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viernes, 23 de marzo de 2018

DMR cierra por vacaciones de Semana Santa 2018

Ya saben que seguimos el calendario escolar y nos tomamos descansos de actividad de manera coincidente al respecto (bueno, quizás un poco más largos). Retornaremos a la actividad en la semana del sábado 14 de abril, cuando intentaremos saldar la deuda radiofónica que tenemos con Tears For Fears.

De aquí a entonces sí que comentaremos algo en nuestros perfiles de Twitter o Facebook, y además tengan en cuenta que estamos participando en los Premios 20Blogs de 20Minutos un año más; si consideran votarnos, no tengan en cuenta nuestro descanso de estas semanas en el lado negativo y ponderen el lado positivo con todo nuestro trabajo previo.

Les dejamos con las bonitas vistas de ciertas zonas de Gredos cuya fotografía preside este post para que se relajen. Allá donde vayan de viaje en estos próximos días, que la buena música les acompañe.
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viernes, 16 de marzo de 2018

ABC - How To Be A... Zillionaire! (1985)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Me encuentro ante un artículo de autoencargo en cierta manera. Todo ello dirigido a la confluencia de nuestra actividad radiofónica y la propiamente de este blog. Y es que siendo como soy admirador de ABC y viendo que mi amigo y colaborador Mariano González tenía en sus scrobblings de Lastfm reproducciones del 3er. lp del grupo, con eso de que solamente hacemos debates (de momento) en la radio sobre discos que ya han tenido su artículo en el blog, pues por ello adelanto este post, al que hace muchos años ya tenía previsto que le llegase su turno. No sé si será en esta 9ª temporada o en una hipotética 10ª, cuando le llegue su hora en la radio, pero es la intención.

ABC se iban poco a poco desintegrando desde su “The Lexicon Of Love”, en lo referido a número de miembros. En el correcto “Beauty Stab” solamente quedaban 3 y para el siguiente disco el saxofonista Steve Singleton se marchaba. Parecía que pasaban a cuarteto los Fry y White con la incorporación de un pequeñín y simpático calvito de nombre David Yarritu y una chica llamada Eden, pero no era más que una maniobra visual, ya que musicalmente estos 2 nuevos componentes no aportaban mucho, por no decir nada.

Este atrezzo acompañó durante la promoción del disco a Martin Fry y Mark White, y todo ello, rodeado de la estética demasiado hortera (incluso para los 80 en los que se enmarca el disco), hace que la obra no se tome demasiado en serio si decidimos ir más allá de su escucha aséptica y nos metemos en su promoción audiovisual.

Hay que valorar a este “How To Be A ... Zillionaire!” como se merece. Musicalmente es un disco remarcable, conciso y lleno de piezas destacables. Vamos con él. Por cierto, 4º disco de la trayectoria de Martin Fry y acompañantes que hacemos; de la década de los 80 solamente nos queda uno por diseccionar.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Fear of the world”: Buen arranque con un tema pop de factura sobria en el que Martin Fry se acompaña de coros femeninos acertados, no sé si a cargo de Eden. Si bien, aunque objetivamente es un poco repetitiva en su estribillo, es una canción que resulta y funciona esta “Fear of the world” como arranque del disco.

2. “Be near me”: He aquí uno de los singles de relumbrón. Entramos en una textura más azucarada, sobre todo por los tecladitos tan amables y ligeros de Mark White. Más allá del hortera videoclip, acorde con los tiempos estéticos tan kitsch del grupo, la canción es sumamente elegante y tiene algunos arreglos sintéticos que incluso en un sector le da cierta rotundidad, si bien lo que más se queda en la memoria es el sencillo estribillo variando sobre el título de la pista y la melodía tan marcada de tecladitos. “Be near me” es un clásico sin ninguna duda de la historia de ABC.

3. “Vanity kills”: “Vanity kills” resulta curiosa, sobre todo si escuchas el disco del tirón como desde aquí siempre recomendamos. ¿Por qué digo esto? Pues porque da la sensación de que es lo que saldría si metemos en una batidora “Fear of the world” y “Be near me”. Resulta saltarina, con coros de acusados falsetes. Fue single y realmente funciona. Es juguetona y algo hedonista. Dispuso de 2 videoclips, uno con Yarritu y Eden todavía figurando por las imágenes y otro en el que ya no estaban. Personalmente me gusta mucho el toque de saxo que tiene en un momento la canción.

4. “Ocean blue”: Pasamos a una de las baladas acertadas del disco, y la única en su género que fue single. “Ocean blue” es delicada y preciosista. Tienen un buen desarrollo instrumental en su tramo final que es lo que más me gusta de la misma. En el videoclip ya no estaban David ni Eden, y es que no me los imagino en esta canción que resulta tan seriamente ejecutada.

5. “15 stories halo”: Canción desparramada y anárquica “15 stories halo”. Es curiosa, pero se sale mucho de la norma imperante del disco. Es de alguna forma un experimento funk, que por otro lado está muy alejado de los momentos más excelsos en este género que el grupo nos ofreció en su debut. Se aprecia el riesgo, pero por un lado creo que es las piezas menos destacables por su contenido, si bien tiene un punto a su favor: es de fácil recuerdo. Mejor en su tramo final, es probable que le sobre algo de duración en su primera mitad.
6. “A to z”: La cara “b” arranca con una bizarrada o extravagancia mayor, que es “A to z”, que casi recuerda en algunos de sus sonidos a la banda sonora de “Los Cazafantasmas”. Es una pieza que juega de alguna forma con el nombre de la banda, derivado del abecedario, casi instrumental, donde lo vocal emplea el uso de los coros y sirve para que la banda y sus componentes de aquel tiempo se presenten, por orden Martin, Mark, Eden y David.

7. “How to be a millionaire”: Después de los temas más experimentales del disco, retomamos el pulso con la canción título (salvo por una palabra). Otro de los singles, con gracioso videoclip de dibujitos animados, en el que hay un momento hipnótico y delirante en espiral, y otro acierto para promocionar el disco (en este caso, considero, que tanto visualmente como musicalmente). “How to be a millionaire” es de ritmo terco y a ratos obsesivo y hasta hipnótico. Otro pequeño clásico del disco para el repertorio del grupo.

8. “Tower of London”: Gran tema “Tower of London”, que conozco desde hace mucho tiempo (desde diciembre de 2001 cuando me compré aquel “Master Series”, recopilatorio del grupo donde se incluía), pero que no valoré hasta hace unos años. Es una pista que tiene un sonido muy hermanado con la apertura de “Fear of the world”. Por mi caso personal, podría decirles que esta “Tower of London” es una grower, término muy utilizado últimamente; con esto, si no les llama de inicio, denle mucho tiempo, incluso años, que, como fue mi caso, termina llegando.

9. “So hip it hurts”: Con la festiva y despendolada “So hip it hurts”, cerramos el capítulo de excesos de la obra. Personalmente no me gusta en exceso. Los coros de gritos del estribillo son lo que más se me queda de esta canción que busca fusionar el funk con el techno pop ligerito.

10. “Between you and me”: Afortunadamente el disco cierra de forma excelente. Lo hace con otra de las joyas que incluía aquel “Master Series”. “Between you and me” es una delicada baladita, que completa el dúo en ese estilo con “Ocean blue” y para mi gusto es incluso mejor que la otra que fue escogida como single. Sin embargo, no le queda mal el papel a “Between you and me” de “joya oculta” que pone fin a un disco que, salvo algún exceso o ida de olla, es de notable solvente. Nuevamente el papel del saxofón juega a favor del resultado y le concede una elegancia plus a esta pieza.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
El disco no tuvo un resultado comercial tampoco muy allá. Si bien a día de hoy está bien valorado por la crítica. Y nosotros no somos una excepción. Musicalmente está muy bien. Se escucha rápido y si bien no es un disco de sonido muy atemporal, sí que, por otro y lógico lado, es paradigmático del estilo pop más genuino de mitad de los 80.

No sé si durante la promoción del disco ya Martin Fry decidió prescindir de David Yarritu y Eden, ya que en algunos videoclips no aparecían. El grupo para el siguiente disco ya se quedó en dúo formalmente con Mark White como segundo de a bordo y se mantendrían así hasta mitad de los 90. “Alphabet City”, retornaba a la seriedad formal visual (ya desde la portada del mismo) y en lo musical el grupo seguía atinado; también mejoró en los charts con respecto al que tenemos. Del siguiente “Up”, de notable giro estilístico, ya hicimos su post, el cual les recomiendo recuperen y lean.

Este disco, de portada acorde con la imagen que (creo erróneamente) el grupo quiso transmitir al grupo en aquellos días, es por otro lado el disco más valorado del grupo por mucha gente después del masivo “The Lexicon Of Love”. Yo soy bastante fan de lo que ABC han hecho a lo largo de su historia y no sabría decirles con cual me quedaría después de “The Lexicon Of Love”, que en mi caso también es mi favorito.

En todo caso, “How To Be A ... Zillionaire!” es un álbum más que aprovechable. Ofrece como poco 5 canciones más que aprovechables, e incluso puede que para ustedes sean de su agrado las pistas que a mí menos me llaman la atención. Si les causa algo de vergüenza ajena el look del grupo en la promoción de este disco, hagan el favor de dejarlo de lado (vean el videoclip de “All of my heart” para ver la elegancia en su máxima expresión de ABC) y céntrense en su contenido musical. Les hará bien.
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martes, 13 de marzo de 2018

Concierto Orchestral Manoeuvres In The Dark. Madrid (15-02-2018)

