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sábado, 26 de mayo de 2012

Peter Gabriel - 4 (Security) (1982)

Damos un paso atrás en el devenir discográfico de Peter Gabriel, el cual llevaba mucho sin aparecer por el blog ya que solamente pasó por aquí con un artículo hasta la fecha, el que concedimos a su “So” hace 1000 años. Y es que el paso atrás es en su historia discográfica partiendo de “So” y si no tenemos en cuenta el ítem en directo “Plays Live”. Hoy nos enfrentamos a su disco quizás más inaccesible, el que supuso su 4 disco en solitario, titulado con ese número y con el sobrenombre de “Security”, lo cual se sabe en círculos muy reducidos de fans del artista.

Gabriel alcanzó el punto exacto entre experimentalismo y accesibilidad con su 3er. disco, “3” o “Melt”, editado en 1980. Sin embargo, 2 años después, y salvo el single exitoso “Shock the monkey” y alguna otra canción perdida, las 8 piezas que selló en su nueva entrega suponen un giro más en la rueda de la experimentalidad y el carácter no abierto de sus composiciones.

Además, con estos días soleados y casi veraniegos, no veo mucha lógica en proponer su escucha y publicar su artículo hoy, pero bueno, así me ha dado y así se lo expongo. Su anterior álbum “3” tuvo muy buena prensa y acogida y puso a Gabriel en un plano relevante dentro de la vanguardia en los días de explosión de la new wave. De ahí sacó incluso algún pequeño clásico de su discografía como es “Games without frontiers” con una Kate Bush haciendo unos coros en francés de lo más curiosos.

La asfixiante y contundente, sobre todo por su percusión casi tribal a ratos, “The rythm of the heat” se encarga de abrirnos camino, o más bien de cerrárnoslo, a la obra. Estamos ante una composición oscura, decadente, con un Gabriel doliente a ratos en el micrófono, que cede el testigo a uno de los clásicos que han quedado del disco, al menos para los seguidores de Peter. Nos encontramos a “San Jacinto” en 2º lugar, que descarga con sus inquietantes notas sintetizadas y en la que Peter Gabriel se vuelve a mostrar realmente emocionado e intenso sobre todo en el estribillo. Más pop y amable puede resultar “I have the touch”, que junto a la posterior “Shock the monkey” se encarga de nivelar algo la balanza hacia el terreno pop. Quizás puede resultar algo reiterativa esta “I have the touch”; personalmente he tardado muchos años en cogerle el punto, pero he de confesarles que tras mucho tiempo y quizás tras una larga temporada con su escucha en barbecho (hacía razonablemente más de 2 años al menos que no escuchaba el disco “4” de Peter Gabriel ni ningún recopilatorio en el que se incluyera “I have the touch”), en estos días en que he vuelto a detenerme en ella me ha causado mejores sensaciones de las que recordaba. Abigarrada, discontinua y con interesantes cambios de ritmo en su generosa duración (más de 7 minutos) se presenta “The family and the fishing net”. Es difícil quedarse con algún pasaje a primera escucha de este tema y no resulta muy accesible. A ratos resulta algo obsesiva y ofrece pasajes rítmicos e intensos.
El gran éxito fue “Shock the monkey”, con un videoclip oscuro, lleno de luces deslumbrantes (muy identificativas de videoclips de aquellos años) e inquietantes fotogramas. Las melodías de teclados son llevaderas, oscilantes y muy melódicas. Gabriel se exagera en ciertos momentos al micrófono para ofrecer uno de los mejores momentos del disco y de su historia en solitario. “Shock the monkey” es de mis favoritas por su sentido rítmico y lo vital que resulta, ya que se puede considerar un tema incluso bailable. “Lay your hands on me” es otro pasaje largo y agreste, con notables golpes de batería en su parte central y con coros hipnóticos que ayudan a Peter a repetir el título de la canción cuando llega el turno. Otra composición para nada pop, muy experimental, llena de importantes latigazos de percusión (como ya sucedía en la inicial “The rythm of the heat”). Algo reminiscente de “Family snapshot”, sobre todo por lo verdaderamente emotiva y bonita que es, resulta “Wallflower”, en la que las notas de piano toman el protagonismo a la par que Gabriel se esfuerza notablemente en el apartado vocal. Sin duda, una de las verdaderas joyas ocultas de este disco, que en sí también es una joya oculta global dentro de la discografía general de Peter Gabriel. El cierre lo supone la rimbombante y saltarina “Kiss of life”, que a la par nos reporta un instante muy luminoso y animado, que contrasta con otras tantas partes o capítulos de distintas sensaciones que nos ha ofrecido el 4º disco de estudio de quien liderara a Genesis antes de que decidiera marcharse y Phil Collins tomara el mando.

