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viernes, 27 de enero de 2017

Of Monsters And Men - Beneath The Skin (2015)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Ya a estas alturas de la película creo que puedo confesarme: soy muy fan de Of Monsters And Men. Cierto es que en su día tenía alguna reserva tras conocerles con la ciertamente masiva “Little talks”; me preguntaba qué clase de grupo serían. Cuando accedí de pleno a su primer lp en su formato internacional “My Head Is An Animal” se me disiparon las dudas y las ideas preconcebidas, las cuales por otra vertiente me llevaban a pensar que me encontraba ante unos ligeramente ventajistas que se sumaban al carro estilístico de los Arcade Fire. Para nada.

Si quieren revisar mi humilde crítica sobre el debut de OMAM, visiten el post que ya publicamos por aquí en su día. Hoy nos toca meternos en su más que solvente continuación discográfica. Recuerdo cuando fui al cine a ver la 2ª parte de “Los Juegos Del Hambre”, quedé sorprendido al reconocer a los chicos en los títulos finales con su soberbia “Silhouettes”, que con acierto han recuperado en la gira de este 2º disco que hoy nos ocupa. Este tema no hizo más que deleitarme mientras contaba los días hasta que el nuevo material viera la luz.

Y lo primero que vi en, no sé si “Hit Tv” o todavía “Kiss Tv”, el videoclip de “Crystals”. Está claro que es una canción de empuje y muy rotunda (a tener en cuenta la percusión), pero no estábamos claramente ante un hit que moviera muchas masas como sí que enganchó en su día “Little talks”. Si bien, a mí me satisfacía y me causaba curiosidad ante lo que hubiera de compañía en el nuevo disco. Tardé un poco en hacerme con él en formato original y edición deluxe (a precio irrisorio en el mes de agosto de este pasado 2016), pero la espera ha merecido mucho la pena. Estamos ante un muy buen disco que creo que satisface a los que fuimos conquistados por estos islandeses con su debut. Vamos con él.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Crystals”: En esta ocasión OMAM empiezan con el single de adelanto, desmarcándose de la estructura de su primer disco muy claramente (en aquel, “Little talks” se situaba mediada la obra). Creo que “Crystals” sobre todo triunfa, o tiene su punto más fuerte en los puentes de conexión con el estribillo. El estribillo resulta un poco parco, y se base nuevamente en coros que son muy marca de la casa. La percusión, como ya he dicho en la introducción, destaca muy claramente. Nanna se muestra en el micrófono en un tono más engravecido de lo habitual, y deja de lado de los agudos. Correcto single de adelanto. Creo que bien escogido.

2. “Human”: De lo ampuloso pasamos al cierto misterio de los primeros compases de “Human”, donde Ragnar se presenta con ganas en las voces. Pero los primeros instantes no dejan de ser una intro. “Human” es otro de los trallazos del disco, que ayuda claramente a diseñar una primera mitad de disco arrolladora. El estribillo es mucho más acertado que el de “Crystals”, en el que Nanna ya ayuda en los coros a Raggi. Buen tema y que en directo tiene que ser una buena dosis de intensidad para la estructura del show.

3. “Hunger”: “Hunger” empieza desde lo íntimo, con Nanna en las voces. Parece que nos encontramos ante una balada, pero no. Tras las 2 primeras estrofas, la canción va ganando intensidad para llegar a un estribillo donde se alcanza una más que respetable potencia. Ragnar se queda en un segundo plano haciendo los coros de respaldo a Nanna. No es single, pero haciendo un paralelismo con el deporte del ciclismo, “Hunger” es una buena gregaria dentro del conjunto del álbum: no desentona y ayuda a hacer equipo a buen nivel. El final es brutalmente épico con la repetición de ese “me estoy hundiendo” a dúo por Raggi y Nanna, si bien termina de forma recogida e íntima.

4. “Wolves without teeth”: Ya lo comentamos hace un tiempo en esas reflexiones que de cuando en cuando lanzamos en nuestros perfiles de las redes sociales: “Wolves without teeth” nos encanta. Es el 3er. single de “Beneath The Skin” y aquí sí que OMAM aciertan de pleno, creo, en la diana del sentido del ritmo en el estribillo. Se trata de otro tema donde Ragnar y Nanna equilibran en lo vocal y que dispuso de un videoclip impersonal para el grupo, pero muy elegante, con bailes que quedan visualmente perfectos para la melodía de este tema, sin duda uno de los mejores del álbum.

5. “Empire”: Segundo single del disco. Potente y también solemne. Brillan a partes iguales tanto Nanna como Raggi en las voces. Es una digna canción, donde el estribillo es algo más remarcable que el tan sencillo que ofrecía “Crystals”, pero estimo que hay ejemplos más poderosos (más allá del sentimiento que transmita “Empire”) en el disco.

