Dentro de las fronteras italianas, allá por el año 1985,
Franco Battiato era un artista consagrado y de claro renombre. Para que
terminara de abrirse paso en España, aún faltarían un par de años, con la
edición de “Nómadas”, un recopilatorio de sus grandes éxitos adaptados al
español. Sin embargo, en Italia este músico siciliano ya había alcanzado la
madurez y el claro respeto por parte de todos.
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En estos días, Battiato se movía dentro del pop ligero, con
matices electrónicos, que siempre inquietaron al músico, pero los días del
experimentalismo de discos como “Foetus” quedaban lejos. Más quedaba, al menos
sobre todo en el ítem que hoy hemos escogido para volver a su figura, tras el
análisis que hicimos en 2010 de su disco “L’Arca Di Noè”, de los movimientos
que Franco Battiato hizo dentro de la música clásica, visto sobre todo en los
arreglos clásicos que impregnan algunas de las canciones, que se encargaba de
organizar el que por aquellos días era mano derecha de Battiato, el maestro
Giusto Pio.
El anterior trabajo de Franco, “Orizzonti Perduti”, reportó
un éxito en forma de balada electroacústica con “La stagione dell’amore”. Uno
de los grandes éxitos del artista, que siguió reforzando el buen éxito que “Voglio
vederti danzare” y “Centro di gravità permanente” de sus 2 anteriores discos
(en España, “Yo quiero verte danzar” y “Centro de gravedad permanente” para los
amigos y para que no se me pierdan). El papel principal en el disco que hoy nos
ocupa correspondería a esa canción que a partes iguales mezcla los solemnes
arreglos orquestales a cargo de Pio con notas inquietantes electrónicas que es
la canción “No time no space”, en la que Battiato alterna en la letra partes en
italiano con un estribillo en inglés que sin duda era signo de búsqueda de
proyección internacional.
A nivel personal, apuntar que junto a “Mask” de Bauhaus y el
“In This Light And On This Evening” de Editors, es uno de los discos que ha
estado perenne en mi reproductor mp4 (en este caso el más longevo, ya que creo
que más allá que desde comienzos de año, lleva más de 12 meses ahí plantado) y
completa la revisión de discos que más he podido escuchar en los trayectos
muertos en transporte público en los últimos tiempos. A ver si renuevo su contenido
en breve.
El primer capítulo de “Mondi Lontanissimi” lo supone “Via Lattea”,
que en parte nos puede recordar en sus formas sonoras a “Radio Varsavia”, que
abría de manera inmejorable el “L’Arca Di Noè”, ya que es una composición
suave, con cierto misterio y que también ofrece una vaga solemnidad con
arreglos de viento de orquesta. Una canción muy animada y que no sé si por su
melodía o por la inclusión del concepto de la primavera en su título y letra,
resulta muy radiante y luminosa, es “Risveglio di primavera”. Las melodías de
teclado repiquetean en esta composición donde los adornos clásicos siguen
presentes, una constante a lo largo de todo “Mondi Lontanissimi”. El single que
más ha perdurado de la obra es “No time no space”, en el que la electrónica se
muestra por momentos inquietante y muy movida, pero que destaca sobre todo por
la solemnidad que ofrece en lo musical en ese estribillo cantando en inglés.
Los cambios de ritmo son otra nota característica relevante de este trabajo de
Battiato y “No time, no space” es quizás la pieza que más claramente demuestra
esa montaña rusa de melodías y sensaciones. En parte, y como siempre se ha
dicho y hemos reafirmado sobre Tino Casal, Battiato también es un visionario y “Personal
computer” y todo lo que plantea en su letra, podía ser algo poco común a mitad
de los 80. Estamos ante otra pieza muy vital en los teclados y sintetizadores,
que se acelera mucho en la parte final instrumental, en sus últimos segundos.
Una joya oculta de la obra es “Temporary road”, sobre todo por su ritmo
vibrante y el buen ánimo que transmite. Ésta es una composición ligera y
trepidante a ratos, en la que Battiato sigue introduciendo matices en inglés en
la canción como ese “Nena, te necesito.
Entra en mi vida”.