Después de 7 años desde su última visita a Madrid, OMD volvían de nuevo a la capital para presentar su último álbum “The Punishment Of Luxury” publicado el pasado año y, como no, hacer un repaso por su extensa discografía. En mi opinión la reunión de OMD en la segunda mitad de la década pasada fue un gran acierto y creo que la más digna que se ha producido en lo que respecta a un grupo cuya mayor producción se efectuaría en los años 80. Los conciertos de OMD en España desde que se volvieron a reunir se han traducido en enormes éxitos, aunque hasta ahora en salas pequeñas y festivales. Era lógico que en esta nueva gira los recintos fueran más grandes, de hecho en su concierto de 2011 en la difunta sala Arena se agotaron todas las entradas, al igual que se volvieron a agotar esta vez en la sala Riviera, la más grande de la capital, lo cual se puede considerar todo un éxito.
Había muchas ganas de verlos en Madrid, la gira de “English Electric” (2013) no pudo pasar por España tras la suspensión de la misma por la parada cardiaca del batería Malcom Holmes en un concierto, lo que finalmente le llevaría a dejar definitivamente el grupo y en 2015 ser sustituido por Stuart Kershaw que colaboraría con Andy McCluskey en la etapa en solitario de éste en los años 90. Poco tiempo antes del día del concierto me entero de que no estará la banda completa si no que actuaran Andy y Paul solos en plan dúo technopop; esto me decepcionó, esa austeridad no casaba con una sala llena a reventar de gente esperando la vuelta del grupo. Llegó el día y en la Riviera nos plantamos deseosos de reencontrarnos con Andy y Paul, escuchar algunas de las canciones de su más que aprovechable último álbum, además de recibir la inevitable dosis de nostalgia con sus grandes éxitos.
Conseguimos llegar a una buena posición para visionar el concierto, cuarta fila más o menos. Entonces entró en escena el artista invitado o telonero del cual no sabíamos absolutamente nada, pues nada se anunció previamente. Se trataba de la teclista Martha Hammond conocida por formar parte del grupo Sex Museum, y que presentaba su nuevo proyecto en solitario parapetada tras un montón de teclados y creando ambientes techno muy bailables que a veces sonaban muy alemanes con bases duras y otras nos llevaban a ambientes más hipnóticos y detallistas. Su pequeño concierto fue totalmente instrumental y sin descanso, como si fuera una sesión de dj. A mí me sorprendió y lo disfrute bastante.
Pero como era obvio todos estábamos esperando con impaciencia la llegada de OMD y no se hicieron esperar. Andy y Paul llegaron al escenario tras “La mitrailleuse” tema instrumental de su último álbum que ejerció de introducción para inmediatamente atacar “Ghost star” uno de los temas más destacados de “The Punishment Of Luxury” con sus densas atmosferas y un Andy McCluskey cantando de manera intensa y demostrando que no ha perdido de un ápice de su característico tono de voz. Tras este tema el grupo recibió una enorme ovación que les dejo completamente encantados, Andy nos dice que “hacía mucho tiempo que no estábamos aquí” y era verdad, unos 7 años, mucho tiempo para una ciudad como Madrid que siempre ha demostrado una especial devoción por este grupo.
A continuación Andy nos dijo que esa noche habría canciones nuevas, viejas y mucho baile. Entonces sonó la que es en mi opinión la mejor canción de su último álbum. Se trata de uno de los singles “Isotype” de potentes bases que contrastan con una de las mejores y más pegadizas melodías del dúo. Andy se encontraba en muy buena forma a sus cincuenta y tantos largos y no paró de moverse y animar al público en todo momento. “Isotype” sería muy bien recibida, casi como si fuera uno de sus éxitos sin para nada serlo. Entonces Andy cogió su bajo y nos dijo “el bajo significa canción antigua”, empezando a sonar los primeros acordes de “Messages” uno de los primeros clásicos del dúo incluido en su primer álbum homónimo de 1980. La reacción del público fue entusiasta coreando el estribillo del tema. Sin dejar el bajo Paul y Andy nos ofrecen la irresistible petardada de “Tesla girls” de su album “Junk Culture” (1984) que como era de esperar hizo bailar a todo el mundo.
Una de las mejores canciones de esta última etapa de OMD tras su reunión es “History of modern part 1” tema principal de su álbum “History Of Modern” (2010) y que sonaría pletórica esa noche, con un McCluskey entregado ya sin necesidad de su bajo. Le siguió una emotiva “One more time” de su último álbum, un tema simple pero efectivo y que tiene un muy logrado y melódico puente.
Llegó el primero de los momentos protagonistas de Paul Humphreys, en este caso con el éxito “Forever live and die” de su poco valorado álbum “The Pacific Age” (1986). Mientras Paul se ponía en medio del escenario, Andy se ponía tras el teclado de Paul bailando y dejando que las maquinas hicieran su trabajo, prácticamente no tocaría ni una tecla y es que en este formato de dúo la mayoría de la música la llevan pregrabada, tocando solamente algunas pocas melodías en el sintetizador.
El siempre ingenioso Andy nos introduce la siguiente canción cachondeándose un poco de Hollywood y de esos tiempos en los que eran famosos en América. Estaba claro que tenía que sonar su gran éxito americano “If you leave”, una canción que a mí sinceramente no me gusta por demasiado azucarada, pero que reconozco que forma parte de los buenos recuerdos de bastante gente de la que allí se dio cita y que en su día cayeron enamorados de Molly Ringwald y la película “Pretty In Pink”, en cuya banda sonora se incluyó este tema.
Tras esta concesión cinematográfica llega un bloque de canciones pertenecientes a su álbum clásico “Architecture And Morality” (1981). La primera en hacer aparición seria “Souvenir” teniendo Paul su segundo momento de gloria de la noche con Andy al bajo en un segundo plano. Un Andy que recupera su protagonismo en los dos siguientes temas “Joan of Arc” y “Maid of Orleans”, dos canciones imprescindibles en sus conciertos y que no necesitan presentación. Andy realizaría su clásico baile a lo Ian Curtis en ésta última y tras ella una enorme ovación del público deja al grupo paralizado; por la cara que tenían no se lo podían creer, estábamos a mitad de concierto pero cualquiera diría que era el bis final.
En este punto Andy y Paul podían haberse quedado durante muchos minutos recibiendo los aplausos del público pero había que continuar, lo hicieron con otro tema de “Junk Culture”, el medio tiempo “Talking loud and clear”, una canción perfecta para tomar impulso tras la descarga de energía anterior. Tras este tema llega el tercer momento estrella de Paul en la interpretación del que es hasta ahora el último single del grupo “What have we done”, otro de los momentos más notables de su último álbum. Esta vez Paul ha acertado al elegir su canción protagonista en el último álbum de OMD. “What have we done” sonó majestuosa con esos juegos corales que recuerdan a su mejor época.
Andy nos anuncia con sorna que a partir de ahora solo habrá canciones de pop comercial bailable y que si no interesa, los más intelectuales se pueden ir a casa. Así empezó la muy popera “So in love” de su álbum “Crush” (1985) que esta vez no contaría con el saxo de Martin Cooper, sino que éste lo llevarían completamente grabado (en “If you leave” también pasó). El pop comercial no pararía y sonaría el gran éxito “locomotion”, tercer tema de la noche del álbum “Junk Culture” que estaría muy bien representado en el concierto. Como era de esperar, llegó el tema que da título a su último álbum “The punishment of luxury”, un tema de electrónica bailable, fluido y con una de esas melodías características del grupo que se te quedan a la primera, fue la última canción nueva que tocaron demostrando que sus nuevas composiciones no desentonan para nada con sus clásicos. Íbamos llegando a la recta final donde sonó uno de los éxitos de la etapa en solitario de Andy al mando de OMD. Fue el muy destacado “Sailing on the seven seas” perteneciente al lp “Sugartax” (1991), un tema que destaca sobre todo por su excelente percusión y que pudo haber sonado mejor si Stuart Kershaw hubiese estado a la batería.
El broche final lo pondría el clásico “Enola gay”, incluido originalmente en su álbum “Organisation” (1980). Es quizás el tema más reconocible de toda la discografía del grupo ¿Quién no conoce “Enola gay”? Aquí la euforia del público fue algo que desbordó al propio grupo que no podía creer que minutos después de acabar la canción, los asistentes no paraban de corear el estribillo. Andy nos dice que volverán muy pronto y con la banda al completo; pude intuir un cierto sentimiento de culpa, ya que pienso que Andy y Paul eran conscientes de su gran triunfo con una propuesta escénica demasiado simple.
Como era obligado llegaron los bises que comenzarían con otro éxito de “Sugartax”, se trata de la entrañable “Pandora’s box” una de mis canciones preferidas de la etapa de los 90 de OMD que sonaría pletórica. El segundo bis fue para Paul que tendría su cuarto y último momento protagonista con “Secret”, otro tema del album “Crush”, mientras Andy se ocupaba del bajo. El punto final fue como no podía ser de otra manera fue el clásico “Electricity” su tema más antiguo y también el más rápido (así lo presentó Andy). El grupo se despide de nosotros tras ser repetidas veces ovacionado dándose todo un baño de éxito.
OMD nos ofrecieron un concierto en el que brillaron sus últimas canciones que supieron combinar a la perfección con sus éxitos más conocidos. Desgraciadamente fueron muy conservadores con el repertorio: un álbum tan importante como “Dazzle Ships” (1983) no estaría representado por ninguna canción y tampoco hubo ninguna canción que no fuera previsible. En definitiva asistimos a un gran triunfo del grupo cuyo espectáculo se vería afectado por una austeridad extrema; muchas canciones pierden bastante empaque en este limitado formato. Además esto no se vio ni siquiera parcialmente compensado por el aspecto visual. En este sentido OMD no ofrecieron nada, ni proyecciones, ni videos, ni siquiera un miserable decorado, tan solo una cortina negra tras el dúo. Es cierto que muchos harán hincapié en que con tan pocos medios consiguieron tener un éxito enorme, pero yo pienso más bien que una gran noche como la que vivimos pudo ser una velada extraordinaria si no hubiesen sido tan parcos en su propuesta.

