Este fin de semana tengo viaje a una ciudad de la que Miguel Bosé dijo algo así como que “el corazón que allí va, nunca volverá…” ¿adivinaron?, con lo que les dejo unas horas antes el artículo de turno. Regresamos tras varias semanas a la década de los años 90. Hacemos hoy un hueco en nuestro blog para dar la bienvenida a una de las bandas más aclamadas y novedosas de los últimos 15 años. Radiohead, la banda liderada por Thom Yorke, es uno de los grupos que tienen el honor de haber grabado uno de los discos más importantes de la década de los 90, junto a obras como “(What’s The Story?) Morning Glory” de Oasis.Me estaba refiriendo a aquella obra magna de 1997 titulada “Ok Computer”. No obstante, la propuesta para recuperar a la banda de Yorke durante los próximos días no será ese disco, sino su predecesor del año 1995, el trabajo “The Bends”. Digamos que este álbum es el último realmente accesible y llano del grupo, antes de que empezaran a experimentar y abrir nuevos caminos en el mundo de la música.
Los antecedentes de “The Bends” estaban concretados en aquel disco directo y heredero del grunge más suave que se tituló “Pablo Honey”. Ya en esa obra se incluiría quizás el mayor himno grabado por Radiohead en toda su historia, su canción más reconocida por separado, “Creep”. Antes de lanzar su 2º disco de larga duración, también se editó el lp “My Iron Lung”, en el que se hacía lugar a otras canciones notables y rarezas de los primeros días de la banda.
Dentro del mundillo indie, y en parte también lejanamente asociados a las corrientes del brit pop, Radiohead se hizo con un buen nombre en sus primeros pasos. Precisamente su nombre está extraído de una canción de mis adorados Talking Heads, aunque dicha pista se encuentre dentro de la lacra mayor en forma de disco que editaron Byrne y sus compañeros en su larga trayectoria, aquel olvidable “True Stories” de 1986.
Con “The Bends”, siguiente obra del grupo, Radiohead darían forma a un trabajo de sonido más sólido y formal, pareciendo mentira que se trate de un 2º disco dentro de la historia de una banda. Digo que choca que sea en realidad el 2º lanzamiento de la banda, por las tablas y aplomo que demuestra la obra; en definitiva la consistencia que tiene. Canciones como “Fake plastic trees” o sobre todo “High and dry”, son las que harían de este disco una leyenda, aunque haya quedado algo a la sombra del álbum que le sucedería en la historia de la banda, y por el cual el grupo fue encumbrado.
Quizás no sea muy adecuado para su escucha en estas épocas. Es un disco más apropiado para los meses de marzo/abril, que para estas fechas otoñales, pero bueno, no me parecía correcto que la banda de Thom Yorke tardara más tiempo en aparecer por el historial del blog. Aparte del notable líder del grupo, el resto de la formación se compone de los hermanos Greenwood, Johnny a la guitarra y Colin al bajo, el batería Phil Selway y el otro guitarrista Ed O’Brien. Tras presentarles a estos 5 muchachos (por si aún no sabían quiénes eran), pasemos a destripar la obra que publicaron en 1995.
“Planet telex” aparece con unos teclados distorsionados y vibrantes, sobre los que Yorke, también con una voz distorsionada y bastante potente para lo que él suele ser, nos presente la primera canción notable de la obra. En la producción de esta pista ya se pueden apreciar los retazos que marcarán los futuros caminos de la banda. En 2º término se dispone la canción “The Bends”. Uno de los ejemplos más contundentes de rock que muestra la obra a la que da título. Es otra mis favoritas de la obra, con lo que seguimos por el buen camino, el cual no abandonaremos de momento ya que ahora se afrontan los 2 momentos clave del disco. Arrodíllense, llega el turno de “High and dry”. Fue el single de adelanto del disco y se le dio tanta importancia que hasta dispuso de 2 clips promocionales; el primero nos mostraba a la banda tocando en una especie de páramo, con una lluvia cayendo incesantemente sobre ellos, y el otro muestra una representación de historias en una cafetería muy al estilo de la que aparece en el film contemporáneo “Pulp Fiction”. Este último clip tiene un final chocante, por lo que les recomiendo que lo busquen por youtube y además de disfrutar de esta excelente canción, le echen un ojo a la historia visual. Sin lugar a dudas “High and dry” es uno de los inmortales de Radiohead de siempre. Esa melodía de guitarra acústica y la languidez de Yorke en el estribillo, son de un tremendo encanto. El siguiente paso da lugar a la visión desesperanzada de “Fake plastic trees”. La otra joya de la corona de la obra, que para terminar de convencernos, se dispone justo tras “High and dry”. Se ha dicho de esta canción que es una de las más tristes de la historia de la música moderna; razón no le falta a esta afirmación, ya que esas características se aprecian tanto en la melodía, como en la letra. A pesar del carácter opresivo de la misma, y la angustia que nos causa, es un placer sumergirse en esa melancolía y desesperanza que transmite. “Bones” no es de los momentos más memorables de la obra, y más aún al situarse tras 2 clásicos de la talla de los descritos en las anteriores líneas. Destacar en su sonido la distorsión guitarrera tan en boga por aquellos días derivados del grunge que nos había legado el malogrado Kobain. “(Nice dream)” es una de las piezas más pausadas e inofensivas de la obra. Un pequeño descanso que celebramos recibir a mitad del lp, tras la intensidad recibida hasta el momento.
De hecho, es inmejorable encontrarnos con ella aquí, ya que uno de los momentos más rabiosos (quizás el que más), lo reporta la enérgica “Just”, que es la pista que continúa el álbum. También dispuso de otro clip bastante chocante, con una historia de un tipo tumbado en mitad de la calle; otra cosita digna de contemplar en youtube o donde ustedes puedan. “My iron lung” también se incluyó en la obra. Destaca por la marcada guitarra que tiene en su principio y en gran parte de la canción. Un momento de rock alternativo de manual, podría decirse. “Bullet proof… I wish I was” se mueve dentro de los instantes pausados que incluye la discografía de Radiohead. Una canción con menos alardes electrónicos, pero que de haber recibido un tratamiento más vanguardista, podría haber sido una parte nada en disonancia con el posterior “Amnesiac” de la banda; es que lejanamente me recuerda a “Pyramid song”, quizás sea por eso. El caso, es que hasta la canción final, no vamos a encontrar ya mayores sobresaltos, puesto que ni “Black star” ni “Sulk” suponen grandes emociones; algo más de intensidad quizás por parte de la 2ª, pero tampoco es que incluya alguna línea sonora memorable. El final de la obra viene de la mano de la oscura y melancólica “Street spirit (fade out)”. Apropiado corte para el final de la obra, pero no sé yo que hubiera sido del disco si en lugar de esta pista, se hubiera puesto aquí a “Fake plastic trees”; menudo final que hubiera supuesto poner aquí a esta canción. No sé, creo que mejor está como se hizo, ya que de la forma que sugiero, quizás hubiera quedado todo demasiado pretencioso. En todo caso, aquí la desesperanza y la melancolía, están más que presentes en el sonido de la canción, pero no con el nivel tan extremo de la 4ª pista de la obra.“The Bends” supuso la confirmación de que Radiohead no era una banda pasajera, de esas que tenían un buen lp de debut, con una canción resultona y que posteriormente se fueran al traste con el lanzamiento de su 2º disco, si es que dicha edición se produjera; ejemplos de “one hit wonders” en los años 90 también hubo, y de textura parecida a Radiohead bastantes.
Canciones como las que incluía la obra, que representan perfectamente la melancolía y sufrimiento destilado en las composiciones de Yorke, conformarían este disco como un ejemplo que bandas posteriores, intentarían imitar con mayor o menor éxito o, mejor dicho, acierto. Bien es cierto, que la primera parte del disco, es la más válida con distancia de la obra, y que la disposición del listado de canciones quizás pueda ser sometida a un debate de si fue apropiada o no. No obstante, estamos ante una obra, que en resumidas cuentas reporta muy buenas sensaciones.
