.

viernes, 21 de octubre de 2022

Anni B Sweet - Oh, Monsters! (2012)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Allá por el final de la primera década de los dos miles debutaban una serie de artistas femeninas dentro del ambiente del indie, que tenían en común un estilo cercano al de cantautor. Se utilizó la etiqueta de “chicas folk”, y tenían en común la utilización persistente de la guitarra acústica y el uso del idioma inglés como material para sus letras. Entre las artistas más conspicuas de esta hornada estaban Russian Red, Alondra Bentley o, la protagonista de la presente revisión de disco: Annie B Sweet.

Su primer disco, “Start, Restart, Undo” (2009) tuvo una buena acogida entre medios especializados y público. Contenía algo de folk y, con las debidas excepciones, ritmos y tonalidades acústicos. A modo de anécdota, tanto un servidor como dos amigos, uno de ellos el dueño de este blog, tuvimos la oportunidad de escucharla en El Corte Inglés de Madrid situado en Sol, el Día de la Música de 2009. Mis compañeros, menos retraídos que yo, incluso intercambiaron algunas palabras con ella.

Habré de reconocer que cuando verdaderamente me convertí en seguidor de Ana Fabiola Rodríguez López, que así se llama realmente Anni B Sweet, fue con su segundo disco, “Oh, Monsters!”. En buena medida, porque el sonido de esta obra se acomoda mejor a una parte importante de mis gustos. La música era más oscura, de raigambre decadente, y la paleta sonora se expandía hacia otros arreglos distintos. No solo en base a la mencionada oscuridad, había temas puramente roqueros, se abandonaba parte del espíritu folk, y daba la sensación de que la artista había ganado en madurez. Una madurez dolida, y dolorosa, que es la que suele llevar consigo cualquier tipo de introspección.

Es un disco realmente ambicioso. Además de extenso, consta de catorce canciones que, dentro del tono oscuro, son poliédricas. A veces flirtean con la oscuridad, otras se engalanan con arreglos de cuerda o viento, o mantienen su esencia acústica. No es un disco particularmente inmediato, pero las sucesivas escuchas son muy agradecidas y van asentando el extraordinario potencial del conjunto.

Anni B Sweet supo rodearse de buenos músicos para grabar “Oh, Monsters!”. Ahí tenemos a componentes de Vetusta Morla como Guillermo Galván, o David “El Indio”, o a Manuel Cabezalí, de los interesantísimos Havalina entre otros proyectos. Al mismo tiempo supuso una mayor implicación de la propia Anni, al ser coproductora del disco junto con Javier Doria y Ángel Luján.

No hay que hacer demasiado caso de las etiquetas que se pusieron entonces. De estas “chicas folk” cada una tenía sus propios presupuestos, y finalmente la evolución de cada artista ha sido distinta. Acaso “Oh, Monsters!” sea una prueba de ello. Es un disco peculiar para la propia Annie, y que quizá la liberó de la manía de las etiquetas. Es un disco honesto, indicador de ciertas inseguridades vitales, de angustias existenciales y demás oscuridades anímicas. Y está refrendado por buena música.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “At home”: Esta canción establece el estado de ánimo general que desprende el disco. La melodía es taciturna, circunspecta, con cierto sabor a resignación. De modo que las vibraciones oscuras empiezan aquí. La canción se construye en torno a la voz de Anni y el persistente ritmo de batería. Hay algo de riesgo en comenzar la obra con una canción así, no muy directa, y plenamente melancólica, pero en posteriores escuchas encontraremos el sentido dentro del conjunto de la obra. En cualquier caso, fue una de las canciones elegidas como single.

2. “Getting older”: La instrumentación es más cercana al pop rock de querencia anglosajona, con más presencia de guitarras acústicas y eléctricas. La canción es muy clásica en su estructura, y mantiene el sabor amargo del primer corte. Hay además unos arreglos ululantes que añaden un componente algo fantasmal. El estribillo es hipnótico, y la última interpretación suena más trágica. Buena canción. Fue segundo single del disco.

3. “Catastrophe of love”: Nos adentramos más en la oscuridad. Y es que esta canción tiene un espíritu opresivo, angustiante. Algunas notas de sinte que sirven de base, y la interpretación general, me recuerdan un poco a Portishead, aunque el estribillo suena más acústico. Una canción francamente interesante, particularmente para los afectos a los sonidos oscuros.

4. “Ridiculous games 2060”: Nuevo giro estilístico y buena muestra de la versatilidad del conjunto. Se trata de una inmersión en el rock con las guitarras más potentes del disco, y quizá del conjunto de la carrera de Anni B Sweet. El riff de guitarra es pegadizo, y el ritmo incluso bailable, con un acabado final que puede traernos efluvios sesenteros. Ayuda a variar no solamente la música, sino también el estado de ánimo. Si bien la letra tampoco es precisamente un dechado de optimismo.

