Primeramente, decirles que “Discos, música y reflexiones” ya ha tomado el primer contacto en serio con la radio. El pasado lunes en Radio Universitaria de Alcalá de Henares, realizamos la grabación del primer programa piloto. La experiencia fue muy positiva y agradable, algo estupendo; el resultado: prometedor. Para este próximo lunes tenemos fijada la grabación del 2º ensayo. Si los resultados son positivos, no tardaremos mucho en estar en las ondas. Ya les daré los detalles del horario definitivo, pues creemos que finalmente no será a las 17h, sino un poco más tarde (se están mirando las 23 o 00h), debido al público al que está dirigido el contenido. Esperamos que en breve nos puedan escuchar en http://www.ruah.es/ o si residen en Alcalá de Henares en el 107.4 FM, ya que fuera del término municipal es probable que no cojan la señal. Dicho esto, pasemos a lo que toca hoy.La propuesta de esta semana nos permite seguir moviéndonos en la mitad de la década de los 90, pero en esta ocasión con un estilo y artista bastante alejado de Suede. También me estoy dando cuenta de que en este 2º año de “Discos, música y reflexiones”, hemos aumentado notablemente el porcentaje de representación española en las revisiones. Es un tremendo honor para mí hablarles esta semana del maestro Kiko Veneno. José María López Sanfeliu, nombre real de Kiko Veneno, es un músico que lleva más de 30 años dando alegrías dentro del mundo de la música y que curiosamente su éxito o reconocimiento le llegó algo tarde.
De todos es sabido que allá por finales de los años 70, en estrecha colaboración con Raimundo Amador, Kiko Veneno dio forma al disco propiamente titulado “Veneno”. Este trabajo está considerado como una obra de culto, que en su día paso algo inadvertida, pues en palabras de uno de sus creadores, estuvo quizás algo adelantada a su tiempo. Sin embargo, según afirmó Kiko en una entrevista a la cadena Sol Música, es uno de los discos más vendidos dentro de la serie media española. Al poco tiempo el sr. Veneno consiguió su primer triunfo personal, aunque como compositor, debido a “Volando voy”, que popularizó el mítico cantaor flamenco Camarón de la Isla.
En los años 80, Kiko Veneno pasó algo de puntillas, con algún que otro disco como su primer lp en solitario de curioso título “Seré Mecánico Por Ti”, siendo quizás lo que más recordará la memoria colectiva aquella mítica aparición en el programa “La Bola De Cristal”, caracterizado como un peculiar y alegre Frankenstein, cantando la canción “Me siento tal feliz”; si les pica la curiosidad, dicho video es muy fácil de localizar en el portal youtube.com.
Sería en los primeros años 90 cuando gracias a tu estupendo trabajo “Échate Un Cantecito”, Kiko alcanzaría su verdadero éxito comercial. Canciones como “Lobo López”, “Joselito”, “Echo de menos” o “En un mercedes blanco”, justifican la buena acogida popular del trabajo. Como apunte anecdótico, mencionar que en el clip grabado para la última canción citada en la anterior relación, aparecía Raimundo Amador. Las señas de identidad del estilo de Kiko Veneno están muy presentes en esta obra: un rock con claros influjos aflamencados, que tan buen ritmo transmiten, y sobre todo muchas ganas de pasarlo bien.
He tenido a bien escoger su siguiente disco a “Échate Un Cantecito”: “Está Muy Bien Eso Del Cariño”. A día de hoy tengo serias dudas de cuál de los 2 trabajos es mejor, y he de decirles que resulta muy difícil decantarse por uno o por otro. Quizás el hecho personal de que “Está Muy Bien Eso Del Cariño” fuera el disco con el que conocí a Kiko Veneno y que el mismo esté asociado a unos meses muy felices de mi vida, sea lo que ha jugado a favor de su elección. Démosle al play y pongámonos a escuchar este entrañable álbum.