Menos me gusta el carácter de “Il re del mondo”. Es
evidentemente el momento menos inmediato del disco, con un sonido que nos puede
recordar al Battiato de “L’Era Del Cinghiale Bianco”, pero que si se molestan
en traducir la letra como cuando dice eso de que “… si tiene solitario el corazón”, es quizás de los momentos más
válidos del disco; curioso. “Cha-son egocentrique” busca llamar la atención y
quizás peca de excesiva reiteración. Una pieza pop, que suma al carácter
abierto y válido para todos los públicos de este Mondi Lontanissimi. A “I treni
di Tozeur” se le tarda en coger el punto. Estamos frente a una balada con una
clara presencia clásica en sus notas, que realmente tiene un estribillo en un
registro muy alto y emocionante que con justicia hizo muy buen papel cuando llevó
a Battiato a interpretarla a Eurovisión junto a la cantante Alize. “L’animale”
es un epílogo de sentir demasiado melancólico, que no concuerda con una obra,
que como habrán podido escuchar, si acaso abundaría en lo solemne, pero por lo
general también en lo animado. No está mal, pero da la impresión incluso de que
formara parte de la propia “I treni di Tozeur”, suponiendo un giro radical a
cargo del maestro Battiato.
Quizás sea el último disco masivo de Battiato a nivel
internacional, ya que estimo que los siguientes “Fisiognomica” y “Giubbe Rosse”
no es tan bueno y luego Battiato ha proseguido su investigación musical con
volúmenes de discos de poemas y tal. Es curioso que aún en estos días no había
dado el salto definitivo a nuestro país, el cual se produciría poco después con
la edición de aquel disco “Nómadas” con varios de los clásicos del artista
adaptados a nuestra lengua, lo cual le reportó mucho éxito, sobre todo en la
nueva puesta en valía de “Yo quiero verte danzar”.
Este “Mondi Lontanissimi”, en cuya portada, además de la silueta de Battiato se aprecian referencias a las inquietudes del cosmos que invaden los temas de ciertas composiciones, como habrán podido escuchar y ya
les he ido comentando, fusiona la electrónica con los arreglos orquestales como
si nada. Y la verdad es que el resultado es bueno. Quizás las jóvenes
generaciones son las que menos podrían entender este disco y a pesar de su
cierto riesgo, es el sector de una cierta edad quien puede valorar lo que hizo
Battiato con “Mondi Lontanissimi”.
La obra incluye 3 grandes temas del universo de Franco
Battiato, como son “Via Lattea”, “I treni di Tozeur” y sobre todo “No time no
space”. Solamente porque en su interior guarda estas grandes canciones, valdría
la pena, pero es que también merecen atención otras piezas a priori ocultas
como son “Temporary road”. Prueba de que no hay que quedarse solamente en el
“Yo quiero verte danzar”, o como yendo ya muy muy lejos con “Centro de gravedad
permanente”, con Battiato, es este disco que hoy les he traído. Este artista
italiano es un grande, más allá de sus 2 grandísimos éxitos internacionales
mencionados, y sobre todo de 1979
a 1985 firmó unos lps realmente admirables y
sensacionales. Al menos a mi me gustan mucho; ustedes, ya me dirán.
Este miércoles a las 23.00h en RUAH y una hora más tarde en
&radio, podrán escuchar el Especial Bosé que hicimos sobre “Velvetina” y
que tanto éxito tuvo en su día, en su premiere en directo. Recuerden que a las
16.00h los sábados, es decir, hoy, pueden escuchar la repetición del programa
emitido el miércoles en la sintonía de RUAH y en &radio a la misma hora
pueden escuchar anteriores coloquios; creo que hoy toca la 1ª parte de aquel
Especial OMD En Directo que hicimos un calurosísimo día de agosto del año
pasado, rememorando el concierto que el grupo dio en Madrid un par de meses
antes. Mañana domingo, a las 16.00h, en la misma &radio es cuando podrán escuchar
la redifusión del programa de la semana emitido el miércoles, que les recuerdo
fue sobre Pretenders y su “Last Of The Independents”. Hoy a las 16.00h ustedes
deciden: o Pretenders en RUAH o coloquio sobre OMD en &radio.