Texto y fotografías: Alfredo Morales.
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viernes, 9 de marzo de 2018

Temporada 9/ Programa 9: Tears For Fears y “The Seeds Of Love” (1989)

Escogemos otro de los discos míticos que Curt Smith y Roland Orzabal facturaron en los años 80, antes de que se separaran durante un largo periodo de tiempo. “The Seeds Of Love” vio la luz 4 años después del masivo “Songs From The Big Chair” y no resultó nada continuista del predecesor, pero resultó igualmente magnífico.

La cita será este sábado 10 de marzo de 2018 a las 16.00h en el dial de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH). El programa estará lleno de buena música a base de algunas de las canciones del disco que nos ocupa y, como no, contará con nuestras impresiones personales sobre la banda y la obra. Les esperamos.

Links de interés:
Evento en Facebook: https://www.facebook.com/events/161453834514962
Emisión on-line RUAH: http://www.online.ruah.es/
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martes, 6 de marzo de 2018

Festival Steampunk -La Broma Negra + Spirax-. Alcalá de Henares (03-03-2018)

SINOPSIS (por Víctor Prats).
Lo teníamos presente, pero, por motivos personales que no viene a qué desvelar, hasta última hora no tuvimos claro que pudiéramos acudir al evento que nos ocupa. Finalmente, mereció mucho la pena realizar el esfuerzo. Pudimos ver a La Broma Negra en concierto previo al lanzamiento de su nuevo disco y de paso a la compañía Spirax en un espectáculo de danza muy llamativo. Todo esto en el festival Steampunk, en el que la triunfadora de la noche fue Laura Pérez, como ya sabrán los seguidores de La Broma Negra componente de pleno derecho del grupo y además jefa de la compañía de danza Spirax.
Todo ello tuvo lugar en el Green Irish Pub, un lugar más que apropiado para conciertos del que no conocíamos aún su existencia, situado en el casco histórico de la ciudad en cuya radio universitaria tenemos desde hace tiempo cabida en nuestras peripecias radiofónicas; de paso, personalmente curé mi malditismo de no haber visto a LBN en dicho municipio hasta la fecha, a pesar de que han dado numerosos conciertos en los últimos años en la ciudad complutense.
Comenzó en primer lugar el concierto de La Broma Negra. Algo más de una hora para un repertorio que mostró una selección de los temas más efectivos de la discografía de la banda. Comenzando por “Heridos” y llevando a un público nuevo varios de sus temas de distintas texturas como resulta partir de la solemnidad de “Los cuerpos celestes”, pasar por el momento bailable y obsesivo de “Franco tenía un polvo” o por el preciosismo que desprende la genial “Rey Cuervo”, que además fue uno de los temas que el grupo seleccionó de su nuevo disco para ofrecernos esa noche. La banda se valió del telón de fondo para proyectar varios de los videoclips de las canciones que seleccionaron para su show, cosa de mucho acierto, ya que con mucho ingenio el grupo es capaz de cuidar muy bien su aspecto audiovisual y ofrecer cada cierto tiempo notables videoclips de sus temas. 
A ratos me dio por pensar en lo adecuado que sería hacer un dvd multicamara de un concierto de La Broma Negra que permitiera seleccionar cada una de las actuaciones individuales de sus cuatro componentes, porque todos resultan llamativos. Más allá del notable papel de frontman de Carlos Caballero en el micrófono, muy activo durante todos los conciertos y sin excepción en esta noche, es digno de reparar el proceder de Álex Gómez en su guitarra (muy acertada esta última, la cual en muchos momentos –coincidimos Mariano González y yo- nos evocaba a la de Robert Smith en ciertos momentos de los 80), el de Laura Pérez desde su recinto de percusión, con sus movimientos de danza y gesticulación notable al apuntalar las bases rítmicas del grupo, y también David Infantes, con esa forma tan personal de encargarse de las melodías sintéticas con el teclado en posición de 45 grados.
Después del concierto de La Broma Negra, Laura Pérez y sus compañeras de Spirax, nos ofrecieron un buen rato a base de varios números de danza en conjuntos de distintos números de componentes, muy visuales y acompañados de una buena y acertada instrumentación de corte algo medieval. Sin ser un experto en esta disciplina artística, he de decir simplemente que me gustó y completó un más que apañado plan cultural para un sábado noche que se precie. Desde “DMR” apoyamos propuestas como ésta. Les dejo ahora con el texto de Mariano González, que se explayará un poco más que yo.

CRÓNICA (por Mariano González).
Hace poco nos perdimos un concierto de nuestros amigos de La Broma Negra en Rockola y no era de nuestro agrado hacerlo por segunda vez. Nos gusta su música y nos gusta su directo. Afortunadamente hemos tenido una pronta ocasión para desquitarnos con su actuación en el Green Irish Pub de Alcalá de Henares, dentro de lo que sería una noche dedicada al Steampunk. No era la primera vez que en “DMR” nos desplazábamos a la ciudad complutense para tal fin; allá por abril de 2013 Alfredo Morales y servidor fuimos a verles a la sala Tic-Tac, cuando todavía eran un dúo. Ciertamente ha pasado agua bajo el puente, y desde hace algún tiempo vengo encontrando algunas dificultades para andar, con lo que mi asistencia hubiera sido prácticamente imposible sin el concurso y la siempre excelente disposición de la gente que me rodea. Agradezco por lo tanto a Víctor Prats y a su novia Susana que me facilitaran el desplazamiento en automóvil hasta la puerta misma del evento.
Y franqueando la puerta descubrimos un lugar ciertamente interesante. The Green Irish Pub es un notable bar irlandés, amplio, y con salas dedicadas ya bien al dignísimo esparcimiento de tomarte una birras con los colegas, o bien a la música en directo. Eso sí, sufrí el tormento personal de las escaleras, pero salí más o menos airoso. Hicimos tiempo tomando unas cervezas, mientras sonaban a toda piña Hole o Led Zeppelin, hasta que vimos aparecer a Carlos Caballero, cuyo afectuoso saludo nos informó de que ya casi estaba todo a punto para ir a la sala de la música en directo propiamente dicha. Una vez allí pudimos saludar también a Álex Gómez y a David Infantes y aún nos dio tiempo a tener una charleta con ellos sobre su inminente nuevo disco (el próximo 6 de Marzo sale) y sobre el ya inmediato concierto. Siempre disfrutamos de estas conversaciones con ellos y además nos adelantaron que probablemente cayese alguna canción nueva dentro del set list.
Cosa importante, al menos para mí. Pude ver sentado el concierto gracias a una silla traída ex profeso desde la escuela de danza de Laura Pérez. No queda otro remedio sino estar agradecido por este detalle, sin el cual difícilmente estaría escribiendo esta crónica. Antes de empezar a desgranar lo que sería la noche, es bueno que expliquemos en qué consistió el evento. Sintéticamente podríamos decir que era una suma de música y danza, ocurriendo en primer término el concierto de La Broma Negra y posteriormente un espectáculo de baile ofrecido por la Compañía de Danza Spirax; liderada por la batería del grupo, Laura Pérez. Había un espíritu conceptual que impregnaba ambas disciplinas desde la perspectiva del steampunk y que se notó en estética, bailes y esencia.
El lugar nos sorprendió gratamente y no es mal sitio para ver música en directo. Desconozco la escena musical de Alcalá, pero puede ser un punto importante. Brujuleando por la red he visto que artistas de raigambre como Coti u OBK, tocarán allí en fecha próximas. En cualquier caso llegó el momento del comienzo de la música. Si han asistido a algún concierto de La Broma Negra ya sabrán que la estética es una parte medular de la banda y siempre suele ser cuidad y llamativa. En esta ocasión fue relativamente sobria, si acaso hubo alguna referencia al steampunk (como los sombreros con gafas). Y aun así su estilo siguió siendo perfectamente distinguible. El sonido, por cierto, impecable. Todo sonó vivo y potente. Me permitirán que destaque algunos bienvenidos toques de guitarra de Álex que, cosa que comentamos Víctor Prats y yo luego, podían recordar a la estilística de The Cure. Hubo un detalle visual que aumentó el valor añadido del directo. Estamos hablando de las proyecciones que hubo al fondo del escenario y que iban en sincronía con la música que se estaba interpretando. Algunas eran vídeoclips clásicos, de toda la vida, grabados en su momento para acompañar a las canciones y otras fueron, me da la impresión, elaborados con el fin de servir exclusivamente como proyección. La idea fue buena y la impresión fue notable, salvo por la pequeña anécdota de que los entresijos del cambio (amanuense) de un archivo a otro también se reflejaron accidentalmente en la pantalla, con lo que quedó al descubierto el setlist de la noche. Tampoco pasa nada, en realidad no hicimos mucho caso de este pequeño “spoiler”.
Si hay que empezar un concierto, se empieza bien y ya está. “Heridos” tuvo el honor de abrir el fuego y siendo esta canción tan apasionada como es, fue un magnífico acicate para encarrilar de forma inapelable el show. Muy buena batería de Laura Pérez y, como siempre, excelente desempeño como frontman de Carlos Caballero. Cuando la banda nos dijo que podía caer alguna canción nueva no nos engañaban, la siguiente canción en sonar fue “Banderas de nuestros padres”, que formará parte de su nuevo disco “Los extraños tienen mejores caramelos”. Canción más que interesante, con un comienzo abrupto muy contundente lírica y musicalmente, para luego progresar a un estilo hermoso no exento de intensidad. Puede ser un buen punto de referencia dentro del nuevo elepé. “Los niños de Dickens” es un momento que nunca falla, e invariablemente suele ser uno de mis momentos favoritos en los concierto de La Broma Negra. Es maravilloso ver en movimiento a la dignidad y a la belleza que desprende la canción. Por si fuera poco, creo que el siguiente tema tiene ciertas afinidades con ella y por eso está coherentemente elegido. Hablamos de “Los cuerpos celestes”, plena de lirismo y épica. Imprescindibles fueron los ornamentos al teclado de David Infantes y el baile alado de Laura Pérez.
La siguiente fue, personalmente, una sorpresa. No había oído en directo “Una mujer enamorada es otra forma de terrorismo” desde el concierto en Alcalá que mencioné hace algunos párrafos. Es de justicia decir que revisando otras crónicas de conciertos de La Broma Negra donde no he estado veo que sí ha caído alguna vez que otra. En cualquier caso fue un momento, a mi entender, divertido y plenamente disfrutable (qué gracia me hace eso de “un poco Antiguo Testamento”) “Nieto de maestro de escuela” puede perfectamente ocupar un puesto en el pódium de mis canciones favoritas de La Broma Negra, así que como podrán imaginarse necesariamente esa canción fue un momento totalmente a destacar para mí. Qué formidable muestra de amargura e ingenuidad y qué fenomenal interpretación. Cumplió sobradamente con lo que se puede esperar de ella. La proyección del fondo, por cierto, fue de la más curiosa; entre un conglomerado de imágenes que bien pudieran ser de la posguerra, se insertaron otras del disco “Deseo Carnal” de Alaska y Dinarama y de Pedro Almodóvar.

Tiempo de volver al que es, por poco tiempo, su último disco de la mano de “La enfermedad del beso”. Buenas partes de guitarra de Álex y un estribillo particularmente muscular. Como inciso diremos que las proyecciones más que distraer amplificaban el efecto de las canciones; en algunos versos en particular fue una sensación particularísima el verlos reflejados al fondo, a modo de “lyric video”.
No nos movemos de álbum y saltamos hacia “Franco tenía un polvo”, con su incitación al frenesí bailable y a la catarsis. Esas maravillosas bases electrónicas son un chute apoteósico muy propicio para cantar, como así fue, a pleno pulmón la traviesa letra de Carlos. Un momento que fue puro espectáculo. Continuando con la racha de “Amigos, Temo Que Ya No Estemos En La Tierra” llegó el turno de “Las chicas del Corte Inglés” que aguantó la difícil tarea de que la intensidad del concierto no sufriese incómodos bajones de intensidad. Sólida como siempre. “Virginia en los infiernos” es un canción que tacita a tacita me ha ido gustando más con el paso del tiempo, convirtiéndose para mí en uno de los buenos momentos de “Déjanos La Luz Encendida”. Fenomenal estribillo que, como reza un verso de la canción, parece que desprende “millones de estrellas”. Otro de los segmentos de bellísima pegada de la noche.

Hedonismo es lo que nos hace sentir “Cenicienta”, que además nos sonó sensual y agradable. Buen momento para bailar y dejarse llevar. Laura Pérez coreografió estupendamente la canción, que incluso tuvo un gracioso complemento gráfico con la proyección de imágenes de la película homónima de Disney. Renegar de la tristeza, citando a la letra, es lo que hizo “Balas para matar el tiempo”, uno de los momentos más luminosos de La Broma Negra en estudio y en directo. Por mucho que haya “demonios que conocen tu nombre”. Buena dupla junto con “Cenicienta”, conformando una buena trabazón pop, divertida y cantable. “Su decisión mi capitán” se ha convertido con el tiempo, por méritos propios, quizá en el estandarte de “Desilusiones De Grandeza”. Su extenso y épico estribillo es arrasador, no deja indemne al oyente. Y menos en directo.
Lo siguiente, tiene el interés de la novedad y seguramente pronto el del encanto de la melodía. Nos referimos a “Rey Cuervo”, segundo adelanto de lo que será el próximo disco y un monumental contraste con la devastadora “Demonios en el jardín”, la primera muestra del mismo. “Rey Cuervo” es una canción, melancólica, melódica y tirando a relajada. Sin duda está hecha con buen gusto y puede dar mucho de sí próximamente. El vídeo musical se pudo ver en las proyecciones y no está nada mal, elegantemente sobrio y en perfecta simbiosis con la canción. Hay un detalle, no obstante, que la diferenció de su versión en estudio y es que no hubo participación vocal de Laura Pérez, a diferencia de lo que ocurre en el single, donde su voz tiene un importante papel. En general, o eso me dio la impresión, Laura participó menos en los coros que en otros conciertos, donde aparte de percusión y baile ejercía prácticamente como segunda voz. Por lo demás, creo haber visto en internet que la canción está dedicada a Leonard Cohen, lo que no deja de ser un punto a su favor.
Otro punto fuerte de “Desilusiones De Grandeza”, como es “Protege tus secretos”, sonó a continuación, aumentando la imparable colección de estribillos épicos y emocionantes. Es una de esas canciones que apetecen cantar por la fuerza de la música y la hondura de la letra. Y llegó el final del concierto, que en ocasiones La Broma Negra decide servirlo al público en su faceta (por así decirlo) más atmosférica. Canciones del tipo “Fantasma” o “El descanso de los bañistas”. Pues en esta ocasión el cierre fue con “Cuidado con los que matas”, que podríamos decir que cumple razonablemente estas condiciones. Sus sinuosas estrofas y la decadente tristeza del estribillo le dejan a uno meditabundo, pero con buen sabor de boca. Final de corte clásico y totalmente satisfactorio. Si miramos con detenimiento el setlist, fueron en total dieciséis canciones, lo que (a falta de haber cronometrado la duración) hace que se superara ligeramente la hora, que era la previsión inicial que había. El disco más representado, con cinco temas, fue “Joyas De Princesas Muertas”, que sigue siendo todo un reservorio de clásicos y de temas infalibles. Así con todo, la partición entre discos fue equilibrada, incluyendo la añadidura de dos canciones nuevas. El lanzamiento de “Los extraños tienen los mejores caramelos” traerá consigo nuevas propuestas, algunas de ellas se convertirán incluso en clásicos y por lo tanto podremos disfrutar de un repertorio más enriquecido. Si bien la banda tendrá que sudar tinta para elaborar los setlist; no es posible tocar en una sola noche todas las favoritas, habría que hacer cinco horas de concierto.
Tiempo después para el espectáculo de danza. Pido disculpas por adelantado; de música algo sé, no si mucho o poco, pero de danza no sé absolutamente nada. Puedo decir, como cualquiera, si me gusta, si me es agradable, si lo veo armónico, o atribuir cierto mérito a una coreografía, pero a partir de ahí nada más. Todo ello por instinto, sin mucha base. El espectáculo lo ofreció la Compañía de Danza Spirax, a cuyos mandos estaba Laura Pérez, que tras dejar las baquetas y descansar en el intermedio volvió a subirse al escenario para bailar junto a sus discípulas. El concepto, o el espíritu, del espectáculo tenía que ver con el steampunk. Esto pudo verse en la indumentaria de las seis chicas, a base de corpiños, elementos victorianos y una imagen en conjunto tirando hacia lo gótico. La presentación la llevó a cabo una voz en off (¿era David Infantes?) que en conjunción con las proyecciones de máquinas de vapor, engranajes y tecnología retrofuturista nos mostró parte de las ideas que se mueven tras los bailes.
El espectáculo se dividió, digamos, en varios cuadros o segmentos. Cada uno de ellos evocaba una situación distinta; a veces las chicas parecían remedar la mecánica de un reloj, otras veces una escena aérea e incluso hubo una parte, un tanto marcial, donde se sirvieron de dos sables para la coreografía. En función del cuadro que correspondiese podía estar involucrada toda la compañía, o bien solo algunas de las chicas. A mis ignorantes ojos todo pareció estar en su sitio. Me pareció ver un todo perfectamente coordinado (salvo por alguna música que entro a destiempo, pero eso no es culpa de las bailarinas), grácil y armonioso; un magnífico cálculo donde todo encaja con precisión, sin dejar de ser vivaz por ello. Se notó en la impecable complicidad entre todas, las largas horas que han tenido que dedicar a su pasión. A fin de cuentas, como decía un cartel allí mismo: “No bailo para ser feliz, soy feliz porque bailo”. En la música que sonó confluyeron arreglos orquestales con cierto toque de banda sonora y ritmos electrónicos con aromas orientales. Todo ello muy apropiado.
Acabado el espectáculo, la verdad sea dicha, nos marchamos con cierta prisa. Entiéndannos, estábamos lejos de nuestro feudo y el hambre, a eso de la medianoche, nos empezaba a apretar. Contra todo pronóstico aún conseguimos solazarnos en un Burger King en las inmediaciones de Alcalá, por cierto. Pero aún así lamentamos no haber podido quedar tranquilamente con nuestros amigos de La Broma Negra después del concierto. Hablar con ellos de música, y de lo que se tercie, es siempre un enorme placer para nosotros.
Afortunadamente, cuando estábamos a punto de enfilar hacia Madrid vimos a Carlos en la puerta del pub, y pudimos al menos despedirnos de él. Así que aprovechamos para enviar desde aquí un abrazo a La Broma Negra y agradecer, a título personal, a Laura Pérez que pudiera traerme una silla de su escuela de danza para que pudiera ver el concierto cómodamente. Nos fuimos a casa satisfechos, favorecidos por la bendita obstinación de La Broma Negra de no defraudar nunca a su público.

