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sábado, 27 de noviembre de 2010

INXS - Kick (1987)

Quizás, tras más de 2 años de andadura del blog, han tardado mucho en desfilar por aquí la banda que lideró en su día el malogrado Michael Hutchence. Creo que sí, básicamente porque los INXS son un nutrido grupo de músicos australianos que me llevan gustando desde hace más o menos una década, aunque su nombre me venía sonando desde 1997 o así, cuando en aquellos extintos programas de los 40 en Canal+ ponían la canción “Elegantly wasted”.

Sería pues a comienzos del presente siglo y milenio cuando conocí más de este carismático conjunto, gracias a que en aquellos días universitarios disponía de la cadena Vh1 en mis dominios. Por entonces un servidor de ustedes estaba enganchado al programa “So 80’s” (alguna vez ya se lo he mencionado), y a través del mismo pude ver los videos de “Need you tonight”, “Never tear us apart” y “New sensation”. Todos tenían un denominador común, más allá de la calidad musical, y esa característica compartida era que los 3 temas pertenecían al mismo disco de título “Kick” del año 1987.

A día de hoy, de INXS tengo 4 discos de su extensa obra. A saber, el mencionado “Kick” de 1987, el simplemente denominado “X” de 1990, el grandioso directo “Live Baby Live” de comienzos de los 90 y el recopilatorio “Definitive” de portada roja y siluetas de los componentes que se editó a comienzos de la primera década del siglo XXI. Gracias a este último citado tengo una visión panorámica de la discografía de INXS, pero como habrán sacado en conclusión, lo que tengo más controlado de su obra, es la etapa que comprende el final de los años 80 y el comienzo de los 90, que a la par es el periodo más exitoso y de mayor repercusión mediática de la banda.

Los citados 3 temas de “Kick”, rutilantes singles extraídos del mismo, ya hacen gran parte del porcentaje de calidad del disco, pero igualmente se incluyen ciertos temas que no fueron extraídos como sencillos que merecen la pena tanto o más que esos clásicos del repertorio de este grupo australiano. En “Kick” se encontraban en INXS la formación clásica del grupo. Encabezados por Hutchence, INXS se componía de 7 miembros oficiales, a cada cuál más loco según lo visto en los clips que grababa el grupo, siendo los mismos Garry Gary Beers al bajo, los 3 Farriss, Tim a la guitarra, Jon a la batería y Andrew a los teclados y Kirk Pengilly a la guitarra y saxo eventualmente.

“Guns in the sky” es el cáustico comienzo de “Kick”, con unos golpes vocales de arrojo por parte de Hutchence al micrófono. Quizás de primeras no sea un tema que te gane, pero su contundencia finalmente te acaba conquistando cada vez que vas concediendo más escuchas al lp. En 2º lugar se mete la rítmica “New sensation”. Uno de los ya citados singles exitosos a nivel mundial que generó “Kick” y que dispuso de un clip en el que veíamos a Michael Hutchence con coleta y traje y corbata, con un look que me recuerda de siempre a nuestro Antonio Banderas de “Two Much” (de ahí la coña que tengo con un amigo de llamar al malogrado Michael “Banderas Hutchence” y viceversa para Antonio), y el resto de los componentes tocando con una actitud alocada (también a destacar el parecido del batería Jon Farriss con Jesús Vázquez en algunos planos). El tema destaca en lo musical principalmente por la rítmica línea de guitarra trazada, pero hay lugar para saxo, para interesantes redobles de batería y para coros vocales retocados en la producción para ayudar a Hutchence en el estribillo (como si le hiciera falta ayuda). Toda la letra es un alegato a las ganas de vivir. Escuchar este tema y pensar en el triste final que tuvo el bueno de Michael, siempre me produce una extraña sensación. En todo caso, es uno de los grandes temas de INXS de toda la vida. Y no se crean que bajamos la intensidad en la 3ª canción del track list de “Kick”. Nos metemos de lleno en “Devil inside”. Un tremendo temazo, nuevamente muy rítmico en ciertos momentos, pero que se presenta con una latente línea de bajo y una más aguerrida línea de guitarra en sus primeros compases. Michael nos advierte que “cada mujer tiene el diablo dentro”, en lo que es un tema interesante y una de las llamadas joyas ocultas, al menos para la gente que conoce de INXS los 3 o 4 temas de relumbrón de su trayectoria. ¡Que no pare la fiesta! Ahora llega la inconfundible “Need you tonight”, con esos primeros segundos inconfundibles de la mano de esos míticos acordes de guitarra y eso golpes de batería. Otro verdadero inmortal de la discografía de INXS, que destaca en lo instrumental por su base rítmica marcada de forma contundente y concisa por la batería de Jon Farriss. Inolvidable es el estribillo que comienza con ese “te necesito esta noche, porque no voy a dormir…”. El videoclip, muy apropiado con los componentes del grupo apareciendo en algún momento con camisas de atar (si ya digo yo que estaban un poco de la olla…), es otro momento visual clásico de la historia de esta banda australiana, con esos planos que van y vienen de los miembros, con paradas de dichas imágenes y con un parecido tremendo (otro) con el personaje de Juan de Dios de Cruz Y Raya por parte de uno de los guitarristas de la banda, Tim Farriss. No van a poder coger aire, puesto que ahora llega la gran joya oculta del disco. Continuando la base de batería marcada de “Need you tonight” se presenta la íntima y solemne “Mediate”. Un tema que es acongojante de escuchar en el directo “Live Baby Live” con un cierre a cargo de una melodía de saxo, para lucimiento personal de Kirk Pengilly, que en la pieza del disco de estudio solamente se intuye al final en fade-out, que es una delicia. Dispuso también de un videoclip, que en parte homenajea al de “Subterranean homesick blues” de Dylan. Tras los minutos tan interesantes que nos ha proporcionado “Mediate”, “The loved one” no suena especialmente interesante. Nos enfrentamos a una composición de carácter más coral y de celebración, pero sin demasiada personalidad.Un poco parecido pasa con el medio tiempo, dentro de lo que es el estilo de INXS, que supone “Wild life”, pero tranquilos que tras la misma llega otro de los momentos clave. En la 2ª mitad de la obra encontramos a “Never tear us apart”. Tras las directas “Need you tonight” y “New sensation”, nos encontramos con la gran balada del disco. Uno de los temas igualmente más solemnes en el campo instrumental de INXS de toda su obra, sobre todo por esas pausas de marcado silencio, para luego entrar de forma contundente la base rítmica. Las notas de teclado les conceden igualmente un empaque monumental. El videoclip no está en discordancia, al grabarse en un parque en ambiente nocturno y con los miembros de la banda deambulando por el mismo. Tras “Never tear us apart”, seguimos a buen ritmo. “Mystify” es una de las grandes sorpresas de “Kick”, que están a la sombra de los masivos singles, aunque ésta también fuera editada como sencillo. En esta canción destaca principalmente Michael al micrófono, ofreciendo una sensual y galante interpretación vocal, en partes como cuando dice “todas las estrellas brillarán sobre ti cuando te bese cada noche”. En el apartado instrumental, los elementos van poco a poco sumándose a la fiesta tras el dominio primerizo de la melodía de teclado. Llega el tema que da el título a la obra; “Kick” es un tema alocado, con unos petarderos teclados de inicio, que estruéndosamente regresan a lo largo de su duración. Quizás de los momentos más fácilmente olvidables de la obra, por lo que quizás por ese motivo titularon así al disco, para que de alguna forma se recordara a esta pista. Mucho mejores son los 2 temas finales. ”Calling all nations” realmente se puede ver como una variación instrumental del riff de guitarra melódica de “New sensation”. Por tanto, la penúltima pieza de Kick es un tema generoso en brío y en luminosidad, bastante interesante. Por su lado, “Tiny daggers” concede el capítulo final de un álbum realmente bueno. Con unos primeros compases que podrían recordar a un posible tema de Springsteen de la época (aunque más ligero que a los que daban forma en aquellos días la E-Street Band, y que en parte también me recuerda a la melodía de “No va más” de Revólver), se tiene a bien situar como capítulo final otro tema lleno de ritmo y velocidad, con unas melodías de teclados muy acertadas, que vienen a permitir que Andrew Farriss se redima de esas notas algo cacharreras de la canción “Kick”. Afirmo rotundamente que el combo compuesto por “Calling all nations” y “Tiny daggers” viene a conceder una excelente rúbrica a un disco de un altísimo nivel de exigencia. No era tarea fácil la encomendada a estas 2 piezas, y sin embargo cumplen su papel con solvencia, que no es otro que dejarnos un buen sabor de boca.

La obra que es la protagonista de nuestro artículo semanal, supuso el espaldarazo definitivo para INXS, postulándose como una de las bandas dominadoras de la parrilla de la Mtv en aquellos días con la difusión de sus efectistas videoclips promocionales de los singles de “Kick”. La legión de seguidores de la formación aumentarían exponencialmente a lo largo de todo el mundo y de esta forma INXS se convirtieron en una banda que hacía de cada una de sus giras mundiales un acontecimiento importante; a ello ayudaba de forma inestimable el sr. Hutchence, básicamente porque era un frontman de una intensidad y carisma muy importante.

El éxito se mantendría gracias a la maniobra efectista en aquellos días de aderezar un lanzamiento discográfico de estudio importante con un sucesor en directo que continúe la fiebre generada. Y “Live Baby Live” es un ejemplo claro de esos movimientos de la industria en aquella época, al igual que lo son el “101” de Depeche Mode tras “Music For The Masses” o “Rattle And Hum” de U2 tras “The Joshua Tree”. Aunque para que este disco saliera, entre medias se situaría el nada desdeñable y muy interesante lp “X”, que incluía temas míticos del grupo como “Suicide blonde”.

Por desgracia a INXS no les quedaría mucha mecha, ya que tras “Elegantly Wasted” y su previamente su anterior disco de 1992 “Welcome To Wherever You Are”, lp que incluía verdaderas joyas como “Beautiful girl”, el grupo se vio sacudido por el fallecimiento o mejor dicho suicidio de Michael Hutchence, el cual venía acumulando depresiones derivados de problemas de salud que le surgieron debido a un accidente que le afectó a sus sentidos. Esto truncó la trayectoria y proyección de INXS, pero a la par les permitió retirarse, aunque de forma forzada, cuando aún estaban en un nivel alto de exigencia.