6. “Slow life”: Buena melodía en formato de medio tiempo supone “Slow life”, donde lo más destacable es la cierta sensualidad que se aprecia en su ritmo y en la forma de cantar de Nanna (cosa que ya se veía en la anterior “Wolves without teeth”). Su estribillo no es el punto más fuerte que ofrece, pero su gracia reside en su músculo sonoro con mucho aplomo en las bases y en las notas de las guitarras eléctricas. “Slow life”, aunque tiene cierta fuerza en su estribillo, es cierto que nos supone la barrera entre el comienzo rabioso y arrojado del disco y la 2ª parte donde OMAM van a ofrecer una distinta variedad de estados de ánimo, que van a abundar en algunos momentos en la melancolía de forma sublime.
7. “Organs”: Tenía que haber lugar para un lugar de recogimiento donde pudiéramos escuchar la Nanna más cálida y cercana. Demostrando que estamos ante una de las cantantes con más personalidad dentro del pop rock internacional en la presente fecha, “Organs” sirve a Nanna una estructura acústica para servirnos una pista del estilo de “Love, love, love”; no obstante, aquella bonita canción era una especie de disculpa y en esta ocasión es lo contrario, un reproche a la parte contraria. Contrapunto al conjunto del disco y el episodio más relajado de la obra, que siempre resulta agradable e incluso necesario. Por cierto, ya sabrán los seguidores que el grupo suele hacer vídeos de todas sus canciones en formato semejante para el disco en cuestión y de paso mostrar las letras de las canciones; en “My Head Is An Animal” eran devenires de monstruos y en “Beneath The Skin” son actores que hacen playback de los temas. Es importante ver el de “Organs”, porque la protagonista es la propia Nanna en primer plano.

8. “Black water”: Quizás “Black water” sea la composición más voluntariosa del disco. Con Nanna y Ragnar en casi igualdad técnica de protagonismo vocal, estamos ante un capítulo muy luminoso, con una decidida apuesta por los coros como elemento de reclamo. Es curioso que vaya entrándome cada vez más con el paso de las escuchas. Y es que creo que esta “Black water” remata bien, y que una canción acabe de buena forma siempre ayuda. De primeras quizás les resulte algo simplista o facilona, pero luego hay mucho más. Es cierto que descuadra, ya que su sentido tan luminoso y positivo no es el que más queda del disco, que a mi juicio transmite mucha potencia y cierta oscuridad en formas elegantes.

9. “A thousand eyes”: La canción más inquietante es “A thousand eyes”. Un tema que empieza con Nanna a capella y que se marcha igual, pero que entre medias tiene una subida casi imperceptible de la intensidad que va de menos a más hasta llegar a un punto de barroquismo orquestal muy solemne que estoy seguro sería muy del agrado del gran Richard Wagner si a día de hoy estuviera entre nosotros. Inquietante y el verso suelto del disco, pero que queda muy bien, más teniendo en cuenta que precede a la auténtica joya de la obra bajo nuestro punto de vista.

10. “I of the storm”: Si se quieren poner a buscar paralelismos con “My Head Is An Animal”, vale, les aceptamos que puedan decir que “I of the storm” sea la “King and lionheart” de “Beneath The Skin”. Pero eso creo que sería dejar de lado los detalles y cosas muy evidentes. Y es que “I of the storm” es una balada desesperanzada en su melodía, pero que no abunda en la melancolía épica de “King and lionheart”. Aquí nos encontramos ante una melancolía calma apoyada en unas notas cristalinas de teclados que se superponen a una base rítmica que discurre con su pesar. Nanna se muestra gloriosa en el micrófono, sobre todo en los sostenidos de registros altos del estribillo. Una auténtica joya. A día de hoy es nuestra pista favorita, por encima incluso de la celebérrima y 3er. single “Wolves without teeth”.

11. “We sink”: “Beneath The Skin” se desmarca de su predecesor también en estructura. Con “We sink” logra cerrar con un capítulo épico y ampuloso, donde se pone toda la carne en el asador. Eso se ve en el estribillo, de los mejores del disco por cierto, donde Raggi y Nanna unen fuerzas (nunca mejor dicho por la intensidad que le ponen). “Yellow light” era un final melancólico y calmado y este que propicia “We sink” abunda en el sentido contrario.

Bonus tracks.
12. “Backyard”: Tremendo acierto es “Backyard”. Una cierta balada relajada, íntima y quizás lejanamente oscura (muy lejanamente). Poco recargo instrumental y nuevo ejemplo de acierto vocal de la pareja de chico y chica que están presente en los OMAM. Perfectamente podría haber sido parte del track list principal de “Beneath The Skin”. Simplemente por ella es un debe obtener la edición deluxe.

13. “Winter sound”: Menos remarcable es “Winter sound”. Si bien es un capítulo que ofrece mucho de las pautas sonoras más características de Of Monsters And Men, quizás no sea demasiado atinada. No molesta y está lejos de ser un borrón, que quede claro. Peca quizás algo de acelerada e incluso los registros tan altos que afronta Nanna pueden chirriarnos de alguna manera en el estribillo. No obstante, es propina y no nos podemos quejar: si muchos grupos tuvieran piezas como ésta en sus discos…

14. “Black water (Chris Taylor of Grizzly Bear remix)”: Pues el remix que hace Chris Taylor de “Black water” tampoco es que aporte mucho al original. Salvo algún arreglo electrónico en la producción, se aprecian pocos cambios y más bien supone un intento de afianzar el papel de la canción dentro de la obra al concederle esta propina.

