¿Acertó alguien en las apuestas de los otros 2 grupos que comenté la pasada semana que tenía en la recámara para estas próximas entregas? Llega el momento de enfrentarnos al género ska. Aunque, como ya dije, el estilo abordado por Madness, parte del ska para hacerlo más universal y acabar desembocando en un enfoque pop del mismo. De hecho la obra que extraigo de su carrera, no es un ejemplo del género ska, sino más bien un disco pop.
¿Qué es lo que me ha hecho decantarme por “Keep Moving” entonces? Entremos una vez más en lo personal. La explicación reside en que fue el disco a través del cual accedí a la banda. Se trata del primer cd de Madness que me compré allá por verano de 1998 tras encontrarlo a buen precio, 1295 ptas. de las de entonces, en la serie media, bastante abundante en aquellos días, del Alcampo del Parque Corredor de Torrejón de Ardoz.
A Madness los había conocido propiamente en otoño de 1997 a través de un videoclip que ponían en la MTV española en mitad de los cortes publicitarios, en un inciso titulado “MTV Classics”, y que era el del tema “It must be love”, aquella estupenda revisión del clásico de Labi Siffre. Evidentemente, varias canciones de Madness estaban ya ancladas en mi subconsciente (“One step beyond”, “Our house”…), al igual que a muchos les pasará. Sería unos meses más tarde cuando me decidí a arriesgarme a comprarme aquel disco del que no conocía ninguna canción.
Un poco más adelante, ya sin disponer en aquella época del Vía Digital que había quitado mi padre, pedí a un ex-compañero de instituto que me grabara un concierto que ponían en un canal llamado Buzz de la banda en el Finsbury Park londinense de 1992, de cuya difusión me enteré porque a pesar de ya estar dados de baja, aún nos llegaba la revista de la programación de la plataforma televisiva. Ahí pude percibir la grandeza de Madness en su verdadera dimensión, al tratarse de un repertorio de los grandes hits de la banda y ya por fin asociar varios himnos al universo de la banda.
Tras esta aclaración de las motivaciones que me han movido a hablar de “Keep Moving” (como habrán sacado en claro, la nostalgia), decirles que en 1984 Madness se encontraban en fase descendente de éxito y popularidad. Su anterior trabajo de 1982 “Presents The Rise And Fall” había conseguido mantener el nivel de éxito de sus trabajos hasta la fecha, incluso superándola en su conjunto, con clásicos de la talla de “Tomorrow’s just another day” o sobre todo “Our house”. Aún así, el disco incluía otros cortes menos convencionales como la canción de estribillo atropellado “Blue skinned beast”. Madness en los primeros ochenta, era un grupo tremendamente popular en el Reino Unido, de gran éxito y con un fuerte carisma.
La desintegración de Madness se gestaba también en el seno de la misma formación, cuando a mitad de la promoción del disco que hoy les presento, el fundador y teclista de la banda Mike Barson, decidió abandonar el grupo para irse a vivir a Holanda con su mujer. Los restantes 6 componentes, por otro lado, seguían implicados en la causa: Graham Mc.Pherson “Suggs” como vocalista principal, Carl Smyth “Chass Smash” como 2º vocalista y trompeta, Lee Thompson como saxofonista y en gran parte alma del sonido de Madness, Daniel Woodgate a la batería, Mark Bedford al bajo y Chris Foreman a la guitarra.
