Gracias a la inestimable visita de un ministro español, que mejor no mencionar, no pude desplazarme a Madrid para ver a Austra en el antiguo Pacha con mis amigos Víctor y Mariano de “DMR”, así que la única fecha que me cuadraba para ver esta gira de presentación de “Future Politics” era el pasado 1 de abril en la ciudad francesa de Toulouse.
La ocasión era ideal: ver a uno de mis grupos favoritos del momento y por otro lado conocer una ciudad que aún no conocía y de la que me habían hablado muy bien; y como pude comprobar, con razón. Me sorprendió muy gratamente lo limpia que estaba la ciudad, lo civilizada que es la gente (será que me estoy acostumbrado demasiado a Túnez y cualquier cosa ya me parece de una educación exquisita), además de ser un lugar con una riqueza cultural remarcable. Es curioso lo del tema de las calles rotuladas en francés y occitano, una de las varias lenguas que se hablan en Francia pero que no son oficiales (no son tan rematadamente tontos como nosotros los españoles, con cinco lenguas oficiales). Habría mucho que contar, pero aquí estamos para lo que estamos, que es hablar de Austra, la publicidad de Toulouse ya la hace muy bien su oficina de turismo. Austra han realizado una extensísima gira por el territorio francés que les ha llevado a numerosas ciudades además de la capital Paris, así los franceses les han podido ver en Metz, Lille, La Rochelle, etc.
La sala “Le Metronum” donde se celebraba el concierto se encontraba a las afueras de la ciudad, aunque muy bien comunicada por metro. Una vez me orienté, llegué a una especie de complejo cultural con varios espacios, uno de ellos la propia sala de conciertos. Una sala extraña por tener un escenario bastante grande (le da mil vueltas al de la sala Arena de Madrid por poner un ejemplo,) pero con una capacidad para publico mínima: oficialmente para 600 personas, pero yo no me imagino tanta gente en un espacio tan pequeño, así que yo creo que el que hizo la medición ese día iba un poco fumado porque, hombre, 600 pueden entrar, pero unos encima de otros.
Cuando llegue a la puerta del complejo solo había tres personas. El ambiente bastante desolador, hasta tuve que preguntar realmente si esa era la entrada principal, porque se suponía que faltaban 15 minutos para la apertura de puertas y no había prácticamente nadie y eso que había una espectacular pantalla luminosa anunciando el concierto. Cuando abrieron las puertas ya seriamos 20, lo cual tranquilizaba un poco más pero no mucho; temía que un gran fracaso de público hiciera que se suspendiera el evento. La verdad es que este lugar dedicado a la música está perfectamente acondicionado con un jardín central de donde salen las diferentes salas, como por ejemplo el “Espace Resource” que posee un enorme fondo documental dedicado a la música y que organiza talleres y exposiciones entre otros eventos; solo es una muestra de que cuando se tiene interés por la música se pueden hacer miles de cosas. Ya dentro de la propia sala de conciertos empezó a llegar más y más gente, lo cual hizo que la cosa se animase hasta llenarse algo más de dos tercios de la misma, lo cual no estaba nada mal. Al fin y al cabo no estábamos en Paris.
En primer lugar salió al escenario Pixx, nombre bajo el que se presenta Hannah Rodgers (de tan solo 21 años de edad) y que fue una de esas agradables sorpresas que te encuentras de siglo a siglo en esto del mundo de los teloneros, ya que normalmente suelen ser grupos insoportables que no sabes por qué extraño motivo han colocado ahí y que te hacen subir las dosis de mala leche a la espera del grupo principal. No fue sin duda el caso de Pixx, que con mirada desafiante, una seguridad aplastante y un cuerpo de atleta que potenciaba ese toque andrógino a lo Annie Lennox que la chica posee, defendió un repertorio corto pero intenso donde destacaron sobre todo las melodías contundentes, de esas que se quedan al instante. Esos himnos instantáneos que son “Grip” o “I bow down”, por no hablar de la envolvente balada “Telescreen”.
A Pixx le acompañaba un solvente trio formado por una teclista/guitarrista, un guitarrista y un batería, aunque los teclados preponderaban sin duda dentro de un estilo en que mezclan influencias new wave, electro y unas gotas de rock, pero lo más relevante a mi parecer es que con tan corta existencia (ni siquiera tienen álbum publicado), ya hayan definido un estilo muy propio y reconocible. En ese sentido me recuerda a los comienzos de Austra, no musicalmente pero si esa personalidad musical tan marcada. Claramente ha habido una evolución en la música de Pixx, temas anteriores como “Badoo” no están tan definidos. Desde luego debemos estar muy atentos a su próximo debut en formato largo “The Age Of Anxiety” (previsto para junio).
