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viernes, 7 de diciembre de 2018

Placebo - Black Market Music (2000)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Placebo, en el efervescente mundillo de la música británica de mediados de los 90, se encuadraron en el nicho del sector glam. No faltaban referencias a ese género; cantante andrógino, sombra de ojos, letras ambiguas… También había en ellos cierta querencia por la oscuridad, cierto goticismo heredero de grupos como sus admirados The Cure. Añadamos algo de la rabia juvenil del rock alternativo de los primeros 90 y una pizca de punk y tendremos un retrato robot de la estilística de Placebo en sus primeros discos.

Pero el estilo sin un factor humano reconocible acaba desembocando en un ejercicio de caligrafía vacío y banal. Afortunadamente contaban con un cantante carismático y distintivo como Brian Molko, además de con un puñado de canciones potentes como un gancho directo a la mandíbula.

Su anterior disco, “Without You I’m Nothing” (1998), había aupado a un lugar relevante a Placebo, merced a estupendas canciones como “Pure morning” o “You don’t care about us”, que tenían el soporte además de unos impactantes vídeos. El éxito de este disco venía a refrendar el buen hacer de su debut homónimo de 1996.

Así pues, Placebo tenían carisma, buenas canciones y una imagen reconocible. Bien es cierto que no había nada particularmente revolucionario en ninguna de sus influencias, pero supieron disponerlas de una forma bastante personal y servirlas mediante excelentes melodías.

“Black Market Music”, por lo tanto, tenía el doble filo de tener asegurado un éxito razonable, por pura inercia, pero también significaba tener la presión de continuar con la andadura ascendente en la que se habían embarcado. El resultado de este tercer disco es, a mi juicio, plenamente satisfactorio. Posee buenas melodías en general y buenos singles en particular; buenas dosis de rabia y desazón; y una sofisticación áspera, como de distorsión y melodía a partes iguales. No afirmaría taxativamente que aumentase el nivel artístico de la carrera de Placebo, pero desde se mantuvo en niveles altos. Tirando de mi sempiterna nostalgia, es un disco que tengo muy asociado a mis años de facultad y por lo tanto acreedor de un cariño especial. En estilo no difiere mucho de “Without You I’m Nothing”, si acaso hay algún apunte en un par de canciones y con fortuna diversa. En cualquier caso, “Black Market Music” es una excelente escucha para los que buscan un glamuroso y oscuro rock alternativo. 

Por duración y éxito, la formación de este disco puede ser la “clásica” de Placebo. Comenzó con “Without I’m Nothing”, con la entrada del batería Steve Hewitt, y llegó hasta “Meds” (2006) con la salida del mismo Hewitt. Los otros dos componentes son el bajista Stefan Olsdal y, cómo no, el cantante y guitarrista Brian Molko. Placebo en “Black Maket Music” suenan como una banda bien engrasada que nos ofrece un puñado de buenas canciones. Vamos a por ellas.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Taste in men”: Una de las novedades musicales la encontramos en el primer tema. Se han añadido elementos electrónicos. Las bases son maquinales y contundentes, de hecho la canción flirtea con el rock industrial; el propio Brian Molko reconoce influencias de Nine Inch Nails. La pista vocal es fría y algo amenazante. La línea de bajo introductoria, por cierto, es clavada a la de “Let there be more light” de Pink Floyd y a la de “Block rockin’ beats” de “The Chemical Brothers”. Buen tema, sin duda; me gusta su pegada. Fue primer single.

2. “Days before you came”: Seguimos sin abandonar la contundencia, esta vez de la mano de un rock oscuro, directo y denso. Es como una versión tétrica de algún glam rock de Bowie, como “Sufragette City”, y con más distorsión. Si bien la parte instrumental es muy potente, la voz de Brian Molko suena apagada, quejumbrosa. La letra es un poco decadente, con los habituales elementos de la banda: drogas, sexo, malestar vital....

3.”Special k”: Canción similar a la anterior, pero más vivaz; con un tono más “rebelde” y no tan derrotista. Incluso se permite jugar con la épica en el estribillo. La voz de Molko y la aspereza de las guitarras hacen la canción. Junto con las dos primeras canciones forma un trío de temas que son un auténtico relámpago; fulgurantes y directas. El título de la canción, claro está, no se refiere a los cereales para el desayuno; “Special k” es como se conoce en argot a la ketamina: Uséase más drogas. Fue tercer single.

4.”Spite & malice”: Y aquí viene otra novedad estilística. No en el tomo directo y rocoso, sino en la introducción del rap en la paleta musical. Se hace en el estribillo de la mano de la colaboración entre Placebo y Justin Warfield (músico de hip hop que con los años formaría parte del interesante proyecto postpunk She Wants Revenge). En este caso los aires nuevos no suenan particularmente bien, la canción se acaba quedando en una cansina tierra de nadie que pretende ser malota. Quizá contribuya a mi juicio que el rap no se encuentre, en líneas generales, entre mis preferencias musicales. Personalmente, esta canción es un punto flojo.

5.”Passive aggressive”: Es en esta canción donde Placebo echan el freno con un corte de ritmo lento. Las estrofas son tristes y misteriosas, apenas formadas por la voz de Brian y unas guitarras con efectos. El estribillo coge aire y se muestra más eléctrico pero sin abandonar la senda oscura e introspectiva de la canción. El cambio de estilo se agradece y la ejecución es solemnemente ajustada. Quizá aquí es donde se noten las influencias de “The Cure”.

