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domingo, 28 de abril de 2013

Concierto La Broma Negra. Alcalá de Henares (20-04-2013)

 
Después de un tiempo sin ir a ningún concierto, había ganas de mover un poco tibia y el peroné disfrutando de buena música. El concierto de La Broma Negra ayer en Alcalá de Henares parecía la excusa perfecta para conseguir este objetivo y en ese sentido fue todo un acierto. Conocí a este dúo formado por Carlos Caballero y Álex Gómez, en un estupendo coloquio sobre el disco “Construction Time Again” del grupo Depeche Mode. Tras el coloquio, Álex tuvo a bien obsequiarnos con una copia de su último álbum “Desilusiones De Grandeza” (cuyo título yo creía que estaba sacado de una cara b de Pet Shop Boys y por lo visto no fue así).  
El disco estuvo varios días aparcado, lo reconozco, tengo bastante prejuicio con el pop español, de hecho me gustan muy pocas cosas, de hecho si siguen los coloquios radiofónicos de “Discos, música y reflexiones”, cosa que deberían hacer, se habrán dado cuenta que mi presencia en esos coloquios es prácticamente inexistente cuando se trata de música española. Sin embargo soy un gato muy curioso (como no podía ser de otra forma), y sabía que tarde o temprano esa curiosidad haría que me pusiera el álbum de La Broma Negra.
Así fue y desde luego que la curiosidad puede conducir a grandes momentos. Lo primero que me impactó fueron esas letras en general bastante melodramáticas, de corte literario; eso desde luego es un gran punto a su favor y les diferencia de tantos otros. Por otro lado, la voz me recuerda a un cruce entre Joan Manuel Serrat y Alberto Comesaña pero al mismo tiempo tiene mucha personalidad y lo más importante, es inconfundible. Musicalmente su pop electrónico, aunque no invente nada (¿quién lo hace a estas alturas en este género?), tiene el aliciente de combinar buenas melodías con el plus que es esa guitarra de Álex, que una vez más les da un toque diferente y es que siempre he pensado que tiene que haber siempre algo, aunque sea mínimo, que te diferencie de los demás; “dicen que la felicidad consiste en ser como los demás” cantaba Carlos Caballero y es verdad que eso dicen, pero yo creo que siempre es más divertido lo diferente.
En fin que dirigimos nuestros pasos hacia la sala Tic-Tac que se encontraba bastante lejos de la estación de tren de Alcalá, aunque mi infalible sentido de la orientación gatuno nos llevaría en no demasiado tiempo a las puertas de este sitio, que no era más que un bar (sí, un bar con un pequeño escenario pero un bar). Vimos en el cartel que próximamente actuaría el mítico grupo heavy Barón Rojo, lo cual me extrañó enormemente que un grupo tan veterano y con una supuesta gran hinchada de fans tocase allí; me dije: “pues para acabar así casi que se pueden tirar del trampolín como el Fortu de Obus”. Finalmente se trataba de un tributo; menos mal, ya estaba pensando en avisar a varios amigos heavys que tengo. Cuando llegamos el grupo estaba probando sonido, tocaron “El caballero de la mano en el pecho” y eso sonó muy bien, así que la noche prometía.
Aunque el concierto se suponía que empezaba a las 22.30 la cosa se retrasó bastante, supongo que para que la gente consuma, que es de lo que se trata ya que el concierto en sí era gratuito, así que: ¡a consumir se ha dicho que hay que levantar España! Así que la Mahou empezó a correr. Es un hecho destacable que este bar trabajase con Mahou. Si de mi dependiese España sería la dictadura de Mahon, con prohibición expresa de servir otra cerveza, bajo pena de 3000 latigazos y 30 años de cárcel. Bueno después de esta publicidad gratuita sigamos con el relato.
Estuvimos hablando con Carlos y Álex antes de que empezase el concierto y nos confesaron que finalmente no habría canciones nuevas esta noche; no habían tenido tiempo de ensayar, así que se basarían más o menos en los dos últimos álbumes del grupo con algún rescate de temas más antiguos. Tras debatir sobre todas las novedades que estaban saliendo este año tan jodido difícil económicamente hablando y darle unas cuantas hostias al “Delta Machine” de Depeche Mode, la hora de subirse al escenario llegó.
