Tras el intercambio de colaboraciones de la pasada semana y el excelente trabajo que Ordago13 aportó a nuestra humilde bitácora, hoy volvemos a la tónica habitual. Quizás no muy conocidos en nuestro país, y mucho menos en estos días, pero de gran éxito y reconocimiento en los Estados Unidos, este dúo musical, que se podrían definir (salvando las enormes diferencias de estilo) como unos Simon & Garfunkel de los 80, Daryl Hall y John Oates tuvieron sus momentos de gloria en los últimos años 70 y sobre todo en la primera mitad de los años 80.La mayoría de ustedes habrán escuchado “Maneater”, quizás su mayor triunfo individual, en las radio-fórmulas habituales como Kiss Fm o M-80 Radio. Por ese motivo podrán llevarse a errores y pensar que nos encontramos ante un fenómeno “one hit wonder”. No es el caso, pues antes de que esta canción empezara a sonar en las emisoras, Hall & Oates llevaban un buen tiempo en la brecha, concretamente desde comienzos de los 70.
Precisamente he escogido el disco en el que está incluida esta canción, más que nada para que no estén esta semana demasiado perdidos. Previamente el grupo había aproximado su éxito con el disco “Private Eyes”, en el cual se incluía algún que otro tema reseñable como la canción título y la estupenda “I can’t go for that (no can do)”, que hace algunos años sampleó el bueno de Mick Hucknall para uno de sus últimos éxitos con Simply Red “Sunrise”. Sin más dilación, procedamos a analizar el trabajo “H2O” de 1982 de estos 2 músicos.
Se empieza con toda la carne en el asador, al disponer “Maneater” en el primer lugar. Uno de los rasgos más característicos de esta pareja musical es el uso de las melodías seductoras y elegantes de saxofón en sus canciones, a cargo del inestimable Charlie DeChant, acercándolas así al jazz y rithm’n’blues; en este aspecto, “Maneater” cumple perfectamente. Destacan también los coros agudos haciendo de soporte para la estupenda voz de Daryl. Esta canción es casi siempre parte de recopilatorios de los años 80. Quizás esté algo requemada, pero aún así sigue siendo un placer escuchar su sonido tan elegante y nocturno. “Crime pays” es un corte medio funky, sobre todo debido a la insinuante línea de bajo que contiene. Este instrumento se acompaña principalmente de ciertas notas puntuales de teclado y la batería, para que Daryl termine de rematar un tema que hasta hubiera pegado bastante en el disco “Hot Space” de Queen (veo esta canción bastante parecida a “Back chat”). “Art of heartbreak” cambia de parecer respecto a “Crime pays”, volviendo a un sonido más normalizado. Retornan la guitarra y el saxofón, aunque no de forma muy evidente; con esto se regresa a los signos distintivos de esta pareja musical en aquellos días en mayor o menor medida. Sin embargo, el siguiente momento del disco nos va a recordar a los Hall & Oates de unos años atrás. “One on one” se sitúa dentro de los retazos más clásicos del estilo del dúo. Una composición heredera de los Hall & Oates de mediados de los 70, y en definitiva una canción que nos recuerda claramente a piezas como “Sara smile”. “Open all night” es una de las sorpresas agradables, al menos desde mi punto de vista, que nos regala el disco, más allá de los singles conocidos. El piano, las notas de la guitarra y sobre todo la estupenda interpretación de Hall, quizás en una entonación algo crooner en el estribillo (digo entonación, que no su voz o registro vocal), le confiere un aire seductor inestimable; ayudando a Daryl (como si le hiciera falta), aparecen también los clásicos coros agudos de falsete que tan comunes son en el grupo en la parte del estribillo. Una canción que de forma derrotista divaga sobre las infidelidades que pueden darse mientras uno está ausente; “ella estaba abierta toda la noche, mientras yo estaba fuera; no me hagas decirte quién me lo dijo…”. Un acierto enorme dentro de “H2O”, y quizás la joya oculta de esta semana; como siempre, presten especial atención.
No se preocupen, pues al menos en la siguiente pista no se baja el listón: se incluye también en este trabajo la temprana revisión del tema “Family man” de Mike Olfield. Aporta un punto más rockero que el original de Oldfield, básicamente por la guitarra eléctrica aquí introducida (lucimiento personal del guitarrista G.E. Smith en un solo de guitarra en el clip grabado al efecto). Igualmente también me gusta y creo más apropiada la interpretación vocal de Daryl Hall a la que proporciona Maggie Reilly en la original de Oldfield; ajustada a la letra, y al protagonista masculino de la misma, es más creíble de forma evidente. El videoclip promocional, con una iluminación típica de la década de los 80, incluye alguna escena muy graciosa como aquella en la que Hall aparece protegido por su legión de supuestos hijos como muralla ante cualquier posibilidad de infidelidad; uno de esos niños, dando con el bate de béisbol en su propia mano, da miedo. Luego al final del video la chavalada se encarga de sacar un poco de sus casillas a Hall y Oates al unísono en el sofá que ocupa el centro del plató donde se grabó. “Italian girls” quizás suena demasiado hinchada y algo hueca. Es muy seguro que nos encontremos nuevamente en otro caso de comparativa odiosa tras 2 temas tan buenos como “Open all night” y “Family man”. Tampoco me parece bien ser tan duro con John Oates en la única canción del disco en la que se encarga de la voz principal; seamos pues benévolos con John y concedámosle el beneficio de la duda, al menos provisionalmente. “Gessing games” prácticamente se mueve por los mismos derroteros que su predecesora, con la particularidad de la vuelta de Daryl al micro en detrimento de Oates. “Delayed reaction” vuelve a recordarme curiosamente a los Queen de esos días, sobre todo por los coros que incluyen. Por otro lado, se trata de una canción bastante animada y llevadera. Llegamos a “At tension” que se mueve de forma más misteriosa y nocturna, dejando de lado los momentos pop del disco que hemos acumulado al menos en los 3 cortes anteriores. Es uno de esos instantes, salvando las diferencias, del estilo de “I can’t go for that (no can do)”, que tan bien rematan Hall & Oates. De lo más válido de la 2ª parte del disco, desde mi óptica personal. El final no deja de resultar curioso con la exótica “Go solo”. Empieza de una forma bastante atípica para ir moviéndose hacia un ritmo y estilo más normalizado. Me gusta particularmente el ritmo y melodía que alcanza en su estribillo. Quizás debido a “Go solo” y “At tension”, el disco se rubrica de forma correcta, pues quizás podría haber quedado demasiado evidente y plano si se hubiera seguido hasta el final de la obra el patrón que comenzó en “Italian girls”.“Maneater” abrió las puertas del éxito internacional a Hall & Oates. Derivado de ello, durante los siguientes 3 años estarían en la primera línea del pop gracias a su trabajo “Big Bam Boom”, que incluía la genial “Out of touch” o “Method of modern love”. Ayudaría también el lanzamiento de su recopilatorio de grandes éxitos, que regalaría igualmente una canción tan respetable y maravillosa como “Adult education”.
A partir de 1985 Hall & Oates redujeron su actividad y perdieron repercusión en lo que hicieron. Como suele pasar en las parejas artísticas, uno suele triunfar y el otro se queda en un 2º o 3er. plano. Daryl Hall, en este apartado tuvo sus buenos momentos por su cuenta, supongo por aquello de que era el cantante del dúo. Eso siempre ayuda.
“H2O” es un excelente disco. La única pega que le podríamos sacar es que a lo mejor hubiera resultado más adecuado guardar alguna de las canciones insignia de la obra para la parte final. Resulta acertada esa portada tan sencilla, pero contundente a la par, con ese cara a cara tan intenso entre los 2 protagonistas principales de este proyecto musical sobre un fondo rojo.
Es importante igualmente reseñar o hacer una mención especial al saxofonista rubio y de lentes solares Charlie DeChant, apodado Mr. Casual, (que tanto me recuerda a un jefe de sala de un bingo o un camarero de cabaret nocturno de los años 80, al menos en el clip de “I can’t go for that (no can do)”) y también al guitarrista G.E. Smith, que en aquellos días lucía un peinado engominado y repeinado hasta límites insospechados, el cual junto a John Oates formaba estupendas líneas rítmicas. Evidentemente no eran los únicos compañeros de viaje en aquellos días de Hall & Oates, pero sí al menos los que a mi siempre me han llamado más la atención, tanto de aspecto como musicalmente hablando.
