Pocos supondrían allá a comienzos del presente milenio que el nuevo trabajo que el dúo de techno pop alemán compuesto por el vocalista Peter Heppner y el músico Markus Reindhart sería a la larga el último que editarían para más adelante separarse definitivamente. Lo que está claro es que el grupo se tomó su tiempo para editar nuevo material tras el exitoso y muy bueno “Spectators” de 1998.Con su anterior trabajo el grupo consiguió afianzar su figura en Alemania dentro de las tendencias electrónicas y también a nivel continental ganó presencia y relevancia. Gracias a canciones como los singles “Once in a lifetime” y “Kuntsliche welten”, “Spectators” obtuvo unos resultados a nivel comercial y mediático razonables y el conjunto global de la obra se ganó buenas críticas en general.
A pesar de que sabíamos del carácter oscuro y a ratos introspectivo de Wolfsheim, dejó muy en fuera de juego el hecho de que para presentar “Casting Shadows” se escogiera como primer single la triste pero sobria “Kein zurück”; ¿quién sabe si en su título, de traducción al español “sin retorno”, se atisbaba en parte que Wolfsheim llegarían en breve a su final? Lo que sucede es que esta canción, que tras muchas, pero que muchas escuchas finalmente consigue llegarte, evidentemente no es nada inmediata, y además el hecho de que fuera de las composiciones en alemán del disco, por muy patriótico que les quedara de sus fronteras hacia dentro, lacraría la posibilidad de que Wolfsheim siguieran afianzándose a nivel internacional más allá de tierras teutonas.
No obstante, y aunque sea sin llegar al nivel de exigencia tan alto que marcó el anterior “Spectators”, hay que reconocer que “Casting Shadows” es un disco notable y solvente. Es quizás menos inmediato, pero tras llevar un tiempo interiorizándolo y casi sin darte cuenta, un día te paras a pensar sin saber por qué y resuelves que es un disco bastante bueno y agradable.
Y eso que se empieza con una composición poco frenética o arriesgada, que en parte concede el título al disco. “Everyone who casts a shadow” es un tema amable, que choca al ver la partida de Wolfsheim respecto a “Spectators” y que se vale de vocoders que a ratos continúan la letra que Heppner de forma hierática, muy a su estilo, se encarga de ejecutar. Un inicio curioso más que memorable, que pasará al olvido debido a que en el 2º lugar del set list se nos presenta una de las mejores composiciones del disco. Es “Care for you” sin lugar a dudas una de mis favoritas de Wolfsheim de todos los tiempos. Estamos ante un tema que destila melancolía y relajación a partes iguales. Nos enfrentamos a una calmada sensibilidad, plasmada de forma tan elegante y sinuosa a través de las melodías diseñadas por Markus y que Peter canta con bastante sentimiento. El estribillo es sencillo a más no poder, pero resulta que es lo importante, y sus repeticiones de palabras no son motivo para constituir lacra alguna. Una joya oculta de la discografía de Wolfsheim, que conforman un inicio de disco muy alejado de los ritmos con más beats y más oscuridad bailable que ofrecía su anterior disco. Llegamos a “I won’t believe” que es un claro ejercicio de pop, con un cierto toque amargo o melancólico en su melodía, que a ratos puede resultar algo hinchada o impostada dentro de lo que suele ser el semblante habitual de Wolfsheim. La canción gana intensidad tras su primer minuto y medio que tiene poco recargo sonoro y de programaciones. Ahora es turno de “Kein zurück”, que ya lo he advertido en la introducción, es un tema de factura más clásica en general y constituyó un arriesgado primer single de la obra. Recuerdo el videoclip con esa empleada de lavandería a la que se le va la olla, y ver a Peter y Markus por ahí metidos viendo el devenir de esa moza que sale corriendo de su lugar de trabajo. Termina por llegar, pero precisarán de varias escuchas, quizás, para cogerle el puntito. “And I…” es una composición de factura medio acústica, sugerente en el sentir que transmite y que supondrá uno de los últimos capítulos relajados de la obra, ya que hasta ahora “Casting shadows”, salvo en ciertos momentos de “I won’t believe” se ha mostrado muy reflexivo y calmado. No obstante, hay sitio para la también sosegada, pero con un toque oscuro bastante interesante, “Underneath the veil”. En el terreno más solemne del disco puede ser de las más llamativas y en todo caso es una de las pequeñas joyas ocultas que el último disco de estudio de Wolfsheim contiene.
Con “Find you’re gone” el grupo recupera de forma más clara el techno pop bailable que caracterizaba “Spectators”, y lo más curioso es que este acertado single tenía su réplica solamente en formato single con la previa “Find you’re here” que no se incluyó en “Casting Shadows”. Por cierto, resulta muy interesante ver los 2 videoclips seguidos, con esa evolución de la casa de Peter Heppner, que en la 2ª parte, la que constituye en sí el video de “Find you’re gone”, la reconvierte en un restaurante oriental. Los teclados y sintetizadores que marcan la melodía cuando Peter dice eso de “veo que te has ido”, son muy claros y directos y conforman uno de los más claros himnos pop del disco. La siguiente “This is for love” puede resultar algo forzada, y en todo caso palidecerá claramente con los 2 siguientes ejercicios que Wolfsheim situó para afrontar la parte final, que claramente dignificarán el resultado de la obra, dándole una parte final de mucho ritmo sintético que se agradece y que casi alcanza los momentos más excelsos que el grupo alcanzó en el anterior “Spectators”. Y es que “Wundervoll” es tal como su propia traducción indica: maravillosa. La melodía de sintes que organiza Markus es realmente genial y Peter canta de tal forma que le da un empaque y fuerza bastante notoria, sobre todo teniendo lo comedido que es Heppner al micro. Pero es que igualmente en este sentido se moverá la siguiente “Approaching lightspeed”, echando más madera al sector más bailable y movido del disco y conformando una 2ª mitad interesante. Estas 2 composiciones son de lo que más me gustan de la obra y se agradecen sobremanera. Se termina con una instrumental de título “In time”, al estilo de lo que el grupo ya hiciera en su anterior disco, pero en este caso con una composición de maneras misteriosas y sugerentes, algo ambient, que no queda nada mal como epílogo.En Alemania el disco tuvo una gran aceptación, e incluso “Kein zurück” funcionó relativamente bien, a pesar de no ser un single demasiado comercial. En aquellos momentos a Wolfsheim se les tenía en muy buena consideración y aunque el dúo se tomó su tiempo hasta editar nuevo material (5 años desde “Spectators”), no habían perdido la inercia del éxito y de la aceptación del público que aceptó con agrado este disco. Lo que nadie intuía es que a la larga sería el último del grupo.
Y es una pena, ya que “Casting Shadows” confirmaba la grandeza de Wolfsheim y su capacidad de dar lugar a discos muy perfectos. A “Dreaming Apes” quizás le sobraban ciertos interludios instrumentales experimentales que hacían algo agreste el camino al disco al público menos ducho en la materia, pero ya en “Spectators” el grupo dio con la justa medida. Lo que sí resulta algo sosa es la portada del disco, ¿no?
Este disco que hoy hemos revisado tiene temas realmente buenos. Quizás salvo “I won’t believe” y “This is for love”, las cuales no me emocionan particularmente, el resto de composiciones son buenas o incluso muy buenas. Puedo quedarme con muchas. Indudablemente con “Care for you”, “Find you’re gone”, “Underneath the veil” y esa pareja de temas de la parte final tan animada y movida como son “Wundervoll” y “Approaching lightspeed”. Wolfsheim sellaron su discografía con un buen último disco. Lástima que creemos que no habrá más.
Esta semana santa no habrá estreno el miércoles en nuestro horario de las 23.00h en RUAH ni una hora más tarde en &radio. Podrán escuchar repeticiones, que no sé si coincidirán en ambos casos, ni cuáles serán, ya que las elegirán los encargados de programación de cada emisora. En breve estará subido el Especial Pink Floyd que se emitió el pasado miércoles.