El disco empieza con el tema que le da título. Antes de nada, que ahora acabo de caer, por ahí he visto ediciones remasterizadas y otros formatos del disco que incluyen distintos listados de canciones. Aquí voy a analizarles la primera edición en cd que contenía 12 temas, que es la que yo tengo. En este caso, el inicio viene de la mano de la propia “Keep moving”, que más que un tema ska, es una variación medio jazz pop que podría asignarse sin mucho ajuste de sonido a ciertos momentos de los Level 42. Animado tema pop con una interpretación vocal por parte de Suggs bastante relajada y velada. En 2º término nos encontramos con “Michael Caine”. Tema que fue extraído como primer single del lp, y que es un evidente homenaje al actor británico, que además cuenta con la colaboración del mismo diciendo ese “mi nombre es Michael Caine”. Ejemplo claro por otro lado de esa citada estandarización y suavización de los inicios ska de la banda, que desembocan en un pop más ligerito. Bonito tema que destaca por los coros que aparecen en el estribillo. Gracioso resulta el videoclip con persecuciones policiales e interrogatorios figurados y teléfonos sonando repentinamente, en el que Barson solamente aparece al inicio tocando el piano. Destaca ese solo de saxo de Thompson en la parte final, que viene en parte a representar el sello clásico de sonido del grupo. “Turning blue” puede ser el tema que más recuerde a las anteriores entregas de la banda. No hubiera desentonado para nada por ejemplo en el anterior disco “Presents The Rise And Fall”. El ritmo se acelera y en parte resulta atropellado como suele ser habitual en el género musical del ska y que no era una excepción hasta la fecha en varias de las composiciones que firmaban Madness. Encadenando prácticamente singles, a continuación aparece la deliciosa balada “One better day”. Elegante tema ya desde el inicio con las notas de saxo de Lee, relajado, cálido y que incluye un video de la banda rodado en el metro; ¿posible guiño al descenso de la cumbre que iniciaba el grupo? Ya sabemos que la ironía en Madness y el sarcasmo siempre han estado presentes y en alguna que otra ocasión, estos chicos también han llegado a autoparodiarse. El estribillo es de una luminosidad pasmosa, con unos teclados cristalinos y unos arreglos orquestales, por otro lado presentes en casi todo el corte, pero que en esta parte adquieren un mayor protagonismo. Un tema del que están muy orgullosos los Madness (se puede ver en los comentarios del dvd de sus videoclips por parte de algunos de sus componentes) y con razón. Es posible que la distribución de temas, haga que el disco suelte todo su potencial en estos 4 primeros temas, quizás los más acertados de la obra. A partir de aquí, la banda va a afrontar distintos sonidos, géneros y estados de ánimo. “March of the Gherkins” es un alegre tema pop, que en parte puede también recordar a tiempos pasados, pero que me da que falla en la tonalidad y ritmo del estribillo. Es curioso que menos en su parte remarcada sea donde más flojee y que destaqué más bien en sus partes más narrativas. Resalto la parte instrumental poco antes de los 2 minutos de duración con su principal uso de las secciones de viento y la posterior parte vocal fuera del ritmo normal de la canción y la fuerza con la que Mc.Pherson retoma la narrativa con ese “estaba pensando en…”. “Walz into mischief” es un desparrame total. Oscilante, ebria, pero curiosa. Se trata de tema cuyo estribillo fácilmente podrían entonar unos marineros borrachos en cualquier puerto pesquero de Inglaterra en el interior de la taberna de turno. Coros hooliganeros y una pieza exótica de esas que tan fuera de lugar te dejan y que casi siempre introducían en sus discos Madness.“Brand new beat” es una canción pop muy delicada y apta para todos los públicos. Resultan graciosas esas palabras que suelta por ahí Suggs en castellano “nuevo ritmo” con un acento evidentemente muy inglés. Teclados inofensivos y una canción que parece mostrar a los Madness como unos niños buenos que jamás hayan roto un plato, sin ese tono sarcástico tan necesario y predominante en sus canciones. “Victoria gardens” incluye unos coros más propios de la música negra de los años 70, apoyados en una melodía bastante fantasiosa y quizás algo hinchada de teclados. Contrasta con otras partes más lentas y acompasadas vocalmente por Mc.Pherson. Una pieza algo rimbombante y de los instantes más animados del disco en su conjunto; de los temas más enérgicos. “Samantha” es quizás la canción que confiere el mayor protagonismo a la guitarra eléctrica. Intensa, sobre todo en su estribillo con ese apoyo del piano de Barson con ese “Samantha, Samantha cariño, debo haber perdido la razón. Samantha, Samantha cariño… pero ella sigue durmiendo” que desesperadamente suelta Suggs. “Time for tea” es una de mis favoritas. Quizás Mc.Pherson alcanza aquí su mayor solemnidad vocal, al igual que en la anterior “Samantha” y ello ayuda a que nos encontremos con uno de los temas más sesudos en lo que a sonido se refiere del disco. “Prospects” de sonido feriante y quizás algo anodino, nos acerca al final del disco que dará paso al epílogo compositivo de Barson, “Give me a reason”, que de no ser por su predecesora “Prospects”, haría que hubiéramos afrontado una parte final bastante intensa.
Como ya creo haber referido o al menos dejado entrever, quizás “Keep Moving” no sea ni de lejos el mejor disco que firmaron los Madness. Ya les he explicado que quizás su elección haya residido en la nostalgia y en parte el agradecimiento que le tengo al lp de haber sido la piedra de toque con la que inicié el conocimiento global de Madness. La portada es bastante llamativa con una imagen de una carrera de los 10 metros lisos con los 7 componentes del grupo, entre los que destaca precisamente el disidente Mike Barson con una expresión de rabia en su cara, a la par que lleva gafas de sol, que da algo de miedo.
Comercialmente, lo dicho, un retroceso notable de ventas y de la popularidad de la banda. Quizás el motivo es que no hay dentro del set list un tema abanderado como lo fueron en su día “One step beyond”, “Embarressment”, “House of fun”, “It must be love” o “Our house”. Igualmente, el regusto que deja la obra, dista mucho de la energía, ritmo y humor acertado de sus álbumes predecesores. A partir de aquí, y con la salida de Barson del grupo, la banda confirmó su drástico descenso de popularidad tras su reinado entre 1979 y 1982.
El año siguiente vería la edición del aún menos celebrado “Mad Not Mad”, que a pesar de incluir alguna canción graciosa como “Uncle Sam” o la válida balada “Yesterday’s man”, fue un brutal patinazo comercial y propició la separación temporal del grupo. De ahí en adelante, Madness han ido retomando de forma intermitente su actividad, cual transcurrir geográfico del río Guadiana, y en una de estas nos encontramos en estos momentos con la reciente edición de su primer disco en una década desde “Wonderful” que ha venido a llamarse “The Liberty Of Norton Folgate”.
Lo mejor: que en unos días podré ver el directo de la banda, en lo que será mi regreso a la sala La Riviera tras aquella fatal experiencia con la seguridad de la misma el día de Interpol. El nuevo trabajo lo he conseguido hace apenas unos días. A falta de más repasos, no me ha llamado especialmente la atención en su primera escucha; de por sí, no he identificado ningún tema como el maravilloso “Lovestruck” de su anterior entrega.
Esperen pues una crónica de lo que será el espectáculo del grupo, no sé si para la próxima semana (con esto de que el concierto es el jueves quizás no me dé tiempo), o si para la siguiente. A pesar del coste algo elevado, 45 eur., estoy deseoso de ver a Madness en escena, máxime tras haber visto conciertos suyos como ese citado “Madstock” en Finsbury Park de 1992. Lo que no sé es si la crónica les incluirá buenas fotos, o si incluso les podré poner siquiera una por lo que pasó la última vez que anduve por aquellos andurriales. De momento, atrévanse a escuchar “Keep Moving” y si por una de estas se animan, creo que aún quedan entradas. Como acicate, a los que residen en Madrid decirles que el día del concierto es festivo en la capital. Pocas excusas tendrán en ese aspecto.
¿Qué es lo que me ha hecho decantarme por “Keep Moving” entonces? Entremos una vez más en lo personal. La explicación reside en que fue el disco a través del cual accedí a la banda. Se trata del primer cd de Madness que me compré allá por verano de 1998 tras encontrarlo a buen precio, 1295 ptas. de las de entonces, en la serie media, bastante abundante en aquellos días, del Alcampo del Parque Corredor de Torrejón de Ardoz.
A Madness los había conocido propiamente en otoño de 1997 a través de un videoclip que ponían en la MTV española en mitad de los cortes publicitarios, en un inciso titulado “MTV Classics”, y que era el del tema “It must be love”, aquella estupenda revisión del clásico de Labi Siffre. Evidentemente, varias canciones de Madness estaban ya ancladas en mi subconsciente (“One step beyond”, “Our house”…), al igual que a muchos les pasará. Sería unos meses más tarde cuando me decidí a arriesgarme a comprarme aquel disco del que no conocía ninguna canción.
Un poco más adelante, ya sin disponer en aquella época del Vía Digital que había quitado mi padre, pedí a un ex-compañero de instituto que me grabara un concierto que ponían en un canal llamado Buzz de la banda en el Finsbury Park londinense de 1992, de cuya difusión me enteré porque a pesar de ya estar dados de baja, aún nos llegaba la revista de la programación de la plataforma televisiva. Ahí pude percibir la grandeza de Madness en su verdadera dimensión, al tratarse de un repertorio de los grandes hits de la banda y ya por fin asociar varios himnos al universo de la banda.
Tras esta aclaración de las motivaciones que me han movido a hablar de “Keep Moving” (como habrán sacado en claro, la nostalgia), decirles que en 1984 Madness se encontraban en fase descendente de éxito y popularidad. Su anterior trabajo de 1982 “Presents The Rise And Fall” había conseguido mantener el nivel de éxito de sus trabajos hasta la fecha, incluso superándola en su conjunto, con clásicos de la talla de “Tomorrow’s just another day” o sobre todo “Our house”. Aún así, el disco incluía otros cortes menos convencionales como la canción de estribillo atropellado “Blue skinned beast”. Madness en los primeros ochenta, era un grupo tremendamente popular en el Reino Unido, de gran éxito y con un fuerte carisma.