Se han realizado varias tentativas de regreso del grupo con los mismos componentes, menos Hutchence evidentemente, alguna intentado poner a Terence Trent D'Arby como vocalista, y todas sin éxito. “Kick” es ejemplo de los INXS más gloriosos, de su época más memorable. Su portada, que en parte viene a representar la disposición en distintos planos de los miembros de la banda que ya se utilizó de forma acertada en el mítico video ya comentado de “Need you tonight”, hace justicia a su contenido. Un disco que ofrece 9 canciones buenas o muy buenas de las 12 que contiene, no me negarán ustedes que es un álbum a tener muy en cuenta. Pues eso justamente es “Kick” de INXS.

Hace cosa de 4 años por estas fechas, cuando me hice con el citado recopilatorio del grupo (en una remesa de compra junto al single “Martyr” de Depeche Mode y “Through The Barricades” de Spandau Ballet), los tuve muy presentes a finales de noviembre/comienzo de diciembre de 2006. Con conocimiento de causa, les afirmo que estimo como un buen compañero de escuchas a INXS para estas fechas. Por ello, creo que es un momento muy adecuado para meterse en el grupo. Prueben a ver qué tal y si quieren me cuentan.

Cerramos con el apartado radiofónico de “Discos, música y reflexiones”. Para el que no pudiera el pasado miércoles a las 23.00h, esta tarde a las 19.00h en http://www.ruah.es/online.html o en el 107.4 FM si residen en Alcalá de Henares, podrán escuchar la repetición del programa especial que dedicamos a Angelik Acid. Dentro de nuestros niveles de audiencia, el pasado sábado registramos una notable presencia en las ondas. Gracias a todos aquellos que estuvisteis ahí. El podcast lo subiré lo antes que pueda. Por otro lado, este miércoles a las 23.00h dedicaremos el programa a Nik Kershaw y su disco “Human Racing”, que incluye grandes clásicos de los 80 como “Wouldn’t it be good?” y “I won’t let the sun go down on me”. Espero verles ahí, siempre se agradece su compañía en las noches de los miércoles.
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martes, 23 de noviembre de 2010

Discos, música y reflexiones entrevistó a Angelik Acid

Este miércoles 24 de noviembre de 2010, es decir, mañana (no se me hagan líos), llega el 2º capítulo especial de la presente temporada de radio de “Discos, música y reflexiones”, en el que entrevistamos a la banda protagonista del programa de la semana. En esta ocasión, tuvimos la suerte de contar con la presencia física en nuestros estudios de una representación del grupo Angelik Acid, que vinieron amablemente hasta nuestros dominios, para hablarnos del debut discográfico de la formación.

Fueron Raúl López y Jordi Claver, batería y teclista respectivamente de Angelik Acid, quienes se desplazaron hasta la sede de nuestra emisora y compartieron con nosotros una hora de interesante programa, durante la cual charlamos con ellos sobre el origen y presente del grupo y analizamos el contenido de su ópera prima “Delayed”. Destaco la profesionalidad de estos 2 músicos, que ayudaron a crear una entrevista de lo más interesante, en la que también debatimos sobre el presente del mundo de la música y de la industria discográfica.

Encabezando el presente artículo les hemos dejado una fotografía que nos hicimos con Jordi y Raúl para inmortalizar la visita. En la misma, además de un servidor de ustedes, Víctor Prats presentador de “Discos, música y reflexiones”, aparecen también Emilio Rodríguez, uno de los responsables principales de nuestra emisora Radio Universitaria de Alcalá de Henares, a la par que supervisor en los días en que nuestro programa daba nuestros primeros pasitos y uno de los encargados del programa musical “La Furgo”, y Kike Neri, actual técnico de nuestra emisora tras la marcha de Daniel Fernández. Siguiendo el orden de arriba a abajo y de izquierda a derecha figuran Emilio Rodríguez, Kike Neri, Víctor Prats, Jordi Claver y Raúl López.

Confiamos como siempre en que el programa sea de su agrado. La cita, no se olviden, es este miércoles 24 de noviembre, es decir, mañana a las 23.00h en nuestro dial 107.4 FM si residen en Alcalá de Henares o en http://www.ruah.es/online.html si están en otra parte del globo terráqueo. Intentaremos seguir consiguiendo nuevos programas de este estilo, aunque muchos managers y jefes de comunicación nos lo sigan poniendo muy difícil… En consecuencia, lamentablemente no les podemos prometer nada.
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domingo, 21 de noviembre de 2010

Concierto Arcade Fire. Madrid (20-11-2010)

La potencia sin control no sirve de nada. Disponer sobre hora y media una serie de temas fáciles que alteran a una audiencia simplemente jugando en su subconsciente, es la práctica más sencilla que puede ejecutar una banda. Además, hay que decir que los chicos de Arcade Fire salieron a escena sin gracia alguna, con una actitud decepcionante y dieron forma a un concierto horrible… Paremos un momento. Pero, vamos a ver… ¡¿Alguien se ha creído que estas primeras líneas las estaba escribiendo en serio?! Cualquiera que esté en su sano juicio y tenga un mínimo de buen gusto musical, jamás podrá realizar afirmaciones como tales y ni siquiera decir que el concierto que ofreció Arcade Fire este sábado en Madrid fue solamente bueno a secas. Esto tan solo era una pequeña bromita que me he marcado antes de comenzar, y con la que supongo que a más de uno se le estaría quedando la cara a cuadros. Vamos con la crónica en serio.

Intentando sintetizar para comenzar, podríamos afirmar que la apoteosis en forma de actuación musical fue lo que se dio cita en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid este pasado sábado 20 de noviembre de 2010. O al menos dicha apoteosis tuvo lugar exactamente desde las 21.48 hasta las 23.25h, que fue el tiempo que los canadienses Arcade Fire llenaron el escenario. Hasta la fecha, he ido a muchos conciertos, muchos de ellos de bandas históricas y con un directo brillante, como es el caso de Depeche Mode por citar algún ejemplo. Pero he de decir que lo de ayer no lo había vivido o experimentado todavía. También he estado en muchos conciertos en los que el ambiente y la tensión y emoción por parte del público (marea en la que estás inmerso), se notaban desbordantes (casos parecidos a los que tuvieron lugar en el mismo sitio con The Killers o Franz Ferdinand), pero es que el ambiente que se respiraba ayer en el arena de la calle Goya, no tiene comparativa posible con ninguna experiencia previa. Es difícil expresar ciertas sensaciones o experiencias con palabras, y el concierto de Arcade Fire de ayer es uno de esos casos. Intentaré transmitir la emoción general y particular que hubo en el evento, y comentar cada uno de sus momentos de la mejor forma posible, pero no les prometo que pueda llegar a estar a la altura.

Todavía retumbaban en el Palacio de los Deportes los ecos del que supongo que también sería un gran concierto, aunque de otro estilo, que no fue otro que el que celebró la colombiana Shakira unas horas antes. A su manera, también pondría patas arriba el Palacio de los Deportes, pero digamos que de conciertos que funcionan o empatizan con la audiencia de esas formas, ya he vivido muchos. Eran las 17.15h, y cumpliendo puntualmente con mi palabra, llegué a las inmediaciones del lugar señalado, la cola de la plaza de Felipe II, emplazamiento habitual de espera hasta la apertura de puertas. Los seguidores del blog, recordarán quizás que en el concierto de Franz Ferdinand tuve la ocasión de conocer a un grupo de gente muy maja y con un exquisito gusto musical, con los que en aquella ocasión ya hablamos de lo que nos gustaría que Arcade Fire vinieran a Madrid en concierto propio, más allá de visitas festivaleras. Sobra decir que guardamos el contacto y desde que supimos del concierto, habíamos estado hablando de vernos. Acordamos que el primero que llegara, cogiera sitio en la cola, pero ni siquiera hizo falta, ya que la sincronía, como dirían The Police, se dio casi de forma exacta, llegando ellos 2 minutos más tarde que yo, con lo que su sitio en la cola hubiera sido el mismo, puesto que no se había puesto nadie todavía detrás mía.

Todo suma a la hora de hacer síntesis de una experiencia de concierto, y sin duda, la tarde que pasamos hasta que llegó la hora del show, fue de lo más agradable gracias a la compañía de estos amigos y de otros de toda la vida que también vinieron al show. Tenía cierto miedo, ya que el tiempo amenazaba lluvia, algo como lo que sucedió en Brandon Flowers, tarde en la que terminamos empapados tras esperar en la cola 2 horas. Todo ese esfuerzo para que luego las “niñas modernas” de turno se jacten de colarse hasta las primeras filas, sin necesidad de haber llegado antes de la apertura de puertas. Eso de llegar el último y querer ser el primero es de una mala educación de tomo y lomo, pero ¿qué vamos a esperar en una sociedad como esta? Garbanzos negros los hay a expuertas en este mundo. Por fortuna no llovió, pero la tarde fue muy fría, con un viento que atizaba de forma insistente, y que en definitiva nos enseña que el invierno está a la vuelta de la esquina.

A las 19.15h o así, se abrieron las puertas del recinto y llevamos a cabo el laberíntico paseo de costumbre en el Palacio de los Deportes, para llegar a pie de pista. ¿Para qué molestarse en correr? Primero, hay empleados del recinto que te lo impiden y te increpan si lo haces. Segundo, creo que no es muy inteligente bajar las escaleras a escape a riesgo de hacerte un esguince, total para ganar una fila más, que sencillamente no pierdes (o incluso ganas) si te ladeas un poco del escenario hacia izquierda o derecha. Nuevamente conseguimos una 10ª fila, que cuando empezó Arcade Fire se convirtió en una 8ª, escorados a la izquierda mirando al escenario y en una posición muy parecida a la que tuvimos en Interpol 7 días atrás. Tras este rollo monumental, pero siempre lo digo: esto es un blog y lo personal aquí tiene cabida (para crónicas ajustadas a 1000 palabras echen un vistazo a “Mondosonoro” o “Rolling Stone” u otros lugares), pasemos al análisis meramente musical, técnico y artístico de lo que se vivió.
¿Los teloneros? Fucked Up. Y, bueno, igual que Arcade Fire ha sido el capítulo final del otoño intenso de conciertos que he vivido, y del que ya les hablaba a finales de agosto en los artículos, Fucked Up ha supuesto el fin de la racha de buenos teloneros de esta última temporada. Tenemos que ir por partes. Digamos que en lo musical no es un estilo que me guste nada el que profesa esta formación. Estamos hablando de una banda compuesta por 3 guitarras eléctricas, un bajo y un batería, liderados por una mole con la cabeza afeitada y con una barba propia de Chanquete de “Verano Azul” o del actor Aitor Mazo, y que se viste al estilo que marca por ejemplo el líder de los Suicidal Tendencies, es decir, anchas deportivas de baloncesto y pantalón corto hasta por debajo de las rodillas o pirata para entendernos mejor. En lo que al estilismo del resto de la banda se refiere, hay que apuntar que no iba para nada en consonancia con el de su vocalista. Arriba de este párrafo les dejo una imagen global que tomé de Fucked Up sobre las tablas. Inciso en mitad de la descripción de la actuación de los teloneros: sobre las fotos, decirles que aparte de mi pobrecita cámara digital, pude disponer de otra cámara que trajo alguien de mi grupo de allegados, y que hace unas fotos sustancialmente mejores. A ver si notan las diferencias y saben cuáles pertenecen a qué cámara. Bueno, prosigamos con el análisis de lo que supusieron Fucked Up. La máquina sonora no mostraba casi matices, y si alguno había, era masacrado inmisericordemente por el “vocalista” de la banda, que cantaba al estilo “dame una barra de pan”, como diría un buen amigo mío (para que entendieran esta coña, tendrían que oír a mi amigo pronunciar esa frase y el tono en que lo hace, y comprenderían el resto). Solamente hubo una canción medio interesante en el plano musical, que no sé si fue la antepenúltima o penúltima que tocaron, pero, claro, cuando el vocalista empezaba a espetar ante el micro, se iba abajo la poca esperanza de escuchar algo medianamente asequible. Por otro lado, que ya he dicho que hay que ir por partes, no podemos negar que el líder de la banda puso patas arriba, a su propio estilo, el recinto. Se introdujo entre el público en mil y una ocasiones, interaccionó con el mismo, lanzó el micro no sé cuántas veces al aire, llegando a atarse la cara con el cable del mismo en un momento, se dio de leches con un bote de refresco en la cara al comienzo de la actuación y por otro lado hizo sudar a los miembros de seguridad, que tenían que seguir muy de cerca sus pasos. Sin duda alguna, animó el cotarro de forma apabullante, y en esta ocasión más que nunca me alegré de no estar en las primeras filas, porque de cuando en cuando también cogía a la gente y les daba algún abrazo de oso, supongo que dejándoles parte de su generoso sudor (y no es para menos con tal derroche de actividad). Pero es que Fucked Up básicamente fueron esto: la actitud de su cantante que dejó ojiplático al respetable y un muro de sonido metalero o hardcore sin matices. En lo musical son demasiado primarios y no me llamaron nada la atención.
Como anécdota, hay que decir que Win Butler y algún otro componente de Arcade Fire estaban situados en un extremo del escenario sin perder comba ni de un segundo de la actuación de los teloneros; desde que descubrí a Billy Corgan de The Smashing Pumpkins viendo a Kasabian desde las gradas traseras del escenario en Las Ventas en el Pepeworld Festival de 2007, no había vuelto a ver a ningún artista principal observando al aperitivo que le precede, el cuál en esta ocasión nos resultó algo indigesto. Encabezando este párrafo pueden ver una imagen que muestra a Win Butler viendo a Fucked Up en acción junto a otros compañeros de Arcade Fire; da la impresión de que se percató que yo a mi vez me había dado cuenta que estaba ahí. Ya les dije que cuando un telonero no me gustase lo comentaría. Esto lo que hace es ensalzar a bandas como The Monomes, Ecco o Suffer Blood. Respeto los gustos, pero Fucked Up no son para nada mi estilo y dudo qué es lo que tienen que ver con Arcade Fire, más allá de la cierta mala leche al micro que de vez en cuando se gasta Win Butler, pero sin necesidad de ponerse gutural. Me gusta tener un respeto por todo trabajo, y simplemente terminaré diciendo que Fucked Up no me agradaron.Sin duda, los teloneros no nos dejaron indiferentes, pero al poco tiempo ya estábamos mirando insistentemente la hora para ver cuánto quedaba para que el matrimonio Chassagne-Butler y el resto de Arcade Fire irrumpieran en el escenario. Los roadies se afanaron en dejar todo dispuesto de forma muy rápida, pero aún así estos chicos de Canadá se hicieron de rogar, demorándose 13 minutos del horario previsto, a la hora de salir a escena. Yo apostaba por un comienzo con “Neighborhood #1 (tunnels)”, pero lo lógico en realidad era empezar con algo de “The Suburbs”, última entrega de la formación. Y de hecho así fue. La apropiadamente titulada “Ready to start”, y en definitiva la canción que ha permitido abrirse mucho los horizontes a Arcade Fire, era el tema que abría fuego y que ya consiguió enardecer a los que allí nos encontrábamos. “Ready to start” es un tema directo, intenso y perfecto para el comienzo de un recital.Bueno, hablar aquí de los puntos álgidos o mejores momentos es casi una redundancia, ya que les afirmo que no hubo ningún agujero dentro de la más de hora y media de actuación de Arcade Fire, y es difícil quedarse con alguno en especial, puesto que hubo tantos... Lo enfocaré de tal forma que intente explicar quizás los pasajes más celebrados por el público dentro de la histeria continua provocada por tal sucesión de tema tras tema, himno tras himno, y para muestra de esa sucesión, luego les dejaré el setlist ordenado al final, para que puedan ver el esquema sonoro que trazaron estos chicos. También les diré, por otro lado los momentos que más me gustaron personalmente, dentro de tanta bondad musical e interpretativa.Si les parece, empiezo por lo coral; es decir, por lo que generalmente enloqueció más a las masas. Aparte del comienzo, que siempre es celebrado por el simple hecho de que el grupo ya está en el escenario, no hay duda que un momento muy especial fue cuando finalizando la parte troncal del concierto antes de los bises, Arcade Fire unieron de forma umbilical, sin fisuras y encadenando los acordes finales de una con los iniciales de la otra “Neighborhood #3 (power out)” con “Rebellion (lies)”. Dentro de mi “quiniela” particular de setlist, no acerté ni una, no en lo referente a que aparecieran o no, ya que aunque no había visto ni un solo setlist de la gira (cosa a la que me niego, porque luego te provoca vivir un concierto sin el punto picante de la sorpresa) suponía que aparecerían, sino en lo centrado a en qué parte del concierto harían acto de presencia. Yo pensaba que “Rebellion (lies)” sería el final de concierto, el último tema del bis. Finalmente casi fue así, pues cerró la parte troncal, pero aún quedaría la propina. El hecho de empezar a oír las notas del bajo del comienzo de esta canción tras la descarga (y nunca mejor dicho) de adrenalina de “Neighborhood #3 (power out)”, fueron unos segundos de genialidad que encandilaron a las cerca de 20000 almas que estuvimos en el interior del recinto y a mi en particular también.Quizás los fallos principales de esos pronósticos de setlist en lo que al orden se refiere, redundan en que no pienso en lo fácil, y suponiendo que Arcade Fire no son una banda cualquiera, creo que quizás en ciertas pautas se comporten también diferente. Y en parte fue así, pero en lo básico no, ya que lo que estaba casi cantado era que el comienzo sería “Ready to start” y el final vendría de la mano de “Wake up”. Y así fue. “Wake up” fue de los momentos más increíbles de la noche. Venía a rubricar un concierto de una puntuación de 11 sobre 10, y poder escuchar a la gente coreando esta pieza ya clásica del repertorio de Arcade Fire fue una experiencia acongojante. Y en parte, quizás es una de las canciones que mejor resume o sintetiza lo que es Arcade Fire, cosa no fácil, que es la mezcla de virtuosismo, emotividad y ritmo (sobre todo en la parte final). Si a esto le sumamos el hecho para nada irrelevante de que su otra compañera de bis fue “Intervention”, un tema que personas de mi grupo pensaban que no aparecería, tienes como resultado la fórmula para dejar a la gente completamente alucinada al término de la actuación. Y es que fue un tremendo final de concierto, pero en lo personal me gustó más el ambiente que se vivió con la oscilante y maravillosa “Rebellion (lies)”; no obstante, lo que ya he dicho, uno es consciente de que “Wake up” es más coral, un tema que propicia más la comunión entre público y grupo, y en definitiva más popular que la propia “Rebellion (lies)”. Como si tuviera que quejarme de esto, ¿verdad?Quizás en lo general, estos fueron los momentos que, sobre tan alto nivel, destacaron sobre el resto. No obstante, hay que hilar muy fino para llegar a estas conclusiones. En lo que se refiere a mi personalmente, me gustó mucho que tras “Ready to start” y el 2º tema que tocaron, que a priori es de las canciones que menos gustan del disco en general a los fans de Arcade Fire, “Month of may” (pero que por otro lado, y eso es evidente por su envoltura, en directo gana y es una pista claramente dispuesta para los conciertos), se dispusiera un núcleo durísimo de emotividad. Aquí el grupo engarzó 4 de mis temas favoritos de la banda, y en cierta parte fallé nuevamente en mis pronósticos, pues alguno de ellos me lo imaginaba más bien en la parte final y me quedé a cuadros al verlos por estas latitudes temporales del show. No me descuadró que tras “Month of may” Régine, vestida con un luminoso y brillante vestido, cogiera su acordeón y ya directamente me imaginara que “Neighborhood #2 (Laika)” sería lo siguiente que llegara; y no me equivocaba. Este tema fue la piedra de toque con la que conocí a Arcade Fire al visionar en el portal youtube el videoclip en casa de un amigo, que en sí fue quien me presentó a esta formación y que, como no, también vino al concierto (no sé yo qué hubiera sido de él si el concierto hubiera sido un martes o miércoles…). Evidentemente, aquí no estaban presentes los efectos de producción que distorsionan la voz de Win en el estudio, pero por otro lado pudimos escuchar su tono directamente en este trallazo que en su día yo denominé como “opereta de mala hostia”, básicamente por la rotundidad y contundencia que muestra Win en algunos momentos al micro. Régine ayudó de forma inestimable a su compañero y pareja sentimental, escudándole perfectamente en el estribillo con sus coros, a la par que concedía al tema su rasgo instrumental principal, que no es otro que esa melodía de acordeón.Este fue el comienzo del citado combo de 4 grandes momentos para mi foro interno. Tras el fallo de predicción en el inicio pensando que sería “Neighborhood #1 (tunnels)”, en lugar de “Ready to start”, el comienzo del show, aquí sumé el 2º error cuando Win directamente avisó que el siguiente tema sería “No cars go”. Sinceramente, me imaginaba un bis formado por este tema y “Rebellion (lies)” como cierre y “Wake up” e “Intervention” en la parte final del show, pero no en el bis. Pues imagínense como sonó este temazo auténtico de Arcade Fire, que sin necesidad de disponer de una extensa letra, se basta únicamente (como si eso fuera poco) de una melodía que te deja sin aliento (como dirían los Danza Invisible). “No cars go” regaló unos minutos de una intensidad bárbara que dejaron la senda preparada para que Régine, tras calentar voz en “Neighborhood #2 (Laika)” y en la propia “No cars go”, viviera su momento de protagonismo vocal de la noche, de forma seguida.Que “Haïti” formara parte del setlist, teniendo en cuenta como está la cosa por allí y que Régine estuvo fuertemente vinculada a ese lugar, no me sorprendió y también imaginé que si aparecía sería por la primera parte del concierto. De hecho, Arcade Fire colaboran activamente en la recuperación de Haití, ya que Win Butler afirmó en mitad de la actuación que 1 eur. de cada entrada vendida iba destinado a ayuda para Haití; también hubo una serie de chicos asociados al grupo, que vendían chapitas oficiales de la banda a un euro, a modo de recaudación solidaria para el efecto (sobra decir que compramos una, tanto por ayudar de forma solidaria, como para tener un recuerdo más del evento en sí). Esperaba con muchas ganas que sonara este tema, ya que desde el primer momento que escuché “Funeral”, me gustó particularmente, ya que es una pieza exótica dentro del mismo y que sirve como un cierto relax tras tanta carga de intensidad y emotividad en dicha obra. Además, esa melodía de teclados tan inocentes y pamplineros siempre me ha gustado mucho. Justo aquí arriba vemos a Régine interpretando “Haïti”, seguida muy de cerca por su pareja sentimental Win. Lo que sí me dejó en fuera de juego, fue que “Sprawl II (mountains beyond mountains)” apareciera a estas alturas del concierto. El quizás tema más celebrado, al menos haciendo un muestreo mayoritario y que ha puesto de acuerdo a fans y críticos musicales, de “The Suburbs” lo ubicaba en la parte final del concierto también. No en los bises, pero sí en la parte final. De hecho, esta pieza, al ser el capítulo real final (más allá del epílogo de “The suburbs (continued)”) de “The Suburbs”, siempre va asociado a un final de escucha. Da igual, fue otro de los grandes momentos, y viví con tremenda emoción ese estribillo en el que la Chassagne carga contra los PAU y los centros comerciales que proliferan en esos lugares cual “montañas tras montañas”; espero que tras llegar a nuestra tierra, el trayecto en taxi o autobús no les hiciera darse un paseo por Sanchinarro o el ensanche de Vallecas, pues les pudo haber dado algo, como a Carlos Goñi de Revólver cuando ve “las luces amarillas que alumbran el extrarradio”.Este grupo de 4 canciones, que sonó casi en los primeros compases del concierto, me dejaron completamente boquiabierto y alucinado. Vinieron bien los temas que se situarían a continuación, para recuperar el pulso tras tanta emoción. Y es que en los conciertos de Arcade Fire no hay malos momentos (su discografía aún no les permite dar patinazos en sus shows; ya llegarán los tiempos de decadencia compositiva, o no…), pero si hay lugar para minutos más pausados, porque si disponen un setlist sin fisuras de carga emocional, pueden provocar más de un paro cardiaco; no les exagero si les digo que terminé con la cabeza que me estallaba de la emoción y con el pulso aceleradísimo al final del concierto. Por eso, tras esta descarga de temas tan intensos, llegó una parte media de otras 3 canciones y media (ahora explicaré lo de “media canción”), que permitió a la audiencia deleitarse con el sector más calmado de la formación. Se dispusieron de forma seguida “Modern man”, “Rococo”, “The suburbs” (con introducción bastante interesante de Win) y “Crown of love”; y aquí viene lo de la citada “media canción”, puesto que todo el mundo que conozca “Crown of love” sabe que estamos ante una pieza que se acelera vertiginosamente en su parte final, sobre todo en las secciones de cuerda. Y desde ese final acelerado de “Crown of love”, se acabaron los medios tiempos para pisar el acelerador progresivamente hasta llegar a fondo al final del show. De hecho, el final de “Crown of love” fue de los momentos en los que más boté, cogiendo por banda a 2 de mis amigos metiéndoles en el ajo.Y es que antes de llegar al citado final de concierto o de su parte central antes de los bises con el citado combo de “Neighborhood #3 (power out)” y “Rebellion (lies)”, Arcade Fire tuvieron a bien situar el que yo pensaba que iba a ser el comienzo del concierto, “Neighborhood #1 (tunnels)”, otro de los momentos que más disfruté, la potente “Keep the car running” (una de mis favoritas de siempre de “Neon Bible”; la siguiente imagen muestra un momento de su interpretación) y el brutal acierto de la última obra del grupo “We used to wait”. Creo que en esta ocasión sí que he comentado todo el setlist al completo, y es que el concierto no fue para menos. Cada uno de los momentos brilló con suma intensidad, más allá de la excelente iluminación que tuvo el grupo en escena. No hubo momentos malos, ni en lo que a la calidad de las canciones, ni en lo que a la forma de ejecutarlas por parte del grupo se refiere. Por si les interesa, el setlist en orden, fue el que les dejo a continuación: “Ready to start”, “Month of may”, “Neighborhood #2 (Laika)”, “No cars go”, “Haïti”, “Sprawl II (mountains beyond mountains)”, “Modern man”, “Rococo”, “The suburbs”, “The suburbs (continued)”, “Crown of love”, “Neighborhood #1 (tunnels)”, “Keep the car running”, “We used to wait”, “Neighborhood #3 (power out)”, “Rebellion (lies)”. BIS: “Intervention”, “Wake up”.¿Momentos flojos? No hubo de eso. Y, ¿cosas mejorables? Bueno, quizás por sacarle alguna pega, sí que podría añadir que un concierto con 10 minutos más de duración, cumpliendo la hora y 45 minutos de extensión, incluyendo “Empty room” (quizás una de las grandes olvidadas de la noche) e “In the backseat” hubiera terminado de rubricar un show que no tendría calificativo posible en lo referido a sintetizar su nivel de calidad. Ahora que caigo, quizás también fue una pequeña sorpresa que el íntimo momento que supone “Neon bible” no hiciera acto de presencia. Pero realmente sacar alguna pega al setlist ofrecido es para dar de gorrazos al que se le ocurra semejante cosa. Como ya he dicho, más que realizar permutas, los temas ausentes indicados tendrían que haber supuesto una ampliación de la duración del show.Se llegaba al final de la mano de la citada “Wake up”, y el público allí asistente estaba petrificado, inmovilizado por lo que acababan de vivir. No exagero en este apartado, puesto que es común que tras encenderse las luces, la gente desfile directamente buscando la salida; bien, pues aquí, el público estaba quieto en su sitio, algunos con las bocas medio abiertas y comentando la jugada con la mirada perdida, y sobre todo con una expresión de satisfacción ante lo que acababan de ofrecernos Win Butler y sus muchachos. El aparentemente fiero Win, estuvo simpático y amable, e incluso en el comienzo de “Rebellion (lies)” hizo seria tentativa de meterse entre la audiencia, poniéndose de pie sobre la valla que separa la 1ª fila de asistentes del recinto del escenario. Vocalmente estuvo estupendo, por lo visto mucho mejor que en el Summercase de 2007, según me comentaron algunos de mis amigos. Su actitud emanaba felicidad y en algún momento llegó a subirse sobre su piano, lo cual sumado a su envergadura le mostraba como un gigante del rock. De Win figura justo seguida una foto que muestra parte de su intepretación al piano de “The suburbs”, con un gesto en su cara a mitad de camino entre la satisfacción y el orgullo.Su mujer Régine Chassagne estuvo magnífica. Al igual que su marido y el resto de componentes, se intercambiaron unas cuántas veces los instrumentos entre sí, demostrando el virtuosismo de cada uno de los miembros de Arcade Fire. De esta forma, Régine empezó en la batería en “Ready to start”, se puso al acordeón en “Neighborhood #2 (Laika)” y varias veces en los teclados, como en “Neighborhood #3 (Power out)”. Como no, tuvo sus momentos de extrema gloria al micrófono con “Haïti” y “Sprawl II (mountains beyond mountains)” en las que además de cantarlas de forma bastante correcta, nos obsequió con sus bailes naifs y sus movimientos tan peculiares, que incluyeron ciertos devaneos con unas cintas de colores al final de “Sprawl II (mountains beyond mountains)”. La siguiente imagen muestra a Régine a los teclados al final del concierto en la intepretación de “Wake up”.Hablar del resto de componentes de la banda, es hablar de profesionalidad, intensidad y virtuosismo. Cada uno del resto de miembros de Arcade Fire tocó de forma excepcional, sumando su inestimable granito de arena a las composiciones majestuosas de la banda, para que en el directo sonaran muchísimo mejor que en estudio, lo cual ya es decir. Como acabo de mencionar, fue común el intercambio de instrumentos en varios momentos y no deja de ser llamativo que Arcade Fire sea una de las formaciones que incluye en su escenario 2 baterías. Es todo un espectáculo ver a un grupo tan amplio en número de músicos en escena, sin en este caso encontrarnos ante una orquesta de música clásica. Además, también fue interesante ver como muchos de los componentes de Arcade Fire también se marcaban algunos bailes y tocaban los instrumentos de tal forma que también tuvieron sus momentos de gloria, descargando en esos momentos protagonismo de las cabezas visibles del grupo que son Régine y Win. Como curiosidad, volver a comentar algo que me he dado cuenta en todas las actuaciones de esta temporada, y es el hecho de que no se tiene a bien presentar a los miembros de la banda. Tan solo Supertramp lo hizo en el campo de los grupos internacionales. Arcade Fire no fueron una excepción en este terreno, básicamente porque a la hora de presentarse el show podría haberse alargado 10 minutos más, como pasó en el concierto de Alejandro Sanz en el Rock In Rio de 2008, justo antes del concierto de The Police. Para compensar esa falta de presentación, a continuación les dejo una foto que muestra a parte del resto de Arcade Fire, en la que no aparece ni Win, ni Régine. ¡Hay que ver cómo deslumbraba el cinturón de la violinista que sirvió de apoyo a la titular Sarah Neufeld!Hablando de otros aspectos del concierto, al margen de la música y de la banda, decir que la iluminación en esta ocasión fue fabulosa. Arcade Fire no usan humo para su espectáculo y se valen de unos efectistas juegos de luces con los que dar brillo a su desarrollo escénico, del cuál conviene no perder ripio. Por otro lado, de telón de fondo figuraba lo que se intuía como un entramado de excalestric de autopistas (esas que llevan a los suburbios o a los PAU, léanse en inglés “Suburbs” o “Sprawl” para que no se pierdan), y delante de ello un poste de iluminación al estilo de los que figuran en los estadios de fútbol y luego una pantalla gigante que parecía también un videomarcador de un estadio, con lo que se terminó de conformar una puesta en escena al menos curiosa. Sobre la citada pantalla, en “Wake up” se disponían imágenes de la actuación del grupo sobre otras que enfocaban el público. En cierto momento aparecí durante un buen rato nada más finalizar el tema; para mi fue todo un puntazo. En lo que a la acústica se refiere, nunca he tenido queja del Palacio de los Deportes. Supongo que aquellos que están en las zonas altas de grada, obligatoriamente no lo escuchan bien del todo, pero en las primeras filas, o al menos desde mitad de pista para adelante, el sonido siempre es estupendo.Tras finalizar el concierto y tras los pertinentes comentarios de admiración y tertulia entre el buen grupo que nos juntamos allí, intentamos felicitar en persona a los Arcade Fire en persona. No obstante, la noche estaba fría, demasiado fría y tras tomar unas raciones y algo de beber en un bar que está situado enfrente de la puerta de acceso y salida de artistas al recinto, no aguantamos más de 20 minutos frente a la misma. No vimos ni a Régine, ni a Win, que por lo visto estaban montando una fiesta en el interior del recinto; esto jugó en nuestra contra, puesto que cuando la fiesta es en otro lugar, no suelen tardar mucho en salir, como sucedió con The Killers o Franz Ferdinand. No era plan estar a la intemperie con el frío que hacía, hasta no se sabe qué hora esperando al grupo, con lo que tras el mencionado rato de espera razonable, nos marchamos los 4 que quedábamos.Eso sí, algún otro miembro del grupo sí que salió, y al efecto saludamos y nos hicimos una foto con la violinista Sarah Neufeld (la cuál gana muchísimo en las distancias cortas), que ante la estatura de un servidor y de mi amigo, se quedó algo asustada, pero finalmente accedió amablemente a hacerse una foto con nosotros. Su susto ante nuestra estatura no lo entiendo viendo la altura que tienen ciertos componentes de Arcade Fire, como el propio Win que debe sobrepasar con solvencia el 1,90. Por lo visto, Sarah y un par de componentes más de Arcade Fire no tenían ganas de fiesta o backstage y se metieron en los gigantescos autobuses, dotados de todas las comodidades que precisasen, que estaban aparcados esperándoles fuera para quizás montarse la fiesta por su cuenta. Debajo pueden ver a un servidor de ustedes y a un buen amigo mío flanqueando con firmeza a la grácil señorita Neufeld.Vamos llegando al final de la crónica y entramos en el apartado de las conclusiones o reflexiones que podemos sacar del concierto. Lo primero de todo, por si a alguien le quedaba alguna duda, es que Arcade Fire son un grupo con uno de los mejores directos de la historia actual del pop/rock y de la historia de la música moderna en general. Los himnos a los que han dado forma en estudio, son auténticas bombas nucleares cada vez que suenan en un recinto en directo. Por otro lado, y derivado de esta primera impresión, quedó constancia de que vimos en escena a un grupo que se encuentra en su mejor momento y que por otro lado son quizás una de las bandas que en este vacío de poder, al encontrarnos en unos interludios compositivos de grupos como Coldplay, The Killers o Franz Ferdinand, están de actualidad, siendo quizás la formación del momento. Arcade Fire triunfaron rotundamente en su paso por Madrid, más allá de los datos numéricos que señalaban por anticipado un show con las entradas agotadas. Y es que Arcade Fire dejaron plenamente satisfechos a los miles de asistentes a su concierto, que llenaron hasta la bandera el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.Una cosa que ya se empezó a comentar en círculos de tertulia de asistentes en los momentos previos y posteriores al concierto, fue el hecho de que muchos están convencidos de que Arcade Fire están en condiciones de dar el salto de los recintos arena a los grandes estadios. ¿Veremos a Arcade Fire en el estadio Vicente Calderón en su próxima visita a Madrid, si es que aún no han derribado dicho glorioso recinto para entonces? Personalmente no lo sé. Puede, pero para llenar esos recintos un grupo tiene que ser una banda accesible y Arcade Fire es un grupo que está a la altura de gente instruida culturalmente. En este aspecto quizás sean un grupo elitista, pero nunca se sabe. Para muestra un botón: en el telediario de hoy al mediodía en Tve1, al final del mismo, cuando suelen poner algún cachito de algún concierto del día anterior, han puesto uno de Dani Martín de El Canto Del Loco en solitario. ¡Ahí! Promocionando lo nuestro, como si le hiciera falta. No obstante, y desmarcándome de esta tendencia, creo que no me gustaría ver a Arcade Fire en un Vicente Calderón. Creo que Arcade Fire es un grupo perfecto para un recinto Arena y el Palacio de los Deportes parecía anoche su casa; en este aspecto, soy de la misma opinión que el crítico musical Julián Ruíz. A falta de un órgano de iglesia descomunal, pueden comprobar en la siguiente instantánea como se suplió su carencia con el efecto creado en la pantalla gigante en mitad de la interpretación de “Intervention”. De momento lo único que podemos afirmar es que lo vivido el sábado día 20 de noviembre de 2010 en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, de la mano de los canadienses Arcade Fire, fue un espectáculo enorme. Un concierto apabullante, realmente intenso, cargado de emotividad y todo ello rodeado de un ambiente sin igual, con la gente totalmente involucrada en el artista, la obra y lo que iban a vivir. No nos equivocábamos los que pensamos que este concierto de Arcade Fire iba a ser uno de los grandes conciertos del año 2010 en Madrid. De hecho, quizás nos hayamos enfrentando al más grande en sí; El tiempo lo dirá, pero puede que este pasado 20 de noviembre hayamos asistido a un concierto que pase a la historia de nuestro país junto a otros eventos míticos como el concierto de U2 en el recinto de la plaza de Lima del año 87, por citar un ejemplo. Arcade Fire no defraudaron nuestras expectativas, y les he de decir que eso no era fácil de evitar, puesto que las mismas eran elevadísimas. Con nada que algo no hubiera salido como estaba previsto, era fácil sacar un “pero” al evento, pero por fortuna no fue así. Arcade Fire conquistaron definitivamente Madrid y creo que Madrid también les conquistó a ellos, como por ejemplo cuando el recinto entero siguió coreando la melodía de tecladitos de “Haïti” una vez ya terminada la misma. Ellos quedaron satisfechos y nosotros más aún, claro.
Y de momento se terminaron las crónicas de concierto programadas a la vista. Hay 2 posibles acreditaciones para el blog en marcha para este próximo mes de septiembre, pero ninguna está confirmada y veo ambas difíciles de conseguir. Ha sido un otoño intenso con varias crónicas de eventos, que iniciamos con el concierto de Hombres G a finales de agosto y terminamos ayer con Arcade Fire. Como diría Régine en la fabulosa “Sprawl II (mountains beyond mountains)”, “necesito la oscuridad, por favor, que alguien apague la luz”, y es que tras tanto concierto, uno ha terminado algo saturado. Pero eso sí: felizmente saturado.
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sábado, 20 de noviembre de 2010

Siouxsie And The Banshees - Hyaena (1984)

Para entender parte de la nueva ola de comienzos de los 80 y la génesis del movimiento del llamado rock gótico, igual que hay que tener en cuenta a The Cure, no hay que perder de vista a la banda liderada por la en su día groupie de los Sex Pistols Siouxsie Sioux, Siouxsie And The Banshees. Desde finales de los años 70 el grupo comenzó a moverse desde los orígenes punk para en su día ser de los grupos del momento gracias a obras como “Juju” o “A Kiss In The Dreamhouse”.

Estamos ante un caso semejante a muchos que les planteo. Es decir, que nos encontramos ante una banda que la mayoría del público mayoritario y generalista no conoce de nada, y si ese público generalista tiene menos de 22 años ya ni les cuento. He de apuntarles, para que vayan ustedes calibrando la importancia de esta formación y su calado en la sociedad española, que Siouxsie Sioux fue el espejo en el que se miraron artistas musicales que pusieron patas arriba España a comienzos de los años 80 en la movida madrileña como el caso de Ana Curra o la propia Alaska.

No obstante, he querido marcharme hasta el año 1984, cuando la banda ya llevaba editados 5 discos de estudio, entre ellos su celebrado disco en directo “Nocturne” del año anterior. En tanto a los músicos que acompañaban a Siouxsie en aquellos días, la formación de los Banshees estaba integrada por su línea de componentes más clásica con Budgie a la batería y Steve Severin al bajo, escudando a su líder e imán espiritual. Curiosamente en estos tiempo Robert Smith de The Cure también era a la par miembro de los Banshees, y desde que leí su biografía de la editorial “La Máscara” en 1998 al saber que en estos discos estaba metido en el proyecto, siempre fueron los que más me llamaron la atención. Pero, no nos tenemos que equivocar, tras acceder al contenido de “Hyaena”, obra protagonista de esta semana, el disco igualmente es muy satisfactorio y contiene piezas de muy alto nivel.

Para muestra un botón. La primera canción de Hyaena es una auténtica pasada de título “Dazzle”. Se trata de una composición que se vale de ciertos arreglos orquestales para así envolverse de una solemnidad atmosférica sin igual. Toda la melodía está impregnada de una emotividad muy intensa, que a la par desprende cierta melancolía tanto en sus notas sonoras como en la parte vocal ejecutada por Siouxsie. Para mi gusto, una de las mejores composiciones de la banda de toda su historia y una inmejorable forma de abrir fuego en el disco de esta semana. En 2º lugar de escucha, se da paso a la menos épica y más directa “We hunger”. Siouxsie se muestra casi intimidatoria en el estribillo de la pieza, insistentemente preguntándonos si “¿Tienes hambre de esto…?”. La canción se sostiene sobre una inquietante base rítmica, con una percusión nerviosa y alocada, que en parte nos puede recordar a aquella apocalíptica cara “b” de The Cure de nombre “Splinttered in her head”; no perdamos de vista que Robert Smith estaba enrolado en los Banshees en aquellos días. Y si ya nos ponemos a buscar paralelismos, la siguiente composición “Take me back” me puede evocar a alguna pieza relajada incluida en el “Blue Sunshine” de The Glove, aquel grupo puntual formado por Steve Severin y Robert Smith unos meses antes. Esta canción se aleja del oscurantismo de “We hunger” y de la épica de “Dazzle” para presentarnos una pieza de sonido amable, con unas notas de teclado que se hacen acreedoras de las marcas principales del mismo. Siouxsie nos pide constantemente que “la llevemos de vuelta” en esta composición ciertamente exótica, que da paso a otra pista que incluye ciertos matices sonoros curiosos, “Belladonna”. Son otra vez los teclados los que aportan ese matiz original, manteniendo al disco durante 2 pistas en unos terrenos que no nos asustan en exceso.“Swimming horses” prosigue echando leña a esta sección tranquila y sin sobresaltos, y a ratos casi acústica. Tras estas 3 pistas, nos parece mentira el comienzo tan solemne que fue “Dazzle” y el trallazo siniestro que vino en 2º lugar con “We hunger”. Pero no se preocupen, que todo llega a su fin. En algunas ediciones aquí se inserta la versión de The Beatles “Dear prudence”; en la que yo tengo no es así, y se pasa a “Bring me the head of the preacher man”. El título ya lo dice todo, ¿no? Los tintes de tonos oscuros se apoderan de la canción, concediéndole una envoltura siniestra, pero no demasiado apocalíptica o contundente. Esta composición, tanto por sus coros vocales que de forma sacra le dan la cobertura perfecta a Siouxsie, como por la línea melódica, nos recuerda a los momentos de mayor oscurantismo de los Banshees de unos discos atrás. “Running town” muestra una mayor potencia de cuerdas en sus compases iniciales, siendo una pieza que se queda a mitad de camino entre ambos mundos, pero como queriendo tirar más hacia la sección gótica del disco. De hecho, por su letra que habla de maldiciones, dibujando un panorama grotesco urbano, y la final evolución melódica en un interesante in-crescendo de intensidad, termina por decantarlo claramente. Afrontando la recta final, nos damos de frente con el gran ritmo que tiene “Pointing bone”, que supone uno de los momentos más movidos, sin necesidad de apuntarse al lado más siniestro de “Hyaena”. En esta pieza, resultan interesantes ciertas líneas de guitarra eléctrica, dispuestas sobre la acelerada estructura de batería y bajo. No obstante, Siouxsie no quiere rubricar la obra de forma anodina, y para que no perdamos de vista la marca sonora tradicional del grupo, tiene a bien dejarnos como despedida “Blow the house down”. Siouxsie nos invita a “derribar la casa” en una canción que nuevamente va ganando mucha intensidad a medida que se avanza en su duración. La máquina sonora de los Banshees es asfixiante, inquietante y muy intensa, a la par que Siouxsie se marca una estupenda interpretación al micrófono, pero sin necesidad de gritar en exceso. Es un final rotundo, aplastante, gótico y con una generosa dosis de malditismo evocadora de un final a lo “Get out of my house” del “The Dreaming” de Kate Bush de unos meses atrás; y es que estas 2 canciones compartes más cosas en común que incluir el término “house” en su título.

“Hyaena” no es de los discos más recordados de la discografía de Siouxsie. Está a la sombra tanto de obras anteriores como posteriores. Fue un disco que más o menos mantuvo el nivel de la banda, pero sin marcar un hito dentro de su historia. No obstante, quizás en parte porque en la génesis del mismo se encontraba mi admirado Robert Smith de The Cure, y también gracias a piezas como la fabulosa “Dazzle”, es un disco que me resulta muy agradable a mis oídos.

Los Banshees seguirían en activo editando discos hasta mediados de los años 90, con puntuales éxitos o reconocimientos en discos como el siguiente “Tinderbox”, un trabajo realmente bueno, “Peepshow” y algún puntito comercial como aquel “Kiss them for me” de su primer lp dentro de los años 90 titulado “Superstition”, en el que Siouxsie Sioux se alejaba bastante en estética a la de comienzos de la década anterior.

El disco que hemos revisado hoy, es un ejemplo de variedad sonora. Predomina al fin y al cabo la vertiente siniestra e intensa de origen de Siouxsie, pero a la par se incluyen ciertas dosis de pop aderezado de matices instrumentales originales que permiten una escucha rica y variada. Además, el inicio de la obra, con la genial “Dazzle”, que en sí es la única pieza en su estilo del álbum, viene a sumar muchos puntos al resultado final del disco. Para mi gusto puede perfectamente dársele un 7 o 7,5 sobre 10. Un disco notable al fin y al cabo y quizás de las obras más accesibles de Siouxsie And The Banshees, sin necesidad de haber traicionado completamente sus orígenes o normas musicales imperantes.

Como ya les he mencionado al inicio, Siouxsie And The Banshees, para el gran público español, y más aún para las nuevas generaciones, son unos completos desconocidos. A los que crecieron o vivieron su juventud o adolescencia en los 80, aunque no fueran de su estilo, sí que les debe sonar. Espero que se animen a darle una oportunidad a este lp de cubista portada, en la cual se dispone el boceto de lo que podría asemejarse a una hiena. No les voy a engañar, para aquellos que reniegan del pop/rock gótico, o al menos de componente oscuro, creo que no les gustará, salvo las 3 o 4 piezas pop que figuran. No obstante, considero que al menos “Dazzle”, por su tremenda emotividad y sonido épico, debe llamarles la atención y quizás les habrá las puertas de un mundo que bien mirado no es tan agreste como parece, ¿o sí? Decidan ustedes.

Terminamos por esta semana con la mención hacia nuestro programa de radio. Esta tarde, a las 19.00h pueden escuchar en http://www.ruah.es/online.html la repetición del espacio que dedicamos a “Little Creatures” de Talking Heads el pasado miércoles en nuestro horario habitual a las 23.00h. Si no pudieron el miércoles y hoy también les resulta imposible, subiré el podcast a partir del domingo para que lo escuchen cuando quieran.

Por otro lado, y más importante, decirles que este miércoles toca programa especial. El pasado lunes tuvimos visita en nuestros estudios y un grupo nacional muy prometedor será protagonista del programa que sonará este miércoles 24 de noviembre a las 23.00h en http://www.ruah.es/online.html. El martes les publicaré un artículo especial al respecto, un día antes de su emisión en antena; de momento, les dejo con la miel en los labios. Tengan paciencia.
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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Concierto Interpol. Madrid (13-11-2010)

Por cierto, antes de comenzar, recordarles que esta noche a las 23.00h podrán escuchar en http://www.ruah.es/online.html nuestro programa de radio dedicado a Talking Heads y su disco “Little Creatures” de 1985. Confío en que no tengamos fallos internos de nuestro servidor en Radio Universitaria de Alcalá de Henares, el cuál está siendo modificado, generando algún error puntual, que fue lo que propició que hace 7 días no sonara nuestro espacio. Espero que esta noche todo marche bien. Bueno, pues tras este recordatorio, por si quieren pasarse luego a escuchar nuestro programa, pasemos al motivo de este post.

3 años y 4 días después, me reconcilié con una de mis bandas favoritas de los últimos tiempos. Uno de los 3 grupos que forman el trío de mis preferencias surgidas en la última década junto a The Killers y Editors; me estoy refiriendo a la banda neoyorkina Interpol. El motivo por el cual estaba algo resentido con este grupo, fue la experiencia en parte negativa que sufrí en su última visita a la capital, el 8 de noviembre de 2007. Aquel día, sufrí (y no sé si es debido a ordenes que emanen del grupo o su entorno, luego les explico) la ira por parte de los vigilantes de seguridad, que se afanaban en que nadie sacara una mísera foto del concierto celebrado en la sala La Riviera. Este hecho ya lo conocerán muchos seguidores del blog, porque no me canso de denunciar aquello una y otra vez (y más si pueden ver la calidad “tan alta” de las fotografías que aquí les dejo, llevadas a cabo con mi cámara “tan profesional, efectiva y nítida”; en todos los conciertos a los que acudo, veo que cualquiera con una cámara aparentemente más cutre consigue unas fotos mucho mejores, o al menos no tan oscuras). Por cierto, les dejo otra de las pocas imágenes que saqué en aquella ocasión, en este caso en la que podemos ver a Daniel Kessler concentrado en su guitarra, la cual sumada a las 2 que subí de Banks en el artículo de revisión de “Turn On The Bright Lighs”, suponen lo “mejor” que saqué en aquella ocasión.
Por fortuna, este pasado sábado 13 de noviembre, y dispuesto en una 7ª fila, algo ladeado a la izquierda del escenario según se mira al mismo, pude escapar de la persecución que sufrí 3 años atrás. No obstante, la reconciliación no solamente se basa en este aspecto extramusical, sino que también se fundamenta en que este reconvertido trío (tras la marcha del carismático bajista Carlos Dengler) ofreció un concierto sustancialmente mejor en el plano musical, a pesar de que el setlist fuera algo menos acertado que el de la gira de “Our Love To Admire”, y mejoró en actitud respecto a dicho anterior show en Madrid. En los siguientes párrafos, les explicaré el por qué y les comentaré el desarrollo de la noche del sábado pasado en el Palacio Vistalegre.

