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sábado, 5 de septiembre de 2009

1971 Pink Floyd - Meddle

Para esta semana, la propuesta musical de “Discos, música y reflexiones” viene de la mano de una de las leyendas de la historia del rock. Sin ningún lugar a dudas una banda de gigantes, compuesta por unos hombres innovadores, experimentales, arriesgados, vanguardistas y muy grandes: Pink Floyd. Simplemente espero que para aquellos que como yo, hayan regresado de nuevo a la rutina laboral, este disco les ayude a llevarlo algo mejor. Para los que estén de vacaciones aún, o las cojan de forma tardía ahora, también espero que les agrade recuperar a Pink Floyd para estos próximos días.

Una vez más, y ya llevamos unos cuantas, damos la bienvenida a esta humilde bitácora a uno de los grupos más importantes de todos los tiempos, a través de uno de los discos, que para nada es el más evidente a la hora de escoger dentro de su trayectoria. Más sencillo habría sido sumergirnos en los sonidos de discos inmortales como “Animals”, “Wish You Were Here”, “Dark Side Of The Moon” o “The Wall”. Sin embargo, justamente nos vamos a ir al preludio y justo al inicio de los que serían los felices 70 para esta formación, que serían inmejorables debido a los discos que acabo de nombrarles.

La obra por la que me he decantado, es su 6º disco de estudio: “Meddle”. No es que hubiera pasado mucho tiempo desde la edición de su aclamado y psicodélico debut “The Piper At The Gates Of Dawn”, pero sin embargo estos años ya habían supuesto al grupo el trauma de ver la marcha de su líder original: el genial y complicado Syd Barrett. Poco después de la edición de este primer trabajo, David Gilmour se unió a la formación. Este guitarrista y cantante, será pieza clave en el desarrollo posterior de la banda, llevando el mando principal de la nave junto a Roger Waters.

Igualmente, me doy cuenta de que “Meddle” es hasta la fecha el disco más antiguo que hemos revisado. Creo recordar que precisamente fue “Even In The Quietest Moments…” del año 1977 de Supertramp, rivales de Pink Floyd, el lp más lejano en el tiempo de los que hasta ahora habían desfilado por aquí. Esta semana marcamos un nuevo límite temporal en lo que a la lejanía se refiere.

Después de la citada y traumática marcha de Barrett, siempre recordada por la banda hasta el punto tal de dedicarle parte de un disco en “Wish You Were Here” de 1975, y con el nuevo dueto de líderes Gilmour-Waters al poder, con el batería Nick Mason y el teclista Richard Wright quedando en un 2º plano, los siguientes trabajos de la banda fueron marcando una evolución clara partiendo de la psicodelia de su debut, dirigiéndose al rock sinfónico que les consagraría definitivamente.

Tras el irregular y complicado “Atom Heart Mother”, llega el turno de la obra que he considerado más adecuada rescatarles, para iniciarles en el universo nada fácil de entender del “Fluído Rosa”. “Meddle” es un disco corto en lo que a número de canciones que incluye se refiere; sin embargo, el simple hecho de que una de las mismas abarque ni más ni menos que casi 20 minutos de duración, hace que la duración total del disco se encuentre dentro de unas medidas estándar. Voy a proceder a analizar la obra lo mejor que pueda, ya que repito que enfrentarse a Pink Floyd, y captar todos los detalles que su música desprende, no es tarea sencilla.