Fotografías y vídeos: Susana Hernanz y Mariano González.
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viernes, 2 de marzo de 2018

Karl Bartos - Off The Record (2013)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Karl Bartos fue miembro de Kraftwerk desde la gira de presentación de “Autobahn” en 1975 hasta 1990, convirtiéndose en miembro fundamental a partir de 1978 cuando entra en la composición del álbum “The Man-Machine” (1978). A partir de aquí coescribió temas que se han convertido en clásicos del grupo como “The model”, “Computer love”, “Pocket calculator” o “The robots”, incluso llego a poner la voz al tema “The telephone call” (1986).

Bartos formaría parte de la llamada formación clásica del grupo formada por Ralf Hütter, Florian Schneider, Wolfgang Flür y el propio Bartos. Esta formación clásica se rompe en 1987 con la salida de Flür, que no estaba nada de acuerdo con las nuevas consignas de los dos miembros fundadores, más interesados en reciclar sus viejas canciones y modernizar su estudio que en realizar cualquier proceso creativo.

En cuanto a Bartos, hay que reconocerle su coherencia al dejar una banda tan importante como Kraftwerk. Él sabía perfectamente que cualquier cosa que hiciera a posteriori sería considerada como de segunda categoría debido a la leyenda adquirida por el grupo pionero de la electrónica. Bartos podría haberse plegado a los deseos de Ralf y Florian y dedicarse a alimentar la leyenda y a vivir de las rentas, que es lo que hicieron los miembros fundadores del grupo. Esta actitud tendría en el lado positivo el hecho de mantener un legado impoluto, pero tenía el precio del estancamiento creativo absoluto.

En un principio Bartos, al contrario que Flür, intento asumir las nuevas directrices, pero después de trabajar tres años en el álbum de reinterpretaciones de viejas canciones “The Mix”, en el año 1990 y después de una gira por Italia, donde se dedicarían a probar las nuevas versiones y corregir errores, Bartos ya no puede más y deja el grupo. Como premio cuando finalmente se publicó “The Mix” un año después, Bartos seria injustamente eliminado de los créditos del álbum.

Los 90 fueron años muy creativos para Bartos. Era evidente que estaba ansioso por salir del estancamiento obligado al que estaba condenado en Kraftwerk, así formo Elektric Music junto a Lothar Manteuffel, dúo que lanzaría en 1993 su primer álbum, el muy destacable “Esperanto” para inmediatamente disolverse cuando estaban preparando un segundo álbum que nunca llego a salir. Bartos colaboraría durante esta década de los 90 con Andy McCluskey de OMD o con Johnny Marr y Bernard Sumner en el proyecto Electronic.

Después de algún proyecto raruno como ese álbum bajo el nombre de Electric Music (esta vez sin k para diferenciarlos del dúo) donde demuestra sus influencias de los 60 con un sonido más bien britpop que no gustó a nadie, en 2003 decide por fin lanzar su primer álbum bajo el nombre de Karl Bartos. Se trata de “Communication”, que desde luego no inventa nada nuevo, pero es un disco muy disfrutable, muy bien estructurado y con algunos momentos realmente notables, a pesar del abuso sistemático del vocoder. Lo que los seguidores de la carrera de Bartos no podíamos imaginar, dada su querencia por la creación, es que iban a pasar 10 años para que hubiese un álbum nuevo y que encima este nuevo álbum no lo es tanto, ya que se basa en temas que en su día no vieron la luz desde la época de los 70 hasta nuestros días.

Señoras y señores nos disponemos a analizar “Off The Record”, el último álbum de Karl Bartos publicado en 2013.

ANALISIS DEL DISCO.
1. “Atomium”: La base de este tema data de principios de los 90, al poco de dejar Kraftwerk. La canción como su nombre indica está dedicada al famoso edificio/monumento belga. Por momentos pareciera que el tema bebe un poco de “Radioactivity” (versión “The Mix”), pero el exagerado tono dramático de los arreglos y un vocoder que no aporta nada aparte de hacer la composición más ridícula, terminan por echar por tierra un tema con buenas intenciones mal enfocadas. Este tema fue el elegido como single de adelanto y contaría con un video bastante poco atractivo… Sin duda el álbum tenía mucho mejores cartas de presentación que este “Atomium”.

2. “Nachtfahrt”: Si “Atomium” resultaba decepcionante, este “Nachtfahrt” nos reconcilia con el mejor Bartos, ese que sabe crear buenas melodías que se acercan al pop. En “Nachtfahrt” la escasa letra cantada o recitada en alemán nos lleva por un dulce viaje en coche a través de la noche, en la que podía ser una bonita secuela de “Autobahn” con un toque romantico.

3. “International velvet”: Siguen las dulces melodías repetitivas con este tercer tema cuya única letra es el título de la canción recitado vía vocoder. Las texturas y tonalidades conseguidas en el sonido nos recuerdan los mejores momentos de Kraftwerk. “International velvet” es un bello tema reposado ideal para relajarse y dejarse llevar por sus delicados sonidos, además prepara el terreno para uno de los temas más importantes del álbum.