15. “I of the storm (Alex Somers remix)”: Lo más bizarro, y casi innecesario, es la forma de arte moderno en la piel de remix que se ofrece de la gran joya de la corona del disco “I of the storm” firmada por Alex Somers. Con una estructura instrumental casi ínfima, se basa en lo vocal en una voz retorcida del estribillo que viene casi del fondo de un pozo. No sé por qué me evoca a la obra de teatro “Arte” y el debate que se plantea en torno a un cuadro blanco. En fin.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Aunque, reitero, me considero muy fan y admirador de Of Monsters And Men, intentaré ser juicioso. Y es que el resultado de “Beneath The Skin”, disco de portada muy corporativa con las iniciales del grupo en tonos grises y blanquecinos, a nivel internacional dista mucho del logrado con el anterior “My Head Is An Animal”. Salvo en los sectores más independientes de público, el disco casi no ha llegado (aunque Crystal haya hecho fuerza para lograrlo). En el anterior disco “Little talks” lo escuchó casi todo el mundo (aunque no identificaran muchos a la banda).

Más allá de llegar a las masas, creemos que el resultado artístico es altamente satisfactorio. Estamos ante un disco que sin dejar de lado las marcas sonoras de OMAM, se aparta de cierta forma de “My Head Is An Animal”. Su estructura es completamente distinta y los sentires que transmite también. Este disco transmite una mayor sensación de potencia en general, sobre todo debido a ese quinteto de apertura (sexteto si me apuran por la fuerza puntual de “Slow life”).

Por España solamente pasaron por el festival de Bilbao (todavía sigo tirándome de los pelos por lo pronto que me cogió aquel concierto en La Riviera en junio de 2013) patrocinado por una de sus entidades bancarias y para colmo creo que la actuación fue algo reducida por no sé qué problemas. De conciertos de gira al uso en salas ni Madrid (por supuesto), ni siquiera Barcelona, que es claramente la ciudad referencia para que visiten la península las bandas internacionales.

Personalmente hemos quedado muy satisfechos con este 2º disco de Of Monsters And Men y ya estamos deseando escuchar el siguiente paso, que a día de hoy (al menos en lo que llevamos de milenio), para las bandas el 3er. disco es el paso del Rubicón en el que casi todos sucumben o pasa algo. Espero que con estos islandeses nuestros no suceda y sigan en el buen camino. Me dolería mucho que se malograran como otras bandas que tanto admiraba y que bien se han vuelto poco interesantes o que han perdido gran parte de su inspiración rítmica. Veremos. Estaremos muy atentos.
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domingo, 22 de enero de 2017

Programa Dardem “La Brecha” (Temporada 8/ Programa 5)

El último programa de nuestra 8ª temporada, antes del parón navideño, lo dedicamos a repasar el disco “La Brecha” de Dardem. Tuvimos la fortuna de poder contar al otro lado del teléfono con el guitarrista del grupo Raúl Pacheco, quien respondió amablemente a todo el cuestionario que en conjunto elaboramos entre Mariano González y servidor de ustedes Víctor Prats; en la foto se nos ve en el proceso de montaje del audio en los estudios de RUAH.

El programa lo grabamos tras llevar a cabo el capítulo en directo sobre “Wish” (y sobre su último concierto en Madrid) de The Cure el 26 de noviembre de 2016. En torno a las 17.30h contactamos con Raúl y sin ningún problema llevamos a cabo del tirón nuestra tertulia con él sobre Dardem y su último disco de estudio.

Fue un programa ameno, en el que Raúl nos desveló muchas cosas de interés alrededor de Dardem y en particular de “La Brecha”. El programa se estrenó a las 16.00h el 10 de diciembre de 2016 en el dial de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH) y ha contado con numerosas redifusiones los sábados a las 16.00h y los miércoles a las 23.00h en el mismo dial mientras que hemos estado de desconexión.

Si bien no pudieron escuchar una de esas numerosas ocasiones, aquí les dejamos insertado el reproductor para la escucha del programa y el enlace a donde está alojado en Ivoox el ítem para su descarga si lo desean. Terminamos agradeciendo a Pablo Camuñas de Promociones Sin Fronteras y al propio Raúl Pacheco el que nos hayan ayudado a llevar a cabo este capítulo que da lustre a nuestra 8ª temporada en las ondas: http://www.ivoox.com/dmr-8-5-audios-mp3_rf_16579723_1.html
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viernes, 20 de enero de 2017

Temporada 8/ Programa 6: Interpol y “Turn On The Bright Lights” (2002)

Para reiniciar la 8ª temporada de nuestro proyecto radiofónico, nos vamos a recrear en un pasado no demasiado lejano (si bien han pasado ya 3 lustros a lo tonto) para detenernos en analizar el prometedor disco de debut del cuarteto neoyorkino Interpol, entonces formado por Paul Banks, Daniel Kessler, Sam Fogarino y Carlos Dengler, su primer bajista.

Aquel “Turn On The Bright Lights” era una combinación perfecta de temas reflexivos y melancólicos con otros lleno de un sentido del ritmo excelente. Todo ello condensado en un álbum que llamó mucho la atención y que hizo que muchos pusiéramos los ojos en esta banda.

Con el paso del tiempo, el tino de Interpol no es tan afilado (si bien sus discos se pueden seguir escuchando) y en cierta forma nos hace mirar con melancolía sus 2 primeros discos y sobre todo al debut. Nos dará para mucho debate en general de la música del nuevo siglo y comienzos del milenio y sobre cosas particulares de Interpol.

La cita como siempre será en Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH) este sábado 21 de enero de 2017 a las 16.00h. Reengánchense a nuestro programa. Esperamos satisfacer sus necesidades.