No se podría elegir una forma más contundente de empezar un disco por aquellos tiempos. “One of these days” es una canción apocalíptica y muy agresiva en lo que a su sonido se refiere. Compuesta sobre la doble línea de un bajo atronador de ultratumba, creada a duo por Gilmour y Waters, también se ve sorprendida en ciertos momentos por los latigazos electrónicos de los teclados de Rick Wright, que no podrían estar mejor incluidos. Mason, además de su labor a la batería, la cual comienza mediada la canción (cuando también entra la guitarra eléctrica), aporta el único matiz vocal de la canción en la forma de una poseída voz que dice simplemente “uno de estos días, te voy a cortar en pequeños pedacitos”; esto viene a sumar el último punto de tremendismo que le faltaba a este arrollador tema. No podemos olvidar ese ruido de tormenta de aire huracanado, sobre el cual se desarrollan los movimientos de los instrumentos, que ayuda más a crear un sonido oscuro al corte. Es una de las canciones que me sirve para afirmar que Meddle podría sonar actual a día de hoy. Junto a “Echoes”, será el único tema del disco que se ganó estar incluido en el recopilatorio doble de hace unos años. Quizás una de mis canciones favoritas de todos los tiempos de Pink Floyd. Cambiando de tercio completamente, pasando a un sonido más soleado y menos turbulento y convulso, se nos presenta “Pillow of winds”. Gilmour toma de nuevo las riendas al micrófono, tras esa breve pero intensa aparición de Mason a la voz. De hecho, el lp se moverá en su núcleo central por los derroteros del sonido acústico, dejando a un lado el carácter fuerte y acongojante de la canción de apertura. “Fearless”, sigue de hecho por la senda marcada por su predecesora en el disco. Serán los matices de producción, quizás inapreciables para el gran público, los que harán grandes a Pink Floyd y en este disco, aún en las canciones más relajadas, se nota lo sofisticado de las composiciones de la banda. Con “Fearless” seguimos igualmente en canciones de más de 5 minutos de duración.Lo que sería la cara “b” del vinilo, supondría un reparto más desigual entre las canciones que lo componían, ya que tanto “Saint Tropez” como “Seamus” no llegan a los 4 minutos y no dejan de ser un ligero aperitivo para la obra maestra del disco que hoy revisamos: “Echoes”. “Saint Tropez” supone el estreno al micrófono de Roger en el disco. Tiene un sonido vagamente cercano al blues, sobre todo por las notas de piano que incluye. “Seamus” ya introduce esos matices tan peculiares que les gustaba meter a los Floyd en sus obras. Sobre unos ladridos nerviosos de perro, se dispone una marcada guitarra acústica, para sustentar el escaso devenir vocal de David. Hemos llegado al gran momento de la semana, y en consecuencia del álbum revisado. “Echoes” es una perfecta sinfonía, llena de matices, experimentación en los sonidos, el origen de los mismos y la producción. Una obra de 20 minutos de duración, que fue justamente homenajeada al concederle el mérito de darle título al “grandes éxitos” de la banda. La psicodelia viene de la mano de sonidos retorcidos, con un punto de cierto oscurantismo (pero no gótico) y el misterio habitual que casi siempre ha desprendido la banda. Es difícil analizar un tema de tan basto metraje. Sumergirse en la misma y navegar por su más de cuarto de hora de música, es una experiencia recomendable a cualquier apasionado de la música moderna que se precie. Su complejidad de elementos es tal que es muy difícil citarlos todos. Destaca esa intro en los primeros 2 minutos, con un fuerte regusto misterioso, que dará paso a la sección de sonido acústico, más en concordancia con la parte central del disco. Posteriormente se entra en la parte más psicodélica y enrevesada con estridentes sonidos agudos (según he oído por ahí, de ballenas), que ayudan a darle esa pincelada oscura. Para cerrar se vuelve a la estructura de la parte vocal tras la introducción, pero ya con una mayor carga instrumental, menos acústica. Se termina el disco con ese sonido de tormenta de viento huracanado, con el que se nos daba la bienvenida. Algo así, como haber sido atravesados por un tornado y haber estado disfrutando de la música en el ojo del huracán. Terminar el disco con esta canción, hace que te quede una idea más fortalecida de que lo que has estado escuchando merece mucho la pena.

Este trabajo supuso un cierto éxito comercial a Pink Floyd, aparte de unas críticas bastante favorables, lo cual le vino bien al grupo, ya que con sus 2 anteriores trabajos, las valoraciones habían sido dispares por parte de la prensa especializada. Lo más importante de “Meddle” es que marca el inicio del acelerón definitivo del grupo hacia las cumbres más altas de la música rock. Posteriormente en la recién inaugurada década de los 70, vendrían discos legendarios como “Dark Side Of The Moon”, que batió records de duración en lo que a permanencia en la lista de los más vendidos se refiere.

“Meddle” es un disco que sigue sonando moderno en la actualidad. Cualquiera de las obras de Radiohead a partir de “Ok Computer”, tienen una clara influencia del grupo que hoy hemos analizado, partiendo las mismas de la canción “Echoes”, que ya he referido, dio nombre al recopilatorio doble que editó la formación a comienzos del siglo XXI. Estos honores vienen a poner de relevancia la importancia de esta magnánima y monumental composición dentro de la discografía del grupo.

Sin embargo, a medida que vaya pasando el tiempo y el éxito/consagración de la banda como una leyenda en activo de la música moderna sea cada vez más evidente, las grietas internas que desencadenarían la dolorosa ruptura en la primera mitad de los años 80, se irán haciendo cada vez más grandes. El carácter de Waters se fue haciendo cada vez más tiránico e insoportable, llegando a maltratar psicológicamente de forma severa a alguno de los componentes. Esté donde esté, que se lo pregunten a Rick Wright, por si hubiera alguna duda. No obstante, esos terremotos internos y personales de los componentes en sí, quedan bastante lejos del momento que hemos escogido analizar esta semana, y los dejaremos para análisis en posteriores vueltas a la banda.