Comenzaron con ese hit potencial que es “Su decisión, mi capitán” que es sin duda de mis favoritas de su último álbum, con esos vientos sintéticos que recuerdan a algunas de las mejores canciones de Pet Shop Boys. ¿He dicho hit? Pues sí, porque una escucha al material del grupo deja entrever el enorme potencial comercial de algunas de sus canciones y en el concierto nos cayeron algunos de esos hits como “Protege tus secretos” o ese manual de autoayuda para cantantes vergonzosos que dice “canta sin miedo” y es que es verdad que “Hay más de una manera de provocar un incendio”. Aunque ayer la actitud del público no era nada caliente. Salvo cuatro monos que realmente se notaba que lo estábamos disfrutándolo, el resto estaba a otra cosa, lo que daba una sensación rara; parecía como ese capítulo de “El Equipo A” donde va Boy George a tocar a un bareto de vaqueros tejanos muy machotes y, claro, como que no hay conexión, pues en el concierto de La Broma Negra paso un poco eso. El punto positivo es que el grupo en ningún momento bajó la guardia e hicieron su repertorio sin escatimar una sola gota de pasión. La verdad que da gusto ver gente que se cree su historia. Además las canciones son perfectas para una interpretación cuanto más sentida mejor, algunas de ellas con otra instrumentación podrían incluso ser de Raphael.
Carlos Caballero, vestido en plan vaquero, sombrero incluido, iba ideal para un concierto como el que vivimos, en plan cowboy rodeado de cowboys alcalaínos; eso sí, falto una pelea a botellazos tan típica del oeste. El cantante llevaba una curiosa camiseta de Leonard Cohen con el título de su álbum “Songs Of Love And Hate”; la camiseta estaba chula, aunque hay que decir que no tanto como la que llevaba yo esa noche. Una botella de vino acompañó al dúo durante todo el concierto y de vez en cuando Carlos le metía un buen trago, realmente justificado, porque para aguantar un ambiente tan frío y dar la talla, yo no le hubiese dado unos tragos: ¡yo me bebo tres botellas!
Álex por su parte ponía la parte mas rockera al concierto con su superguitarra en forma de flecha de fuego, que era una autentica maravilla. Además Álex consiguió que su guitarra estuviese mucho más presente de lo que lo está en los discos, lo cual fue muy de agradecer, pues si algo se le puede reprochar al último álbum del grupo es que el sonido de la guitarra es tan tenue que casi no se nota, y al fin y al cabo es de esas cosas que le da al grupo un sonido diferente.
El concierto seria generoso en canciones, de su último álbum sonaron varias como “Una mujer enamorada es otra forma de terrorismo”, que es la pura y simple realidad (vamos, que una mujer enamorada es peor que Al Quaeda, puedo constatarlo) o la canción que tocaron en el ensayo “El caballero de la mano en el pecho”, que había sonado tan bien en el ensayo que mi cerebro ya la había ubicado dentro del concierto, por eso cuando realmente la tocaron pensé que se les había ido la olla con el vino y habían repetido una canción, menos mal que Mariano me saco de mi error; al final al que se le fue la olla fue a mí.
No faltaron canciones más  antiguas como la elegante y emotiva “Nieto de maestro de escuela”, “Duelo a primera sangre” o “Cuidado con lo que matas”, que incluye una de esas frases lapidarias que muchos tenemos en mente “estoy en contra de la pena de muerte, pero hay gente que merecería morir”; una frase que me hizo pensar por un momento en Margaret Thatcher. Ahí no se quedarían las frases lapidarias y en “Nunca se quiera demasiado a alguien” tenemos ese “… y el que te diga lo contrario es un miserable”. También sonarían algunas canciones que no conocía y que supongo deben ser de su primera etapa como banda. Lo digo porque sonaron mucho más guitarreras empleándose Álex a fondo.