Links de interés:
Evento en Facebook: https://www.facebook.com/events/1724994811147689
Emisión on-line RUAH: http://streaming.elitecomunicacion.es:8066/;
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martes, 17 de enero de 2017

Concierto La Broma Negra. Madrid (14-01-2017)

Hay ocasiones en que ciertos elementos confluyen y como consecuencia de ello los resultados son particularmente hermosos. En “DMR” admiramos a no pocos artistas y de ello damos cuenta contumazmente desde hace tiempo, pero son escasas las oportunidades de trabar amistad con gente realmente digna de admiración. Por ello y por el mero placer de disfrutar de una velada, en forma de apuesta segura, no podíamos faltar al concierto de la Moby Dick ofrecido por La Broma Negra. Además, le tenía ganas al evento. No pude asistir al concierto de hace un año en el mismo emplazamiento y por la crónica, que en su momento hizo Víctor Prats, y por alguna conversación informal con el grupo, debió ser un recital excelente. Ya les adelanto que hablando con ellos a posteriori, incluso han disfrutado más de éste. Así que calculen. Yo por mi parte, lo voy a decir en corto: disfrute como un enano.
Y eso que la noche empezó con cierto nerviosismo en el desplazamiento hacia la sala. No es mi intención criticar al gremio del taxi, pero en el viaje de ida me tocó un conductor que debía tener el mismo conocimiento de Madrid que yo de Osetia del Norte. Dos veces hubimos de rectificar nuestra delirante trayectoria para acabar llegando un poco más tarde de lo previsto. Felizmente arribé, aun así, con el suficiente tiempo para aposentarme en el asiento que requiero (cuando esté capacitado les aseguro que bailaré break dance, twist y capoeira al mismo tiempo).
Y llegó el momento de la verdad, de poner las cartas boca arriba. A eso de las 21:40 o 21:45 el grupo comienza a saltar a las tablas. Ya saben que, si conocen al grupo, el componente visual, entendido como atuendo, es muy importante en ellos. En esta ocasión fue un poco más sobrio que en la cita en Siroco, pero también digno de mención. En el caso de Carlos y Alex fue similar a la anterior ocasión, pero menos recargado; más adelante Carlos dejaría traslucir una mezcla de peto y falda; además llevaba la cara tiznada de hollín (o eso me pareció) y una gorra. David Infantes fue el más elegante, vistiendo camisa blanca, gafas de sol y sombrero (¿Borsalino?, no soy ducho en sombreros), mientras que Laura Pérez representó la parte gótica, por así decirlo.
Vamos a la música. Preliminarmente diré dos cosas. Por un lado este humilde cronista no tuvo posesión ayer de los mejores instrumentos para retratar la parte eminentemente gráfica de la noche, por lo cual nos disculpamos. De todos modos los vídeos son más resultones. Por otro lado, ciñéndonos al tracklist, decir que fue un concierto bien compensado tanto en la representación de discos como en la inclusión de temas clásicos o bien inesperados. El fuego se abrió con los lúgubres acordes de “Los pies de los santos” (también inicio de su, hasta ahora, último disco). Su quieta intensidad fue un buen paso para zambullirnos en lo que habría de ser el concierto. Como curiosidad señalar que Laura Pérez portó una máscara blanca durante esta primera incursión, lo que añadía inquietud a un tema ya bastante oscuro. Si el show hubiera tenido lugar el día anterior hubiera sido una carambola, por aquello de “Viernes 13” y el abyecto enmascarado Jason Voorhees.
La siguiente en caer fue un clásico de la banda, “Sonetos”, con el cual no se equivocan nunca y sirve inmejorablemente para meter al público en el bolsillo. Si hubiera que poner una mácula a la actuación fue algún problema técnico con la guitarra de Álex, que de hecho hubo de dejar de tocar durante casi toda esta canción para subsanarlo. Nada que empañe demasiado la actuación; en esta ocasión viene pintiparado decir aquello de “son cosas del directo”. Vuelven a la carga con “La enfermedad del beso” con la incidencia solucionándose y añadiendo cotas de contundencia.
El siguiente momento fue uno de mis predilectos de la noche, y está recogido en una grabación, y me refiero a “Su decisión, mi capitán”; una de mis favoritas de “Desilusiones De Grandeza” con sus estrofas tranquilas y vibrante estribillo. Cambiamos de disco pero no bajamos de nivel con la magnífica “Tos de medianoche”, canción muy del gusto del staff de DMR en nuestras conversaciones informales
La intro hablada sobre cantos albaneses corrió a cargo de Álex. Si hacemos recapitulación de lo habido hasta ahora notaremos que ya ha habido representación de todos los discos a partir de “Joyas De Princesas Muertas” y la cosa daba la impresión de ir a más. Siguiente paso: otro clásico, “Balas para matar el tiempo”, una de las canciones que eché de menos en Siroco y, por lo tanto, un reencuentro para mí. Buen momento pop. Acto seguido Carlos se dirige al público para preguntarnos por nuestras navidades y en consecuencia, por la alusión a estas festividades en la letra, sonó “Ten misericordia de nosotros”, una de las habituales de la época “Pre Joyas” (por llamarla de algún modo). Sin duda el repertorio iba enriqueciéndose y la banda se iba asentando cada vez más.
“Mientras ella cerraba las cortinas”, volviendo a su último álbum, se encargó de dar continuidad a la tensión emocional con una de las interpretaciones más sentidas de la noche. También pudimos disfrutar de la entrañable “Los niños de Dickens”, sin duda también bella. Más peculiar fue la ejecución de “Nuestro amor destruirá el mundo”, que tuvo un enfoque bastante distinto al de “Déjanos La Luz Encendida”, reduciendo o prácticamente eliminando la feroz parte de guitarra y mostrando un momento de danza de Laura Pérez, sirviéndose para ello de unas alas de plástico. Sin duda fue un matiz sorprendente y un ejemplo de interesante reinterpretación.
Tiempo, después, para ese vals oscuro y un poco vitriólico de “Los últimos días católicos” cuyo estribillo da pie para la entonación teatral de Carlos e incluso para el ademán de brindis de algunos del público en el momento en que la letra anima a brindar. Todo esto precedió a uno de mis temas favoritos del grupo: “Nieto de maestro de escuela” y es emocionante que en el trasvase del disco al directo no se dejen ni una gota de esencia. Sin duda uno de los momentos de la noche. Siempre será una buena elección. Tras ello uno de los temas clásicos de los conciertos de La Broma Negra: “Los muertos”. Momento solemne y plenamente disfrutable, cuya distintiva e instrumental parte final fue llevaba a cabo de forma distinta a otras. En esta ocasión Carlos, en lugar de abandonar el escenario, se hace con los mandos de la percusión, iniciando Laura una danza en la que, dicho sea de paso, se despoja de parte de su atuendo llevando a partir de entonces una indumentaria mucho más transparente. Un momento sorprendente y llamativo. Uno de los singles de “Amigos, Temo Que Ya No Estemos En La Tierra”, recoge el testigo. Se trata de “Las chicas del Corte Inglés”, que puede convertirse en un pequeño clásico y que creo que hace un año, en Moby Dick precisamente, no cayó.
A ojo de buen cubero debíamos llevar ya la mitad del evento y en ese momento Carlos se dirige, algo que no le había visto hacer en otras ocasiones, hacia el público para inquirir si teníamos alguna petición. El respetable pidió varias, la mía personal fue “Duelo a primero sangre”; excelente pop que nunca les he escuchado en directo (si esto lo está leyendo la banda, solicito amigablemente que la barajen para otras ocasiones). No sé si Carlos tomó nota de algo (recuerdo que Morrissey a veces hacía preguntas similares) pero el caso es que sonó “Fantasma”. Cita también ineludible, pero no por ello menos agradable. Todo lo que esté relacionado con Edgar Allan Poe está condenado a gustarme. Y ayer, para no perder la costumbre, sonó de cine.
Una canción que siempre cae últimamente y se va haciendo un hueco en los conciertos es “Heridos”, teniendo en cuenta sobre todo la potencia del estribillo y el descollante trabajo de percusión que una vez más fue llevado a cabo por Laura Pérez, en forma de trepidantes redobles. Tras esto nuevamente Carlos se dirige brevemente al público (yo diría que estuvo más comunicativo que otras veces) para decir que el siguiente tema que sonará “hace años que no lo tocamos”. Tras el breve intríngulis de tratar de adivinar la canción, comenzaron los acordes de “Nunca se quiere demasiado a alguien”, buen medio tiempo melancólico de ese gran disco que es “Joyas De Princesas Muertas”. No es mala idea haberla rescatado, sobre todo cuando posibilita nuevas semblanzas de La Broma Negra en directo.
Recuperamos brío con “Virginia en los infiernos” para volver a la melancolía en forma de otro medio tiempo de “Joyas De Princesas Muertas”: “Me vas a hacer llorar”, de un corte y sensaciones muy parecidas a “Nunca se quiere demasiado a alguien”. De la tristeza pasamos a un ritmo mucho más cortante y combativo con “Señor danos la victoria” canción suficiente para levantar ánimos y gente de los asientos y, recordemos, muy buen comienzo de “Desilusiones De Grandeza”.
“Cenicienta”, el siguiente paso, mantuvo el tono alto, bailable, animado. A estas alturas la banda toca con esa convicción que mantiene al público en el estado de hipnosis colectiva propio de los buenos conciertos. Era la hora de pisar el acelerador. Y suponía, por lo tanto, el momento perfecto para que “Los cuerpos celestes” hiciera su aparición rindiéndonos con su magnífica y barroca épica. Y nosotros asintiendo encantados. Por su parte Laura volvió a coger sus alas para ejecutar una performance danzante, ya clásica de este corte.
Para que el ritmo no decayese La Broma Negra acertó tocando “Protege tus secretos” (momento que grabamos), uno de los mejores temas de “Desilusiones De Grandeza” y personalmente uno de mis favoritos de la banda. Sonó tal cual es; arrebatadora. Tras esto el grupo abandona el escenario…