Como no era mi intención estar en primera fila, más que nada por no darme mucho a ver, llegamos a las inmediaciones del recinto sobre las 19h, unos 20 minutos antes de que se abrieran las puertas del Palacio Vistalegre. Intuía que mi entrada me supondría algún problema, puesto que el típico ticket de cartoncito amarillo más o menos consistente de ese proveedor de entradas asociado a una entidad bancaria, en esta ocasión, supongo que por el cajero que escogí, era un simple papelucho, casi de color blanco y con las letras impresas muy borradas. Tras alguna duda por parte de los que controlaban los accesos, pude acceder al recinto; para colmo iba a ser de otra forma, porque ese papelucho me costó los 39 euros de rigor, ¡faltaría más! Al menos esa entrada tenía esos destellos vistos con las luces esas de neón, que permitieron a los empleados comprobar su validez y autenticidad.

Aún llegando no demasiado pronto, conseguí colocarme en la ya comentada posición. Suponía que ahí no llegarían las iras de los gorilas de seguridad que se sitúan debajo y delante del escenario, al no poder alcanzarme desde la valla. Me equivocaba, aunque no por mi, sino porque hubo 2 jaleos enormes, en los que varios de estos tíos se metieron entre el público, atravesando la valla, aunque no sé por qué motivo. Si hubiera sido de nuevo la toma de imágenes el motivo de la discordia, lo consideraría lamentable, pero no lo puedo confirmar.Sí, otra vez nos tocaron en suerte unos teloneros agradables. No había escuchado nada previamente de Suffer Blood, pero la media hora de actuación que se marcaron estuvo más que bien. El grupo se presentaba en escena liderados por su cantante, vestido de forma muy sobria, con un jersey de pico y con un cierto parecido facial con Tom Chaplin de Keane. En lo musical a ratos me recordaban vagamente a los Smiths, e incluso también su cantante, cuando no se mostraba muy brutal al micro, podría tener un tono parecido al de Morrissey. Lo más criticable a Suffer Blood fue que, según lo que marcaba la entrada, se presentaron en escena media hora tarde (ponía que actuaban a las 20.15h y salieron a las 20.45h) y terminaron a las 21.18h. Ello conllevó un comprensible retardo de la salida a escena de Interpol, que aparecerían en el escenario sobre las 21.45h. De Suffer Blood, destaco principalmente las 2 canciones que situaron en el comienzo de sus minutos de protagonismo de la noche. Un grupo que habrá que tener en cuenta y del cuál escucharé algo porque puede que prometan. Arriba les dejo una foto de la banda, quinteto al uso, para que les puedan poner imagen.Con una rapidez bastante ajustada, se consiguió que el retraso de Suffer Blood no afectara en demasía a la hora de salida a escena de Paul Banks, Sam Fogarino, Daniel Kessler y sus 2 acompañantes en escena para completar la maquinaria sonora de Interpol. Realmente a las 21.30h ya parecía estar todo dispuesto, pero había un roadie o “pipa”, que no terminaba de estar contento con los ajustes del escenario para que Interpol comenzara su concierto. Lo dicho, a las 21.45h se apagaron las luces, y comenzó el griterío de nerviosismo por parte del público, que finalmente consiguió completar aproximadamente un 80-85% del aforo del Palacio Vistalegre, cosa bastante digna para estos muchachos de Nueva York. Y es que en realidad La Riviera se les queda pequeña y Vistalegre quizás se les va un pelín grande.El comienzo fue semejante al del último disco del grupo, que ya repasamos hace unos días. En este aspecto, Interpol no mostraron diferente estructura a la de su pasada visita, en la que también comenzaron con la apertura de “Our Love To Admire”, la decente “Pioneers to the falls”. Aquí fue “Success” la que con sus potentes cuerdas de guitarra tomaron el pulso de los asistentes, el cual estaba muy acelerado a esas horas de la noche. Ya comenté que ésta es una de las mejores composiciones del último disco de la banda, y sin lugar a duda fue un acertadísimo inicio de concierto. Para mantener alto el nivel, en 2º término se dispuso la rítmica y acelerada “Say hello to the angels”, la cuál en su día un amigo me dijo que en ciertas partes sonoras le recordaba a “This charming man” de The Smiths; y parte de razón tiene. Pues con este gran tema de su ópera prima, se mantuvo la taquicardia de la audiencia derivada del inicio en sí del show, para no levantar el pie del acelerador al estrenar temas de “Antics” en el repertorio, que a la larga sería el disco más repasado de la noche. “Narc” se encargó de continuar con las buenas maneras de inicio, ya que la intensidad que muestra este tema en su estribillo hizo las delicias sonoras de los que acudimos a ver al grupo.Como acabo de indicar, “Antics” fue el gran “vencedor” de la noche. 7 canciones en total, por las 5 del último disco, 3 nada más de “Turn On The Bright Lighs” y otras 3 de “Our Love To Admire”. “Lenght of love” de hecho fue la 4ª en el listado de temas, y también aparecieron piezas tan especiales como “Take you on a cruise” en la parte final del show y “Evil”, con todos sus galones, en el bis que ofreció el grupo. Lo que me descuadró fue que se seleccionara “Not even jail” para cerrar la parte troncal del concierto antes de rematarlo con el bis de 3 temas. Esto fue una sorpresa, y ciertamente agradable, ya que es uno de los muchos aciertos que “Antics”, 2ª obra de la banda, contiene en su interior.Lo curioso fue que del último disco solamente tocaron lo que sería la cara “a”. Es decir, interpretaron de la canción 1 a la 5, no en orden por supuesto, pero creo que quizás hubiera sido mejor que hubieran elegido “Always malaise (the man I am)”, “All of the ways” o “Try it on” de la 2ª mitad, en lugar de las fallidas (siempre desde mi gusto personal) “Memory serves” y “Summer well”. De hecho, que la anodina “Memory serves” se dispusiera como penúltima canción de la parte central del show, fue un error de cálculo que solamente fue subsanado primero con “Not even jail” y luego con el acertado bis de 3 temazos que nos regalaron Interpol.No faltaron los singles del último álbum. Y prácticamente vinieron seguidos más o menos a mitad de la actuación, solamente interrumpidos con la inclusión entre medias de la ya citada agradable aparición de “Take you on a cruise”. “Barricade” fue muy celebrada y casi todo el mundo saltó con intensidad en la misma, pero creo que “Lights” fue si cabe mejor ejecutada. En efecto, “Lights” es un tema poco inmediato, pero que termina llegando. Es increíble como sin darte cuenta va subiendo de intensidad esta canción de tintes tan oscuros. Ver ese in-crescendo de intensidad en escena fue muy emocionante, y quizás uno de los grandes momentos de la noche, rivalizando perfectamente cara a cara con los instantes de histeria que supusieron otros trallazos o clásicos irrefutables de la discografía de Interpol. Cada día me gusta más esta canción.Y ya que estamos, hablemos de los grandes momentos del evento. Tras el arreón inicial, y tras haber llegado a algún momento de pausa de intensidad y entrega en forma de canción y con título evidente como “Rest my chemistry” de “Our Love To Admire”, llegó el turno de “Slow hands”, que puso patas arriba el Palacio Vistalegre. Fue uno de los momentos en los que más boté de la noche, en una situación curiosamente no muy opresiva, en la que no estaba encajado con mis vecinos colindantes como en otras ocasiones similares. Dudo de si “Slow hands” fue el momento de más arrojo, porque también hay que destacar el papel destacado y cargado de adrenalina que aportó “Pda”, como uno de los pocos temas de “Turn On The Bright Lights” que hicieron acto de presencia en el set list. Aquí lo interesante vino asociado a poder ver las labores entregadas de Daniel Kessler a los coros. Luego hablaremos de la actitud de los componentes del grupo, pero nuevamente el guitarrista Kessler fue un espectáculo con esos juegos y bailes de piernas a la vez que toca la guitarra de forma excepcional. Debajo pueden ver precisamente a Kessler encargándose de las frases finales que se adjudica en “Pda”.El concierto se completó en hora y media exacta. El bis final abría la posibilidad a una posible “bomba h” en forma de un trío de canciones míticas del grupo dispuestas sin pausa como serían “Obstacle 1”, “Evil” y “The Heinrich maneuver” que no habían aparecido todavía en lo que llevábamos de noche. Y de hecho, casi fue así, menos por la salvedad o frivolidad de permutar la citada “Obstacle 1” por el cierre de “Our love to admire”, la experimental y fabulosa “Lighthouse” que comenzó este combo final de 3 temas. Los otros 2 resultados de la quiniela del bis los acerté, sonando en primer lugar “Evil”, que junto a la finalización con “The Heinrich maneuver” dejó a la gente más que encantada y con los nervios a flor de piel tras tanto ritmo y energía en forma de 2 de los temas más queridos y también conocidos de Interpol.En lo que a la actitud de los componentes de Interpol se refiere, hay que romper una lanza, o 2, a favor de Paul Banks. En esta ocasión el líder y cantante del grupo estuvo mucho más amable y hablador, dirigiéndose a la audiencia en un perfecto castellano e incluso soltando algún pequeño discurso como cuando recordó al público asistente que había vivido 4 años en nuestro país y que aquí se habían formado sus gustos musicales. Añadió en un par de ocasiones que era un placer tocar en Madrid y varios agradecimientos, siempre en la lengua oficial de nuestro país. En comparación con su actitud en La Riviera, donde estuvo seco, donde no habló ni una sola vez con el público, y donde tuvo una cara de palo que echaba para atrás, nos enfrentamos a un giro de 180 grados, ya que hasta en varias ocasiones se podía ver a Paul con el rostro risueño, lleno de satisfacción y felicidad. La siguiente imagen no es muy nítida, pero es que la iluminación no nos permitía hacer nada mejor. Luego les comentaré algo de ello.El sr. Daniel Kessler, por su parte mantuvo la elegancia del estilismo de Interpol, puesto que Banks se presentó con una camisa de cuadros, que se alejaba del estilo de traje oscuro y corbata del grupo. Kessler no escatimó a la hora de presentarse con traje y camisa oscura con corbata clara y con ese peculiar pantalón de traje que no le arrastra ni lo más mínimo por el suelo, para poder moverse de arriba para abajo con esos personales pasos de baile que se marca a la par que se encarga de su guitarra eléctrica. Destacó nuevamente sobremanera sobre el resto del grupo, aunque ligeramente menos debido a la citada mejor disposición que trajo Paul Banks, del cual no sé si es que en aquel concierto de La Riviera tenía un mal día. Observen a Daniel Kessler en la siguiente foto iluminado de forma desbordante por un foco azul eléctrico.Por su parte, Sam Fogarino también estuvo muy elegante, en lo que a la vestimenta se refiere, con camisa y corbata con pasacorbata incluido y con el pelo repeinado y más largo que hace 3 años, en la que lo llevaba cortado a máquina. Estuvo correcto y conciso en su batería, aunque la disposición de la misma, muy al fondo del escenario, y sumado a la poca iluminación del escenario, hacía que casi le intuyéramos justo al lado del teclista añadido que lleva el grupo en sus giras. Otra vez, llegado el final del concierto, Fogarino se marcó una interacción peculiar con el público. En esta ocasión se dirigió al micrófono para decirnos que nos iba a filmar desde el escenario y se marchó mientras nos grababa con su móvil a los allí asistentes; él, por supuesto, sin problemas con los miembros de seguridad. Recuerdo que en La Riviera, cuando terminó el concierto, se levantó de su batería y desde allí mismo nos miró al público de forma desafiante y con una cierta sonrisa malévola en su rostro; aquello me dejó a cuadros. Fogarino sin duda tiene unas cosas de lo más particulares cuando sale de su atril de percusión. Abajo la foto de su silueta nada más levantarse de su posición en la batería al final del espectáculo.Y bueno, del sr. Pajo, sustituto de Dengler y del teclista que acompañaba al grupo, no se esforzaron en quitar protagonismo a Banks y Kessler, y se dedicaron a lo suyo, que es tocar sus instrumentos sin más, y en este caso de forma correcta. Cumplieron con su función, que era lo que se esperaba de ellos. En este punto, hay que decir, que aparte de ciertas sutilezas del setlist que ahora pasaré a comentarles, que eché mucho de menos a Carlos Dengler. Esa presencia estática y con esas poses tan glamourosas en escena, contrastaban de forma muy directa con el dinamismo de Kessler en las tablas. No hay que olvidar que es parte de la ya formación clásica de Interpol y uno de los miembros que llevaba en el grupo desde el debut discográfico, por lo que una pérdida de este tipo siempre es sinónimo de tristeza. ¿Volverá algún día? Ya lo veremos. De momento, en la foto que les dejo a continuación pueden ver a Banks secundado en la retaguardia por el bajista Pajo, y por el teclista, del cuál desconozco el nombre, puesto que no es costumbre de Interpol presentarse individualmente unos a otros.En el apartado de lo mejorable, hemos de destacar la gran sorpresa, en este caso negativa, que supuso que “Obstacle 1” no sonara en el Palacio Vistalegre. Interpol se permitieron la frivolidad de que con un repertorio de 4 discos de larga duración de estudio se dejaran en el tintero uno de los temas con los que empezaron a sonar con fuerza dentro del mundo indie, y quizás su clásico más añejo hasta la fecha (más incluso que “Evil”, que es de una factura o estructura musical parecida). En lo que a carencias o cosas mejorables del setlist se refiere, ya que estamos, creo que hubiera sido mejor permutar “Summer well” o “Memory serves” por otras del nuevo disco más atinadas, como ya he comentado antes. También añadir que siempre me hubiera hecho ilusión que o “Stella was a diver and she was always down” o “A time to be so small”, hubieran sido elegidas para el concierto; al menos tengo el consuelo de que “Stella…” fue de las joyas gloriosas que sonaron en el concierto accidentado de La Riviera. No deja de ser una sorpresa que del fabuloso y celebrado “Turn On The Bright Lights” solamente sonaran 3 canciones, descartando otro temazo incontestable como “NYC”, que también tocaron hace 3 años, pero que esta vez se dejaron en el tintero, a pesar de los requerimientos a gritos que alguien que estaba por mi zona hacía. Por si a alguien le interesa, aquí a continuación les dejo el setlist del concierto de Interpol por orden de los temas que fueron apareciendo a lo largo de la actuación: “Success”, “Say hello to the angels”, “Narc”, “Lenght of love”, “Summer well”, “Rest my chemistry”, “Slow hands”, “C’mere”, “Untitled”, “Barricade”, “Take you on a cruise”, “Lights”, “Pda”, “Memory serves”, “Not even jail”. BIS: “Lighthouse”, “Evil”, “The Heinrich maneuver”. Quizás si el concierto hubiera durado 10 minutos más y en los mismos hubieran metido “Obstacle 1” y “Stella…” o “A time to be so small”, en mi modesta opinión, hubiéramos estado frente al concierto perfecto.Otro aspecto algo flojo del concierto residió en la iluminación del evento. Daba la impresión de que el juego de luces era algo pobre, y en efecto faltaban la fila de focos delanteros habitual para iluminar a la banda desde arriba de su ubicación en el escenario. Solamente se dispusieron los focos traseros con un papel importante en este apartado, como podrán ver en las fotos que les he ido dejando, y unos a los laterales de corte o look cinematográfico, muy apañados en su forma, pero poco eficaces a la hora de iluminar. También había una serie de luces a ras de escenario, y los fluorescentes que presidían el telón de fondo, pero su intensidad nunca fue demasiado exagerada. En este apartado, hay que decir que Interpol adecuó su luminosidad de escena a la que desprende gran parte de su obra. El look de Banks, cubierto de flequillo hasta la altura de los ojos, y esta iluminación tenue, provocaron que se viera la cara del cantante de Interpol de forma bastante difusa durante casi toda la actuación. No obstante, de cuando en cuando se consiguieron efectos de iluminación bastante resultones, como el que pueden observar en la siguiente foto, que evoca en parte a la portada del primer disco de la banda “Turn On The Bright Lights”. Sobre el tema de la seguridad, he de apuntar que un servidor de ustedes no tuvo incidencias en esta ocasión. Sin embargo, algo pasa con Interpol, porque siempre los empleados de seguridad tienen que hacer demostración de fuerza en sus conciertos, entre una audiencia en la que parece que el ambiente está moderadamente tranquilo, puesto que no hay bailes de choque, y lo único que se produce en algunos temas como “Slow hands” o “Pda” es que la gente se pone a botar, pero sin ir al encontronazo con los que le rodean. Hubo un momento que se montó un buen lío en la zona central del escenario, con una actitud un tanto brutal de los seguratas con algún asistente. No sé si sería por temas de cámaras de fotos, puesto que en las primeras filas había una alta “densidad de población” de este tipo de artilugios, lo cual me produjo cierto relax, ya que al efecto veía que todas las cámaras de mis alrededores conseguían mejores resultados pictóricos que mi paupérrima cámara digital. Al final del show, creo que ya en los bises, fue por la parte izquierda según miras al escenario cuando de nuevo esas linternas de los empleados de turno se afanaban en no sé qué hacer. Ahí al menos no hubo contienda. Veo todo esto poco razonable, porque me dirán ustedes si las fotos que aquí les he ido dejando son tan “cojonudas” como para que me increpen por hacer las mismas. De hecho, al lado de mí había un tipo con una cámara medio profesional de cuidado; como para que me hubieran dicho a mi algo.
En fin, que nuevamente los empleados de seguridad estuvieron alterados. No puedo dejar de comentar que ante su actitud, cuando empezabas a ver sus movimientos nerviosos y sus encendidos de sus linternitas enfocando al respetable, te daba la sensación de encontrarte ante una avanzada de La Gestapo en plena redada. Aunque no vinieran a por mi, creaba cierta incomodidad ver esos hechos. No obstante, considero dejar abierto una posibilidad de excusa a los miembros de la seguridad, ya que ellos solamente cumplen ordenes y en otros conciertos de otros grupos no suceden cosas de este tipo (puede que Banks o los managers de Interpol tengan algo que ver en todo este asunto). No voy a insistir más en esto (creo que ya es suficiente), puesto que egoístamente yo no sufrí en esta ocasión las citadas acciones (ya tuve lo mío hace 3 años).Y tras toda esta exposición, finalizo rubricando que el concierto de Interpol el 13 de noviembre de 2010 en el Palacio Vistalegre de Madrid fue una buena experiencia. Tras 3 años desde aquel concierto, he podido quedarme con un sabor agradable de un concierto de Interpol, pero no solo por el asunto ya comentado de los problemas personales que yo tuviera aquel día, sino porque en esta ocasión Banks y los suyos ofrecieron un concierto mejor, quizás con alguna carencia mayor en lo que al setlist se refiere (en este apartado, quizás fue más conciso el repertorio de La Riviera), pero sin lugar a dudas mejor ejecutado, en un recinto mucho mejor y más grande y con una actitud sustancialmente más positiva, sobre todo por parte de su cantante Paul Banks. ¿Volveré a ver a Interpol en directo? En caso de que así sea, ¿volveré a tener problemas con lo de las fotos como en el concierto anterior en que les vi? Todo eso ahora me da igual, en estos momentos estoy satisfecho y contento de la experiencia vivida el pasado día 13 de noviembre de 2010 en el Palacio Vistalegre. Aún con la ausencia notable del insustituible Carlos Dengler, Interpol gozan de buena salud y su directo es prueba de ello.
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