Últimamente no sé por qué motivo me asaltan dudas, dudas, dudas y más dudas a la hora de elegir el disco de cada semana. Para esta ocasión se me habían juntado “sobre la mesa” 3 tentadoras propuestas, que aunque todas estuvieran encuadradas en la década predominante en el blog de los 80 y vayan a desembocar en el pop, tienen sus orígenes muy bien diferenciados. Los 2 descartes, que tendrán su momento en las próximas semanas los mantengo como secreto de sumario. Echen cuenta de qué grupos no hemos visitado todavía, y si quieren hagan sus apuestas.Para estos 7 días que poco a poco nos irán introduciendo en los que serán los más cálidos y largos del año, anticipo feliz de las vacaciones de muchos, me he decantado por la artista individual que se encontraba en el trébol de candidatos, en detrimento de las 2 bandas postergadas. Cynthia Anne Stephanie Lauper fue y es un claro icono pop de los años 80, a pesar del duro eclipse al que siempre se vio sometida por Madonna.
Escogemos su debut, que fue editado en 1983 y que se puede considerar como uno de los discos pop por excelencia de la mal llamada por algunos “Década De La Decadencia”; entiendo que dicha acepción sería por el género rock más clásico. Disculpen mi falta de originalidad si esa mención de “disco pop por excelencia” la haya usado ya en alguna ocasión. En todo caso, creo que de los discos revisados hasta la fecha es el que se lleva la palma claramente. Expliquemos por qué.
El uso de las melodías de teclados fantasiosas, de un fuerte carácter entrañable, van a ser protagonistas en gran parte de las canciones que conforman el álbum de título tan aplicable a Cyndi “Ella es tan fuera de lo normal”. Un pop en sentido estricto, que tras varias pasadas al lp, resulta más caluroso y menos inmediato de lo que nos puede parecer tras la primera escucha.
Ejemplo de ese recurso tan hipnotizante de las melodías de teclados es “Money changes everything”. Nada que ver con el notable tema instrumental que tienen por ahí perdido The Smiths, no se confundan. Desviándome a lo personal, decirles que accedí a Cyndi Lauper a través de su recopilatorio “The Best Of”, que es uno de los principales que tiene la cantante junto a “Twelve Deadly Cyns”. Ambos son de color rojo y con foto de la artista con sendos sombreros; pamela de ala muy ancha en el 1º y bombín cabaretero y rojizo en el 2º. El caso es que en el que yo me compré, no aparecía esta canción, pero sí que estaba incluida en el otro que tenía un ex-amigo (del que afortunadamente perdí la pista) que no llegué a escuchar. No sería hasta que conseguí este lp clásico en la discografía de la artista cuando me di de frente con esta irresistible canción. La agudísima voz de Lauper y su desenfadada forma de empezar la letra, con un enfoque algo rockero y desgarbado, contrastan con la música de la misma con una melodía de 5-6 notas de teclado que se clavan en tu mente de forma muy profunda. La historia que se cuenta es el abandono por parte de Lauper de su chico, aludiendo a que “el dinero cambia todo”. Resulta impactante el comienzo con ese “te diré que lo siento cariño, pero esta noche te dejo. Encontré a alguien nuevo, que está esperando afuera en el coche…”. Aunque lo que principalmente se te queda en la retina son los mencionados tecladitos, es destacable la línea de guitarra rítmica que hace de sostén principal del esqueleto musical de la canción. Reitero que la novedad viene de la mano de una actitud rockera en la forma de cantar de Cyndi, mezclada con una descarada melodía pop. ¿El resultado? Pues, como diría por estos tiempos U2, magnífico. Si este inicio les ha gustado y les ha emocionado, cojan fuerza, ya que en los siguientes temas no encontraremos momento para descansar. Sin ir más lejos la 2ª canción de “She’s So Unusual” es uno de los clásicos eternos de Cyndi, “Girls just wanna have fun”. Fue uno de los videos pioneros en emitirse en la nueva MTV por entonces y no paraba de ponerse una y otra vez. Hilarante clip en el que Cyndi volvía locos a sus supuestos padres (impagable esa especie de italoamericano a lo Pavarotti pero en plan sucio y churretoso) y terminaba montando una fiesta enorme en su cuarto con algunos personajes curiosos, como por ejemplo algún “caracono”, entre los asistentes. Un delirio