Después de este gran descubrimiento vendría el plato fuerte que no era otro que Austra. Lo cierto es que tenía muchísimas ganas de escuchar las nuevas canciones de su magnífico nuevo álbum “Future Politics”, que va a ser sin duda uno de mis discos de este 2017 y que no podía haber llegado en un mejor momento dada la situación política que vivimos a nivel mundial. Además, estaba claro que también tendrían su espacio otros temas destacables de sus dos álbumes anteriores y es que Austra ya es un grupo que se puede vanagloriar de tener hits que en realidad nunca fueron hits: nunca llegaron alto en ninguna lista de éxitos, pero son recibidos por el público de una forma tan entusiasta que parecieran auténticos números uno.
Con todo listo comienzan a sonar las primeras notas de arpa sintetizada del tema instrumental “Deep thought” y el grupo hace su puesta en escena. Maya Postepski se posiciona en la batería y demás percusiones electrónicas con una elegante americana y sus características gafas. Dorian Wolf vestido discretamente con un uniforme negro se pone tras los teclados sin olvidar su clásico bajo. Ryan Wonsiak ataviado con pantalones cortos, camiseta blanca con agujeros, coletas y unos labios pintados de rojo pasión, sería el que pondría la nota más colorida al show con sus imposibles poses y bailes. Como no, al final llego la diva, la jefa, es decir, Katie Stelmanis con un muy favorecedor conjunto verde que le daba un aspecto muy atractivo y místico.
Empezaron tal como comienza su nuevo álbum con el tema “We were alive”, donde destacó sobre todo Maya con su habilidad a la hora de sacar los mejores sonidos de percusión mientras Katie nos llevaba desde la melancolía hasta ese punto de esperanza del final de la canción. Momento perfecto para lanzarse con uno de los incontestables singles de su nuevo álbum. No se trataba de otra que de la canción que da título al álbum, es decir la propia “Future politics”, que ya comenzó a calentar al público de manera más que notable. Esta canción en concreto tiene toda la pinta de que será una de las inamovibles en sus próximos shows; tiene una energía y unas bases techno ideales para poner el tono alto a una actuación, además de ser toda una declaración de intenciones que nos anuncia que la única manera de que algo cambie es justamente haciendo las cosas de distinta forma en el futuro.
Sin prácticamente descanso sonó “Utopia”, primer adelanto de su reciente tercer álbum y que fue muy apreciada por el público. Fue reconocida al instante, lo cual da una idea de que es de esas nuevas canciones que realmente han calado en el público del grupo. No es para menos con su marcada melodía, la soberbia interpretación de Katie y ese tono tan hipnótico que no abandona jamás el tema.
A partir de aquí bajan el acelerador y lo siguiente fue otro tema de su nuevo álbum y es que “Future Politics” iba a estar más que bien representado en el concierto, lógico ya que era la presentación de este disco y es un grupo joven que poco puede tirar de nostalgia. Esta vez tomaron el riesgo de romper el ritmo del concierto con “I’m a monster”, una magnifica canción que recrea perfectamente la sensación de depresión y que si bien es realmente emocionante y uno de los puntos más fuertes e intensos del álbum, no es la pieza más recomendable para tocar después de dos temas que han puesto al público prácticamente a comer de tu mano. Con todo, “I’m a monster” no supuso ningún bajón y convenció a una audiencia que quería algo más que pop convencional.
Como si quisieran seguir bajando el ritmo del concierto nos sorprenden con una versión de “Forgive me” de su anterior álbum “Olympia” en la que la única protagonista es Katie a los teclados mientras los demás miembros de la banda estaban o bien sentados (Ryan y Dorian) o bien mirando a las musarañas o jugando al “Candy crush” (Maya). No suelo ser muy aficionado a este tipo de versiones, pero he de reconocer por una vez que la jugada le salió perfecta a Katie y de paso pudo justificar así prescindir de los coros de las hermanas Lightman muy presentes en la versión de estudio de este tema.
