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sábado, 11 de abril de 2009

03-04-2009 Concierto Franz Ferdinand. Madrid

Bueno, bueno, bueno, ¿por dónde empezar? Supongo que por el principio, ¿no? Creo que eso será lo más fácil. En fin, como ya comenté en su día al revisar el último trabajo editado por Franz Ferdinand, el inicio de mi admiración por esta banda ha sido más bien tardío y en parte se debió a comenzar por el lugar equivocado, que fue por la cata del 2º de sus discos. La escucha de su brillante “Tonight: Franz Ferdinand”, me abrió los ojos como platos, y la posterior captura de su debut, me hizo confirmar que los derroteros irían definitivamente por la admiración puntual que sentí por “The fallen” y “Outsiders” de “You Could Have It So Much Better”, más que por el resto del disco, que lo que me venía a causar era una sensación de extrañeza y confusión.

Igualmente, les dije que aún sin haber accedido a su primer álbum, tan sólo por la escucha de su nueva entrega, me decidí a sacar entrada para su concierto en el Palacio de los Deportes, que tan elegante y correctamente fue promocionado en el diario gratuito ADN a portada completa.

El pasado viernes 3 de abril de 2009, cuando todavía resonaban los ecos y se agolpaban las sensaciones vividas en el concierto de The Killers, tan solo 11 días atrás, y cuando todavía se notaba un cierto temblor después del terremoto AC/DC, que había pasado unas horas antes, era en el mismo Palacio de los Deportes donde Kapranos y sus secuaces nos habían citado para demostrar qué es lo que son capaces de hacer.

Tras terminar mi jornada laboral a las 15h, decidí no pasar por casa y dirigirme directamente al Palacio de los Deportes, para intentar posicionarme en una localización decente, al igual que conseguí en el reciente evento de The Killers. Tras tomarme con calma la llegada a los aledaños del Pabellón, sobre las 16.15h fue cuando alcancé la incipiente cola que se comenzaba a crear, eso sí, de forma torcida y que a los pocos minutos un encargado de la organización, se ocupó de enderezar a marchas forzadas.

Tras reorganizar la cola, tras de mi quedaron 3 chavales que comenzaron a hablar de grupos como Arcade Fire, Scissor Sisters, los propios Ferdinand, etc. y cuando les escuché que les faltaba uno para jugar al mus, no fui capaz de resistir por un lado mi afición a este juego de cartas y por otro lado la posibilidad de una interesante charla musical, de esas que aunque parezca mentira son tan difíciles de disfrutar. Igualmente era la ocasión perfecta para pasar de forma entretenida las casi 2 horas que quedaban hasta que llegara mi acompañante, que pudo conseguir entrada gracias a alguien que no buscaba lucrarse, simplemente no podía ir y lo que quería era recuperar el importe exacto, cobrando los 39 euros que le costó.

Tras interesantes vivencias musicales contadas tanto por unos como por otros, exposiciones sobre discos, e incluso una breve escucha del primer lp de Franz Ferdinand, entre nuestros nuevos amigos y nosotros, llegó la hora en la que tocaba abrir las puertas. El proceder fue exactamente el mismo que unos días atrás con The Killers y en esta ocasión conseguimos llegarnos a una fila 8ª apretujada y más centrada; recuerden el pasado concierto fue una 12ª y algo escorada hacia la izquierda.

Aquí como siempre se habla de lo musical y lo personal, con lo que les comentaré alguna de las circunstancias particulares que me acontecieron. El caso es que no fui a ningún servicio antes de posicionarnos en la pista del Palacio, con lo que tras haber estado sentados casi todo el rato en la cola, el simple traqueteo de estar de pie y algo exprimido por el agobio, ya comenzó a crear algo de malestar corporal. Una de las chicas que formaba parte del grupo de gente al que conocimos y yo, conseguimos sentarnos entre las piernas de la gente que ya se agolpaba, pero un tipo borracho perdido, que estaba sentado también cerca nuestra, echó por la boca toda su buena voluntad y ante el avance de sus esputos, tuvimos que volver a ponernos en pie esperando que los teloneros dieran comienzo al programa.

