La primera toma de contacto grande de tus canciones propias con el público es forzosamente una ocasión especial para un artista. No importa mucho el recinto, o cuántas personas acudan; en la memoria, es de suponer, quedará grabado el acontecimiento con el recuerdo siempre fresco de las primeras veces. Pues para esta ocasión Marina Jade tuvo incluso la oportunidad de que dicha toma de contacto fuera en una sala con solera, la Sala El Sol de Madrid, y de que la concurrencia fuese entusiasta y receptiva. Y con razón; no era la presentación de un disco, sino una primicia, un regalo para los fans consistente en una muestra de la futura música de Marina Jade.
Haciendo un poco de biografía recordamos que Marina Jade, nombre artístico de Marina Rodríguez, nació en la localidad sevillana de Montequinto. Probablemente la recuerden por su paso por OT 2017 y quizá hayan escuchado su canción “Drinking like i’m sober”. No obstante, su vinculación con la música es muy anterior, recibiendo educación musical vinculada con la viola desde pequeña. Se puede intuir que entre su estilística cabe el pop, el soul, o el R&B, recibiendo influencia de artistas como Adele, Christina Aguilera, o Andrés Suárez.
Del concierto nos informó Carme Tasias de Music Bus, confiándonos la cobertura del evento. Personalmente fue una ocasión agradecida, ya que hacía unos cuantos eones que no visitaba un lugar como la Sala el Sol, uno de los tótems de la música en directo en Madrid. Toca agradecer también la ayuda prestada por el staff de El Sol para proveerme de una banqueta desde donde ver sentado el evento, toda vez que aún conservo algunos problemas físicos.
Fue puntual Marina Jade subiendo al escenario. A las 22:00, más o menos, ya estaba sobre las tablas haciendo música. La peculiaridad del concierto fue su carácter íntimo y acústico; bastó con la presencia de Marina Jade, y el pianista y guitarrista Alberto Torres para defender unas canciones bastante auspiciosas. Muchas de las canciones llevaron un marchamo introspectivo, algo melancólico, pero ello fue compensado por una actitud pizpireta, divertida y jolgoriosa. Ataviada de una manera casi gótica, desde el primer momento Marina Jade mostró una actitud divertida y dicharachera, que hizo brotar unas cuantas sonrisas entre el público.
Como no podía ser de otra forma, al tratarse principalmente de una primera toma de contacto con el público de canciones recién salidas del horno, el setlist estuvo compuesto en su mayor parte por temas que todos desconocíamos más el añadido de unas cuantas versiones. El fuego se abrió con su tema más conocido hasta ahora, “Drinking like i’m, sober”; el concierto nos sirvió para confirmar la solidez de la canción, que trasladada al formato acústico sigue manteniendo sus virtudes melódicas. Acto seguido llegó “El ruido de las calles”. Según la propia Marina se trata de una canción de amor entre dos mujeres, lo que significa el cumplimiento de una promesa; la promesa de que la primera canción de este tipo que compusiera tendría a dos mujeres como protagonistas. Conviene no perder de vista que Marina Jade es una entusiasta defensora del movimiento LGTBI. EL resultado es una canción chisposa y con encanto, que como curiosidad va desgranando diversos lugares de Londres donde trascurre la historia de la composición.
“Corales” fue la siguiente canción. Como Marina Jade estuvo muy locuaz entre canción y canción, al final nos acabamos enterando de la trastienda de casi todas las composiciones. En este caso habla de una amistad surgida por un grupo de Whatsapp que para Marina se ha convertido en algo especial. Es una bonita melodía, a tono con el sentimiento de la letra. Por si fuera poco la interpretó sentada en el suelo y en compañía de su pareja, quedando todo muy cuqui y muy bonito.
Tiempo para una versión. En concreto una versión de “Vuelve”, de Andrés Suárez, uno de los indisimulados héroes musicales de Marina Jade. Se trató de una cover coherente y respetuosa que comparte el espíritu acústico de la original. También hubo momentos para que pasaran invitados por el escenario. El primero de ellos fue Gonzalo Caps, que compartió con Marina la canción “Tanatofobia”. Ambos se conocieron en OT y, según contaron, la química entre ellos fue instantánea. Podemos dar fe de ello en base a la gran complicidad que hubo entre los dos en el escenario.
Volvemos a las canciones de Marina Jade de la mano de la gratificante “Arritmia”, y sobre todo de “Sin volver”, canción compuesta a medias con una amiga poeta que subió al escenario mientras sonó. Nuevamente un fragmento emotivo y compenetrado.
Es conocida la absoluta admiración que Marina Jade siente por Adele, así que no es nada extraño que alguna de las versiones anunciadas fuera de la estrella británica. Dicho y hecho. Pudimos escuchar la versión de “All I ask”, buen momento para refrendar la buena voz de Marina (si es que no lo había hecho ya) y mostrar un escrupuloso respeto por la original. Siguiendo con la retahíla de sorpresas, Marina nos explicó el fundamento de la siguiente canción, “Anna”. Se trata de una dedicatoria a una de sus mejores amigas, que vino exprofeso desde Oviedo para asistir al concierto y sacar, de paso, unas cuantas instantáneas. De hecho Anna era la fotógrafa que desde la parte trasera del escenario estuvo durante todo el evento sacando fotos. La proximidad entre ambas se hizo más acusada durante la interpretación, dando como resultado otro momento emotivo que añadir. También fue curioso ver a Marina tocando el ukelele.
Las relaciones tóxicas fueron el sujeto del siguiente tema, “No vas a volverme a ver”, cuya intro incluyó una furiosa (aunque con salero) diatriba de Marina contra cierta persona que cuadra con la temática de la canción. Este momento añadió un poco de vitriolo a noche, dejando un evidente mensaje. Lo que siguió a continuación era conocido de sobra por todos, pero no en boca de Marina Jade; la versión de “Back to black” de Amy Winehouse destacó por encima de todo por el magnífico desempeño vocal, redondeando un estupendo homenaje a la ya legendaria y malograda cantante británica.
Como la mayoría del setlist lo iban conformando canciones melancólicas, fue la propia Marina quien dijo que había llegado la hora de cambiar de tercio. Lo siguiente que iba a sonar, ya fuimos avisados, tenía que ver con el sexo. Y así sonó “Nasty things” que, en efecto, pareció sensual y cabaretera. Como anécdota, el olvido de la letra por parte de Marina, que hubo de recurrir momentáneamente a una chuleta. No obstante, lo hizo con tanto desparpajo que incluso quedó como una anécdota simpática y espontánea.
El momento más emocional de la noche fue el deparado por la canción que Marina ha compuesto para dedicársela a su hermana Dulce. La emotividad vino dada por varios aspectos; por un lado la letra habla, de forma sencilla y tierna, de la pena por la ausencia de su hermana (que vive en Madrid desde hace dos años); por otro lado Dulce subió al escenario y se sentó junto a Marina, que se puso a los mandos del piano, durante toda la interpretación de “Una vez más”. Un conato de lágrimas estuvo presente durante varios momentos en los ojos de las hermanas.
Y a continuación al fin pudimos escuchar la que fue presentada como futuro single. Se llama “Solas tú y yo” y sonó cercana a los ritmos urbanos, pero con un interesante toque personal que la alejaba de géneros en boga como el trap. Es una canción pegadiza y animosa que puede desempeñar perfectamente el papel de single, junto con las canciones que se fueron desvelando.
Hubo tiempo para una canción más, que fue una versión del “Good as hell” de Lizzo. Fue un fin de fiesta realmente adecuado, divertido e interactivo, donde el público tuvo el cometido de cantar a medias el estribillo. Más interactivo fue todavía cuando Marina bajó del escenario y estuvo un momento entre el público. Sin duda podemos decir que fue un final feliz.
La actitud en directo de Marina Jade destacó por la desenvoltura y la naturalidad. Los entreactos de las canciones estuvieron trufados de anécdotas y matices sobre las canciones. Pero lo más importante, claro está, fueron los destellos musicales. Marina Jade acredita una buena voz que se encarna en unas canciones interesantes y con gancho. El concierto fue un derroche de entusiasmo bipartito, en el que disfrutaron plenamente público y artista.
En “Discos, Música Y Reflexiones” esperamos que Marina Jade tenga un brillante porvenir en la música y que este concierto sea el primero de una larga serie. Mencionar también que la primera canción nueva se lanzará el próximo 20 de Diciembre. Por nuestra parte también queremos acordarnos de Carme Tasias de Music Bus, que hizo posible que acudiésemos a la Sala el Sol para la cobertura del concierto.
Texto, fotografías y vídeos: Mariano González.
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