Y para gran sorpresa mía, a sabiendas de que no es costumbre de La Broma Negra hacer bises, poco después vuelven a hacer acto de aparición para proseguir con el show. Sea como fuera, esta continuación del tracklist principal comienza con una canción no demasiado común: “Envenenador de manzanas”, una de las sorpresas de la noche y que aporta una dosis de oscuridad electrónica, muy propicia para los fans de Depeche Mode. Acto seguido, llegó la canción definitiva del concierto para el despendole, el baile y el desvarío. Hablamos de la llamativa “Franco tenía un polvo”, uno de los buques insignia de “Amigos, Temo Que Ya No Estemos En La Tierra” que con sus aceradas bases electrónicas a toda piña, dispararon el ambiente. Y sin embargo quedaba todavía el que habría de ser el broche al evento: “El descanso de los bañistas”, punto final de “Déjanos La Luz Encendida” y también de la noche de ayer. Canción de estribillo muy cantable y buen remate de la faena.
Conclusiones a sacar de ayer. Varias. La confirmación, por ejemplo, de la senda óptima que viene siguiendo La Broma Negra desde su reconversión en cuarteto. Sin duda el mayor empaque y versatilidad del show lo hacen mucho más sólido y divertido. Divertido para todos, para ellos y para nosotros los espectadores. Digamos que la multiplicidad de ingredientes ha mejorado (valga el símil culinario) el guiso. El desempeño de ayer fue el acostumbrado en nuestros amigos, la desenvoltura teatral (en el mejor sentido de la palabra) y el desparpajo de Carlos, la sobriedad y buenos toques de guitarra de Álex, el sentido más orgánico que David da a la electrónica de las canciones y la contundencia en las percusiones y encanto visual de Laura a través de sus performances.
Yo personalmente noté que Laura estaba más presente en los coros que en otras ocasiones, sin embargo hablando con ellos tras el concierto curiosamente me dijeron que no lo percibieron así y que por lo tanto ni mucho menos fue premeditado. Lo que sí me dijeron, relacionado con esto, fue que (¡alerta de spoiler!) la voz de Laura tendrá más peso en el disco que están cocinando. El ambiente, por su parte, también estuvo a la altura. Fue fácilmente comprobable con solo un vistazo alrededor percibir que el aforo era más que razonable en lo cuantitativo y satisfecho y conectado con el grupo en lo cualitativo. Otra conclusión fue que siempre La Broma Negra tiene un as en la manga para sorprender, ya sea a través de canciones inesperadas como “Nunca se quiere demasiado a alguien” o “El envenenador de manzanas” o aspectualmente, etc. En la vida podrán ser tediosos. ¿No hacía mención Carlos con bastante sorna en “Hay más de una forma de provocar un incendio” a esos artistas que al cantar parece que piden perdón? La Broma Negra no hace eso.
Un buen colofón fue el “postconcierto”, donde pude hablar brevemente con los componentes de la banda. ¿No es una suerte y un privilegio poder intercambiar impresiones del concierto con los propios ejecutores? Es una forma magnífica de calibrar y ponderar cómo fue la noche. Se les vio contentos, ya dije al inicio que Carlos incluso se divirtió más que en el de hace un año (yo no puedo comparar, qué más da. No les conozco un concierto malo). Tan satisfecho y en sintonía me encontraba que decidí darme una alegría en el pequeño puesto de merchandising, lo cual me dio la oportunidad, por cierto, de conocer a las parejas de Álex y Carlos (encantadoras ambas). Bonito detalle tuvo Álex también al regalarme el tracklist del concierto. Como les urgieron a recoger los instrumentos, etc., nos despedimos, yo por mi parte satisfecho de ver una vez más a nuestros amigos.