En aquellos días de 1982, el disco tampoco es que fuera un éxito muy rotundo para Peter. Había otros grupos que se ganaron más los favores del público y está claro que ya desde aquí Peter empezó a meditar mucho sus lanzamientos de estudio. El siguiente paso lo daría con “So”, que sí que fue un triunfo aplastante de Gabriel a nivel comercial y puso al artista nuevamente en el primer plano de la música pop.

De esta obra hay que destacar su carácter más agreste, vagamente oscurantista (aunque sin llegar a extremos) y el poder deleitarse con sus pasajes sugerentes en melodías no evidentes, aderezadas con el experimentalismo tradicional que aporta Peter Gabriel a casi todo lo que toca. Por su falta de inmediatez, se les puede hacer algo cuesta arriba en sus primeras escuchas, o quizás, dependiendo de sus gustos, no termine de gustarles nunca. Terminando por hoy, diré que es un disco parecido al buen vino, que con el paso del tiempo ofrece un mejor sabor, básicamente porque te vas acostumbrando a él y porque en definitiva el material que ofrece es bueno.

En nuestro programa de radio, esta semana no habrá estreno, sino que aprovecharemos para reponer algún programa antiguo, de cara a ajustar nuestro cierre de temporada a mediados de junio. Permanezcan atento el miércoles a nuestros horarios de emisión, a las 23.00h en RUAH y una hora más tarde en &radio.
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sábado, 19 de mayo de 2012

Kraftwerk - Electric Café / Techno Pop (1986)

Curioso el último disco de estudio de Kraftwerk con su formación clásica. Quizás a “Electric Café”, como se le ha conocido tradicionalmente hasta que en las reediciones últimas se haya renombrado a “Techno Pop” (la 1ª vez que en un post nuestro ponemos 2 títulos de disco), le falla algo el ensamblaje, ya que ofrece 2 ideas completamente distintas en su concepción clásica como vinilo, ya que la cara “a”, tiene poco que ver con la cara “b”. Ahora les explicaré esto, pero antes hablemos un poco de los antecedentes a esta obra de 1986.

Había pasado mucho tiempo desde el último lp de los alemanes. Fue en 1981 cuando en plena vorágine del movimiento que ellos habían provocado, lanzaron al mercado, sentando cátedra, “Computer World”. Pasarían 5 años hasta que el grupo sacara su siguiente disco de estudio y el tiempo trascurrido evidencia un incipiente mal rollo entre los 4 miembros históricos de Kraftwerk. No se puede obviar que entre medias se anotaron otro clásico, como fue esa banda sonora creada para el Tour de Francia.

Si las obras de Kraftwerk tenían un concepto lírico, temático y también musical que impregnaba sus discos de arriba a abajo, con sus idas y venidas a la idea origen, lo que sucedió con este “Electric Café” es que la conceptualización solamente se verá en la cara “a” y la cara “b” parece más bien un pequeño ep de 3 canciones de claro sentido techno-pop (de ahí quizás su renombramiento), que más bien nos hace ver claramente que este disco son 2 eps unidos y que por ello la cara “a” puede que sea propiamente “Techno-pop” y la cara “b” “Electric Café”.