“Meddle” trae bajo el brazo el inicio de los días felices del grupo. Todo lo que les vendría a continuación, durante al menos los siguientes 7 años, van a ser casi siempre buenas sensaciones y éxito, sobre todo mucho éxito. El universo de Pink Floyd siempre se muestra complejo y difícil de descifrar. Estos detalles se aprecian ya desde la abstracta portada del disco con esos tonos oscuros y verdosos. El disco ya en sí supone una dura prueba para cualquier oído, con lo que hoy no les saturaré más. Es probable que la próxima vez que regresemos a desempolvar un disco de Pink Floyd, se trate de una de las obras posteriores a este disco, que editaron dentro de la década de los 70.

La obra que les propongo, quizás puede resultar algo anodina en lo que a sus 4 canciones interiores se refiere, menos en esos ladridos tan curiosos que se meten en “Seamus”. Sin embargo, este lp de 6 canciones, vale su peso en oro por disponer entre sus pistas de “One of these days” y “Echoes”. Ambas canciones, son de las más valoradas a día de hoy por los seguidores más puristas de la banda, que se desmarcan de la facilidad de quedarse con “Another brick in the wall (part 2)” o “Wish you were here” a la hora de recordar a estos muchachos. Espero que a aquellos seguidores del blog que no lo conozcan, les merezca la pena gastar unos minutos escuchándolo. A los que ya han pasado por dicha situación, no necesito decir más para convencerles.

Sirva a la par esta revisión como un sentido homenaje póstumo a Rick Wright, en el momento en el que casi se cumple un año de su triste fallecimiento, el cual imposibilita una nueva reunión de esta mítica formación. Hubo un fogonazo en 2005, por el que los 4 componentes clásicos se reunieron para tocar en el Live 8, y que hizo que la gente especulase sobre un posible regreso en forma de gira mundial o algo así. No fue posible, y nunca más lo será. Estuve pensando hacer este artículo justo la semana después de enterarme de la muerte de Wright, pero no encontré el momento y curiosamente he retomado el intento para cumplirlo, justo al cumplirse el 1er. aniversario de su muerte. Dedicado a él especialmente, también al malogrado Barrett, que murió un par de años antes que Wright, y al resto de los Pink Floyd.

13 comentarios:

Deprisa dijo...

The Wall marcó una buena época y aún se me ponen las escarpias com opelos cuando la pongo en casa. Ese inicio acojona.

jairo F.Quindós dijo...

Abacab, me da un ooco de verguenza decir esto pero debo ser de la poca gente que no ha escuchado pink floyd, y es mas te puedo decir que en mi ordenador de sobremesa a unos 1000km de donde estoy tengo toda su discografia que en unas semanas en mis vacaciones pienso revisar tras ver tu post anotatelo en tus exitos como blogero que cada vez que leo un post tuyo me entra un interes por la musica que nos redescubres que no se esta genial tengo amigos y familia locos de pink a los que recomendare tu post seguro. Animo y muy buen trabajo, por cierto parece que el 16 me entrevistaran ya deje mis dato a Juan a ver si me contesta, a pesar de mi puesto humilde con tu supervoto el cual vale por 10 la cosa me va bien mi blog esta conociendose y eso ya me llena bastante un saludo amigo y animo a por el 5º puesto.

Abacab dijo...

Iré contestando a los 2 primeros comentarios.

Deprisa, efectivamente "Another brick in the wall (Part 2)" es un tema acongojante. Desde su inicio hasta la parte final con esa estupenda guitarra, es una canción sensacional.

Amigo Jairo, nunca es tarde para empezar a conocer la obra de Pink Floyd. Como habrás leído, no es un grupo fácil de escuchar y hay que cogerles el punto. Dentro de su discografía hay canciones muy grandes y en el disco de esta semana la primera y la última lo son. Agradeceré que recomiendes mi blog a amigos o familiares que puedan estar interesados. Me alegra ver que tu bitácora va cogiendo repercusión, pues se la merece. Espero con ansias poder escucharte en Luz De Gas. Juan es un tío estupendo; te hará una entrevista de lo más agradable. El 5º puesto lo di ya por perdido a comienzos de esta semana. Como siempre un fuerte abrazo atlético.

A los 2, gracias por escribir.

nimboestrato dijo...

Enorme como siempre tu revisión. Si me lo permites me gustaría hacerte una petición: ¿Podrías hacer una especie de top de tus discos favoritos? No sé si te gusta lo de hacer listas y tal, pero me encantaría conocer tus preferencias y descubrir (en su caso) discos que no conzco.
Un saludo!!!

Manel Balasch Esteve dijo...