Esta pareja musical son bastante desconocidos en nuestro país. La gente como mucho conoce “Maneater” y los más instruidos o eruditos pueden llegar hasta “I can’t go for that (no can do)”, siendo ya de nota. Gracias a un recopilatorio del grupo, conocí mucho más de estos 2 muchachos, y la verdad es que merece bastante la pena su trayectoria más allá de sus 2 canciones emblema a nivel mundial. No obstante, a pesar de que no les conozcan, es fácil quedarse con su imagen; Daryl Hall, un guaperas rubio, de ondulado y cuidado peinado y por otro lado John Oates con su tez más oscura, su ensortijado pelo moreno y su bigote tan característico (el cuál ya no lleva en la actualidad).
De hecho, es necesario que se introduzcan en ellos puesto que en series estadounidenses de animación para adultos como “Padre De Familia” o “The Simpsons”, cada cierto tiempo se hacen referencias a ellos (se perderán o no entenderán muchos chistes de lo contrario); esto no deja de ser una clara evidencia del éxito de estos 2 hombres en los Estados Unidos. Curiosamente también se establece un paralelismo entre la pareja Simon & Garfunkel, al considerarse a uno de los 2 el exitoso y al otro el fracasado en solitario. Aquí, el damnificado y patito feo es el pobre John Oates.
Confío en que con “H2O” se animen a escuchar más sobre Hall & Oates, y siguiendo un paso lógico, deberían posteriormente incurrir en el disco o bien anterior (“Private Eyes”), o bien posterior (“Big Bam Boom”) de este trabajo de 1982. Daryl Hall y John Oates destilaron un pop con matices de jazz de bastante calidad, que no resulta para nada indigesto.
Del apartado de la radio, decirles que esta tarde intentaré subir a ivoox el 6º programa dedicado a Ultravox y su disco “U-Vox” de 1986, para que lo tengan disponible en el blog para su escucha o descarga. No obstante, esta tarde a las 19.00h tienen una nueva ocasión de escucharlo en http://www.ruah.es/. Para este miércoles llegará el turno de que pase por nuestro programa de radio a Miguel Bosé y su disco “Salamandra”, también de 1986. Reseñar, como apunte curioso, que este programa fue el 2º piloto que grabamos en las sesiones de prueba, pero que como no nos quedó del todo mal, hemos decidido compartir con ustedes. Espero que les guste.

“It's an illusion”, canción donde vemos la mezcla más clara que nunca, la técnica de tararear mmm Bhaca sobre una base reggae además al final Keith el saxofonista le mete el toque jazz perfecto. “Bombs away”, canción escrita en 1986 durante el estado de emergencia que se vivió en Sudáfrica en aquel año. Cuenta la experiencia de verse atrapado entre dos tipos de violencia, la violencia del Apartheid y la violencia en nombre de la liberación. “Woman be my country”, cuando sientes que tu país no puede ser tuyo, no te pertenece porque no estás de acuerdo, con toda la violencia y la injusticia que hay en el buscas refugio en las personas que más quieres y especialmente en tu mujer. “Rolling ocean”, una canción dedicada a todas personas que creen que hay esperanza para Sudáfrica y que viven su día a día luchando contra las injusticias. Es personalmente mi canción favorita del álbum por su ritmo alegre con una bajo espectacular y una línea de teclado ultra pegadiza. “Wrsaw 1941”, una canción inspirada por los escritos de Czeslaw Milosz. Como la amistad más fuerte puede superar la más terrible de las traiciones. “Vezandeble”, una canción enteramente en Zulú, que narra con humor la rivalidad entre un hermano mayor y su hermano pequeño.