Y es que en la cara “a” el concepto claro es que la música no pare y que si no para, que siga sonando con techno pop. “Boing boom tschak” es la onomatopéyica apertura, en la que las notas de los teclados se ven claras sobre la percusión sintética de W. Flür. Aparte del reiterativo título del disco, se mete por ahí cosas como “pin” (lo cual me evoca a que algo te insista en que metas el pin a tu tlf. móvil; Kraftwerk, unos adelantados a su época) y algún chistado por ahí. Es cortita. No llega a 3 minutos y deja el paso a la conceptual “Techno pop”, en la que los guiños al español aparecen claramente y en el que las melodías sintéticas por momentos son muy serias y solemnes. Ya se mezclan en las letras y partes vocales (a cargo de vocoders) la unión del título de la siguiente canción y ésta, que ya he mencionado unas líneas más atrás. Aquí Kraftwerk hacen uso de ese vocoder que me recuerda vagamente a la voz del fallecido Papa Juan Pablo II, que ya utilizaron unos años atrás en “Numbers”. Esta canción casi mesiánica en algunas de las leves ideas que Kraftwerk siempre han transmitido directamente, nos avisa de que “la música ideas aportará y siempre continuará…”. Potente y rotunda es “Musique non-stop”, que pone fin a la primera parte del disco o cara “a” del vinilo. Esos sintetizadores tan atmosféricos y contundentes han sido tradicionalmente final de concierto del grupo en sus últimas giras. Es maravilloso poder deleitarse con su contundencia y la lógica aplastante de sus entramados sintéticos, mientras que se remarca el tema conceptual del disco, el cual solamente se ve en la cara “a” o primera mitad.
La cara “b” o 2ª parte del disco abre con la deliciosa “The telephone call”, en la que Depeche Mode se evidenciarán en unos meses, ya que algunas partes de “Strangelove” y la horrenda “Pleasure little treasure” pueden sonar inequívocamente a esta composición, que a la vez es una de las más pop en sentido estricto que Kraftwerk haya compuesto nunca. Muy educado Bartos al cantar “te doy todo mi afecto y te doy mi tiempo”; caballerosidad alemana, por fría que esta resulte. El videoclip, con el grupo hierático con el teléfono al oído, nos muestra entre sus componentes a un rejuvenecido Florian Schneider, que se muestra con un corte de pelo muy juvenil, con el que que combatía a la alopecia con la que terminaría perdiendo la batalla. Composición larga de casi 8 minutos a la que sucede “Sex object”, que con sus arreglos clásicos tiene un sonido más manierista y una letra cuanto menos curiosa. Esos guiños al español con los “quizás” y los “a lo mejor”, son moderadamente chocantes y graciosos para el público castellanohablante. ¿No me dirán ustedes que en ciertas notas, que si no son rasgueos de guitarra puntuales, se puede apreciar paralelismo en “Behind the wheel” de Depeche Mode? Está claro que mis queridos amigos de Basildon estuvieron muy influenciados por “Electric Café” a la hora de confeccionar su maravilloso “Music For The Masses” de un año después. “Sex object”, en definitiva una canción mucho más solemne por esos arreglos que impregnan su melodía y en todo caso otro ejemplo de pop accesible o medianamente accesible al menos que Kraftwerk regalaban al mundo en 1986. Se termina con la canción que da título a la obra, y que en consecuencia concedería el nombre a la 2ª parte o cara “b”, debido al renombramiento de los últimos tiempos. “Electric café” es mucho menos accesible que sus 2 compañeras de la cara “b” o 2ª mitad. Estamos ante un tema instrumental, con los únicos aportes vocales en plan de leves apuntes telegráficos por parte de Hütter y ayuda de vocoders algo desafinados que nombran el título de la canción.

El disco en su día no fue recibido con excesivas buenas críticas y de hecho ha pasado mucho tiempo hasta que varias personas nos hayamos dado cuenta de su valía; de hecho, con algún compañero mío de trabajo, con el que solamente coincido en época navideña, por eso de que no tenemos el mismo turno y en esos días le obligan a cambiar, periódicamente mencionamos a este ítem de Kraftwerk y sobre todo ciertas marcas suyas como imitar los sonidos de “Boing boom tschak” o los “quizás” o “a lo mejor” de “Sex object”. No obstante, muchos lo siguen viendo o escuchando con desconfianza.

Lo siguiente del grupo sería el “The Mix” de comienzos de los 90 y la salida de Flür y Bartos, con lo que se acabarían los Kraftwerk clásicos. Este disco de portada a base de un dibujo boceto de las 4 cabezas de los Hütter, Schneider, Bartos y Flür, quizás hubiera gustado más a los fans añejos si se hubiera englobado a todo el disco con el carácter o idea de la 1ª mitad. Es decir, que si “Musique non-stop” se hubiera situado al final del disco, quizás hubiera ayudado a que la obra no fuera tan extraña en su concepción partiendo de lo hecho en otros casos como “Trans-Europe Express” en el que se empezaba y finalizaba con sonidos parecidos.

En todo caso, estimo que tal como está concebido el disco es interesante. Da la impresión de escuchar 2 obras distintas, 2 eps que no sé si serán muy complementarios, pero que son resultones. Primero pasas por la suite compuesta por los 3 primeros temas y luego te metes en un mundo más cercano al pop electrónico, pero con el sello y personalidad evidente de Kraftwerk, que nunca violaron su espíritu y como mucho ofrecían cosas como estas dispuestas como antepenúltimo y penúltimo capítulo de esta obra, a semejanza de un “The model” del “The Man-Machine” o “Showroom dummies” del “Trans-Europe Express”. No se “retiraron” del material nuevo de estudio los Kraftwerk clásicos por la puerta grande, pero sí que lo hicieron de forma bastante digna, o al menos así lo creo yo.

Esta semana podrán escuchar a las 23.00h el miércoles en RUAH y una hora después en &radio la 2ª parte del Especial Alaska Y Dinarama que hicimos en directo un sábado por la tarde hace ya un tiempo.
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sábado, 12 de mayo de 2012

Depeche Mode - Construction Time Again (1983)

Está muy claro que tras el a ratos fallido “A Broken Frame”, aunque ya saben que a mi particularmente no me disgusta, Depeche Mode tenían que remontar el vuelo y demostrar que el éxito de “Speak & Spell” no fue casualidad. Aunque el que fuera el 2º disco de estudio del grupo tuvo algún que otro éxito y también incluyó algún tema muy querido por los fans más añejos del grupo, como son “Leave in silence” o “The sun and the rainfall”, había una generosa dosis de relleno y temas vergonzosos como la rocambolesca “Monument” (que coloquialmente llamo “Menumento” para mis adentros) y “Satellite”; realmente malas.

Entre medias de este trabajo y el que hoy nos ocupa, el cual también tiene una cierta lógica de título vinculada a la situación del grupo en aquellos días, como ya sucedía con “A Broken Frame”, el grupo terminó de reclutar y oficializar a Alan Wilder como miembro del grupo a plenos derechos, fortaleciendo al trío formado por Dave Gahan, Martin Lee Gore y Andrew Fletcher, y editó un single que no me parece del todo malo, “Get the balance right”.

Estimo que “Construction Time Again”, más que un conjunto sólido y bien nivelado de canciones, ofrece su importancia en la historia del grupo en la novedosa producción y el sonido global del disco. Y es que, como podrán escuchar, si es que aún no conocen la obra, en lo que a canciones individuales se refiere, el disco palidece en ciertos instantes claramente, aunque también aporta un temazo inmortal como la copa de un pino.

Un comienzo no demasiado deslumbrante es “Love in itself”, que además fue elegido como 2º single del disco. Para mostrar las facturas sonoras principales del disco, no está mal. Se nota la influencia centroeuropea, a la que Martin Gore estaba echando el ojo, y que terminarían de plasmarse en el que sería el siguiente disco de estudio del grupo. El videoclip, grabado en unas galerías o cuevas subterráneas, es cuanto menos curioso. Esos sintetizadores tan fastuosos, casi haciendo las veces de instrumentos de viento, se superponen a bombo y platillo sobre el resto de notas electrónicas. Por cierto, mejor la versión del álbum que el single, sobre todo por cómo engancha con el 2º corte del disco. Frenética, acelerada y que además permite ver a un Dave Gahan desaforado al micrófono, es “More than a party”. Nos enfrentamos a un tema obsesivo, que va ganando beats a medida que avanza la canción. Una especie de martilleo hipnótico y en todo caso uno de los momentos notables de la obra. Muy interesante es la electroacústica, por definir su estilo de alguna manera, “Pipeline”. Martin Gore aborda temas obreros en la letra; “trabajando en el oleoducto” es lo que más se te queda de la canción, y es que esa fabulosa portada, con el obrero martillo en mano en lo alto de las cumbres nevadas, no es gratuita y además de ser una portada de fuerza tremenda y muy rotunda, tiene mensaje y contenido social que no se puede dejar de lado. No obstante, cualquier cosa se nos quedará en nada al lado del cuarto tema del disco. Señoras y señores, quítense los sombreros y pónganse en pié, ya que hemos llegado al capítulo del álbum en el que se encuentra “Everything counts”. Es cierto que la potente versión en directo de “101” es la que más ha quedado para el recuerdo, con ese Rose Bowl de Pasadena coreando la canción durante minuto y medio (ya podría haber tomado nota la gente en el Palacio de los Deportes en febrero de 2006...), pero en todo caso, la versión de estudio es fabulosa. Estamos ante uno de los grandes temas de pop más luminoso y azucarado de Depeche Mode de su historia junto a “Just can’t get enough”. Temas laborales circundan esa letra de melodía vocal a modo de telegrama y las melodías tan bonitas y alegres, jalonan el tema, al igual que los coros de Martin Gore. Me gusta mucho ese videoclip de imágenes superpuestas de Dave Gahan bailando y cantando sobre un fondo que me recuerda al viaducto de la calle Francisco Silvela de Madrid y esa parte final del grupo en la playa, que sin duda influye en el recuerdo y sensación cálida de esta maravilla en forma de canción. Tan solo por la inclusión de esta pieza en su conjunto, “Construction Time Again” ya merecería la pena. Sin embargo, y para que no nos confiemos, el grupo se empeña en encadenar 3 patinazos consecutivos para equilibrar la balanza. La menos mala es curiosamente la siguiente “Two minute warning”, que a ratos me da risa y cuyo estribillo tan trascendental no viene muy bien a qué.
Peor es “Shame”, que en lo único que acierta es en su título y en incluir la palabra “estúpido” en su letra. No termina de romper y por mucho empeño que le pone Dave al micro, es una de las claras lacras del disco. Pero, cuando creían que habíamos tocado fondo... ¡No! Llegamos a uno de los ejemplos (por si no habíamos tenido suficiente con “Two minute warning”) que muestran por qué Alan Wilder funciona muy bien como arreglista de temas ajenos y no como compositor puro y duro. “The landscape is changing” es un lamentable alegato medioambiental, que alcanza uno de los momentos más ruborizantes de Depeche Mode en un disco de estudio. Por fortuna el disco remonta en sus 2 últimos temas. “Told you so” merece mucho la pena, y sobre todo después de los 3 grandes disgustos que nos hemos pegado tras la alegría de “Everything counts”, y en parte nos puede recordar a “More than a party”, por ser en definitiva otra composición obsesiva y sesuda en sus formas rápidas y vertiginosas. Una especie de intentar reportar la calma y mesura de la fundamental “The sun and the rainfall” que finalizaba “A Broken Frame”, es “And then...”. Bueno, es cierto que la canción mejora por su estribillo, su punto fuerte, ya que algunas melodías de puente y ciertos pasajes de la letra son mejorables, pero en su conjunto me agrada y satisface escuchar. Me parece un buen capítulo final y recuerdo que en un viaje de verano que hice en julio de 2001 a Denia, me sirvió como banda sonora al llevarme la discografía de Depeche Mode en Mp3 para amenizar la estancia y el viaje. Se finaliza con el “reprise” de “Everything counts”, con un claro objetivo de enjuagarnos la boca y terminar con buen pié y recuerdo.