total. Ese alocado riff de teclado del inicio y su ritmo saltarin y con retazos de funky en la guitarra, hace de fondo musical a esta especie de himno pop feminista y liberador por parte de Lauper. Sin duda una de las 3 o 4 canciones por las que Cyndi Lauper es recordada y que se ha visto homenajeada en películas como “Los Amigos De Peter” en su parte inicial, cuando la mujer de Kenneth Brannagh enloquece al escucharla tras llegar a la mansión del bueno de Stephen “Peter” Fry. Yo recuerdo que la primera vez que la escuché fue en un resumen anual de los mejores momentos futbolísticos del año 1993 en Telemadrid, en el cual la presente canción compartió protagonismo con otras como “El orden del mundo” de Danza Invisible y “Quiero tener tu presencia” de Seguridad Social… imaginen; no sé si fue porque en aquella época viera la luz algún recopilatorio de la artista. Una canción pop brillante, capaz de estar incluida en cualquier recopilatorio de la década de los 80. Sin duda una pista que te levanta el ánimo y te incita a irte de fiesta, bien seas chica o chico; recuerdo una noche por los madriles que estando en una calle la escuché en un garito y me adentré en el mismo para transportarme en el tiempo años atrás… testigos hay. ¡Atención! Llega uno de esos momentos que yo llamo las joyas ocultas que tienen los discos de estudio. Supongo que decirles que la canción de turno tiene la firma de Prince, les ayudará a abrir bien los oídos. “When you were mine”, para mi gusto, está por encima de las 2 excelentes canciones que ya hemos escuchado. Emotivo tema pop, preciosos teclados, y una interpretación de Cyndi en ciertas partes que pone el pelo de punta. Una canción de desamor de esas tan apañadas que Prince ha cedido a otros artistas (véase Sinead O’Connor y su “Nothing compares 2 u”) y que tanto éxito han tenido. En este caso se trató de un single frustrado frente a la fuerza universal de “Girls just…” y la siguiente “Time after time”. En tanto a las labores de Lauper al micro, destaco la parte final en la que no sé por qué me da la impresión de que se metió demasiado en la historia narrada en la letra y hasta parece que llora cuando dice eso de “Sé que estás saliendo con alguien, pero me da igual, porque yo te quiero y eso no es amor. Te quiero más de lo que lo hice cuando eras mío”. Incluso un artista que les presenté semanas atrás, Casiotone For The Painfully Alone, hizo una versión muy minimalista y decadente, pero bastante curiosa. Esta es una de las bondades que incluye el recopilatorio que yo tengo “The Best Of” y del que “Twelve Deadly Cyns” carecía. Recuerdo habérsela puesto a aquel compañero de batallas años atrás y alucinó de la calidad del tema que no contenía su cd síntesis de la discografía de la artista. Algunos la conocerán, otros no, con lo que esos a los que esta canción no les suene, les advierto que presten mucha atención… bueno, esperaré sus comentarios respecto a lo que les habrá parecido. Como mencioné antes, “Time after time” fue una de las canciones que se escogieron como single promocional. Alejándose de la locura pop de “Girls just…”, aquí Cyndi afronta una sentida balada con versos muy románticos como “Si estás perdido y miras me encontrarás una y otra vez. Si te caes, te cogeré, estaré esperándote una y otra vez…”. Para el recuerdo queda ese videoclip con la cantante, con una cara de muñón increíble, al inicio del mismo en el interior de una caravana en mitad de un bosque, mientras ve una película romántica. El video igualmente enseña el devenir de Cyndi con su figurado novio y las locuras varias que hace, como ese imposible cambio de look ante el cual su chico no se muestra muy emocionado. Bonita canción y que aporta un cambio respecto a tanto teclado, sintetizador y guitarras bailonas que hemos catado hasta el momento. Pero, vuelta la burra al trigo con “She bop”. Otro descabellado y acelerado tema pop con una base rítmica dura, que vagamente me recuerda a “To cut a long story short” de Spandau Ballet en ciertas notas. Cyndi adopta un estilo más hedonista en su forma de cantar, pero sin dejar de lado esa actitud desgarbada y radical que nos lleva aportando en casi todo el disco. Algo repetitiva y quizás tras las 4 canciones de inicio, se aprecia una leve bajada en la calidad del tema.