6.”Black-eyed”: Recuperamos la vivacidad, en primer lugar con un pop rock vigoroso y una buena base de batería, y posteriormente con una robusta entrada de las guitarras. Es estribillo es simple pero efectivo, muy subrayado por la voz de Brian Molko. Es una canción donde aunque hay rabia, parece que está más contenida que en los temas iniciales. La letra, eso sí, habla de una especie de inadaptado social, solitario, egoísta y de difíciles orígenes. Placebo también gustan, digamos, de estos “outsiders. Fue cuarto single.

7.”Blue american”: Probablemente el momento más decadente del disco. “Blue american” es una balada absolutamente oscura y desesperanzada, no muy pegadiza de primeras, pero interesante a la larga. Consigue llevar consigo una considerable desazón sin necesidad de una gran densidad instrumental. Todo lo contrario, es una canción muy básica pero que aprovecha bien sus cualidades. Por supuesto Brian Molko canta con considerable melancolía.
8.”Slave to the wage”: Uno de mis momentos favoritos del disco. “Slave to the wage” es un single con todas las de la ley y, probablemente, lo más parecido a un pelotazo que hay en “Black Market Music”. Combativa y pegadiza, pasamos de las vivaces estrofas al épico estribillo de sonido expansivo y memorable. Las guitarras están escogidas con muchísimo tiento para subrayar la canción y el sampler de la canción del grupo Pavement, “Texas never whispers”, acaba por darle el toque. La letra nos habla de la rutina de tener una vida insípida y aburrida, mantenida por un trabajo que no te gusta. O como dice el título ser “esclavo del sueldo”. Muy buena.

9.”Commercial for Levi”: Curiosa canción. Musicalmente es absolutamente naif, casi una nana. Pero una nana bonita, entrañable, juguetona. Y además pegadiza. El contraste está en que la letra habla nuevamente del abuso de drogas y bebidas espirituosas. Concretamente habla de alguien advirtiendo a un amigo que si no cambia su camino de excesos, acabará bastante mal. Es además una canción autobiográfica; el tal Levi formaba parte del equipo de Placebo para una gira (técnico de sonido) y, en una de ésas, salvó a Brian Molko de tener un grave percance tras pillar una borrachera espectacular. Mezcla curiosísima entre letra y música..

10.”Haemoglobin”: No puede tener más contraste con la canción precedente. Ahora estamos inmersos en un tema denso, machacón, desesperado. Guitarras y baterías van a por todas y compiten por el protagonismo de la canción. No es que sea un prodigio melódico pero como grito primitivo cumple muy bien. Una canción tan oscura ha de tener un coherente correlato en la letra. En este caso toca temas raciales; nos habla de los linchamientos de la población negra en el sur de Estados Unidos, particularmente los que se ejecutaban mediante el ahorcamiento.

11.”Narcoleptic”: El disco cierra su tracklist regular con dos baladas, como dejando una estela de introspectiva melancolía. En realidad es un tipo de canción para nada extraño en Placebo. Recordemos, p.ej, que en el anterior disco estaban “Ask for answers”, “My Sweet prince” o “Burguer queen”. En “Narcoleptic” hay una triste dulzura, una cadencia hipnótica y agradable, pero apenada. Nos habla de los efectos obsesivos del amor, que a veces nos deja somnolientos y despistados como a un narcoléptico.

12.”Peeping tom”: Un efecto de guitarra nos sumerge en una canción que perfectamente puede formar una dupla unitaria con la composición anterior. Hermosa y triste, sin muchos subrayados vocales o instrumentales, acabamos el disco de una forma melancólica; de tono bajo. El caso es que cumple su función, se complementa con “Narcoleptic” y deja algún buen apunte melódico. Sin embargo la letra sigue teniendo algo de sórdido. “Peeping tom” en inglés viene a significar algo así como “mirón”. De hecho es una canción sobre el voyerismo donde Brian Molko trata de que sintamos cierta empatía con el “mirón”.

13.”Black market blood”: Tenemos una propinilla en forma de track oculto. Si dejamos pasar unos minutos de silencio tras “Peeping tom” comenzarán a escucharse los acordes de una canción que se ha dado en llamar consuetudinariamente como “Black market blood”. Se trata de una melodía lenta, reptante y oscura. Unos violines desafinados añade una inquietante sensación de decadencia. Una curiosidad.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Me veo obligado a llevar la contraria al propio Brian Molko en su opinión sobre “Black Market Music”; es el disco que menos le gusta de su propia banda. Para mí es la obra de una banda en su cénit creativo, que podría extenderse hasta “Sleeping With Ghosts” (2003); lo que vino después tiene buenos discos, y brillantez eventual pero no han vuelto a rayar a la misma altura.

“Black Market Music” tiene glam rock punzante, casi punk, y un buen sentido melódico de la oscuridad y de la melancolía cuando bajan las revoluciones. En ese aspecto puede que sea una síntesis de sus dos primeros discos o un resumen de lo hecho por la banda hasta ese entonces, con algún pequeño añadido allí y allá.

A partir de “Sleeping With Ghosts” empezarán a flirtear con la electrónica y bajar el volumen de las guitarras, si bien siempre tendrán un punto indómito. En cualquier caso “Black Market Music” es un estupendo botón de muestra del talento de Placebo y una auténtica ración de excelentes canciones. A disfrutar.

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