Disco inconstante el 3er. larga duración de los Gahan, Fletcher, Gore y el nuevo chico Wilder. Cierto es que ofrece momentos interesantes y rítmicos, pero sus momentos bajos pueden estar casi al nivel de las lacras de su obra predecesora. Quizás hubiera sido mejor incluir “Fools” en el listado del disco, y alguna de las piezas de esa mancha de 3 temas que median la obra, dejarla como cara b de alguno de los 2 singles.

Sin embargo, en conjunto el disco aprueba y el conjunto o el formato mejora inestimablemente por la fabulosa portada que ofrece, durante mucho tiempo mi favorita del grupo, en dura pugna con la que protagonizaría el siguiente disco “Some Great Reward”. Lo importante sobre todo es que el grupo buscaba crear una personalidad propia inspirándose en las vertientes electrónicas centroeuropeas y que la producción de la obra, incluso hasta en las canciones flojas, es bastante interesante.

Sin embargo, el disco repuntó, gracias sobre todo y lógicamente al papelón de “Everything counts” como sencillo. En su día tampoco se fue tan a fondo en criticar el relleno que a ratos te despacha la obra; bueno, quizás es que esas canciones son buenas y es sencillamente que a mi personalmente no me gustan, lo que pasa es que he hablado con muchos, muchos y muchos fans de Depeche Mode a lo largo de mi vida y todos han estado de acuerdo conmigo. No obstante, como suelo decir, para gustos los colores.

Depeche Mode sentaban las bases de su proyecto y retomaban fuerzas tras la marcha de Vince Clarke. El grupo salió con mucha seguridad y de ello deriva que el siguiente disco fuera su primera gran obra de principio a fin. Como curiosidad hay que mencionar que el grupo vino en la gira del disco que nos ocupa a Madrid a tocar a la Escuela de Caminos, que en la actuación a David Gahan le tiraron un vaso y tengo entendido que en la rueda de prensa no les trataron demasiado bien, tomando los periodistas al grupo muy poco en serio; el grupo no lo encajó bien (normal) y hasta 1987 no volverían por nuestras tierras. Resumiendo, “Construction Time Again” no es tan buen disco como la gente dice, pero merece la pena rescatarlo de cuando en cuando. Es cierto que hay que valorar su técnica e ideas, pero las mismas no estaban afianzadas y a ratos estimo que se nota. Juzguen ustedes por si mismo, yo solamente soy otro gran aficionado más de Depeche Mode desde hace muchos años de tantos y tantos millones que hay, que tiene sus gustos personales.