Pink Floyd era un mito en los 80,s. Cuando sonaba su "The wall" en las emisoras de radios, era como escuchar a un dios....
Con el paso de los años, su música se ha diluyendo en el tiempo, pero no su recuerdo.

Un abrazo

ordago13 dijo...

Pink Floyd inolvidables¡¡¡¡

Escribes muy bien¡

Mariano Zurdo dijo...

Sigo alucinando con la profundidad de tus entradas, de verdad. Hay un trabajazo y una pasión por la música detrás que espero que la gente sepa apreciar.
Yo también me quedé en The Wall, esa es la verdad.
Un abrazo zurdo

Dirty Clothes dijo...

De vez en cuando paso por aquí, pero tp comentó porque mis conocimientos musicales son nulos :S Como Mariano, alucino con la profundidad de tus entradas ;P

dirty saludos¡¡¡

Abacab dijo...

Nimboestrato, iré preparando la lista de mis discos favoritos para la próxima vez que vea un comentario tuyo. En la respuesta que haga a lo que digas, la incluiré, pero me tardará un tiempo.

Manel, efectivamente "Another brick in the wall (Part 2)" es un himno solemne que acojona escuchar. Imagino que en la época sería impresionante escucharlo en las radios.

Ordago13, efectivamente son inolvidables e impagables.

Mariano Zurdo, gracias por tus halagos. Siempre ayuda leer alguna opinión como la que tú y Dirty Clothes me dejais sobre mi labor. Por cierto, espero que mi blog te ayude a ampliar tus conocimientos musicales Dirty Clothes.

En general es curioso que casi todos habeis mencionado "The Wall" en vuestros comentarios... Fijaos que estuve dudando entre "Meddle" y "The Wall". Me decanté por "Meddle" porque además de ser estupendo, es más ligerito. "The Wall" da de sobra para una tesis doctoral, y sabiendo lo que me enrollo... imaginad!

A todos, gracias por escribir.

Sergio Reina dijo...

Una pena, que a mi padre, no le gustará tanto el grupo como otros de su generación, y por lo tanto a mi no picara el gusanillo por el grupo (aunque si que lo hizo por otros grupos muy buenos como Dire Straits, de los que reconozco tengo todos sus discos y casi todos su videoclips).Por lo tanto, conozco muy pocas canciones de Pink Floyd, salvo Money (que me encanta), y The Wall (que es imposible no recordarla, sobretodo por los numerosas adaptaciones que se han hecho, algunas de ellas, inclasificablemene malas).

En fin, es uno de mis puntod pendientes de revisar, la discografía de esta gente.

Saludos, y suerte en el concurso, ya esta en los últimos días, y estoy seguro que vas a quedar en un buen puesto, y me siento orgulloso, de haber contibuido al mismo con mi pequeño voto.

Lo dicho, suerte y un abrazo.

Juan Duque Oliva dijo...

Que de recuerdos con estos grandes.

La de momentos en el limbo y no se sabe donde con su música.

Esto son unos clásicos que perdurar´na para siempre.

Excelente artículo que he leído escuchándolos por supuesto

Casi seguro que nos veremos ya hay fecha para la entrega, pero no puedo avanzarla, a ver mañana si Pablo se estila

MFAL dijo...

Hasta hace unos años, nunca había escuchado a Pink Floyd... hasta que, un día en la Biblioteca, mirando los CD llegó hasta mis manos "Echoes" aquel excelente compilatorio de Pink Floyd.
Pero fue cuando lo escuché de principio a fin que me enamoré de su música... esos acordes, esos inicios... esas letras... esos golpes de efectos... impresionante.
Sin lugar a dudas, de las mejores bandas de todas las épocas.

Un saludo!!!

Abacab dijo...

Serreina, espero que "Meddle" sea una buena piedra de toque para que te sumerjas en el "universo Pink Floyd". Mencionas a Dire Straits... otro grupo pendiente de pasar por el blog. En el concurso al final fui 7º. Tu voto fue muy valioso y lo agradezco muchísimo, pero valoro más sin duda verte a menudo por aquí.

Juan/Luz De Gas, esa es la idea: leer esto mientras se escucha el disco. Pink Floyd efectivamente te pueden llevar a cualquier lugar con sus melodías. Espero efectivamente verte en la ceremonia de entrega de los Premios 20Blogs. Será un placer.

MFAL, como siempre una tremenda alegría ver un comentario tuyo. Curiosamente empezamos por el mismo camino: el excelente recopilatorio "Echoes". Eso sí, conviene luego dar el paso de ir a los discos individuales de estudio (como siempre digo), ya que hay cosas sorprendentes que no están en el "Grandes Éxitos". También comparto la percepción de que son uno de los mejores grupos del rock de todos los tiempos.

A los 3, gracias por escribir.