La desintegración de Madness se gestaba también en el seno de la misma formación, cuando a mitad de la promoción del disco que hoy les presento, el fundador y teclista de la banda Mike Barson, decidió abandonar el grupo para irse a vivir a Holanda con su mujer. Los restantes 6 componentes, por otro lado, seguían implicados en la causa: Graham Mc.Pherson “Suggs” como vocalista principal, Carl Smyth “Chass Smash” como 2º vocalista y trompeta, Lee Thompson como saxofonista y en gran parte alma del sonido de Madness, Daniel Woodgate a la batería, Mark Bedford al bajo y Chris Foreman a la guitarra.
El disco empieza con el tema que le da título. Antes de nada, que ahora acabo de caer, por ahí he visto ediciones remasterizadas y otros formatos del disco que incluyen distintos listados de canciones. Aquí voy a analizarles la primera edición en cd que contenía 12 temas, que es la que yo tengo. En este caso, el inicio viene de la mano de la propia “Keep moving”, que más que un tema ska, es una variación medio jazz pop que podría asignarse sin mucho ajuste de sonido a ciertos momentos de los Level 42. Animado tema pop con una interpretación vocal por parte de Suggs bastante relajada y velada. En 2º término nos encontramos con “Michael Caine”. Tema que fue extraído como primer single del lp, y que es un evidente homenaje al actor británico, que además cuenta con la colaboración del mismo diciendo ese “mi nombre es Michael Caine”. Ejemplo claro por otro lado de esa citada estandarización y suavización de los inicios ska de la banda, que desembocan en un pop más ligerito. Bonito tema que destaca por los coros que aparecen en el estribillo. Gracioso resulta el videoclip con persecuciones policiales e interrogatorios figurados y teléfonos sonando repentinamente, en el que Barson solamente aparece al inicio tocando el piano. Destaca ese solo de saxo de Thompson en la parte final, que viene en parte a representar el sello clásico de sonido del grupo. “Turning blue” puede ser el tema que más recuerde a las anteriores entregas de la banda. No hubiera desentonado para nada por ejemplo en el anterior disco “Presents The Rise And Fall”. El ritmo se acelera y en parte resulta atropellado como suele ser habitual en el género musical del ska y que no era una excepción hasta la fecha en varias de las composiciones que firmaban Madness. Encadenando prácticamente singles, a continuación aparece la deliciosa balada “One better day”. Elegante tema ya desde el inicio con las notas de saxo de Lee, relajado, cálido y que incluye un video de la banda rodado en el metro; ¿posible guiño al descenso de la cumbre que iniciaba el grupo? Ya sabemos que la ironía en Madness y el sarcasmo siempre han estado presentes y en alguna que otra ocasión, estos chicos también han llegado a autoparodiarse. El estribillo es de una luminosidad pasmosa, con unos teclados cristalinos y unos arreglos orquestales, por otro lado presentes en casi todo el corte, pero que en esta parte adquieren un mayor protagonismo. Un tema del que están muy orgullosos los Madness (se puede ver en los comentarios del dvd de sus videoclips por parte de algunos de sus componentes) y con razón. Es posible que la distribución de temas, haga que el disco suelte todo su potencial en estos 4 primeros temas, quizás los más acertados de la obra. A partir de aquí, la banda va a afrontar distintos sonidos, géneros y estados de ánimo. “March of the Gherkins” es un alegre tema pop, que en parte puede también recordar a tiempos pasados, pero que me da que falla en la tonalidad y ritmo del estribillo. Es curioso que menos en su parte remarcada sea donde más flojee y que destaqué más bien en sus partes más narrativas. Resalto la parte instrumental poco antes de los 2 minutos de duración con su principal uso de las secciones de viento y la posterior parte vocal fuera del ritmo normal de la canción y la fuerza con la que Mc.Pherson retoma la narrativa con ese “estaba pensando en…”. “Walz into mischief” es un desparrame total. Oscilante, ebria, pero curiosa. Se trata de tema cuyo estribillo fácilmente podrían entonar unos marineros borrachos en cualquier puerto pesquero de Inglaterra en el interior de la taberna de turno. Coros hooliganeros y una pieza exótica de esas que tan fuera de lugar te dejan y que casi siempre introducían en sus discos Madness.“Brand new beat” es una canción pop muy delicada y apta para todos los públicos. Resultan graciosas esas palabras que suelta por ahí Suggs en castellano “nuevo ritmo” con un acento evidentemente muy inglés. Teclados inofensivos y una canción que parece mostrar a los Madness como unos niños buenos que jamás hayan roto un plato, sin ese tono sarcástico tan necesario y predominante en sus canciones. “Victoria gardens” incluye unos coros más propios de la música negra de los años 70, apoyados en una melodía bastante fantasiosa y quizás algo hinchada de teclados. Contrasta con otras partes más lentas y acompasadas vocalmente por Mc.Pherson. Una pieza algo rimbombante y de los instantes más animados del disco en su conjunto; de los temas más enérgicos. “Samantha” es quizás la canción que confiere el mayor protagonismo a la guitarra eléctrica. Intensa, sobre todo en su estribillo con ese apoyo del piano de Barson con ese “Samantha, Samantha cariño, debo haber perdido la razón. Samantha, Samantha cariño… pero ella sigue durmiendo” que desesperadamente suelta Suggs. “Time for tea” es una de mis favoritas. Quizás Mc.Pherson alcanza aquí su mayor solemnidad vocal, al igual que en la anterior “Samantha” y ello ayuda a que nos encontremos con uno de los temas más sesudos en lo que a sonido se refiere del disco. “Prospects” de sonido feriante y quizás algo anodino, nos acerca al final del disco que dará paso al epílogo compositivo de Barson, “Give me a reason”, que de no ser por su predecesora “Prospects”, haría que hubiéramos afrontado una parte final bastante intensa.