Dudo a menudo sobre mi favorita del disco; a ratos he de confesarles que “Why don’t you find out for yourself” ha sido la respuesta a dicha pregunta. De hecho, experimenté una gran alegría cuando sonó en el Saturday Night Fiber en julio de 2007; a nivel de curiosidad personal, decirles que Morrissey es el único artista al que he escuchado en directo en concierto, pero al que no he visto. Luego, si no me he enrollado demasiado les hablaré de ello en las conclusiones. Creo que en algún artículo ya he mencionado la aceptable versión que hicieron no hace mucho The Killers de esta canción. Esa primera frase “los días más cuerdos son locos”, es simplemente genial. “I am hated for loving” inicia la parte tranquila y más sosegada de la obra. A partir de aquí, hasta la canción de cierre, el disco va a discurrir por parajes bastante relajantes sonoramente hablando. Esta canción, precisamente, me recuerda vagamente a preciosas composiciones de los primeros Smiths, como era aquella joya titulada “I don’t owe you anything” de su debut. “Lifeguard sleeping, girl drowning” es quizás la pieza menos al uso de las que incluye el disco. Con un Morrissey casi reconvertido en narrador y con una voz susurrante al micrófono, se nos cuenta una triste historia. Esta canción, en parte podría anticipar los dejes del siguiente disco “Southpaw Grammar”. “Used to be a sweet boy” es otra pista de carácter inofensivo y amable, que redunda en la madurez compositiva que transmite la 2ª parte de “Vauxhall And I”. “The lazy sunbathers” se muestra igualmente relajada y placentera, con Mozzer muy suave vocalmente hablando. Quizás nadie se podría esperar tan fuertes emociones para el final de disco, tras escuchar un núcleo tan comedido como el que nos hemos encontrado desde la medio rockabilly “Why don’t you find out for yourself”. Sin embargo, el final de “Vauxhall And I” es simplemente majestuoso. Sí, dirán que siempre estoy con lo mismo, y que todos los finales de disco me parecen buenísimos. “Speedway” merece cualquier tipo de alabanza. Es quizás la canción más épica en sonido que haya escrito Morrissey en su carrera en solitario y también al frente de The Smiths. No deja de ser una composición con una fuerte sensación de que Mozzer se está refiriendo a ciertos aspectos de su vida: rumores, no confirmaciones, etc. El muro de sonido creado por las guitarras y la mezcla de melancolía y heroicidad de la canción, conforman una de las verdaderas joyas ocultas de la carrera de este cantante. Ese final con Morrissey diciendo “y todas aquellas mentiras, mentiras escritas, mentiras retorcidas… Bueno, no eran mentiras, no eran mentiras. Nunca dije, nunca dije… Podría haber mencionado tu nombre, podría haberte arrastrado. Culpable por estar implicado, por asociación… siempre he sido sincero contigo, a mi extraña y personal manera, siempre he sido sincero contigo, a mi enfermiza manera, siempre he sido sincero contigo”. Las claras referencias personales se pueden ver en el inicio de la letra: “Todos los rumores siguen echándome al suelo, nunca dije, nunca dije, que fueran totalmente infundados”; creo que es una más que evidente insinuación, aunque no de forma clara, a la siempre comentada y puesta en tela de juicio sexualidad de Mozzer. En eso curiosamente Morrissey y Miguel Bosé guardan un tremendo paralelismo. Una canción que te deja sin palabras, mientras que el silencio se apodera del ambiente en el que has estado escuchando la obra, tras finalizar esa atronadora batería de los segundos finales. Morrissey consigue meterte en esta canción y hacerla tuya. Una visión de antihéroe que siempre destila tanto encanto. Brutal “Speedway” y brutal “Vauxhall And I”.