4. “Without a trace of emotion”: Alguna vez Bartos ha dicho que su tema “Life” perteneciente a su anterior álbum “Communication” había sido compuesta teniendo en mente a Bernard Summer al micrófono y lo mismo se podría decir de este “Without a trace of emotion”, que es puro New Order o Electronic, se trata de un tema electro pop perfecto con una melodía soberbia y algún que otro efecto coral que eleva el conjunto. De algún modo este tema es un ajuste de cuentas con su pasado en Kraftwerk: la frase “red shirt, black tie, you’re history” es elocuente al respecto y no le falta de razón en el sentido de que Kraftwerk musicalmente hace tiempo que son historia. En el videoclip realizado para este tema vemos la primera aparición de Herr Karl, un maniquí vestido a lo Kraftwerk circa “The Man-Machine”, realizando diversas acciones cotidianas. En definitiva, podríamos ver esta canción como una conversación entre el Karl maduro de 2013 y su robot que jamás envejece y que representa ese pasado que siempre ha perseguido al músico.

5. “The binary code”: Se trata de una pequeña pieza sin demasiada importancia que a mí me recuerda salvando mucho las distancias a algunas de las primeras experimentaciones de Ralf y Florian anteriores a “Autobahn”, podríamos considerarla como una introducción al siguiente tema.

6. “Musica ex machina”: De lo más destacado del álbum, unas potentes y repetitivas bases electrónicas con un bajo atronador y un uso prominente del vocoder hacen de este tema lo más cercano al sonido Kraftwerk en todo el álbum. Sin embargo, la composición data de 1990 y dio bastantes vueltas, primero con el título de “Bombast” formó parte de la gira del año 1994 de Electric Musik, el proyecto de Bartos con Lothar Manteuffel. Luego se convirtiría en una de las canciones que el dúo Electronic formado por Bernard Summer (New Order) y Johhny Marr (The Smiths) grabarían en 1996 y que terminaría siendo la cara b del single “Forbidden city”. En la versión de Electronic el tema lleva el título de “Imitation of life” y es mucho más pop que la versión de Bartos que decidió llevar el tema a estructuras más básicas, lo siento por Bartos pero la versión de Electronic es mucho mejor. Existe un simpático vídeo de esta canción con un montón de gente escuchando el tema a través de auriculares, incluido el propio Bartos.
7. “The tuning of the world”: Una muy lograda melodía marca de la casa nos introduce un tema muy minimalista que no desentonaría nada en el repertorio de Daft Punk. Aquí, aunque el vocoder está totalmente presente, su utilización desprende cierta humanidad potenciada por una de las mejores letras que ha escrito Bartos focalizada en la fe o no fe en dios, la muerte y el sentido de la vida. Una pieza simple y al mismo tiempo perfecta.

8. “Instant bayeruth”: La génesis de este tema esta tan lejos como los años 70 cuando Bartos integro las filas de Kraftwerk. Es un tema muy especial con un sonido de película de ciencia ficción de la época y que contiene muy pocas variaciones de la melodía que se repite. Tiene un cierto aire lejano a “Spacelab” o “Kommetenmelodie”.

9. “Vox humana”: Como su nombre indica, tiene mucho que ver con la voz humana, con la sintética y la experimentación con ambas. “La voz humana es el instrumento musical más expresivo” dice la escasa letra y no le falta razón. Bartos integra diferentes voces y las acompaña con una serie de cajas de ritmos que hoy en día pueden resultar totalmente desfasadas, pero, claro, el tema empezaría a gestarse cuando aparecieron estas primeras máquinas que permitían no depender de un batería.

10. “Rythmus”: Este tema contiene el mismo patrón de ritmo que “Numbers” y casi se podría considerar otra reinterpretación del famoso tema. También incluye toques melódicos que recordaran al tema “Computer world”, además de alguna que otra variación bastante interesante, además de la voz de Karl en sus variantes humana y robótica. A pesar del eminente carácter retro y autohomenaje del tema, es muy disfrutable.

11. “Silence”: Se trata simplemente de cinco segundos de silencio, una soberana tontería. Aun así hemos de agradecerle que la broma solo dure esos cinco segundos y podamos pasar rápido al siguiente tema.

12. “Hausmusik”: El álbum termina con una canción que tiene reminiscencias de “Tanzmusik”, un tema de Ralf y Florian de 1973 cuando aun Bartos no estaba en la banda. Da la sensación de que “Hausmusik” es como sonaría la mencionada “Tanzmusik” si Bartos hubiese estado dentro del grupo. Bartos dibuja una bella melodía con un piano farfisa acompañada de unas primitivas percusiones electrónicas que también recuerdan y mucho a los primeros sonidos de percusión electrónica de Kraftwerk. Una forma curiosa y bonita de acabar el disco.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
“Off The Record” es un experimento curioso que une trozos de canciones, bocetos que nunca llegaron a nada y mediante un lavado de cara los lleva al año 2013 con un sonido en general bastante actual, a pesar de la gran base retro de la que parte el proyecto.

En cada canción podemos encontrar algo distintivo del estilo de Bartos y por extensión de Kraftwerk. “Off The Record” en un disco bastante menos elaborado que el precedente “Communication”; el concepto es completamente diferente. “Off The Record” está concebido como un juego en el que Bartos nos hace pasar por actuales, composiciones que ya tienen muchos años y que podríamos calificar de descartes, pero el juego en reglas generales y quitando un par de traspiés funciona bastante bien, pues finalmente es un álbum que contiene los ganchos suficientes para cualquier fan de Bartos/Kraftwerk.

En cuanto a su repercusión, ésta ha sido bastante escasa. Además la gira no tuvo ni mucho menos tantas fechas como tuvo la de “Communication”. No pasó por España y mucho menos por Túnez, país donde habito o más bien sobrevivo, lo cual es una pena, supongo que el bueno de Bartos ya está mayor y prefiere no prodigarse demasiado por los escenarios, aunque nada le impide echarle una buena dosis de morro: plantarse con un portátil en medio de la Casa De Campo y darle a un botón para que empiece a sonar la música; en eso Karl tiene ya su buena experiencia. Él es un elegido, un puto amo.

Texto: Alfredo Morales.
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