ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Y llegó el momento de la estabilidad en la cumbre. Con razón suelen decir que es difícil llegar, pero lo realmente dificultoso es mantenerse. Lori Meyers, por lo tanto, están haciendo lo más difícil; llevan, por lo menos, tres discos donde su repercusión ha estado a la altura casi de artistas mainstream: “Cuando El Destino Nos Alcance” (2010), “Impronta” (2013), y ahora “En La Espiral”. Incluso puede que esté cejando la obtusa polémica sobre la cantidad de ventas en la que dejas de tener credenciales de credibilidad musical.
Durante ya un largo camino Lori Meyers han ido diseminando una retahíla de pequeños clásicos que han ido sazonando nuestro panorama nacional. Ahí tenemos a “Alta Fidelidad”, “Luciérnagas y mariposas”, “Mi realidad”, “Emborracharme”, etc. De su ya vasto currículum probablemente me quede con “Cronolánea” (2008), del que ya dimos cuenta hace tiempo en un artículo. En cualquier caso desde “Viaje De Estudios” (2004) su discografía ha sido bastante fiable.
“En La Espiral” no hierra el disparo. Para empezar, se beneficia de una estupenda producción de Ricky Falkner, detallista y nítida. Estilísticamente siguen teniendo algunas referencias valiosas como el pop español de los 60 (siempre se suele mencionar a Los Brincos), el power pop o incluso el rock andaluz de los años 70. Luego hay matizaciones; hay trallazos de indie pop, funk y un afán atmosférico en algunas canciones un tanto inédito en anteriores entregas. A primera vista parece que es un disco ambicioso; por aquello de que la primera canción se llame “Vértigo I” y la última “Vértigo II” casi parece que estemos ante un disco conceptual, sin embargo habría que hacer un análisis más fino para ofrecer un diagnóstico. Veamos las canciones una a una.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Vértigo I”: Advertíamos en la introducción que había una preocupación por hacer una música que, a veces, bordea lo atmosférico. Bien se puede ver en el inicio de esta canción, donde predominan unos teclados ambientales sobre la voz de Noni. Un cambio de ritmo nos lleva a terrenos más familiares a Lori Meyers. La melodía vocal es melodiosa y vagamente melancólica. Ensoñadora y pulida, se trata de un buen arranque de disco, además de una agradable introducción.
2. “Evolución”: Lori Meyers de manual. Melodía pop de corte clásico, sólida y bella. Para los que hayan disfrutado con los dos últimos discos, “Evolución” será un plato de muy buen gusto. La canción lleva dentro de sí un ánimo de medio tiempo meditabundo y pesimista, que se las apaña para enviar un mensaje (casi) desesperanzado pero con bastante estilo. Se trata de un tema relativamente largo con un segmento instrumental final de más de un minuto que refrenda la ambición de la construcción en algunas canciones. Por cierto, advertir que Lori Meyers ha permutado en su formación a Miguel Martín por Javier Doria en el apartado de guitarras. Fue single.
3. “Pierdo el control: La música comienza a ponerse algo más movida. Las estrofas son amables, elegantes y sofisticadas. El cuchillo entre los dientes viene en el estribillo, obsesivo, cortante y movido. Es una pieza de indie pop altamente melódico con la garra suficiente como para que en directo luzca a muy buen nivel. La letra aun así no es particularmente alegre, parece reflejar un estado de ánimo inestable, inflamable, a punto de estallar.
4. “Todo lo que dicen de ti”: Se rebaja el espíritu motriz del anterior tema con una canción de pop naif y tierno, que afortunadamente no falla en la melodía y en el encanto. Es una canción “muy Lori Meyers”, con un sonido tributario de Los Brincos actualizado gustosamente. Es una correcta canción, romántica y apacible. Ojo a los delicados coros de Anni B Sweet en algunos tramos del tema.
5. “Zona de confort”: Lori Meyers viran sin muchos problemas hacia un estilo más dinámico, tomando el funk como medida. No es un funk desaforado, pero sí divertido. El estribillo, curiosamente, es más suave y melódico. Las guitarras rítmicas de las estrofas me recuerdan un poco a Radio Futura. Agradable canción que tiene un aire suavemente cálido, como un amanecer veraniego. En el tramo final Lori Meyers nos tienen preparado un cambio de ritmo que finaliza “Zona de confort” en una nota alta. A lo tonto son 6 minutos de canción. Otro buen single.
6. “Organizaciones peligrosas”: Canción no del todo distinta a la anterior, sobre todo en el ritmo creado por las guitarras. La mayor variación es en el tipo de estribillo, no tan meloso. No deja de ser un medio tiempo de tempo animado y dinámico. Buena canción de tema crítico y social líricamente; hay referencias a los medios de comunicación y a lo que podrían ser ciertos políticos. Parece que nos habla de una sociedad alienada donde los individuos tienen que pugnar para no ser manipulados.
7. “Océanos”: La canción destinada para que cante Alejandro Menéndez. Es un remanso de paz, acariciante y tan leve como agradable. Y lo que es más importante: muy competente melódicamente. En efecto, evoca mares y océanos de forma ensoñadora y tranquila. Un océano en calma. Francamente interesante.
8. “1981”: Aquí vuelven los Lori Meyers más sentimentales. Canción delicada en tal grado que a veces quizá llega a ser un poco empalagosa. Hay romanticismo más o menos genuino pero quizá se pasa algo con el azúcar. Afortunadamente hay un momento de rock totalmente inesperado poco antes de alcanzar los 2:30, tan breve como repentino. Este tema transpira entrega romántica y Anni B Sweet vuelve a poner leves coros al final. 1981 es el año de nacimiento de Noni, así que es probable que haya correlación con el título.
9. “Eternidad”: Seguimos en un tono suave, pero menos romántico que en “1981”. Es un pop sin muchas complicaciones, de buenos ambientes y melodías razonablemente buenas. Guitarras cristalinas; la melosa voz de Noni; algunos teclados adornándolo todo. Como en otras canciones del disco, el final se remata de forma instrumental incluyendo incluso lo que parece ser un melotrón. Agradable y cumplidora.
10. “Siempre brilla el sol”: Ya iba conviniendo subir un poco el tempo del disco y con esta canción se alcanza sobradamente el objetivo. Es una canción muy del estilo de los Lori Meyers más power pop, de estructura directa, estribillo pegadizo y melodía clásica. Es una canción realmente buena, en la que se nota la gran pericia de Noni y compañía para este tipo de composiciones. Tienes pequeños grandes detalles como los teclados, que aportan un maíz ochentero aquí y allá. Fue, con fundamento, el single adelanto del disco.
11. “Un nuevo horizonte”: Una de las canciones más vitales y alegres del disco. Forma una buena dupla con “Siempre brilla el sol”, teniendo un tono más desenfadado que ella a cambio de renunciar a su toque épico. Divertida sin eludir cierta capacidad reflexiva, según se deduce de algunos aspectos de su letra, es uno de los momentos más lúdicos del disco. Buen nivel.
12. “No estoy solo”: Medio tiempo bastante coherente con el tramo del disco donde está situada. De estas canciones Lori Meyers sabe hacerlas a pares. La guitarra rítmica es cálida y agradable, y añade una impronta ensoñadora de leve psicodelia. Tomada como canción en sí misma es un buen tema, pero en el conjunto del disco quizá sea algo reiterativa. Competente en su composición, a estas alturas sin embargo la atención se disipa.
13. “Vértigo II”: Y el círculo parece cerrarse, aunque sea por asociación libre con el título de la primera canción. Se termina el disco con una canción melancólica, cuyo talante reflexivo se acrecienta con los teclados que embadurnan la canción. Por ritmo y sonido es una melodía bastante adecuada para cerrar el disco; medio relajadso, medio, meditabundos. Algunas notas tomadas de “Véritgo 1” al final del tema dan la impresión de ligero leitmotiv.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Lori Meyers facturan un disco con las virtudes que más les han hecho reconocibles y añaden algún detalle adicional como un mayor desarrollo atmosférico e instrumental. En cualquier caso todo está aquí: sus arranques de power pop, sus delicadas baladas, sus toques sesenteros… Es un disco que afianzará la fe de los seguidores de Lori Meyers y que puede ser perfectamente disfrutable por un oyente ocasional. Como salvedad se podría reseñar alguna redundancia estilística que se hubiera aminorado con un tracklist más corto.
Las expectativas del grupo son grandes. Es de suponer que no tardarán mucho en publicar de nuevo, y si mantienen la facilidad para crear buenas canciones y no bajan su poderoso pistón en directo, Lori Meyers seguirán siendo un importante referente de nuestro panorama musical.
Texto: Mariano González.
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