Parte de la lacra comercial del disco fue que la complicada “Raw” fuera escogida como primer single. Este tema que fusionaba soul y cierto carácter rock a partes iguales, no llegó ni a los fans antiguos del grupo ni a nueva gente. Se quedó en tierra de nadie, suponiendo un cierto toque de riesgo para el grupo, que en efecto fue tal y que les vino horrible en unos momentos en los que como ya he comentado había cierta zozobra interna entre sus componentes. “Empty spaces” es una de las joyitas ocultas de “Heart Like A Sky”. Supone otro instante de relajación e intimismo al estilo de lo que “A matter of time” nos mostró unas pistas antes, pero en esta ocasión con un giro más en la rueda de intensidad emocional, lo cual es inestimable para llegar a conformar una composición muy válida y disfrutable. “Windy town” es una canción pop que por momentos gusta y por otros momentos no. Tiene partes o pasajes buenos, pero quizás parte de su melodía flojea en otros instantes. Por lo general no está mal, pero mejor resulta el cierre del disco “A handful of dust”, que en parte toma los bríos derivados de “Crashed into love” para sellar “Heart Like A Sky” con una composición de soul y pop a partes iguales que no está nada mal y que no en vano seleccioné como música de fondo en lo que fue la 1ª temporada de “Discos, música y reflexiones” en la radio.
“Death of a party” nos devuelve a Damon, en una composición en el que los teclados vuelven a recordarnos a épocas pasadas, con una base casi más propia del trip hop de aquellos días que de otro género musical. “Chinese bombs” apuesta por el sector agresivo y rockero del disco. Un tema bastante punk, visto en su rabia, la forma de cantar a modo de escupitajo vocal de Damon y su corta duración. “I’m just a killer for your love” se muestra sucia, rockera y reiterativa en su mensaje, mostrando a los Blur más cercanos al rock independiente; de hecho, en esta pieza nos podemos encontrar ciertos adelantos sonoros o de estilo de uno de los siguientes proyectos musicales de Albarn, Gorillaz. Luego nos llega “Look inside America”, que en sus primeros compases nos puede traer recuerdos lejanos de la gloriosa “End of a century”. Aquí se oye a Damon cantando sin retorcimientos de producción y sin él forzándose a sonar distinto. Se oye su tono habitual y da lugar a una canción agradable y reminiscente de los Blur de siempre, que por otro lado poco tiene que ver en el conjunto tan arriesgado de canciones que como comprobarán nos estamos encontrando en este 5º disco de estudio de la banda. La siguiente composición, antepenúltima de las 14 que forman parte del disco, suena interesante. “Strange news from another star”, cuenta nuevamente con Damon en formato sonoro reconocible en una composición lenta, reflexiva y a ratos bonita en sus formas, como por ejemplo a mi me lo parece en su estribillo. “Movin’ on” muestra un carácter más acorde con el disco, siendo sucia en producción, con cierto vigor en su melodía y con Damon otra vez modificado en el sonido de su voz tradicional. No obstante, algunos de los últimos episodios sonoros, aunque muy buenos, desvirtúan el mensaje de la obra, ya que lo inquietante predomina y por ello “Essex dogs” supone un cierre de obra apropiado visto lo visto. Larga, subterránea, nocturna, complicada, inquietante, de base rítmica trabada y que a su vez incluye un track oculto instrumental de carácter hipnótico y experimental.
Damos la vuelta la cinta en la pletina y le doy al play tras avanzar el tiempo restante en blanco que sobraba en los 45 minutos de cinta de la cara “a” (y es que me encargué en su día de hacer mi copia lo más real posible respecto a la original que me prestaron para copiármela). Resulta curiosa y atractiva “Fade in out”, la cual resulta algo experimental e hipnótica, además de ser bastante aguerrida en sus formas instrumentales. Otra balada que sigue la estela de “Stand by me” fue el 4º single de la obra “Don’t go away”. Aquí Liam se pone realmente romántico cantando las letras escritas por su hermano Noel, y si no escuchen el estribillo: “Por lo que no te vayas, di lo que sea, di que estarás por siempre en la lluvia en mi vida, porque necesito más tiempo, sí necesito más tiempo para hacer las cosas bien”. Me gusta bastante el sector baladístico de “Be Here Now”, aunque “Stand by me” me agrada quizás un poquito más que “Don’t go away”, la cual también contó con arreglos clásicos en su mezcla. Fuera de tono resulta la canción título, con esos sonidos tan rimbombantes y chocantes, abundando en el lado más pop del disco, a lo que vendrá a sumarse también el fallido 3er. single “All around the world”, la cual resulta pesada principalmente porque se pasó de duración; quizás esta “All around the world” en una versión algo más acortada hubiera resultado más digerible y amable. Un buen cierre supone la animada, llevadera y rockera “It’s gettin’ better (man!!)”. Siendo generoso le puedo llegar hasta la vitola de joya oculta personal y como estoy animado así la consideraré, principalmente porque es un buen capítulo final que te deja un buen sabor de boca, más allá del epílogo cansino de la versión reprise de “All around the world”; se ve que se quedaron con ganas de más “All around the world”, en un intento catastrófico de intentar conferirle a esta canción una sensación de clásico por estos favores que no viene a qué y que en todo caso me supone el momento más anodino y que menos me gusta del que fuera 3er. trabajo de estudio de los famosos hermanos de Manchester. Se termina la obra con unos pasos andando y cerrando una puerta.