“All through the night” muestra a una Cyndi más sentimental y frágil, ayudada sobre todo por los sintetizadores cristalinos del inicio. Luego curiosamente la canción evoluciona con una melodía más rimbombante. Una sentida baladita, que abunda en la variedad de registros con los que atenta el disco, aunque a cada uno de los mismos se les haga desembocar en el sonido pop. Por ejemplo “Witness” puede tener su origen en una especie de ska/reggae raro, que hasta podrían haber firmado Madness o sobre todo The Specials. Ritmos cálidos y una pieza exótica de las que a veces se valdrá Lauper como la futura revisión de “Girl just”, reconvertida en “Hey now!...” o “Iko Iko”. Otro momento bailable notable, aunque esta vez alegre en global, ya que no podemos ignorar que tanto “Money changes everything” o “When you were mine”, por muy poperas que sean, no dejan de tener un fuerte regusto triste y melancólico, tanto en sus melodías de teclados como en sus letras. “I’ll kiss you” quizás es el rival más débil en la lista de 10 canciones que conforman el núcleo de estudio del álbum. Repetitivo, algo tosco y un intento de sonar como los Talking Heads precisamente de ese año con su “Speaking In Tongues”; es decir, un ejercicio de funky descarado fallido. No hablemos más de él pues. El corte que da en parte título al disco, con la simple variación del género del pronombre personal, “He’s so unusual”, es una pieza curiosa de corta duración, de carácter clásico y cabaretero en la que se acoge un tamiz de sonido de gramófono o radio antigua. Tampoco tiene mucho más que comentar. El final viene de la mano de la alocada “Yeah yeah”. Es otro tema que circunda los territorios en los que malamente se movía “I’ll kiss you”, aunque esta vez con algo más de acierto. La histriónica interpretación de Cyndi con su diálogo con esos graves coros masculinos es la principal característica que conforma el tema. En lo musical destaca ese saxofón desaforado que aparece al principio y luego mediada la canción. No está mal para terminar, pero este es uno de los discos en los que me da por pensar que un orden alternativo de las canciones probablemente hubiera conseguido un mejor resultado final. Quizás demasiada carne en el asador en la primera parte, más acusado aún en su época en la cara “a” del vinilo de turno. En las últimas ediciones se incluye un añadido en directo con las versiones en vivo de “Money changes everything”, “She bop” y “All through the night”. Todas ellas suenan bastante bien, aunque lo que mas gracioso resulta es la aguda voz de Lauper dirigiéndose al público entre canción y canción.La irrupción de Cyndi Lauper en el mundo de la música fue un terremoto en toda regla. “She’s So Unusual” fue un tremendo bombazo comercial y un clarísimo éxito a nivel mundial para la cantante. El disco destaca igualmente por la curiosa portada que tiene. Ese escorzo o postura imposible de Cyndi en mitad de la calle y esa vestimenta tan paradigmática de la década de los 80, lo convierte en un icono de aquellos años y un símbolo pop sin posibilidad de discusión alguna. Ya he hecho referencia a la importancia del video de “Girls just…” y su brutal difusión en televisión. Fue uno de los hechos que hizo que el disco triunfara a nivel comercial. Una promoción muy insistente y quizás algo excesiva, pero resultona.