Ya se advertía en la entrada que había 2 artistas invitados, aunque lo único que sabía un servidor es que venían Mando Diao, pero no otro grupo más. Finalmente se confirmó el triunvirato de grupos y apareció la banda Kissogram para amenizar la espera de los platos fuertes de la noche, con su estilo indie durante media hora. A mi ni me disgustaron ni me volvieron loco, pero en nuestros círculos allegados más bien gustaron poco, por no decir nada. En parte esa crítica venía por la estructura plana de alguno de los temas que tocaron, que efectivamente se componían de 2 versos repetidos. A continuación, les dejo la mejor imagen que les pude coger. Decirles que aquí hubo un momento de crisis personal, en el que estuve medio doblado, con un dolor de estómago insoportable, y de no ser porque mi acompañante tenía una botella de agua que consiguió infiltrar, no sé que hubiera sido de mi. Tras este grupo, llegaba uno de los momentos esperados de la noche. Mando Diao saltaron al escenario con tremendo coraje e intensidad y desgranaron parte de los temas de su nuevo trabajo “Give Me Fire”, el cual por cierto aún no he podido escuchar entero, más allá de lo que tocaron estos buenos muchachos. Sus canciones sonaban bastante enérgicas, como es costumbre, y hubo algún personaje pasado de vueltas que se creía bola de pinball y que consiguió crispar a gran parte de la gente que se aglutinaba por mi zona. Una cosa es botar y enloquecer en tu reducido espacio vital en estos lugares, y otra cosa distinta es ir a chocarte a lo bestia con el personal, pero bueno, cada uno tendrá su enfoque personal y particular sobre estas situaciones. El caso es que precisamente cuando sonaba una de mis favoritas del disco “Hurricane Bar”, que no era otra que “God knows” con esa voz tan cercana a la de Noel Gallagher de Oasis, tras haber engullido una chocolatina que me dio mi partenaire para intentar mejorar mi estado de salud, este añadido hizo que me destrozara por dentro, ya que me generó mucha más sed y lo que me provocó fue una medio lipotimia, que de no ser porque un servidor de ustedes es un tipo de gran envergadura y resistencia, hubiera acabado conmigo en el servicio de atención médica levantado al efecto. Agradecer eternamente el esfuerzo realizado por mi acompañante, que sacrificando las 4 últimas canciones de los Diao, se acercó a los servicios a rellenar la botella de agua y a conseguir un “económico” vaso de refresco de cola para reanimarme. Esto supuso que me reconstituyera totalmente sin haber perdido posición, ya que si me hubiera ido yo, debido a mi estatura, seguramente nadie me hubiera dejado volver a acercarme a las primeras filas donde estaba..

Cerrando el apartado de Mando Diao, decirles que los suecos estuvieron bastante correctos, y propinaron a la gente la dosis de adrenalina justa, suponiendo quizás el mejor primer plato posible para luego afrontar el 2º plato del menú que protagonizaban Franz Ferdinand. Sus nuevas canciones sonaron la verdad bastante bien, y me alegró escuchar “God knows” entre las elegidas para su repertorio; de hecho me ayudó a sobrellevar ese momento crítico por el que pasé. Por aquí les dejo la mejor imagen que capturé de ellos.Pasemos a lo realmente importante. A las 23h en punto, tal como rezaba la entrada y con puntualidad rigurosa, Franz Ferdinand hacían acto de presencia en el escenario. En el grupo de gente que nos acabamos juntando, hicimos una pequeña apuesta sobre cuál sería la canción de inicio. Algunos dijeron que podría ser alguna del último disco como “Live alone”, que supusiera un inicio bastante rítmico. Sin embargo, yo me aventuré a decir que no habría un mejor comienzo que el que reportaría “The fallen”. Efectivamente me acabé llevando el gato al agua. Como ocurre en el clip promocional de esta canción, en el que los Ferdinand van alineados armados con sus instrumentos cual ejército firme y devastador, acorde con la letra: “¿qué hay de malo por un poco de destrucción?”, la banda salió arrolladora y con un nivel de intensidad muy elevado. La gente enloqueció y sin compás de espera se nos dispuso “The dark of the matinée”, sin duda una de las mejores canciones del primer lp del grupo y que tiene un carácter más desenfadado y claramente bailable. Si el otro día les comenté sobre el fallo de set list de The Killers y que el inicio no fue todo lo acertado que podría haber sido, hoy les digo que no pudo haber una mejor forma de abrir el espectáculo. Como hice con la crónica del concierto de los de Las Vegas, les voy intercalando fotos del show que conseguí hacer, aunque al ser la iluminación de Franz Ferdinand más tenue y lúgubre, la calidad de las mismas no es tan buena como las del otro día. Aparte de este inicio atronador y contundente, otra de las bondades del concierto fue que los Ferdinand hicieron hincapié principalmente en su primer y tercer disco, dejando en un 2º plano a “You Could Have…”. De hecho, de las 4 canciones que eligieron de su segundo trabajo, los escoceses tiraron de los 2 momentos impecables del mismo, que curiosamente son el inicio y el final. Por un lado, la ya mencionada “The fallen”, que a la vez abrió fuego en la noche, y por otro “Outsiders” y sus irresistibles “Oh oh oh”, que hicieron acto de presencia en el megabis de 5 canciones, que por lo visto ahora está de moda en estas bandas. No pudo faltar la estrambótica y enrevesada “Do you want to”, que de forma natural supuso uno de los instantes de locura colectiva del Palacio de los Deportes y la delicada “Walk away”, que supuso la mayor muestra de ternura que Kapranos ofreció a lo largo de la hora y medio que estuvo en el escenario.En el apartado de sorpresas que estos escoceses nos tenían reservado en el listado de canciones elegidas, una de las primeras en hacer acto de aparición fue la saltarina y jovial “Tell her tonight” de su primer trabajo. Fue dispuesta en 5º lugar tras el arrollador comienzo y situada justo detrás de “Do you want to”. Gran parte del sector del público celebró los primeros acordes de la canción que nos permitieron identificarla. Quizás tampoco era esperada la mencionada “Outsiders” ni “Michael” del primer disco, que me da por pensar que birló su lugar a “Darts of pleasure”, quizás la gran olvidada de la noche. Uno de los momentos cumbre vino de la mano de “Take me out” situada en pleno corazón del concierto y que tras ese inicio más acelerado, en los compases de cambio de ritmo, la histeria desatada en el Palacio de los Deportes fue indescriptible. Tanta intensidad es necesario vivirla, no es posible explicarla. Claramente fue una de las canciones que más coreó el público y de las más disfrutadas. El single de promoción del último disco, la enérgica y bailable “Ulysses” también fue otro rato de celebración e implicación por parte de la audiencia. Perfectamente se acompañó la interpretación del tema con imágenes del videoclip reproducidas sobre el telón de fondo de la banda. Bastante alejada de colocarse como apertura de concierto, este tema se dispuso justo antes del parón que hizo la banda. A mi juicio un lugar correcto y mucho más que el que ocupó “Human” en el concierto de The Killers. “Jacqueline” también disfrutó de una posición privilegiada al comienzo de la parte final tras salir el grupo nuevamente a escena y fue bastante emotivo que casi toda la gente coreara ese lento comienzo que luego se convierte en esa melodía sin fisuras de guitarra eléctrica. En el apartado personal, me gustó especialmente la interpretación de “Twilight omens”. Ya advertí en su día que es mi canción preferida del último disco, y su interpretación, con un cierto reparto vocal entre Kapranos y McCarthy, que se encargó de las estupendas notas de teclados de este tema, fue simplemente excelente. Al uso se utilizaron unos efectos de iluminación de elipses sobre el fondo del escenario, para ayudar a ese ligero regusto psicodélico que tiene, aportando una sensación hipnótica que creaban esas sombras y formas proyectadas. Eché de menos por otro lado que no sonara “Can’t stop feeling” y “Live alone”, pero hoy ni mucho menos me voy a quejar de la selección de canciones. El final del concierto también hizo que la gente terminará de reventar al acertar de pleno los Ferdinand al situar “This fire”. Significativo es que una canción que dice: “Este fuego está fuera de control, voy a quemar esta ciudad”, se coloque como fin de concierto. Efectivamente así fue, los Ferdinand prendieron fuego al Palacio de los Deportes encendiendo la pasión descontrolada de los seguidores de toda la vida y de recientes convertidos a su religión, como un servidor, que hasta hace poco tiempo les tenía puesto un interrogante, que nunca una negativa. Tras este repaso de canciones que pudimos escuchar, en lo que a la actitud de cada uno de los miembros del grupo, destacar que el peso de la actuación recayó principalmente en el cantante y guitarrista Alex Kapranos y el guitarrista Nick McCarthy, que fueron los que mayor intensidad y espectáculo ofrecieron. Thomson estuvo centrado en su batería, con una actitud que en parte me recordó a ratos vagamente a la de Stephen Morris de Joy Division y New Order y Bob Hardy estuvo en su parcela encargándose de que sus notas de bajo sonaran correctamente. Destacó el momento en el que los componentes cogieron sendas baquetas cada uno y se pusieron a reventar la batería de Paul al unísono. Creo que en “Lucid dreams”, la parte final en la que se intentó simular el muro electrónico de sintetizadores de estudio, les quedó algo regulero a los chavales e incluso llegué a ver alguna cara de contrariedad en la comunicación no verbal entre Alex y Nick. Viendo que la cosa no prosperaba, decidieron acortar la duración de esa parte y dar carpetazo al tema, que en su duración previa había sonado bastante bien. Tras la citada “Lucid dreams” llegó el final descrito con “This fire” y con esa parte final de 5 canciones concluyó el show. Por lo visto se confirma que ahora los grupos paran y luego hacen un megabis, en lugar de salir 2 veces a escena en 2 bloques de 2 canciones cada uno… Serán los nuevos tiempos, ya que en este apartado se portaron igual que sus compañeros de promoción The Killers. Tras salir tranquilamente del Palacio de los Deportes y despedirnos de las nuevas amistades que hicimos esa tarde, intentamos buscar un lugar donde poder saciar el apetito creado tras tantas horas sin probar bocado. Divagamos durante un buen rato por las inmediaciones de Goya y para cuando encontramos un local de comida rápida, acababan de colgar el cartelito de “cerrado”. ¡Ja!

Cuando ya nos decidíamos a marcharnos para casa, antes de coger el pertinente L4 en la parada de Goya, tuve a bien probar suerte y pasar por la misma zona donde me había encontrado con The Killers unos días atrás. Al llegar al citado lugar, el ambiente era parecido, más o menos 12 personas por allí en grupos de 3 o 4 y los clásicos buses enormes de matrícula extranjera. Bueno, pues nos sentamos a descansar en las mismas escaleras y a los 4 minutos salió por la puerta el bajista Bob Hardy. Las personas que estaban al lado de la puerta lo acapararon y justo detrás de él salió Nick McCarthy.

Después de que unas fans se fotografiaran con Nick y le pidieran algunos autógrafos, tuve ocasión de poder acercarme a él y poder hablar un par de minutos. Lo primero que hice fue felicitarle por el excelente concierto y la perfecta selección y disposición de canciones que habían tenido a bien tocar. Posteriormente le pregunté por el futuro evento que la banda tendrá en verano en el FIB donde medirán fuerzas directamente con The Killers. Ante eso le dije que habría que ver quien sería el triunfador del festival, y que eso sería duro. Nick sonrió y tras un momento de divagación y entre risas me dijo: “bueno, duro no; fácil, será fácil”. Tras unas frases más me despedí de Nick para que pudiera atender al resto de aficionados que había por allí. Amablemente accedió a fotografiarse conmigo y ahí les dejo la prueba. Acto seguido y cuando la fiebre de fans remitía sobre Hardy, decidí acercarme al bajista para comentar algunos aspectos más sobre el concierto. Hardy no es una excepción dentro de lo que la “secta” de los bajistas de refiere y es con diferencia el componente más tímido de la banda (igualmente recordemos que es el más joven). Con una exquisita educación, me atendió durante un par de minutos y también me comentó que tenían muchas ganas de tocar en Benicassim, al considerarlo un festival sumamente importante. Paul Thomson también andaba por allí, pero estaba formando pareja de tertulia con el vocalista de Kissogram, con lo que tampoco me pareció correcto importunarle y me limité a estrecharle la mano y felicitarle por el excelente concierto que nos regalaron. A continuación les dejo una imagen de la conversación que mantuve con el bajista Bob Hardy.
La tardanza de Kapranos hizo que sus 3 compañeros estuvieran en la calle esperándole casi 15 minutos, y en ese impass de tiempo, y tras haber despachado a toda la gente, Nick McCarthy volvió a acercarse a la zona en la que nos encontrábamos. Un cruce de miradas propició que retomáramos la breve conversación que antes habíamos dado por finalizada y tras la inestimable oportunidad que me dio el guitarrista de los Ferdinand, quise ir a preguntas algo más comprometidas. A lo que le dije que le iba a plantear una pregunta difícil: si prefería Madrid o Barcelona para tocar; Nick soltó una de sus innumerables carcajadas (un tipo que no para de reír casi nunca) y me dijo “Oh vaya una pregunta política”. Le especifiqué que mis intereses eran en la rivalidad musical y no política, debido al hecho de que muchas bandas aluden que en Madrid no hay infraestructura para conciertos. Nick nos echó un capote y tiró de las experiencias previas de la banda en la ciudad, rememorando lugares como el reconvertido rockodromo de la Casa de Campo. Igualmente me dijo que entre Madrid y Barcelona, de forma muy diplomática dijo: “Tonight: Madrid”, a lo que le dije yo, que claro, igual que su último disco se llama “Tonight: Franz Ferdinand”, pues “Tonight: Madrid”; nueva carcajada de Nick que miraba con impaciencia a la puerta de vestuario, a lo que le dije que si Alex iba a quedarse a dormir dentro.