“One more kiss, dear” sirve como interludio porque tras la misma llega otro de los grandes momentos. Es la composición perfecta para ambientar el cine negro que en cierto modo también desprende “Blade Runner”. En el blues de “Blade Runner”, esos sintetizadores desolados, lejanos, vagos y lánguidos, casi reflexivos, sirven para ilustrar la soledad y sordidez del policía que es Deckard y ambienta ese momento duro que sufre cuando retira a la replicante Zhora; acompaña a una de las escenas más bellas y mejor rodadas desde el punto de vista formal de la película. Ver como Zhora recibe los disparos en esa huída desesperada después de que Deckard la visitara a su camerino en el show de stripper en el que trabaja, y comprobar como va rompiendo los cristales de una galería de tiendas de ropa, en mitad de la nieve y a cámara lenta, es un prodigio y algo digno de enseñar en cualquier escuela de cine, que lleva la marca de Ridley Scott, el cual se anotó más que un tanto filmando esta excelsa escena. “Memories of green” es una delicada composición de piano, bastante bonita y emotiva, que sirve para ilustrar esos momentos de la película en los que Rachel analiza sus recuerdos para comprobar si de verdad son injertos artificiales implantados en su mente por Tyrell (quizás recuerdos propios de la sobrina de éste según Deckard) o son experiencias reales. Resulta realmente triste ver esa foto en blanco y negro en la que se ve a la supuesta Rachel de niña, con una madre que nunca tuvo; desgarrador y realmente emocionante. “Tales of the future” cuenta con una sorprendente voz de Demis Roussos y sirve para ambientar esa atmósfera noctura y las calles sombrías que forman parte del universo de la película. Realmente inquietante y sorprendente. “Damask rose” continúa por la senda de lo exótico y misterioso y quizás sea el momento menos memorable de los 12, ya que a continuación se presenta el tema tan contundente y rotundo que se compuso para los títulos finales, y que a la larga ha sido el tema que más ha permanecido en la memoria colectiva, sobre todo porque fue sintonía de un programa de televisión durante mucho tiempo. Es un tema siniestro, oscuro, agresivo y que impide que te relajes incluso en los títulos finales (más efectista si cabe si ves el final primero, en el que no hay apéndice romántico con imágenes que se tomaron prestadas de descartes de “El Resplandor”). Es curioso que en este conjunto editado en 1994 se sitúe al final “Tears in rain”, con ese monólogo para la historia del replicante Roy Batty al final del film, en el que te planteas quién era el bueno y quién era el malo en la película. Realmente el comportamiento agresivo y atroz de los replicantes deriva de su indignación por no poder vivir más y estar programados con fecha de caducidad. La muerte de Roy Batty, tras salvar a Deckard de caer al abismo, soltando al momento esa paloma con las nubes disipándose y con el único cielo azul, aunque sea oscuro, que vemos en la película (con la simbología de que la paloma volando se lleva su supuesta alma) y con ese speech que no me resisto a transcribir: “yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos-c brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos… Momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”, es por derecho uno de los momentos inolvidables de la historia del celuloide. La música es delicada, cristalina y preciosa y acompaña inestimablemente a uno de los grandes momentos, no solo de la película, sino de la historia del cine. Uno está acostumbrado al doblaje en español y he de decir que quizás la voz de Rutger Hauer en la versión original es algo aguda; por tanto, al actor de doblaje español que lo realizó, estimo darle un 11 sobre 10 por tan magnífico papel a la hora de adaptar la interpretación al castellano.