La marca de imagen de Cyndi con sus ropas desaliñadas, con esos vestidos imposibles y coloridos y por otro lado, sus cortes de pelo con tonos rojos/naraja mezclados con amarillo y sus rapados laterales, son la consecuencia de mezclar la imagen punk con la estética pulcra de los artistas pop. El resultado que da es simplemente Cyndi. No hago valoraciones, cada cual que piense lo que quiera. Lo que no podemos negar es que gracias a ello, Lauper siempre será recordada además de por sus canciones por su look. Sin ir más lejos, a ello hacía referencia Joaquín Reyes en su homenaje en Muchachada Nui a la cantante, ejemplo del carisma que desprende a día de hoy aún esta celebridad pop.
Podría decirles que con “She’s So Unusual” comenzaba el reinado de Cyndi Lauper dentro del mundo de la música y en especial del pop. Pues no fue así por una sencilla razón: Madonna. Al poco tiempo de la aparición en escena de Cyndi, apareció en escena la cantante italoamericana con su disco de debut y sus “Lucky star”, “Holiday” y “Borderline”. De esa forma consiguió contrarrestar el debut de Cyndi. Ya en 1985 Madonna adelantó a Lauper quitándole las pegatinas, como se diría en términos de F1, con su rotundo lp “Like A Virgin” y todas las canciones brillantes que incluía. Sin embargo, “True Colors”, la 2ª obra de Lauper, no llegó a alcanzar las cotas de éxito que tuvo el 2º trabajo de la Cicconne.
A pesar de eso, Lauper podría decirse que fue la cantante que más cara plantó a la reina definitiva del pop, por mucho que se hagan referencias actuales a Britney Spears. No olvidemos que en los 80, Cyndi fue un símbolo de la juventud al aparecer en “Los Goonies” y protagonizar esa canción tan insanamente divertida. El final de la década vio como la trayectoria de Lauper iba en línea descendente, mientras que la de su rival iba al alza. “A Night To Remember” pasó desapercibido en comparativa con “Like A Prayer”. Más evidente fue que de ese año se recuerda mucho más esa conjunción perfecta de música y videoclip que suponía la canción título del disco de Madonna, que la versión de “I drove all night” y el perdulario video que hizo Cyndi.
Quizás uno de sus últimos momentos cumbres, fue su aparición como alumna rebelde en el concierto de Roger Waters en Berlín, en el que se enfrentaba al profesor encarnado por Thomas Dolby; esos profesores, que por lo visto, y según recientes noticias bastante sórdidas sobre sentencias, al menos en Irlanda, eran mucho más horribles que los que denunciaban los Pink Floyd en su “The Wall”. De los tiempos actuales, comentarles que hace unos meses se rumoreaba o incluso en algún medio se anunciaba un concierto de Cyndi Lauper en Madrid en la sala Arena. Parece ser que finalmente fue un bulo y dicho concierto no tuvo lugar. Espero que esta reina frustrada del pop aparezca todavía alguna vez por Madrid y tenga ocasión de verla en directo.
En parte, revisando antes un disco de Cyndi Lauper que una de Madonna (evidentemente en este blog no daremos la espalda a esta diva y ya le llegará su turno de análisis a alguno de sus discos), he querido reivindicar y homenajear en parte a la artista, ya que me da que pensar que algo de resentimiento con la irrupción de Madonna y su lucha baldía contra ella le habrá quedado; y si no, ¿quién me explica esa canción titulada “Madonna whore” en su ep de 2003 titulado “Shine”? Supongo que aparte de la indiscutible calidad de las entregas de Madonna hasta 1997, el hecho de que Lauper no sea tan agraciada físicamente le supondría alguna desventaja en comparativa con Madonna. En efecto resulta muy curioso que últimamente Cyndi esté mucho más guapa que 20 años atrás, y si no echen un ojo a la portada de su disco “At Last”. Consideraciones aparte sobre la belleza/imagen de la cantante, simplemente déjense llevar por el excelente disco pop que hoy les propongo. Eso es lo verdaderamente importante y lo que desde aquí defendemos.