Texto y fotografías: Mariano González.
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viernes, 13 de enero de 2017

Soft Cell - Non-Stop Erotic Cabaret (1981)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Marc Almond y Dave Ball se conocieron en el Politécnico de Leed hace más de 35 años. Ninguno de los dos pensó que ese encuentro iba a generar uno de los grupos más interesantes de principios de los 80, hasta el punto de ser mucho tiempo más tarde muy recordados y valorados. Sobre todo porque pusieron el punto distinto, extravagante y, si se me permite, canalla a un género dominado por chicos buenos, que cualquier madre querría como yernos. Está claro que ni Ball ni mucho menos Almond estaban en esa categoría.

También merecen la consideración de ser el grupo que implantó claramente lo que conocemos como dúo technopop. Es cierto que antes existían OMD, pero este grupo a pesar de ser un dúo, se solían presentar como cuarteto. Sin embargo, Almond y Ball eran ellos dos solos y un reebox con la musica pregrabada; son el antecedente más claro de grupos como Yazoo, Erasure o Pet Shop Boys: la fórmula de cantante pasional y exagerado escudado por un teclista robótico es marca de Soft Cell.

El grupo debutó en 1980 con un ep autofinanciado titulado “Mutant Moments”, después publicarían el single “Memorabilia”, que si bien no fue un éxito, sí se convertiría con el tiempo en un tema precursor de acid house.

Hoy daremos un repaso a su primer álbum, un disco publicado en 1981 en plena fiebre technopop, en el que el grupo supo diferenciarse y muy bien de sus coetaneos. “Non-Stop Erotic Cabaret” es un disco muy especial. Quizás no sea el mejor del dúo, pero si es el que mejor refleja su formula de hacer pasar por comercial las miserias humanas dándoles un barniz pop para hacerlas aptas al consumo de todo el mundo. Discos posteriores no serían tan sutiles al endurecer su sonido. “Non-Stop Erotic Cabaret” tuvo tanto exito que sería acompañado por un video titulado “Non-Stop Exotic Video Show”, en el que la mayoría de los temas del álbum tienen su correspondiente videoclip dirigido por Tim Pope, comentaremos algunos de ellos.