El caso es que este disco quedará eclipsado en la obra de Radiohead por su celebrado siguiente trabajo titulado “Ok Computer”. Es cierto que el 3er. disco de estudio del grupo aporta más novedades dentro de la música que el que hoy proponemos. Se busca experimentar más y evolucionar del rock clásico a nuevas fórmulas con el apoyo de la electrónica y ciertos elementos, valiéndose incluso del virtuosismo del rock sinfónico.
“The Bends” es un disco que despista desde su portada, en la que siempre he tenido a bien pensar que nos encontramos con un deformado Thom Yorke, con algunos parches cardiacos puestos en su torso. Paradigma del rock alternativo e indie de los años 90, es una de las obras básicas que se han de escuchar dentro de esas tendencias que se fabricaron en aquellos años.
Por el simple hecho de escuchar la delicia que suponen tanto “Fake plastic trees” como “High and dry”, ya merece la pena reparar un rato en él. No obstante, no son los únicos pasajes que destacan dentro de la obra. Hay mucho más como ya hemos revisado. Hasta aquí duraron los Radiohead menos enrevesados y los que casi cualquier hijo de vecino podía escuchar sin torcer el gesto facial; lo que vendrá más adelante, aunque es igualmente válido e interesante, requiere una mayor atención y comprensión. Con calma, en un futuro ya hablaremos de ello. Esta semana, no queremos complicarles más.
Y para cerrar, como vendrá siendo habitual de aquí en adelante, hablemos de la radio. Este miércoles, como ya comenté la pasada semana, a las 22.00h tuvo lugar nuestro 2º programa, el cual figura en el reproductor de ivoox del lateral como “DMR 1-2”. Recuerden, va sobre “The Queen Is Dead” de The Smiths. Nuevamente hubo muchos problemas con la emisión on-line; mejor decir que dicha emisión en la web no funcionó. Confío que a la 3ª salga todo bien. Este próximo miércoles, podrán escuchar el programa en el que revisamos el disco “Face Value” de Phil Collins, del cual no hace muchas semanas que colgamos su artículo de revisión. Que ustedes lo disfruten; si no funcionara, el jueves intentaremos colgar el programa en el reproductor podcast del blog.

Se van a cumplir en breve 30 años de trayectoria musical, y en ese tiempo Depeche Mode ha tenido espacio de sobra para tener contrastadas sensaciones en nuestra ciudad. Algunas negativas como aquel accidentado concierto de la gira de “Construction Time Again” en la Escuela de Caminos, los tiempos de la grabación de “Songs Of Faith And Devotion” y otras más agradables, como los exitosos conciertos de las últimas giras. La relación de Depeche Mode con la capital, comenzó a raíz de un par de conciertos celebrados en la mítica sala Rockola, en el “See You Tour” de 1982, en los que ya estaba Alan Wilder, y de los que les dejó exclusivas fotos escaneadas, que tengo en mi poder gracias a un directivo de mi empresa que tuvo el privilegio de acudir a aquellas míticas citas. Se quejarán de la joyita que aquí les dejo flanqueando este párrafo, ¿eh?
Depeche Mode con este concierto, se colocan a la cabeza en la lista de bandas internacionales que más he visto en directo en mi vida. 3 conciertos acumulo hasta la fecha. La primera vez fue en aquel domingo 21 de octubre de 2001, dentro del “Exciter Tour”. Un concierto que me reportó una extraña sensación, al haberlo visto desde la grada del Palacio Vistalegre, aunque hubiera podido situarme en pista en zona más o medio decente, ya que aquel día la entrada era general. La 2ª ocasión tuvo unas semejanzas más que importantes con la que hoy nos atañe. Fue un lunes 6 de febrero de 2006 dentro de aquel “Touring The Angel” en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Allí, pasé de un extremo a otro respecto al show anterior: estuve en primera fila, precisamente en el recodo que formaba la pasarela y el escenario, pero en la parte más lateral y menos centrada de los 2 lados de esa extensión de las tablas. Quizás estuve muy encima y a pesar de mi elevada estatura, me vi sobrepasado por la situación del escenario, teniendo una extraña sensación de lo que viví.
