano secuencia dentro de una casa que no tiene desperdicio. Luego, tras un baile coreografiado, se termina en una batalla campal, colorida y festiva en el campo. Siempre ayuda ver el vídeo y escuchar la canción; he perdido la cuenta de las veces que lo habré hecho.

5. “Tightrope”: También fue single, con 2 videoclips, uno de bajo (en una habitación de hotel liándola pepina) y otro de algo más alto presupuesto (con recreaciones de safaris en estudio y con tremendo nerviosismo insuflado por todo lo que incluye). “Tightrope” de hecho puede que fuera la canción con la que en su momento la presente edición se buscase que sumara más adeptos. Es quizás la pieza más frenética del disco (que ya es decir), que incluye buenos riffs de guitarra y melodías insanas de teclado que suponen una potente dosis de adrenalina. Muy disfrutable y levantadora de ánimos.

6. “Jenny”: Del desenfreno de “Tightrope” pasamos ahora a “Jenny”, que si bien tampoco es que baje mucho en ritmo, sí que ofrece una melodía más sesuda o seria. Ofrece cierto nerviosismo o intriga en su sonido, que apuntala su correspondiente vídeo del “Presents 7in7” en el que los componentes del grupo van siendo secuestrados.
7. “Shiver shiver”: Llegamos a “Shiver shiver”, que nos sumerge en un medio tiempo de pop desenfadado y resuelto. Baja el ritmo acelerado que llevamos desde hace unas cuantas pistas. El videoclip tiene sorpresa: más allá del invitado que baila con mucho flow, el clip termina con una fiesta en mitad de ese parking a la que sorprendentemente se suman ni más ni menos que los Of Monsters And Men. Dos de mis bandas actuales juntas, ¿qué más puedo pedir?

8. “Lions”: Este interludio es de los casos que diría Alfredo Morales que es un ejemplo de echarle morrazo. “Lions” es más bien la intro de lo que podría haber sido y no fue. Un in crescendo de intensidad, que al final se desinfla. 35 segundos para dar paso a la pieza más ajena al conjunto del álbum.

9. “Iscariot”: Momento de reflexión con la lenta “Iscariot”. Resulta curioso que un buen amigo mío, Sergio Calero, que también gusta de la banda, destacó esta pieza como su favorita o al menos de sus favoritas del disco. Y la verdad es que su trabajo como ítem alejado del sonido predominante del álbum le viene bien. Su estribillo es bastante pertinaz, mientras que Nick desfila por la terminal de un aeropuerto (otro de los vídeos del “Presents 7in7”); el vídeoclip le pega realmente.

10. “Fixin'”: Después del capítulo pausado de la obra, retomamos algo de ritmo gracias a “Fixin'”, que no deja de ser otra agradable pieza pop, que si bien tampoco es de los momentos que más vértigo ofrecen del disco, no le hace falta. Moviéndose en algunos cambios de ritmo, “Fixin” resulta un más que disfrutable momento para ir cerrando la escucha del lp.

11. “I can lift a car”: El disco termina con una cancíón que está dentro del sonido medio del lp. “I can lift a car” es una composición que cierra el círculo que abrió “Quesadilla”. Es curioso que empieza con unas estrofas casi reflexivas, pero que sin embargo rompe con un estribillo bastante contundente (que no en vano incluye el título de la canción). Correcta forma de acabar un álbum por lo general bastante divertido y animoso. El vídeo que tiene es una fiestecilla en la piscina de la que creo que será la casa unifamiliar del vídeoclip de “Quesadilla”, con bailes y zambullidas.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Después de este disco, Walk The Moon siguieron creciendo. Con el siguiente trabajo “Talking Is Hard” y el pelotazo como single de “Shut up and dance” terminaron de llamar la atención a nivel internacional. Pasaron por Madrid en diciembre de 2015, pero lamentablemente me cogió un poco antes de que empezaran a gustarme.

Tras este disco, lo último hasta la fecha fue “What If Nothing” en 2017. He de confesar que no me enteré del lanzamiento de este disco hasta el año pasado, con lo que sacarán en conclusión que tampoco fue un trabajo que ofreciese una gloria mayor que la previa a la banda. También he de reconocer que más allá de alguno de sus singles, no he accedido al contenido total del álbum, con lo cual no les puedo valorar en su conjunto. No obstante, lo poco que he escuchado merece la pena. Por ejemplo, “Tiger teeth” es una canción más que notable y “One foot” es un single muy efectivo; probablemente lo que le falte a este disco es un “Shut up and dance” o en su defecto un “Anna Sun”, ya que la citada “One foot” o “Kamikaze”, aunque están muy bien, no llegan al nivelazo de gancho de las predecesoras.

Para ir poniendo el cierre al post, diré que con este peculiar 2º disco de estudio (lo de peculiar es por incluir varios temas de “I Want! I Want!”) el grupo fue despegando ya decididamente. Es un lp muy disfrutable, que (repito, lo sé) levanta el ánimo de forma innegable, pero que también ofrece piezas de distinto perfil (las justas y necesarias), para no ofrecer una sobredosis de ritmo y vértigo.

Personalmente tengo muchas ganas de ver cuál será el siguiente disco de la banda. Creo que Nicholas Petricca todavía tiene la posibilidad de regalarnos muy buenas canciones pop y algún pelotazo que quizás les dé un mayor nombre para las masas; no creo que sea una banda que esté en caída. Ya si de paso, cuando se recupere la normalidad tras el presente jaleo del Covid-19, no se me pasa la próxima vez que caigan por Madrid, tengo ganas de verles en directo; espero que esa próxima vez sea también en el Teatro Barceló, un lugar estupendo para conciertos y que fue donde recalaron en 2015.

Hasta entonces, cuando haya nuevo disco y futuros conciertos, tienen suficiente material de la banda para descubrir a un buen grupo pop; considero que este es el primer paso que han de dar, y por ello he propuesto este álbum, de colorida portada (le viene al pelo) en el presente artículo. Que ustedes le saquen provecho.

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