De nuestro programa de radio, decirles que este miércoles a las 23.00h en RUAH y a las 23.59h en &radio, podrán escuchar la primera parte del Especial Alaska Y Dinarama de 2 horas que hicimos hace unas semanas atrás en directo en la sintonía de &radio. El Especial Miguel Bosé estará subido lo antes que pueda a partir del domingo, día en el que a las 16.00h en &radio podrán volverlo a escuchar.
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miércoles, 9 de mayo de 2012

Discos, música y reflexiones os presenta el nuevo disco de Najwa “Donde Rugen Los Volcanes”

A modo de introducción de lo que será el próximo post que hagamos sobre el nuevo trabajo discográfico de Najwa Nimri, sirva este post que viene a comentar el encuentro que la cantante, compositora y actriz tuvo con los medios de comunicación a 8 de mayo de 2012 como preludio o para que vayan abriendo boca al respecto, al igual que también lo fue la crónica del concierto que Najwa ofreció hace unas semanas en la Joy Eslava.
Se nos había citado a los medios de comunicación en la IAM Gallery situada en la calle San Blas, cerca de Atocha, a las 19.00h para que Najwa nos hablara de su nuevo disco “Donde Rugen Los Volcanes”, justo en el mismo día en el que el mismo salía a la venta y que a la par se situaba como número 1 en descargas de música electrónica en nuestro país. Arriba de este párrafo, Najwa en los primeros compases del evento, antes de comenzar con la espontánea e informal rueda de prensa.
Najwa, con un Raúl Santos que por fin en este álbum da un paso adelante para estar más cerca de Najwa, aparte de ser el productor del disco, nos recibió de muy buen humor, vestida con un jersey con el estilismo de la cazadora con la que aparece en el videoclip del primer single, y a los que allí estuvimos nos ofrecía y servía amablemente vino y otras bebidas a modo de perfecta anfitriona. Tras unos primeros instantes en los que pudimos beber y picotear algo, Mónica Caballero de Promociones Sin Fronteras dispuso a Najwa para que los allí presentes le preguntáramos lo que quisiéramos sobre el nuevo disco. Arriba y abajo del este párrafo, Najwa, con Raúl Santos de fondo, respondiendo a las preguntas que les realizamos.
Preguntas sobre por qué escoger el lugar y la forma de reunirse con los periodistas, sobre la composición de los temas, sobre la percepción que Najwa y Santos tuvieron tras el concierto de Joy Eslava y demás, supusieron los principales temas sobre los que Najwa y Raúl Santos respondieron a los allí presentes. Yo tuve también mi oportunidad y quise preguntarle a Najwa sobre el asunto de haber escogido el español de forma consecutiva en sus 2 últimos trabajos. Además, cuando un compañero le preguntó si en la nueva gira incluirían temas de discos antiguos, aproveché para recordarle aquel interesantísimo show que ofreció en el Festival Be Open, en el que “El Último Primate” sonó completamente distinto a como suena en estudio y como sonaría en consecuencia en un concierto posterior que vivimos semanas después en el Universimad de aquel año, por el asunto de que para incluir temas antiguos en la gira de este disco, supondría readaptarlos. Las siguientes imágenes que completan el artículo ya muestran a Najwa y a Raúl Santos en plena interpretación de los temas que escogieron para esta cita.
Y es que Najwa hablaba de que quizás podrían readaptar algún tema antiguo, mencionando como referencia a “Carefully” (no soy el único por lo visto que ha apreciado reminiscencias de aquel prometedor trabajo) y yo apostillé si se atrevería a darle la vuelta a “Go Cain”, a lo que Najwa me dejó contrariado cuando me respondió que a este tema le tiene cierta manía; “¡Vaya por Dios!” pensé. En una de esas, Najwa apreció mi admiración hacia su trabajo (previa a mi labor como periodista o crítico musical), respondiéndome “Yo también te quiero”, cuando le confesé que aquella actuación tan arriesgada y novedosa del Festival Be Open me gustó bastante. Los seguidores del blog saben que tengo debilidad musical por la Nimri, así que para que lo íbamos a negar.
Tras la rueda de preguntas, Najwa y Raúl nos ofrecieron la interpretación en directo, a modo de ensayo como decían ellos mismos, de la canción que titula el disco y la sorprendente y algo maldita “Pajaros de mal agüero”. Me hubiera gustado tras esto, cuando terminó en sí el evento y muchos nos quedamos allí tomando algo, haber hablado con Najwa, pero no fue posible, ya que parecía que tenía prisa y antes de marcharse se paró a hablar con otras personas y no vi opción. Con quien sí que pude hablar fue con Raúl Santos, al cual transmití mi admiración sincera sobre el trabajo que él y Najwa han hecho siempre juntos (podría Raúl pensar que le estaba dorando la píldora gratuitamente, pero como prueba pueden echar un ojo al post que publiqué haceaños sobre “Mayday”, en el que afirmo esto al menos 2 veces) y también él me mencionó “Carefully” al hablar del nuevo disco (al final será verdad que tengo oído).
Estoy deseando poder comentarles a fondo en artículo al uso del blog “Donde Rugen Los Volcanes”. Y más aún, espero poder contar con Najwa y Raúl en nuestro programa de radio para el final de esta temporada. Ya lo confieso: estamos trabajando con Mónica Caballero de Promociones Sin Fronteras (a la que agradecemos que contara con nosotros para la cita que aquí describimos) para llevar a cabo el programa y cuadrarlo dentro de la intensa actividad que Najwa y Raúl Santos tienen por delante en los próximos meses. Confío en que podamos hacerlo, ya que creo que quedará un programa que ustedes sabrán apreciar y además de lo que Najwa y Raúl pueden estar seguros es que les trataremos muy bien, y para nada eso será algo gratuito e impostado. La admiración por su trabajo está por delante. Pues lo dicho: lo antes que podamos, más…
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sábado, 5 de mayo de 2012

La Mode - El Eterno Femenino (1982)

Uno de los discos más míticos de la época de la llamada madrileña fue el primer lp del grupo liderado por el carismático escritor, cantante y compositor Fernando Márquez, más conocido como “El Zurdo”, La Mode. Es cierto que la génesis de La Mode tal cual ya se había dado lugar prácticamente en el anteproyecto de grupo de nombre Paraíso, pero bueno. El Zurdo había formado parte del grupo germen originario de todo esto, aquellos Kaka De Luxe en los que hacía voces junto a Carlos Berlanga, a la postre ambos piezas básicas en formaciones posteriores.

Junto a Antonio Zancajo y el teclista Mario Gil, que serían quienes saldrían airosos de la criba de gente que desfilaría durante la permanencia o vigencia de Paraíso, El Zurdo confirmó La Mode, que tampoco sería un grupo que durara demasiado en activo, al menos con la formación clásica u original que es la que aquí exponemos.

Es común asociar a La Mode, y también a Paraíso, con posturas musicales demasiado suaves, porque quizás los más grandes temas que han quedado para la posteridad y por los que la gente les recuerda, o los que les conocen por primera vez escuchan, son las volátiles y delicadas “Para ti” y la canción que concede título al primer lp del grupo, “El eterno femenino”. Eso es un claro error, ya que estos ítems quizás son únicos en sus texturas y formas suaves dentro del repertorio de La Mode. Ya desde su primer Ep se ven formas derivadas del rock nuevaolero y también se aprecia al Zurdo cantar con un tono menos frágil o azucarado.

Es muy curiosa la primera canción del disco que hoy revisamos “Wild puppet (we love you so)”, con esa mezcla de inglés y español en su letra. La reiteración del título de la canción y mezclar el mismo con más añadidos, hace que este pieza tenga un carácter algo hipnótico y en todo caso da lugar a un tema de apertura cuanto menos llamativo. Bueno, sí, quizás “Cita en Hawaii” es también muy delicada, con esa historia de reproche que Márquez dibuja en su letra, con tan exótico telón de fondo. Mucho mejor resulta “Aquella canción de Roxy”, que de alguna forma también es uno de los clásicos del repertorio de La Mode y tema que probablemente alguien que no conozca al grupo se encuentre de frente tras haber catado la canción título del disco que nos ocupa. Es curioso ver como El Zurdo adopta un cierto deje de galante en el tono de su voz, no en vano intentando emular vagamente a Brian Ferry (citado en la letra de la canción). El pop destilado en esta pieza es más oscuro, acelerado y quizás representa muy bien el carácter global de la obra en la que se incluye, y con total seguridad mucho más que “El eterno femenino”. Y es que la posterior “El único juego en la ciudad” sigue más o menos sus trazas, e irremediablemente al incluir el panorama nocturno en su letra, le da ese toque tan especial a este disco, el cual me sirve para imaginarme la zona cercana a la estación de metro de Cartagena de Madrid, de la que a pocos metros se situaba el mítico garito Rockola. “Déjame entrar en tu juego, la ciudad es un tablero. La partida se celebra casi siempre por la noche… Y el premio eres tú”, es cuanto menos una letra ingeniosa y que de forma poderosa te llama la atención cuando pasas por la escucha de esta composición. En el terreno pop se sitúa el medio tiempo de “Aquella chica”, con esa oda que Márquez dedica a una chica de actitud algo diferente a los demás. Realmente resulta muy placentero ver cómo el Zurdo describe las maneras de la protagonista de la letra, sobre un ritmo de batería inquebrantable y envuelto en las guitarras de Zancajo y los tecladitos de Gil.
Claramente nuevaolera, mucho más rítmica y acelerada es “La teoría de la relatividad”, en la que el vértigo vuelve a alcanzar a Fernando Márquez al micrófono. De formas sonoras parecidas a “El único juego en la ciudad”, la sensación que transmite es más agria y oscura dentro de sus melodías rápidas. Alternando carácter naif con un toque más rockero, prosigue el primer lp de La Mode, ya que con la liviana “Las chicas de la Inter”, se cambia ese tono farragoso que a ratos podría aportar el tema anterior. De lo sencilla y poco pretenciosa que resulta esta “Las chicas de la Inter”, se da forma a un tema chocantemente encantador y muy fácil de recordar dentro del conjunto de la obra. Exótica por sus evidentes influencias o regustos orientales en sus melodías, a cargo tanto de los acordes de las guitarras de Antonio y los teclados de Mario, y no se deja de lado tampoco en la letra que entona Fernando, “Mi dulce geisha” es una pequeña joya oculta, muy agradable de escuchar. Tras esta coqueta y muy de mi gusto “Mi dulce geisha”, llegamos a la canción título. Cosas de mi enfermo sentido del humor, es que muchas veces readapto las primeras palabras de la letra de la canción “El eterno femenino” a aquello que decía Torrebruno, haciendo que sonara algo así como “Tigres, leones, todos quieren ser… Los cam… peones…” en lugar de “Mitos, mujeres, talgos y ciudades, musas, pintores…”; ¡ejem! Dejando esta chorrada personal interna mía, hay que reconocer que “El eterno femenino” es una de las canciones más bonitas, emocionantes y formales que ha dejado la movida madrileña para la historia de la música. Con esas enumeraciones que dibuja vagamente el panorama de los años 80 y las embelesadoras notas de los teclados de Mario Gil, impagables más que nunca en esta composición, La Mode se ganó merecidamente un hueco en la historia de la música española con mayúsculas.

El grupo consolidó su buena reputación, que realmente de siempre tuvieron asociados los proyectos de los que tomaba parte o formaba Fernando Márquez, y por lo general las críticas fueron buenas o directamente muy buenas. El paso del tiempo simplemente ha venido a confirmar la valía del lp “El Eterno Femenino” y a situarlo en el top 5 de los mejores discos editados en la primera mitad de los años 80 en nuestro país. No solamente se vale de la canción que le concede el título, la cual por sí sola subiría muchos enteros a cualquier disco mediocre, sino que como habrán podido escuchar (si es que se han molestado en ello), estamos ante una obra realmente llevadera y entretenida, con la que es muy sencillo pasar un muy buen rato en su compañía.

Tras este disco, el grupo siguió con la misma formación editando algún que otro maxi y un 2º lp de título enrevesado (“1984”, que supone en sí el año en que se editó), para que Fernando Márquez decidiera dejar el grupo finalmente, situando a sus compañeros en la encrucijada de seguir con La Mode, pero sin el alma principal que le daba sentido. Y, ¿saben? Creo que con el reclutamiento del desconocido por entonces Daniel Ballester, el grupo salió realmente airoso, ya que por ejemplo el disco “La Evolución De Las Costumbres”, más allá de su excelsa canción título, es realmente muy bueno a ratos.

Sin embargo, la sombra del zurdo, a pesar de su frágil y menuda figura, era demasiado alargada y el grupo no sobrepasó el año 1986 tras comprobar que la nueva formación no terminaba de calar en el público. Una verdadera lástima.

En fin, pues terminar diciendo que con “El Eterno Femenino” La Mode vivió sus momentos de máximo esplendor, en unos días felices para la sociedad española tras haber sobrepasado el golpe de estado del año anterior y en los que las propuestas culturales novedosas y arriesgadas tenían tratamiento prioritario en la televisión. La portada, que me atrevo a decir que es la portada más pop en el sentido estricto de la música española, con ese dibujo de la mitad de una cara de una mujer y su vivo colorido sobre fondo blanco, representan más allá del sentir que desprende el disco, el sentir de una época, que también tenía su lado turbio en los bajos fondos de los garitos de Malasaña, en los que las drogas duras comenzaban a destrozar vidas (para más señas, echen un vistazo a las realistas y necesarias exposiciones fotográficas del grandísimo Alberto García Alix); pero eso es otra cosa. Dejémonos llevar por el brío de pop hedonista y pop/rock nueva olero que a partes iguales nos regala La Mode en este fabuloso “El Eterno Femenino”.

De nuestro programa de radio, pedirles disculpas ya que el Especial Bosé sonará esta semana y no lo hizo el pasado miércoles día 2 (no caí que era festivo en la Comunidad de Madrid, territorio en el que están situadas las 2 emisoras en las que se emite nuestro espacio). Este miércoles 9 de mayo sí que sí. A las 23.00h podrán escuchar el Especial Bosé en RUAH y una hora más tarde en &radio. Saben que es en diferido, ya que en su día lo hicimos en directo el pasado 11 de marzo de este año; yo a esas horas del miércoles, personalmente desearé estar presente en Neptuno celebrando un nuevo título europeo de mi Atlético de Madrid.
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