Pero ya era hora de volver a subir la velocidad del concierto y entonces decidieron tomar su faceta más bailable y qué mejor forma de hacerlo que a través de “Freepower”, que nos traería otra vez a los Austra más enérgicos, que puso a todo el mundo en movimiento y que unida a la preciosa y detallista “Gaia” dejaban la vía libre para que empezasen a llegar los temas más potentes y celebrados del concierto, empezando por “Home” quizás el mejor tema de “Olympia” y que ya desató los aplausos del público con las primeras notas de piano. Al principio de la canción Katie se equivoca al meter la voz antes de tiempo, lo que provoca risas cómplices entre los demás miembros de la banda. Al final el grupo aporta una parte extra instrumental que termina siendo una especie de versión extended de este soberbio tema.
Entonces llego la que es mi favorita de su último álbum, me refiero a “I love you more than you love yourself” y que por la reacción del público estaba claro que yo no era el único al que este tema le parece una auténtica maravilla de pop electrónico inteligente y lleno de sensibilidad; una de esas canciones que tienen todas las papeletas en convertirse en un clásico del grupo. A estas alturas con la gente entregada y cada miembro del grupo en su papel (Katie la diva de otro planeta, Maya seria y profesional, aunque a veces se le escapaba alguna sonrisa, Dorian el discreto y Ryan en su papel de espectáculo viviente tras sus teclados) llegó la auténtica locura: los primeros acordes pregrabados de la gótica “Beat and the pulse” que pusieron patas arriba la sala, como no podía ser de otra manera. Los aportes de Katie a los teclados y los diferentes sonidos que disparaba Ryan desde los suyos hicieron este tema aún más oscuro e industrial de lo que ya lo es en su versión original.
Estaba claro que ahora tocaban los temas de su debut “Feel It Break” y no podía faltar “Lose it”, tema por el cual los conocí y que me sigue pareciendo una auténtica maravilla y toda una proeza de interpretar en directo con esos gorgoritos operísticos; Katie sin duda supo estar a la altura y no era para nada fácil. Tras estos dos temas estaba claro que el final del concierto se acercaba. Yo me esperaba algo como “Spellwork” para rematar pero no fue así: en su lugar nos sorprendieron con una versión casi trance e irreconocible de “The villain”, un tema de los más oscuros de su debut pero que en esta ocasión sonó tan diferente que pareciera que estaban tocando otra canción. El caso es que les funciono a la hora de dar fin con esa euforia dance a un show tan intenso.
Tras un escaso descanso llegaron los bises que se abrieron con la apabullante “Habitat”; confieso que cuando la publicaron en 2014 en formato EP quedé ligeramente decepcionado; la versión en directo de años anteriores me parecía mejor. Sin embargo, reconozco que sigue siendo un temazo. Para la versión del EP, que es la que tocan en directo ahora, remplazaron los coros de las Lightman por un sonido mucho mas frio y electro. El segundo bis fue “Painful like” otro de los singles de “Olympia”, también muy celebrado, y con grupo y público en perfecta armonía, podría haber puesto fin perfectamente al concierto, pero no fue así. Optaron para hacerlo con la dramática “Hurt me now”, que parece que se está convirtiendo en un clásico para cerrar los shows del grupo desde la gira pasada. Forma curiosa de terminar, volviendo a arriesgar y volviendo a acertar.
Un gran show al que pocas pegas se le podía poner, la duración sería apenas una hora y quince minutos que estimo es poco para un grupo con tres álbumes ya en su haber, pero ellos nunca han sido generosos con el minutaje de sus conciertos, todo hay que decirlo, y a no ser que de una vez dieran el salto a salas más grandes y a un público menos de culto, esto no cambiará. En cuanto al setlist poco se les puede reprochar: tocaron todo lo que tenían que tocar. Quizás se quedó por el camino la comentada “Spellwork”, pero hay que decir que fue un single que funcionó a un nivel muy menor en comparación con “Lose it” y “Beat and the pulse” del primer álbum. Puestos a pedir, ya me hubiese gustado haber oído “Darken her horse”, “Identity” o “Hate crime”, por poner algunos ejemplo; pero bueno, esas canciones ya las tocaron en su día y es normal que ahora no lo hagan. Tras el concierto pude felicitar personalmente a Maya por el excelente show que habían realizado. Tan bien me supo este show que ya estoy deseando volver a verlos en esta gira otra vez. Difícil estará, pero todo es posible si ningún ministro lo impide.
Texto y fotografías: Alfredo Morales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario