ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Lenny Kravitz se abrió hueco a principios de los noventa con un estilo clásico, de sobra conocido por los oyentes veteranos, y con cierta vocación revival. Y quizá por eso, aunque siempre ha estado bien asentado en los márgenes del mainstream, en realidad siempre caminó en solitario. En EE.UU la corriente principal transcurría por los derroteros del grunge y del rock alternativo. En Reino Unido lo propio pasaba con Madchester o el trip hop.
Kravitz, por su parte, traía una mezcla de hard rock setentero, pop, funk, soul y algo de psicodelía, en lo que parecía una reivindicación del hipismo en unos tiempos en el que los tiros no iban precisamente por ahí. Es decir, no se puede afirmar que el artista fuese particularmente original, pero su música parecía tan trasplantada de otros tiempos que realmente no era fácil encontrar unas melodías de similares características.
Y ciertamente tuvo éxito. Discos como Let Love Rule (1989), Mama Said (1991) o Are You Gonna Go My Way (1993) son pequeños clásicos de principios de los noventa que dejaron canciones carismáticas como “Mr cab driver”. “Let love rule”, “It ain’t over till it’s over”, “Stand by my woman” o “Are you gonna go my way”.
“Circus” del año 1995 fue recibido de forma menos entusiasta, aunque también dejó interesantes canciones como “Rock and roll is dead” o la canción título. “5” (1998), por su parte fue un disco de remontada, no solo porque consiguió más notoriedad que su anterior obra, sino porque fue de menos a más. El nuevo álbum traía consigo nuevos aires en forma de electrónica infiltrada en sus arreglos clásicos. Su primer single, “If you can’t say no”, no tuvo demasiado repercusión, quizá por su cambio de estilo, cercano a una mezcla entre trip hop y soul.
Tuvo que venir un single con más guitarras para conseguir un nuevo éxito. Y lo hizo de pleno. “Fly away” llegó alto en las listas, consiguiendo incluso su primer número uno en Reino Unido, y un clásico dentro de su repertorio. No faltaron otras canciones de cierto renombre como “I belong to you” o la techno-roquera “Black velveteen”. Pero, sobre todo, la versión de “American woman”, incluida en la banda sonora de “Austin Powers: La Espía que me Achuchó” (1999).
En el año 2000 tocó recapitular y, por lo tanto, sacar un grestest hits, que fue más o menos completo, pero en el que s echaban a faltar entre otras “Circus” o “If you can’t say no”- A cambio se incluyó una canción nueva que no estaba nada mal, la emotiva “Again”, que además fue bien recibida por crítica y público. La intención de Kravitz era que formase parte del siguiente disco de estudio, pero el resultado le pareció tan dispar en cuanto a estilo que encontró acomodo para ella en el grandes éxitos.
El disco en el que finalmente no iba a entrar la canción fue “Lenny”, del año 2001.
El disco sobre el cual hablaremos en breve. Apuntaremos, de momento, que se trata de una obra cuya mayor virtud es el equilibrio. No tiene quizá la rutilancia en canciones de otros discos, pero en general me parece una obra regular, bien compensada y planificada. Hoy en día, no es su referencia más recordada, pero para eso estamos aquí. Para traer a la memoria aquello que creemos que vale la pena.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Battlefield of love”: Lo primero que escuchamos en el disco son unos sonidos de tipo bélico, tratando de emular el ajetreo de una guerra. Acto seguido llega el primer momento llamativo del disco: un potente riff de guitarra que nos lleva al hard rock de los años setenta que tan bien domina Lenny Kravitz La canción es puro rock, con algunos detalles de producción del S. XXI. La melodía vocal en sí es bastante pop y pegadiza, obteniendo un resultado final muy en la onda del artista. La letra es sencilla y habla del amor como un campo de batalla donde se puede salir lastimado. Buen inicio de disco.
2. “If I could fall in love again”: Esta canción es roquera, pero en otro sentido distinto. Las guitarras son también potentes, pero están más distorsionadas y son más lineales. Junto con algún toque de distorsión electrónica en la voz de Lenny hace que suene más maquinal, pero no en un mal sentido. Es como una mezcla entre glam y rock alternativo. Eso sí, la canción va directa al grano y acaba siendo incluso un punto fuerte del disco. El Lenny clásico, pero con una producción más moderna. Fue uno de los singles tardíos del disco y formó parte de la banda sonora de En El Filo de las Olas (2002), una película de chicas surfistas.
3. “Yesterday is gone (My dear Kay)”: Bajamos el ritmo hasta un medio tiempo que tiene cierta querencia a ser himno, por lo enfático y lo emotivo. Este es el Lenny Kravitz con influencias de los Beatles, el soul y el rock, clásico que también resulta familiar. Tarda algo más en entrar, pero no deja de tener una melodía agradable. Se trata de una canción de ánimo que quiere hacer ver que el pasado ya es historia y hay que mirar con fe al futuro,
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4. “Stillness of heart”: Buen pop rock de manual, con un buen riff de guitarra y un estribillo interesante. Aun así, parece que quiere reescribir un poco “Again”, siendo precisamente en el estribillo donde más se parece. En cualquier caso los arreglos y la melodía están cuidados y la melodía se pega sin muchos problemas. Incluso tiene un punteo sencillito pero efectivo. También tiene ese punto sesentero con un toque de soul. En la letra Lenny nos habla de cómo se siente incompleto y ansía quietud en su corazón. No descarten que, dadas las numerosas referencias cristianas del artista en sus letras, cuando habla de buscar esa quietud “en tu corazón”, se refiera a Dios. Otro single que sonó con cierta frecuencia en la radio.
5. “Believe in me”: Notable cambio de dirección en el estilo del disco. La canción suena sintética, electrónica, leve, con espíritu de balada. Podría parecerse a “If you can’t say no”, pero finalmente no lo hace tanto y tira por el rythm and blues. Ahí por el medio se introduce una guitarra española que da un toque curioso. Cuando salió como tercer single no me gustó mucho, pues prefería al Lenny más roquero. Hoy sin volverme loco me va gustando un poco más. Canción `para escuchar reposadamente en tu habitación.
6. “Pay to play”: Buena mezcla de funk y rock, con buen sentido del ritmo y más presencia de guitarras. Y eventualmente no renuncia a unas bases electrónicas. Lenny ejercita su perfil de guitarrista y mete un punteo bastante solvente. No es una composición muy brillante, pero se hace breve y tiene un toque lúdico y divertido.
7. “A million miles away”: Las estrofas son acústica y suaves, bonitas incluso. Para el estribillo entra una batería de cierto vigor y tenemos una power ballad que vuelve a recordar un poco a los Beatles. No se pueden poner muchos peros a la producción, pero no es del bloque más fuerte del disco. A pesar del tono melancólico también resulta algo sensual.
8. “God save us all”: A ritmo de blues y rock clásico Lenny Kravtiz se las apaña para hacer canción sin complicaciones, con un ritmo persistente al que se le va cogiendo el gusto. Para los fans más retro del artista será más disfrutable, y aunque es una canción sin muchas variaciones se digiere bien. La letra muestra las inquietades religiosas de Kravitz Aceptable.
9. “Dig in”: El primer single del disco, cosa que se discierne ya desde el inicio de la canción con ese juguetón y potente ritmo de batería. Se trata de un rocanrol enérgico, directo al grano y bastante fresco. Quizá no tenga un riff con la pegada de “Are you gonna go my way” o “Rock and roll is dead”, pero aporta la cantidad suficiente de energía como para disfrutarla perfectamente. No es una canción deslumbrante pero sí buena. Su vídeo con Lenny Kravitz tocando en una especie de base marítima tuvo cierto recorrido en España. Aunque la idea inicial era grabar el susodicho vídeo en la azotea del Empire State… la fecha prevista era el 12 de septiembre de 2001, y evidentemente el horno no estaba para bollos. La canción fue utilizada en algunos anuncios de la NBA y en la película japonesa de ciencia ficción “Returner”.
10. “You were in my heart”: La canción más peculiar del disco. Quizá también la más oscura. Mezcla solemnes arreglos de cuerda con bases electrónicas y ocasionalmente con unas guitarras que añaden dramatismo al conjunto. No es una canción directa, es lenta y relativamente larga (5 minutos y 29 segundos). Acaba teniendo cierta épica y es, por así decirlo, la canción más ambiciosa disco.
11. “Bank robber man” No puede haber nada más opuesto a la canción anterior. El momento más roquero del disco, con guitarras fulgurantes, tempo rápido y a tope de energía. Lo más cerca que ha estado Lenny Kravitz de una canción punk. La melodía es sencilla pero cuidada, y además resulta un chute de electricidad muy bien recibido. La letra se inspira en una desagradable anécdota del propio artista, ocurrida cuando fue capturado por la policía mientras iba andando tranquilamente por Miami camino del gimnasio. La policía confundió al pobre Lenny con un atracador de bancos y estuvo un rato esposado hasta que al final se aclaró el embrollo. Al menos de todo ello salió una canción vivaz y algo cabreada.
12. “Let’s get high”: Para concluir el disco Lenny Kravitz recurre al rock de estadios solemne y con vocación de himno. También tiene un leve toque psicodélico, un ritmo cadencioso y unos acertados arreglos de guitarra. Y así, con una mezcla medio roquera y atmosférica, se da por finalizado satisfactoriamente el disco.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Como decíamos “Lenny” no es un disco que quizá se suela relacionar con lo más destacado del artista. Incluso tiene cierto perfil bajo. Sin embargo, es un disco sólido, bien producido, bien balanceado y equilibrado. Resulta una escucha agradable, y además contiene algunos momentos de brillantez Cabe decir, además, que como suele ser habitual Lenny Kravitz ejerce de Juan Palomo y toca casi todos los instrumentos (con alguna ayuda): guitarras, bajos, programaciones…
Por estas mismas fechas colabora con el disco en solitario de Mick Jagger “Goodes On The Doorway” (2001), participando en la composición del single principal “God gave me everything” un buen rocanrol que tuvo una aceptable acogida.
La carrera de Lenny Kravitz siempre ha tenido en mayor o menor medida significación mainstream y aunque quizá no tenga el predicamento de hace tiempo, sigue siendo un nombre relevante. Lo que no quiere decir que siempre la crítica haya sido amable, con él. Con “Baptism” (2004) de hecho fue un tanto dura. Algo más benéfica fue con “It’s Time For A Love Revolution” (2008) y todavía más con “Black And White America” (2011) y “Strut” (2014). Hasta ahora su último disco es “Raise Vibrations” (2018), si bien se espera que en 2024 lance otro LP.
Con diferentes matices, Lenny Kravitz siempre se ha mantenido fiel a su mezcla de rock, hard rock, funk, soul, con algo de psicodelia… Lo mimo recordando a Jimi Hendrix, a Curtis Mayfield, a los Beatles, a James Brown o Led Zeppelin. Todo ello mezclado en un combo comercial, pero, a pesar de sus evidentes fuentes, característico y propio. Aparte de todo esto queda también su carrera como actor que incluye títulos como “Los Juegos Del Hambre” (2012) o “Precious” (2009).
Texto: Mariano González.
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