“Can-utility and the coastliners” es el alma gemela de “Time Table”. Es casi una evidencia que el disco se puede agrupar en parejas de canciones. Por un lado estaría la pareja de “Watcher of the skies” y “Get ‘em out by Friday”, que se agruparían básicamente por la semejanza de las estructuras de ambas y la duración de las mismas. Por otro lado estarían la presente “Can-utility and the coastliners” y “Time table”, sobre todo por su carácter más soleado y menos enrevesado, además de disponer de duraciones parejas. Y para finalizar estarían las 2 siguientes canciones en el track list, que forman pareja por el claro antagonismo que tienen en tanto a la duración de las mismas. No obstante, hay que reseñar que más o menos a los 2 minutos y medio de duración de “Can-utility…” hay lugar para una acertada sección instrumental, derivando posteriormente en una mayor carga instrumental por el protagonismo que adquieren los teclados de Tony Banks. En lo lírico, la canción por lo visto trata de una leyenda escandinava. Una característica bastante común en las obras de rock progresivo o sinfónico, era alternar canciones de extrema duración, con otras pistas que apenas sobrepasaban, si es que llegaban, los 2 minutos. “Horizons” es el ejemplo de esas pistas que nos encontramos en “Foxtrot”. Una instrumental de fuerte carácter medieval, que sería la banda sonora perfecta para realizar una visita por ejemplo al Monasterio de El Escorial. Bueno, llegamos al final… ¡Y qué final! Nos encontramos con la obra cumbre de la historia de Genesis. Su canción más trabajada, larga, compleja y complicada. Ni más ni menos que más de 22 minutos de duración. Una pieza que aparecerá en cualquier enciclopedia musical como ejemplo perfecto de lo que es el género musical del rock sinfónico o progresivo. “Supper’s ready” parece tener su origen en ciertas paranoias personales del propio Gabriel. Se abordan en la letra pasajes fantásticos, de ultratumba, referencias al Apocalipsis, a la mitología… vamos, que no es nada fácil meterse en el mundo de “Supper’s ready”. De hecho, a mi aún me cuesta. La canción estructuralmente se divide en 7 partes, con las consecuentes variaciones instrumentales y miles de matices que cada uno de los músicos aportan al tema. No se puede negar la elaboración de la canción, pero resultan mejor otras canciones no tan largas dentro de la historia de Genesis como “The knive” o “The musical box”. Si no son muy cercanos a este género, probablemente “Supper’s ready” se les indigeste brutalmente. Este pieza destaca además por las representaciones de la misma en directo, en las que Gabriel se disfrazaba en casi todas las partes, poniéndose entre otras cosas una cabeza floreada o una máscara geométrica (inmortalizada en la portada de “Genesis Live”) y en la que vocalmente había ratos en los que se pasaba tremendamente de vueltas, sobre todo en la parte dedicada a la “granja de los sauces” “Willow farm”. Un final magistral y monumental, para una obra en conjunto tremendamente elaborada y hecha a conciencia.
Choca pues bastante que después se meta la medio-graciosa “The refugee”, ya que “Drowning man” muestra un perfil muy serio y medianamente oscuro. “The refugee” se mueve dentro de unos coros que adornan de forma adosada a Bono, conformando una canción muy de la nueva ola y que de facilona, se te queda sin dificultad en la retina; no obstante, esta canción no es de lo mejor de la obra, si bien hay que decir que en otros discos posteriores del grupo, hubiera sido una alegría dar con ella entre tanto medio-pelo. Mucho más válida resulta “Two hearts beat as one”, al disponer de una melodía mucho menos rimbombante y contar igualmente con un Bono bastante correcto al micrófono. Este tema, curiosamente contó también con la grabación de un video promocional, con el grupo tocando en una azotea, al lado de lo que se supone que es una iglesia o catedral. Se trata de uno de esos videos que han quedado en el olvido, ya que como he comentado antes, la gente recuerda comúnmente el de “New year’s day”. En este clip, había también sitio para una especie de acróbata vestido de rojo, que va haciendo cabriolas por las calles, intercalando sus peripecias con imágenes de la banda tocando. “Red light” desconcierta por esos coros femeninos que abren la pista. El estribillo con Bono ofreciendo su amor, es otro de los pasajes que más se recuerdan del disco, si dejamos de lado los 2 clásicos que suponen la 1º y 3ª canción. Abundando en lo chocante (junto a esos coros de inicio), hay también tiempo para unas notas estridentes de trompeta. “Surrender” es de mis favoritas de la obra. Me gusta particularmente por tenerla también muy fuertemente asociada al comienzo de ese “Under A Blood Red Sky: Live At Red Rocks” de la gira del disco, pero en su edición de video, puesto que la del lp/cd original no la incluye. La repetición del título de la canción por Bono en la parte del estribillo es de una solemnidad pasmosa. Al llegar al final, no deja de sorprender que tras un disco tan rockero y vibrante, se cierre con una baladita (sonoramente hablando), que destaca en lo lírico por esa asociación con la canción que abría el disco en los versos de “¿cuánto tiempo habrá que cantar esta canción?”. U2 deja claro su mensaje en “40”, por si alguien había perdido la perspectiva al llegar al final. Sonido amable y emotivo, acertadamente dispuesto para rematar una obra clave y muy valorada (con mucha razón) dentro de la trayectoria de este grupo irlandés.