Este fin de semana estamos fuera de viaje, acudiendo a las
fiestas de un pueblecito de la
España profunda. Con algo de antelación les dejamos el post
semanal, que el domingo llegaremos tarde y será peor momento para este menester.
En torno a las 15h de la tarde, hora local, para ir camino
de las dunas de Corralejo a las playas de El Cotillo de Fuerteventura, me puse
el disco que hoy nos ocupa a través de los altavoces de mi móvil, para amenizar
el trayecto en coche hasta nuestro siguiente punto de visita. Fue tal la mala
suerte que a la 2ª canción se quedó sin batería, pero aún así puedo
considerarlo banda sonora de mis vacaciones pasadas, y es que además la canción
que abre el disco es de mis favoritas de siempre de Level 42.
Hace mucho, pero que mucho que Level 42 pasaron por el blog
por primera y única vez hasta la fecha con el disco anterior al que hoy nos
ocupa, el “Standing In The Light” de 1983; además, ese disco recuerden que
estaba con su réplica de disco de oro en la pared de la recepción de un hotel
en el que estuve en el 2007 en Lanzarote, con lo que a los Level 42 siempre les
he asociado mucho a las Islas Canarias, sobre todo a sus islas más orientales.
Tras “Standing In The Light” llegó el album que hoy
proponemos. Ya en “Standing In The Light” el grupo se permitió coger impulso y
éxito gracias a los resultones singles “Micro kid” y sobre todo “The sun goes
down (living it up)”. Y “True Colours”, obra de los Mark King y compañía que
tenemos hoy por delante, más bien supuso afianzar la posición de la banda, más
que dar un paso adelante en pro del éxito que llegaría no a mucho tardar.
En el grupo seguían Mark King como principal vocalista y
característico bajista a la hora de tocar ese instrumento, Mike Lindup como teclista,
coros y vocalista principal ocasional y los hermanos Phil y Boon Gould, a la
batería y guitarra/saxo respectivamente. Son 9 canciones, que representan el
estilo genuino de los Level 42 de su primer periodo, y, yendo más lejos,
podríamos establecer una frontera a partir de aquí en adelante para dividir
etapas del grupo. Luego hablaremos de ello, ahora las canciones.
Empezamos con mi favorita del disco y que a la par puede que
esté en el top 5 de mis debilidades de Level 42. Hablo de la contundente y
percusiva “The chant has begun”. Spandau Ballet no mucho tiempo atrás había
sellado la también notable y notoria “Chant nº 1 (I don’t need this pressure
on)”, y puede que eso de que la palabra “chant” esté incluida en el título,
lleve implícito unas formas rotundas, sobre todo en las bases rítmicas tan
marcadas. No obstante, esta canción también destaca, y mucho, por sus cambios
de ritmo; no hay más que detenerse en la parte del estribillo que corre a cargo
de Mike Lindup, con una calma y relajo pasmoso, muy en contraste con el resto
de la canción. Es Mark King quien se hace cargo de forma igualmente contundente
de la voz principal, salvo esos momentos que tiene Lindup, y estimo que las
estridencias sonoras, como esos desaforados saxos que hay por ahí de cuando en
cuando, son una maravilla. Son de esas canciones que tienen algo en su melodía
que te llega o no. Me parece muy buena y un acertadísimo single, que tampoco
funcionó muy bien en las listas de ventas por otro lado. En “Kansas city
milkman” se intercambian los papeles y es Lindup quien se encarga de esta
comedida pieza en el apartado vocal, siendo Mark King quien se encarga de dar
réplica en algunos momentos. Junto a “Seven days”, tercera composición del
disco, da lugar a un par de canciones muy sosegadas, que ponen el contrapunto a
la fuerza y arrojo con la que empezó el disco con “The chant has begun”.
Contrata mucho la versión del lp de “Hot water” con la del single. En el single
se añade creo que más velocidad o ritmo, más elementos externos o adornos, para
darle un toque más guay y es aquí en “True Colours” donde podemos escucharla
sin artificios y la verdad es que igualmente funciona muy bien. Esta canción es
ejemplo del jazz pop bailable tan apañado que Level 42 facturaron. La línea de
bajo de King lleva el peso del ritmo y las notas de teclado, saxo y demás,
están en una lógica compositiva de añadido más que acertada. Puede dar la
impresión de que estamos a priori ante un batiburrillo de elementos, pero tras
varias escuchas podrán descubrir que todo está sorprendentemente en su sitio.
Junto a “The chant has begun” fue el otro single notorio del álbum, y antes de
acceder al disco al completo puede llevar a engaños, ya que podemos pensar en
un disco muy movidito, cosa que como ya han podido comprobar con “Kansas city
milkman” y “Seven days” no es así. Es buena “A floating life”. Llama mucho la
atención desde el inicio con esas notas tan marcadas, que al fin y al cabo es
su distintivo principal de sonido. Alterna momentos de austeridad sonora, con
esas notas tan estridentes, que funcionan bastante bien.