De la canción más lenta y cristalina tanto en lo lírico como en sus tecladitos, se pasa a la mayor experimentación que incluye el lp. “Southern” es una pista instrumental con algunos sampleados de voces (al estilo de lo que hizo David Byrne y Brian Eno en “My Life In The Bush Of Ghosts”). No obstante, este retazo es un vestigio aislado de los experimentos que OMD hacía unos años atrás. Aún así, la melodía es bastante evidente y se aleja mucho de ejemplos anteriores como “ABC auto-industry”, constituyendo el elemento más arriesgado los sampleados mencionados. “Flame of hope” vuelve a los caminos habituales por los que se mueve “The Pacific Age”. Se trata de una canción muy sencilla, pero que con un estribillo bastante esquelético y una intencionada melodía de teclado, conforma una composición ligera (menos de 3 minutos) a la par que notable. Nuevamente se transmite una sensación de lejanía y cierta tristeza. “Goddess of love” abre un combo de 2 canciones de cierto tono alegre y que irá en sentido creciente, ya que “We love you”, rutilante single del álbum, la supera en intensidad y sonido alegre. Tras un listado de temas que nos han reportado tanta carga emotiva y melancólica, ahora es turno de disfrutar un poco y para ello OMD se ponen manos a la obra de forma más que acertada. Quizás “Goddess of love” y “We love you” son algo repetitivas, pero en mi caso, “We love you” actualmente es una de mis canciones preferidas del grupo de todos los tiempos. Con un videoclip al estilo de los de Queen, con una fingida actuación en directo, la canción es una celebración en toda regla. Desprende alegría desde el primer segundo. Un exacerbado optimismo y vitalidad y en parte, me da por pensar, un agradecimiento a sus seguidores. Supongo que McCluskey al cantar el tema en directo reportaría una agradable sensación a los seguidores al escuchar “Os amamos, moriríamos por vosotros, os necesitamos todos los días”. Y qué verdad, porque sin los fans los grupos no son nada. Sin duda, se trata de una de las canciones pop en el sentido más estricto que compuso Orchestral Manoeuvres In The Dark en toda su historia. Sobresaliente composición, a pesar de su repetición vocal. En el posterior recopilatorio se incluyó un remix de 12 pulgadas en lugar del “single edit” al uso. “Watch us fall” supone el cierre de disco. Contrasta los teclados petarderos que destacan en lo instrumental con la calma, fuera de lo que en él es habitual, de Andy en la voz, máxime tras el frenesí de “We love you”. En parte puede suponer como un análisis de la historia del grupo en partes como “vamos para arriba y nos venimos abajo otra vez…”. El caso es que la trayectoria de OMD, para bien o para mal, era descendente en nivel comparativo. A continuación les hablaré de ello para que me entiendan. Creo que nuevamente está bien escogido el tema para echar el telón, ya que tiene un cierto toque electro-acústico y no se trata de una pista agitada que te deje convulso, sino de un medio tiempo que como siempre te permite quedarte pensando en qué has descubierto tras la escucha seguida de todos los temas.