Después de más de hora y media, el concierto terminó igual que empezó: con la indiferencia del público del bareto y el disfrute de los que fuimos encantados y salimos totalmente convencidos. Realmente recomiendo ir a ver a La Broma Negra en directo. Se crecen de una manera más que remarcable y si pudieron hacer un muy buen concierto en unas condiciones tan adversas como las de ayer, puedo imaginar que en lugares más propicios, con un público más receptivo, el espectáculo puede ganar muchos enteros.
Al finalizar estuvimos de nuevo charlando con el dúo y Álex nos dijo en exclusiva que en su próximo álbum tendrán más peso las guitarras, una manera de llevar al estudio el sonido que ya muestran en directo. Estaremos atentos. Carlos nos comentaba que era uno de los conciertos más raros que habían dado nunca, pues más bien parecía que su actuación ejercía de música de fondo del local, ya que la gente estaba a su bola totalmente. No le faltaba razón y realmente le honra tanto a él como a Álex el haber dado tan bien la talla en esas circunstancias. En realidad el grupo tenía más canciones programadas, pues sus conciertos son generosos en minutaje, pero estaba claro que en un ambiente así ya habían más que cumplido.
El regreso desde la infame ciudad de Alcala de Henares a Madrid fue duro, lo cierto es que conocíamos muy poco de esta repugnante población del este y estábamos más perdidos que un cura en una whiskería. Poco a poco nos fuimos adentrando en el durísimo mundo de la noche alcalaína intentando encontrar la maldita parada de bus nocturno. Finalmente unas alegres y simpáticas “Jessis” (o “chonis”, como prefieran), nos guiaron de forma más o menos eficiente, aunque dado nuestro lamentable estado, después de haber ingerido varias cervezas Mahou durante el concierto, nos pasamos la parada y fuimos nuevamente indicados por una pareja de adolescentes, volviendo nuevamente sobre nuestros pasos y por fin llegando a nuestro destino, con tan mala suerte que perdimos el bus y tuvimos que esperar casi una hora a que llegara el siguiente. A pesar del frío que hacía, el bastardo que conducía, señor conductor, no tuvo a bien dejarnos pasar hasta que llego la hora en punto. A pesar de todas estas penurias a la vuelta, hay que decir que sin duda valió la pena este viaje, así que desde aquí animo a todas esas personas que se pasan los fines de semana en el sillón tocándose los huevos mientras ven el “Sálvame Deluxe”, que se acerquen a ver a La broma negra a alguno de sus conciertos que pueden consultar en http://www.labromanegra.com.
En definitiva si lo vuestro son las buenas canciones, este grupo tiene muchas de esas. A mí me recuerdan a grupos como Ladytron, Abba o Erasure, no porque La Broma Negra se parezca musicalmente a estos grupos (de hecho más bien se parece entre poco o nada), sino porque su música está basada en las buenas melodías y canciones y aunque se les pueda acusar de ser algo repetitivos, nadie suena así. Así que alguien tendrá que hacerlo y ¿quién mejor que ellos que han dado a luz la criatura? No se los pierdan.

Texto: Alfredo Morales.
Fotografías: Mariano González.

2 comentarios:

el gato kilo dijo...

Desde luego que poca verguenza, o sea que me desplazo al inframundo, hago este articulo fabuloso y tu vas y se lo adjudicas a mi compañero de piso, otro nuevo ultraje contra los animales, siempre discrimanados y explotados,me has decepcionado, te creia diferente, deberias adoptar un gatito para que te abriera los ojos y te enseñase el valor del mundo animal.

Espero que no se vuelva a repetir!!
Saludos gatunos:)

Abacab dijo...

El gato kilo, con lo gatuno que soy yo (ni te lo imaginas)!! Al sr. Morales hay que reconocerle que le debes el que pueda trascribir mecanográficamente tus pensamientos, sin duda inestimables en una crónica como ésta. Un trabajo impoluto que te agradezco brutalmente.

Otro saludo gatuno para ti y gracias por escribir.