En sus primeros
momentos resulta interesante por sus notas de guitarra eléctrica a cargo de
Boon Gould “True believers”. La marca de la casa, con la conjunción de Lindup y
King a las voces se ve claramente en el estribillo. Sin duda, otro momento
genuino de Level 42 este “True believers”, que supone un mayor brío que los
medios tiempos que nos encontramos en los primeros pasos del disco, dejando de
lado los moviditos singles. Más lenta resulta “My hero”, en la que retornamos a
ese medio tiempo al que tarda en cogérsele más el pulso. La estructura musical,
jalonada por unas juguetonas notas de teclado, dispone de una melodía en el
estribillo suficientemente buena. Es mejor que sus hermanas de carácter y sentido
musical “Kansas city milkman” o “Seven days”. Controvertida es “Kouyate”, en la
que podemos escuchar a Mike Lindup hacerse el dueño de la voz principal. No
obstante, por su cierto riesgo, merece la pena y hay que reconocerle el mérito,
a pesar de que en sus primeros compases o notas no parezca atinar del todo. A
medida que avanza la canción, va cogiendo el compás para ofrecernos unos
momentos muy notables, los cuales coinciden con Lindup prescindiendo de su
peculiar falsete, el cual emplea en los primeros momentos. Hay que destacar
también a King repitiendo el título de la canción durante gran parte de la
duración. En el apartado instrumental hay un solo de saxofón interesante en
torno a los 3 minutos y medio de duración. Con el tiempo se le podría tildar de
joya oculta, si la escuchamos con buenos oídos, pero de lo que estoy seguro
tras tanto tiempo transcurrido desde que conocí este disco, es que el cierre de
la obra sí que es una canción a tener en cuenta. Tras mucho divagar e intentar
dar con un medio tiempo acertado, y cuando a lo mejor habíamos dado la causa
por perdida, Level 42 consigue cerrar “True Colours” con la placentera y
deliciosa “Hours by the window”. La simbiosis entre Lindup y King a las voces
es fenomenal y la melodía es relajante, vagamente hedonista y muy agradable de
escuchar. No se podía rubricar mejor el álbum.
Este trabajo supuso un ligero retroceso para Level 42. “Standing In The Light”, su predecesor, fue top 10, y sin embargo “True Colours” no se
ganó ese mérito. Los singles igualmente quedaron por detrás en sus respectivas
listas que los del álbum anterior. Sin embargo, tampoco supuso un descalabro y
más o menos las expectativas sobre el cuarteto se mantuvieron, y el éxito
solamente tuvo que esperar un poquito más.
Buen apuntalamiento supuso el disco en directo “A Physical
Presence”, que sentó las bases para el siguiente “World Machine”, donde Level
42 viraron un poco más hacia el pop, llegando de esa forma a mucha más gente,
pero a la par suponiendo las primeras desavenencias entre los hermanos Gould
por un lado y Lindup/King por otro. “Something about you” y “Leaving me now”
fueron singles muy buenos y de merecido reconocimiento en ventas, que
permitieron al grupo finalmente alcanzar el primer nivel, el cual afianzarían con
el posterior “Running In The Family” de 1987.
Por ello, como apuntaba brevemente al comienzo del post,
este disco que hoy nos ha ocupado, de portada difusa, con una foto borrosa y
muy colorida de los miembros del grupo, supone en parte un antes y un después
en el grupo. Es como un disco bisagra entre los primeros discos del grupo, de
relativo calado entre las masas y los 3 siguientes trabajos que editarían en
los 80, en donde el grupo alcanzó su máximo apogeo mediático. Por ello, y
quizás porque el disco ponía un interrogante provisional a si el grupo seguiría
subiendo como ya habían apuntado con “Standing In The Light”, tiene un leve
encanto de disco vagamente maldito, que ya saben que a mi me gusta mucho.
Quizás flojea algo en su cara “a”, en la que está algo
descompensado el buen trabajo de los singles, con los 2 medios tiempos anodinos
“Kansas city milkman” y “Seven days”, que quizás sean los rivales más débiles
del disco. Se precisa su tiempo para cogerle el punto al jazz pop de los
primeros discos de Level 42. Es más inmediato “World Machine” o “Running In The
Family”, pero me gusta más reivindicar esta época menos conocida del grupo. Espero
que con el tiempo vean sus bondades.
Esta semana, de alguna manera, hemos mantenido un poco una continuidad estilística, ya que a ratos Level 42 y Nik Kershaw tienen algunos puntos musicales parecidos. Y con este lp terminamos el repaso a los discos que más
han formado parte de mi periodo vacacional, y más concretamente del viaje que
hice a Fuerteventura este pasado agosto del día 10 al 17. En las próximas 3
semanas dedicaremos el post semanal a discos de este año 2012; va a parecer
mentira: “Discos, música y reflexiones” tratando la actualidad de forma
decidida durante tantas semanas consecutivas… Alguno se encontrará algo
perdido.
2 comentarios:
poco puedo decir de este grupo, que de nuevo me abres una nueva ventana musical desde tu blog, en fin buen fin de semana amigo
Jairo, bueno, este grupo quizás no te llegue mucho de primeras, ya que el jazz, aunque sea con tintes pop, siempre es menos directo.
Gracias por escribir.
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