“Lo que me importa eres tú” abre de forma animada el disco. Claros signos de rock con influencias andaluzas en su sonido. Aunque si cabe se verá más deje andaluz en el siguiente corte “Veneno”, sobre todo en la forma de cantar de Kiko Veneno. La mayor alegría e ímpetu, vienen anexadas a “Dime a”, tercera canción del álbum. En esta pista, los instrumentos de viento le dan una tremenda fuerza a la canción y la consagran como uno de los momentos más animados de la obra. En la letra de la misma, Kiko no puede evitar hacer un guiño a sus colores futbolísticos cuando dice eso de: “Dime a, dime ámame, dime b, dime bésame. “Musho” Betis, “musho” Betis eh”. Mucho ritmo y animación para una canción que también llegó a sonar en las radios, aunque no tengo tan claro que fuera editada como single. Uno de los aspectos que más va a caracterizar a “Esta Muy Bien...” es la seriedad dentro del ritmo y también la cantidad de canciones con una fuerte carga sentimental en su sonido. El primer ejemplo viene de la mano de “Estaba lloviendo”. Desde los coros que acompañan a Kiko, hasta los tarareos aflamencados que introduce de vez en cuando el cantante, todos apuntan a un sonido muy entrañable y sentido. De igual manera, en la letra se incluye algún dicho de esos tan apañados como “las flores del campo no tienen maceta”. “Respeto” es de alguna manera la canción que da título a la obra en global, aunque no derivado de su título propiamente dicho, sino que dicha frase está incluida tal cual en mitad de la letra. Con “Respeto” no abandonamos la vena o la senda de canciones sentimentales. Recuerdo una vez a Kiko en un programa de música de tve al estilo de aquellos “Música Sí”, en el que salió interpretando esta canción. Una composición que para abundar en su carácter sentimental, trata sobre el amor y sus diferentes aspectos. El estribillo nos dice cosas como “Está muy bien eso del cariño, yo me comprometo. Pero no me des un dulce como a un niño, te estoy hablando de respeto”. El sonido de la guitarra eléctrica en una parte de solo mediada la canción, es igualmente estupendo en lo que se refiere a lo estrictamente instrumental. Bonita y emotiva canción sin lugar a dudas.
Llega el turno de escuchar uno de los temas abanderados del disco, “Hace calor”. De las pistas de sonido más pachanguero y desenfadado, pero sin llegar a extremos de puro cachondeo que a veces incluyo el sr. Veneno en sus obras como la futura “Los notas del retumbe” de su trabajo “El Hombre Invisible”. La canción levemente va ganando intensidad instrumental, ya que empieza de forma muy esquelética, y termina con una mayor carga sonora y varias voces apoyando a Kiko, repitiendo la proclama del título de la misma. El video promocional grabado, filmado en blanco y negro en unas sofocantes calles de casas de paredes blancas, tan propias de los pueblos andaluces y con lo que se intuye un sol abrasante a las horas centrales del día, recrea perfectamente esa situación de asfixia metereológica que describe Kiko en este tema. “Hace calor” es la canción con la que conocí a Kiko Veneno y siempre he tenido una especial debilidad por ella al recordarme buenos tiempos pasados. “Viento de poniente” vuelve a las texturas de mayor seriedad del lp. También es de las canciones con un mayor influjo flamenco en la forma de cantar de Kiko Veneno en la obra. Llegamos al otro momento inolvidable del álbum. “Memphis blues again” es una adaptación de Kiko Veneno de una canción de Dylan y me parece que también fue un tema muy apropiado para aquel verano de 1995. Dispuso de un desternillante video en el que aparecían personajes como Popocho de la Orquesta Mondragón, Pablo Carbonell (con pintas de guiri atolondrado, con esas sandalias, americana y pantalón corto) y Santiago Segura, no muy conocido todavía por aquellos tiempos, haciendo en el video de director del clip que se intenta grabar dentro del propio clip. Lo más gracioso es cuando este curioso equipo de trabajo presenta el videoclip resultante a los empresarios de la discográfica al final del video. Están todos encantados con el resultado, pero posteriormente se ven atacados por los enfurecidos directivos de la casa de discos, al ver en qué se han gastado el presupuesto del que disponían. Finalmente terminaban tocando los 4 en la boca del metro de La Latina, recopilando las monedas que les tiraba el respetable. En ese final del video, se veía a Kiko siendo objeto de la efusividad de señoras de más de 60 años, en lo que podría ser un reflejo de esa frase de la canción “las señoras me tratan amable, me van a llenar de cintas. Y en lo profundo, deep in my heart, sé que no tengo salida”. Lo más recordable de esta canción es ese estribillo con el sostenido “Oooooh mama”. Una alegría de canción sin lugar a dudas. “La casa cuartel” es otro de los momentos de mayor carga emotiva después del desparrame de “Memphis blues again”. El disco termina con “El lince Ramón”, que vuelve a sonar de una forma más divertida. Podría ser una vuelta de tuerca a “Lobo López” y sin duda una continuación de la tradición de Kiko Veneno de crear canciones con títulos combinando nombres propios y nombres de animales.Gracias al éxito de los sencillos “Hace calor” y “Memphis blues again”, “Está Muy Bien…” fue un disco que reportó un importante éxito comercial a Kiko. En aquel sofocante verano de 1995, bastante parecido al que hemos vivido estos meses atrás, la canción “Hace calor” sirvió de perfecta y apropiada sintonía para aquellos días. La portada del disco está diseñada por Mariscal e incluye una especie de animalito con guitarra al cuello o mejor dicho pegada a él. No es otra cosa que la particular representación que hace de Kiko Veneno el que fuera creador de Cobi, aquella mascota de Barcelona 92. Es la formalización en imagen de lo que es en realidad el “Lobo López”.
Sumado a su anterior lp “Échate Un Cantecito”, “Está Muy Bien…” sirvió para consagrar definitivamente a Kiko Veneno como un reconocido músico a nivel nacional. Ayudó mucho la promoción que tuvo el disco en los 40 principales y en Canal +, con la aparición de los videoclips de “Hace calor” y “Memphis blues again” de forma bastante frecuente.
A partir de esta época, Kiko Veneno sería llamado a colaborar con artistas más jóvenes que él y muy recientemente se juntó con Los Delincuentes, Muchachito y Tomasito para formar el proyecto G-5. El resultado fue el disco “Tucaratupapi” con alguna notable canción como “40 forajidos”, la cual tenía un desternillante videoclip con Kiko Veneno caracterizado como un sheriff bigotón.
Posterior a “Está Muy Bien...”, llegaría el turno al lanzamiento del disco “La Familia Pollo”. Un disco con un carácter más festivo y gamberro, y con menos carga emotiva que la del lp que hoy hemos revisado. El cachondeo se ve en canciones como “Se han llevado las toallas” o la propia “Feos”. Recuerdo una interpretación de “Feos” precisamente en un “Caiga Quien Caiga” de su época gloriosa con Wyoming al frente, en la que durante la misma se veía a un Juanjo de la Iglesia bastante entregado; muy curioso.
Anterior a este destacado trabajo también se lanzó el no tan escuchado disco “Punta Paloma”. Sin embargo, dentro de “La Familia Pollo” había lugar para canciones tan bonitas como “Coge la guitarra”, una de mis favoritas de toda la trayectoria de este músico. A día de hoy, y tras cumplirse 4 años de su anterior trabajo “El Hombre Invisible”, del cual destaco “Bilonguis” (no se dejen llevar por el título, es un tema muy emotivo y de sonido muy serio), Kiko Veneno ha realizado una gira este verano presentando las canciones que formarán parte de su próximo trabajo.

Otro de los sencillos, en este caso el 2º, fue “Beautiful ones”. Es una canción de sonido más que parecido a Trash, pero quizás con un punto menor de heroicidad en el tono de la misma. La melodía pegadiza y el ritmo estupendo de los versos de la letra, sobre todo al comienzo de la misma, son sus principales valedores a la hora de afirmarles que estamos ante otra gran canción de Suede. Los tarareos de Brett hacen al tema mucho más ligero y nuevamente la intensidad que muestra en la parte final cuando se desgañita subiendo algunos tonos en su registro más agudo, ayudan a valorar si cabe más a esta pista. Muy destacable son las notas de la guitarra eléctrica al inicio de la canción. Efectivamente, me gustan especialmente esos acordes de la guitarra eléctrica en los primeros segundos y también la parte final en la que se alcanza el mayor nivel de intensidad por parte de Brett, moviéndose entre varios falsetes y su tono habitual de voz. A continuación se presenta “Starcrazy”, que es otro de los momentos de mayor rabia guitarrera y rockera. “Picnic by the motorway” tiene un extraño sonido de conformismo en la parte de su estribillo, también apoyado por la letra del mismo: “qué día más bonito” ante la descripción de la sórdida realidad que nos proyecta: “Compraré una botella y nos la beberemos entre la polución…”. Destacan los teclados y las notas disonantes que existen adornando la canción. El momento de sonido más ñoño (no se aprecie aquí matiz peyorativo alguno), viene de la mano de “The chemistry between us”. Me respaldo en esos “la-la-la-la” de carácter tan inocente para afirmar el enfoque bucólico de esta canción, que se encuentra en las antípodas de “Filmstar” por ejemplo. A pesar de decirles que es una canción algo ñoña, he de reconocer que me encanta. “Saturday night” fue otra de las canciones que se extrajeron del álbum. De mejor resultado que “Lazy”, es uno de los momentos de mayor melancolía y tristeza de la canción. Resultando bastante emotiva, no llega a esos niveles opresivos que aportó al inicio “By the sea”, pero creo que de las 10 canciones que componen “Coming Up” es la más apropiada para darle carpetazo.
“A sigh” es una pieza casi acústica y de las más sentidas del disco (y eso es decir mucho). En esta parte central, tan solo será “Silent house” la que tendrá algo más de intensidad, sobre todo en la parte final de su estribillo, ya que “English trees” es tema suave y un sentido homenaje al desaparecido anterior batería de la banda. En cierta parte de la letra parece haber una absolución entonada por Neil cuando dice “todos tus crímenes están perdonados”. Por decirlo de alguna manera es el “Wish you were here” particular de Crowded House, apoyada en un sonido suave y sentido. La verdadera joya de la corona, desde mi punto de vista, es “Walked her way down”. Es el tema más enérgico del disco, ayudado sobre todo por Finn y su entrega. El sonido de las guitarras suena con mucho arresto y es una canción única en su especie dentro de este relajado y sentido lp. Quizás este hecho hace que destaque más respecto a las otras. “Transit lounge” es el tema más experimental del disco. Con arreglos electrónicos y ciertas programaciones, con ayuda de acertados coros femeninos, se crea una composición para disfrutar de largas estancias en los aeropuertos. Finn alterna momentos susurrantes con otros de mayor intensidad en lo que a la voz se refiere. “You’re the one to make me cry” es una importante balada, que siguiendo en la línea de buscar ejemplos comparativos con otras canciones anteriores de la banda, me recuerda mucho a “You’re not the girl you think you are” y no me refiero únicamente al título. Instrumentalmente destaca por sus arreglos de corte clásico, que le dan mucha elegancia. Estupendo final (otra semana más) de la mano de “People are like suns”. Se me quedó muy marcada esa frase que dice “la gente son como soles, están ardiendo en su interior”. Tiene un regusto optimista que me gusta para terminar un disco muy humanizado.
Lo que sería la cara “b” del vinilo, supondría un reparto más desigual entre las canciones que lo componían, ya que tanto “Saint Tropez” como “Seamus” no llegan a los 4 minutos y no dejan de ser un ligero aperitivo para la obra maestra del disco que hoy revisamos: “Echoes”. “Saint Tropez” supone el estreno al micrófono de Roger en el disco. Tiene un sonido vagamente cercano al blues, sobre todo por las notas de piano que incluye. “Seamus” ya introduce esos matices tan peculiares que les gustaba meter a los Floyd en sus obras. Sobre unos ladridos nerviosos de perro, se dispone una marcada guitarra acústica, para sustentar el escaso devenir vocal de David. Hemos llegado al gran momento de la semana, y en consecuencia del álbum revisado. “Echoes” es una perfecta sinfonía, llena de matices, experimentación en los sonidos, el origen de los mismos y la producción. Una obra de 20 minutos de duración, que fue justamente homenajeada al concederle el mérito de darle título al “grandes éxitos” de la banda. La psicodelia viene de la mano de sonidos retorcidos, con un punto de cierto oscurantismo (pero no gótico) y el misterio habitual que casi siempre ha desprendido la banda. Es difícil analizar un tema de tan basto metraje. Sumergirse en la misma y navegar por su más de cuarto de hora de música, es una experiencia recomendable a cualquier apasionado de la música moderna que se precie. Su complejidad de elementos es tal que es muy difícil citarlos todos. Destaca esa intro en los primeros 2 minutos, con un fuerte regusto misterioso, que dará paso a la sección de sonido acústico, más en concordancia con la parte central del disco. Posteriormente se entra en la parte más psicodélica y enrevesada con estridentes sonidos agudos (según he oído por ahí, de ballenas), que ayudan a darle esa pincelada oscura. Para cerrar se vuelve a la estructura de la parte vocal tras la introducción, pero ya con una mayor carga instrumental, menos acústica. Se termina el disco con ese sonido de tormenta de viento huracanado, con el que se nos daba la bienvenida. Algo así, como haber sido atravesados por un tornado y haber estado disfrutando de la música en el ojo del huracán. Terminar el disco con esta canción, hace que te quede una idea más fortalecida de que lo que has estado escuchando merece mucho la pena.