En la cara b, bajo mi punto de vista, están mis 2 canciones preferidas. Por un lado nos encontramos con la medio ska “Un hombre en mi nevera”, que nos cuenta esa historia delirante del hombre dentro de la nevera que se ventila todas las provisiones del pobre Iñaki que canta con un tono más agudo y liviano, que solamente se altera cuando advierte al cantar precisamente eso de “que hay un hombre en mi nevera”. No obstante, la mayor originalidad alcanzada llega de la mano de “Narcosis”. Este es el único tema en el que está incluida la firma de Iñaki Fernández en los créditos. Lo que te llama la atención es ese retorcimiento del sonido y esa distorsión buscando crear el efecto alucinógeno de los efectos de los narcóticos sobre los que divaga la canción. Eso del “Cuando estoy con una chica, tengo un síntoma muy raro, ¿será que Dios para que no peque me ha narcotizado?”, me suena a una historia de Carlitos Alcántara dentro de la serie “Cuéntame”; no en vano en esa serie ese personaje ficticio es de la quinta de los integrantes de Glutamato. También me tuvo un tiempo loco el discernir qué era lo que decía Iñaki al hablar de la narcosis en la mili, para posteriormente enterarte que no era nada de “porchino” ni cosas raras, sino “cochino” lo que decía. Una composición graciosa irreverente y que sumado sobre todo a “Holocausto caníbal” y “Un hombre en mi nevera” da lugar a un primer ítem discográfico de Glutamato Ye-yé realmente glorioso.


Interesante resulta “In fear of fear”, con esos saxofones y la notable línea del bajo. Aquí casi podríamos estar ante un ejemplo de pop gótico, porque la melodía, además de ser bastante bailable, tiene un toque animado, dentro de sus fantasmagóricas formas y adornos eléctricos que tiene. Atropellada resulta, sobre todo por la batería y lo inconexo de su melodía en general, “Muscle in plastic”, en la que se suman notas inquietantes de piano en ciertos momentos y en la que Peter Murphy va enloqueciendo poco a poco, de tal forma que se le va la cabeza bastante en la parte final, pareciendo que incluso mencionara el nombre del cantante de Bloc Party. En el sector intenso-gótico resulta muy acertada “The man with the x-ray eyes”. Aquí Murphy se centra mucho en las tareas vocales y la maquinaria sonora de Bauhaus suena quizás más ensamblada que nunca a lo largo del lp. El grupo, muy al estilo de lo que hacían también The Cure en sus primeros discos, termina con la canción que le da el título a la obra. “Mask”, la canción título, es una pieza asfixiante, muy siniestra, en la que la teatralidad de Murphy hace gran parte del efecto con esos quejidos y la solemnidad algo sobreactuada de su interpretación vocal. La música es distorsionada, lúgubre, afilada y, en todo caso, ajustada al sentir de este final tan intenso, que sorprende a propios y a extraños cuando en su parte final, con una producción cristalina y muy clara, irrumpen unas líneas de cuerdas acústicas para dar el cierre formal a la obra. No obstante, es propio que en las ediciones actuales se incluyan varios bonus tracks, que son algunas caras b de los singles, de las que resultan interesantes sobre todo esa suite en la que los nombres de los componentes conceden el título a la misma y que casi podríamos decir que es una especie de rock gótico-progresivo. El primero de los cortes, “In fear of dub”, no es ni más ni menos que una variación experimental de la “In fear of fear” que ya hemos escuchado en el track list principal. “Ear wax”, con ese devenir disoluto y fantasmagórico de Murphy en las voces se hace notar especialmente en los bonus. La que menos tiene que ver es “Harry”, con ese toque desnudo y alegre en su melodía, en la que no faltan ciertos guiños vocales de Murphy, que parece que en los momentos menos solemnes se le va la cabeza como ya vimos en “Of lilies and remains”, aunque he de decir que personalmente me gustan mucho esos arranques que Murphy tiene de cuando en cuando. “Satori”, la última de todas las piezas, es una instrumental de prominente base rítmica.