5. “Locked in verses”: Una canción puramente folk, y que está constituida esencialmente por la voz de Anni y la guitarra acústica. Un auténtico giro respecto de la anterior canción, en lo que acaba resultando un número sencillo, intimista, amable, pero con regusto amargo. Recuerda en algunas cosas al primer disco, como la desnudez de los arreglos.

6. “Missing a stranger”: Esta canción tiene un estilo ensoñador y algo apesadumbrado. Se sostiene sobre una base electrónica y la suave voz de Anni, en una especie de dream pop de talante oscuro que levanta algo el vuelo en el estribillo. Es estilo es representativo del disco y de un estado de ánimo añorante, como de leve desesperación.

7. “The closer”: Uno mis temas favoritos del disco. Es un número de pop rock muy clásico, pero interpretado de una forma más lúgubre. Destacan el ritmo de batería, los toques de guitarra eléctrica con eco, y la melancólica interpretación de Anni. Todo perfectamente engarzado para ofrecer una canción directa, pero impregnada de desesperanza. Una peque joya oculta.
8. “Mute my mind”: Forma un a dupla muy interesante con la anterior canción, y con las debidas variaciones sigue el esquema de pop rock oscuro, levemente gótico en cierto modo. Si acaso posee algo más de atmósfera y es algo menos rítmica. Tiene algunos detales muy interesantes como los acordes de guitarra eléctrica que aparecen sueltos de cuando en cuando. Otra canción a reivindicar.

9. “Monsters”: Vuelve el estilo acústico, cercano al folk. De arreglos leves y minimalistas hasta el último tercio de canción, cuando se añaden vientos y entran la batería. Acaba con un sonido casi fronterizo, alejado del estilo inicial mediante un quiebro elegante e inteligente.

10. “Remember today”: Uno de los momentos más cantables y animosos del disco. Es un medio tiempo que va cogiendo cuerpo y acelerándose mientras se va metiendo progresivamente en tu cabeza. Hay algo encantadoramente melódico en la canción y su folk, rock, pop, que supone aire fresco.

11. “Good bye child”: Continúa espiritualmente la canción anterior, y que muestra sus poderes en un estribillo con fuerza y convicción. Agradable y otoñal (a juego con estas fechas), resulta un buen número de folk con toques de pop.

12. “Someone else”: Y continuando con las delicias folk rock de los últimos temas, está canción tiene el aliciente de tener una estructura más compleja al añadir algún cambio de ritmo, y añadir algunos pasajes de coros solemnes que de hecho acaban rematando la canción. Detalle inteligente para abolir la repetición de esquemas. No destaca especialmente, pero tampoco desentona.

13. “Gone if i close my eyes”: Una de las canciones más complejas del disco, quizá no tan inmediata como otras, pero más que interesante. El inicio es pura atmósfera, con una excepcional interpretación vocal por parte de Anni, mientras poco a poco van entrando los arreglos más lujosos del disco, a base de vientos y cuerdas. El final es también muy atmosférico, pero inspirándose más en lo instrumental. Una interesantísima progresión estilística.

14. “Hole in my room”: El disco acaba con recogimiento y pesadumbre, de forma completamente acústica. Las estrofas me recuerdan un poco a “Beautiful feeling” de PJ Harvey. No es mal colofón para un disco amargo, oscuro y abatido. No es una canción rutilante, pero funciona como epílogo, como momento de reflexión.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
“Oh, Monsters!” fue un pequeño salto mortal, un disco no exento de riesgo. En primer lugar por el viraje estilístico respecto de “Start, Restar, Undo”, tanto en el fondo como en la forma. El resultado en cualquier caso fue exitoso, en tanto en cuanto el recibimiento por parte de crítica y público fue bastante bueno. En segundo lugar, se pudo ver que Anni B Sweet no era un hype de un día, sino un talento musical importante capaz de llevar a cabo obras de muy distinto talante.

Tal es la sensación que nos queda si inspeccionamos el conjunto de su obra. Su siguiente disco fue una tentativa mucho más luminosa. Nos referimos a “Chasing Illusions” (2015) bebía del pop de los años 60, de la new wave y de otras músicas cercanas a los ochenta. Nuevamente la recepción fue buena, y el viaje desde la Anni primigenia se aproximaba a nuevos destinos. Un viraje, que ya se podía intuir, hacia la psicodelia se confirmó con la salida “Universo Por Estrenar” (2019), que además nos trajo la sorpresa de ser un disco cantando completamente en castellano. Esta querencia por la psicodelia se ahonda en su último proyecto, un disco conjunto junto con el grupo Los Estanques: “Burbuja Cómoda Y Elefante Inesperado” (2022) una de las agradables sorpresas musicales de este año.

Dentro de una carrera bastante completa, y con recovecos diversos, tengo una querencia especial por “Oh, Monsters!”. En parte por el sonido oscuro y atmosférico del disco, e hilando más fino, por la solidez del contenido en sí. No es quizá un disco para iniciarse en la obra de Anni B Sweet, pero en cualquier caso a poco que profundicen se darán cuenta de lo peculiar y atractivo de su música.

Texto: Mariano González.

No hay comentarios: