Como ven, excepciones a las vacaciones de este blog, como todos los años, hay (y habrá) en lo que a crónicas de conciertos se refiere. Con ésta que ahora toca a priori no contábamos. Y es que, uno no es fan de Aerosmith. Pero sí que lo es mi amigo y colaborador en nuestro espacio radiofónico Luis F. Novalvos, al cual 2 amigos le fallaron de última hora para asistir al concierto junto a él: las entradas se iban a perder (se ve que no hicieron ademán de revenderlas aunque fuera al mismo importe de la compra original) y se acordó de servidor para ir. El que no sea fanático del grupo liderado por mi tocayo (en segundo nombre) Steve Tyler, no quita para que reconozca su grandeza, para que varias de sus canciones me gusten y para que si me ponen una ocasión pintiparada para verles en su última gira me una al plan. Por eso, la noche del miércoles 28, cuando recibí la propuesta de Luis Felipe, no me lo pensé mucho y también al darse el caso de no tener otros planes ineludibles fijados de antemano. Aquí debajo la vista que tuvimos, recién aposentados y todavía con bastante luz solar.
Lo que me echaba para atrás era el asunto respectivo al lugar donde se celebraba el evento; y, lamentablemente, no me faltaría a la larga razón al respecto. Yo tengo alergia extrema a conducir (y más en horas punta de tráfico, en zonas que no conozco y/o cuando se intuyen problemas de aparcamiento), por ello tanteé el asunto del transporte público. Miré el asunto del Metro a Arganda y ya sabía que tenía un horario de funcionamiento de risotada (y no es que el municipio no se esté esforzando en solucionar el asunto, sino vean la foto debajo de este párrafo), el cual no abarcaría el final del concierto para evacuar a la gente; la cosa, tras varios años sin cotejar esos aspectos, seguía igual. Y la opción de buses (la cual supone que el atasco de salida del pueblo te lo comes igualmente), se ve que había puestos por la organización de vuelta a Madrid a la zona Conde de Casal al “módico” precio de 5 euros; llega tú allí a una hora ya sin metro y desplázate donde necesites…
Bueno, pues ante tal panorama nos armamos de valor y tiramos para Rivas Vaciamadrid en coche privado. Al menos yo fui de copiloto, lo cual resta en parte el stress, pero no del todo. Habíamos quedado a las 20.00h con Luis Felipe en la puerta del recinto y llegamos 50 minutos tarde debido al megaatasco de la A-3, al posterior caos circulatorio en la zona cercana al recinto y el poder buscar un sitio para aparcar en una zona de chalets a unos 20 minutos andando del Auditorio Miguel Ríos. Resumamos a modo de introducción y de síntesis de lo que vamos a exponer, lo cual ya hicimos en las redes sociales hace unos días: el concierto de Aerosmith bien, el recinto (sin tener en cuenta sus accesos) bien (no noté mucho fallo en el sonido, y eso que estaba en la parte alta), los accesos y el tema de transporte público del municipio muy mal.
Había 2 teloneros previos a Aerosmith. De los primeros en salir, Eclipse, estuvimos lejos de llegar a tiempo. De los segundos, Alter Bridge, pudimos escuchar algo de su potente rock metalero, el cual no hacía mucho tilín a Luis F. Novalvos, pero no les vimos, ya que cuando completamos la cola y accedimos, se acababan de marchar de las tablas.
Buscamos un buen lugar en el graderío, y nos pusimos casi en el gallinero, pero en posición frontal al escenario. La verdad es que el recinto en sí está muy bien; lástima de su localización y de sus accesos, ya que tiene capacidad para albergar estimo que a unas 30000 personas fácilmente. Ciertamente es triste y demuestra lo mal que la capital está en tanto a infraestructuras de este tipo, ya que eso motiva que quizás los Aerosmith (el promotor de turno, vaya) escogieran este sitio en lugar de hacer doblete de fechas en Las Ventas o Palacio De Los Deportes; la edad es lo que tiene. En definitiva, Madrid capital es un desastre a día de hoy en lo que a recibir a artistas internacionales se refiere, sea por lo que sea.
Hacía un frío ventoso que iba en aumento, después de los calores de la semana previa y del que el propio Steve Tyler se quejaría en una de las veces que se dirigió al público, pero los Aerosmith no se hicieron mucho de rogar. A eso de las 22.10h se apagan las luces, con todavía luz de día, y empiezan en las pantallas gigantes a aparecer unas imágenes retrospectivas de la historia de la banda; todo esto muy adecuado, con música de Carmina Burana de fondo para darle mayor solemnidad.