ANALISIS DEL DISCO.
1. “Frustration”: El álbum empieza con Marc Almond lanzando un grito desesperado mientras unos sintetizados poco amables nos ponen a tono para terminar en una melodía un tanto cirsence que relata la historia de una persona que lleva una vida ordinaria (trabajo, mujer, hijos) que termina por volverle medio loco y donde el protagonista empieza a cuestionarse todo. La parte final es un auténtico sin dios con Almond desatado hasta que la pieza acaba de forma brusca. Sin duda uno de los temas más logrados del disco, “Frustration” es angustiosa, delirante, surrealista, comica y burlona, elegir un tema así para abrir un disco es sin duda de valientes. El video del tema no se queda corto: sin duda uno de los mejores del dúo con Ball en el papel de persona ordinaria y Almond en plan Pepito grillo siniestro. Jardines, cementerios, la muerte de Ball y su entierro en vida.

2. “Tainted Love”: ¿Qué se puede decir ya de esta canción a estas alturas? Poco, la verdad. Su bink bink es tan reconocible que todo el mundo la atribuye a Soft Cell Cuando en realidad se trata de una versión de Nothern Soul publicada originalmente por Gloria Jones en 1964. Almond y Ball la hicieron completamente suya; en algo más de dos minutos el grupo toca la perfección pop hablando de una relación que claramente se acaba y de paso conectando con toda una generación que se sintió identificada con la canción y su sonido sintético y bailable. Es sin duda uno de esos hits inmortales que marcan generaciones. “Tainted love” fue un número uno mundial y a punto estuvo de acabar con la salud mental del grupo que se vio encuadrado como una banda de un solo éxito. Mientras otras bandas de pop electrónico habian tardado lo suyo en conseguir un numero uno, Soft Cell lo conseguían con su segundo single. Pronto demostrarían que tenían mucho más que ofrecer que esta canción a la cual el mismo grupo llegó a odiar. De hecho Marc Almond espero diez años para volverla a recuperar en sus shows en solitario. A pesar del enorme éxito del single, éste no les reportaría tantos beneficios económicos como se pudiera pensar. La historia es curiosa: al tratarse de una versión Almond y Ball no cobraban derechos de autor y como nadie pensó que fuera un éxito pusieron en la “cara b” otra versión. Se trato de “Where did our love go” de las Supremes que en la “cara a” del maxi iba unida en plan medley a la propia “Tainted love”. En definitiva, el single vendió millones y el grupo no vio un duro en derechos de autor. Una de las meteduras de pata más míticas de la historia del pop. “Tainted love” contó con un video en el que vemos a Almond vestido de emperador romano bastante malhumorado intentando fastidiar a los que le rodean, niños incluidos.

3. “Seedy films”: Nuevamente un tema que no tiene nada que ver con el precedente. Aquí el grupo nos sumerge en las calles del Soho londinense con sus luces de neón, sus cines porno, sus sex-shops y toda esa fauna de personajes que pululaba por allí a principios de los 80. Un lugar poco recomendable, que el grupo hace apetecible gracias a melodías sensuales y un estribillo que resalta con fuerza sobre el resto de la canción. El saxo vuelve a hacer su entrada, pero esta vez es para reforzar el caracter sensual de la canción.

4. “Youth”: Corta, pasional, intensa y sobre todo destacable por hablar de forma tan precisa sobre el paso del tiempo y la perdida de la juventud. Lo más curioso es que Almond y Ball estaban a penas en la veintena cuando escribieron esta canción; no es raro que Almond la haya seguido recuperando para sus shows hasta el día de hoy. El video para este tema es muy simple, se trata de la cara de Almond en plano fijo mientras van pasando imágenes de suponemos su juventud. No tiene gran cosa, pero sin duda funciona en la que es una de las grandes canciones de Soft Cell.

5. “Sex dwarf”: Aquí el ritmo se acelera y Soft Cell nos ofrece un tema que fue todo un escándalo. Podríamos calificarlos sin problemas de technopunk. Tenemos sintetizadores que no nos dejan descansar ni un segundo, látigos, cuero, gritos, sirenas y a Marc Almond que medio canta medio recita la letra en un tono siniestro. Una letra que nos vuelve a llevar a los cines porno del Soho y a ese ambiente decadente, vicioso y a la vez atrayente, a esa cara oscura de la vida, de la sociedad que el grupo consiguió retratar tan certeramente en este álbum. El video de este tema era una especie de parodia de una orgía con gente semidesnuda, enanos en tanga y carne por todas partes. No hace falta decir que fue inmediatamente censurado y confiscado por la policía. Ante esto se sustituyó por otro video con Marc Almond elegantemente vestido dirigiendo una orquesta.
6. “Entertain me”: La cara b se abre con esta canción que empieza con una introduccion de Almond a capella para lanzarse después a los sintetizadores saltarines de Ball, que dibujan una melodía limpia de esas que se quedan en tu cabeza y ya no se van. La canción es bastante irónica y nos habla de lo mal que se pasa cuando te toca un público difícil; casi parece relatar lo sufrido que es ser telonero de otro grupo y que todo el mundo este deseando que dejes el escenario. El video de la canción nos muestra una actuación de Soft Cell con una puesta en escena de lo más trash: niñas bailarinas con cualidades más que cuestionables, un mago bastante inútil o una mujer amiga de los reptiles.

7. “Chips on my soulder”: sin descanso “Entertain me” se une a esta “Chips on my shoulder”, que casi podríamos considerar antecedente del sonido electroclash 20 años después. Ritmos simples y repetitivos ideales para la pista de baile, que enmascaran una nueva canción sobre frustración, infelicidad e hipocresía. La canción termina de forma un tanto cortante para dar paso a uno de los más grandes temas del dúo.

8. “Bedsitter”: Ésta fue sin duda la canción que demostró que Soft Cell no era un grupo de un solo éxito. Publicado tras “Tainted love”, fue un enorme éxito y uno de los temas más reconocibles del dúo. La melodía sintetizada tan reconocible, obra de Ball, nos lleva de nuevo de forma magistral a maquillar con sutiles toques de technopop una historia sobre lo miserables que pueden ser los domingos solo en un pequeño estudio o pensión londinense cuando ya toda la fiesta paso. Pocas veces se ha retratado tan bien esa sensación de soledad y de tener que llenar el tiempo con algo.

9. “Secret life”: Una canción sin duda tragicómica sobre una persona a punto de estallar a causa del chantaje de un ex amante que amenaza con contarle todo a la supuesta esposa del protagonista. Los teclados de Ball, con esa melodía saltarina, realzan más si cabe la parte cómica de la canción.

10. “Say hello wave goodbye”: Nos encontramos ante el tercer single del álbum y otro clásico del dúo. Un precioso medio tiempo sobre una relación en la que las dos personas saben que no hay ningún futuro para ellos más que la separación, aunque también se puede interpretar como la cobardía del protagonista a hacer frente a una relación con una persona peligrosa para él. La parte vocal de Almond, aunque imperfecta, está tan llena de pasión que es difícil no emocionarse al escuchar este tema. El videoclip de la canción nos muestra a Ball y a su pareja entrando en un cabaret donde Almond es el protagonista absoluto.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
“Non-Stop Erotic Cabaret” es un disco inmortal que aun hoy suena bastante fresco, un debut impresionante que hacia bueno eso de “too much too soon”. El grupo lo iba a tener difícil para emular semejante obra. Decidieron no hacerlo y después de un año 82 muy exitoso gracias a los singles “Torch” y “What” y al álbum de remezclas “Non-Stop Ecstatic Dancing”, deciden endurecer su sonido en 1983 con “The Art Of Falling Apart”, otro excelente trabajo en el que se fueron quitando cada vez más esa mascara pop que hacia sus dramas urbanos consumibles por las masas. Finalmente entregaron en 1984 “This Last Night In Sodom” con el que endurecen y oscurecen aún más su sonido. Soft Cell habían hecho en tres años lo que Depeche Mode tardarían diez; de hecho Marc Almond ha dicho en alguna ocasión que el hueco dejado por Soft Cell fue hábilmente ocupado por los de Basildon, ya que lo hubiesen tenido más difícil para dar su giro a la oscuridad si Soft Cell hubiesen continuado.

Tras la separación del grupo Almond comenzaría una carrera en solitario con sus altos y sus bajos y que llega hasta nuestros días; de hecho en los tiempos de Soft Cell ya tenía su grupo paralelo llamado Marc And The Mambas, que llegaría a publicar dos álbumes.

En cuanto a Dave Ball a finales de los 80 formaría The Grid junto a Richard Norris, grupo con el que tendría bastante éxito en la primera mitad de los 90. The Grid colaborarían en el álbum de Almond “Tenement Symphony” de 1991 produciéndose así el reencuentro entre Almond y Ball a nivel compositivo, aunque el verdadero reencuentro sería la vuelta de Soft Cell en 2001. Una vuelta que traería un nuevo álbum, el irregular “Cruelty Without Beauty” un año después y una gira donde pudimos disfrutarlos; de nuevo volvieron a adelantarse: aún quedaba mucho para que las vueltas de los grupos de los 80 estuvieran de moda.

Ya no volverían más a juntarse, pero sus canciones siempre estarán ahí y al menos tenemos a Marc Almond para tocarlas en sus conciertos.

Texto: Alfredo Morales.
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martes, 10 de enero de 2017

DMR cubrirá el concierto en Madrid de La Broma Negra (14-01-2017)

Esta semana retornamos a la actividad habitual, con publicación el viernes de un artículo de revisión de disco a cargo de Alfredo Morales y también amplificamos el retorno al trabajo con este evento. Un año después La Broma Negra regresa al escenario de la sala Moby Dick. Aniversario casi exacto de uno de los mejores conciertos (si no el mejor) que hemos visto a la formación hasta la fecha, por aforo, repertorio, puesta en escena… Por todo.

Me da mucha rabia en lo personal perdérmelo, pero al menos “DMR” estará presente gracias a Mariano González, que sí puede asistir y se desplazará a la sala para que en días siguientes les podamos contar a través de sus palabras una vez más lo que Carlos Caballero, Álex Gómez, David Infantes y Laura Pérez ofrezcan sobre las tablas.

Siempre lo decimos: un concierto de La Broma Negra es un espectáculo digno de ver y que además resulta un ítem único dentro de la historia del grupo, ya que una actuación no tiene mucho que ver con la siguiente que ofrezca la banda. En ese sentido el plan se hace inmejorable, ya que la sala Moby Dick es un lugar que nos parece muy adecuado para conciertos (por la sala en sí y su ubicación en muy buena zona) y porque esto tiene lugar en sábado, que siempre ayuda.

Si pueden, no se lo pierdan. Lo recomendamos vehementemente y muy convencidos de que La Broma Negra ofrece uno de los espectáculos musicales más personales y distintos de ver en el panorama musical español. El precio de la entrada, con consumición incluida, es irrisorio y más teniendo en cuenta lo que podrán ver sobre el escenario a cambio. Agradecemos al grupo que nuevamente cuente con nosotros para poder informar de sus andanzas en directo.
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