Tras este bombazo comercial de los chicos, se sitúa una de las joyitas del disco, "Blue". Una de las piezas más alegres, pero en cambio con un título y letra agridulce y que vuelve a suponer otro momento de soul y pop a partes iguales en el sonido. De ritmo más pausado que "Johnny come home", igualmente puede incitarte a bailar, aunque no de forma frenética. Para moverse animosamente está mejor la siguiente pista, cosa que se ve hasta en su título "Move to work". Si en la previa "Blue", los Cannibals no dejaban de afrontar de forma velada alguna crítica social como se apreciaba en frases como "mi ciudad se viene abajo y me estoy volviendo loco de pensarlo…", aquí se aborda el problema del trabajo, tan de rabiosa actualidad en nuestro país en la actualidad. El cambiar de ciudad para trabajar está presente en toda la letra. "No me pidas sacrificio, me tengo que marchar para trabajar" dice Gift al igual que "Todo lo que quiero es estar contigo, pero tengo que marcharme para trabajar". Nuevamente, aunque de forma más movida, los Fine Young Cannibals mezclan una melodía juguetona con una letra agria, creando una extraña sensación. Instrumentalmente quizás estemos ante la mejor composición del disco. El grueso formado por el saltarín bajo y la guitarra que le da empaque, se acompaña a lo largo del todo el metraje de diversos teclados, partes de instrumentos de viento y alguna que otra guitarra arrimando el hombro. Excelente creación, que además incluye una de las letras más válidas del disco. "On a promise" se apoya principalmente en la marcada melodía de guitarra rítmica que la sustenta. Viene a confirmar la partida del rumbo del disco de su primera cara que se movía por sonidos más lentos y baladísticos. Ahora se buscan ejercicios bailables y animados para que el personal se mueva. "Time isn’t kind" muestra nuevamente esa tendencia hacia el mayor ritmo y movimiento. A estas alturas ya queda consagrada como una perfecta máquina de creación de ritmo el combo que forman Cox y Steele a sus respectivos instrumentos. "Like a stranger" echa el telón de una forma frenética y acelerada con una forma de tocar el bajo y la guitarra, que a ratos nos hace pensar que la mano se les vaya a desencajar a Cox y a Steele. Por otro lado, un Roland Gift bastante exagerado en lo vocal, hace que el corte pueda acercarse al género gospel, aunque de forma bastante anfetamínica; digo esto básicamente por los coros que secundan a Gift en la parte final de la canción. Podrán comprobar que con esta pista, terminamos el disco casi sin aliento y con la lengua fuera, porque desde "Funny how love is" no se nos ha concedido respiro prácticamente.
"The racing rats", como tercer sencillo, prosigue el distanciamiento respecto a esa supuesta partida que mostraba "Smokers outside...". Un muro de sonido nuevamente sin fisuras y una intensidad descomunal de guitarras sobre todo en la parte del estribillo. "Put your head towards the air" es como la segunda parte de "The weight of the world" en lo que al sonido se refiere. Algo de calma entre tanta intensidad y energía, que hasta la fecha son los principales raíles por los que discurre la locomotora sonora de Editors. "Escape the nest" es un paso intermedio entre la melancolía y la intensidad, ya que tiene partes diferenciadas en las que se alternan ambos estilos. A medida que nos acercamos al final se dispone quizás el tema más emotivo y sentido del disco, sin necesidad de entrar en exageraciones. Me refiero a "Spiders", la canción adopta una estructura de crecimiento de intensidad desde su incipiente inicio con Tom al piano y la entrada de los instrumentos para conformar un final de canción que pone el vello de punta. En estructura y sonido recuerda mucho a "When anger shows", y quizás con esta nueva pareja de temas parecidos, se puede apreciar que el disco se compone de dúos de canciones similares salteados entre sí. La canción que queda "soltera" y sin comparativa posible con el resto de sus compañeras de cd es "Well worn hands". Un corte basado principalmente en la melodía de piano, sobre la que de forma sentida avanza la voz de Tom Smith. Simplemente se apoya en alguna programación para dar algo más de empaque, pero de forma muy sutil. Una punzante canción de amor, en la que se dicen cosas como "no quiero volver a salir sólo nunca más, no puedo afrontar la noche como solía hacer". Quizás un tema excesivamente triste para finalizar un disco que tanta emoción, pero desde la energía, desprende. No obstante, estos temas donde mejor quedan es al final de los álbumes y su sonido alejado de los ritmos del lp hacen que tenga un carácter a modo de epílogo y propicia que tras su última escucha te quedes embobado meditando lo que has escuchado.
El disco incluye temas realmente buenos como "In chains" o "Come back", siendo esta última un clásico en potencia del repertorio de la banda. Quizás la elección de "Wrong" como single de adelanto no haya sido del todo acertada. En valoración de 1 a 10 se le puede dar un 6,5 fácilmente. Lo mejor, al igual que sucede con otras bandas de su generación como U2, es que la edición del nuevo disco supone una nueva gira mundial en la que se puede disfrutar del insultante potencial de la banda en directo, escudado principalmente en la entrega sin límites de Dave Gahan a lo largo de los shows.