En aquel concierto anterior (del cual les intercalo 2 fotos: una cortesía de nuestra amiga Betsabé, la que figura arriba de este párrafo, una compañera granadina que conocimos en aquel show, y la otra, arcaica a más no poder, echa por mi con un móvil bastante ramplón del cual ya han tenido noticias cuando les hablé de Simple Minds… por cierto, no asistí al concierto del miércoles 18: mucho dinero y muy pegado a Depeche), al que asistí sin allegados de toda la vida, conseguimos hacer un buen grupo de amigos en la cola para entrar.
Tenía la certeza de que gran parte de ellos no irían, pero sin embargo, otro grupo sí que apostaba que allí estarían. Y efectivamente así fue. Nada más llegar eché un ojo para ver si les localizaba y fueron ellos los que me vieron a mí y se acercaron para recordar la experiencia vivida 3 años y medio atrás. Me situé con ellos en la cola (aunque estábamos en 2 tandas, por la susceptibilidad de la gente al haber pasado horas y horas de guardia) y pasamos un rato muy agradable, haciendo la eterna espera muy amena. Al rato llegó uno de los amigos personales que iban al show y se sumó al grupo.
Resultó también bonita “Walking in my shoes” en la parte inicial del show, con esa proyección del cuervo negro que hacía de telón de fondo a la banda. Se disfrutó también mucho en los primeros minutos con la electrónica “World in my eyes”. En esta ocasión de “Exciter” no se trajo ninguna canción (mejor) y de “Playing The Angel” se hizo un hueco al glorioso single y bastante valorado “Precious”, cuya proyección consistió en una trascripción mecanográfica de un texto literario. Ya he citado que no faltaron tampoco “I feel you” en la parte final del track list principal y “Policy of thruth”, la cual siempre me resulta agradable de escuchar en directo.
“Hamburg song” es una pieza lenta y con un órgano protagonizando la melodía en sus primeros compases. Fuertemente melancólica y triste, nos vuelve a trasladar a parajes otoñales y crepusculares, muy en contrapunto con la siguiente pista que nos encontraremos, ya que “Put it behind you”, junto al single “Is it any wonder?”, es el momento más alegre y vital de la obra. Con esta pieza se viene a demostrar, que a pesar del carácter menos luminoso, también hay lugar para piezas con un sonido menos tendente a la melancolía depresiva. Destacar la parte instrumental a modo de interludio que media entre el cuerpo principal de la canción y el siguiente corte del disco. “Crystal ball” es otro de los momentos más destacables de “Under The Iron Sea”. Quizás justo a “Nothing in my way” son de las canciones que más me gustan de la obra. Acertadamente fue escogida como single, lo único es que tampoco recibió la atención que se merecía. El sonido intenta parecerse al de las obras más animadas de “Hopes And Fears”, dando lugar a uno de los momentos más enérgicos y bailables del álbum, pero con mucha elegancia y sin necesidad de hacer excesos, como quizás sucede un poco en “Is it any wonder?”. “Try again” es otro de los cortes con mayor carga melancólica de la obra. Me recuerda muchísimo a la canción con la que termina el film “Philadelphia”, cuando sobre imágenes de Super8 de la infancia del protagonista de la historia, encarnado por Tom Hanks, se nos pone un tema de misma textura que ahora mismo no recuerdo a quién pertenece… ¿alguien me refresca la memoria? Como penúltima etapa encontramos “Broken toy” con una base más bien jazzística y con un enfoque más oscuro y menos de relumbrón, muy a tono con el disco; a su vez, supone una de las pistas más largas de la obra. “The frog prince”, como si haciendo honor al título de fábula que tiene, reporta por otro lado un final de álbum más luminoso y con un sonido menos melancólico que el que nos han estado transmitiendo durante todo el disco los Keane.

“Virgin” es otro tema de intensidad, destacando aquí los acelerados teclados que tiene. Existen partes dentro de la interpretación vocal de Tony que resultan irresistibles, como el inicio cuando nos dice eso de “te podría contar un cuento de hadas, coger tu mano, oh tan pequeña y frágil...” o partes tan galantes como “podría darte seguridad, proteger tus ojos de los que ves, pero no te puedo dar una garantía de perder o ganar”. Nuevamente los coros juegan un papel importantísimo, complementando estupendamente a este cantante, que sin ningún lugar a dudas, es para mi uno de los mejores que nos regaló la década de los 80 y la historia de la música. A continuación se nos presenta uno de los singles promocionales de la obra. “Fight for ourselves” es una canción que destaca por ese estribillo con los coros tan potentes y bulliciosos que incluye. En mi opinión es quizás la canción más floja del disco, a pesar de que fue escogida como single. Otra cosa, es que normalmente a la gente le suele agradar, demostrando que una vez más marcho a contracorriente respecto a las masas. “Swept” es el otro momento baladístico del disco, junto a la emocionante “How many lies?”. He de decir que al principio no le encontraba la gracia, pero a día de hoy he llegado a cogerle el gusto a esta canción y al pegadizo ritmo de la entonación del estribillo que realiza Tony a la voz. Si la siguiente “Snake and lovers” podría haber formado parte de “True”, debido a su sonido, diría que “Swept” tampoco hubiera desentonado en el disco que precede al que hoy revisamos, el “Parade” de 1984. Otra canción bonita, y que nos deja un buen sabor de boca sin precisar de realizar alardes excesivos. “Snake and lovers” es quizás la canción de pop más mediano e inofensiva del disco. De no ser por los coros tan característicos que están jalonados en casi todas las canciones del álbum, como ya he dicho antes, se le podría haber hecho un hueco sin ningún problema en el disco “True”. Y llegamos al final de esta fabulosa obra pop. “Through the barricades” es una canción emotiva hasta decir basta. El sonido de las notas de teclado, la guitarra, el saxo, la voz de Tony... todo está dispuesto de forma que se pone el vello de punta. El final instrumental de la canción podría ser la banda sonora perfecta para películas como “Qué Bello Es Vivir”. Debido a que compré “Live From The Nec” en noviembre de 2005, (al mismo tiempo que me hacía con “Playing The Angel” de Depeche Mode, que también estuvo en mi cassette del coche en aquellos días, y el “Concert-Live” de The Cure) y el disco en sí que hoy revisamos en noviembre de 2006 (junto al single “Martyr” de Depeche Mode y el recopilatorio en edición bolsillo de Inxs), le confiero al lp “Through The Barricades” un sonido muy navideño, por coincidir en gran parte la llegada de esas fechas con las que compré los 2 ítems señalados. No obstante, el corte tan emotivo de “Barricades - Introduction”, de “How many lies” y de la canción que titula la obra, también ayudan mucho a esa percepción.
“Why worry”, es el tema más largo del disco. Durante casi 9 minutos, lo que más nos queda grabado en la memoria son las 4 notas de teclado cristalino tan características que tiene, y que suena gráciles sobre la línea cálida y pausada de la guitarra de Knopfler. Al recuperar “Brothers In Arms” tras mucho tiempo para hablarles hoy de él, he estado varios días de la semana con dicha leve melodía inocente de teclado repitiéndoseme en bucle una y otra vez en la mente en momentos aleatorios. “Ride across the river” es una pieza maravillosa de la cual hay que destacar principalmente la línea de bajo tan grave a cargo de John Illsley, perfectamente conjuntada con la guitarra de Knopfler. Tiene un ritmo pausado, pero solemne, de textura menos relumbrante, pero muy válida. Quizás una de esas joyas ocultas que siempre digo que guardan los lps en su interior. “The man’s too strong” es un tema country claramente en su sonido y que podría hacer prever las futuras colaboración del líder de la banda con una de las grandes damas del género como es Emmylou Harris. “One world” vuelve a moverse por los terrenos quizás más rockeros del disco, debido al endurecimiento de las líneas de guitarras y una base rítmica más aguerrida igualmente. Ya hemos podido comprobar que en este disco, también hay lugar para los momentos reflexivos; otro ejemplo de ello, es la canción título. Con una sección de guitarra que demuestra a la perfección el virtuosismo de Knopfler. Es la canción de sonido más oscuro y menos reluciente del disco. Un final de disco excelente sin dudas.