Acabado el vídeo, sale la banda dándolo todo, con un arranque de concierto fulgurante, lleno de energía. En este primer tramo sonó por ejemplo “Love in an elevator”, quizás una de mis favoritas de Aerosmith, la cual creo que cayó en el 2º lugar del set list y poco después la también efectiva “Livin’ on the edge”. Grabé un fragmento de “Love in an elevator” y aquí se lo inserto; por cuestiones de distancia, la calidad de la imagen es pobrísima y el audio no es que sea muy bueno, pero para que se hagan una ligera idea...
Ya desde los primeros compases, y a pesar de nuestra distancia (gracias a las pantallas gigantes de los laterales y de telón de fondo del escenario), sorprendía ver lo bien que se conserva el señor Steve Tyler, el cual parecía que iba con perilla (no recordaba haberle visto así jamás) y también el guitarrista Joe Perry. Hay que tener en cuenta que ambos ya están cerquita de los 70, y veremos si los que formamos parte de “DMR” llegamos a esas edades con tal demostración de brío y entrega.
En crónicas que son más madrugadoras que las nuestras, he podido leer críticas negativas en tanto al asunto de las versiones que tocaron los Aerosmith; ciertamente, un grupo que está en tiempo de despedirse con este tour llamado cómicamente “Aero-vederci”, y con una trayectoria y discografía tan extensa, tirar de versiones puede resultar algo controvertido. No obstante, a mí me gustó mucho la cover que hicieron del “Come together” de The Beatles y Luis F. Novalvos me advirtió de una cover “Pre-“Rumours”” de Fleetwood Mac, que no identificaba al no ser muy ducho en ese sector de la historia de la banda antes de que Stevie Nicks o Lindsey Buckingham llegaran al grupo.
Personalmente me faltaron singles o clásicos del grupo que en ciertas épocas me acompañaron como las noventeras “Hole in my soul”, la glamurosa “Pink” (que tuvo mucho éxito en su día en nuestro país), ambas del disco “Nine Lives”, y sobre todo “Crazy”, que probablemente sea la más añorada en conjunto por otros muchos más que las otras 2. Quizás mis momentos favoritos vinieron de la mano del “I don’t want to miss a thing”, tan popularizada por formar parte de aquel film “Armaggedon”, en el que la hija de Steve, Liv, antes de ser Arwen, hacía dupla con Bruce Willis (si quieren den al play del vídeo de arriba del párrafo) y por supuesto la siempre efectiva “Walk this way” (que en su día, recuerden, se regrabó una década después en memorable batalla con Run DMC en su videoclip), que sirvió para poner el punto y final a la hora y 50 minutos de actuación con la que Aerosmith se despidieron para siempre de Madrid. Destacar que funcionó bien, en el sector baladístico de los 90 del grupo, “Cryin’” en el tramo final del show antes de acometer los bises.
Lo dicho. Buen concierto. A pesar de la distancia a la que nos encontrábamos, se podía palpar la fuerza del show y me imagino cómo se viviría en las primeras filas de pie (ya fuera en la zona más exclusiva enfrente del escenario justo) y en la zona “b” con otra valla de separación para la gente que, dentro del dineral que costaba la entrada, no pudiera pagar tanto. Creo que se escogió un buen repertorio, si bien al no ser un experto en el grupo habrá muchos que podrán dejar aquí sus comentarios valorando más ponderadamente ese aspecto; el caso es que a mí todo me sonó bien y creo que estuvo más o menos correctamente situado linealmente en el tiempo.
Me alegra haber visto a una banda clásica y tan gran del rock como son Aerosmith. Agradezco mucho a Luis Felipe Novalvos que se acordara de nosotros. Lo malo fue el ir y el volver, ya que salir en coche de Rivas fue una tremenda locura y un caos de proporciones bíblicas. La suerte que tuvimos fue que al aparcar lejos, ya estábamos moderadamente cerca de la salida 19, pero el luego ver que tiras por la vía de servicio y confluyes con la gente que se marcha por la salida 17, tampoco nos ayudó mucho; en este sentido, Luis Felipe y su pareja Nuria estacionaron en el parking del recinto y fue mucho peor, ya que nosotros habíamos ya llegado a casa cuando ellos estaban aún tomando la A-3.
¿Recomendación si tienen que ir a un concierto en Rivas? Si pueden, cójanse libre en el trabajo el día siguiente y si pueden pernocten en la ciudad, si bien no sé si la oferta hostelera sería capaz de absorber mucha demanda; si se plantean ir en transporte público, ya saben, estén de juerga y vinos hasta que abra el metro al día siguiente y si se quieren ir en coche al final del concierto, prepárense para el horror. Hasta siempre Aerosmith, fue un placer y es un honor para mí decir que pude verles en directo.
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