Tras unos minutos y cuando parecía que Alex ya iba a salir, el resto de los componentes enfilaban camino hacía una furgoneta de cristales tintados, que les llevaría al garito de turno para la correspondiente fiesta. Me sorprendió sobremanera que Nick, que ya andaba algo alejado de mi, se acercara unos metros expresamente para despedirse aludiendo que ya se tenían que ir y que había sido un placer charlar conmigo. Igualmente le agradecí su gentileza, simpatía y cercanía.

Tras esto, ya se veía a lo lejos del túnel que Alex salía de las entrañas del Palacio. En esta ocasión las 15 personas que andábamos por allí, parecieron multiplicarse por 3. Kapranos que salió diciendo en alto: “¡hola a todos! ¿Qué tal gente?”, terminó viéndose superado por las circunstancias y duró entre la nube de gente más o menos 3 minutos. Básicamente esto fue porque un grupo de tipos, que iban algo kurdas, se hicieron una foto con él en grupo y uno de ellos le besó el hombro, con lo que Alex se quedó a cuadros. Lo único que pude hacer es darle la mano, la enhorabuena y hacerme una foto con él, en la cual se aprecia el nerviosismo de Kapranos que ni siquiera pudo mirar a la cámara, porque estaba más preocupado de su integridad y de lo que sucedía a su alrededor que de otros detalles. Tras de mi, atendió a unas chicas más y se dirigió a ritmo presuroso hacia la furgoneta donde le esperaban sus compañeros al grito de “Gracias, nos vemos la próxima vez”. Conclusiones: Franz Ferdinand hicieron saltar la banca y pusieron patas arriba el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Escudados en un set list sin fisuras, bien organizado y estructurado, y ello sumado a las ganas de comerse el mundo con las que el grupo salió al escenario, dio como resultado un concierto que rozó la perfección, por no decir que hizo diana en ella. Hora y media de concierto que rebosó energía, intensidad, y baile, ya que las canciones de la banda cumplen perfectamente la misión que se encomendaron estos chicos cuando empezaron de hacer bailar a la gente (especialmente a las chicas como ellos mismos decían). La acústica no la noté tan perfecta como con The Killers, aún así fue bastante bueno el sonido conseguido. La iluminación fue bastante tenue, predominando las luces verdes y rojas para iluminar a los Ferdinand. Mando Diao fue lo más intenso de la noche y rayaron a un aceptable nivel, un poco recordándome al papel de Kasabian en aquel Pepeworld como plato previo a The Killers. Kissogram puso el toque minimalista a la noche y el momento más underground del evento. El resultado lo califico de muy satisfactorio.

Queriendo ahondar en ese duelo que he creado entre los escoceses y los de Las Vegas, abordaré en estos últimos párrafos la comparativa y resultado tras haber asistido a los 2 conciertos con una separación de 10 días. Utilizando símiles deportivos, podría decir que los Franz Ferdinand han conseguido una victoria trabajada y muy ajustada a los puntos sobre The Killers. En términos futbolísticos, el resultado sería un 4-3 a favor de los escoceses. Paso a explicarles esta percepción: la sensación principal que me quedó tras el concierto de The Killers es emoción; por otro lado, con los Ferdinand lo que te reporta es adrenalina y energía. Cierto es que Brandon en el escenario, al estar más liberado que Kapranos de los instrumentos, siempre ofrece un mayor espectáculo visual y cada vez se desenvuelve mejor en las tablas con unos movimientos, bailes, saltos y gestos que tienen un encanto irresistible. El bueno de Alex está supeditado a la guitarra y tiene menos capacidad lógica de movimiento, lo cual se ve contrarestado por el cable inestimable que le echa su amigo Nick McCarthy situado a su derecha. Sin embargo, la falta de tino por parte de The Killers en el listado de canciones y el orden escogido, supuso que los Ferdinand aprovecharan el único punto débil que mostraron los de Las Vegas en el Palacio de los Deportes y les barrieran literalmente en ese apartado. El comienzo con “The fallen” y “The dark of the matinee”, pone en clara evidencia a “Human” y “This is your life” que fue lo escogido por los Killers. Igualmente dejar fuera “Losing touch” es imperdonable, y sin embargo, la ausencia de “Darts of pleasure” tampoco se hizo notar demasiado.

Franz Ferdinand se han adjudicado el partido de ida, por mucho que los Killers se adelantaran en el marcador por el simple hecho de ser los primeros en tocar. Todo esto se lo está diciendo un tipo que es aficionado de The Killers antes que de Franz Ferdinand; espero que esto sirva para que esta conclusión tenga una mayor validez, ya que lo subjetivo en este caso jugaría a favor de Brandon Flowers y sus compañeros.

No obstante, la victoria no ha sido por goleada ni mucho menos y aquí no hay un derrotado, ya que de ambos conciertos se saca en meridiana conclusión que ambos cuartetos van a dominar el panorama musical en los próximos años. Es muy posible que en breve las 2 bandas engullan a los Coldplay de Chris Martin, a no ser que el buen marido de Gwyneth Paltrow espabile y retome los momentos de inspiración suprema que abandonó tras firmar “A Rush Of Blood To The Head” (salvo el impagable ajuste de “Computer love” de Kraftwerk convertida en “Talk” del irregular “X & Y”).

Envidio profundamente a aquellos aficionados que tendrán la ocasión de ver el “partido de vuelta” en el FIB de este año. Ahora mismo no caigo en los días que tocan cada grupo en el municipio castellonense, pero si ninguno tocara el sábado, me moriría de ganas por una reedición de la sucursal del festival en Madrid, que el año pasado se tituló Saturday Night Fiber, en la que estuvieran seguidos en escena los 2 grupos. El verano dictará sentencia y dispondrá cuál de las 2 bandas queda (de forma general, siempre habrá unos que piensen una cosa y otros otra) por delante de la otra. Cierro el presente artículo mandando un saludo a Rober, Miguel, Rubén y el resto de amigos que conocimos en el evento que acabo de comentarles (precisamente algunos de ellos estarán en julio en Benicassim). Espero que en futuros conciertos podamos volver a encontrarnos. Al resto, espero que hayan disfrutado la crónica.

5 comentarios:

nimboestrato dijo...

Buena crónica! Musicalmente estuvo muy bien (quitando la parte final de 'Lucid Dreams' que sonó horrenda y la segunda voz de 'Twilight Omens' que estaba desafinada.
Aun así, yo sí eché de menos algo más de puesta en escena que me pareció extremadamente pobre. Ni siquiera hubo pantallas de video, la iluminación estaba muy poco trabajada (dejando a oscuras en muchas ocasiones a los componentes de la banda)...
En fin, me pareció sonoramente bueno, pero se olvidaron de que un concierto no es sólo música en vivo, es un espectáculo multimedia completo.
Gracias por tu blog!!!

Grobeto dijo...

Los Franz Ferdinand en concierto son una apuesta segura y quedó demostrado el pasado día 3. Los directos de los escoceses están llenos de energía y uno no puede dejar de bailar. Estoy de acuerdo con nimboestrato en que se debería haber cuidado más el aspecto visual, pero la impresión general fue más que satisfactoria.

Abacab dijo...

En tanto a los 2 comentarios estoy completamente de acuerdo. Es cierto que en lo visual se descuidó un poco la representación y la iluminación no fue demasiado buena (vean si no las fotos colgadas). Es cierto que la parte final de "Lucid dreams" patinó bastante. Esos son los únicos "peros" a sacar, ya que en lo estrictamente musical, la banda estuvo soberbia y esperemos que dé mucho que hablar en los años venideros. Larga vida a Franz Ferdinand. Por cierto, si les interesa, esta noche en La2 a las 21h en el programa "No disparen al pianista", pondrán fragmentos de la actuación. Gracias por escribir.

seeyouinthenextlife dijo...

Interesante cronica.

Abacab dijo...

Celebro que te haya gustado. Gracias por escribir.