Como ya creo haber referido o al menos dejado entrever, quizás “Keep Moving” no sea ni de lejos el mejor disco que firmaron los Madness. Ya les he explicado que quizás su elección haya residido en la nostalgia y en parte el agradecimiento que le tengo al lp de haber sido la piedra de toque con la que inicié el conocimiento global de Madness. La portada es bastante llamativa con una imagen de una carrera de los 10 metros lisos con los 7 componentes del grupo, entre los que destaca precisamente el disidente Mike Barson con una expresión de rabia en su cara, a la par que lleva gafas de sol, que da algo de miedo.
Comercialmente, lo dicho, un retroceso notable de ventas y de la popularidad de la banda. Quizás el motivo es que no hay dentro del set list un tema abanderado como lo fueron en su día “One step beyond”, “Embarressment”, “House of fun”, “It must be love” o “Our house”. Igualmente, el regusto que deja la obra, dista mucho de la energía, ritmo y humor acertado de sus álbumes predecesores. A partir de aquí, y con la salida de Barson del grupo, la banda confirmó su drástico descenso de popularidad tras su reinado entre 1979 y 1982.
El año siguiente vería la edición del aún menos celebrado “Mad Not Mad”, que a pesar de incluir alguna canción graciosa como “Uncle Sam” o la válida balada “Yesterday’s man”, fue un brutal patinazo comercial y propició la separación temporal del grupo. De ahí en adelante, Madness han ido retomando de forma intermitente su actividad, cual transcurrir geográfico del río Guadiana, y en una de estas nos encontramos en estos momentos con la reciente edición de su primer disco en una década desde “Wonderful” que ha venido a llamarse “The Liberty Of Norton Folgate”.
Lo mejor: que en unos días podré ver el directo de la banda, en lo que será mi regreso a la sala La Riviera tras aquella fatal experiencia con la seguridad de la misma el día de Interpol. El nuevo trabajo lo he conseguido hace apenas unos días. A falta de más repasos, no me ha llamado especialmente la atención en su primera escucha; de por sí, no he identificado ningún tema como el maravilloso “Lovestruck” de su anterior entrega.
Esperen pues una crónica de lo que será el espectáculo del grupo, no sé si para la próxima semana (con esto de que el concierto es el jueves quizás no me dé tiempo), o si para la siguiente. A pesar del coste algo elevado, 45 eur., estoy deseoso de ver a Madness en escena, máxime tras haber visto conciertos suyos como ese citado “Madstock” en Finsbury Park de 1992. Lo que no sé es si la crónica les incluirá buenas fotos, o si incluso les podré poner siquiera una por lo que pasó la última vez que anduve por aquellos andurriales. De momento, atrévanse a escuchar “Keep Moving” y si por una de estas se animan, creo que aún quedan entradas. Como acicate, a los que residen en Madrid decirles que el día del concierto es festivo en la capital. Pocas excusas tendrán en ese aspecto.
3 comentarios:
Ska y Madness son dos palabas que siempre deberán ir unidas. Pusieron un género en boca de todos, cuando sólo las minorías lo conocían.
Muy grandes.
Ninguna objección a tu afirmación. Totalmente de acuerdo. Muy grandes, y en directo siguen siendo inmensos. Supongo que a lo mejor la has leído, pero si no es así, echa un vistazo a la crónica del concierto de Madrid que colgué una semana más tarde. Gracias por escribir.
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